Cuando estoy escribiendo estas líneas es probable que el destino del presidente Mubarak este sellado y Egipto entre en una suerte de transición hasta que se defina su nuevo gobierno. La corriente que se inició en Túnez se va extendiendo día a día por todos los países “árabes” como un tsunami. La saludable corriente renovadora que va poniendo fin a regímenes políticos que bajo la pantalla de pseudo democracias se han ido perpetuando en esos países parece tocar a su fin. Bienvenida la renovación.

Dicho esto, tendríamos que detenernos a analizar dos aspectos no muy exteriorizados por los medios desde que estallaron los conflictos:

Víctimas: poco se dice de los muertos y heridos que estas revueltas están produciendo y parece que todos aceptáramos como algo lógico e inevitable y que es el precio a pagar para que el cambio triunfe.

Posicionamiento de Occidente: desde la indeferencia, pasando por la neutralidad hasta la adhesión a la necesidad de cambio, los países desarrollados contemplan la situación cual si se tratara de una película. Pareciera que los acontecimientos le son lejanos y lo más grave es que no asumen su cuota parte de responsabilidad en el mantenimiento de estos regímenes hasta la fecha.

En mayor o menor proporción consintiendo, alentando o asociándose, han permitido su perpetuación en el poder haciendo la vista gorda pues les convenía desde la perspectiva económica y política. Eso sí, les preocupa la evolución del precio del barril de crudo, cómo impactará el cambio de gobierno en Egipto respecto a su vecino Israel y la posibilidad de que algún partido fundamentalista pueda hacerse con el poder o tenga un peso político del que hoy no dispone.

No es que me haya convertido en un radical pero me repugna que sólo pensemos en el cómo me afecta (es decir, yo no cambio) sin tener en cuenta que pueda significar el cambio para esas sociedades. No es nada nuevo, por el contrario, es la ratificación de que todo lo que pase en esas latitudes solo me importa en lo que me puede afectar o beneficiar. En los últimos años vía turismo tanto Túnez como Egipto fueron más conocidos pero nada más, engrosaron la lista de países exóticos para comentar y sacarnos fotos. De la noche a la mañana aquellos gobernantes que permitían a nuestras empresas hacer pingües negocios (ó nego… ados) pasan a ser mala palabra.

¿Fueron alguna vez buenos gobernantes ? ¿Nunca hasta hace unos días nos preocuparon las elecciones, reelecciones, estados de excepción, libertades, etcéteras? La mecha está encendida; no sabemos si la pólvora se irá extendiendo a otros países pues ello no depende tanto de sus sociedades como de la necesidad de las potencias de adecuar el modelo para seguir lucrando. Acalladas las revueltas y constituidos los nuevos gobiernos será interesante analizar como se plantea el escenario geopolítico de la región y qué ha significado para los países involucrados y sus habitantes. La gran pregunta es ¿todo esto realmente ha sido espontáneo, fruto de sociedades oprimidas durante años y años, hartas de dictadores y deseosas de libertad?

No creo en las brujas pero temo que algo se está cocinando puertas afuera y los próximos años nos dirán que era. Mucho me temo que una vez más los grandes perdedores serán esos pueblos (probablemente mejorarán comparativamente su condición pero lejos de las expectativas que los llevaron a revelarse) y el balance será desfavorable en comparación con las vidas humanas sacrificadas. Con el tiempo pasarán a formar parte de la historia “anecdótica“ y nos justificaremos en el tan mentado “no debemos inmiscuirnos en la política interna de otro país”… Porque conviene a mis intereses.

Es mi deseo poder retractarme y decir me equivoqué

Un abrazo y buen fin de semana

THENIGGER