La batuta es algo consustancial a la figura de un director de orquesta y la mayoría de los directores se sirven de la misma tanto en los conciertos como en los ensayos. Sin embargo, los directores de coro no la emplean a no ser que además del coro exista una parte orquestal. A veces, un director que está actuando batuta en mano la abandona sobre el atril, junto a la partitura, o se la pasa a la otra mano del revés y agarrada por la mitad, como si quisiera restar protagonismo a la misma. Si nos fijamos durante los conciertos o al visionar algunos vídeos, observamos que existen batutas de todo tipo: Gruesas, finas, algo más cortas, más oscuras, más largas de lo común e incluso del tamaño de un bolígrafo. Pero, ¿Qué es en realidad una batuta y, sobre todo, para qué sirve una batuta? Por muy triviales que puedan parecernos estas cuestiones, la batuta tiene su origen, su finalidad y, por supuesto, su razón de ser.
En su día, el procedimiento de marcar el compás se hacía mediante el poco estético procedimiento de agitar violentamente un bastón, en ocasiones incluso, golpeándolo contra el suelo. (Procedimiento que podía ser peligroso: El músico francés Jean-Baptiste Lully murió como consecuencia de una herida infectada en un pie al golpearse en el mismo con un bastón mientras dirigía). Sin embargo, los dos precedentes más claros de la figura del director de orquesta son el maestro de cémbalo, quien solía dirigir la obra desde el teclado abandonando a veces la pulsación para hacer indicaciones a los músicos con las dos manos — precedente de la dirección sin batuta — y el concertino o primer violín de la orquesta, quien en ocasiones dejaba de tocar y se servía de su arco para indicar el compás. Este es el verdadero origen de la batuta. Hemos de tener en cuenta que la música no siempre se ha interpretado en las modernas salas y auditorios de la actualidad que, por regla general, cuentan con estudiado y minucioso sistema de iluminación que permite que la figura del director sea perfectamente visible desde cualquier posición instrumental. Antiguamente — y no digamos nada en los fosos de ópera — esas condiciones eran más precarias y el director se veía obligado a prolongar artificialmente su brazo para que fuera bien visible por todos y cada uno de los profesores de la orquesta. De ahí que se sirviera de un arco del violín para tal menester en un principio hasta que, ya en el siglo XIX y con el auge del Romanticismo, el violín cediese su privilegio de instrumento capital al piano. Con ello, el director ya no era obligadamente un violinista y, en esos casos, sustituyó el arco por una varilla de madera. Tal vez por el antecedente del arco, las primeras batutas fueron gruesas y de gran longitud aunque con el paso del tiempo se han hecho cada vez más finas, cortas y ligeras, esto es, más manejables (Se cuenta que Hans von Bülow, aquel director cuya mujer acabó liándose con su adorado Wagner, esgrimía una batuta de marfil con incrustaciones de oro y brillantes cada vez que dirigía música de Beethoven. Y no sólo eso; también se ponía unos guantes blancos de seda que teatralmente le eran entregados en una bandeja de plata…). Parece demostrado que el empleo de la batuta produce una mayor sonoridad en músicos y cantantes — es algo bastante psicológico — de ahí que los directores de coro la eviten, ya que su «orquesta» vocal es demasiado dúctil y delicada. Del mismo modo, es lógico que observemos como un director se cambia la batuta de mano en ciertos momentos plácidos y serenos: Simplemente, es una forma expresiva de solicitar a los músicos mayor suavidad y delicadeza.
Las antiguas batutas de marfil o ébano, con torneados y figurillas talladas, deben considerarse hoy en día como valiosas piezas de museo. Aunque actualmente existen muchas variantes de batuta, las más habituales están fabricadas en madera ligera y con una coloración blanca o muy clara para que resalten en la oscuridad de la sala de conciertos o de los teatros de ópera, ya que sobre la mano del director suele concentrarse algún foco de luz u otro tipo de iluminación que las hace fácilmente visibles. Por el contrario, en las aulas musicales se suele emplear una batuta de plástico flexible, a veces de color negro, para que asimismo resalte sobre la tiza blanca de los encerados. La batuta presenta en un extremo una especie de bola — las más antiguas — u otro tipo de engrosamiento más liviano que sirve para facilitar su sujeción a mano cerrada. Antiguamente, se dirigía a puño cerrado y parece ser que fue Artur Nikisch, el predecesor de Furtwängler en la Filarmónica de Berlín, quien se sirvió de asirla con sólo dos o tres dedos al no querer tener la sensación de notar nada especial al tacto que pudiese restar delicadeza en la expresión. Prácticamente, el uso de la batuta fue paralelo al desarrollo de la moderna dirección orquestal y de esta forma todos los directores de la época romántica y de inicios del siglo XX la empleaban ordinariamente.
Sin embargo, ya en pleno siglo XX hubo directores que prescindieron de la batuta; al parecer, el primer maestro que dirigió sin ella fue el húngaro Eugen Szenkar, aunque fue Leopold Stokowski, el mítico director de la Orquesta de Filadelfia, quien popularizó ese hecho. Lo realmente curioso fue que su sucesor en la orquesta, el incombustible húngaro Eugen Ormandy — obviamente paisano de Szenkar — también dirigiera sin batuta. Con ello, la Orquesta de Filadelfia, una formación que contó con una incomparable sonoridad — sonido Filadelfia — que la hizo popular, prestigiosa y admirada en el resto del mundo, estuvo dirigida durante más de sesenta años consecutivos por dos maestros que dirigían con las manos, sacando un espectacular partido expresivo a las mismas y despreciando el poder dominador que emana del empleo de un objeto como la batuta (Con todo, Eugen Ormandy sí se sirvió de la batuta en algunos conciertos de su última etapa, como muestra este vídeo). En la actualidad, el hecho de valerse de una batuta o no a la hora de realizar un concierto nos parece una cuestión un tanto anecdótica. Si bien la mayoría de directores se sirven de la misma, no es menos cierto que paulatinamente son más los maestros que deciden prescindir de ella. Hemos de tener en cuenta que a día de hoy, los conciertos suelen venir precedidos de muchos y fatigosos ensayos en donde «todo ha quedado ya atado y bien atado». Ciertamente, la elegancia de ver a un director usando la batuta en determinados pasajes puede hacer del todo imprescindible su uso. ¿Alguien ha llegado a concebir a Herbert von Karajan, posiblemente el director de mayor estética visual de la historia, dirigiendo sin batuta? Y no olvidemos que esa estética no es en absoluto superflua: Es un recurso expresivo más del director para tratar de comunicarnos la música que interpreta. Pero la música, como cualquier corriente artística, no deja de estar sometida tangencialmente a las modas del momento. Aún así, entre esto y esto, existen numerosas diferencias de estética… (Hablando de estética, claro está, prefiero a Karajan antes que a ese «ruso loco» llamado Gergiev… Pero como lo que realmente importa es la MÚSICA, me quedo con la versión del «loco»). También hoy en día, es frecuente ver a directores que usan la batuta en determinados conciertos y prescinden de ella en otros. No estoy en condiciones de afirmar si ello se debe al programa seleccionado. No alcanzo a llegar hasta ese punto. Hemos de reseñar también que el uso de la batuta resulta especialmente peculiar en el caso de los directores zurdos. El finés Paavo Berglund y el polaco Krisztof Penderecki son los casos más conocidos de esta singular circunstancia. No ocurre nada; simplemente se invierten las funciones de las manos con lo que es habitual y en estos casos el director marca las indicaciones métricas y rítmicas con la mano izquierda y se sirve de la derecha para matizar.
Por último, señalemos que el hecho de emplear batuta o no resulta del todo intrascendente frente al principal objetivo de un director de orquesta: Lograr la sonoridad y versión por él deseada. A lo sumo, podría especularse si ello puede lograrse con mayor o menor facilidad según se emplee batuta o no, pero ello no es suficiente como para establecer un teoría cierta al respecto. En la dirección orquestal, hemos escuchado versiones antológicas de maestros que dirigieron con batuta y otras no menos inolvidables de maestros que prescindieron de la misma. La capacidad y maestría de un director de orquesta no depende, en modo alguno, de la utilización o no de la batuta.
Si te gustan nuestros artículos puedes seguirnos en www.leitersblues.com
En efecto, hoy día gracias a la iluminación de las Salas de Concierto, la batuta deja de ser indispensable para convertirse en un mero decorado.
Sin embargo, la batuta es como el sello del Director de Orquesta. Mencionas la estetica y la elegancia que ella brinda al Maestro, eso es innegable. Por otra parte, es una forma de «expresión» de la autoridad del Director. Tan sólo UNA forma, porque el Director es el Director y si hay algo en este mundo en lo que sea preciso una dictadura, ese algo es la Música.
Además el efecto psicológico que ejerce un Director con batuta frente a los profesores y el auditorio es innegable.
Yo no la abandonaría jamás: sería mi novia en el concierto. De hecho tengo esa novia.
«¿Alguien ha llegado a concebir a Herbert von Karajan, posiblemente el director de mayor estética visual de la historia, dirigiendo sin batuta?» No olvides Leiter, que Herbert abandonaba la batuta cuando la obra que dirigía era de carácter religioso: nunca he sabido porqué, pero para el repertorio religioso, prescindía de ella. Voy a preguntárselo la próxima vez que se me aparezca.
Saludos Leiter.
PD. Porqué Gerghiev corre tanto? Porqué hay Directores que se obstinan en subirse a un Ferrari para dirigir una Orquesta?
leí también que el predecesor de la batuta fue un rollo de partitura, y que hubo épocas en que los directores dirigían mirando hacia el público y dando la espalda a la orquesta
klemperer dirigía sin batuta y con esas manazas con los puños cerrados parecía un boxeador dando golpes al aire.
la batuta de abbado y de dudamel en los moviemintos lentos me resulta casi hipnótica.
a propósito de abbado y la berliner, en su única visita a buenos aires, patrocinado por la desaparecida wageriana local, dirigió la novena de mahler sin batuta.-
No recuerdo quién dijo que la batuta del Director de orquesta es comparable al pincel del pintor porque con ella pinta la arquitectura espacial del sonido. ¿Habrá algun monarca que haya recogido la batuta del suelo para entregársela al director de orquesta como Carlos V recogió del piso el pincel de Tiziano cuando éste resbaló de su diestra? Quizás, Luis II de Baviera.
Espléndida crónica del pincel que pinta la arquitectura del sonido.
Salud!
Muy buen apunte, Iván, en lo referido a Karajan sin batuta en obra religiosa: Tal vez sea por la intervención de los coros — aunque también están en la Novena de Beethoven y ahí sí la utiliza. Pregúntaselo, por favor, cuando se te aparezca. Lo de Gergiev a veces cansa. No digo que esa velocidad no la pidan ciertas partituras, pero no sistemáticamente todo aquello que dirige.
Así es, Hugo… Y es más: Hubo directores que incluso hacían equilibrismo y números circenses…¡De veras! Ya hablaremos de ello en una futura entrada sobre «Los orígenes de la dirección orquestal». Por cierto, interesante blog el tuyo que desde ya mismo queda vinculado en el blogroll de esta casa.
Sensacional comparación, Otto, poética como ninguna otra. Estoy convencido de que Luis II de Baviera le levantó la batuta a Wagner en más de una ocasión (Y, por favor, que nadie vea dobles sentidos en esta frase).
Gracias por enriquecer el bar virtual de copas con vuestros excelentes comentarios, Iván, Hugo y Otto.
LEITER
Hola! les cuento mi experiencia con y sin batuta. Es ante todo una extensión del brazo, cuando diriges sin batuta todo el brazo, desde el hombro, está comprometido en el gesto. Según la dinámica/velocidad usas más brazo, antebrazo, mano, dedos. Si ensayas cada día 3 horas con una orquesta la batuta ayuda un montón, simplemente te cansas menos, ella es tu brazo. Hagan el ejercicio de dirigir un allegro «a 1» con y sin batuta y después de un minuto sentirán la diferencia! Luego en el concierto la dejas o la usas según tu escuela de dirección o tu estética, es verdad que también es un elemento estético. Si tienes más formación como director coral, terminas olvidándote de la batuta, los dos brazos son sendas batutas. Si desde el principio comenzaste a estudiar dirección con batuta, te sientes raro sin ella, no sabes qué hacer con tanto dedo!! un abrazo a todos y salud.
Muy buen artículo. La dirección es tan compleja y depende de tantos factores que la batuta me parece solo uno más dentro de la gran cantidad de indicaciones que puede realizar el director con su cuerpo, de hecho me siento más importante si mi director me da una entrada con la mirada que con la batuta jejeje.
el empleo de la batuta trae a colación otro tema: ¿que hacer con la mano izquierda? esto se ve claramente en aquellos conductores que comenzaron su formación musical ejecutando instrumentos de cuerdas, como arturo toscanini por ejemplo.-
Yo siempre pensé que el uso o no de la batuta se refería al tipo de composición: por ejemplo, una quinta de Tchaikovsky requeriría batuta –sobre todo en un «allegro con fuoco», mientras que alguna pieza indicada como un «lento maestoso» –por decir algo– no la necesitaría, como si la batuta, en este caso, impidiera la necesaria cuota de expresividad.
Iván, es cierto lo de Karajan en las obras religiosas… pero has visto a Karajan con la Berliner interpretando el Boléro de Ravel sin batuta? (en 1985)
http://www.youtube.com/watch?v=b3J2_EOHBI4
Bueno, la obra de Ravel tiene de mi parte una admiración cuasi religiosa, je, je, je: Dios mío, que orquestador!
Por otro lado, me ausento unos días y llega nueva clientela al bar: bienvenido sea! Hugo, compatriota, podrías indicarme cuando vino Abbado a BAires? Qué lujo sería que volviera antes de que se ponga más viejo de lo que está!
Y por favor, no se me ensañen con el pobre de Gergiev: a mí me gusta para los compositores rusos –creo que los entiende muy bien–. Para los compositores no rusos… me reservo la opinión.
Un saludo para todos.
—
Leiter, en estos días te he enviado un par de correos, sólo quería saber si llegaron porque ayer uno que mandé tuve que hacerlo como seis veces ya que me salía un error. Todavía estás sin máquina, verdad?
Te mando un abrazo.
Formidable explicación, Irina. Tu comentario es un perfecto y objetivo complemento a todo lo dicho hasta ahora. Nunca había caído en la cuenta de lo que comentas al final sobre la influencia de que te hayas iniciado en dirección coral o con batuta y creo tu teoría es realmente convincente.
Tatharmith, yo creo que la mirada es más complice que el lance de batuta. Por eso te sientes mejor, tal vez, más «arropado». Es curioso, pero a casi todos los profesores de orquesta les ocurre lo mismo. Y creo — yo nunca he tocado en orquesta — que se agradece aún más cuando el director no es el habitual o titular de la formación. Muy interesante el apunte.
La mano izquierda, Hugo… ¡Vaya tema difícil! ¿Has visto dirigir en alguna ocasión a Fritz Reiner? Si este maestro hubiera sido manco de mano izquieda no se habría notado mucho, la verdad. No acabo de comprender enteramente tu alusión a Toscanini y los maestros que fueron instrumentistas de cuerda. ¿Tal vez te quieres referir a que emplean los dedos de la mano izquierda? Otra aportación curiosa e interesante.
Bueno, y nos sale Frank con un vídeo de Karajan en el que interpreta una obra que es un continuo crescendo y sin batuta. Pues me has dejado en evidencia, buen amigo. No sé qué contestar. Tal vez nuestro querido Iván, que ya no es que sólo sea la persona que más sabe de Karajan en la red sino que además se comunica espiritualmente con él– y doy fe de ello — nos ofrezca una respuesta a este enigma. Por cierto, te acabo de enviar un correo, Frank.
Gracias por vuestros interesantes y constructivos comentarios, Irina, Tatharmith, Hugo y Frank.
LEITER
frank: abbado y al berliner dieron dos conciertos en mayo de 2000, en el teatro colón, patrocinados por la asociación wagneriana de buenos aires, que al poco tiempo después, y luego de una larga y honrosa trayectoria, se disolvió.
en el primero de ellos se escuchó la novena de mahler y en el segundo «la valse» de ravel, los dos primeros «nocturnos» de debussy y la sinfonía «del nuevo mundo» de dvorak.
la presidenta del mozarteum de buenos aires, jeanette arata de erize, debió admitir que pese, a cicnuenta años de esfuerzos en tal sentido, no había logrado lo que logró la wagneriana.
en cuanto a tu deseo, además de la edad, hay que tener en cuenta que las marchas y contramarchas de los últimos años en materia de programaciones y contrataciones desde el teatro colón, han hecho desistir a muchos artistas de venir a buenos aires.
leiter a lo que me refería acerca de la mano izquierda es que a muchos directores diestros que provienen de las cuerdas les es muy difícil mantenerla quieta.
en cuanto a fritz reiner -no muy querido por los músicos de las orquestas que dirigió- sostenía que fue nikisch el creador de su estilo calmo, aunque dirigiera «el mandarín maravilloso», según reiner nikisch le dijo que nunca debía agitar los brazos cuando dirigía, y que debía usar los ojos para dar indicaciones.-
jajaja… hugo, y pensar que uno de los mejores discípulos de reiner se llamó… leonard bernstein! pobre reiner, si pretendió traspasarle a lenny su técnica mínima, sencillamente fracasó… es que no pueden haber dos directores más opuestos en términos de mímica!
solti es otro con indicaciones extrañísimas — aunque lo que importa es que lo entienda su orquesta; lo demás es condimento.
retrocediendo a los directores “económicos” en sus ademanes, ahí está el gran mravinsky, parco y marcial, o el gran erich kleiber, sobre todo en la sobriedad gestual de sus años finales… pero debo reiterar lo que dije en otro lugar de este bar: si me preguntaran a quién admiro en primer lugar fijándome en la belleza de los gestos (batuta, manos, brazos, etc.) versus los resultados obtenidos, mi respuesta sería inequívoca: carlos kleiber!
a propósito, leiter: el mondadientes de gergiev… ¿califica como batuta minimalista?
muchos argentinos como yo joaquín estamos muy orgullosos de carlos kleiber, no solo por su maestría. el llegó acompañando el exilio de su padre aquí en buenos aires durante los comienzos del nazismo. pese a la oposición paterna, que lo reservaba para una profesión liberal -que la siguió igual- se decidió también por los estudios musicales. aquí los cursó y aqui hizo su primera presentación pública. volvieron a europa y siempre fue fuera de la argentina carlos, ni karl ni carlo…
en mi modesta opinión solti es el más grande wagneriano de la segunda mitad del siglo xx, aunque cuando dirigía -siempre con la partitura abierta- parecía tirar trompis al aire como un boxeador!!!
(perdón leiter por escribir tanto hoy!!!)
Pero por Dios, qué concurrida ha estado la sala de nuestra casa hoy y con comentaristas de Primerísimo nivel! Qué éxito Leiter! Esta entrada nos puso a hablar. Eso es maravilloso.
Lo del Bolero de Ravel dirigido por Herbert tiene la explicación más sencilla del mundo y Leiter la mencionó: es una obra de continuo crescendo y noten amigos queridos, que en los primeros compases (los pasajes más suaves) de la obra más conocida de Ravel, HvK casi no mueve sus manos: apenas si se percibe un ligero movimiento de sus dedos. Así planeó dirigir el comienzo del Bolero, por lo que pensó: «esto va a estorbarme hoy por como pretendo dirigir el comienzo; bitte déjala en el camerino». No fue más que eso. Lo del repertorio religioso…pues no ha venido para preguntarle; aunque a veces viene y no dice nada: se limita a sonreir.
A veces la mano izuierda ni siquiera es usada: Richard Strauss casi no la usaba: levantaba ambos brazos para dan inicio, con la izquierda apenas si daba entrada a los instrumentos más relevantes y luego la escondía en el bolsillo del panatalón. Y sus movimientos de la batuta eran milimétricos, casi robóticos, sin embargo ha sido uno de los más grandes de la dirección orquestal.
Y Lenny Bernstein? Dirigía con todo el cuerpo, con una espontaneidad absoluta, expresando abiertamente sus emociones, bailando, saltando…Para que querría batuta?
UN GRAN APLAUSO PARA TODOS!
Hugo, también a este lado de Los Andes pervive el recuerdo de los Kleiber (don Erich dirigió la Sinfónica y promocionó a los buenos músicos, Carlitos estudió en las monjas inglesas, etc.). Confieso que siento por ambos directores un aprecio que va más allá de lo puramente musical y se extiende a ellos como personas. Sin duda que su paso por el Colón fue una de las épocas de oro de la música latinoamericana. Qué lástima que no se hayan hecho grabaciones sistemáticas de esas maravillas… y con la acústica que tiene ese teatro!!
Iván, tengo un gran amigo llamado Ernesto Nosthas a quien reputaba hasta ahora como el más furibundo admirador posible de HvK… ahora veo que no está solo, aunque lo de las «apariciones» sí que me ha hecho gracia, jajaja!
De Bernstein, el hiperexpresivo (cuánto podría contar mi compatriota, su esposa) me divierte ese espectáculo aparte que ofrecía él arriba del podio, y su manejo variadísimo de la batuta, a la que en plena función podía cambiarla de mano, esconderla en su atril, asirla por la mitad cambiando el modo de marcar… infinito repertorio de señas que quizá desvía un poco la atención, pero a juzgar por los resultados, siempre fue efectivo.
Entre los «parcos» situé hace poco a Georges Prêtre, cuyas indicaciones en el Concierto de Año Nuevo nunca se prodigaban en exceso, y además tiene fama de dirigir mucho más con sus manos, a la usanza de su maestro André Cluytens.
¡Hugo, de perdón nada! Al contrario: Esta casa se enriquece con tus comentarios. Escribe cuanto te venga en gana, por favor. Esta también es tu casa.
¡Qué bueno, Joaquín, el apunte de Lenny como discípulo de Reiner! A eso se le llama «seguir filemente los dictados expresivos del maestro».
Ah, Kleiber. El otro día, en un comentario sobre la entrada a Mengelberg, me «mojé» y no cité a Carlitos como uno de mis cinco directores predilectos. Imperdonable.
Iván: Dile a Karajan que no te sonría tanto y que se pase a tomar un vinito por esta casa, que le invitamos (Luego, que se pague él una ronda, que maneja más dinero que todos nosotros juntos). ¿Nunca os dio la impresión de que Bernstein iba a acabar rompiendo la batuta?
Richard Strauss dirigía así, cierto. Exactamente igual que otro magistral compositor que dibujaba en los pentagramas las brumas de su Hamburgo natal, Johannes Brahms.
Otro director nervioso con la batuta fue Solti.
Y hubo un director español que, durante un ensayo, se le escapó la batuta y fue a dar al vacío patio de butacas. No tan vacío: Por allí estaba yo… ¡Menuda jabalina!
Un director que me encantaba por su elegante gesto con la batuta fue Giulini.
Sí, Joaquín. La batuta de Gergiev (El mondadientes) es un ejemplo de batuta minimalista. La agarra con dos dedos y con los tres restantes aletea… ¡Insólito!
PD: Joaquín: Un comentario tuyo se atascó y ya ha sido publicado. Cosas de WordPress. De todas formas, disculpa por el retraso. Y, añadiendo algo a ese comentario, Prêtre no tiene nada de ese concepto que se llama «técnica de batuta», aunque como director está dando lo mejor de sí ahora. Lógico, por otra parte. Muy buen apunte.
Gracias por vuestras aportaciones, Hugo, Joaquín e Iván. Estamos aprendiendo todos con estos magníficos comentarios. De lujo.
LEITER
joaquín el teatro colón tiene unas 3000 grabaciones en cinta analógica de funciones en su acervo. incluso circulan grabaciones «piratas» de algunas de ellas. hace 5 años trascendió que el gobierno de japón había donado U$S 80.000.- para comprar equipos y digitalizar el material.
una buena y una mala noticia: la buena, entre las grabaciones hay varias de erich kleiber y fritz busch de la década del 30, la mala es que no se ha sabido nada más de la digitalización, veremos si hay novedades luego de la reapertura del teatro, prometida para el 25 de mayo próximo
abusando de tu generosidad leiter y pese a ser un vistante novato, ya que hablamos de la batuta, propongo que algún día deberíamos hacerlo sobre ese gran dilema: ¿dirigir de memoria o con la partitura a la vista?
No puedo creer Joaquín que conozcas a Ernesto Nosthas: tengo un par de artículos de Él muy bien archivados en mi computador. El mundo es cada día más pequeño.
Como ven, los FURIBU-DEMENTE-KARAJANIANOS no somos pocos, ja, ja…Y con cuánto orgullo.
Argentinos Frank Ar y Hugo: a luchar con denuedo por ese Teatro Colón de tanta historia y riqueza cultural. Es un patrimonio que no puede ser relegado a segundos planos por burocracias o criterios equivocados. Porque podría apostar que más de un dirigente político se preocupa más por el Monumental de River o La Bombonera, antes que por ese monumento cultural tan valioso que es El Teatro Colón de Buenos Aires.
Este público de Leiter´s Blues se merece otro ATRONADOR APLAUSO.
El dilema de la partitura para el mes de mayo, Hugo.
LEITER
tan es así iván, que el actual jefe de gobierno de la ciudad de buenos aires, de quien depende el teatro colón, y uno de los presidenciables en 2011, llegó a la politica desde la presidencia del club boca júniors.
agradecido leiter, espero tu post.-
Joaquín, es verdad lo de Reiner y Bernstein, aunque en el Instituto Curtis –donde conoció a Fritz– sacó mayor provecho de Isabelle Vengerova, en el piano, y de Randall Thompson, en orquestación, que de la pasividad del húngaro (A propósito, se dice que Lenny fue el único alumno de Reiner que obtuvo alguna vez una A).
No sé, muchachos, Uds. saben más del tema… pero para mí Reiner sólo se limitaba a marcar el compás.
Bernstein se vió infinitamente más influenciado por Serge Koussevitzky –al que conoció tiempo después en el Festival de Tanglewood– que por Reiner. No por nada Lenny fue el eterno asistente de Serge en la Boston Symphony. Y de hecho, la segunda sinfonía de Lenny (The Age of Anxiety) está dedicada a Koussevitzky.
Ahora bien, hay otra gran influencia en Bernstein, y mucho más temprana –y esto viene a responder la pregunta de Iván acerca del Bernstein sin batuta–, y es la de Dmitri Mitropoulos: por lo que el primer Bernstein –sí, señor– dirigía sin batuta. Lamentablemente no hay grabaciones de video de este joven Lenny… no que yo sepa, al menos.
Hugo, ya que mencionas lo del archivo del Colón, sabés si se puede consultar? Me gustaría saber si hay alguna grabación de la vez que Bernstein vino al Colón.
Un abrazo a todos. Bravo, Leiter! Una vez más una entrada exitosa!
Extraordinario el dato, Frank, aunque te aseguro que Reiner era un buen director con formas un tanto aburridas, seguro, pero su música sonaba muy bien.
Algún día me gustaría hablar de Mitropoulos, pero no encuentro mucho material audiovisual. A ver si para la próxima temporada. (Tranquilo, Frank, que de Bernstein hablaremos también en la próxima temporada)
Un abrazo, Frank. Magnífico apunte el tuyo. Se nota que eres un gran historiador y un mejor documentalista. Cuando te nombren catedrático de Historia en Harvard me invitas a la ceremonia… Eso sí, si hay canapés y vino tinto. Si no, no voy.
Otro abrazo, buen amigo
LEITER
no lo se, pero imagino frank que en este momento todo debe ser un gran lío en el colón con las obras en su etapa final, ante la reapertura prometida para el 25 de mayo.
intentaría por el lado de la biblioteca una vez que haya comenzado la temporada.-
El primer comentario de esta entrada, en que Iván destaca la iluminación de las salas actuales, me recuerda una batuta muy particular: aquella con que Mahler dirigió el estreno de su Octava Sinfonía, apodada «de los Mil» por el descomunal contingente de músicos que la interpretó (1.021 entre el coro y la orquesta). Semejante multitud rebasaba incluso los estándares del tardorromanticismo alemán con sus grandiosas orquestas. Para evitar que la distancia con las últimas filas de músicos afectara la comunicación gestual, Mahler empleó una batuta luminosa. Creo que es un hecho único.
Y sí, Iván, soy amigo de Ernesto. Una grata sorpresa saber que también le conoces… En cuanto al apunte de Hugo, se me alargan los colmillos de sólo conocer la existencia de esos archivos guardados en los fondos del Colón… Espero que el desuso no los haya estropeado, ¡sería un crimen!
Un abrazo a Leiter Guerrero!
Joaquín
Bueno, no es que le conozca personalmente, pero he leído sus artículos -algunos- y se que es un cazador de grabaciones de Karajan.
Por favor dale mi saludo. Ojalá algún dia pueda conocerle.
Te acompaño en tu comentario sobre el Colón.
Saludos Joaquín.
ya que hablamos de la batuta y la dirección orquestal, a continuación van las «diez reglas de oro para el álbum de un jóven director» cuya autoría es de richard strauss:
1. recuerde que usted hace música no para divertirse, sino para complacer a su público.
2. no debe sudar cuando dirige, solo el público debe entrar en calor.
3. dirija salomé y electra como si fuesen obras de mendelsohn: música mágica.
4. nunca dirija milradas alentadoras a los bronces, excepto una breve ojeada para aportarles una indicación importante.
5. nunca deje de vigilar a los cornos y lo vientos de madera. si usted puede oírlos es porque todavía suenan demasiado alto.
6. si usted cree que los bronces no soplan con bastante fuerza, rebájelos otro punto o dos.
7. no es suficiente que usted dirija cada una de las palabras cantadas por el solista. de todos modos, debería conocerlas de memoria. el público debe encontrarse en condiciones de seguir sin esfuerzo las palabras. si no las entienden, se adormecerán.
8. acompañe siempre aun cantante de tal modo que el pueda cantar sin esfuerzo.
9. cuando usted cree que ha llegado a los límites del prestissimo, duplique el ritmo.
10. si usted aplica cuidadosamente estas normas, con sus exelentes cualidades y sus grandes realizaciones, conseguirá siempre ser el preferido de sus oyentes.-
¡Buenísimo, Hugo!
Otra muy buena de Temirkanov presencié en el Teatro Real. Estaban con la Cuarta de Chaikovski y se disponían con el tercer movimiento, el pizzicato. Todos los instrumentitas de cuerda empezaron a dejar los arcos en el suelo. Temirkanov miró hacia el público con cara de circunstancias y a continuación dejó también y ceremoniosamente su batuta en el suelo, entre las risotadas de algún que otro profesor. Casi no le da tiempo a recogerla en el explosivo cuarto movimiento…
Me parece que ya lo he contado en alguna ocasión: ¿Sabíais que Ashkenazy se clavó la punta de la batuta en la palma de la mano dirigiendo precisamente la Cuarta de Chaikovski? Tuvieron que acabar la sinfonía prescindiendo de él. Fue en Japón.
¡Jo, una batuta luminosa! De la de cosas que se entera uno, Joaquín.
Un abrazo, amigos
LEITER
Amigos, conocen ustedes un sello discográfico llamado CENTURIÓN CLASSICS?
He conseguido un paquete de 10 CD en dicho sello, dedicados a Bruno Walter, en donde se incluye -entre otras obras- la Primera Sinfonía de Brahms bajo la BATUTA de Walter dirigiendo a la Filarmónica de Viena…sólo por eso no resití la tentación de comprarlo.
Si el sello es bueno BRAVO y si no lo es pues BRAVO también, pues ya lo compré…
vi al insigne gianandrea gavazzeni llegar al podio con dos o tres batutas en su mano.-
Iván, creo que es un sello británico. La caja de CD´s que te has comprado es estupenda y confírmame si tiene la referencia 642633, aunque puede que esté cambiada por temas de importación.
Aparte de Brahms, supongo que tienes la Fantástica de Berlioz, la Renana de Schumann, la Cuarta de Bruckner, la Júpiter de Mozart, la Inacabada de Schubert, la Octava de Dvorak…
Yo creo que no es que haya sido buena tu compra; ha sido realmente FANTÁSTICA.
De cualquier manera, a ver si el maestro Joaquín, verdadera enciclopedia de asuntos fonográficos, nos puede ampliar más información sobre el sello y las distintas versiones. Pero, vamos, de entrada, una excelente compra.
Hugo, a lo de Gavazzeni se le llama glamour… ¡Qué figura!
Un abrazo, amigos
LEITER
Iván, de esa serie CENTURION yo compré la Primera de Brahms, con los Wiener Philharmoniker pero dirigidos por el tío de Leiter (a saber, Karl Böhm) en 1944. A este lado de Los Andes es bastante difícil encontrar algo de CENTURION salvo por casualidad, como a mí me ocurrió. Creo que es uno de esos sellos pequeños que se dedican a reeditar material relegado por los «sellos grandes». Vamos, algo así como Robin Hood, tomando de los grandes para dar a los pequeños (compradores como nosotros). En la estantería donde vi los discos de CENTURION estaban precisamente Dvorak, Berlioz, Mussorgsky… Estupenda compra, Iván. Más todavía si entre las obras hay alguna versión del Karajan juvenil.
(Ashkenazy se hirió con su batuta?? Pero qué destreza… Menos mal que no toca el timbal, si no, quién sabe qué haría con ese par de macillos!!)
Mis amigos, gracias por la información. Ayer escuché esa grabación de la Primera Sinfonía de Brahms que fue la que me tentó y la verdad quedé gratamente sorprendido.
Efectivamente Leiter, acertaste 100% con el repertorio, lo que significa que hablamos de la misma cja de CDs. Y como bien dices FANTASTICA, lo que me anima a hacerme con las otras que están en venta en aquel almacen: Carl Schuricht, Herr Doktor Karl Böhm (es la que menciona Joaquín), Arthur Schnabel, Ernst Ansermet…no vi ninguna de mi Maestro Karajan, pero como te imaginarás tengo montañas de grabaciones de Él…y las que aún me faltan…
Daría lo que fuera por conseguir alguna caja así dedicada a grabaciones de mi abuelo Richard Strauss…si tuviera la SINFONÍA ALPINA dirigida por su propio compositor creo que podría declarame loco de la felicidad. Las Sinfonías Quinta y Séptima de Beethoven las tengo dirigidas por Él.
Gracias amigos míos, fuertes abrazos.
no puedo darle datos para satisfacer su deseo straussiano iván, pero aqui en baires del sello naxos consegui un caballero de la rosa grabado en vivo en el met el 7 de enero de 1939 con la conducción de su legendario director de la temporada alemana artur bodanzky y lotte lehmann como la mariscala y rise stevens como octavian.
poco tiempo después sobrevino el diluvio…