La ópera grotesca y ruidosamente expresionista La nariz de Dmitri Shostakovich cayó en desgracia, tras su estreno en 1929, por parte de las autoridades soviéticas y fue calificada como obra atonal y lineal, por lo que no volvió a representarse en la URSS hasta casi cuarenta y cinco años después. Luego de una serie de representaciones en Düsserldorf (1963), Frankfurt (1966) e incluso Berlín Oriental (1969), resultó del todo anacrónico el posterior boicot a la obra en la Unión Soviética. Con todo, el compositor tuvo la satisfacción de ver rehabilitada su traviesa ópera de juventud poco antes de su muerte, cuando en 1974 fue representada por la Ópera de Cámara de Moscú en una puesta en escena minuciosamente preparada que posteriormente pudo escucharse y verse en diversos países occidentales. El director de esa espectacular representación no fue otro que Gennadi Rozhdestvenski. A partir de ese momento, los medios occidentales empezaron a tener en cuenta su figura como director y, en consecuencia, se vieron obligados a memorizar el que posiblemente sea el nombre más complicado y difícil de escribir con corrección de un director de orquesta ruso. Poco a poco, en Occidente se descubrió que, además de tener un apellido impronunciable, Rozhdestvenski era un soberano conocedor de casi todo el repertorio orquestal ruso y de la práctica totalidad de las óperas escritas en dicho idioma.
Gennadi Nikolaievich Rozhdestvenski nació el 4 de mayo de 1931 en Moscú, Rusia, en el seno de una familia muy musical en donde el padre ejercía como profesor de dirección en el Conservatorio de Moscú mientras que la madre trabajaba como cantante en el Teatro del Bolshoi (de ella tomó Gennadi su complicado apellido para evitar ser comparado con su padre). Su primera formación musical la recibió en el Instituto Gnessin de Música para poco después pasar al Conservatorio de Moscú y estudiar piano y dirección bajo la tutela de Lev Oborin y de su propio padre. A los veinte años, Rozhdestvenski debutó como director en el Bolshoi por medio de un ballet de Chaikovski y poco después conquistó los galardones de dirección orquestal en los Festivales de Juventud de Bucarest, Berlín y Varsovia, adquiriendo una enorme reputación en la URSS como una de las más firmes promesas de la dirección orquestal. De esta forma, entre 1951 y 1961 Rozhdestvenski ejerció como director en el Teatro Bolshoi asistiendo al prestigioso maestro Yuri Fayer. Luego de haber dirigido una de las primeras interpretaciones de la Sinfonía nº10 de Shostakovich en 1955 al sustituir a un enfermo Samuel Samosud, Rozhdestvenski presentó al año siguiente en Inglaterra al frente de la compañía del Teatro Bolshoi. Cuatro años después, en 1959, Rozhdestvenski dirigió el estreno de la ópera Guerra y Paz de Prokofiev en el Bolshoi. A partir de la década de los años sesenta, Rozhdestvenski se convirtió en una de las mayores autoridades musicales de la URSS, con apenas treinta años cumplidos, al ser nombrado director titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú en 1961, cargo en el que permaneció hasta 1974, y alternar esa labor con la dirección musical del Teatro Bolshoi desde 1964 hasta 1970. Ese mismo año, Rozhdestvenski debutó en el Covent Garden con una memorable versión de Boris Godunov de Mussorgski. Ya en 1972, Rozhdestvenski sirvió como fundador y primer director de la Ópera de Cámara de Moscú y empezó a dirigir con cierta frecuencia como invitado en el extranjero.
En 1974, Rozhdestvenski sucedió a Antal Dorati al frente de la Orquesta Filarmónica de Estocolmo y se convirtió de esta manera en el primer director soviético que, sin abandonar su residencia en la URSS, dirigía una orquesta occidental. El asunto pudo llevarse a efecto por la mediación personal del entonces jefe del gobierno soviético, Kossygin, y a través de todo tipo de peripecias diplomáticas al más alto nivel. Rozhdestvenski se mantuvo en la formación nórdica hasta 1977 para un año después ser designado director de la Orquesta Sinfónica de la BBC de Londres hasta 1981 (se anunció primeramente su titularidad al frente de la London Symphony, pero el acuerdo no llegó a ser efectivo). En 1981, Rozhdestvenski abandonó Londres para ponerse al frente de la Orquesta Sinfónica de Viena por un período de dos temporadas. Durante esta época, Rozhdestvenski se había ganado también una enorme reputación como docente de dirección orquestal y de esta forma ejerció como tal en el Conservatorio de Moscú, en la Academia de Música de Viena y, a partir de 1987, en la Accademia Chigiana de Siena. Con todo, Rozhdestvenski regresó de nuevo permanentemente a Rusia en 1982 para hacerse cargo de la recién creada Orquesta Sinfónica del Ministerio de Cultura de la URSS, formación con la que realizó una extensa labor discográfica. Ya en 1991, Rozhdestvenski volvió a ser nombrado titular de la Orquesta Filarmónica de Estocolmo en sustitución de Paavo Berglund durante cuatro temporadas. En 2000, Rozhdestvenski también asumió funciones directivas en el Teatro Bolshoi de Moscú. Casado desde 1969 con la pianista Viktoria Postnikova, en la actualidad Rozhdestvenski es una de las grandes figuras de la dirección orquestal rusa y mantiene su actividad como director invitado por las más prestigiosas orquestas de Europa y América.
Dotado de una enorme cultura musical y poseedor de una impecable técnica de batuta, Gennadi Rozhdestvenski combina un alto grado de espontaneidad con un gran sentido de la estructuración formal, convirtiendo sus ejecuciones en un discurso del todo lógico y no exento de emoción. Su gesto sobrio, apoyado por regla general en el uso de una batuta de grandes dimensiones, provoca un cierto hipnotismo en los músicos, máxime cuando acostumbra a moverse sobre los primeros atriles de la cuerda en los conciertos como si de un ensayo se tratase (Rozhdestvenski no suele servirse del socorrido podio durante sus apariciones). En su peculiar estilo de dirigir, la elocuencia de su señalización va encaminada a poner de relieve la expresividad con un altísimo sentido del ritmo, muy en la tradición rusa, con lo que la vivacidad adquiere un gran protagonismo en muchas de sus versiones. De amplio repertorio, su centro de atención se basa principalmente en la música rusa de finales de siglo XIX y de todo el siglo XX, siendo uno de los mejores especialistas de su generación en la obra de Chaikovski, Sibelius, Prokofiev y, especialmente, Shostakovich. Además, Rozhdestvenski ha sido uno de los pocos directores que han grabado la totalidad de las sinfonías de Bruckner en sus diferentes ediciones. Por otra parte, Rozhdestvenski también se ha destacado como un gran teórico de la dirección orquestal y ha publicado numerosos escritos sobre técnica de dirección y sobre otros muchos aspectos de la interpretación musical. Su nombre sonó mucho en España hace décadas como posible candidato a titular de la Orquesta Sinfónica de RTVE o bien de la Orquesta Nacional de España, cargos que por desgracia nunca llegaron a hacerse efectivos.
De entre la producción discográfica debida a Gennadi Rozhdestvenski podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para violín nº1 de Bartok, junto a David Oistrakh y dirigiendo la Orquesta Sinfónica del Estado de la URSS (BRILLIANT CLASSICS 92609); Concierto para violín de Beethoven, junto a Leonid Kogan y dirigiendo la Orquesta Sinfónica del Estado de la URSS (BRILLIANT CLASSICS 93030); Concierto para violín de Brahms, junto a David Oistrakh y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Moscú (EMI 99686); Sinfonía nº4 de Chaikovski dirigiendo la Filarmónica de Leningrado (EMI 99690); Concierto para violín de Chaikovski, junto a David Oistrakh y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Moscú (BRILLIANT CLASSICS 92609); Eugenio Oneguin de Chaikovski, junto a Boylan y Glushchak, y dirigiendo la Orquesta del Teatro Bolshoi (KULTUR 2089); Concierto para violín de Elgar, junto a Itzhak Perlman y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la BBC (EUROARTS 3085228); las 3 Sinfonías de Enescu dirigiendo la Orquesta Filarmónica de la BBC (CHANDOS 9507); la integral sinfónica de Prokofiev dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú (MELODIYA referencia desconocida); El bufón de Prokofiev dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú (referencia desconocida); Concierto para piano nº1 de Rachmaninov, junto a Viktoria Postnikova y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la BBC (EUROARTS 3085278); Concerto Grosso nº6 de Schnittke, junto a Viktoria Postinova y Sacha Rozhdestvenski, y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Estocolmo (CHANDOS 9359); Concierto para violoncelo de Schumann, junto a Mstislav Rostropovich y dirigiendo la Filarmónica de Leningrado (DG 449100); la integral sinfónica de Shostakovich dirigiendo la Orquesta del Ministerio de Cultura de la URSS (MELODIYA referencia desconocida); Concierto para violín nº2 de Shostakovich, junto a David Oistrakh y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Moscú (BRILLIANT CLASSICS 92609); la integral sinfónica de Sibelius dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú (MELODIYA referencia desconocida); y, finalmente, Concierto para violín de Sibelius, junto a David Oistrakh y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Moscú (EMI 99686). Nuestro humilde homenaje a este sensacional y peculiar director de orquesta.
Sin duda uno de mis favoritos entre los directores de orquesta por ese brillante talento que tú desgranas en pormenores: sentido rítmico, elocuencia en la comunicación con los profesores, profunda expresividad de tintes eslavos (temperamental y algo brusca), claridad estructural. Aparte de su Shostakovich o su Chaikovski, quisiera apuntar su extraordinaria labor con Borodin, cuyo repertorio sinfónico está disponible en el sello Brilliant Classics. En cambio, el Sibelius de Rozhdestvenski es demasiado ruso, lo que quita auténtica relevancia a la integral sinfónica grabada por este director.
Es curioso cómo este hombre tiene tras de sí una abultada trayectoria que hilvana épocas y nombres históricos, y no obstante sigue en pleno ejercicio de su profesión. Que siga así muchos años!
Un abrazo, querido amigo! Sensacional entrada, como todas.
Rozhdestvenski es un típico producto ruso pero con la etiqueta de «de luxe». Claro, no vamos a encontrar perfiles angulosos o trazos de terciopelo, sino duras aristas. Aunque admito que «en muchas ocasiones» eso es precisamente lo que pide la música de Chaikovski — y resalto lo de «en muchas ocasiones — pasajes –» y el fallo de muchos directores occidentales al edulcorar en exceso una música que a veces nos presentan diabética. Mravinski dio el punto exacto de cocción y Rozh tomó el testigo casi a modo de fotocopia. Por cierto, para mi modesta opinión, Rozh es el producto más solvente surgido en la factoría soviética, en directa competencia con Kondrashin, tras el maestro Mravinski. Además, las oscilaciones políticas de su país no parecen haberle afectado lo más mínimo.
Es curioso que el Sibelius de Rozh me resultaba un tanto extraño y con tu opinión ahora entiendo el motivo. Trataré de escuchar su Borodin (confieso que aún no lo he hecho)
Un abrazo, maestro Joaquín
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