Peter Hofmann nació en Marienbad, antigua Checoslovaquia, el 22 de agosto de 1944 y comenzó su andadura musical como cantante de rock entre 1960 y 1963. Posteriormente estudió canto en Karlsruhe bajo la tutela de la profesora Emmy Seiberlich, llegando a debutar con un rol mozartiano en Lübeck en 1969. Aquello significó el comienzo de una exitosa carrera como cantante, máxime cuando Hofmann se especializó en los papeles wagnerianos. En 1976 causó sensación, tanto por sus dotes como por su juventud, en el Festival de Bayreuth al cantar allí bajo las órdenes de Pierre Boulez y de un polémico director de escena, Patrice Chéreau. Habitual desde entonces en el templo wagneriano hasta el año 1989, Hofmann también llegó a actuar en Salzburgo con Karajan en 1980 y de aquellas intervenciones nos han quedado unos excelentes registros discográficos. La triunfal carrera de Hofmann le llevó por los principales escenarios del mundo, como París, Chicago, Londres, Viena y Nueva York. Cantante del todo excéntrico, Hofmann se pasó en 1990 al género de la ópera-rock e interpretó en Hamburgo el musical El fantasma de la ópera, cuyas más de 300 representaciones le convirtieron en un verdadero ídolo de masas. En 1994 contrajo la enfermedad del Parkinson y por ello se vio obligado a retirarse paulatinamente de los escenarios. Sus últimos años los pasó en la localidad de Selb, cercana a Bayreuth, acompañado de su segunda esposa. Sus pasos por el rock, antes y después de convertirse en un magnífico intérprete wagneriano, le granjearon el recelo de muchos melómanos ortodoxos. Desgraciadamente, el pasado 29 de noviembre de 2010 Hofmann falleció en Wunsiedel víctima de una afección pulmonar. Tenía 66 años de edad. De entre su legado discográfico podemos destacar los registros wagnerianos de Lohengrin, Tristán e Isolda y La walkiria. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a la memoria de este peculiar tenor.
Año fatídico ha sido éste: ahora tocó el turno al Caballero llevado por cisnes!
Me uno al homenaje, admirado amigo Leiter.
REQVIESTAT IN PACE
Criticado por heterodoxo, sin embargo fue un gran intérprete de Wagner. Eso pocos lo ponen en duda.
Mi abrazo, maestro OTTO
PD: A este paso, los sábados los vamos a dedicar a necrológicas… ¡Vaya racha!
LEITER
Peculiar tenor, y además excéntrico. Sin embargo su interpretación de Parsifal dirigido por Karajan me deja muy satisfecho, es una excelente grabación.
Y es por ello que no dejo de agradecer la contribución que este especial personaje hiciera a la Música del pasado, el presente y el futuro, coadyuvando con su voz, a la profecía del Arquetipo más elevado de la Creación.
Siempre te escucharemos, Peter!
Tenía un enorme interés en conocer tu opinión sobre Hofmann, amigo Iván
La verdad es que todo el mundo coincide en que fue un gran tenor wagneriano.
Descanse en paz
Un abrazo, Iván
LEITER
Es bueno tenerte cerca Leiter; estamos conectados en el tiempo y el espacio.
En efecto Hofmann fue excelente interpretanto Wagner. Al margen de sus incursiones extrañas en otros géneros y su aspecto de baterista melenudo, lo cierto es que su fisionomía entraña algo muy curioso que va más allá de su voz: cuando vi algunas fotos de Peter interpretanto a Siegmund en el Met, tuve la sensación de ser un hombre irreal, salido de los amarillentos pergaminos de las Eddas, una suerte de Guerrero fiero en batalla y seductor con las Mujeres, a la manera ya no de un hombre, sino de un Héroe Mitológico.
Consideraciones tan sólo: es muy difícil imaginarlo con el atuendo de Parsifal, un personaje de características tan distintas a lo descrito, aunque con su voz lo haya hecho magníficamente.
Y es que no es fácil encontrar el aspecto físico de un personaje en el cuerpo de un intérprete de bella voz: no creo que Windgassen fuese -físicamente hablando- el Siegfried por excelencia. Cosas de la Música y sus intérpretes.
Mi gran abrazo amigo.
Todavía me estoy riendo: Aspecto de baterista melenudo… ¡Muy bueno, Iván!
Esas cosas de la música y sus intérpretes, como bien dices, también me recuerda a la Caballé cantando La traviata. Yo no digo nada, vamos, pero mejor, escenográficamente hablando, la Netrebko. Y no digamos al recordado Pavarotti, con sus kilos de más, interpretando al apuesto Rodolfo de La bohème… En fin, unos monstruos la Caballé y Luciano. Pero… como lo de Windgassen.
Un abrazo, Iván
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