Dirección orquestal
La dirección orquestal, tal y como hoy se practica, es un procedimiento que existe desde hace aproximadamente unos 150 años coincidiendo con Richard Wagner — en su faceta de director — y seguida por su mejor y más directo discípulo, Hans von Bülow.
Este último sentó las bases principales, aún actualmente muy revisadas y renovadas, del moderno concepto de la dirección orquestal tal y como hoy lo entendemos. Sin embargo, desde tiempos muy remotos abundan las pruebas de que era costumbre coordinar las ejecuciones de instrumentistas y cantantes a través de una o más personas.
Los pueblos primitivos cantaban durante la celebración de sus ritos religiosos, fiestas, juegos, etc. Y dichos cantos se conjuntaban con unos movimientos que, en determinados momentos, diseñaba un coordinador.
En algunos bajorrelieves del antiguo Egipto que representan conjuntos musicales pueden verse a dos personas, colocadas en el centro del grupo, que parecen dirigir la ejecución batiendo palmas o indicando la línea melódica con las manos.
En algunas pinturas asirias puede incluso verse a una especie de capataz que empuña una pequeña vara, tal vez una ancestral precursora de la batuta, para indicar el ritmo.
Los persas también favorecían la coordinación musical a base de palmadas mientras que otros pueblos elegían chasquear los dedos de la mano (esto aún es costumbre en España al bailar algún tipo de danza popular) o golpear una concha contra otra.
Según Georg Schünemann — Geschichte des Dirigierens –en la música de los vedas, «el primer cantor indicaba la nota golpeando con el dedo índice de la mano izquierda sobre la articulación correspondiente de la mano derecha, de tal manera que los cantores debían concentrarse en tal método para ayudar a su memoria. Incluso llegó a desarrollarse un arte para dirigir los cantos basado en signos quironomianos que se conservó hasta muy entrada la Edad Media».
Ya en la Grecia clásica, el corifeo marcaba el ritmo golpeando el suelo con sus zapatos. Estos, en época romana, solían ir revestidos con suelas de plomo o acero — scabellum — al celebrarse las representaciones al aire libre y en escenarios de vastas dimensiones. Por medio de Quintiliano, sabemos que a quienes dirigían dando palmadas se les conocía como manuductorii.
En plena Edad Media, el ya referido método de la quironomía fue el punto de partida de la dirección del canto gregoriano. Sin embargo, durante el florecimiento de la polifonía gótica, apareció otro método consistente en mover la mano de arriba a abajo creando el tactus, un abstracto concepto de unidad temporal.
Si bien hoy parece del todo natural llevar el compás señalando la primera parte hacia abajo y la segunda hacia arriba, en aquellos tiempos las opiniones estaban divididas y algunos tratadistas — Luis Millán y Tomás de Santa María — indicaban que debía realizarse justamente al revés. Con todo, sólo se utilizaba la técnica de marcar grupos de notas compuestos por dos o tres partes, ya que el compás de cuatro tiempos era del todo desconocido.
El arte de dirigir
Una serie de avances en este rudimentario arte de dirigir se debió a los nuevos estilos de composición debidos al siglo XVI con el consiguiente y extraordinario desarrollo de la música coral que exigía, en determinadas situaciones, la presencia de varios coros que actuaban simultáneamente y a veces acompañados por instrumentos. Los nuevos métodos empleados fueron diversos y, así, unos preferían dirigir con la mano mientras que otros con un dedo. Los hubo que se sirvieron de un trozo de madera o rollo de papel, mientras que otros elegían un pañuelo que iba sujeto a un bastón.
Con el desarrollo de la música instrumental, en clara sintonía con el perfeccionamiento de los instrumentos, el director no podía ya valerse de la mano ya que, al ser un ejecutante instrumental, se debía servir de las mismas para dicha labor.
Por ello se llegó al uso de marcar el compás golpeando el suelo con el talón del pie. Los métodos eran tantos y tan diversos que Ludovico Grossi da Viadana, en 1612, trató de sistematizar la dirección coral.
Viadana sugería que el director se colocara frente al primer coro, al cual dirigía al mismo tiempo que ejecutaba el bajo continuo. Para ordenar la entrada de los otros tres coros — aclaramos que esta especie de tratado de Viadana se encontraba en el encabezado de su obra Salmos para cuatro coros para cantar y tocar con el bajo continuo — el director debía volverse hacia ellos y señalarles la entrada levantando las dos manos. Tres años más tarde, Michel Praetorius señala en su Syntagma Musicum — una historia sobre la función de la música y su uso en relación con la poesía — que cada coro ha de ser dirigido por un director.
Durante el período barroco, las composiciones presentaron ritmos más regulares y los procedimientos sonoros para indicar el compás gozaron de mucho favor.
Fue entonces cuando la dirección orquestal se cobró su primera víctima conocida en la figura de Jean-Baptiste Lully: Mientras dirigía en la iglesia de los Feuillants un Te Deum para celebrar la convalecencia del rey, golpeó violentamente la punta de su pie con el bastón que utilizaba para marcar el compás. De ello le sobrevino un absceso que por no haber sido tratado con la debida atención médica derivó en gangrena, de la cual murió el compositor unos días después.
De todos modos, esta vigorosa forma de marcar el compás fue ridiculizada por muchos escritores, como Rousseau, quien en un alarde de ironía comentó:
–«La Ópera de París es el único escenario de Europa donde se marca el compás sin seguirlo; en todos los demás sitios se sigue sin marcarlo…»– Por su parte, Mattheson afirmaba que «los directores que se valían de esa forma — una variante muy practicada en Italia y que consistía en que el primer violín taconeaba el suelo con el pie — demostraban tener más inteligencia en los pies que en la cabeza».
A lo largo del siglo XVIII se desarrollaron nuevas formas de marcar los compases de tres y cuatro tiempos.
En Italia, Zaccaria Tevo propuso marcar las dos primeras partes del compás hacia abajo y la tercera y cuarta hacia arriba, estilo que hoy en día nos parecería muy confuso pero que gozó de amplia popularidad en su momento. Por contra, en Francia se anunciaba el sistema actual marcando la primera parte hacia abajo y la última hacia arriba, quedando las dos intermedias a izquierda y derecha.
Llegaron incluso a publicarse ejercicios sistemáticos que permitían adaptarse a esta nueva forma, como el Méthode pour apprendere facilment la Musique soi-même de Henri-Louis Choquet, en donde se recomienda además el uso de un espejo sobre cuya luna habrían sido previamente colocadas en forma de cruz cuatro tarjetas numeradas y unidas por hilos tirantes que permitían ejercitarse llevando la mano de una tarjeta a otra.
Ya en pleno período del clasicismo existían dos métodos principales para dirigir la orquesta: El primero de ellos, descrito por Carl Philippe Emanuel Bach, consistía en que el Kapellmeister se sentaba en el centro de todos los instrumentistas ante un instrumento de tecla, órgano o clave. Al mismo tiempo que llevaba las funciones del bajo continuo señalaba el tempo, indicaba las entradas a los solistas y tocaba partes en las que otros fallaban o titubeaban.
Al comienzo de una obra, además de marcar el tempo con repetidos acordes, tocaba la parte melódica de los violines hasta que éstos habían asimilado el tempo, sirviéndose del mismo procedimiento cuando el tempo variaba, al acercarse a un calderón y al final de la ejecución. Para ello se servía de dos ayudantes, el violín concertino y el primer violoncelista, quienes reforzaban el compás mediante movimientos de la cabeza o golpeando el suelo con los pies.
El otro método de dirección fue descrito por Johann Joachim Quantz y en el mismo adquiría un mayor protagonismo el violín concertino.
Mediante la mano que sostenía el arco podía además indicar detalles acerca del fraseo y del estilo, en un modelo no muy diferente al actualmente utilizado por algunos conjuntos instrumentales de cámara.
El propio Quantz recomendaba que los músicos se aprendiera de memoria los primeros compases para poder concentrar su mirada en el violinista-director. Dichos compases eran muy temidos y Telemann solía referirse a ellos como los hundetakte, compases de perro. Leopold Mozart, el padre del inmortal genio, se inclinó hacia las tesis de Quantz y sugirió que el brazo que sujeta el violín imprimiera unos movimientos sobre el cuello de éste que correspondiera con las partes del compás.
Por su parte, Haydn, que dirigía al mismo tiempo que tocaba el violín durante su estancia en Esterhaza, dirigió sus últimas sinfonías en Londres sentado frente al clave. Si bien estas dos tendencias se enfrentaron durante algún tiempo, más tarde llegaron a fundirse en una dirección bicéfala pese a que en ocasiones se caía en el desorden debido a que unos músicos seguían al violín y otros al clave. Fácil resulta imaginar cuál sería el resultado en caso de que cada uno adoptase un tempo diferente…
A principios del siglo XIX fue ganando terreno la función del violinista director debido a la lógica de las nuevas composiciones que ya habían abandonado el bajo continuo y por lo tanto ya no era necesaria la presencia de un Kapellmeister para realizarlo.
El violín concertino fue paulatinamente dejando de tocar y se servía del arco, a modo de futura batuta, para marcar los compases. Esta técnica produjo algunos directores de gran prestigio, como Habeneck, primer director verdaderamente especialista en dirigir las sinfonías de Beethoven (De todas formas, algunos usos arcaicos no se habían abandonado del todo:
Durante el estreno de la Novena Sinfonía de Beethoven, en el cartel anunciante de tan histórico acontecimiento se podía leer: «La dirección de la orquesta está confiada al señor Schuppanzigh mientras que el conjunto será dirigido por el Kapellmeister Umlauf. La Sociedad de Música ha tenido la gentileza de reforzar el conjunto vocal e instrumental y el señor Ludwig van Beethoven tomará también parte en la dirección del concierto».
O sea, que Schuppanzigh, como violín concertino, controlaba la ejecución de su grupo; Umlauf dirigía y a su lado se encontraba Beethoven para indicar el tempo en los momentos necesarios…).
Durante este período las actividades del director y del compositor seguían unidas en la misma persona y muchos nombres nos han llegado solamente a través de la fama alcanzada únicamente en una de ellas.
Michael Costa fue un compositor y director ítalo-inglés cuyo recuerdo nos ha llegado por ser uno de los primeros directores ingleses de renombre durante la segunda mitad del siglo XIX. De su música, sin embargo, nos queda también el testimonio del genial Rossini:
–«Este buen Costa me ha enviado la partitura de un oratorio y un queso de Stilton. El queso era buenísimo…»– Por el contrario, hay una serie de nombres que hoy sólo recordamos como compositores pero que realizaron una extraordinaria labor en el terreno de la dirección orquestal: Spohr, Von Weber y Spontini ofrecieron grandes aportaciones. Schumann, por el contrario, nunca destacó como director y se decía que sufría tal embrujo al dirigir su propia música que se transportaba espiritualmente a otra dimensión y, obviamente, se olvidaba de la más mundana misión de dirigir. Una visión del todo romántica. Mendelssohn, al contrario, alcanzó una extraordinaria reputación y era partidario acérrimo de los tempi animados «para que los músicos estén bien atentos y no se duerman».
Mendelssohn opinaba que era difícil obtener una buena ejecución y que las imperfecciones se disimulan al no darles demasiada importancia.
Todo cambió con Richard Wagner y su ensayo Über das dirigieren, publicado en Leipzig en 1873. En este escrito Wagner trata de la dirección orquestal, por primera vez, como algo muy diferente al simple hecho de marcar el compás.
El intérprete aparece en toda su amplitud y la densidad de los conceptos, la novedad de las ideas y una inteligencia musical absolutamente privilegiada planean sobre dicho escrito. Todos los temas vitales de la dirección en aquellos momentos están tratados concisa y profundamente, siendo el principal cometido del director el intentar obtener un tempo preciso — melos — en cada obra (Visión, por otra parte, diametralmente opuesta a la de Mendelssohn).
A pesar de la tenaz resistencia que encontró a la difusión de sus ideas, la influencia de Wagner resultó decisiva en la creación del director actual. Junto a Wagner también destacaron dos personajes bien conocidos: Franz Liszt, quien sufrió tal incomprensión por parte de las orquestas que se vio forzado a escribir una carta justificativa, y Héctor Berlioz, cuyo capítulo dedicado a la dirección orquestal dentro de su Tratado de Instrumentación y Orquestación no fue apenas retocado en la posterior revisión que de dicha obra realizó Richard Strauss en 1905.
La semilla sembrada por Richard Wagner no cayó en tierra de nadie y a su alrededor surgieron los primeros directores en la forma en que hoy entendemos su actividad: Hans von Bülow, Hans Richter, Hermann Lévy y Felix Mottl.
Para terminar, no podemos dejar de citar a dos directores surgidos a mediados del siglo XIX cuya importancia no radicaba tanto en los oídos del público sino más bien en sus ojos. Eran los llamados directores-espectáculo:
Philippe Musard (1792-1859), un tipo desgarbado y de aspecto sumamente descuidado, dirigía de una forma totalmente excéntrica en la que lanzaba su batuta al aire, rompía el sitial colocado ante su atril, realizaba ejercicios de equilibrio al borde del escenario y llegaba a disparar tiros de pistola al aire. Por su parte, Louise Antoine Jullien (1812-1860), al contrario de Musard, era un tipo elegantísimo que seducía a las damas tan con sólo su presencia. Durante los conciertos, regalaba retratos suyos a las señoras que ocupaban las plateas y utilizaba un atril bañado en oro y un lujosísimo sillón desde donde dirigía los conciertos. Solía emplear una batuta cubierta de brillantes y unos guantes blancos de cabritilla. Al parecer, a su majestuoso porte se unía una brillante y eficaz dirección y un deseo de trasladar la buena música a las masas. Fue enviado a prisión como consecuencia de las numerosas deudas contraídas y murió recluido en un sanatorio para enfermos mentales.
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¡Terrible el último párrafo… ja, ja!
Me atrevería a decir que muchos directores modernos no dejan quietos sus pies (probablemente no en un adagio, claro) pero creo que es más bien instintivo: ¡cuántos de nosotros no podemos evitar dejar quietos nuestros pies cuando escuchamos algo con buen ritmo! Y no hablo solo de la música académica…
Hace un par de semanas enganché por tele una clase magistral de Barenboim en no se cuál universidad: decía algo así como que ahora a los jóvenes directores que salen de las universidades les cuesta ser buenos directores porque antes no son buenos músicos… es como que se va perdiendo lo de director-intérprete… no se si me explico…
un abrazo, Leiter
Tú te exlicas muy bien, amigo Frank; el que no se exlica tan bien es Barenboim…
Siempre lo he dicho: El hecho de estudiar mucha música no significa necesariamente que uno sea un buen músico. Es una práctica necesaria, por supuesto, pero el sentido de la musicalidad es algo tan íntimo y personal que no se puede aprender en una escuela. Hay gente que no sabe leer música y, sin embargo, atesora una capacidad interpretativa asombrosa (se nota hasta cuando silban). Por contra, anda que no he conocido yo tarugos que sabían desarrollar a la perfección una serie armónica… Y luego no sabían ni silbar. Y no digamos entonar.
Un abrazo, Frank
LEITER
Todo este lío para poner de acuerdo a los músicos jajajajaja. Creo que uno de los que dirigían de miedo era Furtwängler, parece ser que una vez le preguntaron a uno de la orquesta que como sabían cuando debían entrar con lo ambiguo que era Furt en las indicaciones, muy tranquilo respondió que era de lo más sencillo, uno empezaba y los demás le seguían. ¡Me parto!. Y esto no tiene nada que ver y si. Hagan este experimento: 1) Novena de Furt en las orejas. 2)paseo a ritmo. Nada más. Cuando lo hice por casualidad no me lo podía creer.
En serio, supongo que con el desarrollo de la música occidental cada vez más compleja el papel de director ha tenido por fuerza que ser más importante, alguien tiene que poner algo de orden y supongo que el método es lo menos importante. En mis gustos no entra la gesticulación excesiva sin venir a cuento, si la pasión que no tiene por que ser evidente, eso se oye y apenas se ve, estoy pensando en esos videos donde se ve a Kna dirigiendo, pone los pelos de punta y se corta el aire.
Pregunta de examen: Al dar la primera entrada de una obra, ¿se han de bajar los brazos o subirlos para marcar el primer compás? Dificilillo, eh?
Os doy una pista: los primeros golpes al aire dependen un tanto del tiempo fuerte o débil del compás. Pero hay más… Venga, demostrad vuestra sabiduría y poneos a visualizar vídeos en YouTube… Al que acierte, le nombro Generalmusikdirektor de BLUES.
LEITER
Magnífico post Leiter, me encantó. ¡Muchas gracias!
Con relación al comentario de la Princesa Zarza, “todo este lío para poner de acuerdo a los músicos”, he de decir que trabajo con músicos y son las personas más difíciles de tratar que conozco. La mayoría se creen el ombligo del mundo y que todo gira a su alrededor. Francamente, no creo que haya grupo de personas más difícil de manejar y organizar. Y lo digo después de más de treinta años de experiencia. En fin, la condición humana es terrible. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Gatito, era una completa ironía, bregar con la peña debe ser una lucha de titanes. Siempre mi admiración para quien se pone delante de la troupe, hace magia y encima es respetado por propios y extraños. Hace falta mucho carácter para salir adelante con éxito.
¡Jo, Gato, seguro que te ha tocado lidiar con los profesores de la Orquesta Sinfónica de Radio Macuto!
¡Menuda panda! Ja, ja, ja…
LEITER
Me pido prime.
Director listo, orquesta lista, director pide que la peña deje de hacer ruiditos.
Brazos al frente. Primer aviso: movimiento de cabeza, levantar las cejas y gruñir es opcional con eso dice ¿listos?. Segundo aviso: bajada ligera de los brazos batuta en ristre (medio compás o lo que se llame el ritmo) y…Tercer aviso: se levantan los brazos a lo alto al ritmo que vaya la cosa (tiempo de compás o ritmo o lo que sea que se llame), en el momento en que los brazos están arriba todo el que le toque ya puede estar sonando.
¿Cuando me se entrega el palito?. 😀
Respuesta incorrecta, querida Walkiria, aunque muy simpática. De momento, el palito de oro sigue desierto.
LEITER
ÑÑÑÑEEEE!
jajajajaja, pues venga, que salgan los listos al escenario.
Y pronto que soy impaciente y tengo curiosidad. 😀
¡Venga, venga, que hay que mojarse!
¡El cargo de Generalmusikdirektor de BLUES está en juego!
LEITER
no siempre los directores mandan leiter, fijate lo que pensaba franz strauss, el padre de richard strauss, que como lo mencionaste, fue un famoso intérprete de corno en munich:
«¡cuán orgullosos están de vuestro poder los directores! cuando un hombre nuevo se enfrenta con la orquesta, según el modo de ascender los peldaños que llevan al estrado y abrir su partitura, antes incluso que empuñe su batuta, sabemos si el es el amo o lo somos nosotros»
Del todo cierto, Hugo. Y te garantizo que esa tradición aún impera en la Filarmónica de Viena, la mejor formación del mundo, en mi opinión, y también la más holgazana. Si les aburre un director o les crea excesivo trabajo, tocan a su aire y pasan de cualquier indicación. Es un rumor que corre entre las batutas de mayor prestigio. Pero un rumor con todos los visos de ser cierto.
Seguimos con el examen para nombrar al Generalmusikdirektor de BLUES. Salvo Zarza, no os estáis mojando mucho. ¡Venga esas respuestas! Hasta que no tenga dos opiniones más, por lo menos, no lo voy a explicar.
Un abrazo, Hugo
LEITER
Leiter, espero que no sea una pregunta con trampa, porque tu tienes una cara de pillo de cuidado. JAJAJA
Y que conste que yo no quiero ser ‘General’, ni de nada ni de nadie.
Por otra parte yo no creo que haya una regla fija, he visto hacer de todo y más… «Cada maestrillo tiene su librillo».
Salud, paz, soneisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Respuesta con cierta dosis de veracidad pero incorrecta atendiendo a los requerimientos de la pregunta.
LEITER
Si, me huelo que hay una pequeña broma porque he copiado descaradamente todo lo que un conocido director muy respetado hace, pasito por pasito hasta el momento en que empieza a sonar la orquesta. ¿tendrá que ver con eso de «primer compás» y eso de «se han…»?.
Ummm, Leiter, estás siendo malo jajajajaja. Hay truco. 😉
Ese director miente como un bellaco. Respuesta incorrecta.
LEITER
Bueno, cerramos el examen y declaramos desierto el cargo de Generalmusikdirector de BLUES
El llamado golpe al aire es uno de los gestos más imprescindibles en la técnica de la batuta. Ha de tener un valor exactamente igual a la unidad métrica que le sigue y, de igual manera, debe encerrar incluso el matiz dinámico, el carácter de la entrada y el estilo de ejecución del comienzo de la obra.
De manera teórica, insisto TEÓRICA, el golpe al aire depende de en qué momento del compás inicial arranca el primer sonido.
– En compás entero a uno, es decir, correpondiendo con la primera nota del primer compás, el golpe al aire debe marcarse de arriba a abajo. En caso contrario, o sea, para dar una entrada después del uno del compás, el golpe inicial ha de arrancar desde abajo hacia arriba.
– Por regla general, los compases que empiezan con pausa se dirigen sin golpe al aire, con lo que el primer gesto del director es el que sirve para dar el uno. De todas formas, en ocasiones los valores iniciales suelen apoyarse en el tiempo fuerte ocupado por la pausa. Para una ejecución precisa de los mismos se recomienda dar el golpe al aire con la mano izquierda y levantarla rápidamente hasta la altura en que se mantiene la derecha dispuesta a dar el uno.
– En caso de anacrusas, la regla es la misma con respecto a los compases que empiezan con pausas. Pero, en vez de dar el uno, el primer gesto da el tiempo de compás correspondiente sin hacerle preceder de golpe al aire.
Pues eso es todo, queridos contertulios.
LEITER
Suelo decir que el primer gesto de un director debería ser respirar. Et golpe al aire deberia ser ante todo el reflejo de una respiración, aunque esta pueda ser discreta. Pero todo esto es teorico, ya que hay grandes batutas que no respiran, son comos los toros en el ruedo en el ultimo momento, cerrando boca. Pero lo que sé es que si mi profesor, antiguo director de la Opera Comique de Paris y muy buen artesano no pudo enseñarme gran cosa en esto que no tiene casi nada de enseñanza, me dejo sin embargo esto que me lanzó el primer día, cuando elegí dirigir el primer movimiento de la 29 de mozart: Respireeeez!
La respiración es el núcleo de la dirección orquestal, el truco y el secreto. Totalmente de acuerdo, maestro Jean François. Uno de los grandes respiradores fue Carlo Maria Giulini. Y otro Klemperer. Precisamente dejamos el enlace de esa Sinfonía nº29 de Mozart en la magistral dirección de Klemperer… Respirez!
Saludos, Jean François. Es todo un placer leer sus comentarios para los habituales de este bar virtual.
LEITER
Bufff, de lo más complicado para mi. Enhorabuena Leiter, muy interesante y mi admiración para todos los que han pillado la explicación. Yo me fijé en Furtwängler en un video que no encuentro pero tengo este y Leiter, si puedes por favor cuenta en que caso se encuentra este comienzo.
[youtube http://www.youtube.com/watch?v=RnbxpvfISkc&w=480&h=390%5D
no se verá el video, ahí va el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=RnbxpvfISkc
Claro ejemplo de golpe al aire en compás entero a uno. La primera batida al aire se da hacia arriba, como se puede ver en el vídeo.
Por cierto, Furtwängler fue, de largo, el peor director a la hora de marcar entradas. Dicen que los músicos contaban hasta veinte compases, desde el momento en que aparecía por el escenario, para conjuga así la entrada inicial al compás mental 21…
PD: Desde mi página de administración no se veía el vídeo, Zarza. De ahí mis dudas.
LEITER
Estupendo, me imaginé que no lo veías con lo que yo también tenía dudas si sería yo sola la que veía el video.
Bien, aclarado y se ve que cogí un mal ejemplo para fijarme en como se dan las entradas :-D.
Supongo que esa incertidumbre que provocaba en los músicos les hacía estar muy atentos a él y a los otros colegas.
Leiter, y yo que creo que el puesto de «Generalmusikdirector» de BLUES ya está perfectamente ocupado por ti mismo en tu misma mismidad. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
furtwängler: variaciones sobre un mismo tema:
1. preguntas a sus dirigidos en la filarmónica de berlín:
¿como sabe usted el momento en que debe entrar en los compases iniciales de la novena de beethoven?
caminamos dos veces alrededor de la silla, contamos hasta diez y entonces comenzamos a tocar…
¿como sabe como entrar con un compás «misterioso»?
cuando perdemos la paciencia…
a continuación leiter, algunas de las reglas de tu admirado richard strauss «para el álbum de un jóven director»
-no debe sudar cunado dirige: solo el público debe entrar en calor
-nunca dirija miradas alentadoras a los bronces
-nunca deje de vigilar a los cornos y los vientos de madera. si usted puede oírlos es porque todavía suenan demasiado altos
-el público debe encontrarse en condiciones de seguir sin esfuerzo las palabras (de los cantantes)si no las entienden, se adormecerán
-si usted cree que lo bronces no suenan lo suficientemente fuertes, rebájelos otro punto o dos
En lo relativo a la dirección orquestal, el tratamiento de los metales es una de las asignaturas más complejas. Desde su colocación a su matización en dinámica sonora (el director no escucha los metales de igual forma que el público, sobre todo el ubicado en platea). Por cierto, y hablando de colocación, una de las atribuciones del director es la disposición orquestal (violoncelos a la derecha u ocupando el tradicional espacio de las violas; contrabajos tras los celos, bien en abanico o bien rodeando en semicírculo la orquesta; la colocación de trompas…)
¡Se me ocurre plantearos una nueva cuestión! ¿Cómo pensáis que han de colocarse las trompas? ¿En grupo de 2 arriba + 2 debajo en el extremo derecho? ¿O bien de manera lineal 1, 2, 3, y 4 tras las maderas? Ya os digo que ambas disposiciones son correctas aunque casi todos los directores se decantan en la actualidad por una de ellas. ¡Venga y a mojaros de nuevo! Quien ofrezca una respuesta más sensata y bien argüida sobre el modelo de colocación propuesto ganará unos valiosos créditos cara a la futura convocatoria de Generalmusikdirektor de BLUES.
¡A pensar, amigas y amigos! El próximo viernes ofreceré mi opinión al respecto.
Abrazos
LEITER
Maestro Leiter, es de nuevo un placer leerlo. Para cualquier admirador de Mozart existe une «especial ternura» hacia los números 25, 28, 29 y 34 de las sinfonías.Quizas mi preferida sea la 34 pero siempre tocando el menueto que le está atribuido el cual para mi es del mejor Mozart.Total que siempre pensé que el universo de los directores se dividía en dos: los que eran capaces de entender que la pulsación de este sublime primer movimiento de la 29 es un 4 y no un 2, y los demás….pero estas cosas siempre son relativas ya que creo recordar que mi queridísimo Maestro Bruno Walter lo hizo en A2…Sin embargo es de estas cosas tan sutiles en la interpretación de Mozart, como el arranque de la sublime aria «il mío tesoro» de Don Giovanni…2 o 4?…. 4, por Díos !!! Pues no conocía esta interpretación de Otto Klemperer la cual es muy cercana a la concepción de la obra que tenía el Doctor Böhm. Si me refiero a la versión Böhm que más me gusta ( Concierto en Salzburg 1969 con Stadskapelle Dresden y Christa Ludwig) podemos hablar de diferencia casi inexistente en cuanto al tempo;Sin embargo existe una diferencia interesantísima…tradición alemana versus tradición vienesa.Y más aún con Böhm que era un austriaco de los valles del sur.La luz no es la misma, la version alemana es más clara en cuanto a la polifonía ( y pasa lo mismo en el segundo movimiento) pero la versión vienesa, dando absoluta prioridad a la proyección de los primeros violines, resulta mucho más «luminosa».En cuanto a Furtwaengler: yo creo que el era muy consciente de una cosa que es el hecho de que de la proyección personal nace, por un efecto químico que nadie podrá explicar, el sonido que le corresponde. Y el quería desencadenar el proceso «sonido furt» mucho más que preocuparse por la calidad técnica del arranque.Por lo tanto, confiaba que de manera casi natural el arranque se iba a producir bajo el impulso del primer violin,esto es lo que a mi me parece que hacía. Y a ver…no tenía algo de razón en esto el maestro Furtwaengler? Lo que pasa es que no entiendo nunca nada de sus gestos, son para mi un lengiaje imposible de leer,pero creo que el resultado es generado con total y aboluta consciencia.Para terminar os dejo este link del doctor Böhm, por lo que hemos hablado de la respiración. No era muy habitual en el, pero aqui nos demuestra con total perfección como se debe respirar en el arranque de un movimiento. Saludos a todos.
http://www.youtube.com/watch?v=_DIMYsAmT0c
Me he leído un par de veces su comentario, maestro Jean François, debido a que en el mismo ha hecho una de las más extraordinarias definciones prácticas acerca de las tradiciones interpretativas vienesa y alemana que yo haya leído nunca. Magistral explicación, Jean François, y obviamente he comparado las versiones de la 29 de Mozart por Böhm y por Klemperer, no pudiendo estar más de acuerdo con su valiosísima apreciación. Me he quedado gratamente asombrado de comprobar la exactitud de dicha afirmación. No me decanto por ninguna de ellas en lo relativo a esta obra. Me parecen dos formas absolutamente legítimas de interpretación. Obviamente, para valses y polkas vienesas — música en donde la línea melódica de la cuerda supone el principal núcleo — la tradición vienesa es insustituible. Por eso, algunos directores (Muti, Abbado, Ozawa… ) no han terminado de cuajar bien el tradicional Concierto de Año Nuevo en Viena al optar por un estilo menos vienés y más sinfónico a la alemana (No sé si me explico).
¿Decantarme por una sinfonía de Mozart? Complicado, muy complicado. Es algo así como decantarse por alguno de nuestros hijos (bueno, yo no tengo hijos… Que yo sepa). Siento una gran predilección por la 25, la 31, la 38 y, especialmente, la 39. El último movimiento de la 41, Júpiter es, sencillamente, perfecto (con una elemental serie diatónica de cuatro blancas, Mozart construye todo un perfecto universo sonoro. Este Mozart no era de este mundo… De lo más grandioso y perfecto escrito nunca jamás)
Seguir un vídeo de Furtwängler y tratar de entender sus gestos es misión imposible. Debe ser más fácil aprender chino mandarín…
Un abrazo, maestro Jean François, y gracias por compartir en este humilde bar virtual de copas su inagotable torrente de conocimientos musicales.
LEITER
Maestro Leiter compartimos una cosa para mi significativa, que es que nos gusta de forma especial la 39 de Mozart. El otro día hablaba de la 34 como formando parte del grupo anterior, pero en cuanto a las 6 últimas siempre me identifiqué con la 39…no obstante considero esencial conocer la interpretación que hizo Bruno Walter en stockholm en 1950,para mi la 39 de todas las 39…
Intentaré contestar de la forma la más sencilla que pueda a su pregunta sobre la disposición de la orquesta.En realidad, es un tema complicado, y ante todo no pretendo en absoluto poseer la verdad sino tener mi verdad y saber prefactamente lo que haría si un día tuviera la oportunidad de dirigir la 39…que quien sabe, como dicen por aqui, finalmente la vida da muchas vueltas. Por otra parte suelo decir que soy arcaico, o jurásico, y más allá de las bromas es verdad,en esto de la música y particularmente de la dirección soy un hombre del pasado,es como si los relojes se hubieran parado para mi practicamente en el medio del siglo XX, y esto puede ser preocupante, aunque no me preocupa.Todos tenemos nuestras originalidades…Total que para mi, bajo exepciones, se produjo un tsunami que cambió de forma profunda el mundo que nos ha tocado vivir. Un tsunami anglo sajón, una ola enorme que acabó con aspectos para mi esenciales de la expresión artística. Acabó con el auténtico espiritú europeo.No quiero profundizar porque habría que escribir un libro entero…volviendo a la orquesta: el cambio ha sido absolutamente radical. Antes de la contienda mundial se hacía música,pero después, poco a poco, se fabricó un sonido,o una forma de producir sonido,que poco tiene que ver con lo anterior…nació la orquesta moderna,con el sonido que necesitaba la industría fonográfica, el diapasón alto y todo lo demás, las orquestas Rolls Royce. Como dice un viejo amigo gitano flamenco del barrio donde yo vivo, «el mercadeo, Juan, el mercadeo…». Y practicamente todo el mundo cayó en la trampa.No es que la modernidad me de miedo, no soy reaccionario, y se que la tradición debe ser evolución, siempre, pero con raices.Lo que no me gusta es cuando se cortan las raices y luego las nuevas generaciones ni saben que las raices han existido. Más abajo daré un ejemplo de lo que sería para mi el sonido de una orchesta de tradición con modernidad y un dirigent absolutamente tradicional en un contexto de modernidad. Pero antes me gustaría decir lo que sigue: la orchesta no ha sido concebida para producir un sonido estandarizado,fruto de no se que fusión de sus distinctas partes.La orchesta es un conjunto formado por distinctas partes, cada una con personalidad propia, que deberían llegar a una harmonia entre ellas, en ningun caso a una fusión. En esta misma forma de ver las cosas me parece que la disposición de la orquesta debería seguir un unico criterio: que las partes puedan oirse las unas a las otras de la mejor manera, la cual permite una pedagogía de la escucha.Lo demás son chicles y hamburguesas, aunque tengan accento alemán. Que hacía Bruno Walter durante sus ensayos en la viena del 35 ? Pedagogía de escucha.Pero claro, no se si habeis oido la interpretación absolutamente magistral que Walter grabó de la obertura de Fledermaus en 1928 en Berlín…esto era hacer música y esto, simplemente, no resultaría adecuado para el sonido moderno de grabación, debido a que esta gente no dudaban, entre otras cosas, a rascar las cuerdas.Pues una d e las cosas que se fue perdiendo es tratar a la madera exactamente como se trata a la voz humana, con timbre propio y personalidad propia. Dándole su espacio preciso para que desarolle su expresividad en el nucleo, que es su timbre de voz. Estas maderas con absoluta personalidad desaparecieron entrando en los 60, ni más ni menos. En esta dinámica, yo no pondría nunca un trombo ( trompette) detras de un fagot.Lo pongo a la derecha, claro que sí. Porque además si eres un director de verdad y si tus dos brazos son totalmente independientes uno de otro, y sabes también utilizar tus ojos, las señales no son las mismas y no se deben confundir. Hay que saber sostener a un oboe a lo largo de su linea melodica y anticipar via respiración las entradas y los matices de los metales, no tiene nada que ver.Enfín, esto es lo que haría yo, respetando integralmente la disposición orquestral de raiz italiana.Y ahora, voy a dar un ejemplo de absoluta maestría en lo que acabo de decir. Se trata de la aria de Marguerite en la Damnation de faust dirigida en boston en 1960 por el maravilloso maestro maestrisimo Charles Munch. Esto es , para mi, hacer música. El acompañamiento de la voz ya de por si es totalmente magistral y consigue sacar de la que fue la Margaret Price de los aós 40 y 50, Eleanor Steber, auténticos sonidos negros que solo pueden normalmente salir de una voz de mezzo;Con el oboe hace maravillas, una tras otra, en un nivel insuperable. Pero ojo,a mitad de camino mas o menos sale el flauto, y esta salida del flauto es ….es hacer música!!! Y los piz…los piz, cada uno expresivo, sentido, hasta el gran piz en el forte,un piz increible, que recae hasta el fondo, como cantaba Federico «barandales de la luna donde retumba el agua…» esto, señores, es hacer música! Y esto es lo que se hacía,y que ya no se hace, cuando los dioses se han callado.Enfin, os dejo el link, espero que lo poreis disfrutar: http://www.youtube.com/watch?v=C6evUP2WSJU
Estoy absolutamente de acuerdo con usted, maestro Jean François, en lo relativo a que la disposición orquestal cambió en aras de producir un sonido más adecuado para la grabación discográfica que, por contra, envilecía un tanto la frescura sonora de las orquestas de antaño. Como muy bien ha afirmado, la colocación de bronces justo detrás de las maderas resulta del todo contraproducente a la hora de matizar el sonido, ya que los ejecutantes de maderas tienden a soplar más fuerte para compensar el volumen sonoro de los metales que escuchan a su espalda. Con excepción de la Orquesta del Concertgebouw y de la Filarmónica de Viena, formaciones que tratan con mimo la sección de maderas, el resto de orquestas presenta una disposición que tapa en numerosas ocasiones el sonido. Esto es particularmente sensible en las formaciones norteamericanas, en la cuales los potentes metales se comen a las maderas en numerosos pasajes.
Una de las causas de la nueva disposición orquestal fue, concretamente, la originada por la Philharmonia Orchestra de Londres, una formación fundada en sus orígenes con la única intención de realizar grabaciones discográficas. Las características de disposición de dicha orquesta se contagiaron a otras muchas y por ahí empezó la tragedia. No deja de ser un dato llamativo que la Philharmonia siempre ha sonado mucho mejor en disco que en directo, circunstancia que también sucede en muchas otras orquestas. Este ha sido el precio que ha habido que pagar por considerar la industria discográfica sólo en su aspecto comercial, descuidando el nivel artístico. Y lo malo de todo esto es que, paulatinamente, los oídos del aficionado se han acostumbrado a este nuevo sonido de laboratorio de forma que cuando escuchan una grabación de los años treinta les parece que la orquesta no suena bien.
Extraordinario el vídeo que nos ha puesto, Jean François. Todo un curso práctico de cómo se ha de dirigir con equilibrio.
Un abrazo
LEITER
Hola Leiter y todo el bar.
Fenomenal todo lo que estoy aprendiendo de dirección orquestal. Cada vez voy apreciando mas la labor de los antiguos maestros. Lo ultimo que he leido, me ha motivado a escuchar mucho mas a Bruno Walter, lastima que tenga tan poco de el.
Maestro Leiter, gracias por la información, no sabía lo del philharmonia.Una pregunta tengo para Vd…que pasa con los tímpani ?? A ver: Por lo menos para mi, al no ser que toquen FF o FFF, hoy en día, suenan vacíos. Estoy hablando de momentos como: la escena de la iniciación en Die Zauberflöte, el inicio de 39, introduccón d ela 38,introducción aria de Florestán, transición dentro del primer acto de Valkiria, inicio marcha fúnebre de Siegfried….los tímpani, cuando tocan Piano o F, simplemente no están, no suenan, o suenan vacíos. Hay que remontar, otra y otra vez, a gente como Furt, el Bruno Walter de Viena, el Toscanini de los años 30, o a Charles Munch para oir como un dirigent puede dosificar la consistencia y le textura de un tímpani hasta hacer de el un auténtico miembro del misterio y del drama…porque???
Es que nuestras batutas actuales no saben ? Ay, recuerdo como el Doctor Böhm era la pesadilla negra de los tímpani, Jean Darnel, co-director de les Choregies d’Orange en los 70,me contó los ensayos de Tristan, un Böhm en plena paranoia casi chillando: Darnel, darneeeel, este hombre, el «timbalier» es una mala persona, quiere hacerme daño, no me mira, no me mira…y el hombre en cuestión acabó en el hospital con una crisis de nervios !!!!!!
Francamente esto se está poniendo tremendo. Estoy disfrutando mucho leyéndoles e intentando comprender, si también escucho. 😉
Amigas y amigos, mi favorita de Wolfi es la 41, pero la 39 viene después, y las 36, 38 y 35. La 40 la han ejecutado, en el peor sentido de la palabra, tantas veces que llegué a aborrecerla, por lo que sólo la degusto por Walter y Szell. Y es que siempre lo he dicho, para conocer al auténtico Mozart hay que viajar en compañía de Walter, y si no es posible con Szell, Krips…, y pocos más.
Me gustaría sacar en esta colada a otro de los grandes, George Szell.
Furt pudo trabajar durante algún tiempo con los Berlineses y los Vieneses, pero Walter apenas tuvo una orquesta estable, Munch estuvo un poco más con los Bostonianos.
Szell fue el factótum durante muchos años en Cleveland y creó, con pocos mimbres y poco a poco la que para muchos llegó a ser la mejor orquesta del momento. Él fue el educador de su orquesta y la construyó a su imagen y semejanza.
¿Qué me dicen de aquella Orquesta con el furibundo Szell? El adjetivo no es fortuito. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
En opinión de muchos profesores del Conservatorio de Madrid de hace años, The Cleveland Orchestra era la mejor formación del mundo con Szell. Luego llegaron Maazel, Dohnanyi… En fin.
No olvidemos a Sir Thomas Beecham para Mozart. Siempre insisto en ello.
Un abrazo, Gato
LEITER
Bueno tampoco deberíamos olvidar a Fritz Busch. Las Óperas que presentó en el Festival de Glyndeborne y las Sinfonías que grabó con los Daneses son un aval excelente, y muy recordadas por los más veteranos del lugar.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Por supuesto, Gato. A Fritz Busch le dedicaremos un espacio en exclusiva durante la próxima temporada. Uno de los grandes, grandes, grandísimos.
Un abrazo, Gato
LEITER
Por lo que yo sé, los timbales empleados en tiempos de Haydn, Mozart y Beethoven eran completamente distintos a los actuales. De hecho, algunos directores como Rattle y Harding están empleando para ese repertorio los timbales de antaño. La mayor diferencia estriba, no obstante, en el fieltro que cubre las baquetas. Este era prácticamente inexistente en épocas pasadas, con lo que el sonido no se amortiguaba tanto en los pp o ppp.
Por cierto, y para los que no lo sepan, el puesto de timbalista es uno de los que presentan mayor responsablidad en la orquesta. Un golpe en falso y… ¡Adiós!
Algún día contaré la leyenda urbana de lo que sucedió en Madrid por los años cuarenta cuando al ejecutante de la caja clara se le fue el ritmo durante una ejecución del Bolero de Ravel.
Fernando y Zarza, yo sí que estoy aprendiendo de todos vosotros y, en especial, de los sabios comentarios del maestro Jean François. Un lujo.
Besos y abrazos
LEITER
No tengo nada que agregar: sólo que no me habéis esperado para la discusión. Protesto enérgicamente!Me lastimé la semana pasada, por lo que mis intervenciones fueron mas bien parcas. Me dolía al escribir…y al dirigir, ja!
Alabado sean todos los seres divinos que el cargo de Generalmusikdirektor no lo ganó Gatosierra. Me habría tocado huir despavorido de aquí y ocultarme en Hohensalzburg para evitar sus arañazos!
Alguna vez alguien me dijo que el cargo de Director de Orquesta era intrascendente pues los músicos tenían su partitura y podían ejecutar sólos la obra que acomentieran. A ese «alguien», le dejaré este enlace pues aún no me cree.
Casualmente he adquirido en estos días un paquete de la Deutsche Grammophon titulado «Gustav Mahler – Complete Edition»; Mahler que fue uno de los grandes Directores, es el responsable de la disciplina entre los profesores de la orquesta y el decoro y atención del público, mientras Wagner lo es del papel del Dirigenten. A ambos la Dirección Orquestal debe mucho.
Y sobre los directores (así con minúscula) de hoy día, no niego su talento pero me hacen añorar aún más a la Edad Dorada de los Grandes. Entre ellos estaba Dios…en Berlín, Viena y Salzburgo.
Admirable Jean François. Muy placentero leerle. Sin duda aprenderé mucho de Él. Y prefiero guardar silencio. En ocasiones mi pobre corazón me dice que así debe ser: Muss es Sein.
A todos en verdad les admiro, incluso a un «cierto» que ronda por aquí. A todos gracias por estos momentos tan enriquecedores.
Ya nos veremos amigo Leiter. Un abrazo en fortissimo.
Te echábamos de menos, Iván, pero todavía estás a tiempo de dar tu opinión acerca de cuál consideras que es la mejor colocación de las trompas en la disposición orquestal. Venga, amigos, que hasta ahora sólo se ha mojado el maestro Jean François. No pido que me digáis qué disposición es la correcta sino por qué os decantáis por una u otra (ya citadas en un anterior comentario).
Abrazos
LEITER
Leiter, me encantaría responder a lo de la situación de las trompas, trompetas y trompetillas pero para ello tendría que tener conocimientos de acústica de los instrumentos y de los conjuntos orquestales y no tengo idea. No se que factores intervienen en la propagación del sonido y como interaccionan unos instrumentos con otros y todos con el espacio y la audiencia.
Espero que me iluminéis.
Te iluminaremos, querida Walkiria, sobre todo en lo relativo a las «trompetillas»… ¡Si yo te dijera para que utilizábamos esa denominación cuando no era más que un mocoso a punto de cumplir las dieciocho primaveras! Ahora prefiero el aroma de un buen Cohiba…
Besos
LEITER
Aquí la “mancha negra” de Iván. ¿Iván, soy suficientemente negro? JAJAJA
Cuánto lamento que te hicieras daño y no pudieras venir al sarao, y cuánto celebro que estés ya mejor. Mucho ánimo, barbián.
No te preocupes, ya he dicho que no quiero ser ‘general’ de nada ni de nadie.
Con respecto a la pregunta del Maestro Leiter, creo que Beet remodelo la orquesta en lo que respecta a los equilibrios de las familias instrumentales, hasta entonces la cuerda dominaba el escenario, él redistribuyó de forma más proporcionada, luego vendría su crecimiento hasta límites insospechados, no siempre de forma justificada.
Si la pregunta es dónde colocar esos instrumentos de viento-metal mi respuesta sería donde estén integrados de la mejor forma posible, y además no molesten a los demás.
Yo los separaría y alejaría de los otros instrumentos de viento-madera. La mayoría de las veces se colocan detrás de ellos y casi siempre los acogotan.
Primero dispondría la orquesta con una forma de semicírculo perfecto, y colocaría la percusión entre unos y otros.
De izquierda a derecha. Delante, violines, violas y cellos; y detrás, viento-madera, percusión, viento-metal y contrabajos.
Ya sé que esto sería una auténtica revolución inaceptable para muchos músicos, pero Leiter preguntó que haríamos y ésta sería mi alocada propuesta.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Te veo bastante mejorado Gato: has tomado tu sopa con juicio, supongo.
Bueno señores: las trompas hacia el lado derecho de la orquesta, en diagonal a mí -el Director- y en grupos de 2 arriba y 2 abajo. De esa manera logro que el sonido propio de este instrumento, el cual se produce de lado, se proyecte con mayor limpieza a mis demás instrumentistas, especialmente la cuerda baja. Además su voz fluye hacia el eje orquestal que soy yo, lo cual me permite armonizar las intervenciones de todos los profesores.
La disposición en línea recta tras las maderas, lanza el sonido hacia la percusión y se torna lejano -quizás inaudible- para el conjunto orquestal que está hacia adelante. Eso dificulta la ejecucuión.
Desde luego esa dirección sinfónica puede encontrar variantes según la Sala de Conciertos donde nos encontremos. No es lo mismo la Berlin Philharmonie que la Goldener Musikvereinsaal.
Pero a grandes rasgos esa es mi opinión.
Que opinas Leiter?
Saludos.
IVÁN PAIXAO, nuevo GENERALMUSIKDIREKTOR de BLUES.
El jurado de BLUES nombra a Iván Paixao nuevo GENERALMUSIKDIREKTOR de este bar virtual de copas por su acertada respuesta y su excelente argumentación. Este nuevo cargo se suma a sus anteriores nombramientos como CABALLERO DE LA ORDEN TEUTÓNICA de BLUES y como CONSULTOR OFICIAL PARA ASUNTOS RELACIONADOS CON HERBERT VON KARAJAN.
Gato, tu respuesta es tambien excelente pero te faltó un punto de explicación. No obstante, BLUES te concede unos créditos para los próximos cargos en juego (Konzertmaster y Concertino)
Vamos a ver: Pese a que la actual disposición orquestal en la mayoría de los casos opta por mantener en línea las trompas por detrás de las maderas, pensamos que ese no es el modelo más correcto por lo siguiente:
– Dicha colocación en línea provoca que el sonido de las trompas sea escuchado con enorme dificultad por la cuerda baja
– El trompa solista se encuentra muy alejado del cuarto trompa y viceversa, con lo cual presenta una mayor dificultad para coordinar el grupo
– La tuba — derivada de las trompas — queda al otro extremo de la fila de metales y presenta una mayor dificultad para empastar el sonido.
– Las trompas guían a toda la orquesta en determinados momentos. Si se colocan en grupo su sonido es mejor escuchado por todas las secciones.
– En las subidas de dinámica sonora, el último trompa en línea suele soplar en un grado más de potencia sonora al no advertir con nitidez el matiz expuesto por el trompa solista
– Colocadas en grupo de dos filas a la derecha del escenario según mira el director, el sonido de las trompas no se cruza con el de las trompetas situadas al otro extremo. En caso de disposición lineal, se pueden producir desequilibrios sonoros al situarse las trompas antecediendo linealmente a las trompetas.
Esto es sólo un resumen. En distintos tratados de orquestación existen capítulos enteros dedicados a la disposición instrumental.
Pues eso es todo, amigos.
Un abrazo a todos/as
LEITER
Enhorabuena Iván, con tanta medalla no vas a poder andar derecho :-D.
Genial la explicación de la colocación de las trompas. No se me había ocurrido que el sonido no sale directamente hacia delante y deja sordo al colega de al lado, aunque digo yo que con girarse el colega y poner la trompa mirando al frente todo solucionado. :-D.
En serio, con estas clases magistrales da gusto de estar en este bar.
Zarza, prueba a tocar una trompa al aire en una habitación cerrada sin amortiguar el sonido (esto es, tapando el pabellón con la mano derecha). Escucharás el mismo sonido que el de la bocina de un camión de gran tonelaje. No apto para personas que sufren del corazón.
Pero primeramente tendrás que aprender a emitir el sonido, nada fácil. Por cierto, una pregunta facilita: ¿Sabéis que instrumento de la orquesta es el más complicado a la hora de extraerle el sonido? Y otra más complicada: ¿Qué peculiaridad tiene el fagot con respecto a la ejecución de escalas?
Os recomiendo visitar la entrada titulada LOS INSTRUMENTOS DE LA ORQUESTA, la entrada más extensa que hasta ahora se ha publicado en BLUES.
Besos y abrazos
LEITER
Lo bueno es que estamos todos de acuerdo…esta orquesta suena fenomenal !!!
Respecto a lo que hemos hablado de los tímpani: es cierto que hubo una evolución en el tiempo y que algunos directores vuelen a utilizar material de otros tiempos. Sin embargo no me refería exactamente a esto sino a la «dosificación sonora»que practicaban los maestros de antaño y que no s esuele escuchar hoy en día y menos en las grabaciones.No tuve ocasión de trabajar este aspecto sonoro ya que la orquesta de la cual disponíamos en la Scola Cantorum de Paris era de formato reducido.Pero me suele dar mucha rabia cuando el sonido me llega como hueco,de forma muy natural mi oreja va inmediatamente hacia los tímpani y busca la consistencia requerida para que formen parte del misterio o del drama como decía más arriba.
Esto ha sido un verdadero golpe de batuta!
Ya veremos quien va a ser el instrumentista más díscolo de esta orquesta. Creo que todos imaginan quien es.
Agradeciendo a todos.
Saludos.
Ivan, no me resisto a preguntarle: como se llamaba esta mujer ( estoy hablando de los 70 o inicio de los 80) que hacía de secretaria de Dios en Salzburg? No era Frau Salzburg o Salzburger o algo así? Era toda una matrona cuando se trataba de dar paso hacia cualquier entrevista o intercabio de palabras con el maestro…Me sigo riendo escribiendo esto porque hubo muchas anécdotas…
Por supuesto Jean François; el nombre de la mujer que usted menciona era LORE SALZBURGER.
Sin duda ella conocía secretos de su Jefe que ni los profesores de la Berliner Philharmoniker sospechaban.
Salut.