Horst Walter Stein, directores de orquesta
No siempre son los directores de orquesta que gozan de más prestigio ante el público y la prensa los preferidos de las orquestas con las que tratan. Los profesores ejecutantes suelen ver al director desde otra perspectiva y, en consecuencia, los aspectos humanos, comunicativos y psicológicos poseen un peso específico mayor que las cualidades artísticas o intelectuales.
Existen directores cuya intelectualidad, unida a su predilección por la música más moderna, origina un cierto desencanto entre los profesores de las orquestas. Estos maestros tienden a soltar durante los ensayos interminables disertaciones e incluso conferencias sobre todo lo humano y lo divino que acaban resultando insufribles para los músicos de la orquesta (Willem Mengelberg fue un ejemplo típico de este comportamiento). Y ya no sólo por la pedante demostración de superioridad intelectual, sino también por la enorme pérdida de tiempo que estos comportamientos suelen implicar a la hora de realizar los ensayos. Sin embargo, al lado de estos directores, existe otro grupo que destaca por precisamente todo lo contrario. Horst Stein fue uno de los maestros más queridos por las orquestas de su tiempo. Apenas hablaba durante los ensayos y lo dejaba todo confiado a su efectiva técnica de batuta.
Horst Walter Stein nació el 2 de mayo de 1928 en Elberfeld, Alemania, en el seno de una familia en donde el padre ejercía como mecánico. Pronto Stein inició su formación musical, primeramente en la Hochschule für Musik de Frankfurt entre 1941 y 1945 y posteriormente en el Conservatorio de Colonia, institución en donde tuvo como maestro a Günter Wand. Luego de un breve período en el que trabajó como asistente en la Ópera de Wuppertal-Elberfeld, en 1951 Stein fue nombrado director de la Ópera Estatal de Hamburgo por un período de cuatro años, formando también parte del elenco de directores asistentes en Bayreuth. En 1955, y por instancia de Erich Kleiber, Stein fue contratado por la Ópera Alemana de Berlín Este. Un año más tarde, cuando Kleiber abandonó su labor en la RDA como consecuencia de la estrechez de miras de sus gobernantes, Stein fue promocionado al puesto de director general en el teatro de mayor prestigio entonces en la RDA. Allí fue agasajado por las autoridades comunistas alemanas hasta que en 1961, como consecuencia de la edificación del Muro de la Vergüenza, Stein decidió poner punto final a su andadura en la Alemania Oriental para instalarse en el sector occidental aprovechando una gira de conciertos. Stein regresó a la Ópera de Hamburgo hasta 1963, fecha en donde se hizo cargo de la dirección de la Ópera de Mannheim hasta 1970. Un año antes, Stein había sido también nombrado director de la Ópera Estatal de Viena por un espacio de dos temporadas. Como no hay dos sin tres, en 1972 Stein retornó por tercera vez a la Ópera de Hamburgo en calidad de Generalmusikdirektor hasta 1977. Durante estos años, Stein alternó esta labor con la docencia en la Hochschule de Hamburgo y con repetidas actuaciones en el Festival de Bayreuth, entidad en donde se habría de convertir en uno de sus directores más solicitados.
A partir de 1980, Stein fue el encargado de relevar a Wolfgang Sawallisch al frente de la Orquesta de la Suisse Romande por un período de cinco años. Desde ese momento, Stein abandonó un tanto el mundo de la ópera para centrarse en la actividad de conciertos sinfónicos. Con todo, en 1985 fue largamente ovacionado en los Festivales de Salzburgo por su destacada y sensible interpretación de una ópera de Richard Strauss. Ese mismo año, Stein abandonó su puesto en la orquesta ginebrina para hacerse cargo de la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Bamberg, entidad en la que permaneció hasta 1996 para posteriormente ser nombrado director emérito de la misma. Paralelamente, de 1987 a 1994, Stein fue también el director titular de la Orquesta Sinfónica de Basilea. Desde entonces, Stein desarrolló una brillante carrera como director invitado por las más prestigiosas orquestas del mundo hasta la fecha de su muerte, acontecida en la localidad suiza de Vandoeuvres el 27 de julio de 2008 cuando el maestro contaba con 80 años de edad.
Horst Stein encarnó mejor que nadie la tradición conservadora del director alemán. Sus interpretaciones estuvieron llenas de energía, oído atento y colorido personal sin llegar a apartarse mucho de las convenciones más habituales. Este saber hacer, transmitido con total sinceridad y sin trampas, provocó que Stein fuera un director con una legión de entusiastas seguidores no ya sólo entre el público, sino también entre los músicos ejecutantes. Con unas maneras contenidas aunque muy elegantes en su técnica de dirección, Stein fue no obstante uno de los grandes maestros de su generación en controlar los distintos ritmos de las partituras. Como ejemplo de director tradicional, su repertorio fue asimismo conservador y se destacó como un gran especialista en las óperas de Wagner y Richard Strauss. A nivel sinfónico, cuidó con notable gusto el romanticismo alemán con algunas exquisitas incursiones en el sinfonismo de Chaikovski y Sibelius.
De entre la producción discográfica debida a Horst Stein podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para piano nº3 de Beethoven, junto a Friedrich Gulda y dirigiendo la Filarmónica de Viena (DECCA 430216); La flauta mágica de Mozart, junto a Fischer-Dieskau, Sotin, Gedda y Deutekom, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Hamburgo (ARTHAUS MUSIK 101265); Sinfonía nº2 de Sibelius dirigiendo la Orquesta NHK de Tokio (Referencia desconocida); Capriccio de Richard Strauss, junto a Tomowa-Sintow, Schöne, Büchner y Schmidt, y dirigiendo la Filarmónica de Viena (ORFEO D´OR 518992); Don Carlo de Verdi, junto a Corelli, Janowitz, Blegen y Franc, y dirigiendo la Filarmónica de Viena (OPERA D´ORO 7034); Parsifal de Wagner, junto a Randova, Jerusalem, Beiki y Salminen, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (PHILIPS 957909); y, finalmente, Los maestros cantores de Wagner, junto a Häggander, Clark, Prey y Jerusalem, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (DG 678009). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
El maestro Stein es un mito, creo yo, al dirigir Beethoven y Wagner. Ignoro si será en razón de su apellido que evoca las piedras místicas de los Antiguos Misterios, que le han privilegiado con un don suprahumano, pero la batuta de Stein, tan magistral y repleta de exactitud, luce a la vez sencilla y dotada de la intuición precisa para hacer de la Obra de Arte la protagonista de su esencia y propósito.
Su versión del Parsifal que has enlazado además de sumamente bella, contiene toda la carga evocadora de la griálica Ópera. Algunos puntos susceptibles de crítica -en la parte escenográfica y la actuación- son atribuibles como siempre a Wolfang Wagner aunque el conjunto en general es de gran calidad. De la misma forma sucede con Die Meistersinger: ambas versiones de estas Óperas resultan muy recomendables por toda su universalidad y por la magia de Stein frente a la orquesta.
Hablo simplemente desde el punto de vista de las sensaciones que me inundan al escucharle: no hay aquí consideración alguna respecto de su técnica o su preparo académico.
Pro ello repito: ha sido bendecido con un don suprahumano tan alto, que resulta Humano, demasiado Humano.
Abrazos, amigo y hermano Leiter: pronta recuperación!!!
Acabo de ver el enlace que pones de Parsifal, la verdad es que lo he escuchado más de una vez, en realidad no me canso de escucharlo y de sentirlo en la voz de Vickers. Falta el final así que no se si habría paloma o no.
Leiter, espero que andes mejor.