Repaso por la vida de Igor Stravinski
Indice de contenido
Hijo de una familia de orígenes polacos por parte del padre y bálticos por la de la madre, la infancia de Igor Stravinski estuvo impregnada de música rusa debido a que su padre ensayaba en casa los papeles que luego interpretaba en la Ópera Imperial Rusa. Sin embargo, ya desde pequeño Igor sintió un fuerte desafecto por parte de unos padres mucho más preocupados por las cuestiones intelectuales — la biblioteca del padre de Stravinski atesoraba más de 20.000 volúmenes — que por la educación meramente afectiva de sus hijos.
Según sus propias memorias, a los cinco años tuvo conciencia de sí mismo como músico aunque no fue hasta los nueve cuando recibió las primeras clases de piano por parte de la profesora Kashperova. Con once años Igor asistió por primera vez a la ópera — La vida por el zar, de Glinka — y quedó deslumbrado por la magia de la representación.
Unos días más tarde asistió en San Petersburgo al estreno de la Patética de Chaikovski dirigida por el propio autor. Stravinski decidió entonces ampliar sus conocimientos técnicos estudiando composición y contrapunto, aunque en ningún momento pensó en dedicarse a la música (Pese a lo relatado en su autobiografía).
Con 18 años se matricula en la Facultad de Derecho y allí conoce al hijo de Rimski-Korsakov, quien le presenta a su padre en 1902. Rimski le admitió como alumno privado durante tres años que resultaron francamente provechosos para el futuro compositor.
Al año siguiente, en 1903, Stravinski da a conocer su Sonata para piano en fa sostenido menor, una obra que se perdió y que no fue hallada hasta 1974. En 1905 Rimski se vio obligado a dimitir de su cargo en el Conservatorio y con ello dio por terminada su relación con Stravinski, quien aprovecha para comprometerse y casarse posteriormente con su prima Ekaterina Nossenko.
Igor Stravinski, su primera sinfonía
Entre 1906 y 1908 Stravinski dio forma a su Primera Sinfonía, el Scherzo fantástico y los Fuegos Artificiales, obras que envió a Rimski. Desgraciadamente, el maestro no pudo ni siquiera abrir el envoltorio con las partituras, ya que falleció en 1908. A partir de ese momento, y consciente de orfandad musical, Stravinski tuvo que apoyarse esencialmente en sí mismo.
* Igor Stravinski Nacido el 18 de junio de 1882 en Oranienbaum, junto al Golfo de Finlandia
* Fallecido el 6 de abril de 1971 en Nueva York
En 1908 Igor Stravinski da forma a su Pastoral para soprano y piano así como a sus Estudios para piano, Op. 7. Al poco, Sergei Diaghilev se interesa por la obra del músico y le pide que orqueste de urgencia unas piezas de Chopin que servirán para presentar el ballet Las sílfides. La obra fue estrenada por los célebres Ballets Rusos de Diaghilev en París y al poco éste le manda un telegrama desde la propia capital gala con el encargo de una nueva partitura, El pájaro de fuego, que primeramente había sido encargada a Liadov.
La obra se estrena en París el 21 de junio de 1910 con enormes dificultades para el ballet debido a la complejidad de la partitura que, sin embargo, obtiene un clamoroso éxito por parte del público. Diaghilev se da cuenta de la incomparable valía de Stravinski como compositor y junto a él crea uno de los mejores binomios artísticos de todo el siglo XX, binomio que se confirma el 13 de junio de 1911 con el estreno de la segunda obra maestra de Stravinski, el ballet Petrushka, obra que es dirigida por Pierre Monteux y que cosecha otro éxito memorable.
Stravinski se había trasladado a Suiza tras el estreno de su primer ballet y era ya toda una reconocida figura en los círculos musicales de París. Por mediación de Diaghilev, Stravinski acude hasta Bayreuth para escuchar Parsifal y se queda del todo decepcionado, calificando la obra de Wagner como «ridículo e inconsciente remedo del rito sagrado».
Por entonces, Stravinski estaba enfrascado en la composición de su tercera y definitiva obra maestra, La consagración de la primavera, posiblemente la mejor obra orquestal escrita en todo el siglo XX. Durante los ensayos se manifestaron violentas tensiones entre músico y coreógrafo, pero lo realmente sonado fue que el estreno de la obra provocó uno de los mayores escándalos surgidos jamás en una sala de conciertos del mundo. Pese a todo, la partitura fue imponiéndose con el tiempo y los diversos públicos del mundo acabaron apreciando la insuperable maestría de Stravinski.
Tras el polémico y tumultuoso estreno de esta histórica obra, Igor Stravinski contrajo unas fiebres tifoideas que a poco se lo llevan a mejor vida y por ello debió ser ingresado en una clínica en donde fue multitudinariamente visitado por los principales compositores de la época. Ya recuperado, compuso El ruiseñor.
Durante la Primera Guerra Mundial Stravinski se instaló en Salvan y reorganizó su vida en torno a un grupo de artistas entre los que destacaba el director suizo Ernest Ansermet.
En 1916 viaja hasta España y es retratado por su amigo Picasso, un artista con el que siempre se sintió compenetrado. Sin embargo, las noticias que llegaron de Rusia en 1917 no fueron nada satisfactorias para el compositor: Como consecuencia de la Revolución de Octubre Stravinski perdió todas sus posesiones en Rusia y desde entonces tuvo que vivir exclusivamente de sus derechos de autor. Fruto de esta nueva circunstancia es La historia de un soldado, obra que fue estrenada en Lausana el 29 de septiembre de 1918 tras múltiples vicisitudes.
La obra fue rechazada por Diaghilev y ello provocó un cierto distanciamiento entre los dos artistas que finalmente se disipó con el encargo de Pulcinella, un claro guiño del compositor hacia el neoclasicismo, estrenada en 1920 en París con escaso éxito. Finalizada la guerra y de vuelta en París, Stravinski sigue en su incursión neoclasicista merced a dos importantes creaciones, el Concertino y la Sinfonía de instrumentos de viento.
Tras un nuevo viaje a España en 1921 — este país nunca dejó huella alguna en Stravinski — estrena Mavra, una ópera bufa un tanto truculenta que fue silbada por el público y que encorajinó sobremanera a su autor, convencido de haber escrito una obra maestra que no era tal. Stravinski entonces pareció imbuirse en una extraña ascesis musical que dio fruto a obras como Las bodas, el Octeto y el Concierto para piano e instrumentos de viento.
Tal vez, su separación artística de Diaghilev — quien se abrió hacia otros coreógrafos, bailarines y músicos — provocó que Igor Stravinski se convirtiera en su propio empresario y, consecuentemente, sus obras fuesen más sencillas y dirigidas a un público más amplio. Tampoco resulta extraño que en esa época, desde 1924 a 1926, Igor Stravinski se dedicara a recorrer el mundo desde su nueva residencia en la Costa Azul: Visitó Europa Central y Alemania — allí interpretó su Concierto acompañado de Furtwängler — América, Italia, España y nuevamente Europa Central. Tras esta larga gira Stravinski estrena Edipo rey en 1927 y Apolo Musagetes un año después, en lo que constituiría su última colaboración con los Ballets Rusos.
En ese mismo año de 1928 Stravinski compone para Ida Rubinstein El beso del hada, una partitura muy mediocre. Stravinski se había dejado atrapar por la publicidad y, consecuentemente, por todo lo que olía a dinero fresco: Grabó discos para sellos americanos y realizó diferentes versiones de obras anteriores para percibir nuevos derechos de autor.
Su genio compositivo pareció perder aliento y su excesiva vida mundana le trajo efectos del todo contraproducentes. Mientras se encontraba en su residencia de la Costa Azul, ubicada allí en buena parte por la frágil salud de su esposa, recibió la terrible noticia de la muerte de Diaghilev el 19 de agosto de 1929 en Venecia. Conmovido por el doloroso impacto emocional que le produjo dicho fallecimiento, Stravinski dio un completo giro en su labor creativa y firmó dos verdaderas obras maestras, Capricho, estrenada en ese mismo año, y la Sinfonía de los Salmos, presentada un año después simultáneamente por Koussevitzki en Boston y por Ansermet en Bruselas.
La década de los años treinta comenzó con una nueva serie de giras del compositor a lo largo de toda Europa. Su producción se volvió a resentir y en dos años sólo firmó el Concierto para violín (1931) y el estupendo Dúo concertante (1932), obras muy distintas entre sí y de calidad muy contrastada. Stravinski vuelve a los vicios creativos y da luz a una serie de chapuceras transcripciones para piano y violín de sus obras más famosas con el único objetivo del lucro.
Las críticas que por ello recibe son contestadas con Perséfone, otra de sus magistrales piezas. En 1933 presenta a su hijo Soulima en público por primera vez en Barcelona y para él escribe el Concierto para dos pianos en 1935 y un año después Juego de naipes, el primer ballet de Stravinski que fue estrenado fuera de París (Washington, 24 de abril de 1937). En esta época solicita la nacionalidad francesa y prepara su candidatura al Instituto, la cual es sorprendentemente rechazada. Stravinski sintió un enorme despecho por esa negativa, un golpe moral al que pronto se sumó el de la pérdida de su hija Ludmila, de su esposa y de su propia madre en 1939. Comenzada la Segunda Guerra Mundial, el compositor decide marcharse a los EEUU, invitado por la Universidad de Harvard.
El periplo norteamericano de Stravinski
Fue posiblemente el más controvertido en la vida del compositor. Se le reprochó haberse vendido a la publicidad norteamericana e incluso el pintor Dalí compuso un anagrama con su nombre y el símbolo del dólar norteamericano (¡Cómo si a Dalí tampoco le gustase el $!).
Mientras que otros colegas — Bartok — morían allí al borde de la indigencia; mientras que otros daban testimonio contra el fascismo y la guerra (Picasso, Messiaen, Dallapiccola o Martinu); mientras que la suerte del mundo se decidía en Stalingrado… Stravinski escribía Circus polka o Impresiones noruegas. Igor Stravinski llegó a ser el músico que más impuestos pagaba en EEUU, algo ciertamente significativo.
Adquirió una lujosa propiedad en Hollywood, se casó con Vera Sudeikina y evitó siempre el contacto con Schönberg, quien vivía a sólo diez minutos en coche. Frente a obras vacías de inspiración — Ebony Concert ó Escenas de Ballet — Stravinski también dio muestras de su genio en obras como la Sinfonía en Do mayor (1940), la Sinfonía en tres movimientos (1943), Oda (1943) y la Sonata para dos pianos (1944). Presa de nuevo de un extraño misticismo compuso también una interesantísima Misa en 1948.
Tras estrenar con más pena que gloria su ambiciosa ópera The Rake´s Progress (Venecia 1951), Stravinski da un nuevo giro de tuerca a su faceta creativa y resurge como dodecafonista: Cantata (1952), Septeto (1953), Tres canciones de William Shakespeare (1953) y In Memoriam Dylan Thomas (1954). Sus últimas obras realmente interesantes fueron Agon (1957), Threni (1958), Movimientos para piano y orquesta (1959) y la trilogía A sermon, a narrative and a prayer (1962). A partir de entonces su musa se fue irremediablemente marchitando. En 1962 viajó hasta la Unión Soviética de Kruschev, en donde fue multitudinariamente acogido pese a que su salud era ya muy delicada. Considerado un héroe por los jóvenes dodecafonistas, la realidad es que Stravinski no escribió nada a partir de 1967. Su salud fue agotándose del todo y ya no salió de su apartamento de la Quinta Avenida neoyorquina.
Tras una serie de ataques Igor Stravinski falleció en la madrugada del 6 de abril de 1971 a los 88 años de edad. Sus restos fueron trasladados a Venecia y reposan muy cerca de donde está sepultado Diaghilev.
Stravinski considerado como el mejor compositor del siglo XX
Su vida trascendió culturas, continentes y épocas. Junto con el pintor Pablo Picasso, Stravinski fue el mayor icono del arte moderno y sus innovaciones provocaron una profunda conmoción en los círculos artísticos.
Poseedor de un extraordinario don para las transformaciones radicales, Stravinski pretendió por encima de todo ser siempre él mismo, aunque para ello se sirviera de distintos estilos en otras tantas fases de su trayectoria creativa, muy criticado en sus primeros años en los EEUU por su afición a ganar dinero de la manera más fácil posible, empero rechazó siempre todas las proposiciones que le hicieron para que compusiera bandas sonoras, algunas de ellas superando el millón de dólares o incluso los dos millones (Esa fue la cantidad que se le llegó a ofrecer porque tan sólo pusiera su firma a un trabajo que habría de realizar otro compositor).
Con independencia de los estilos, la música de Stravinski es melodiosa y fresca, con airosas armonías y con un memorable sentido rítmico. Sus ritmos están bien definidos y son constantemente variados, atesorando la cualidad de sobrevivir de una manera cierta y doblemente ineludible: Satisfacer a los sentidos y provocar, a su vez, una cosquilleante inquietud.
Recordado fundamentalmente como compositor, Stravinski fue además un solicitado pianista y un requeridísimo director de sus propias obras (En poco más de quince años dirigió aproximadamente mil veces la suite de El pájaro de fuego). El impacto de la música de Stravinski fue inmediato y casi todos los compositores del siglo XX, desde Poulenc hasta Villa-Lobos, le deben mucho.
Obras de Igor Stravinski
– 10 Ballets, destacando El pájaro de fuego, Petruschka, La consagración de la primavera, Apollo, Orpheus y Agon
– 4 Óperas, destacando Edipo rey y The Rake´s Progress
– 3 Obras de teatro musical, destacando El zorro y La historia de un soldado
– 3 Sinfonías, destacando la Sinfonía en Do y la Sinfonía en tres movimientos
– Sinfonía para instrumentos de viento
– Sinfonía de los Salmos
– Diversa obra orquestal, destacando Dumbarton Oaks
– Concierto para violin
– Concierto para piano
– Concierto para dos pianos
– Concertino para cuarteto de cuerda
– Capricho para piano y orquesta
– Ebony Concert
– Misa
– Cánticos de réquiem
– Perséfone
– Otras obras breves para solista, coro y orquesta
– Octeto
– Septeto
– Dúo concertante
– 2 Sonatas para piano y Sonata para piano a cuatro manos
– Serenata para piano
– Otras obras más breves para cámara y para piano
sobre el estreno de la consagración de la primavera leiter, van dos visiones presenciales:
romola pulsky que luego se casó con nijinsky señalaba que una dama ubicada en un palco sobre la orquesta le dio una bofetada a un jóven que silbaba en el palco contiguo y acto seguido el acompañante de la dama y el abofeteado intercamabiaron sus tarjetas retándose a duelo
a su vez jean cocteau observó a la anciana condesa de pourtales poníendose de pie y gritar a voz en cuello «¡esta es la primera vez en sesenta años que alguien se ha atrevido a tomarme el pelo!»
cuando cincuenta años después de su estreno se entregó a stravinsky la partitura manuscrita de la «consagración» el compositor cruzó la última página con la siguiente leyenda: «¡ojalá quien quiera que escuche esta música jamás experimente la burla a que fue sometida y de la cual fui testigo en el teatro des champs elysees, en parís, primavera de 1913!»
Zhar-Ptitsa
En el folclore ruso, el pájaro de fuego (жар-птица, zhar-ptitsa, literalmente zhar-ptitsa pájaro en cenizas de cenizas de жар, fuego sin flama) es un pájaro mágico que brilla intensamente de una tierra lejana, y es bendición y condena a la vez para su captor.
El pájaro de fuego es invariablemente descrito como un gran ave de majestuoso plumaje que brilla intensamente con una luz roja, ámbar y amarilla, como una hoguera que es sólo el pasado de una llama turbulenta. Las plumas no dejan de brillar intensamente si se quitan, y una pluma puede iluminar un gran cuarto si no es cubierta. En una iconografía posterior, la forma del pájaro de fuego tiene generalmente la forma de un pequeño pavo real de colores del fuego, con una cresta en su cabeza y las plumas de la cola con un «ojos» de brillo intenso.
Un papel típico del pájaro de fuego en los cuentos de hadas es el de un objeto de difícil resolución. La búsqueda la mayoría de veces comienza encontrando una pluma perdida de la cola del pájaro de fuego, con la que el héroe precisa encontrar y capturar al pájaro vivo, a veces con mutuo acuerdo, pero generalmente con la petición de un padre o de un rey. El pájaro de fuego es una maravilla, muy codiciada, pero el héroe, inicialmente maravillado por la maravillosa pluma, generalmente termina culpándola por los problemas que le causa.
Los cuentos del pájaro de fuego siguen el clásico esquema del cuento de hadas, con la pluma que sirve como premonición de un duro viaje, con los ayudantes mágicos encontrados en ruta, que ayudan en el viaje y la captura del pájaro, y regresar desde un tierra lejana con el premio. La versión más popular se encuentra en el cuento del zarévich Iván y el lobo.
La historia de la búsqueda del pájaro de fuego ha inspirado varias obras literarias, entre ellas «El caballito volador» de Pyotr Yershov. El compositor Stravinski alcanzó un temprano éxito con su partitura para ballet, El pájaro de fuego.
El concepto del pájaro de fuego tiene paralelos en las leyendas iraníes de pájaros mágicos, en el cuento de hadas de los hermanos Grimm sobre «El pájaro de oro» y los pájaros mágicos rusos como Sirin. La historia de la búsqueda en sí es cercanamente paralela a la del armenio Hazaran Blbul. Sin embargo, en el cuento armenio, el pájaro no brilla intensamente sino hace florecer la tierra con su canto. – wikipedia –
Bueno…qué puedo decir?
Igor Stravinsky pertenece a una corriente musical que no es de mi agrado por el estilo de la partitura, la forma como las notas llegan al oído. Para mí es chocante, de la misma manera que Picasso me ofende. Es un estilo expresivo que no está acorde conmigo, wagneriano incorregible (aunque Wagner puso la primera piedra para que otros llegaran al estilo descrito)y beethoveniano confeso.Mi límite entonces es Richard Strauss.
Apesar de ello, admiro profundamente La Consagración de la Primavera que, apesar de sus ruidos y golpeteos extraños, es una gran partitura, así como también lo es El Pájaro de Fuego. A propósito, Stravinsky me homenajeó con esa obra, haciéndome el Héroe de la Princesa.
Ruego que se me comprenda bien: no estoy restándole valor ni a Stravinsky ni a Picasso; tan sólo no es el tipo de expresión que yo consideraría precisamente artística. Si debo escoger entre Leonardo y Picasso, por supuesto el primero -genio de genios- se lleva mi admiración. Si debo elegir entre Stravinsky y Wagner…desde luego, ya lo sabéis, Wagner por encima de todos.
Pero insisto en mi concepto sobre las dos obras que he mencionado.
Stravinsky vino a la ciudad de Bogotá en 1962. Dirigió a la Orquesta Sinfónica de Colombia en la interpretación del Pájaro de Fuego. Mi padre asistió al concierto y expresa que fue apoteósico. El público aplaudió por dos horas seguidas, invitando al Maestro a salir al escenario a recibir las ovaciones una y otra vez. Debió ser, sin duda, un momento inolvidable.
No le perdonaré a Stravinsky su concepto sobre Parsifal. Sin lugar a dudas no comprendió la monumentalidad de la Obra de Arte Total. Una lástima.
Sin embargo, pese a mis críticas (muy mías por supuesto) expreso mis respetos a Igor Stravinsky con un sincero aplauso…pero me quedo tozudamente en Bayreuth.
Te he dicho Leiter, que me alegra mucho ver tu recuperación? Te ves bien como lo testimonian las fotos de tu enlace nupcial. Enhorabuena.
Mil abrazos.
PD. Perdonen los admiradores de Pablo Picasso mi idea…pero mis ojos se irritan ante sus cuadros.
Hola Iván,
Hay un sitio online con varias de las palabras textuales de Stravinsky sobre la obra de Wagner, en
http://misterioabierto.blogspot.com/2010/01/stravinsky-on-verdi-wagner.html
Cambiando de tema: como mencionas a Stravinsky en Bogotá aprovecho para contarte que desde Bogotá te estoy escribiendo, ¿tu también eres colombiano?
Saludos
Conocía esas anécdotas que cuentas, Hugo, y, si te digo la verdad, el escándalo organizado con el estreno de La Consagración en París es un acontecimiento que me hubiera encantado vivir en directo. Casi el que más, puesto a elegir.
Extraordinarias las líneas que nos dejas sobre El Pájaro de Fuego, amigo Gustavo. Te agradezco de veras tus aportes que no hacen sino enriquecer más el contenido de este bar.
Ojalá, Iván, que todo el mundo tuviera la valentía y educación que tú demuestras para mostrar tu disconformidad con determinados artistas. Por mi parte, en una lista de cinco pintores de la historia siempre estaría Picasso. Me encanta y me parece un verdadero genio. Sin embargo, con Dalí me pasa lo mismo que a ti con Picasso. No lo soporto.
Stravinski fue un gran compositor, pienso, pero durante su larga trayectoria pasó por momentos de una inspiración más que dudosa. A Stravinski hay que estudiarle por etapas. Desde luego, la etapa de El Pájaro de Fuego, Petrushka y La Consagración es prodigiosa. En mi humilde opinión, fue el mejor Stravinski.
Gracias por vuestros comentarios, Hugo, Gustavo e Iván.
LEITER
a propósito de «persefone» leiter, fue estrenada en el teatro colón en 1934, el mismo año de su estreno en francia, con la participación como director del propio stravinsky (o tempora o mores) y el rol de recitante estuvo a cargo de su amiga argentina victoria ocampo, una de las mujeres que más hizo por la cultura a través de su revista «sur» (cuyo título le fue sugerido por ortega y gasset) comprometiendo en ello su cuantiosa fortuna…
Hola Leiter,
Anotas que: «S. debió ser ingresado en una clínica en donde fue multitudinariamente visitado por los principales compositores de la época. Ya recuperado, compuso El ruiseñor.»
La versión que señalas en internet es excelente.
Y yo añadiría lo siguiente, tomado también de la Web:
El Ruiseñor narra la historia de un humilde pescador, encantado por la canción del ave. Su canto atrae a cortesanos y hasta el Emperador de China expresa su deseo de escucharlo. El ruiseñor acepta visitar la corte, donde le sirven un gran banquete. Sin embargo, el ave rechaza los regalos, alegando que las lágrimas del emperador son recompensa suficiente. La armonía se rompe cuando una delegación del Emperador del Japón ofrece un ruiseñor mecánico como regalo. El original se aleja, ofendido, y el Emperador de China reacciona al desplante entregando su afecto al ruiseñor mecánico. Enfermo, el Emperador chino reclama escuchar una vez más al verdadero ruiseñor. El ave regresa y entabla un pacto con la Muerte: el Emperador se salvará si él acepta cantar una nueva canción. Al amanecer, el Emperador se recupera. El ruiseñor promete regresar cada noche para cantar una nueva canción.
Así es amigo Gustavo, soy de Bogotá…talvez he sido el primer colombiano que entra a engrosar las filas de los Guerreros de Leiter Blues…
No es así, mi fiel Leiter?
Luego observaré con más detenimiento el enlace al que me remites respecto de Stravinsky vs. Wagner.
Irónico: ayer tuve, por imperativo auditivo, que escuchar La Consagración de la Primavera…QUÉ BÁRBARO!
Abrazos a todos…qué Bar tan internacional, Leiter!
¡Buenos artistas pasaban antes por ahí, Hugo!
Bonita leyenda la que narras, Gustavo, y que no conocía. Gracias por contarla.
Entre tú, Iván, y Gustavo tenemos ya constituida la sección colombiana de BLUES. Todo un lujo para este bar. Me resulta muy simpático que dos bogotanos se hayan conocido mediante este bar.
Gracias por vuestros comentarios, Hugo, Gustavo e Iván
LEITER
Me encanta sentir que puedo formar parte de tu bar, Leiter, y también que Iván pertenezca a él hace tiempos.
Olvidé comentarte que el texto de El Ruiseñor es tomado de un cuento del mismo nombre escrito por Hans Christian Andersen, cuento que se encuentra en español en:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/ruisen.htm
Tanto el cuento de Andersen como la obra de Stravinski me dicen a mí mucho sobre la importancia de la música.
Sin irnos demasiado de tema (porque sé que a Leiter no le gusta mucho), y aprovechando la sinceridad respetuosa que se permite en esta casa, diré que entre Wagner, Strauss y Stravinsky, salvando las diferencias de estilo, hay algo en común: los tres tienen obras que no son para todos los días. Y por favor espero no ser malinterpretado.
Incluso, si intentamos hilar fino, creo que todos los compositores que alguna vez pasaron por este mundo tienen alguna obra (aunque sea una) que no es para todos los días.
Creo que la única excepción puede ser Mozart… o también Bach (pero el reorquestado, algo que a Leiter le parece uan abominación ja ja).
Querido Iván, no me sorprende que a alguien no le guste La Consagración… pero me sorprende que a alguien que le resulte un tanto irritante los «ruidos» de Stravinsky pueda soportar a Wagner (entiéndase una cabalgata de señoras guerreras… y no el indescriptible coro de peregrinos, seguramente dictado por los dioses a Richard). Bueno, son las cosas inexplicables del gusto humano.
A mí La Consagración… no me llama mucho la atención. Pero no me pasa lo mismo con el Pájaro de Fuego. Sin ningún lugar a dudas es la obra que más me gusta de Stravinsky.
Me siento aliviado al leer esta entrada, amigo Leiter, gran parte del repertorio de Stravinsky me resultaba vacío. Pensaba que era producto de mi ignorancia, de mi débil capacidad para captar el arte. Ahora que leo una opinión calificada, veo que no estaba tan errado.
Por último, es increíble como las pocas obras que compone antes de la muerte de Rimski tienen un color absolutamente distinto al resto. Esas primeras obras podemos decir que son las de un compositor ruso…
Ahh, lo del escándalo en La Consagración, no me acuerdo en donde lo leí o escuché, pero habría que agregar una tercera versión, y es que el escándalo se dió más por la vestimenta del ballet que por la música de Igor.
Abrazos
Muy buena apreciación, Frank.
Como bien dices, todo el modernismo musical fue abierto con la música de Wagner mediante la inestabilidad tonal, el uso de nuevas armonías y el moderno tratamiento de la orquesta. Él abrió la caja de los truenos y luego cada uno encendió la mecha que más le gustaba.
Cada época tiene su estilo: No podemos comparar a Brahms con Stravinski porque sus estilos son sencillamente dispares. Otra cosa es que sepamos educar nuestro oído para ello, cosa que no es fácil debido a que siempre se establecen las comparaciones.
La música no murió con Wagner, sino todo lo contrario. Inició el mismo proceso de deconstrucción como cualquier otra expresión artística y se alcanzaron verdaderas obras maestras, como La Consagración. Por supuesto que conforme avanzó el siglo XX ciertos estilos musicales — Cage, Stockhausen… — son difíciles de asumir dada su complejidad. También existe el componente de la mistificación creativa, por supuesto. Pero yo prefiero siempre una obra de Luis de Pablo, de Xenakis o de Pierre Boulez a un Concierto de Vivaldi, por más que dicho concierto sea «más agradable» de escuchar, lo que no significa que sea MEJOR. Simplemente es una cuestión de educación de oído. Al introducirnos en la música contemporánea debemos despojarnos de los clichés clásicos y románticos, y preparanos para precisamente eso: Escuchar una obra moderna y de su tiempo. Si comparamos estamos perdidos.
Mozart siempre fue considerado un genio, incluso por sus contemporáneos. Pero su música tenía un punto de extrañeza para aquellos oídos tan edulcorados. Por eso a Mozart, aún conscientes de su valía, nunca le ofrecieron un cargo de relevancia. Se decía de él: «Oh, es un músico extraordinario», sí, pero pocos sabían apreciar su talento. Su música llegaba a resultar difícil por momentos.
Para muchos aficionados de la música, la misma acaba con Brahms, Bruckner o Mahler. Y es una lástima, porque no saben qué mundo se pierden. La música no es sólo Romanticismo, por Dios. Existe otro mundo que va más allá pero al que algunos les da vértigo asomarse. Es cuestión de práctica y de SABER RELACIONAR CADA CREACIÓN CON SU TIEMPO. No pretendamos ver a Beethoven en la música de Berio.
Gracias por los datos, Gustavo — aclaro que Admiradordebrahms es el otro nick con que suele firmar Gustavo. Te dejo tu página enlazada al blog roll de este bar.
Un abrazo, Frank y Gustavo.
LEITER
Mil gracias por dejar algo sobre mi presencia en Internet enlazado al blog roll de tu bar, Leiter.
Ocurre que el enlace que pusiste es a un blog que tengo en wordpress llamado JOE BONAMASSA Y EL BLUES, pero prefiero que el enlace no lo hagas así sino a mi Grupo Yahoo sobre música culta/clásica, grupo llamado OTTO DE GREIFF Y LA MUSICA y el cual queda en:
http://es.groups.yahoo.com/group/OttoDeGreiffYlaMusica/
admiradordebrahms@yahoo.com es mi dirección electrónica.
De nuevo mil gracias por tu gentileza,
Gustavo
Ya está rectificado, Gustavo.
Y aprovecho para recomendar a todos los clientes de este bar que se den de alta en dicha página musical. Extraordinaria.
LEITER
Dice LEITER ¨Por supuesto que conforme avanzó el siglo XX ciertos estilos musicales — Cage, Stockhausen… — son difíciles de asumir dada su complejidad. También existe el componente de la mistificación creativa, por supuesto. Pero yo prefiero siempre una obra de Luis de Pablo, de Xenakis o de Pierre Boulez¨
Yo quisiera destacar que hubo otras rutas en el siglo XX, diferentes e incluso contrarias a la señalada por europeos continentales como Stockhausen o Boulez; pienso en este momento en la obra de Benjamin Britten. Y en la de Elliot Carter, quien vive todavía.
Otra manera de no encasillarnos en la música continental europea del Siglo XX, la cual efectivamente saca corriendo a multitud de melómanos, es tener presente que frente a la llamada música pura apareció la música impura, concepto usualmente asociado a Pablo Neruda por su toma de postura a favor del arte impuro en el siglo pasado.
Si aceptamos ese punto de vista de Neruda sobre lo más valioso del arte en el siglo XX nos re-encontramos en el campo de la música con Hans Werner Henze, en particular con su cuarteto para cuerdas no. 5, señalado por el propio Henze como ejemplo de música impura.
Bueno, con todos los respetos, a mí la comparación del gran Neruda… Como que no. La pureza, en su concepto extensivo, sólo se encuentra en lo prohibido (y esta última frase no es mía, sino de Jean Cocteau).
Hubo muchísimas corrientes, por supuesto, a lo largo del siglo XX y Britten representó otra de ellas. Pero hasta su música se contagió a veces de lo «impuro». Por haber, también existió un compositor llamado Rachmaninov…
No sé si Henze tuvo claro lo del concepto puro-impuro de la música. Lo que yo sólo sé es que fue un compositor fabuloso, de lo mejor que ha dado el siglo XX. Por cierto, te felicito por la amplia cobertura que le estás dando en tu Grupo de Música. De lectura obligada.
Aclarar que la última frase de mi cita viene seguida de un «… A un concierto de Vivaldi»
Estudiar la música del Siglo XX es sumergirse en un inmenso océano cuyas diversas corrientes nos pueden acabar llevando a buen puerto… O no. ¿Quién sabe?
Gracias por el comentario, Gustavo. Es un placer intercambiar opiniones sobre este tema contigo.
Un abrazo.
LEITER
Muchas gracias por tan elogiosas palabras, Leiter; a mi también me encanta intercambiar opiniones contigo, y en ese intercambio aprendo cantidades.
Este mensaje tuyo me hizo caer en cuenta que yo no había colocado nada en relación con Henze/música impura en mi Grupo Yahoo, así que procedí a abrirle una carpeta llamada precisamente SU CONCEPTO DE MUSICA IMPURA, ahora ya se puede acceder a la misma desde
http://es.groups.yahoo.com/group/OttoDeGreiffYlaMusica/files/Henze%20Hans%20Werner%20/
Mil saludos,
Gustavo