¿Cómo es la gesticulación del director de orquesta?
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Resulta hasta cierto punto paradójico que una transmisión pura y esencialmente musical (Director-Orquesta) haya de ser efectuada mediante silenciosos y mímicos gestos. Es lo que algunos definen como el «lenguaje silencioso de la música», una acción que puede ser experimentada por todos y cada uno de nosotros. Os propongo, precisamente, un simple ejercicio: Buscad algún vídeo en donde aparezca un plano continuado y frontal de un director de orquesta en plena ejecución y desconectad el sonido. O, directamente, moved vuestras manos imaginando mentalmente una melodía conocida, pero sin declamarla. Obviamente, no se escucha música alguna… Pero sí que subyace en nuestra mente, ya sea a través del vídeo o en nuestra improvisada «dirección», Pues eso es, exactamente, el «lenguaje silencioso de la música».
Fundamentalmente, el director es un intérprete, un intermediario entre el compositor (Que ha anotado lo que ideó en una partitura) y el público que escucha mediante la orquesta (Con o sin coro, con o sin solistas, etc.).
Tenemos entonces una cadena: Compositor-partitura-director-orquesta-público
La gesticulación de un director se sitúa entre el tercer y cuarto eslabón de esa cadena y es, simple y llanamente, el medio que utiliza el director para comunicarse con sus músicos. Desde un punto de vista, digamos, «externo» — el del público — existen muchas clasificaciones posibles del gesto de un director: Amplio, mesurado, suave, brusco, simétrico, asimétrico, independiente de brazos, exagerado, insuficiente, expresivo, frío… Y un largo etcétera que admite cualquier adjetivo calificativo.
En realidad, hay algo muy personal en el tipo de gesto de cada director y ello depende de muchos factores, como el temperamento, la constitución física o la escuela a la que pertenece. A ello debemos añadir las subjetivas apreciaciones de quien observa como público que, como es lógico, son también del todo personales. Ello determina que en esta cuestión sea difícil generalizar un tipo concreto y específico de director.
Otra hipotética clasificación
Podría estar basada entre una distinción de gestos expresivos generales y los propiamente métricos, aquellos que sirven para marcar el compás y también la velocidad con que se ejecuta la obra. En este último aspecto creo conveniente hacer un pequeño inciso aclaratorio para quienes carecen de formación musical: En la escritura musical, antes de la aparición del metrónomo (Artilugio que marca la pauta exacta de cada tiempo y que ya fue empleado en época de Beethoven) los tempi se determinan por indicaciones que van desde un tiempo extremadamente lento (Grave) hasta uno decididamente rápido (Prestissimo). Estas indicaciones son también un tanto subjetivas y para lo que un director puede significar tempo de Allegro, para otro puede ser un simple Allegretto. Incluso con anotación metronómica en la partitura, determinados directores hacen caso omiso de la misma y ejecutan la obra a una velocidad superior a la indicada o a una más lenta.
Existen observaciones generales que parecen independientes de la cualidad personal y que por tanto son aplicables a cualquier gesticulación del director. Es obvio que tanto los brazos como los ojos son los elementos principales de los que se vale el director para poder comunicar sus intenciones a la orquesta. De esta manera, el director habrá de procurar disponer de una perfecta y recíproca visibilidad, y así suele alzarse sobre un podio, generalmente protegido por una barra de seguridad a sus espaldas (Alguno que otro acabó cayéndose a la fila de butacas).
En este aspecto, el director puede valerse de la partitura general de la obra a ejecutar (Lo que, en cierto modo, resta comunicación con la orquesta) o puede dirigir «de memoria» (Sobre esto hablaremos en concreto en una futura entrada). Así, hubo y hay directores que siempre dirigen con partitura (Sir Georg Solti, aunque la pieza fuese una simple obertura de tres minutos) y otros que prescinden de ella y confían en su portentosa memoria (Se cuenta que Miguel Ángel Gómez Martínez, antiguo titular de la Orquesta de RTVE y actual de la Orquesta de Valencia, dirigió «a pelo» la Tetralogía de Wagner, algo así como veinte horas de música). No obstante, hubo casos de un ataque de amnesia en pleno concierto, siendo el más conocido el que sufrió Arturo Toscanini durante su último concierto (Decidió retirarse después).
¿Qué tiene que evitar el director de orquesta?
El director ha de evitar en todo momento acercar los brazos demasiado al cuerpo — salvo para indicar un matiz — o bajarlos mucho. En las cátedras de dirección orquestal y en los cursos organizados a tal fin, es conocida la recomendación que se conoce como «agarrar los cuernos del toro», esto es, extender los brazos horizontalmente y a la altura de los hombros para empezar a dirigir y señalar el arranque de la pieza. Existe también un altísimo porcentaje de directores que se sirven de una batuta para prolongar visualmente la mano derecha, la que marca el compás. Otros prescinden de ella y hay quien, al ser zurdo, la empuña con la mano izquierda (En este caso, los brazos también cambian sus funciones principales y es la mano izquierda la que marca el compás). Sobre el uso de la batuta también nos extenderemos en una futura entrada. Hay que precisar también que el director puede marcar el compás directamente o bien marcar sólo el primer tiempo del mismo, sobre todo en pasajes rápidos y veloces.
Uno de los aspectos más difíciles y complicados de un director a la hora de traducir en gesto es la llamada dinámica sonora, la correcta dosificación de los fragmentos en forte o en piano. Dentro de esos gestos que calificamos anteriormente como universales — que también pueden emplearse en un ámbito distinto de la dirección orquestal — parece evidente que el forte corresponde a una mayor amplitud y brusquedad, mientras que el piano se relaciona con una gesticulación menos violenta y mucho más suave.
El director ha de ser muy mesurado en sus indicaciones, ya que si, por ejemplo, marca de manera absolutamente tenue un piano, no le quedará otro remedio que agacharse o tumbarse para matizar un pianissimo. Cuentan que Sir Thomas Beecham, director cínico y sarcástico como ningún otro, durante un ensayo marcó a la voz de forte un pasaje para trompa solista. Al atacar el trompista esas notas, la voz de Beecham retumbó: –«¡Forte!»– El trompista volvió al primer compás de su pasaje y lo tocó aún más «fuerte». Beecham no tardó de nuevo en gritar: –«¡Forte!»– Un ya nervioso solista de trompa, reinició el pasaje tocando la trompa con la máxima intensidad sonora. Pero ahí estaba el guasón Beecham: –«¡Forte, forte!»– El trompista, colorado por el esfuerzo exclamó: –«Perdone, Sir, pero me es imposible tocarlo aún más fuerte. No me queda aire en los pulmones…»– A lo que el genial Beecham contestó: –«Es que yo, desde el primer momento, le estoy solicitando un forte y usted está empeñado en tocar en fortissimo…»–
Resulta esencial que el director no haga el gesto tan corto ni tan suave que llegue a ser imperceptible, sobre todo con la mano que marca el compás, ya que corre el peligro de quebrar la cohesión del conjunto. También es importante que un progresivo crecimiento de sonido no puede hacerse demasiado amplio antes de tiempo, pues el límite de crecimiento de esa amplitud viene fijado por las posibilidades físicas del mismo director y, si éstas se consumen antes de llegar al máximo en dinámica sonora, no le quedarán recursos para indicar un último crecimiento (Llegado el caso, algún director llega a gritar incluso en el concierto. De eso saben mucho en Barcelona, cuando Franz-Paul Decker estuvo como titular de la Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya…).
Un ejemplo de esto último, llevado hasta sus últimas consecuencias, es la ejecución del Bolero de Ravel, en donde se parte de un mínimo de sonoridad hasta llegar a un paroxismo mediante un continuado crescendo que dura más de un cuarto de hora. Algunas malas interpretaciones de esta obra — que no citaré — se deben a que la sonoridad alcanzada pasado el ecuador de la obra es tan alta que es casi imposible que su intensidad crezca.
Los gestos de un director han de ser todos útiles y encaminados a sus fines de coordinación entre sus fines y los resultados obtenidos. Todo gesto superfluo (Aquellos que van más dirigidos al público y los que intentan trazar la línea melódica de un pasaje) han de ser suprimidos: Los profesores de la orquesta saben las notas que tienen que ejecutar merced a sus partituras y el público las escuchará de igual manera. Se deben también evitar en lo posible los movimientos simétricos de brazos y, al mismo tiempo, tener un campo óptico despejado para atender cualquier posible complicación que pueda surgir. La ortodoxia dicta que la mano derecha marcará el compás, mientras que la izquierda se dedicará a matizar, detener, impulsar, llamar la atención… Asimismo, el director tratará de conservar una reserva necesaria de gestos para atender alguna específica eventualidad. Todo ello dentro de una variedad gobernada por las características personales de cada maestro. Pero no olvidemos que en la dirección de orquesta, el resultado es lo realmente importante, no así los medios empleados para tal fin.
¿Me echas una manilla compartiendo este post?
Excelente aporte, me ha encantado la anécdota de Sir Thomas Beecham con el ‘forte’. Creo que más de uno debería aplicar este método en sus orquestas o bandas.
Interesantísimo! para los profanos en la materia, siempre es un misterio el movimiento del director. Parece más instintivo que efectivo o estudiado. Todos dirigimos alguna vez, inevitablemente, cuando escuchamos. Es casi como bailar los distintos tempos o ritmos que hay en una obra utilizando los brazos. Gracias y beijinhos.
Exacto Pau, todos dirigimos cuando estamos a solas. Yo por ejemplo, he improvisado una batuta con un palillo de brochette, pero no se lo cuentes a nadie.
Leiter, lo que más me ha gustado de la entrada son los enlaces a los videos. Maravillosas piezas y muy buenas interpretaciones la mayoría. El de Celi, una verdadera joya documental.
El chiste del forte me ha arrancado uan sonrisa.
un abrazo.
Leiter, ¿qué pasaría si una obra musical completamente nueva, pongamos una sinfonía o un concierto para piano, es entregada a una orquesta con la indicación de que debe interpretarla sin la ayuda de un director? ¿Podría hacerlo? En tal caso, ¿sonaría como quiso el compositor?
Y otra pregunta, ¿qué pasa en aquellos casos en los que al director, como le sucedió a Toscanini, se le olvida la partitura en mitad de la interpretación?
Por cierto, y pasando a otro asunto, me estoy acordando del célebre palillo o mondadientes de ese genio llamado Valery Gergiev.
Contestando a tus preguntas, Ángel, en teoría sí podría la orquesta realizar esa lectura, siempre que alguien marcase el compás de entrada. Pero una lectura, a secas, no es una interpretación salvo que el compositor indique lo contrario, esto es, salvo que la pieza fuese experimental. Si se descubriese una hipotética sinfonía inédita de Mozart, por ejemplo, y se entregasen las particellas de la misma a una orquesta de reconocida solvencia, teóricamente se podría ejecutar… Aunque sonase a todo menos a Mozart, claro. ¿Te acuerdas del ejemplo de un texto en inglés para traducir entre un número de alumnos avanzados en el estudio de dicha lengua? Pues esa sinfonía «sonaría» igual que si tú metes una página web en inglés y solicitas el traductor automático de GOOGLE. No sé si me explico.
En tiempos de Stalin, se realizaron experimentos de orquestas sin director atendiendo a las extravagancias derivadas de una sutil lectura de la teoría política marxista. Sobra decir que aquello no tuvo la menor continuidad.
Si un director sufre un ataque de amnesia en pleno concierto, la orquesta podría continuar atendiendo a las indicaciones de los ensayos. Pero imagínate la imagen patética de un director desconectado de la orquesta… Se ha de parar. (Esto ha ocurrido y ocurre a veces, aunque no se detecte. Pero igual que se desconecta el director, también se suele enganchar de nuevo. Son lapsus)
Lo que tú comentas, Pau, es hacer una especie de «ballet» musical con los brazos. Dirigir, estrictamente hablando, es algo bien distinto: Es marcar gestualmente décimas de segundo antes lo que está sonando, algo realmente complicado.
De Beecham hablaremos a no mucho tardar, Tatharmith y Ángel. Fue un director peculiar como pocos.
Gracias por vuestros comentarios, amigos
LEITER
¡Cómo me he entretenido con esta entrada! Escribo esto sin haberle sacado todo el jugo, pero tus ejemplos para cada calificativo están extremadamente bien elegidos. Qué más parco que el estilo de Mravinsky, o más exagerado que el de Dudamel… con lo cual, además, queda claro que la hiperexpresividad no redunda en la grandeza del intérprete, ni la economía glacial menoscaba una obra…
Lo de Celibidache es realmente para verlo muchas veces. De todas maneras, soy un convencido de que nadie ha tenido una gestualidad más elegante, musical y expresiva que Carlos Kleiber (tal vez Knappertsbusch podría competir en ese «don magnético» de sus gestos, pero Kleiber ensaya mucho más a conciencia que el altísimo Hans).
Para mí, no hay manera más elocuente y admirable de dirigir el final de la Cuarta de Brahms que la forma de Kleiber hijo:
http://www.youtube.com/watch?v=WZGWB93-mmI&feature=related
Bernstein es cuento y fiesta aparte. O Furtwaengler, totalmente fuera de los parámetros al uso. En fin, un mundo el que te has decidido a abordar…
Un abrazo!
Joaquín
La dirección orquestal es un verdadero Arte. Es una actividad que pende de un hilo en el instante en que el Director está en plena acción, pues sobre él descansa toda la carga de la Música que ejecuta. Observad que, dada la cantidad de instrumentos, cada uno con su propia partitura de la obra, el Director es el responsable que el rompecabezas musical sea percibido por el oyente de una manera coherente; así, debe marcar el compás de forma lógica, indicar la entrada de cada instrumento en el momento justo y a la altura sonora adecuada y lograr que la interacción del sonido en cada línea melódica se ajuste a lo dispuesto por el compositor. Eso sin olvidar que además de todo ello, el Director debe estar en plena posesión del espíritu de la obra, para que esta sea ejecutada según el lenguaje para el que fue escrita. Esa es una tarea altamente difícil.
Respecto a la pregunta de Ángel sobre la posibilidad de interpretar una obra inédita sin Director y a la respuesta de nuestro amigo Leiter, observad que necesariamente debe haber alguien que se encargue de marcar el compás y el ritmo, así como la entrada inicial, a fin de mantener el equilibrio de las sonoridades intervinientes, ya se trate de una pequeña obra de cámara (un cuarteto por ejemplo), de una gran sinfonía o una magna ópera. Es más: incluso en obras para apenas dos instrumentos, preciso es que uno de los dos ejeutantes cumpla esa labor. Varias veces he visto en video una interpretación bellísima de la sonata para violín y piano N° 9 «Kreutzer» de Beethoven, interpretada por Robert Casadesus al piano y Zino Francescatti en el violín: allí se observa de una forma más que evidente, que el elegantísimo pianista, con ligeros gestos faciales y miradas, lleva la «conducción» de la obra, generando ese todo armónico que he mencionado. Es indispensable pues, la figura de un Director, o de lo contrario escucharemos locuras como las que se leen en Google con eso de los traductores. Muy buen ejemplo el de Leiter.
Los lapsus de los Directores en plena ejecución se pueden presentar pero tan sólo pueden durar el tiempo justo para que la orquesta continúe tocando de acuerdo a lo ensayado y a lo que tiene frente a sí, en la partitura. Pero llega un punto en el que, si el Director no se conecta de nuevo, el conjunto inevitablemente se detendrá, incapaz de continuar tocando. Fue lo que sucedió en 1938, en Bayreuth cuando Karajan dirigía Los Maestros Cantores de Nüremberg: el joven maestro no se recuperó de su lapsus y la orquesta no pudo continuar, por lo que debieron reiniciar. Y algo parecido le ocurrió al mismísimo Beethoven. Dirigía su Séptima Sinfonía, con sus oídos bajo los efectos de su sordera ya muy avanzada. Uno de os músicos relató después que era patético verle dirigir: el Genio no podía escuchar los pasajes piano de su propia música, por lo que fácilmente se perdía, teniendo el concertino que suplirlo sin que el auditorio se percatase de ello. Y en determinado momento, Beethoven se adelantó casi veinte compases e hizo un movimiento brusco, levantando los brazos para indicar un forte…cuando notó que la orquesta no reaccionó a ello. Sólo allí volvió a reconectarse con la partitura para darse cuenta de su error. Y sin embargo. los biógrafos de Beethoven cuentan que fue una buena ejecución.
Ahora, sobre los movimientos para dirigir la orquesta, no existe una regla que sea absoluta, sino que depende de cada Director e incluso de la obra que se ejecute. Alguna vez observé a James Levine dirigiendo un concierto en el Tiergarten de Berlín, no recuerdo la pieza, pero no era larga ni complicadísima. Y lo curioso era que el norteamericano no movía un sólo brazo: se limitó a dirigir con la mirada según cada instrumento debiera intervenir, con movimientos leves de su cabeza y con una amplísima sonrisa que casi se iba convirtiendo en carcajada. Y también he visto a Karajan en algunas ocasiones mantener sus brazos erguidos, sin moverlos un ápice, aún en momentos en que la orquesta ejecuta un pasaje en forte. Así lo hizo por ejemplo, en una interpretación de la Obertura Egmont de Beethoven, con la Filarmónica de Berlín.
Todo ello prueba que si bien los movimientos y gestos del Director son importantes, tampoco constituyen una camisa de fuerza dde obligado cumplimiento. Es así como vemos los movimientos elegantes de Karajan, los circulares de Solti, los desgarbados de Stokowsky, los vehementes de Celibidache (en su juventud), los furiosos de Toscanini, los enloquecidos de Bernstein que bailaba como un chiflado en el podio…y los maestros de la gesticulación facial como Sir Simon Rattle. Y en economía de todo lo anterior está el Doctor Karl Böhm que marcaba todo con precisión absoluta. Y si de economía se habla, el gran Richard Strauss era el primero en ello: dirigía con la mano izquierda en el bolsillo, mientras que apenas movía la derecha. Como veis, lo importante es que la orquesta entienda a su Director y ejecute bien la obra. Eso sí, no hay que exagerar: no me imagino a un loco como Bernstein dirigiendo el Adagio de Albinoni…
No me sorprende que el Anillo de los Nibelungos de Wagner sea dirigido de memoria de principio a fin…Karajan, Furtwängler y Toscanini lo hicieron hasta la saciedad. Y todo el repertorio wagneriano. Para ellos era como dar un paseo por el parque.
A propósito, no sabía que también el reverenciado Toscanini había olvidado una partitura en mitad de concierto. Pobre!!! Cómo debió sufrir. Jamás me hubiera imaginado eso de una memoria tan perfecta como la de él.
Leiter, qué Director se cayó del podio? Puedes decírmelo, prometo no ir a burlarme de él…
Yo también dirijo orquesta: la Filarmónica de Berlín, de Viena, Festival de Bayreuth, Met de New York, Scala de Milán, etc…escondido en mi habitación, con el equipo en funcionamiento. Pero eso sí, con una batuta de verdad. Algo tiene que ser de verdad en esa escena, además de la Música.
Bravísimo por esta entrada Leiter. Un verdadero Fortissimo en Blues. Es más: creo que hoy me excedí en el fortissimo, prestissimo y extensissimo de mis palabras…y sin batuta. Bueno, espero me perdonéis.
FORTISSIMOS ABRAZOS A TODOS.
Leiter e Iván, muchas gracias por vuestras respuestas y aclaraciones. El ejemplo del traductor de google no puede ser más ilustrativo.
Muy bueno el enlace, Joaquín, la verdad es que Kleiber es uno de los directores más expresivos, al menos desde el punto de vista del público.
Bueno, un abrazo y buen fin de semana a todos.
Fantástico! Me encanta todo lo que he aprendido!
No puedo evitar contar que Nico, el pequeño Nico, dirige con un palillo chino, de los de comer… tal vez lo haga de verdad un día… Gracias Leiter. Gracias a todos, en realidad.
Yo creo, y es tan sólo una particular conjetura, que los gestos de un director pueden servirnos de acicate para comprender alguna obra que «se nos atraganta» desde siempre. A mí me ha ocurrido, pero no mencionaré de qué compositor…
Joaquín, tienes toda la razón con lo de Kna y su elegancia. Sinceramente, tuve el imperdonable error de olvidarle y te agradezco que me lo hayas recordado. Fabuloso ese Knappertbusch dirigiendo con una batuta que parecía una pértiga… Pronto lo veremos.
Iván, tus comentarios se me hacen cortos, de veras. ¡Qué capacidad de reflexión! Con tu permiso, añadiría que los movimientos de Solti eran tan circulares como eléctricos. Sinceramente, no me parecía muy ortodoxa esa estética… Aunque la Chicago Symphony fuese una de las mejores, por no decir la mejor, orquesta en su momento, sobre todo en su condición técnica. Bueno, venga, lo diré: Otto Klemperer se pegó un costalazo de aupa que lo dejó del todo maltrecho. Pero lo más curioso es que la leyenda popular le atribuye más de una caída… En un ensayo en el Teatro Real (Durante los últimos setenta, toda la década de los ochenta y muy primeros noventa, dicho escenario fue «mi casa». Asistí a casi TODOS los conciertos y ensayos por motivos que ahora no vienen a cuento), a un conocido director español le bailó el paso durante la ejecución de una obra de Beethoven. No se cayó por la decidida actuación del concertino… Y del ayuda-solista, que evitó que ambos dieran con sus huesos en el patio de butacas.
Ángel, un consejo: Profundiza en Carlos Kleiber, uno de los mejores directores de todos los tiempos. Tiene un repertorio limitado, pero su Brahms y su Beethoven son de «denominación de origen»
Pau, por lo que he ido leyendo aquí y en otros bares, ese Nico tiene unas trazas de director de orquesta que rompen. Espero que se acuerde de nosotros cuando sea el primer español en dirigir el Concierto de Año Nuevo en Viena… Y no es tontería: Un palillo chino de los de comer es lo más parecido a una batuta. ¡Anda que no sabe Nico! Gracias siempre a ti, Pau, y dale un besazo a ese niño de parte de todos nosotros. Se lo merece.
¡Qué lujo de comentarios! ¡Qué lujo de clientes! ¡Qué lujo de amigos! No sabéis cuánto me motiváis para seguir con mis historias en BLUES… (A pesar de que Frank me llame abuelete… ¿Será posible?)
Beijinhos y sinceros abrazos. (Y también para ti, Frank, por supuesto. Es una broma, fenómeno)
LEITER
Es un placer leer el post de Leiter y vuestros comentarios.
Besos
No necesitas decírmelo Leiter…el compositor que se te atraganta es Wagner, no? Seguro que te descubrí, je, je.
Bueno, siendo Otto Klemperer quien cayó del podio, no me perdonaría la más minima sonrisa burlona hacia él…sería un acto blasfemo de mi parte.
Enhorabuena por el pequeño Nico, quien ya hace sus gracias como Director de Orquesta. Ah si toda la pequeña juventud fuese así…
Saludos a todos.
PD: Frank, ayer conseguí en el mercado el primer acto completo de Siegfried de Wagner, en interpretación del genial Max Lorenz acompañado de la Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires. Es una grabación de 1938!!! Qué éxtasis musical para un wagneriano incorregible como yo. Saludos a toda Argentina.
Caliante, caliente… Pero no. Yo ya he comentado en más de una ocasión que Wagner me encanta en ciertas cosas aunque no entro en la profundidad de su Tetralogía. No es Wagner, un compositor al que admiro y respeto como pocos.
Un abrazo, Iván
LEITER
Ahora yo me quedé con la interrogante… Quién será ese que se te atraganta? Pfitzner? O es del siglo XIX? Liszt?… porque Meyerbeer ni siquiera cuenta en este juego (este Meyer se me atraganta un poco a mí).
Comprended que no lo quiera decir, hombre. Antes de acabar esta temporada publicaremos su entrada en GALERÍA DE MÚSICOS. Si yo me delatase ahora, esa entrada podría carecer de valor y motivación. Además, a mí me gusta toda la música, desde Hildegarda von Bingen hasta González Acilu… Si he dicho que ese compositor saldrá en GALERÍA ya he dado una pista, Joaquín. Y tú lo has mencionado en tu terna… Y ya no digo más.
Un abrazo, Joaquín
LEITER
Bien por tí, Iván! Espero que suene bien la orquesta. Hoy en día la Estable no es lo que era. Desde que está cerrado el Colón no tienen dónde ensayar, tampoco la Filarmónica. La Sinfónica también tiene problemas por no tener un lugar de residencia, y a estos últimos ni siquiera les pagan, aún así es la mejor orquesta de la Argentina en estos momentos (me encnata como suena su sección de percusión).
Ahora bien, Wagner es el preferido de Iván… pero pensé que era Brahms… quién entonces tenía como preferido a Brahms? Hay tantos comentarios como entradas en este blog, a veces me mareo un poco.
De todos modos, ya que estamos hablando de dirección… recién me topé con un video y pensé compartirlo acá con amigos. Cuál de los Profesores de la Orquesta Filarmónica de Leiter’s Blues me podría hacer un comentario (la imagen y el audio es excelente)? Brahms: Hungarian Dance No. 1
A mí particularmente me ha gustado mucho.
Leiter es Brahms y Joaquín también.
Ignoraba que el Colón está cerrado. QUÉ ABSURDO!!! Cuál es la razón?
¡Sosísima versión! No encuentro a Iván Fischer dirigiendo esta danza nº1… Pero esta versión me parece aburrida y light. No se remarcan los contrastes y el discurso es anodino. Pero bueno, es sólo mi opinión. Brahms es mi compositor de corazón… ¡Ya quisiera ser yo Brahms, amigo Iván!
LEITER
Iván, el Colón está cerrado desde el 2006. Recuerdo que lo visité allá por el 2004 creo y ya se estaba viniendo abajo. En 2008 para su centenario, no se pudo abrir y la Staatskapelle Berlin que había venido con Barenboim para festejar tuvo que tocar en otro lugar, de pésima acústica. Está planeado que abra este 25 de mayo (dia de mi cumpleaños) con motivo del Bicentenario argentino. El problema es que muchos dicen que han destruído la acústica (de las mejores del mundo como bien sabrás) durante la refacción. No te imaginás lo que ha dado para hablar en estos últimos meses este tema por estas tierras.
Leiter, mi oído puede fallar pero no mi olfato y suppuse que no te iba a gustar. Yo por mi parte, si no lo comparo con una versión mejor no sabré que decirte. No te enojés, pero yo decía que ya que hablamos de dirección pudieramos hablar del estilo de la señora. A mí particularmente, y hablando en general, me ha parecido elegante en sus gestos y por demás curiosa.. uno no está acostumbrado a ver mujeres en el podio.
De todos modos tu apreciación es valiosísima.
¡Ah, pero era una mujer! Pues, en serio, ni me he enterado… Te lo juro por mi honor, Frank. No aprecié que fuese una mujer. Creí que era un joven con melenas, de verdad
No quiero resultar pedante: Con independencia de que sea un director o una directora, la versión no me ha gustado.
Ya que estamos con el tema, mi homenaje a la maestra MERCEDES PADILLA, la primera mujer española que yo vi dirigir (Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, hace unos 15 o 20 años)
Un abrazo, Frank (Me acordaré de ti el 25 de mayo por fuerza: Un día después de hace muchos, muchos años, un servidor hizo la Primera Comunión. Este año, el 26 de mayo, se cumplirán también 13 años del fallecimiento de don Caesar Imperator Pater Leitaeris, mi progenitor)
Un abrazo, Frank (Te recomiendo las versiones de Iván Fischer y la Orquesta del Festival de Budapest. Canela en rama)
LEITER
Muy bien, buscaré esa versión y te diré que tal. Por cierto, la orquesta del video es la Filarmónica de Budapest y la señora se llama Tomomi Nishimoto. Yo estoy seguro de que es una buena directora (la he visto en otros videos) pero justo he venido a caer en un experto en Brahms… que vá si tú eres un experto en todos! ja, ja.
Notáste mi españolada? –> «que vá»
Qué puntería, anduve escuchando esa versión hoy a media tarde! Hay que saber que Fischer se dio a reorquestar varias de las danzas para realzar el «sabor gitano». En Internet, Frank, las pillas en esta página:
http://www.classicalvietnam.info/forum/showthread.php?t=788&page=32
…pero hay un problema con el segundo vínculo de descarga. De todas maneras, siendo pistas diferenciadas, ya tendrás una buena cantidad en mp3. Esa página trae también otras baratijas, como la obra para piano completa de Liszt (con Leslie Howard) y la Edición Brahms Completa (DG)… pero lo que Leiter apunta son las danzas, y ahí están. Si alguien las encuentra en otra parte, que avise.
La japonesa es elegante en sus gestos y hace de la música un ejercicio de dulzura, pero los énfasis y contrastes (fundamentales en Brahms) se echan en falta, como apunta Leiter Magister. Considera que siendo la música húngara muy temperamental y vivaz, y siendo Brahms un tipo brusco y drástico, no conviene exagerar la delicadeza…
¡Buen trabajo, Joaquín! De verdad, me asombra tu excelsa capacidad discográfica y tus magistrales conocimientos al respecto.
Bueno, como hoy el Real Madrid ha perdido y estoy desolado, haré de abuelete (Frank Ar dixit)
Yo escuché una propina de esta danza a Claudio Abbado y la London Symphony memorable. También a Temirkanov con la Filarmónica de Leningrado. Y, ya de recuerdos, una horrorosa versión — también de propina — de Zubin Metha y la Filarmónica de Nueva York.
Jo, si yo hubiese sido director de orquesta mediático, concluiría mi ejecución de la Cuarta de Brahms con una propina de esta danza. Pero como no lo soy, pues nada. A aprender. Por cierto, NADA MAL Georges Prêtre en este ensayo. (Sólo el audio. La imagen está acelerada). Por ahí van los tiros.
Un abrazo, amigos
LEITER
Hola Sr. Leiter
Quería comentarle que ya van 3 veces que me he leído este post maravillado de lo que usted allí expone, y que no he sabido cómo escribir este mensaje o como hacerle estas preguntas.
En primer lugar quería preguntarle, que se necesita para ser director? es decir, es necesario ser un músico instrumentista de muchísimo tiempo? como el caso de Baremboin que es un virtuoso del piano (de hecho creo que gran parte de los directores, y corríjame si me equivoco, vienen de ser pianistas, unos con mas nivel otro con menos pero parten de ese instrumento) Rattle se inicio como percusionista, Dudamel ha tocado por más tiempo el violín que la batuta, o es posible que sea un oficio aprendido, ya que, como creo entender, el director a diferencia del ejecutante, se va perfeccionando con el tiempo y la experiencia adquirida además del profundo conocimiento que debe ir adquiriendo para mejorar sus interpretaciones, contrario al instrumentista que mientras menos edad tenga y mas rápido toque un concierto de alta dificultad mejor.
La segunda pregunta es, cree usted posible que una persona a los 23 años pueda iniciarse en la dirección de orquesta de forma profesional?
La última pregunta es, cuales son las que usted considera las mejores escuelas de dirección? y que pudiera diferenciar una de otra (entre las mas emblemáticas)???
Un abrazo, amigo
Espero su pronta respuesta
Alfredo
¿Qué tal, Alfredo?
Por favor, si lo deseas, puedes seguir llamándome de tú, como en otros comentarios anteriores.
Vamos a ver si soy capaz de ofrecer algunas respuestas: Para ser director se necesita, primordialmente, estar en posesión de la acreditación académica pertinente (Teoría, Solfeo, Armonía, Fuga-Contrapunto, etc..) y, al menos, tener un grado avanzado en cualquier instrumento. Esos son los requisitos MÍNIMOS para ser admitido en cualquier curso de dirección. Pero si realmente uno quiere ser director de orquesta, esto es, quiere desarrollar una carrera profesional, a estos conocimientos se le deben añadir otros (Historia de la Música, Análisis, Interpretación, etc) aparte de acreditar una buena dosis de créditos en seminarios, cursos y otras convocatorias. El piano es importantísimo para ser director, aunque haya habido excepciones, y en algunas importantes cátedras se exige, además de la titulación en piano, una paralela en otro instrumento. Como los centros en donde se imparten dichas enseñanzas, los mejores y más prestigiosos, están en Europa Central y en Norteamérica, saber idiomas se me antoja también del todo imprescindible. En mi opinión, y hablo de España, un estudiante debería apuntarse a cuantos cursos sobre la materia le sea posible y de ahí buscar una recomendación, nada fácil, para ser admitido en Viena (Antigua escuela de Swarovski) Siena (Antigua escuela de Franco Ferrara) o en alguna institución norteamericana (Particularmente buena es la Julliard School). Una vez allí, estudio, estudio, estudio y procurar apuntarse a cualquier certamen de prestigio (Besançon, Copenhague, etc), verdaderas lanzaderas para cualquier director joven. Por supuesto, si se está en posesión de conocimientos, cualquier edad es buena y los 23 años que mencionas son una edad estupenda para ello. Pero no olvidemos que todo esto conlleva muchos gastos económicos. Habrá que estudiar e informarse bien de cuántas becas u otras subvenciones existan para ello.
Como un añadido a tu segunda pregunta, sólo puedo decirte que en la antigua escuela vienesa de Swarovski se enseñaba, sobre todo, a mantener una ABSOLUTA FIDELIDAD a la partitura. Desconozco los procedimientos particulares de otras escuelas.
Por supuesto, a diferencia de un instrumentista de renombre, un director de orquesta va madurando con el tiempo y la experiencia acumulada. Es un procedimiento algo distinto, aunque llevas razón al afirmar que un solista quizás tenga que destacar a una más temprana edad por el simple hecho del dominio técnico de su instrumento.
No sé si habré aclarado algunas de tus dudas, Alfredo
Saludos y gracias por el comentario
LEITER
Que tal Leiter.
Debo decir que me encantó el post, y los comentarios (especialmente del tipo del de Ivan -saludos!-)
Debo confesar que estoy por comenzar a dirigir una orquesta de estudiantes y estoy extremadamente nervioso.
Concuerdo con la ideología de Ivan, de que el dirigir no es una camisa de fuerza.
Incluso indago en la fuerza espiritual y sentimental antes que en la técnica. (decia Beethoven que se pueden perdonar errores de interpretación pero nunca la falta de pasión)
Cuando comenzaba a estudiar música me preguntaba (y creo que todos lo hicimos alguna vez) algo asi como ¿para estudiar dirección debes aprenderte todos los movimientos? o ¿aparte de entradas y dinamica, que hace el director? o ¿como puede haber tecnica o conocimiento en «locuras» como las de (aquel de amadisimo recuerdo) Bernstein? ¿Tu que opinas de tales dudas?
Debo decir, que amo tecnicas como la del antes mencionado, el incomprendido y cuasi convulsionante Furtwangler, el interior y filosófico Celibidache, y (no me averguenzo de decirlo) el hiper queridisimo estilo de Karajan, artístico, emocional y sentimental al maximo. (claro, tenia un ego enorme, pero, ¿quien que llegue a tales magnitudes no lo tendría aunque sea un poco?)
Como mexicano, me averguenzo que exista tanta devoción mediatica(hipócrita,debo decir) hacia figuras como Alondra de la Parra. -no tengo nada en su contra, de hecho, pienso que está lindisima- pero quien siento tuvo mucha atraccion debido a los contactos obtenidos por su ex esposo (hijo de un expresidente de la republica) y familia. Y figuras como Manuel M Ponce o Sergio Cardenas (quien ha dirigido a grandes entes en diversas partes del mundo) no figuren tanto como deberian.
Incluso debemos aceptarlo, cuando estamos aprendiendo,la emulación es un buen recurso, aunque si se sigue usando después, se vuelve patético.(creo yo)
En fin, expuestos mis puntos, debo saludar al amigo que hizo su batuta, el me impulsó a escribir este post puesto que yo también hice la mia del palo de una mopa vieja.
y les dejo una anecdota que deben conocer, sobre Wagner Y Spontini.
Cuando aquél invitó al compositor italiano a que dirigiera en Dresde su ópera La Vestale, Spontini, antes de iniciar los ensayos, pidió que Wagner le facílitara su batuta. Su asombro fue grande al comprobar que se trataba de una simple varita de madera. Spontini declaró entonces que él no podría dirigir si no se le facilitaba “un bastón de ébano con las puntas guarnecidas de grandes botones de marfil”. Fue necesario que un carpintero del teatro se pusiera a fabricarlo con toda celeridad, ya que sin él, el Grande de España, como estultamente se autocalificaba Spontini, no podía subir al pupitre.
Si Wagner, tan ególatra como grandioso (si, tambien soy Wagneriano apasionado) entendía que lo importante está en la obra y sus comuniones, ¿que caso tiene comprar una batuta de cientos de euros, si no se entiende dichos conceptos?
¿Opiniones?
En fin. Saludos a todos.
Pues si pide opiniones ahí va la de una lega.
Primero de todo desearle el mejor de los estrenos con los jóvenes y sobre todo que consiga comunicar su mano con su corazón, la técnica se supone.
Me ha dejado un poco descolocada con la anécdota que cuenta. ¿tanta importancia tiene un simple objeto? Me da en la nariz que o bien es superstición o bien es inseguridad, ni siquiera creo que sea para darse importancia. Y por cierto, viendo algún vídeo de Furtwängler empiezo a pensar que lo que trataba era de hipnotizar a la orquesta, un recurso que le funcionó magníficamente ;-).
Hey Zarzal,te agradezco la atención prestada.
Y pues creo yo también que el objeto no importa tanto como la comunión etredicha, no crees?
Y claro! asi como opinas, se decia que Wilhelm realmente parecia un chamán en trance más que un director, y como dices ¡mira que bien le funcionó!
¿Que opinará el admin?
¿Seguira vivo?
¡Saludos!
Sigo vivo, pese a que hasta este mismo momento me he tirado todo el santo día en el hospital haciéndome pruebas. A ver si éstas confirman los excelentes resultados de las analíticas.
Bienvenido a este bar virtual de copas, amigo José. Mi opinión es que cualquier obra a ejecutar ha de ser aprendida al dedillo por el director. Más vale tener un repertorio moderado pero del todo estudiado que uno extenso que no se domina. Resulta un poco triste ver a jóvenes directores con la cabeza metida en la partitura a la hora de dirigir un concierto. No, la obra hay que tenerla BIEN APRENDIDA y mucho más cuando se está empezando. Usar partitura sólo debería obedecer a un apoyo en caso circunstancial de repentina pérdida de memoria.
El tema de dirigir o no con batuta es del todo irrelevante, como ya explicamos en otra entrada anterior de esta misma sección. La técnica de dirección puede aprenderse, obviamente, y por eso se enseña en los cursos. Pero la mecánica es una cosa y la dimensión espiritual es otra. El sentimiento musical es algo que no se puede enseñar. Se puede mejorar con con la práctica y el oficio. Y por supuesto con la predisposición y propia naturaleza de la persona. Existen maestros impecables en cuanto a la técnica pero que carecen de trasfondo musical. Si se nace con esa virtud, lo importante es saber ampliarla y educarla. Si no se nace con esa virtud expresiva musical, más vale dedicarse a otra cosa que no sea la dirección orquestal.
Gracias por tus comentarios, José
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La batuta la empleo como Bastón de Mando, para que se sepa quien es la autoridad frente a la Orquesta. Dirigir es un Arte en el que pones a los Músicos a hacer lo que tú deseas que hagan. Luego todo se torna tan natural que la Orquesta toca por sí sola.
Pero es indiferente si se usa o no.
Conocer la obra que se dirige es indispensable. Si cada instrumentista la ejecuta a su manera, sin atender a la directriz de UN EJE CENTRAL que la domine a la perfección, el resultado será todo menos armónico. El Director está allí por una razón, no para figurar simplemente.
Furtwängler era Furtwängler. Así de simple.
Saludos.
Hola de nuevo, agradezco la suerte deseada y el buen recibimiento de parte del admin.
Algo me dice que voy a andar por aqui mas de lo que pensaba.
Furtwängler era Furtwängler. Así de simple.
Caramba, que mejor explicado,dificil.
Precisamente, apoyo la idea de conocer, devorarse la obra, por lo que de ñoño no bajo. Espero un dia postear un ensayo o presentacion y recibir una que otra cachetada digital o consejo de buen samaritano que se ve que por aqui abundan.
Que temas recomiendan a leer por aqui?
Admin?
Dandole una despolvadita al ego, ¿cual de tus entintados me recomiendas?
Saludos a todos, un abrazo y cuatro cuartos (decia mi profesor de teoria , ya que, marcarlos simula una santiguacion catolica)
Por recomendarte, te invito a que leas las 898 entradas publicadas en este bar virtual de copas musicales hasta el presente… Ja, Ja.
Ahora, en serio: A la derecha de la portada tienen una serie de categorías que definen el campo del contenido de las entradas publicadas (GALERÍA DE MÚSICOS, ESCUELA DE DIRECCIÓN, GUIÑOS MUSICALES, etc…). Ve pinchando por ahí, amigo José, y te irás encontrando de todo. Me resulta imposible recomendar algo en concreto debido a la gran extensión de contenidos.
Un abrazo, amigo José de México.
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Miren, yo lo veo muy claro, el director debe saberse la partitura al dedillo porque cuando dirige debe dedicarse a otras cosas como, por ejemplo, interpretarla y digo bien, interpretarla.