Antes de consagrarse por entero a la dirección de orquesta, Hans von Bülow logró una reputada fama como pianista — fue de hecho el primer intérprete capaz de tocar de memoria las 32 sonatas de Beethoven — mediante recitales y conciertos ofrecidos por toda Europa. Y antes incluso de ser un consumado concertista, Von Bülow trató por todos los medios llegar a ser un afamado compositor (Richard Wagner, con buenas palabras, le aconsejó que dejara de componer). Ello revela la situación en que por entonces se encontraba la dirección orquestal. Puede afirmarse que con el estreno de Tristán e Isolda el 10 de junio de 1865 en Munich y dirigida por Hans von Bülow, arranca la era moderna de la dirección orquestal tras los antecedentes, en la primera mitad del siglo XIX, de Héctor Berlioz, Felix Mendelssohn, Gaspare Spontini, Ludwig Spohr, Carl Maria von Weber y François-Antoine Habeneck como los más destacados compositores-directores. Aquella primera representación de la inmortal ópera wagneriana, realizada de memoria y sin partitura, produjo un enorme impacto psicológico tanto en los intérpretes como en el público. Acababa de nacer el primer director de orquesta divo y profesional de la historia, Hans von Bülow. Siempre se consideró como un director de orquesta del pueblo alemán y, lo más importante, como un apóstol de la cultura.
Hans Guido Freiherr von Bülow nació en Dresde el 8 de enero de 1830 y desde los nueve años de edad recibió clases de piano de Friedrich Wieck, el padre de Clara Schumann. Junto a la música, Bülow estudió también derecho en Leipzig y allí, en 1849, toma contacto con las ideas de Wagner sobre el arte y la revolución. Un año más tarde, Bülow asiste a una representación de Lohengrin supervisada por Liszt en Weimar y desde entonces confirma su resolución de convertirse en músico. En Leipzig perfecciona sus estudios de piano con Louis Plaidy y en ese mismo año de 1850 consigue su primer trabajo como director de orquesta en Zurich, por recomendación de Wagner, y más tarde en St. Gallen. Tras este período, Bülow estudia con Franz Liszt y conoce a su hija Cosima, con quien se acabará casando en 1857, iniciando una brillante carrera como pianista itinerante por Alemania y Rusia. Más tarde se colocó como pedagogo elemental de piano en el Sternschen Konservatorium de Berlín y se consagró también a la escritura de música. En 1864 es nombrado director de la Ópera de Munich y al año siguiente tiene allí lugar el ya referido estreno de Tristán e Isolda, mientras que la presentación de Los Maestros Cantores se produce en 1868. El extraordinario éxito obtenido por ambas óperas es recompensado por Wagner de una forma realmente original: Se encapricha de la esposa de Von Bülow hasta el punto de que, dos años más tarde, el director no tiene más remedio que firmar la solicitud de divorcio presentada por Cosima. A pesar de todo, Bülow admiraba tanto la música de Wagner que se siguió manteniendo como discípulo suyo, al parecer sin especiales rencores, hasta su muerte.
Tras esta catástrofe matrimonial, que llegó a ser la comidilla del día en Munich y objeto incluso de caricaturas en los periódicos, Bülow se retiró completamente de la actividad musical durante una temporada y se marchó a vivir a Florencia. A partir de 1872 Bülow comenzó de nuevo a viajar como pianista virtuoso y cinco años más tarde se pone al frente del Teatro de Hannover en calidad de director musical, actividad en la que se mantiene un par de años y que termina con un enfrentamiento a puñetazos con un cantante en plena representación de Lohengrin… Tras este delirante episodio, que ponía bien a las claras el violentísimo carácter de Von Bülow, el director partió para la residencia turingia de Meiningen en calidad de intendente musical de la corte. Allí tuvo la oportunidad de organizar y adiestrar a una orquesta según su propio concepto musical. Si bien es cierto que los recursos puestos a su disposición no fueron ilimitados — no era posible pagar durante todo el año a los 48 profesores de la orquesta — Bülow logró no obstante unos niveles de técnica interpretativa desconocidos hasta ese momento. Bülow, que siempre dirigía de memoria y sin partitura, cuidó de que los profesores de la orquesta tocaran no sólo prescindiendo de sus particellas, sino además de pie… La Orquesta de la Corte de Meiningen también mostró su consumado arte en el extranjero y de hecho fue la primera orquesta de la historia de la música que viajó. A partir de 1877, Bülow alternó la dirección de los conciertos de abono en Hamburgo con el de director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, formación que había sido fundada unos años antes. Con esta misma orquesta se produjo un episodio memorable en 1892 cuando Bülow, que solía arengar a los públicos durante los conciertos, ofreció un inflamado saludo al recientemente destituido Bismarck ante un sorprendido público que no se esperaba tal soflama política en una sala de conciertos. Pero tales incidentes ya eran habituales en Bülow, a quien gustaba expresar sus excéntricas opiniones como años más tarde hizo Sir Thomas Beecham. A partir de 1887 la memoria le empezó a fallar sensiblemente y en no pocas ocasiones se descentró durante la ejecución de las representaciones y conciertos. Varias estancias en sanatorios no pudieron mejorar la salud del director, quien pasó los dos últimos años de su vida en Egipto. Finalmente, Hans von Bülow murió el 12 de febrero de 1894 en El Cairo.
Hans von Bülow contribuyó esencialmente al desarrollo histórico del director de orquesta profesional y personificó al mismo tiempo todas las buena y malas costumbres de las modernas estrellas de la dirección. En sus conciertos solía acentuar aquellos pasajes que eran fruto de su esfuerzo magistral y en ocasiones se volvía hacia el público para captar la admiración de sus rostros. En sus últimos años adoptó la costumbre de entablar un contacto directo con el público a través de discursos y otros medios similares, al tiempo que sus extravagancias nos resultarían hoy en día del todo insólitas: Por ejemplo, cuando dirigía la Heroica de Beethoven utilizaba unos guantes blancos durante el primer movimiento y a su término un ayudante le traía ceremoniosamente unos guantes negros en una bandeja de plata para dirigir el segundo movimiento, la famosa marcha fúnebre. Todas estas excentricidades también venidas acompañadas de frases lapidarias: –«Un tenor no es un hombre, es una enfermedad…» — «Hay que dirigir con la partitura en la cabeza, no con la cabeza en la partitura» — Bach es el Antiguo Testamento de la música. Beethoven, el Nuevo…» — «Los tres más grandes compositores son Bach, Beethoven y Brahms. El resto son unos verdaderos cretinos… «– (No sabemos si esta insultante afirmación también incluía a Wagner…)
Para Bülow el encuentro con Wagner fue, por lo menos, tan fatal como positivo. El compositor de Leipzig, verdadero genio para descubrir a personas de las que podía servirse, se llevó a Bülow en 1850 a Zurich y allí el director aprendió muchísimo pese a que su estancia no pudo ser más prolongada debido a la altanería y a la lengua más que viperina del joven director. Se retiró entonces, como ya hemos dicho anteriormente, a St. Gallen para trabajar en una orquesta constituida por farmacéuticos, abogados, funcionarios y sólo algún que otro músico profesional. Al requerirle de nuevo Wagner para estrenar el Tristán, Bülow se dio cuenta de que, entre su mujer Cosima y el compositor, existía algo más que una intensa amistad. Sin duda, la papeleta resultó muy complicada para Bülow — Cosima tuvo muchos remordimientos de conciencia — al comprobar el más que reprobable papel que había jugado su ídolo artístico en toda esta truculenta historia. Tal vez ese episodio condicionó que Bülow se pasase al bando de Brahms y del crítico musical Hanslick, abandonando con brusquedad el de Wagner.
Bülow, cuyo aspecto era ciertamente menudo, trabajó siempre muy duramente consigo mismo y sólo con enorme aplicación pudo adquirir su admirado talento. En su relación con los distintos músicos despertaba temor máxime, según alguna leyenda con visos de ser muy cierta, cuando no dudaba en abofetear a aquellos profesores de Meiningen que cometían el más leve fallo de ejecución durante los ensayos. Despótico y tirano como muy pocos, Bülow dominó a todas las orquestas con las que se hubo de enfrentar, aunque hemos de tener en cuenta que aquellos eran otros tiempos y que esta situación sería del todo inimaginable hoy en día. Sin embargo, Bülow era aceptado por todos por su indiscutible autoridad musical, excentricidades aparte. Con todo, Bülow no perseguía el efecto del personaje ávido de hacer carrera que persigue el sensacionalismo, sino que su exaltación obedecía más bien al prototipo de artista romántico que consideraba su saber como un verdadero privilegio. En lo referente a su repertorio, fue un completo chauvinista. Sólo dirigió música alemana, con alguna excepción del menos ruso de los compositores rusos, Chaikovski, y llegó a calificar a Verdi como la perdición de la música italiana (tiempo después tuvo la gallardía de disculparse ante el propio compositor). Con las debidas reservas, tal vez fue Richard Strauss su más directo heredero en materia de dirección orquestal (y tal vez Weingartner su mayor crítico). Pero lo realmente cierto es que Hans von Bülow, portador de las ideas de Wagner, fue consciente de su importante misión y dejó claramente expuestas las pautas por las que habría de discurrir en un futuro el arte de la dirección orquestal.
Siempre he sido partidario que los Directores de Orquesta dirijan sin partitura. Eso magnifica su labor y es verdaderamente admirable.
Esas declaraciones de Bülow…me parece estar oyendo al GATOSIERRA…
No tenía ni la más remota idea que Bülow hubiera perdido sus facultades mentales y menos aún, que hubiera muerto en Egipto. Una casualidad muy interesante, como una insinuación del destino.
Hay un párrafo de la entrada en la que me quitaste las palabras de la boca Leiter: Wagner fue para Bülow lo mejor que pudo sucederle en su carrera musical, pero lo peor en la parte personal. Mira que enamorar así a la Mujer ajena! Por no hablar de Mathilde von Wesendonck… Y no dudes un instante que Bülow nunca le perdonó eso al Mago de Bayreuth, aunque nunca haya dicho nada…lo de «los demás son unos cretinos» y el hecho de hacer amistad con Hanslick, son circunstancias muy reveladoras.
Mi humilde homenaje a Bülow -aunque para mí, a Cosima le lucía mucho más el apellido Wagner…
Abrazos.
Yo no sé si Bülow tuvo suerte o no con el tema de Wagner, pero Cosima era más fea que pegar a una madre. Yo creo que Bülow sacó el lado positivo del turbio asunto este.
Bueno, más que perder sus facultades mentales lo que le ocurrió es que éstas mermaron con la edad. Bülow viajó a Egipto por el clima (y quien sabe si por contemplar algún harén en directo, que esas cosas también le sientan bien al cuerpo…)
Sea como fuere, a pesar de todo y del paso al bando de Hanslick, Bülow siempre admiró a Wagner a pesar de los cuernos.
Un abrazo, Iván
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Entre un director de orquesta de finales del XIX y otro de principios del XXI hay una distancia abismal. Y enjuiciar a Bülow desde nuestra perspectiva se me antoja absolutamente imposible. Además, y por desgracia, no tenemos nada de sus interpretaciones, aparte de los comentarios de sus amigos y sus enemigos, que según parece eran legión. JAJAJA
Tú reseña me ha parecido sobresaliente Leiter. Queda muy poco por decir.
No cabe duda que al principio estuvo en la órbita Liszt-Wagner. Supongo que esto le ayudaría en un principio, pero más tarde fue su ruina. Tendría que volver a levantarse, y la segunda vez en solitario. Curiosamente allí estaría Brahms, al que al principio detestaba. La condición humana es terrible…
Tuvo que tragarse varios sapos, además del de Brahms el de Verdi, sin ir más lejos. Pero hay que reconocerle que lo hizo, algo que otros jamás consiguieron. JAJAJA
Aquello de considerar cretinos a compositores de la talla de Mozart, Schubert, Berlioz, Monteverdi, Gluck, Händel,…, me parece, cuanto menos, delirante… JAJAJA
Creo que se podría trazar una curiosa y divertida línea a través de Bülow – Strauss – Szell, con paradójicas diferencias y similitudes. JAJAJA
Gracias Leiter por ayudarnos a recordar.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
P.D. Iván, cuidado que te estoy escuchando. Y tú quién crees que era mejor Bülow o Karajan. Me han dicho que éste pensaba que aquél era un principiante. JAJAJA
dirigir con la partitura a la vista o de memoria, siempre ha dividido las aguas de la conducción orquestal.
karajan reconocía la influencia que había tenido en su dirección de memoria víctor de sabata, quien acerca de la importancia del tema le dijo «si usted realmente desea transmitir algo, debe olvidarse de la página impresa»
en la otra vereda, y con su tradicional aspereza, cuando a hans knappertsbusch le preguntaron porqué dirigía con la partitura a la vista respondió «¿por qué no? se leer música»
solti, quien tenía memorizado casi todo su repertorio, con algo más de flema -tal vez sus años ingleses ayudaron- sobre el tema se expresó así: «deseo sentirme seguro. todos cometemos errores. los músicos y especialmente los cantantes necesitan tener la seguridad de que el director siempre sabe. cuando asisto a un concierto y el director no tiene la partitura frente a el, estoy nervioso. me irrita enormemente: creo que es estúpido crear una atmósfera de nerviosismo»
Pues eso, Solti dice lo mismo que Kna pero soltando rollo jejejeej, ainsss, como se notan mis debilidades :-P.
Es que creo que da lo mismo si funciona, a la vista, sin la vista, medio vista, de hecho no entiendo la pregunta. ¿qué hay que responer a eso?: me la se, se la saben, no la necesito, llevo gafas de cerca y estoy hoggogoso con ellas, yo que se, Solti respondió muy amablemente desde luego.
En cualquier caso ustedes saben más que yo de este tema.
¿Qué mas da dirigir con o sin partitura? Lo importante es que la música suene bien y punto.
Zubin Mehta dirigió sin partitura el Concierto de Año Nuevo de 2007. Con todo, se coló en una entrada y marcó una intervención de la trompeta solista a destiempo. Fue uno de los mayores fallos habidos nunca en este tipo de conciertos.
Que no, Zarza, que no sabemos más que tú. De veras.
Un abrazo, amigas y amigos
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a propósito de las frases «lapidarias» de von bülow leiter,también podía tenerlas condescendientes, como por ejemplo esta referida un crítico musical venal: «cobra honorarios tan reducidos que casi podría decirse que es incorruptible»…
Con o sin partitura? Creo que ambos bandos tienen su plena razón. No hay una respuesta definitiva y la discusión puede tornarse del todo estéril. El producto final es la Música. Preguntémole a Knappertsbusch o a Karajan.
Sin embargo, si yo fuera Director de Orquesta, procuraría dirigir sin partitura en todas mis presentaciones. Eso sí, que no se me fuera a olvidar nada mientras dirijo Los Maestros Cantores de Nürnberg.
Me produce muchísima admiración que von Bülow haya dirigido el estreno de Tristan und Isolde de memoria. Para ser la primera vez que se representaba una obra tan difícil y de cuatro horas de duración, su labor resultó sumamente meritoria.
Ya mi espíritu se encuentra en Viena, en la Goldener Musikvereinsaal.
Abrazos.
«Creo que ambos bandos tienen su plena razón. No hay una respuesta definitiva y la discusión puede tornarse del todo estéril» — TOTALMENTE de acuerdo, querido Iván.
Vaya frase, Hugo. Vamos a tener que incorporar a Bülow en la sección de Los dichos de Beecham… Ja, ja
Otro dato: Antes no existían grabaciones y por tanto era aún más complicado memorizar una partitura. No se tenían referencias sonoras de una obra de no ser por el estudio integral de la partitura.
Bueno, mañana intentaré colocar por la tarde la crítica del Concierto de Año Nuevo en Viena, como ya hicimos en las dos pasadas ediciones. Digo que lo intentaré porque debido a imponderables tal vez no pueda ni verlo. Pero bueno, haré todo lo posible por seguirlo. A ver si lo puedo colocar por la tarde.
Un abrazo, amigos
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¿Sabéis si lo repiten o queda grabado íntegro en algún sitio?. Me lo voy a perder seguro.
Quizás en medici.tv:
http://www.medici.tv/
Leiter, espero que los imponderables sean agradables 🙂
Creo que lo repiten por la tarde. De todas formas, el año pasado ya había vídeos en YouTube en la misma tarde.
Puede que también en Medici TV lo pasen .
Los imponderables son que me tengo que pinchar mañana temprano el Interferón dado que esta noche, cuando realmente me toca, no es plan. Y cada vez que me pincho pues… Me caigo un poco, a veces más, a veces menos. Espero tener fuerzas para ver el concierto e ir redactando la entrada.
Besos, Zarza
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