En 1991, Oskar Danon y ante los ojos de una atónita Europa Occidental que aún no se había retirado la venda ante un escenario políticamente explosivo, se desencadenó el inicio de las llamadas Guerras de Yugoslavia, un conflicto bélico que se prolongó hasta 1996 (con la excepción de otros conflictos que aún perduraron en Kosovo y Macedonia) y que supuso la fragmentación de la antigua República Socialista Federativa de Yugoslavia en una serie de repúblicas independientes como Eslovenia, Croacia y Bosnia. Las imágenes del horror en Bosnia difícilmente podrán ser borradas de nuestras retinas. Aquel drama también supuso la odisea de numerosos músicos balcánicos que habían desarrollado su trayectoria artística en la ya moribunda Yugoslavia. En 1992, el director balcánico Oskar Danon se encontraba al frente de una manifestación de protesta contra la guerra en Sarajevo cuando el fuego de unos francotiradores hirió de gravedad a quienes encabezaban dicha manifestación. Salvado de milagro, Danon consiguió escapar de Sarajevo en el último vuelo con destino a Belgrado y desde allí partió hacia Croacia. Cincuenta años atrás, a Danon también le tocó sufrir la Segunda Guerra Mundial en Yugoslavia.
Oskar Danon nació el 7 de febrero de 1913 en Sarajevo, antaño enclave perteneciente al Imperio Austro-Húngaro y actualmente bajo administración de Bosnia-Herzegovina, en el seno de una familia acomodada de ascendencia judía. Tras una primera formación musical en su ciudad natal, Danon se desplazó hasta Praga para estudiar composición y dirección orquestal con los profesores Kricka y Dedecek, consiguiendo un doctorado en musicología en la Universidad de Praga en 1938. Ese mismo año, Danon retornó a Sarajevo para hacerse cargo de la Orquesta de la Ópera y de la Orquesta Filarmónica de Sarajevo, cargos que ocupará hasta 1941. Comprometido con la resistencia partisana durante los años de la Segunda Guerra Mundial (llegó a recibir el rango militar de comandante con el nombre partisano de Cigo), Danon no volvería a dirigir hasta finalizado el conflicto, en 1945, tras haber perdido a numerosos familiares durante la contienda bélica. Ese mismo año, Danon se instaló en Belgrado y fue nombrado director de la Orquesta de la Ópera, cargo que mantuvo hasta 1963 y que compaginó hasta la misma fecha con la dirección de la Orquesta Filarmónica de Belgrado.
A partir de 1963 y hasta 1970, Danon centró su actividad en la docencia ejerciendo como profesor de ópera en la Academia de Música de Belgrado y colaborando estrechamente con la Ópera de Viena. Ya en 1970, Danon fue designado director titular de la Orquesta Filarmónica de Eslovenia (Liubliana) y alternó dicha actividad con frecuentes apariciones como director invitado en las principales agrupaciones y coliseos operísticos de Europa, América y Asia, siendo de especial relevancia su trabajo en la antigua URSS como maestro especialista del repertorio operístico ruso. Finalizado su compromiso en Liubliana en 1975, Danon fue nombrado presidente de la Asociación de Artistas Musicales de Yugoslavia y secretario general de la Unión de Compositores del mismo país. Entre 1980 y 1982, Danon también fue titular de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Zagreb y llevó a cabo una exitosa gira en París con la Ópera de Belgrado. Tras los violentos episodios acaecidos en la antigua Yugoslavia a partir de 1991, Danon se instaló en Baska (Croacia) y se posicionó como un fuerte oponente de los nacionalismos serbios. Luego de publicar un libro autobiográfico y ser elegido miembro de la Academia de Ciencias y Artes de Bosnia-Herzegovina en 2008, Danon finalmente falleció el 18 de noviembre de 2009 en Belgrado.
Considerado como uno de los grandes nombres de la dirección orquestal de la extinta Yugoslavia, Oskar Danon destacó especialmente por su conocimiento del género operístico ruso y por ser uno de los grandes difusores en Europa de la música de Borodin, Stravinski y Zandonai. Director serio, de trazo firme y seguro, Danon fue muy requerido por solistas de todo el mundo por sus excepcionales cualidades como director acompañante, virtud por la que también destacó en el repertorio lírico. Con una discografía no muy extensa y basada especialmente en el repertorio ruso, Danon fue tal vez el director más emblemático y versátil de la antigua Yugoslavia como así lo demuestra el hecho de que casi todas las principales agrupaciones sinfónicas del antaño país balcánico fueron dirigidas por él en calidad de director titular. En su libro de memorias, Danon se definió a sí mismo como un yugonostálgico, un defensor del concepto político abanderado por Josip Broz Tito (fue autor de la famosa marcha patriótica partisana Uz Marsala Tita). Sin duda, un director para una época ya extinta.
De entre la producción discográfica debida a Oskar Danon podemos mencionar las siguientes grabaciones. (Advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen por qué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada):
Fragmentos de Ivan Susanin de Glinka, junto a Durdevka Cakarevic y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Belgrado (referencia desconocida); Matías el pintor de Hindemith dirigiendo la Filarmónica Checa (referencia desconocida); Concierto para piano nº1 de Mendelssohn, junto a Aleksandra Romanic y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de Sarajevo (referencia desconocida); El hijo pródigo de Prokofiev dirigiendo la Filarmónica Checa (referencia desconocida); y, finalmente, Die Fledermaus de Johann Strauss, junto a Stevens, Majkut, Prikopa y Konya, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera de Viena (RCA 746984). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.