Tu ardiente presencia agota mi aliento,
nervios que arpegian las cuerdas del alma;
mis labios dibujan deseos sin calma,
divina sonrisa que ondula el viento.
Sensible sentido es mi sentimiento,
ver tu retrato posado en mi palma,
bucle dorado tu espíritu empalma,
lazos de amor que interiores presiento.
Bella es la estancia por ti ocupada,
triste vivir con tu olvido en la mente,
mágico ensueño, sedente alborada.
Que mi beso añorado no esté ausente
ni tu roja flor en aire callada…
Despierte la luna en lecho creciente.
De la colección LAS FLORES DE GEDELIA (Octubre-diciembre 2001)
Expresión de un dulce misterio onírico que manifiesta una suave añoranza, quizás inspirada en una bella Mujer privilegiada por las Gracias. Dama encantadora cuya luminosa mirada contiene la esencia Divina que recorre los espacios etéreos, inundando la quietud de la atmósfera con un rocío musical, la Música de las Esferas.
Allí está Ella, en este delicado Soneto.
Se llamaba Beatriz…
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