Hoy en día, Itzhak Perlman está unánimemente considerado como el más grande violinista de su tiempo. Su prodigiosa técnica unida a una memorable afinación le ha hecho convertirse en un ídolo de masas que cautiva a los auditorios de todo el mundo.
Llegar a ser un virtuoso de un instrumento presupone un esfuerzo y una dedicación que a la larga se convierte en el filtro entre un aceptable solista y un intérprete de prestigio internacional.
Dados los enormes sacrificios que entraña el perfecto conocimiento de un instrumento musical, pocos son los que llegan al reconocido status de virtuoso de su instrumento. Si a esto le añadimos una serie de circunstancias personales del todo adversas, el mérito es aún más encomiable si cabe.
Itzhak Perlman tuvo que luchar desde niño con un terrible inconveniente que mermó sus facultades físicas: A los cuatro años de edad quedó inválido de piernas y por ello ha de tocar sentado. A pesar de ello, la carrera internacional de Itzhak Perlman se ha desarrollado en las más altas cotas artísticas que difícilmente un joven aspirante a virtuoso pueda ni siquiera soñar.
Es el mérito de un artista que ha sabido sobreponerse a sus propias circunstancias. Y también un ejemplo para todos, músicos o no.
Itzhak Perlman nació en Tel-Aviv el 31 de agosto de 1945 y desde muy joven empieza a interesarse por la música y concretamente por el violín. Inició el estudio de este instrumento en la Academia de Música de Tel-Aviv bajo la supervisión de los profesores Goldgart y Shulamit, centrándose con ahínco en el instrumento al no poder seguir los juegos de sus compañeros escolares por causa de la parálisis que le afectó a ambas piernas a los cuatro años de edad como consecuencia de una poliomielitis.
Sus progresos con el violín resultan espectaculares y a los diez años ya ofrece algún concierto como solista acompañado por la entonces Orquesta de la Radio de Israel. En 1958, con trece años cumplidos, un programa de la televisión norteamericana le dio la oportunidad de realizar una grabación (Vídeo de Yutube) al tiempo que, gracias a las gestiones de Isaac Stern, obtiene una beca para estudiar en la Juilliard School de Nueva York. Allí Perlman se pone bajo la tutela de Ivan Galamian, un extraordinario pedagogo, y en poco tiempo empieza a obtener los primeros éxitos importantes de su ya ascendente carrera artística.
En 1963 Perlman debutó en el Carnegie Hall y un año más tarde obtuvo el prestigioso premio Leventritt, gracias al cual firma algunos contratos con las más importantes orquestas norteamericanas. En 1965 Perlman inicia una gira por Israel y actúa en diversos conciertos como solista acompañado por los más prestigiosos directores. Su fama como violinista trasciende lo meramente musical y sus colaboraciones con artistas de la talla de Barenboim, Ashkenazy o Pinchas Zukerman se ven reflejadas en una serie de grabaciones antológicas generalmente realizadas para el sello EMI.
Desde 1975 alterna su actividad de concertista con la de docente en el Brooklin Collage y en ocasiones gusta de introducirse en nueva experiencias musicales alejadas del violín. Así, llegó a intervenir como bajo en una grabación de Tosca de Puccini junto a Renata Scotto, Plácido Domingo y James Levine… También han sido notables sus incursiones en el jazz y en la música cinematográfica, actividad ésta en donde llegó a interpretar la música compuesta por John Williams para el film La lista de Schlinder. Durante los últimos años, Itzhak Perlman también ha probado la faceta de la dirección orquestal y ha sido director invitado de la Orquesta Sinfónica de Detroit y de la Orquesta Sinfónica de San Louis.
Actualmente es director titular de la Orquesta Filarmónica Westchester. Perlman tiene fijada su residencia en Nueva York — es un verdadero ídolo para el público norteamericano — con su esposa y cinco hijos. Entre los instrumentos más apreciados de su colección de violines destacan los Stradivarius conocidos como Sinsheimer y Soil de 1714 — este último perteneció a Menuhin — y el Sauret Guarneri de 1743.
Uno de los aspectos que más asombra a la hora de escuchar a Perlman es su facilidad para desenvolverse en los pasajes más complicados técnicamente.
El violinista israelí ejecuta de una manera sorprendentemente rutinaria fragmentos que suponen un auténtico tormento para otros colegas. Hace de lo difícil lo fácil, siempre adornándose con una íntima y complaciente sonrisa que derrama sobre el instrumento. Perlman es un intérprete que disfruta con su trabajo y siempre transmite una especial sensibilidad por lo que ejecuta.
El impresionante sonido que logra extraer de sus Stradivari suele hipnotizar a unos auditorios que, por regla general, ven la figura de un hombre físicamente mermado que es capaz de superar todas las posibles contingencias.
En algunas ocasiones se le ha criticado, no obstante, que no haya sabido marcar su territorio de igual forma que hicieron otras grandes figuras como Oistrakh o Grumiaux, que no haya creado un estilo propio que perdure como escuela. Ciertamente, Perlman puede con todo lo que se le eche encima y no hay partitura que se le resista. De ahí que algunas críticas hagan alusión a un cierto aspecto de ejecutante muy mecánico y en momentos algo superficial. Sea como fuere, el trono actual del reino de los grandes violinistas le pertenece por derecho propio y no parece que vaya a ceder ese privilegiado puesto en breve.
El repertorio de Itzhak Perlman es amplísimo y abarca desde el Barroco hasta la música del siglo XX. También es encomiable su acercamiento a la música de cámara, género en el que humildemente pasa a ser un miembro más de los conjuntos instrumentales. Siempre ha demostrado una especial predilección por Mozart y Beethoven, aunque el repertorio tardorromántico y de inicios del siglo XX tiene una especial relevancia en su producción discográfica.
Asiduo de los estudios de grabación, se puede afirmar que no existe obra medianamente conocida en el repertorio violinista que no haya sido registrada por Itzhak Perlman.
Hombre afable y de trato ameno en opinión de sus conocidos, Perlman se ha destacado además por ser un gran impulsor de los derechos sociales de las personas con discapacidades y ha luchado contra la discriminación de las mismas.
Producción discográfica debida a Itzhak Perlman
De entre la enorme producción podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada):
Partitas para violín solo de Bach (EMI 49483); los Conciertos para violín de Bach, junto a la English Chamber Orchestra dirigida por Daniel Barenboim (EMI 74720); Concierto para violín de Beethoven junto a la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 566900); Triple Concierto de Beethoven, junto a Barenboim y Yo-Yo Ma y la Filarmónica de Berlín dirigida por Daniel Barenboim (EMI 92994); las Sonatas para violín de Beethoven, junto a Vladimir Ashkenazy (DECCA 421453); Concierto para violín de Brahms, junto a la Sinfónica de Chicago dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 566977); Doble Concierto de Brahms, junto a Yo-Yo Ma y la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por Daniel Barenboim (TELDEC 15870); las Sonatas para violín de Brahms, junto a Vladimir Ashkenazy (EMI 566893); los 2 Conciertos para violín de Bruch, junto a la New Philharmonia Orchestra dirigida por Jesús López Cobos (EMI 56525); Concierto para violín de Chaikovski, junto a la Sinfónica de Boston dirigida por Erich Leinsdorf (RCA 63591); Concierto para violín de Dvorak, junto a la Filarmónica de Londres dirigida por Daniel Barenboim (EMI 31770); Concierto para violín de Elgar, junto a la Orquesta Sinfónica de la BBC dirigida por Gennadi Rohzdestvenski (EUROARTS 3085228); Concierto para violín de Korngold, junto a la Orquesta Sinfónica de Pittsburg dirigida por André Previn (EMI 62590); selección de pequeñas piezas de Kreisler, junto a Samuel Sanders (EMI 47467); Sinfonía española de Lalo, junto a la Orquesta de París dirigida por Daniel Barenboim (DG 445549); Concierto para violín de Mendelssohn, junto a la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Bernard Haitink (EMI 47074); los 5 Conciertos para violín de Mozart, junto a la Filarmónica de Viena dirigida por James Levine (DG 445535); Concierto para violín nº1 de Paganini, junto a la Royal Philharmonic dirigida por Lawrence Foster (EMI 47101); 24 Caprichos de Paganini (EMI 67257); Vocalise de Rachmaninov, junto a la Abbey Road Ensemble dirigida por Lawrence Foster (EMI 55475); Tzigane de Ravel, junto a la Orquesta de París dirigida por Jean Martinon (EMI 75526); El vuelo del moscardón de Rimski-Korsakov, junto a Samuel Sanders (EMI 56602); Introducción y Rondó caprichoso de Saint-Saëns, junto a la Filarmónica de Nueva York dirigida por Zubin Mehta (DG 437737); Zapateado de Sarasate, junto a Samuel Sanders (EMI 56602); Concierto para violín nº1 de Shostakovich, junto a la Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta (EMI 62593); Concierto para violín de Sibelius, junto a la Sinfónica de Pittsburg dirigida por André Previn (EMI 62590); Concierto para violín de Stravinski, junto a la Sinfónica de Boston dirigida por Seiji Ozawa (DG 447445); Sonata del trino del Diablo de Tartini, junto a Samuel Sanders (EMI 50879); selección de Conciertos para violín de Vivaldi, junto a la Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta (KULTUR VIDEO 4250); y, finalmente, Concierto para violín nº2 de Wieniawski, junto a la Orquesta de París dirigida por Daniel Barenboim (DG 410526). Nuestro humilde homenaje a este sensacional y portentoso violinista.
los Conciertos para violín de Bach, junto a la English Chamber Orchestra dirigida por Daniel Barenboim (EMI 74720); Concierto para violín de Beethoven junto a la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 566900); Triple Concierto de Beethoven, junto a Barenboim y Yo-Yo Ma y la Filarmónica de Berlín dirigida por Daniel Barenboim (EMI 92994); las Sonatas para violín de Beethoven, junto a Vladimir Ashkenazy (DECCA 421453); Concierto para violín de Brahms, junto a la Sinfónica de Chicago dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 566977); Doble Concierto de Brahms, junto a Yo-Yo Ma y la Orquesta Sinfónica de Chicago dirigida por Daniel Barenboim (TELDEC 15870); las Sonatas para violín de Brahms, junto a Vladimir Ashkenazy (EMI 566893); los 2 Conciertos para violín de Bruch, junto a la New Philharmonia Orchestra dirigida por Jesús López Cobos (EMI 56525); Concierto para violín de Chaikovski, junto a la Sinfónica de Boston dirigida por Erich Leinsdorf (RCA 63591); Concierto para violín de Dvorak, junto a la Filarmónica de Londres dirigida por Daniel Barenboim (EMI 31770); Concierto para violín de Elgar, junto a la Orquesta Sinfónica de la BBC dirigida por Gennadi Rohzdestvenski (EUROARTS 3085228); Concierto para violín de Korngold, junto a la Orquesta Sinfónica de Pittsburg dirigida por André Previn (EMI 62590); selección de pequeñas piezas de Kreisler, junto a Samuel Sanders (EMI 47467); Sinfonía española de Lalo, junto a la Orquesta de París dirigida por Daniel Barenboim (DG 445549); Concierto para violín de Mendelssohn, junto a la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Bernard Haitink (EMI 47074); los 5 Conciertos para violín de Mozart, junto a la Filarmónica de Viena dirigida por James Levine (DG 445535); Concierto para violín nº1 de Paganini, junto a la Royal Philharmonic dirigida por Lawrence Foster (EMI 47101); 24 Caprichos de Paganini (EMI 67257); Vocalise de Rachmaninov, junto a la Abbey Road Ensemble dirigida por Lawrence Foster (EMI 55475); Tzigane de Ravel, junto a la Orquesta de París dirigida por Jean Martinon (EMI 75526); El vuelo del moscardón de Rimski-Korsakov, junto a Samuel Sanders (EMI 56602); Introducción y Rondó caprichoso de Saint-Saëns, junto a la Filarmónica de Nueva York dirigida por Zubin Mehta (DG 437737); Zapateado de Sarasate, junto a Samuel Sanders (EMI 56602); Concierto para violín nº1 de Shostakovich, junto a la Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta (EMI 62593); Concierto para violín de Sibelius, junto a la Sinfónica de Pittsburg dirigida por André Previn (EMI 62590); Concierto para violín de Stravinski, junto a la Sinfónica de Boston dirigida por Seiji Ozawa (DG 447445); Sonata del trino del Diablo de Tartini, junto a Samuel Sanders (EMI 50879); selección de Conciertos para violín de Vivaldi, junto a la Filarmónica de Israel dirigida por Zubin Mehta (KULTUR VIDEO 4250); y, finalmente, Concierto para violín nº2 de Wieniawski, junto a la Orquesta de París dirigida por Daniel Barenboim (DG 410526).
Nuestro humilde homenaje a este sensacional y portentoso violinista.
Cuando abordas un instrumento en particular y te conviertes en solista del mismo, suele ocurrir que tu talento natural haga de ambos un sólo cuerpo -físico y espiritual. Ambos se funden en una alquimia perfecta haciendo del uno la extensión del otro.
En Ithzak Perlman tenemos un ejemplo claro de esto. En la Partita n° 3 de Bach, se puede observar como el joven Ithzak de 13 años, extrae notas del violín con tanta naturalidad que parece que el instrumento le llevara a él. Es una simbiosis evidente.
Desde luego el sacrificio y la dedicación son componentes importantes e inevitables para llegar al Virtuosismo, pero hay personas que nacieron para algo; Perlman nació para el violín.
Qué brillante interpretación del Concierto para Violín de Beethoven; y lo digo no sólo por Perlman sino por Giulini: qué autoridad y presencia demuestra frente a la orquesta, en una obra que es una auténtica cumbre musical, digna del mejor gusto. Recomendadísimo.
Y muy bien el Triple Concierto de Beethoven. Se lució Barenboim. Y el Concierto de Tchaikovsky habla por sí sólo.
Lo que no me gusta, es que Perlman fue uno de los Músicos que se negó rotúndamente a tocar junto al Todopoderoso Herbert von Karajan y por razones que no quiero mencionar. Nadie censura esto. Me pregunto qué habría pasado su hubiese sido a la inversa…
Fuertes abrazos.
La grabación de Perlman junto a Giulini del Concierto de Beethoven para el sello EMI es una de las joyas de toda la historia fonográfica. Iván, has de entender la negativa de Perlman a ser dirigido por Karajan. Buena parte de su familia pereció en los campos de concentración nazis y, en consecuencia, su rechazo es del todo respetable.
Un abrazo, amigo
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Pero es una razón extramusical que viola la dignidad de un ciudadano alemán, totalmente ajeno a cualquier consideración de ese orden. Por eso insisto: qué pasaría si hubiese sido Karajan el que dijese «no lo dirijo por judío»…? Ah, terrible!
O fue que Karajan atentó contra los familiares de Perlman? Las cosas hay que ponerlas en justicia: si el rechazo de Perlman es respetable por sus razones, Karajan también tendría las suyas para rechazar, ante esa actitud.
Cosas así no permiten una reconciliación ni la sana armonía. Por eso hay discursos que no me los creo.
Qué diferencia Yehudi Menuhin!
Bueno, pero todo eso es extramusical come he dicho y ya Karajan está libre de su condición terrenal.
Muchos abrazos.
Karajan nunca negó su adhesión al nazismo y reitero que me parece del todo respetable la actitud de Perlman, máxime cuando buena parte de su familia fue asesinada por los nazis por el simple hecho de ser judía. Yo hubiera hecho lo mismo ante un tipo que nunca tuvo la dignidad de arrepentirse de su pasado nazi con doble afiliación, de igual manera que lo haría con un simpatizante de ETA que justificara sus cobardes y sangrientos atentados. Iván, las decisiones hay que respetarlas, tanto las de Perlman como las de Menuhin; e incluso las hipotéticas de Karajan. Y, por favor, dejemos ya el tema ahí. No quiero perder un minuto más de mi vida hablando de regímenes siniestros.
Un abrazo
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Iván, ocurre que frente a traumas profundos la razón fría claudica, y es totalmente comprensible. Alguien que haya sufrido quemaduras graves siempre temerá un fósforo; ahí no cabe sino la comprensión. Por supuesto que el mismo argumento enaltece la figura de Menuhin.
Volviendo a Perlman, su conexión con las tradiciones judías han tenido una repercusión artística muy interesante en el campo del klezmer, la música popular de los judíos centroeuropeos, que a mí me gusta mucho. Es un género definido por su heterogeneidad; lo judío se nutre de importaciones balcánicas, gitanas, rusas, germanas, todo ello con una nota oriental. Es música muy vinculada a los ritmos de la propia lengua hebrea, lo cual supone un tropiezo para ejecutantes no familiarizados con ella. Pues bien, Perlman comenzó en determinado momento a hacer klezmer (hay una serie de discos que recogen esas incursiones musicales) y merece la pena ver al intérprete clásico tomar toda su formación y reamoldarla a una nueva atmósfera; ahí es cuando aparece el artista que es dueño de su arte, y no al revés.
Acatando mi condición de Maestro Fonográfico del bar, les propongo un video en donde Perlman participa, y a la vez es instruido, en una improvisación de klezmer. Primero, rodeado por los músicos, se va sumergiendo en el ritmo propio de la música, y luego su brazo comienza a moverse con el impulso de sus ideas. Es interesante además por ver a un artista en plena improvisación, es decir, en pleno acto creativo:
http://www.youtube.com/watch?v=DkmFgQ9fM94
Fantástico vídeo, Maestro Fonográfico, en el que se da cuenta del más puro arte de la improvisación. Buenísimo.
Gracias, Maestro Joaquín.
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Está cantado en hebreo?
Percibo una fuerte carga gitana en el ritmo.
Saludos.
Gitano-balcánica. Si escuchas música de Emir Kusturica o Goran Bregovic —por ejemplo, la que anima la película «Underground»— verás la similitud rítmica y, hasta cierto punto, tímbrica. Pero en el caso judío fueron el violín y el clarinete los instrumentos que gozarían de predilección, en desmedro de los bronces. Estoy seguro que la afinidad de Perlman con el violín trae profundas raíces culturales que con el klezmer reencontraron su origen.