montserrat-caballe

 Es muy probable que uno de los factores decisivos para la formación de la ópera fuese la aparición del cantante o solista, figura que caracterizó la época barroca y en el que la ópera surgió como género musical y teatral. En el último cuarto del siglo XVI fueron apareciendo una serie de músicos solistas considerados como virtuosos vocales que dominaban el virtuosismo y expresividad que caracterizarán a la música barroca. En esa época, la interpretación vocal — exceptuando la música exclusivamente sacra — se ceñía al llamado madrigal, forma musical que fue evolucionando gracias a las nuevas tendencias de composición para el solista. Con ello, paulatinamente se fueron abandonando las formas tradicionales en pos de otras renovadas que se adaptaban al gusto de cantantes y públicos, mayormente en los intermezzi de las representaciones teatrales. El cantante estaba en contacto directo con el público y observaba la fascinación que producía su virtuosismo vocal. En aquellos tiempos escaseaban las obras que se adaptaban a estos nuevos planteamientos de interpretación vocal y eran los propios cantantes quienes las encargaban o bien se hacían compositores para crear un repertorio propio. Tal fue el caso de Giulio Caccini o de Jacopo Peri. Este último estrenó su Euridice, con texto de Rinuccini, el 6 de octubre de 1600 en el florentino Palacio Pitti, en lo que se considera la primera ópera conservada de la historia (Peri escribió varias óperas precedentes, hoy en día perdidas para siempre). Pero no será hasta 1607 cuando el genial Claudio Monteverdi presente en Mantua La favola d´Orfeo, primera gran ópera escrita por un compositor de auténtica relevancia.

 La ópera del período barroco presentaba una argumentación tan fabulosa como espectacular, con grandes escenografías, en la que paulatinamente se potenciaba la figura del cantante solista con una serie de arias en detrimento de los recitativos. Por otra parte, el público mostraba su entusiasmo por las voces agudas, convirtiendo a los castrati en los artistas más cotizados del nuevo teatro musical. La ópera fue centrando su interés en los pasajes melódicos destinados al lucimiento de los cantantes, quienes solían alterar determinadas arias para adaptarlas a su voz. La ópera, especialmente la producida en Italia, tenía como centro de atención la figura del cantante, quedando la figura del compositor en un relegado segundo plano (En este aspecto, fue decisiva la aportación de Gluck, quien dio más importancia al drama por encima de los elementos secundarios destinados al lucimiento vocal). Fue el tiempo de las llamadas arias da capo, cerradas en sí mismas, que paulatinamente dieron paso a las cavatinas, de tempo rápido, en donde los cantantes añadían florituras a discreción. Compositores como Rossini se vieron obligados a reflejar en la partitura todas las ornamentaciones para evitar los excesos de los cantantes que, generalmente, acababan rompiendo el hilo de la actuación. Bellini y Donizetti lograron equilibrar el protagonismo musical y el vocal incidiendo en una más trabajada orquestación como apoyo permanente al drama. En Italia, Verdi será quien culmine esta labor, con unas óperas extraordinariamente bien orquestadas en las que el contenido dramático es el núcleo central por donde gira toda la obra. Wagner revolucionó del todo este aspecto al crear una obra de arte total con un especial tratamiento sinfónico de la voz humana dentro del drama musical.

 Como en otros sonidos, en la voz cantada se puede distinguir la altura (Número de vibraciones por segundo), la intensidad (Energía consumida por segundo) y, especialmente, el timbre, cualidad principal que define a una voz y que resulta el factor principal para clasificar los distintos tipos de voz dentro de cada cuerda. Para analizar el timbre de una voz debemos prestar atención a su coloratura — las voces pueden ser claras u oscuras — a su volumen — las voces pueden ser pequeñas o grandes — a su espesor — las voces pueden ser gruesas o delgadas — a su mordiente — las voces pueden ser timbradas o no timbradas —  y a su vibrato — las voces pueden resultar más o menos homogéneas en sus frecuencias. Este es uno de los muchos criterios existentes para clasificar las voces, seguramente el más tradicional, aunque los especialistas señalan otros que no serán en esta entrada objeto de estudio debido a la multiplicidad de factores existentes, imposibles de resumir en un post de este tipo.

 En la voz femenina, se distinguen tres tipos fundamentales de tesituras:

SOPRANO: Corresponde con la voz femenina más aguda y su tesitura suele abarcar desde el Do central del piano (Do4) a un Do6, aunque algunas intérpretes alcanzan sin mayores problemas el Sol6. El intervalo de escritura donde una soprano se maneja con mayor facilidad abarca desde un Mi4 hasta un Sol5. Dentro de la voz de soprano podemos encontrar, de modo genérico, los siguientes tipos:

Soprano ligera: Voz de gran claridad y agilidad que puede alcanzar fácilmente las notas más agudas. El registro central no suele tener mucha sonoridad, no siendo esto un defecto sino una característica. Como ejemplos, Lucía Popp y Edita Gruveroba.

Soprano lírica-ligera: Voz también muy aguda aunque un punto menos ágil que la ligera. Presenta además mayores dificultades a la hora de atacar notas graves. Su timbre de voz es deliciosamente liviano y puede cantar papeles de soprano ligera sin mayores problemas. Como ejemplos, Beverly Sills y Natalie Dessay.

Soprano lírica: Voz con mayor peso que la soprano ligera debido al mayor grosor de las cuerdas vocales que confieren al timbre una tonalidad más oscura, aunque más poderosa. Como ejemplos, Mirella Freni y Renata Scotto.

Soprano lírica-spinto: Voz muy similar a la de la soprano lírica aunque con un mayor grado de potencia y, sobre todo, de expresividad. Como ejemplos, Renata Tebaldi y Montserrat Caballé (Su voz me pone los pelos de punta. Siento debilidad por la Caballé)

Soprano lírica-dramática: Voz muy extraña que presenta la peculiaridad de un amplísimo registro, excelente en los tonos más agudos y muy bueno en el registro central. Este tipo de soprano suele ser, generalmente, cotizadísimo. Como ejemplos, Joan Sutherland y Maria Callas.

Soprano dramática: Voz muy poderosa y expresiva, ideal para interpretar los roles wagnerianos. Su registro grave es magnífico y el timbre presenta un fuerte volumen sonoro. Como ejemplos, Birgit Nilsson y Kirsten Flagstad.

MEZZOSOPRANO: Corresponde con la voz intermedia entre la soprano y la contralto. Generalmente, su tesitura abarca desde un La3 a un La5, aunque dicha tesitura puede variar mucho según el papel a interpretar. En ocasiones, una mezzo puede interpretar papeles para soprano sin mayores dificultades, aunque la peculiaridad de esta tesitura radica en que abarca un timbre mucho más rico en graves. Dentro de la voz de mezzo podemos encontrar dos tipos diferentes:

Mezzosoprano lírica: Voz que presenta la característica de acometer unos graves reforzadísimos, con una enorme capacidad de vibrato que le confiere una gran facilidad para ejecutar todo tipo de escalas y arpegios. Es una voz ideal para muchas óperas de Rossini. Como ejemplos, Cecilia Bartoli y Teresa Berganza (De largo, la mejor mezzo de la historia)

Mezzosoprano dramática: Voz muy similar a la de la soprano dramática aunque con una más completa capacidad para abordar el registro grave. Su timbre de voz resulta, en ocasiones, paradisíacamente bello. Como ejemplos, Christa Ludwig y Grace Bumbry.

CONTRALTO: Técnicamente, es la voz más difícil de encontrar en «estado puro», pues es una voz muy poco habitual por su color sumamente oscuro y su gran consistencia. Su tesitura va, generalmente, desde un Fa2 (muy complicado de abordar eficientemente) hasta un Fa4. Por regla común, muchas contraltos no dejan de ser mezzos que se valen de la dilatación del pecho para conseguir las notas más graves. Como ejemplos de contralto «pura» podemos señalar a Ewa Podles y a Marian Anderson.

 En la voz masculina se distinguen otros tres tipos fundamentales de tesituras:

TENOR: Corresponde con el registro masculino más agudo y su voz se encuentra entre la de contralto y la de barítono. Su tesitura abarca desde un Si2 hasta un Sol4, aunque en determinadas ocasiones se pude alcanzar el tono de un Do5. La voz de tenor presenta un timbre claro, brillante y hasta heroico, debido principalmente a la resonancia de la caja de pulmones. Las notas graves suelen sonar un tanto oscuras en el registro de tenor, siendo éste el terreno del barítono. Los distintos tipos de tenor los podemos agrupar en las siguientes categorías:

Tenor ligero: Voz muy aguda, de escaso peso y de tono casi blanco que suele ser muy hábil en las agilidades. Ideal para el repertorio de los compositores barrocos. Como ejemplos, William Matteuzzi y Juan Diego Flórez (La gran sensación lírica de la actualidad)

Tenor lírico-ligero: Voz muy parecida a la del tenor ligero aunque presenta una gran elegancia para el fraseo musical. Su timbre procede sin grandes sobresaltos con las notas más agudas y su oficio requiere de un gran dominio técnico. Como ejemplos, Tito Schipa y Alfredo Kraus.

Tenor lírico: Voz de extraordinaria potencia, con más consistencia en los graves y mayor impacto en los agudos. Posee la mayor extensión de registro y es la voz que más posibilidades presenta en cuanto repertorio. Como ejemplos, Josep Carreras y Luciano Pavarotti.

Tenor spinto: Voz parecida a la del tenor lírico pero mucho más reforzada (spinto=apoyado) en cuanto al cuerpo y la consistencia. El intérprete es capaz de imitar expresiones como el llanto o el grito. La potencia que exhibe este tipo de tenor es ideal para cantar el verismo (Mascagni y Leoncavallo. Desde nuestro particular punto de vista, Puccini no es un compositor estrictamente verista). Como ejemplos, Enrico Caruso y Carlo Bergonzi (Uno de los más grandiosos tenores de todos los tiempos)

Tenor dramático: Voz más voluminosa de todo el registro de tenor, extraordinariamente potente en graves y magnífica a la hora de atacar las notas más agudas. Esta clase de tenor, no muy habitual, requiere de un gran dominio técnico y es muy adecuado para las últimas óperas de Verdi. Como ejemplos, Jon Vickers y Plácido Domingo (A mi juicio, el tenor más completo de todos)

BARÍTONO: Corresponde a la tesitura ubicada entre la de tenor y la de bajo. Su registro abarca desde un Sol2 a un Mi4, aunque este tope agudo puede sobrepasarse sin mayores dificultades. Los tipos más importantes son:

Barítono lírico: Voz muy ágil y extensa en el registro agudo, donde puede mantenerse sin ningún tipo de dificultad. Como ejemplos, Tito Gobbi y Dietrich Fischer-Dieskau (Uno de los grandes liederistas de todos los tiempos)

Barítono dramático: Voz que, a diferencia del barítono lírico, presenta su mejor registro en las notas graves. Como ejemplos, Hans Hotter y Robert Hale.

BAJO: Se corresponde con la voz masculina más grave y su timbre suele ser muy oscuro. Su registro abarca desde el Mi2 hasta el Do4, aunque ciertas óperas rusas presentan pasajes en donde se hallan notas por debajo del Mi2. Dos son sus principales tipos:

Bajo profundo: Voz que presenta un absoluto dominio en graves y una gran capacidad para sostener las notas más agudas. Como ejemplos, Gottlob Frick y Kurt Moll.

Bajo Cantante: Voz muy similar a la del bajo profundo pero que destaca aún más por su facilidad para las notas agudas. Exhibe un excelente fraseo y una enorme musicalidad. Como ejemplos, Nikolai Ghiaurov y Samuel Ramey.

 Por último, señalar la figura del CONTRATENOR, un cantante masculino adulto con un registro que le permite cantar papeles de contralto e incluso soprano. A veces se sirven del falsete y de la voz de cabeza. Como ejemplos, Michael Chance y Philippe Jaroussky (¡Qué preciosidad el aria de Vivaldi que nos ofrece el vídeo!)