Dedicado a Frank Ar
NOTA: A la hora de publicar esta entrada nos hemos encontrado con un extraño problema en YOUTUBE que impide escuchar el vídeo. Aquí tenéis un nuevo enlace para escuchar la pieza seleccionada para hoy. Como no podía ser de otra manera, nuestro Caballero Albiceleste Frank Ar se ha encargado de solucionar el contratiempo. Gracias, Frank. Esto bien merece una dedicatoria de la entrada.
En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar un fragmento de la extraordinaria Tercera Sinfonía para soprano y orquesta del compositor británico Michael Tippett, concretamente los números titulados Allegro Molto y Slow Blues Andante, correspondientes a la llamada segunda parte de una sinfonía que en total consta de siete movimientos divididos en dos partes. La magnífica interpretación corresponde a la soprano Faye Robinson, acompañada de la Orquesta Sinfónica de Bournemouth dirigida por el maestro Richard Hickox. La grabación pertenece al sello discográfico CHANDOS (Ref. 10330. Caja con las cuatro sinfonías de Tippett y la New Year Suite). Esta Tercera Sinfonía para soprano y orquesta de Tippett es posiblemente la más ambiciosa de sus cuatro sinfonías y fue estrenada en junio de 1972 en Londres bajo la dirección de Sir Colin Davis con Heather Harper como solista vocal. La obra consta de dos partes constituidas cada una de ellas por una serie de movimientos encadenados. La segunda parte comienza con un breve Scherzo (Allegro Molto) que no es sino un montaje caleidoscópico de músicas dispares arrastrado de repente por la citación de los primeros compases — altamente disonantes — de la Novena Sinfonía de Beethoven, a la que parodia en cuanto a pretendido modelo de expresión de un canto universal de hermandad. Según Tippett, «Todo lo que se ha producido después de la concepción schilleriana de la alegría ha servido para sostener diversas utopías políticas que sólo han podido profundizar en la desilusión». En el posterior Slow Blues Andante, la soprano canta un texto de Tippett (Escuchamos dos nuevas citas de la Novena de Beethoven) que abarca desde humanismo hasta los horrores de Auschwitz, aunque se intenta ofrecer un pequeño atisbo de esperanza en los movimientos posteriores. La sinfonía, sombría e interrogante, es una indiscutible obra maestra.
Michael Tippett (1905-1998) es probablemente el mejor compositor británico surgido tras la inmensa figura de Benjamin Britten. Sus composiciones supieron eludir la complejidad de la música electrónica de vanguardia de los años cincuenta para dar paso a la combinación de una nerviosa exuberancia (Movimientos rápidos) con un lírico misticismo (Movimientos lentos). En un principio, esa mezcla de fuerza y misticismo en la música de Tippett hizo que muchos oyentes encontraran extremadamente difícil su comprensión (Exactamente igual le ocurrió a Messiaen) aunque paulatinamente supo ganarse un hueco, sobre todo en tiempos muy recientes. De igual manera nuevamente que en el caso de Messiaen, Tippett fue un compositor cuya determinación principal fue la de crear una visión global del mundo. Según sus postulados, «en una época de sueños rotos el deber de un artista es el de crear imágenes de belleza abundante y generosa». Lo logró, sin duda, aunque para ello tuvo que desarrollar un extraordinario esfuerzo para conseguir una visión del mundo y posteriormente para fabricar un lenguaje musical del todo personal.
Michael Tippett nació el 2 de enero de 1905 en Londres y ya desde su infancia se caracterizó por ser extremadamente sensible y solitario, circunstancia que pudo ser debida a su tempranamente confesada condición de homosexual en una sociedad aún repleta de prejuicios. Con prácticamente ninguna experiencia musical seria, ingresa en 1923 en el Royal College of Music de Londres en donde tuvo como profesores a Adrian Boult y a Vaughan Williams. En 1928 se establece en Surrey y allí comienza a dirigir pequeñas formaciones locales. Sus primeras composiciones son relativamente tardías en comparación con las de otros contemporáneos suyos, aunque terminó destruyéndolas todas en 1935, año en el que también se afilia al Partido Comunista de Gran Bretaña para abandonarlo seis meses más tarde. En ese mismo año comienza a estudiar contrapunto y fuga, decidido ya a ser ante todo un compositor. Una personal crisis hace que en 1939 se someta a un análisis jungiano, muchas de cuyas teorías psicológicas serán posteriormente exploradas por Tippett en sus obras. En 1940 es nombrado director musical del Morley College en Londres, aunque tres años más tarde es encarcelado por su renuncia a incorporarse al ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. En 1955 estrena The Midsummer Marriage, su primera ópera, a la que sigue en 1962 King Priam, estrenada en la catedral de Coventry. En 1965 visita la Aspen Summer School en Colorado, EEUU, e inicia una peculiar historia de amor con todo lo relacionado con la cultura norteamericana. Ya en 1970, se traslada a vivir al campo, en Wiltshire, en donde estrena su tercera ópera, The Knot Garden. Consagrado como compositor en la década de los ochenta, recibe la Órden del Mérito en 1983, justo en un momento en el que su música empieza a incorporar las influencias del pop norteamericano. En 1996 abandona Wiltshire y se instala de nuevo en Londres, en donde recibe algunos encargos de la BBC. En noviembre de 1997 acude a Estocolmo para asistir a un homenaje en el que se interpretó casi la totalidad de su obra durante los doce días que duró el mismo. Desgraciadamente, Tippett contrajo allí una neumonía de la que nunca se recuperó, falleciendo en Londres el 8 de enero de 1998, seis días después de haber cumplido 93 años. En la actualidad, su música despierta rechazo y admiración a partes iguales, aunque en los últimos tiempos su legión de seguidores, entre los que me incluyo, parece haberse extendido considerablemente. Nuestro humilde homenaje a este gran y polémico compositor.
Novedoso para mi y muy sorprendente y fresco!
Tendré que escucharlo más veces.
Gracias y besiños
Me ha encantado este nuevo descubrimiento, por decirlo de alguna manera, ya mismo me anoto escuchar más sobre este compositor. Sumamente interesante…
Lo del audio ha sido una pavada, peor acepto la dedicatoria porque me ha encantado la pieza, sobretodo esa cuasi parodia de la Novena.
Un abrazo.
Pues de eso se trata, de descubrir nueva música.
Oye, Frank, no te lo creerás pero ahora sí se puede escuchar el vídeo original. Cosas de la técnica… De todas formas gracias por tu inestimable ayuda y colaboración.
Supongo que donde dices «peor» quieres decir «pero», Ja, ja…
Un consejo, Amalia y Frank: Cuando tengáis tiempo escuchad la sinfonía entera y volved a leer la entrada, especialmente los dos primeros párrafos. Es una obra maestra esta sinfonía.
Besos, muchos, y abrazos
LEITER