Durante los últimos años del siglo XIX la ciudad checo-alemana de Praga era un centro musical extremadamente animado. Smetana había fundado en 1867 los Conciertos Filarmónicos, interpretados desde 1873 por las orquestas del teatro alemán y checo. Por otra parte, en el Teatro Nacional compositores como Dvorak, Saint-Saëns y Chaikovski dirigían sus propias obras. Bajo la intendencia de Angelo Neumann subieron al atril del Landestheater (alemán) Hans von Bülow, Gustav Mahler, Richard Strauss, Siegfried Wagner, Pietro Mascagni y Franz Schreker. Los miembros de la orquesta del Teatro Nacional (checo) organizaron en 1894 la Orquesta Filarmónica de Praga mediante un concierto inaugural que fue dirigido por Dvorak. Tras numerosas crisis esta formación se convirtió, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, en la orquesta checa de mayor renombre. Ello fue debido, en mayor medida, a la enorme popularidad del que fue su director entre 1950 y 1968, Karel Ancerl.
Karel Ancerl nació el 11 de abril de 1908 en Tucapy, localidad del sur de Bohemia, en el seno de una familia judía muy aficionada a la música y en la que el padre se dedicaba a la destilación de licores. El pequeño Karel empezó a estudiar violín en la escuela primaria y adquirió su primer instrumento a los seis años. Junto con se hermana, Karel empezó a tocar pequeñas sonatas para violín y piano hasta que más tarde continuó su formación musical en la Escuela Superior de Praga y posteriormente en el Conservatorio, institución en donde ingresó en 1925 para estudiar composición con Alois Haba. Graduado en 1929, Ancerl comenzó a dirigir una pequeña orquesta de estudiantes hasta que se le presentó la oportunidad de dirigir los ensayos de una sinfonía de Mahler que habría de dirigir Bruno Walter en Praga. Tras este trabajo, el propio Walter recomendó a Ancerl que se dedicara a la dirección orquestal y en vista de ello se apuntó a las clases impartidas por Vaclav Talich. Sin embargo, Ancerl tuvo que partir hacia Alemania al no encontrar trabajo en Bohemia y allí encontró un puesto como asistente de Hermann Scherchen en Estrasburgo. Ya de regreso en Praga, de 1930 a 1933 Ancerl se encargó del alternativo Teatro Libre y allí ejecutó mucha música contemporánea. Dejó esta institución para probar fortuna como director de conciertos aunque tuvo poca suerte y acabó trabajando como ingeniero de sonido en Radio Praga, alternando esta labor con la dirección de algún concierto de música contemporánea. Tras la ocupación alemana de Checoslovaquia en 1938, Ancerl fue apartado de su labor en la Radio de Praga y no le quedó más remedio que trabajar como leñador. No sólo se le prohibió dirigir, sino que acabó siendo arrestado y enviado al campo de concentración de Terezin durante dos años (su familia, incluyendo a su esposa, hijo y padres, fue enviada a Auschwitz y nunca más se supo de ella). Ancerl llegó incluso a sufrir torturas que le dejaron secuelas para el resto de su vida y sobrevivió por muy poco.
Finalizada la guerra, Ancerl regresó a Praga y dirigió durante tres años en la refundada Ópera de Praga (sobre los restos del antiguo Teatro Alemán) para ser nombrado en 1948 director de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Praga. Allí volvió a contraer matrimonio y tuvo otros dos hijos. En 1950 Ancerl fue nombrado director de la Orquesta Filarmónica de Praga tras reemplazar a Rafael Kubelik, quien había decidido abandonar dicha formación por la injerencia de las nuevas autoridades comunistas. La orquesta, que había sido casi renovada en su totalidad, pasaba por un momento complicado. Pero Ancerl logró convertirla, en el tiempo en que fue su director titular hasta 1968, no ya sólo en el mejor conjunto checo, sino en uno de los más excelentes de toda Europa. En 1967, y aprovechando una gira con la orquesta en Canadá, a Ancerl se le ofreció ser director invitado de la Orquesta Sinfónica de Toronto. Un año después, cuando las tropas soviéticas pusieron fin a la esperanzadora Primavera de Praga, Ancerl se vio obligado a abandonar el país como una parte más de la cultura checoslovaca simpatizante con el ala liberal-comunista de Dubcek. Ancerl se estableció con su familia en Canadá y se puso al frente de la Orquesta Sinfónica de Toronto. Allí inició una carrera como prestigioso director invitado hasta que la enfermedad empezó a hacer mella en su salud, muy quebradiza desde los tiempos en que estuvo como prisionero de los nazis. Tras haber dirigido por última vez a la Orquesta Filarmónica Checa durante un par de sesiones en el Festival de la Primavera de Praga de 1969, Ancerl acabó falleciendo como consecuencia de un cáncer en Toronto el 3 de julio de 1973. La reiterada fatalidad con que la política se inmiscuyó en su biografía fue la propia de una generación de maestros de la que Ancerl representó uno de los ejemplos más trágicos.
El estilo de dirección orquestal de Ancerl se caracterizó por un gran sentido de la estructuración formal unido a una prodigiosa capacidad para controlar las distintas dinámicas sonoras. Sus interpretaciones de los clásicos y de la música checa fueron enérgicas y de una enorme seriedad, de extenuante exactitud respecto a la partitura y de honda intensidad. Conforme a sus propias vivencias personales, Ancerl nunca quiso resaltar la alegre naturaleza de la música bohemia, sino que trató de ahondar en las tensiones y durezas de las partituras más relevantes. Estuvo siempre animado por el impulso de crear como intérprete lo perfecto, lo auténtico y lo irrefutable. Y esto no sólo lo realizó en el sentido de mera fiabilidad técnica, sino por razón de su presentación personal en las obras. Mozart, Brahms, Mahler y Stravinski fueron sus piedras de toque junto con lo más representativo de la música checa compuesta por Smetana, Dvorak, Janacek, Martinu y Suk. A juicio unánime de la crítica, lo mejor de Ancerl se encuentra en las grabaciones registradas con la Orquesta Filarmónica Checa, agrupación que mejor supo adaptarse a sus modos de dirección tras 18 años de estrecha y beneficiosa colaboración mutua. Junto con Rafael Kubelik, Ancerl está considerado como uno de los mayores referentes de la dirección orquestal checa.
De entre la producción discográfica debida a Karel Ancerl podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para orquesta de Bartok dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3686); Concierto para viola de Bartok, junto a Jaroslav Karlovsky y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3686); Concierto para violín nº2 de Bartok, junto a André Gertler y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3682); Concierto para piano nº3 de Bartok, junto a Eva Bernathova y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3682); Concierto para piano nº5 de Beethoven, junto a Glenn Gould y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de Toronto (SONY 52687); Obertura del Carnaval Romano de Berlioz dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3689); Sinfonía nº2 de Brahms dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (TAHRA 405); Doble Concierto de Brahms, junto a Josef Suk y André Navarra, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3691); Concierto para piano nº1 de Chaikovski, junto a Sviatoslav Richter y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3680); Concierto para piano nº2 de Chopin, junto a Wilhelm Kempff y dirigiendo la Filarmónica Checa (PRAGA 254000); Sinfonía nº9 de Dvorak dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3662); Sinfonietta de Janacek dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3684); Taras Bulba de Janacek, junto a Vodrazka, Domaninska, Haken y Blachut, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3667); Misa glagolítica de Janacek, junto a Vodrazka, Domaninska, Haken y Blachut, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3667); Sinfonía nº6 de Martinu dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3694); Parables de Martinu dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3684); Frescos de Piero della Francesca de Martinu dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3684); Concierto para piano nº23 de Mozart, junto a Halina Czerny-Stefanska y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3698 — en el enlace viene confundido el concierto y se le atribuye erróneamente el número19); Cuadros de una exposición de Mussorgsky-Ravel dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3664); Sinfonía nº1 de Prokofiev dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3670); Concierto para piano nº1 de Prokofiev, junto a Ivan Moravec y dirigiendo la Filarmónica Checa (PRAGA 254004); Sinfonía Concertante para violoncelo y orquesta de Prokofiev, junto a André Navarra y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3696); La novia vendida de Smetana, junto a Cervinkova, Blachut y Kalas, y dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Praga (OPERA D´ORO 1354); Mi patria de Smetana dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3661); Sinfonía de los Salmos de Stravinski, junto a Zlesak, Berman, Haken y Kroupa, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3674); Misa de Stravinski, junto a Mrazova y Domaninska, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3692); y, finalmente, Las bodas de Stravinski, junto a Jedlicka, Kozina, Zidek y Domaninska, y dirigiendo la Filarmónica Checa (SUPRAPHON 3692). Nuestro humilde homenaje a este grandioso director de orquesta.
Me descorazona siempre que encuentro en la biografía de algún impecable maestro, el cómo la política actúa como un agente de disolución y destrucción del Arte, un terreno noble y edificante del espíritu humano. Personajes como Ancerl sólo vivían para la Música y entretanto, el juego político -hecho para la claudicación, la trampa y la conjura- se inmiscuyó en sus carreras como el más mortificante ácido disolvente. Esto hace que dentro de mí, algo se revuelva de indignación.
Desde luego la formación musical y la concepción de las obras influye en el modo de abordar el repertorio; sin embargo el infortunio que hubo de vivir Ancerl marcó su posterior trayectoria, al reflejar en su manera de dirigir todo aquello que su nefanda experiencia le dejó, por cuenta de la política.
Describes su estilo como caracterizado por la «exactitud»: significa que hay filosofía en su criterio musical, opuesto a la total ausencia de principios de la política -la militancia política, aclaro- que se abandona a la conveniencia, según el vaivén de los hechos. La Música en cambio es una y siempre obedece a características más elevadas.
Mi abrazo, amigo y hermano Leiter.
El caso de Ancerl fue verdaderamente sangrante porque pareció un director predestinado a sufrir los vaivenes politicos de distinta índole a lo largo de toda su vida. Con todo, es un verdadero referente para la música checa, que a veces adquiere un sentido trágico bajo su batuta, lejos de otras versiones más fogosas. Desde mi humilde opinión, es un director ideal para profundizar en la verdadera esencia de la música checa.
Otro abrazo para ti, amigo y hermano Iván. Hoy me he despertado con un terrible dolor de cabeza que ni siquiera las victorias ayer del Getafe y del Real Madrid me amortiguan. Tengo una semana muy complicada de médicos y pruebas por delante y cada vez que huelo a hospital me desconpongo. Hoy no tengo fuerzas ni para escuchar una sola nota de música.
LEITER