Modest Mussorgski exhibe una extraordinaria técnica pianística
Nacido en el seno de una familia aristócrata rural con gran apego a la música, Modest recibió desde muy pronto las primeras nociones musicales de parte de su madre, una discreta pianista aficionada, y muestra una especial fascinación por los cantos populares que le transmitían los campesinos, aún bajo el yugo de una servidumbre que no tardaría en ser levantada por el zar Alejandro II. Con apenas diez años, Modest presenta tales aptitudes que su padre decide enviarle a San Petersburgo, en donde estudia piano con Anton Herke al mismo tiempo que es inscrito en la Escuela de Oficiales de la Guardia, en donde no tarda en destacar como excelente alumno y compañero. En 1852 compone su primera obra conocida, la Polka de los aspirantes, y también empieza a estudiar francés y alemán, materias que se unían a un extraordinario bagaje cultural que incluía el latín, la historia universal y la filosofía. Ya en esta época Mussorgski visita con asiduidad los salones más elitistas de San Petersburgo en donde exhibe una extraordinaria técnica pianística y una gran y versátil voz.
Sin embargo, este feliz período se quiebra un tanto por la imprevista muerte de su padre en 1853 y por un fracaso amoroso hacia una prima suya que también falleció prematuramente. Desde aquel momento Mussorgski manifestó siempre una extraña misoginia y una enorme animadversión hacia el acto físico del amor, además de declarar su total rechazo al estado matrimonial. En 1856 Mussorgski conoce a un grupo de músicos rusos (Borodin, Cui, Dargominski…) entre los que destaca Balakirev, del que se convierte en discípulo. Balakirev influirá notablemente a partir de entonces en el estilo compositivo de Mussorgski. Una vez que obtuvo el grado de oficial en 1857, Mussorgski debió alejarse de San Petersburgo en la forma en que así lo exigía la continuación de su carrera militar y ello le acarreó una enorme depresión nerviosa por tener que separarse de sus amigos y de la vida musical. Fue destinado a un regimiento que tenía la dudosa fama de acaparar a los mayores beodos del ejército ruso y Mussorgski no pudo evitar contaminarse de esa peligrosa dependencia alcohólica. El resultado de aquello fue que empezaron a manifestarse una serie de alteraciones psíquicas que el compositor siempre hubo de padecer, acompañadas por algún que otro episodio de epilepsia. Todas estas crisis implicaron que en 1859 Mussorgski adoptara una decisión de gran trascendencia: Abandona el ejército y decide consagrarse por entero a la música.
Fue entonces cuando Mussorgski se refugió durante algunos períodos en la residencia campesina de la familia Chilovski y cuando visitó Moscú por primera vez, asistiendo incluso a la primera ejecución pública de una obra suya, el Scherzo orquestal, que dirigió Anton Rubinstein en 1860. Allí también conoce a la única mujer con la que mantuvo una peculiar relación amistosa-amorosa, Nadieschda Opochinina, una mujer que acabaría falleciendo en 1875. En 1862 se constituye formalmente el Grupo de los Cinco Rusos (Cui-Balakirev-Rimski-Borodin-Mussorgski) pero dicha exaltación profesional coincide con la aparición de unos problemas económicos derivados de unas posesiones heredadas en Karevo. El compositor se sintió muy afectado por esta circunstancia y se retira una temporada a Volok. De vuelta a San Petersburgo se instala en una comuna con un grupo de amigos. Por desgracia, los negocios familiares se acaban derrumbando y Mussorgski no le queda más remedio que ingresar como oficinista en un ministerio, ocupación que durante quince años le robó — nos robó — muchas horas de excelente música. En 1865 se producen nuevas desgracias familiares que terminan por alterar del todo el delicado equilibrio musical del compositor: Fallece su madre y sus hermanos pierden definitivamente el patrimonio familiar. Completamente sumido en una profunda depresión, Mussorgski abandona la comuna y se instala en Minkino hasta 1868, aunque no deja de visitar los círculos musicales y a los amigos de San Petersburgo. También por estas mismas fechas inicia una extraña relación materno-filial con la hermana de Glinka.
A pesar de los tristes episodios acaecidos en lo relativo a las pérdidas de sus propiedades familiares, Mussorgski compuso un puñado de notables piezas durante este período: Una noche en el monte pelado (1867); Edipo de Atenas (1858-1860); fragmentos de la ópera Salambó (1863-1865); y alguna otra obra de cámara y sinfónica hoy perdidas. Además, desde 1868 Mussorgski venía trabajando en una ópera, El matrimonio — hoy perdida — cuando conoció el texto de Pushkin sobre Boris Godunov. En 1870, y tras haber pasado una temporada en casa de la familia de su amiga Nadieschda Opochinina, se traslada al apartamento de su colega y amigo Rimski-Korsakov, en donde alterna la composición del Boris Godunov con su trabajo ministerial escasamente remunerado. Pero Mussorgski observa con tristeza como las sucesivas versiones del Boris Godunov son rechazadas por el Comité de los Teatros Imperiales. Así, las decepciones se van acumulando y Mussorgski se ve del todo incomprendido en su trabajo creativo. Por si estas penosas circunstancias no fueran lo suficientemente amargas, Mussorgski también asiste a la deserción de Balakirev del Grupo de los Cinco Rusos, al paulatino alejamiento de Cui y a la decisión de casarse de Rimski-Korsakov, lo que implicaba que debía abandonar su casa. Mussorgski se instaló entonces con el poeta Golenischev-Kutusov, relación que dio pie a todo tipo de maledicentes rumores. A partir de esta etapa, el compositor también aborda la ópera Khovanchina, obra a la que se dedicó de forma intermitente durante años.
En febrero de 1874 tuvo lugar el estreno de Boris Godunov en San Petersburgo. La versión ofrecida fue la segunda, con numerosos cortes, y la obra ciertamente obtuvo un gran éxito no ya por lo estrictamente musical sino más bien por el aspecto político y social que implicaba. Sin embargo, muchos literatos criticaron lo que se había hecho con la obra de Pushkin mientras que otros músicos — entre ellos, César Cui, su viejo compañero y amigo — cargaron agriamente contra la música. Lo mismo ocurrió con el ciclo de canciones Sin Sol, fruto de la colaboración con Golenischev-Kutusov. Todo ello — pese a los elogios de Liszt por sus canciones — sumió al compositor en una aguda e irremediable crisis. También en ese año de 1874 se estrenó la suite pianística Cuadros de una exposición. Un año después, Golenischev-Kutusov también contrajo matrimonio y Mussorgski por ello se vio obligado a instalarse en casa del pintor Naumov. Además, abordó el proyecto de una nueva ópera, La feria de Sorochinzi, que también acabó dejando inconclusa. Como consecuencia de la muerte de su amiga Nadieschda Opochinina en 1875, Mussorgski compuso un nuevo ciclo de canciones con el patético título de Cantos y danzas de la muerte.
Con apenas 40 años cumplidos Mussorgski era un hombre en triste decadencia vital. Por esta época volvió a entregarse con desmesura a la bebida, motivo que agravó su desequilibrado sistema nervioso y su condición de epiléptico. Muchos de sus amigos intentaron ayudarle en base al sentimiento de compasión que despertaba. En 1879, y tras una gira por Rusia con la mezzosoprano Daria Leonova, compone dos excelentes canciones — En el Dnieper y Canción de la pulga — además de una serie de piezas pianísticas sobre Crimea. De vuelta a San Petersburgo, Mussorgski abandona definitivamente el funcionariado y acepta un modesto puesto como pianista en la escuela de Leonova ante la incomprensión y estupor de sus colegas (Claro: Con el estómago lleno es difícil comprender la miserable condición de los semejantes). No deja de ser paradójico que, aun teniendo problemas económicos que le dejaban sin poder comer algún que otro día, Mussorgski participaba en cualquier concierto de beneficencia… La crisis se agravó hasta tal punto que el compositor se hubo de retirar a la casa que Daria Leonova tenía en Oranienbraum. En el definitivo regreso a San Petersburgo, Mussorgski hizo su postrera aparición pública en febrero de 1881 acompañando a una mediocre cantante. Con la salud arruinada del todo, Mussorgski es acogido en el Hospital Militar Nikolaievski y, en los momentos de lucidez, repasa el Tratado de orquestación de Berlioz. Finalmente, Mussorgski dejó de existir el 28 de marzo de 1881. Dos días después su cuerpo fue enterrado suntuosamente en el Cementerio Alexander Nevski de San Petersburgo.
Aunque Mussorgski fue ciertamente incomprendido por sus colegas, incluso por sus compañeros del Grupo de los Cinco, posiblemente su música fue la más desbastada y directa de todos. A lo largo de su vida sus circunstancias personales limitaron en buena medida su creatividad y muchas de sus obras quedaron inacabadas o fueron terminadas por amigos suyos, aunque en ocasiones no reflejasen las verdaderas intenciones del compositor. Mussorgski tuvo siempre que esforzarse por trasladar su música al pentagrama y conseguir que sus obras fuesen interpretadas, pero la falta de preparación técnica y la escasa concentración — debido al alcohol — desvirtuaron un tanto su capacidad creativa. Tanto para la crítica como para los públicos, la música de Mussorgski era magnífica pero tosca hasta la incomprensión, aspecto que quizás sea lo más genialmente original para una crítica actual que no duda en calificarle como el más dotado del Grupo de los Cinco. Al menos, su Boris Godunov, completado y revisado por Rimski-Korsakov, es de largo la mejor ópera rusa de todos los tiempos y una de las más fascinantes producciones que se han compuesto nunca dentro de este género musical.
Obras de Modest Mussorgski
– 5 Óperas, destacando Boris Godunov (La única que realmente terminó) y Khovanchina (Completada por Rimski)
– Una noche en el monte pelado, para orquesta
– 4 Suites para piano, destacando Cuadros de una exposición
– Varias Piezas breves para piano
– 3 Ciclos de canciones, destacando Cantos y danzas de la muerte
– Varias docenas de canciones aisladas, destacando La canción de la pulga
A mi juicio este es uno de lo músicos más trasgresores de los que se tenga recuerdo. Su noche en el monte calvo, me parece una composición excepcional.
Una anécdota. En una tertulia músical, le mostré esta pieza, a mi grupo de amigos (todos fanáticos de la música, aunque bajo distintos estilos, llámense rockeros, alternativos, jazzistas etc) y absolutamente todos quedaron sorprendidos por la intensidad de la pieza. Les comenté brevemente su bigrafí, y el consenso general, es que todos los grandes artistas viven vidas extremas, donde rompen todo límite conductual, tienen una vida breve y se convierten en leyenda. Modest no es la excepción. (Obviamente, no faltó la vinculación a Fantasía de Disney..)
De la consigna, sexo, alcohol y rock&roll, a Modest le faltó una, que compensó con el exceso de las otras dos.
Gran Músico. A veces la gente cree que la música es sólo Vivaldi, Mozart y Beethoven y niegan un universo entero por descubrir.
Cuadros es una historia aparte…
Saludos!
Lo que hace diferente a un verdadero Artista respecto de la masa de mediocres que abundan en el mundo, es la convicción que por medio de su Arte, es posible la elevación espiritual a las moradas de la grandeza misma, «cuyo reino no es de este mundo».
Son muchos los que llevando una existencia de absoluto desequilibrio emocional y físico, se apoyan en eso para todo lo contrario: el descenso en una espiral de decadencias y bajezas, adoptando la sordidez como regla de vida y «ejemplo» para los demás -especialmente los más jóvenes.
Músicos como Modesto Mussorgski (por no nombrar a todos) hacen de la miseria humana un desbordante anhelo de superación. A sí mismos se hacen grandes mediante el Arte más sublime. Y aunque muchas composiciones de Mussorgski puedan parecer teñidas de un aspecto siniestro, macabro o pesimista, lo cierto es que en ellas se refleja la verdadera intención de su compositor: hacerse a imagen y semejanza de lo más Alto, inspirado en la belleza de la Musa.
Eso es Arte; eso es Música.
«Cuadros de una Exposición» es una obra que en su versión original, o en la orquestación hecha por Ravel, siempre me ha acompañado desde mi infancia. Me encanta escucharla sobretodo si me encuentro en al campo. Allí se torna sublime (más).
Leiter, te envían muchos saludos Don Tomás Luís de Victoria, Giovanmi Gabrielli y Michael Praetorius…
Y yo por supuesto, te abrazo.
De todas formas, todos los historiadores musicales coinciden en que Mussorgski, a pesar de sus obras maestras, dejó muchas otras en el tintero e inacabadas por su adicción alcohólica. Es difícil precisar si su maestría era fruto de su transgresión metódica o bien este aspecto condicionó su irregularidad creativa. Ciertamente, casi todas sus obras son excepcionales. Pero ya me gustaría a mí saber dónde podría haber llegado de haber vivido más años y bajo unas circunstancias menos dramáticas. La verdad es que es una cuestión muy complicada.
Los Cuadros son dos obras bien distintas si se presentan en su versión original o en la prodigiosa orquestación que realizó Ravel. Yo discrepo del todo de quienes afirman que Mussorgski hizo con esta obra un simple boceto con vistas a una futura orquestación. Es una obra pianística mucho más profunda de lo que parece. Y complicada de ejecutar a más no poder. El cuadro de la escena del Mercado de Limoges es un reto técnico para cualquier pianista.
Mi abrazo y saludos, Sergio e Iván. Me han encantado vuestros comentarios.
PD: Sergio, con tu permiso coloco tu blog musical en la lista del Blogroll de esta casa. Y, por descontado, recomiendo su lectura a todos los clientes de este bar virtual.
LEITER
Siempre es un gran dilema, elucubrar sobre lo que fue (o lo que se cree que realmente fue) y sobre como debió haber sido. Esos son temas de bar de copas que da gusto hablar. Me pregunto como habrá sido Mussorgsky con unas copas de más. En tal instancia hubiesemos averigüado que suscitaba tanta originalidad.
(Por supuesto que puedes incluir mi blog, aunque espero no ofender algunos oidos sensibles, porque iré publicando material que para algunos podrá ser algo blasfemo, además de un poco de rock)
Liabamo! Libiamo!
No creo que Mussorgsky fuese agradable con unas copas de más…es mejor no averiguarlo, Sergio. Es lo mismo que tratar de pelear con Brahms en defensa de Bruckner.
Cuando hablas de «material blasfemo» a qué te refieres?
Saludos Cofradía.
Yo he visto con mis propios ojos a un conocido director de orquesta subir al podio bolinga para realizar un ensayo. No diré su nombre por respeto, no insistáis en ello, pero es de los famosos…
Por cierto, ¿Sabíais que Bernstein solía llevarse una botella de bourbon para ciertos ensayos con la Filarmónica de Nueva York?
Antes de acabar esta temporada hablaremos también de un director de orquesta ya fallecido y no tan conocido al que le gustaba el frasco cosa fina.
Un abrazo, amigos
LEITER
Leiter, cuando dices que no quieres decir su nombre por respeto, ¿Por casualidad te referirás a un reputado conductor que ha dirigido a alguna orquesta sinfónica de las muchas que tiene la ciudad de Londres, a una en Rotterdam y a otra de opera y ballet en San Petersburgo? (Más de alguno entra en esa descripción!)
Además me encantan tus anécdotas músicales. (Aun no logro saber porque salieron Haitink y Chailly de la Concertgebouw)
Paixao, una blasfemia es cuando con un poco de imaginación bajo a algún dios de la música de su pedestal, para hacerlo ‘solo humano’ rompiendo con su divinidad. Porque la esencia de un músico inmortal es ser ‘verdadero dios y verdadero hombre’
Blasfemias hay de varios tipos, es mejor que sepas de ellas cuando ocurran. Espero no ser condenado a la hogera junto con algún hereje.
(Tambien se da el caso de un músico que al morir no se convierte inmediatamente en inmortal sino que media un largo proceso de ‘beatificación’ hasta que finalmente es ‘canonizado’ por algún ‘sumo pontifice de la música’.(Léase Mahler cuyo proceso de canonización se abrió en los 60 para hacer hoy ‘santo’ de devoción pupular)
Frío, frío… Sergio, aunque ya sé a quién te estás refiriendo. Y la verdad es que también tiene pinta de gustarle el Stolichnaya a tenor con su aspecto más bien descuidado (y su pelo sin lavar, el muy marrano). Pero yo aludía a otro, un director más clásico y tradicional. Insisto en que guardaré su identidad por respeto. Pero, al verle salir en un ensayo, un amigo y yo nos quedamos mirando y dijimos al alimón: Oye, este tipo va tajada… Algo que confirmó el concertino con el ayuda con un gesto muy elouente cuando aquel director se dirigía a los violoncelos.
A Haitink y Chailly los dejaremos para la próxima temporada a partir de octubre. Te adelanto que el problema de Haitink tuvo que ver con su contrato con el Covent Garden. Le pagaron un dineral que en Amsterdam no estaban dispuesto a darle.
Saludos, Sergio
LEITER
Gracias Leiter. Seguiré con la intriga de quien puede ser ese director ‘más clásico y tradicional’. Por lo que queda clarisimo que no voy a dar con el misterio a simple vista. Se podrá decir su nacionalidad? Creo que es un secreto que te llevarás a la tumba. ¿Tu amigo tambien lo respeta?
Espero la próxima temporada con ansías…
Vaya qué gusto la entrada y la seguidilla de comentarios. Mientras el misterio del director sigue atizando la curiosidad, celebro aquello de sexo, alcohol y rock & roll, recortado para ajustarlo a Modést Petróvich. Debo decir que la sinopsis biográfica que nos regala leiter me deprime e indigna en partes iguales, por dejar tan claro el desamparo que padecen muchos genios, si no todos, por parte de sus orondos contemporáneos, los mismos que luego se exculpan mediante un costoso funeral y cuidadas deploraciones públicas. Además, mientras más leo sobre Mussorgsky más reluce su personalidad bondadosa, necesitada de algún afecto duradero que enmendase lo precario de sus circunstancias vitales. Como sea, si en medio de todo esto fue capaz de arremeter con su música genial, merece el doble de admiración. Boris Godunov será siempre una de las más grandes óperas de todos los tiempos y lugares.
Felicitaciones a leiter y muchos saludos a la cofradía!
Eso que has comentado sobre Mussorgski sólo puede tener una definición: Envidia, amigo Joaquín.
Fíjate: A Berlioz le tenían auténtico pavor en Francia y pusieron todo tipo de impedimentos para que sus óperas no se representaran en París. Muerto Berlioz, ya no era un problema y entonces llegaron las condecoraciones póstumas y los reconocimientos.
Sergio, si digo su nacionalidad le delato. Pero no empecéis ahora… ¿Es tal? porque no diré nada. Además, es una simple anécdota… Y ya que te gustan las anécdotas, un conocido director español tenía la costumbre de apretarse una buena botella de cerveza de un tercio de litro a la hora de firmar autógrafos sobre una mesa tras el concierto. Barenboim sólo tomaba agua-tónica… Nadie sabe lo que tomaba Mravinski en España, pero de cada tres conciertos programados se suspendían dos por «repentina indisposición» del maestro. En una ocasión dirigió en Madrid aquejado de diarrea. Imagínate la situación… Y hablando de temas escatológicos, a un conocido director de origen sueco le entró una repentina «inflamación aeróbica intestinal» en pleno concierto en Granada. Se tuvo que parar el concierto ante los sudores fríos del maestro. Tras cinco minutos de supuesto alivio, el director volvió a escena y se prosiguió con el Concierto para violín de Sibelius.
Son gajes del oficio y los directores de orquesta son personas como el resto de los mortales.
Mis abrazos, Sergio y Joaquín
LEITER
¿Será que siempre es la envidia?
Por otra parte, estuve durante la semana escuchando la sinfonía 13 de Shostakovich en versión de Solti… me ha parecido similar a las canciones de Mussorgski… Quizá, si Joaquín (experto en rusos) vuelve, me lo puede confirmar.
Si me dan a elegir me quedo con Una noche en el monte calvo/pelado. Claro que también me encanta Cuadros, pero más por Ravel que por el propio compositor…
Abrazos!
Frank, más que experto soy admirador de la música rusa. Tu sensación mussorgskiana mientras escuchabas Babiy Yar corresponde del todo a la realidad: Shostakovich fue un admirador de Modést Petróvich, y por aquellos días se había dado a la (re)orquestación del Boris (quitando los añadidos de Rimsky para recuperar las armonías originales), de Jovanchina y de las Canciones y Danzas de la Muerte, nada menos. Por lo tanto, al acometer su Sinfonía nº 13 estaba impregnado con el estilo de Mussorgsky, especialmente en lo vocal (declamación abierta, sensibilidad a la entonación natural de la lengua rusa, etc.).
Espero haberte sido de ayuda.
Abrazos per tutti
Gracias por responder la duda planteada por nuestro amigo Frank, maestro Joaquín.
LEITER
Para eso estamos, amigo y maestro
Muchas gracias, Joaquín. Es genial como lograste traducir a un lenguaje técnico lo que parecía ser una corazonada mía…
un abrazo
Siempre es la envidia lo que desencadena todos los males de una persona que vive en sociedad. No reflexionaré más el respecto, suficiente es con la ejemplificación de Berlioz y la generalización de grandes artistas negados en su tiempo, que a pesar de su descomunal talento eran/son eclipasados por los mediocres de siempre pero famosos y gozadores de los beneficios de los todopoderosos de cualquier círculo social.
Ciertamente, los músicos rusos, son una delicia.
Leiter. No seguiré más con los acertijos porque sé que no nos develarás tamaño secreto. Decir que su nacionalidad lo delata es más que suficiente. Turandot quiso saber el nombre del desconocido y Liù quedó en el camino.
Saludos a todos. Magníficos comentarios muy enriquecedores.
Bueno, famosa fue la frase que prologaba el libro de John Kennedy Toole: «En eso reconoceréis a un genio; en que todos los necios se conjuran contra él…»
Saludos, Sergio
LEITER
Goethe decía que peor que la envidia del mediocre al talentoso, es la del talentoso al genio. La frase que citas, leiter, me recuerda un poco a otra, de Oscar Wilde: “La caricatura es el homenaje que la mediocridad rinde al genio”. Lo dijo ante un auditorio que pretendió burlarse de él, llevando todos en el ojal la misma flor que acostumbraba Wilde. Sin embargo, ya sabemos que también la envidia (y la hipocresía) se ensañaron con él. Son raros los casos de alabanza desinteresada en relación a otro…
Goethe dejó otra frase para la posteridad: El peor de todos los males de una sociedad es la práctica de la ignorancia activa. Certeras y profétias palabras que adquieren vigencia en estos tiempos de cerrilismo ideológico. En estos casos, la envidia es el más puro reflejo y consecuencia de la incapacidad intelectual. Sólo la asimilación intelectual humilde puede evitar que el que nace tonto siga siendo tonto y manipulable a lo largo de toda su vida. Y por otros tontos, claro. La inconsistencia de sus argumentaciones deriva en el insulto como único método dialéctico La envidia no es sino una derivada consecuencia de la asunción inconsciente del analfabetismo funcional frente a la brillantez del semejante.
Por eso, amigo y maestro Joaquín, no te extrañe que la alabanza desinteresada sólo se dé cuando el receptor del elogio pasa a mejor vida. Como ya dije con Berlioz, un muerto ya no supone un mayor peligro para nadie.
Un abrazo, Joaquín
LEITER
Estimados, realmente se aprende mucho de ustedes.
Gran legado de Goethe!
Bueno, es que a veces nos ponemos a divagar y terminamos hablando de cualquier cosa… En fin.
Un abrazo, Sergio
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