Entrada dedicada a mi buen amigo IVÁN PAIXAO, el más sabio wagneriano de toda la red
* Drama musical en tres actos
* Libreto de Richard Wagner, basado en la obra Tristán de Gottfried von Strassburg (Basada a su vez en la obra homónima de Tomás de Inglaterra, quien la recopiló de una ancestral leyenda)
* Estrenada en Munich el 10 de junio de 1865
* FIGURACIÓN:
– TRISTÁN, sobrino del rey Marke – tenor heroico
– KURWENAL, su escudero – Barítono dramático
– MELOT, amigo de Tristán – Tenor
– ISOLDA, princesa irlandesa – Soprano dramática
– BRANGÄNE, su aya – Mezzo o contralto
– MARINERO – Tenor lírico
– PASTOR – Tenor lírico
– TIMONEL – Barítono
– Marineros y cortesanos
* Lugar de la acción: Un barco en Cornualles, en época legendaria
Para muchos, entre quienes me incluyo, Tristán e Isolda es la gran obra maestra de Wagner, el más trascendente de los dramas músico-teatrales jamás escritos. Con esta ópera, Wagner cimentó las bases de la moderna armonía posteriormente desarrollada desde Debussy a Schönberg, desde Mahler a Richard Strauss. El radical cromatismo de la composición, su nulo descanso tonal, sus constantes modulaciones y sus novedosas armonías hacen de esta obra un paradigma de los nuevos usos compositivos que serán ampliamente desarrollados a partir del siglo XX. Wagner elevó con este drama el amor — e incluso el sexo — a unos extremos de pasión y trascendencia jamás tratados en la historia del teatro musical. Además, Wagner creó también un nuevo lenguaje basado en la utilización psicológica del leitmotiv y la búsqueda de la melodía infinita, aunque estos recursos ya fueron ensayados previamente en El oro del Rhin.
En 1849 Wagner y su esposa Minna se encuentran exiliados en Zurich careciendo de recursos económicos y sin ningún atisbo de encargo en el horizonte. Por aquel entonces, Wagner escribe su ensayo Ópera y Drama, el germen literario de El anillo del nibelungo, y con ello adquiere cierta popularidad en Zurich. De esta manera, entabla amistad con el matrimonio Wesendonck, formado por Otto, un rico comerciante y su esposa Mathilde, una jovencísima y encantadora mujer por la que Wagner empieza a sentir algo mucho más que amistad. Wagner empieza a componer — de manera cautelosa — una serie de piezas inspiradas en su pasión por la joven y llega a anotar en los primeros esbozos de La valquiria una velada dedicatoria: G.s.M. (Gesegnet sei Mathilde – Bendita seas, Mathilde). En ese mismo año de 1854, Wagner conoce diversas versiones de la leyenda de Tristán e Isolda entre las que destaca la versión de Gottfried von Strassburg, traducida al alemán por Hermann Kurz.
En 1856 Wagner da comienzo a la partitura y para ello se instala con su mujer Minna en El asilo, una pequeña propiedad que se encontraba dentro de los márgenes de la vasta extensión de terreno en donde los Wesendonck estaban construyéndose una lujosa villa. Tras una declamación pública del texto debida al propio Wagner — que desató todos los sospechosos rumores — y de una entrega a Mathilde de la partitura con el Preludio al Acto I, la tensión estalla por completo. Minna intercepta una nota enviada por el compositor a Mathilde y fuerza un encuentro público con resultados del todo catastróficos: Los Wesendonck parten para Italia y el matrimonio Wagner se separa. Mientras que Minna marcha hacia Dresde, Wagner permanece en El asilo para completar el segundo acto de Tristán e Isolda y concluir sus conmovedores Wesendonck-Lieder. El 17 de agosto, el compositor abandona Zurich y pone rumbo a Venecia, en donde retorna su apasionado idilio con Mathilde. Por increíble que pueda parecer, Wagner se va mostrando más como un correcto amigo que como un vehemente amante. Tras finalizar con mucho sufrimiento personal el Acto II — en propias palabras del compositor, la cima de su arte — acomete el final de la partitura de forma también lenta y dolorosa. Finalmente, el 6 de agosto de 1859, Wagner escribe la nota final de Tristán e Isolda en Lucerna.
Desgraciadamente, la ópera no pudo estrenarse hasta pasados seis años en Munich bajo el patrocinio del rey Luis II de Baviera. En la velada del estreno, acontecida el 10 de junio de 1865, la producción fue dirigida por Hans von Bülow — otro que no tardaría en descubrir los lujuriosos amoríos de Wagner en su propia intimidad — y los intérpretes fueron encarnados por el célebre matrimonio formado por Ludwig Schnorr von Carolsfeld y Malwine Garriges. Tanto ardor puso el tenor en su interpretación que moriría semanas después a consecuencia de un resfriado (Se acusó a Wagner de «matar» a sus cantantes). La obra produjo un enorme impacto y consternación entre los asistentes. El propio Wagner confesó que su música podía provocar un enorme «daño sentimental». Ya los primeros compases del Preludio al Acto I contienen una de las músicas más modernas e influyentes de todos los tiempos, una tradicional pieza objeto de examen teórico de armonía en muchos centros musicales del mundo (El acorde del segundo compás en un buen ejemplo de modulación perdida, esto es, se trata de un acorde que no conduce a una definida nueva tonalidad sino que abre un espectro de posibilidades… ¡Magistral e innovador recurso!).
Quizás resulte un tanto arriesgada esta afirmación, pero desde los años setenta del siglo XX a Wagner nunca se le ha cantado bien; realmente, se le ha «gritado». El papel de Tristán requiere de un verdadero heldentenor (Tenor heroico), un registro que precisamente no ha abundado mucho desde entonces y que requiere de una zona central-aguda de extraordinaria resistencia y poder. La presión a la que se somete el intérprete en el último acto es tan excesiva que esta ópera, junto con el Otello de Verdi, es de las más complicadas de cantar. El resto de papeles no presentan mayores problemas que los derivados de una gran y extrema musicalidad. Para la versión de los distintos enlaces a los vídeos hemos elegido una representación efectuada en La Scala de Milán en diciembre de 2007 dirigida por Daniel Barenboim y con la dirección escénica de Patrice Chéreau. Me ha resultado realmente complicado intercalar los vídeos en el texto y puede que surja algún desfase por el que pido disculpas. Casi mejor sería leer por completo el desarrollo argumental y luego ir pinchando sucesivamente los vídeos. Agradecemos a Promptersbox la inclusión de la obra en distintos vídeos.
DESARROLLO ARGUMENTAL
Preludio. Acto I: A bordo de una nave en alta mar. Un marinero canta una tonada en la que echa de menos a su amada. Isolda, que reposa en un diván, se sobresalta y le pregunta a Brangäne dónde se encuentran. Al escuchar la respuesta, a mujer estalla de ira contra los habitantes de Cornualles e invoca a la magia para que le otorgue poderes con el fin de destruirlos. Brangäne le pide que le cuente qué es realmente lo que la atormenta e Isolda responde de manera ciertamente enigmática. El aya cree que se refiere a Tristán y así se lo hace saber. Entonces la mujer le ordena que vaya a buscarlo para rendirle pleitesía. Pero al acercarse el aya al héroe, éste se justifica y responde que no pude acudir en ese momento. Además, Kurwenal añade que su amo no tiene porqué ir a humillarse ante su señora, ya que es ella precisamente quien ha de estar agradecida al caballero por conducirla hasta su tío, el rey Marke, para que éste se case con ella. Cuando Brangäne regresa y relata estas palabras a Isolda, ésta le cuenta cómo conoció a Tristán. Un día lo halló malherido y cuando fue a curarle descubrió que a su espada le faltaba un trozo de metal, el mismo que apareció en la cercenada garganta de su prometido Morold, cuya cabeza le envió Tristán con evidente sorna. Sin embargo, cuando estaba dispuesta a matarlo, los ojos del héroe se posaron en ella y desde entonces sólo desea vengarse, ya que reconoce que desde su interior lo ama. Para culminar la ofensa, ahora encima decide entregarla a su tío. Brangäne trata de hacerla comprender que el rey está a su altura. Pero Isolda, que no pude comprender la idea de vivir sin Tristán, le pide al aya que tome el filtro de la muerte de los brebajes mágicos que preparó su madre y que se los traiga en una copa. Se acerca Kurwenal y avisa de que ya están próximos a la costa. Isolda le responde que mientras que Tristán no le pida perdón no se moverá del sitio. Luego se despide de Brangäne y, tras indicarle el brebaje, le recuerda el arte y la sabiduría de su hechicera madre. Cuando la criada se aleja, aparece Tristán y se disculpa arguyendo que tenía que pilotar la nave. Isolda le recuerda cuando le curó tras haber asesinado a su prometido y, después de echarle en cara la humillación que representa para ella el casarse con su tío, le insta a reconciliarse bebiendo. Brangäne trae la copa y los dos brindan. De pronto se transforman y caen en trance de mutua contemplación. Ocurre que Brangäne no ha tenido fuerzas para ver morir a su señora y, en vista de ello, ha servido el filtro del amor. Mientras, el barco llega a la costa en donde es esperado por el rey y todo su séquito.
Preludio. Acto II: Jardines del palacio del rey Marke al anochecer. Mientras que el rey se encuentra de caza, Isolda se ha citado con Tristán. Mientras lo espera, pregunta a Brangäne si ya se han alejado los cazadores. La sirvienta responde que no ha de confundir los sonidos reales con sus deseos. Pese a ello, Isolda le responde que se equivoca. Entonces Brangäne le aconseja que no se fía de Melot, pues piensa que la cacería ha sido organizada por el amigo de su amado para descubrirlos desprevenidos; Isolda sigue sin creer estas palabras y es en ese momento cuando Brangäne le confiesa que cambió el filtro de la muerte por el del amor. Curiosamente, Isolda responde que antes de beberlo ya se amaban y que ambos estaban destinados el uno para el otro. Posteriormente le ordena que vigile por si viene alguien mientras ella recibe a Tristán. Ambos se quejan de que la luz del día parece ser enemiga de su amor. Tristán confiesa que se quedó prendado de ella desde el primer momento y que para evitar conversar habló de ella a su tío. En la oscuridad de la casa, Isolda se sigue molestando de la luz y se queja de los sufrimientos padecidos. Por eso mismo, quiso que ambos bebieran del filtro de la muerte. Los dos reconocen que su reino es de la noche y cantan extasiados. A lo lejos, Brangäne les avisa de que pronto acabará la oscuridad. Isolda manifiesta su deseo de morir sin ver el día pero sabe que su deseo es irrealizable. A sus ansias se unen las de Tristán y sus deseos de desaparecer se elevan mientras la noche acaba. De pronto regresan los cazadores. El rey Marke, acompañado de Melot, comprueba lo que éste le ha insinuado y le recuerda a Tristán que lo ha querido como a un hijo y que incluso no se habría casado si él no le hubiese recomendado a Isolda. Todo el honor, la rectitud y la gloria se desmoronan. Tristán manifiesta su deseo de marcharse a un país lejano e Isolda está dispuesta a acompañarle. Pero Melot lo desafía a luchar y en la contienda lo hiere mortalmente.
Preludio. Acto III: Jardín del castillo de Tristán en Bretaña. Kurwenal carga con el inerte cuerpo de Tristán y envía aviso a Isolda, ya que tan sólo es ella quien puede curarle de las mortales heridas. El escudero pide a un pastor que vigile atentamente la costa y le avise de la llegada del barco. Poco a poco, Tristán vuelve a la vida y pregunta dónde está. Al decirle que se halla en su tierra, el héroe recuerda su estancia a las puertas de la muerte y cómo de allí ha vuelto para reunirse con Isolda. Kurwenal le dice que pronto ella estará a su lado ya que ha mandado a buscarla. Tristán, agradecido, le ruega que corra a ver si llega. Entonces, al escuchar la triste melodía del pastor, recuerda su infancia, el momento en que perdió a sus padres y cuando, herido, Isolda le salvó la vida. Posteriormente, recuerda también el momento en que ambos bebieron del filtro del amor. Asume que no hay cura para el deseo ya que desde su triste nacimiento estaba condenado a venerarlo. Luego pregunta si Isolda ya está cerca. En su delirio cree que lo llama. De pronto, un pastor anuncia con una melodía más alegre que se acerca un barco y Kurwenal corre a ver si es cierto. Mientras el criado va a buscar a la dama, Tristán, más delirante que nunca, canta la felicidad que lo inunda. Un momento después cae muerto entre los brazos de su amada, quien trata de devolverlo a la vida. Entonces llega el rey Marke acompañado por Melot, Brangäne y todo su séquito. Kurwenal trata de proteger a la pareja y al ver a Melot lo mata e intenta enfrentarse a los demás, pero cae moribundo al lado de su amo. Entonces Brangäne dice que el rey Marke ya lo sabe todo y que sólo venía a buscar a los amantes para que fueran felices. El soberano se queja de que Isolda no le haya dicho la verdad. La dama, transfigurada, canta la felicidad que refleja el rostro de su amado, quien la arrastra hasta el éxtasis supremo que hallarán más allá de la muerte. Serenamente, Isolda cae sin vida sobre el cuerpo de Tristán.
VERSIONES RECOMENDADAS
– Flagstad, Suthaus, Greindl, Fischer-Dieskau y Thebom. Coro del Covent Garden y Orquesta Philharmonia. Wilhelm Furtwängler. EMI
– Nilsson, Windgassen, Talvela, Wachter y Ludwig. Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth. Karl Böhm. PHILIPS y también DG.
– Mödl, Vinay, Weber, Hotter y Malaniuk. Coro y Orquesta del Festival de Bayreuth. Herbert von Karajan. MITO
– Braun, Treptow, Frantz, Schöffler y Klose. Coro y Orquesta de la Ópera de Munich. Hans Knappertsbusch. ORFEO D´OR
– Price, Kollo, Moll, Fischer-Dieskau y Fassbaender. Coro de la Radio de Leipzig y Staatskapelle Dresden. Carlos Kleiber. DG.
– Dernesch, Vickers, Ridderbusch, Berry y Ludwig. Coro de la Ópera de Berlín y Filarmónica de Berlín. Herbert von Karajan. EMI
una de las «cuatro bisagras» en la historia de la ópera para muchos musicólogos leiter, junto con «don giovanni», «otello» y «pelleas y melisande»
mi catálogo señala en primer lugar la recomendada por vos, y en segundo destaca la de beecham con flagstadt, melchior, klose, liszt y jansen, en londres, con partes a cargo de fritz reiner ¿alguno de los eminentes wagnerianos del bar la escuchó? yo nunca…
¿que opinan de la de barennboim con waltraud maier y siegfried jeruslaem? creo que es una vesión algo controvertida, sin embargo a mi me gusta mucho la maier…
TRISTAN E ISOLDA
DE RICHARD WAGNER
“Ya que nunca he sentido la verdadera felicidad del amor, pretendo erigir un monumento al más bello de los sueños, un monumento en el que este amor esté saciado convenientemente de principio a fin; he concebido en mi mente Tristán e Isolda, la más simple pero también más viva creación musical”.
La palabra de Dios es un enigma concebido tan sólo para aquellos iniciados que puedan ser capaces de sumergirse en sus oscuros secretos. Pero cuando esta palabra, este Verbum Dimissum, encuentra su vórtice en la expresión musical del más alto de los Compositores -el inigualable Richard Wagner- la tarea de introducirse en el Templo más Sagrado, en el Bayreuth de los Sonidos Mágicos, se convierte en la realidad viva y heroica de la búsqueda interior del Hombre que aspira a convertirse en Übermensch: el encuentro con la propia Divinidad, merced a la conquista Griálica, de la cual el Guerrero ha salido victorioso.
Es de esta manera que los destellos de la Edad Áurea dejan percibir sus luces etéreas aún en las etapas más minúsculas de la existencia; los Sumos Sacerdotes de una Iniciación olvidada en la más lejana noche de los tiempos, sin saberlo ellos mismos, comunican los más elevados misterios a las mentes sumidas en el caos y la confusión, en un intento por recuperar ese Paraíso Perdido, venciendo así la obra del Demiurgo, única fuente de tanta oscuridad.
El Genio elegido ya nos lo ha dicho él mismo: concibió en un instante el monumento al más alto de los sueños, la más simple pero más viva creación musical: Richard Wagner compuso Tristán e Isolda.
También la búsqueda del Übermensch está reflejada en esta Obra Magna.
“Pero aún hoy busco una obra que posea una fascinación tan peligrosa, una infinitud tan estremecedora y dulce como el Tristán, -en vano busco en todas las artes. Todas las cosas peregrinas de Leonardo da Vinci pierden su encanto a la primera nota del Tristán.” Friedrich Nietzsche.
Cómo definir aquella ópera considerada no solamente la obra más lograda de Wagner sino además la mejor de todo el repertorio? Existirán palabras adecuadas para sembrar la comprensión sobre lo que el Tristán e Isolda significa para la Música, el Arte, el desarrollo mismo de las Edades en las que el Hombre Superior hace su aparición luminosa? Ciertamente NO. Ni siquiera el Genio de Nietzsche lo logró. Y tampoco el Inmenso Wagner estuvo consciente de su enorme Creación, porque Él también fue un prisionero del Mito, al igual que yo y el Mito hará de nosotros lo que desee, para el cumplimiento inexorable de sus designios.
Como todo el repertorio wagneriano, Tristán e Isolda debe ser abarcado por el oyente, desde diversos ángulos de entendimiento, de comprensión, a fin de extraer de su enorme estructura, todo el secreto allí contenido. Tal sucede con el Anillo el Nibelungo y Parsifal, también obras cumbres del más alto Genio (ver Leiter’s Blues, sección “Galería de Músicos, Richard Wagner” entradas I y II). No es para menos: Tristán fue concebida al tiempo que la monumental Tetralogía, de manera que fue producto de toda la Sabiduría wagneriana.
Naturalmente el primer nivel de entendimiento (tanto para ejecutantes como para oyentes) es el estrictamente musical. Y aunque se trate de una obra “revolucionaria” e innovadora, su grandeza está dada por la Novena Sinfonía de Beethoven, igualándose una y otra obra en la cúspide de los Templos Musicales. Sin Beethoven, Wagner no habría existido. Dos obras tan distintas pero a la vez tan similares! Beethoven y Wagner; Wagner y Beethoven: el empíreo más sublime.
Desde el primer acorde del Preludio de Tristán, Wagner nos introduce en una atmósfera cargada de tensión, una tensión que va en aumento a medida que el movimiento se desarrolla en su extrema solemnidad y por qué no, de tristeza: Tristán indica Tristeza, dado el origen del Héroe, marcado por la tragedia que habría de acompañarlo hasta su muerte, en los dulces brazos de Isolda, la Amada Inmortal, la Compañera del proceso alquímico en cuya realidad gravita el encuentro con el Principio Femenino, Dios en toda su eternidad.
La agitación en el Preludio es evidente: no hay descanso posible, ni siquiera en el instante en que se abre el telón: allí el joven marinero entona una balada que resalta el drama de Isolda, conducida en el barco para desposarse con el rey Marke:
Stimme eines jungen Seemanns
(aus der Höhe, wie vom Mast her, vernehmbar)
Westwärts
schweift der Blick:
ostwärts
streicht das Schiff.
Frisch weht der Wind
der Heimat zu:
mein irisch Kind,
wo weilest du?
Sind’s deiner Seufzer Wehen,
die mir die Segel blähen?
Wehe, wehe, du Wind!
Weh, ach wehe, mein Kind!
Irische Maid,
du wilde, minnige Maid!
Voz de un marinero joven
Hacia poniente
se dirigen las miradas;
hacia saliente
se desliza la nave.
Fresco sopla el viento
hacia el suelo patrio:
niña mía de Irlanda,
¿dónde estás ahora?
¿Son los soplos de tus suspiros
lo que hinchan mis velas?
¡Sopla, sopla, viento!
¡Suspira, ay, suspira, niña mía!
¡Muchacha irlandesa,
muchacha fiera, amorosa!
Toda la atonalidad y el cromatismo tan estudiado de esta inmensa creación wagneriana, que avanzan inexorables por todo el primer acto (y toda la Ópera) resaltan la angustia del corazón de Isolda: vencida por un noble Caballero, quien a su vez es el verdugo de Morold, su Prometido, ahora la conduce por el Océano hacia una Patria desconocida. Tristán. El mismo Héroe que ahora rehúsa verla directamente a los ojos. Qué hay entre ellos? Wagner cifra el mensaje en la complicadísima partitura compuesta para una poderosa orquesta: el dolor de Isolda, su deseo de venganza, su propio Honor de Princesa contrastan con la lealtad de Tristán hacia el Rey Marke y su respeto hacia la costumbre de los Antepasados, por lo que evita a Isolda, consciente también de ser Él el causante de la ira de la luminosa Mujer. Empero, el mensaje musical de Wagner es claro: este no es apenas el monumento más elevado al Amor: ES EL AMOR MISMO. Porque cuando Isolda relata la historia del desconocido TANTRIS que un día llegara malherido a sus dominios donde ella le curó, para luego reconocerlo como El Caballero Tristán, indica que desde aquel preciso instante al verse a los ojos, el Amor invadió los corazones de ambos: la ira de Isolda es no poder pertenecer por completo a su Amado; el temor de Tristán es no ser capaz de decir TE AMO!.
No hay nada más sublime que el Amor, aún expresado bajo las formas musicales más heterodoxas.
Pero aún cuando posteriormente el Filtro de Amor despierta la pasión de los enamorados, quienes se abandonan a sus sentimientos, no hay descanso en la tensión musical que nos ofrece Wagner. Hay una insatisfacción plena que acompaña todo el desarrollo del segundo y el tercer acto, como si se nos dijera: “Ningún tiempo es suficiente en la Tierra para Amar con tanta intensidad, el Amado a su Amada, la Amada a su Amado!’’. Y así es sin duda. Wagner lo sabía. El Amor es patrimonio de los Dioses: a los mortales sólo les es permitido Amar sin conocer plenamente el significado de su Poder.
Ahora bien: más allá de la Música, enorme como no puede ser de otra manera, el secreto contenido en Tristán e Isolda rebasa los límites de la comprensión para los simples estudiosos. De allí que a esta Ópera se le califique como recipiente de enormes vaguedades narrativas, especialmente en el tercer acto, lo que es errado. Así fue como la escuela liderada por Eduard Hanslick la señalase de “incomprensible”.
Porque nada es de este mundo en Tristán, pues Wagner y su Música se oponen radicalmente a los paradigmas de un mundo incoherente, sin Luz de Dioses. Obsérvese que:
-Tristán se hace pasar por Tantris, lo que de lejos indica un misterio centrado en la Alquimia del Amor. Él busca a su Ella y Ella le reconoce: son los eones extraviados el uno del otro, desde que la Creación fue contaminada por las fuerzas de la disolución, haciendo que la más elevada estrella se separe y vague por todas las Edades buscando reunirse nuevamente (Wagner lo expresa en el Ocaso de los Dioses cuando Siegfried y Brünnhilde se elevan al cielo, antes de la llegada de Parsifal, El Hombre que Vendrá). La Alquimia del Amor, expresada en diversos puntos también como la fuerza sexual que invade a Tristán y a Isolda -no es el sentido peyorativo de nuestros tiempos sino como la comunión mística de lo Masculino en lo Femenino -el Graal- se ve bruscamente interrumpida en el segundo acto, cuando Kurwenal irrumpe violentamente para alertar a Tristán sobre la traición de Melot. Ello desencadena la desgracia posterior: la Muerte de Tristán.
-Isolda tiene en su poder diversos filtros, preparados para producir varios estados o lograr efectos especiales en quien haga uso de ellos. Es así como Wagner indica que Isolda -en este caso la Diosa de lo Eterno Femenino- es la depositaria de un antiquísimo Saber, vedado a los seres corrientes. De dónde proviene ese Saber que Ella ha recibido de su Madre y que ha sido transmitido ininterrumpidamente de generación en generación? De un No-Tiempo, un Tiempo sin Tiempo, en que los Dioses caminaban por la Tierra transmitiendo a los Hombres el sentido de la Armonía Cósmica que reina en la Creación. Isolda elige el Filtro de la Muerte para poner fin a su sufrimiento y vengar a Morold con el deceso de Tristán y el de ella misma. Pero esa Armonía Cósmica que tiende a vencer la disolución, entra en juego para sustituir el Filtro de la Muerte por el del Amor: los Eternos Enamorados al fin se encuentran, se reconocen y se aceptan: El Amor que vence a la Muerte. La esperanza de la renovación está presente, aunque quizás aún no sea tiempo para el Triunfo final. El Avatara aún no ha llegado.
-Tristán yace malherido por la traición de Melot, quien cobardemente ha empuñado una espada contra el más Noble de los Hombres. Todo se ha consumado. Empero, Tristán aún no ha muerto. Y aunque su cuerpo permanece con vida, sus palabras indican que vislumbra un Mundo más allá de la comprensión humana, allí donde brilla un sol diferente del corrientemente visto por los que jamás alcanzarán al Übermensch. Su mente y su espíritu ya gravitan en una esfera más límpida y cristalina, bañada por un extraño azul, mágico, etéreo, profundo, donde sólo se añora la Visión de la Amada:
Tristán
¿Lo crees así?
Yo sé que es de otro modo,
pero no puedo decírtelo.
Donde desperté,
allí me detuve;
pero dónde me detuve,
eso no puedo decírtelo.
No vi el sol,
ni vi tierras ni gentes;
pero lo que vi,
eso no puedo decírtelo.
He estado
donde estaba siempre
y adonde ahora voy,
al vasto reino
de la noche de los mundos.
Un único saber
tenemos allí:
el eterno y divino
olvido primordial.
¿Cómo perdí su presentimiento?
Advertencia anhelante,
así te llamo a ti,
¿eres tú la que de nuevo
me has empujado hacia la luz del día?
La única cosa que me ha quedado
es un amor ardiente y férvido,
que me expulsa de los deliciosos espantos
de la muerte y me empuja a ver la luz,
¡esa luz que, engañosamente clara y áurea,
sigue brillando para ti, Isolda!
(Kurwenal, espantado, oculta su cabeza. Tristán se yergue poco a poco, cada vez más)
¡Isolda está aún
en el reino del sol!
¡En la luz del día
está aún Isolda!
¡Qué anhelos!
¡Que deseos!
¡Qué ansias de verla!
Oí cómo a mis espaldas
con estrépito
se cerraba
la puerta de la muerte;
ahora vuelve a estar abierta
de par en par,
los rayos del sol
la han abierto de golpe;
con los ojos abiertos a la luz,
tengo que emerger de la noche,
para buscarla a ella;
sólo a ella
le está dado a Tristán
perderse,
desaparecer.
¡Ay de mí! Pálida y angustiada
crece ahora
para mí la fiera
urgencia del día;
brillante y engañoso,
su astro
despierta mi cerebro
¡al engaño y a la ilusión!
¡Maldito seas, día,
tú y tu claridad!
¿Harás que mi pena
arda eternamente?
¿Arderá eternamente
esa luz
que, incluso de noche,
me mantuvo alejado de ella?
¡Ay, Isolda,
dulce amada mía!
¿Cuándo, por fin,
cuándo, ay, cuándo,
apagarás la llama
para anunciarme mi felicidad?
La luz, ¿cuándo se extinguirá?
(Agotado, vuelve a recostarse suavemente)
¿Cuándo se hará de noche en la casa?
Sublimes palabras del más Alto de los Hombres, que se extienden por todo el tercer acto! Porqué allí, en su profundo decir se oculta toda la imagen del Sabio Platón! Son inmensos los motivos presentes en estos versos, que revelan una realidad que escapa a los sentidos y a lo meramente mundano, pero que es real, demasiado real, en algún recóndito espacio del Arquetipo más elevado. Tristán añora ese Paraíso Perdido que viera con los ojos del Übermensch y al cual ahora quiere regresar, cosa que sólo podrá lograr por la mano bienhechora y sapiente de la Suma Sacerdotisa, la Noble Isolda. Ella aún transita por el camino de la ilusión pero se dirige inevitablemente a recuperar su Divinidad.
Toda la magia de las palabras de Tristán están precedidas por el sonido inefable del caramillo, donde Wagner introduce sonidos de especial efecto en el inconsciente de aquel destinado a beneficiarse de su elevada vibración.
-Todo lo demás no es otra cosa que la simbología tan cara a Wagner y a nosotros sus humildes adoradores: el Océano, representación de un infinito tiempo sin tiempo, donde la Búsqueda del Sí Mismo (Selbst) está dada por la Búsqueda del Amor; el barco como camino de la desviación que nos conduce a una tierra extraña, pero que inevitablemente sucumbe al poder superior del Arquetipo; los Filtros contentivos de un Saber Superior; la Copa de Isolda y la Espada de Tristán, que en una aparición fugaz, conllevan un gigantesco significado de unión de lo Masculino con lo Femenino como vía para acceder a Dios, anticipo de Parsifal; el bosque wagneriano, el agua, la sangre que mana del pecho del Héroe…
Ha llegado el momento de Isolda. La Gran Mujer, la Hija de la Diosa, finalmente hace su arribo para contemplar la partida de su Amado hacia los niveles superiores de la consciencia: también Ella ha cruzado los Océanos del Tiempo, aunque ha llegado demasiado tarde. Su ÉL ya ha partido, víctima de la más execrable traición de quien se decía su amigo (Melot). El Rey Marke, dispuesto a comprender, y la fiel Brangäne hablan, insisten, suplican. Pero Isolda ha cumplido también el deseo inexorable del Arquetipo Superior: ahora ella vislumbra el mismo Universo que viera Tristán antes de partir, en su mágica fragancia, en su etéreo azul colmado de la más dulce Visión. Desprendiéndose de toda banalidad humana, Isolda pronuncia las más elevada declaración, sólo posible en los labios de la Mujer Amada:
Isolde
Mild und leise
wie er lächelt,
wie das Auge
hold er öffnet
seht ihr’s Freunde?
Seht ihr’s nicht?
Immer lichter
wie er leuchtet,
stern-umstrahlet
hoch sich hebt?
Seht ihr’s nicht?
Wie das Herz ihm
mutig schwillt,
voll und hehr
im Busen ihm quillt?
Wie den Lippen,
wonnig mild,
süßer Atem
sanft entweht
Freunde! Seht!
Fühlt und seht ihr’s nicht?
Hör ich nur
diese Weise,
die so wunder-
voll und leise,
Wonne klagend,
alles sagend,
mild versöhnend
aus ihm tönend,
in mich dringet,
auf sich schwinget,
hold erhallend
um mich klinget?
Heller schallend,
mich umwallend,
sind es Wellen
sanfter Lüfte?
Sind es Wogen
wonniger Düfte?
Wie sie schwellen,
mich umrauschen,
soll ich atmen,
soll ich lauschen?
Soll ich schlürfen,
untertauchen?
Süß in Düften
mich verhauchen?
In dem wogenden Schwall,
in dem tönenden Schall,
in des Welt-Atems
wehendem All
ertrinken,
versinken
unbewußt
höchste Lust!
Isolde sinkt, wie verklärt, in Brangänes Armen sanft auf Tristans Leiche. Rührung und Entrücktheit unter den Umstehenden.
Isolda
Delicioso y callado,
cómo sonríe,
como los ojos
abre propicio,
¿Lo veis amigos?
¿No lo veis?
¿Cada vez más luminoso
cómo resplandece,
astro bañado en luz,
cómo se eleva a lo alto?
¿No lo veis?
¿Cómo el corazón
se le dilata, valeroso,
cómo pleno y noble
se le hincha en el pecho?
¿Cómo en los labios,
deliciosamente,
el dulce aliento
suavemente se exhala?
¡Amigos!
¡Ved!
¿No lo veis ni lo sentís?
¿Sólo yo oigo
esta melodía,
que tan maravillosa
y suave,
lamentándose gozosa,
diciéndolo todo,
dulcemente conciliadora,
resonando desde él,
penetra en mí,
se eleva sobre sí,
sonando propicia,
rodeándome de sonido?
Vibrando más claras,
envolviéndome ondulantes,
¿son ondas de brisas deliciosas?
¿son nubes de aromas dulcísimos?
Cómo crecen,
cómo me rodean de murmullos,
¿debo respirarlas,
debe escucharlas?
¿Debo beberlas a sorbos,
sumergirme en ellas?
¿Respirarme en dulces fragancias?
En la crecida ondulante,
en el sonido resonante,
en el universo suspirante
de la respiración del mundo,
anegarse,
abismarse,
inconsciente,
supremo
deleite!
Isolda se desploma suavemente, como transfigurada, en brazos de Brangäne, sobre el cadáver de Tristán. Gran emoción y arrobo entre los presentes.
El Liebestod, la Muerte de Amor que es la Resurrección misma! Nadie podía expresar mejor esta Verdad trascendente sino Richard Wagner! Este es sin duda el Himno Supremo del Más Allá del Amor, donde Él está dispuesto a amar a su Ella por toda la Eternidad y Ser UNO, en la crecida ondulante, en el sonido resonante, en el universo suspirante de la respiración del mundo…
————————————————————————————————————–
Todo lo demás hace parte del Misterio que ha de permanecer siempre oculto. El Velo de Isis aún no debe levantarse.
Permítaseme indicar algo a las versiones recomendadas por el Kapellmeister Leiter: de todas ellas quiero destacar la grabación de Herr Doktor Karl Böhm junto a Birgitt Nilson y Wolfgang Windgassen (1966) quizás la mejor interpretación de Tristán e Isolda y por supuesto Herbert von Karajan, para mí, tan inmenso como Wagner mismo.
Y precisamente fue Karajan quien en 1988, junto a Jessye Norman y la Filarmónica de Viena, no obsequió con un momento mágico y sublime, un emocionante Liebestod en el marco del Festival de Salzburgo, revelando que Él también vio el Paraíso Perdido de Tristán. Una vez más rindo también mi reconocimiento a mi adorado Maestro Karajan, quien me guía día y noche sin cesar.
http://www.youtube.com/watch?v=WPUT-LDo_nY
Gracias a todos.
PD. Hay una emoción que me inunda desde la Eternidad y cada día me habla con mayor fuerza. Sólo por ELLA es que poseo el ánimo necesario para la lucha, expresándola en palabras para que lleguen a lo más profundo de los corazones. Por mi mismo yo no soy nada. Soy un Prisionero del más alto AMOR.
Hugo, en tu lista me chirría Liszt. Tengo encima de mi mesa de trabajo siempre la versión de Beecham para EMI (Royal Opera House, Covent Garden, 18-VI-1937), y en mi elenco figuran: Melchior; Flagstadt; Nilsson; Janssen; Hitchin; Klose; Jones; Dua; y Horsman.
Ahora tengo demasiado trabajo pero si la quieres intentaré hacerme un hueco lo antes posible y subirla para que puedas disfrutarla. Es una versión antigua pero magníficamente cantada.
También la tienes, sacada de LPs, en:
http://sictransitoperamundi.blogspot.com/2008/10/wagner-richard-tristan-und-isolde-1937.html
La versión de Barenboim también es fabulosa, y puedes disfrutarla también en:
http://sictransitoperamundi.blogspot.com/2009/04/wagner-richard-tristan-und-isolde.html
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra
gracias gato por los enlaces.
lo de «liszt» en el reparto entonces debe ser un error, me he fijado nuevamente y allí está…
si la nilsson que mencionás en la versión de beecham es birgit, tenía apenas 19 años cuando se grabó!!! el público de buenos aires la amaba y ella nos amaba. tenía muchos amigos personales aquí, y como en aquellos años de gloria del teatro colón la temporada alemana iba en setiembre-octubre, lo que coincidía con la inactividad del verano europeo, sus honorarios aquí eran más bajos que allá, lo que facilitaba su contratación, y ella se la pasaba de fiesta en fiesta, que sus amigos locales daban para homenajearla.
con su proverbial simpatía nilsson sostenía «isolda me hizo famosa pero turandot me hizo rica»
saludos desde baires y buen fin de semana gato
veo que en primer el enlace que me envías gato «nilsson» no es birgit
Lamento mucho su decepción Hugo, pero es lo que hay.
Aquí encontrrarás un interesante artículo.
http://www.wagnermania.com/discos/index2.asp?id=2401
Sven Nilsson cantaba el Köning Marke.
¡Y enhorbuena Iván, te mereces esto y mucho más!
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra
notable artículo gato, gracias!!! que aclara además la participación de reiner en la versión. merece también una mención el título. valoro esas muestras de agudeza, que además anticipan el contenido
fue para mi un verdadera sorpresa encontrar a un beecham wagneriano
ya lo estoy pasando a los hermanos wagnerianos porteños
lamentablemente la asociación wagneriana local, una de las más antiguas sociedades musicales de baires y pionera entre nosotros en la difusión de muchos compositores modernos cerró sus puertas hace unos años por problemas económicos, debiéndonos un recital
de jessye norman tan luego!!!
¡Vaya exhibición, Iván! Creo que esta humilde entrada la debieras haber redactado tú. Si algún día volvemos a comentar otra obra de Wagner en este bar te cederé el teclado.
Bueno, ya veo que Gato y Hugo se han hecho buenos amigos. Por cierto, Embajador Cultural, hay que hacer lo imposible por reabrir la Asociación Wagneriana de Buenos Aires. Me parece lamentable que por falta de solvencia económica una agrupación cultural se vea obligada a cerrar sus puertas. ¿Dónde están las subvenciones estatales o corporativas?
Un abrazo, amigos
LEITER
las tenía leiter, incluso colaboraba mucho con ella la embajada alemana, siendo el embajador su presidente honorario, pero por lo visto lamentablemente se acabó todo eso
su última gran actividad fue traer a la berliner a baires con abbado y al año siguiente a su cuarteto de cuerdas
después: el diluvio…
¡o tempora, o mores!
Queridos cofrades, me uno a la celebración más excelsa de Amor y Muerte: «Damas y caballeros ¿os gustaría oír un bello cuanto de amor y de muerte?» así comienza la versión del mito de Tristán de Godofredo de Estrasburgo. Leiter: cómo siempre tus entradas, brillantes, agradezco mucho las versiones que pones a nuestra disposición. Iván Paixao: qué impresionante es tu prodigalidad, aladas palabras son las tuyas, cómo les he extrañado mis brillantes amigos.
Me uno a esta cimera festividad aportando algunos datos que pueden resultar interesantes. Todos ustedes conocen de sobra que el nombre de Tristán designa ya la sombría coloratura de su vida: Tristán, obviamente, significa «el triste»; sin embargo en el mito de la tradición bárdica oral Tristán ama con locura y desesperación a la esposa de su tío, el rey Marke, la muy versada en arte médicas Essylt. Essylt significa «espectáculo misterioso, objeto de contemplación». En el hermosísimo poema de Wagner las referencias a la Visión (estar dotados del poder de la mirada en la penumbra, etc.) son constantes. Contemplación amorosa: una nueva Visión.
Wagner que era un lector voraz conocía muy bien todos estos temas y las variantes tristanianas. Las generaciones de artistas anteriores a él (de las que él viene a ser una especie de coronación) se solazaron en la leyenda tristaniana: hay poemas de Ruckert y Platen que toman como tema Tristán e Isolda. Wagner se nutre de todas las teorías alemanas del amor, toma de aquí y de allá, de Schopenhauer (El Mundo como Voluntad y Representación), de Novalis (Himnos a la Noche), de Hölderlin (Hiperión) y las funde haciendo una síntesis definitiva cuando él mismo, lo señalas Leiter muy oportunamente, está viviendo una pasión adúltera.
¡Qué Obra! Su función es Transfigurar y deja transfigurado sin duda a quién soporta los arrebatos y los espasmos del amor. El hecho es inconfesable: el Amor siempre va aunado a la Muerte.
Un abrazo para mis queridos cofrades
¡Vuelve el gran Otto de siempre!
Tu derroche cultural me deja una vez más fascinado, querido Otto. Lo realmente curioso de Wagner fue que, una vez que hubo «parido» el Tristán, ya sólo se interesó por Mathilde de forma más bien amistosa. Es un caso digno de tesis doctoral en psicología aplicada. Wagner acabó «matando» a su propia amante en una clara proyección exterior de su personaje con el de la obra. Realmente grandioso.
Un abrazo, querido Otto.
LEITER
Me uno una vez más a las observaciones del Maestro Otto. En efecto, Wagner dominaba a la perfección todas las variantes del poema de Tristán, como lo hacía con todos los temas que se erigieron como ejes de sus Dramas Musicales, y les imprimía su concepción personal, a fin de transmitir un mensaje, una idea, producto de sus propias reflexiones.
Y observa amigo Otto: todos los mitos y las leyendas contienen en su estructura elementos que fungen como «encriptadores» de mensajes más profundos. Lo pones de presente cuando recuerdas que Tristán significa «el Triste», con todo la carga que tal cosa tiene de suyo, y qie le da vida y sustento a toda una trama, repleta de exposiciones que no simepre se perciben a primera vista y, en este caso, a primera audición.
El Anillo de los Nibelungos, la Tetralogía de Wagner, es un cúmulo de Arquetipos, cifrados en cada situación, personaje, objeto o flúido. Y Tristán no lo es menos: pero aquí el mensaje es más difícil de desentrañar. De ahí la importancia de hacerse con una buena interpretación y ponerse en el estado anímico adecuado. De lo contrario la magia se malogra.
Leiter, me gusta mucho cuando dices que Wagner «mató» a su amada exterior después de componer Tristán. Porque Él la reincorporó a su propia naturaleza, casi como en un procedimiento alquímico de enorme trascedencia para la divinización del Hombre y su ascenso escalonado hacia las cimas de la Sabiduría perdida. De eso se trata: la Amada exterior que se convierte en algo tan interior, que juntos vuelven a ser una sóla Estrella, como en la Creación. Así, el Paraído Perdido se recupera. Me has hecho recordar a Lilith…
Qué lujo de cofrades tengo yo! Sería un pecado no sentirme orgulloso de ustedes.
Cuantas maravillas habeis escrito sobre Mi opera favorita ! Realmente es maravilloso! Mi «vida musical» empezó el 7 de Julio de 1973, en Orange, France. Tenía 16 años. Llegué a la estación de la SNCF ( ferrocariles franceses) y nada más pisar el suelo pensé: ay, Dios mío, quien está aqui hoy, en esta pequeña ciudad! En la entrada a la estación había mucha gente y un taxista nos dijo a mi madre y a mi con un fuertísimo acento provenzal: subir detrás, tengo que llevar a alguien al hotel, y luego os llevo a vosotros. Nada más instalado en el coche se sube un señor de edad muy respectable que nos saluda con mucha sencillez: Herr Profesor Doctor Karl Böhm, Generalmusikdirector de Austria ! Os podeis imaginar ? Y el chofer le dice: Monsieur, pas de canard ce soir! ( canard = pato= falsas notas). Canard ? Ah, nein nein nein, pas canard !!! Ay Dios mío, esto dos o tres horas antes de vivir la noche más grande de mi vida, el nascimiento de mi ser musical, el gran encuentro con Böhm a nivel del drama musical ! Fueron 5 horas de muerte, la voz de Nilsson en este teatro inmenso al aire libre, el viento, un viento ( mistral) terrible que hizo que el Doctor Böhm hubo que luchar toda la noche para mantener la cohesión sonora, a veces accelerando mucho mucho el tempo, porque hasta la vela instalada sobre el escenario peligraba…Vickers, inmenso,y al final el Liebestod de Nilsson, con un Böhm increible que fustigaba la orquesta en contra del viento, y esta voz que no acababa nunca de crecer…Ah lo he vivido, la ultima gran noche del arte wagneriano del siglo XX, el último tristan del Doctor Böhm, una noche de gigantes como ni hay ni habrá en mucho tiempo. Tristan es más que una opera, es una experiencia absoluta a la que hay que submergirse….
Inmensa experiencia Jean François. Si yo hubera conocido así al Doctor Böhm talvez no habría vuelto a dormir nunca más.
Tristán e Isolda…una experiencia onírica, más allá de todo lenguaje humano.
Reafirmo mi último párrafo en el comentario primero que hice en esta entrada.
El Mito me arropa.
Ivan, Ah, increible maestro Iván….sus palabras sobre el Liebestod me llagan hasta el alma…Es un honor estar en este bar y compartir impresiones con alguien como Vd,con tanta elevación de mirada.También me impresiona profundamente su amor hacia el Maestro Karajan,su Maestro.
Hablando de la visión que de Tristan han tenido los grandes directores,siempre digo lo mismo: que la historia no ha sido justa. Que faltó un año para que la llegada del la radio en Salzburg nos dejara el Tristan de Bruno Walter, del cual sabemos muy poco. Existe un CD en América con un concierto, no recuerdo de donde ni cuando, en el cual está el preludio y la Liebestod,y por lo visto es más que impresionante, porque parece que Isole su hunde literalmente en el mar…tengo que conseguir esto! Volviendo al Doctor Böhm, el tenía las «tablas sagradas» para fraguar, desde el taller del drama,noches de luna y sangre. No olvidemos nunca la Salome de Viena con Rysanek en el 72, si no me equivoco, perfecto ejemplo de lo que podía ser una noche de opera con Böhm. En Orange fue justo esto, la lucha contra el viento y este tristan de sangre y luz, noche de drama puro. Pero: hay que reconocer , por lo menos es mi opinión, que el Tristan del 66 en la colina sagrada es…genial, si, pero con una genialidad fruto de una apuesta. Wieland y el Doctor Böhm hicieron una apuesta: Llevar a Tristan hasta la orilla de la resurrección. Por esto me llegan sus palabra…fue el Tristan de la antorcha,un incendio de luz. Pero: donde quedaron los claros oscuros en esta formidable visión? Fueron descartados! Y a mi este Tristan me apasiona y me gusta, pero también me molesta, ya que el claro oscuro es parte fundamental de la obra.Y también tengo que decir que el Doctor Böhm grabó allá por los 40 un duo del segundo acto con L.Suthaus y Kirsten Flagstad que para mi es incomparable porque lleva al mismo tiempo el impulso drámatico típico de Karl Böhm y el claro oscuro. Perdí este documento tan importante para mi y no he vuelto a encontrarlo en ningun sitio.Ahora bien; La obra parece encerrar cierta ambiguedad de la cual cada director debe salir eligiendo. O la antorcha de la resurrección o la sombra, el mar infinito de la nada, más conforme a la filosofía que inspiraba Wagner cuando compuso Tristan….Por un lado las modulaciones, por otro el impulso solar de la obra..las dos no pueden vencer al mismo tiempo!Mantenerse entre las dos corrientes y buscar una fusión es extremadamente dificil, pero creo que Furtwaengler lo intentó y en cierta medida lo consiguió, como genio que era.Y el Maestro Karajan? A ver, yo tenía 15 años y lo de Orange me marcó de forma tan radical que fui un enemigo declarado del Tristan de Karajan el cual es de la misma época.Lo rechazé totalmente! Y es cierto que constituye una referencia estética que no va con mi temperamento en cuanto a visión del drama musical .Es un Tristan, de por si, inmensamente sinfónico!Ahora bien; Este último concierto de Dios con J. Norman es un incomensurable mar de belleza y hace que pongo una rodilla en el suelo. Inovidable !
Me estoy quedando alucinado con vuestros comentarios. Jean François, eso de encontrarse con el doctor Böhm debió ser toda una experiencia. Yo tuve la suerte de encontrarme con Dios en una pastelería de Viena… ¡Y me tomó de la mano durante medio segundo!
Iván y Jean François, me quito el sombrero ante vuestros comentarios. Son todo un honor y un lujo para esta casa de copas musicales.
Mi abrazo a ambos
LEITER
Me halagan sus palabras Jean François y por ellas estoy humildemente agradecido.
Escuchar a Wagner supone la experiencia filosófica mas diamantina y sublime a que se se pueda aspirar. Y en un mundo cuyo ritmo de vida es un torbellino descendiente hacia lo subterráneo (en el sentido figurado) donde gobiernan seres casi infrahumanos, imponiendo su ley de bajeza y decadencia, la Música del Mago de Bayreuth es un rayo luminoso que se proyecta desde el Recuerdo de la Edad de Oro a los corazones de los que aún se sienten Guerreros de la Aurora.
Autoproclamarse tal no es una elección personal. La Minne que arde en el corazón de quien lo experimenta, es el testimonio de un poder superior que dicta su voluntad cual rocío dorado, forjando la Áurea Catena que une vigorosamente en un Ideal Inmortal.
El Amor por Karajan? Es inexplicable, pero me ha acompañado desde siempre, cuando apenas era niño. Recuerdo como si fuera ayer, un instante fugaz en el que le ví un gesto corporal al dirigir la Quinta Sinfonía de Beethoven, en un programa periodístico por la TV. En mi ingenuidad infantil, yo no tenía idea quien era ese anciano que movía sus brazos, ni qué Musica era aquella. Pero no olvido que pregunté: ese hombre es el señor Beethoven? Mi padre contestó: No. es Herr Karajan; el mejor del mundo.
Nunca olvido eso; y nunca cuento esto, ignoro el porqué.
Karajan sin duda tenía terribles defectos en su afán por cumplir su misión. Son por todos conocidas sus manías. Pero en mi sentir, pese a todo ello, nunca dejó de ser un Artista.
Hay alguien que no tenga defectos?
Mi buen Leiter, anoche te recordé mucho en virtud de una beethoveniana tempestad de 26 de marzo de 1827 que no dejó de tronar toda la madrugada. Qué apocalipsis! Hoy las montañas está cubiertas de un blanco manto nebuloso que me hace recordar mi inigualable experiencia en los Alpes Germánicos cuando La Voz Ancesral habló a mi mente y a mi corazón.
Abrazos a todo mis nobles cofrades.
¡Todavía recuerdas mi fobia a las tormentas eléctricas nocturnas! ¡Qué memoria la tuya, Iván!
Pues yo, anoche, pasé una jornada de perros debido a un ataque de ciática — lo que me faltaba ya — que me impidió ver la segunda parte del Madrid-Barça y salir hoy domingo un rato con la bici. A las cinco de la madrugada me tomé un Ibuprofeno porque el dolor era realmente insoportable. Hoy me he encontrado un poco mejor.
Abrazos a todos
LEITER
Acabo de descubir esto…Liebestod Lotte Lehmann en concierto!!!
No tengo palabras, solo lágrimas…
Ah,Dios mío, que grandeur!!!
http://www.youtube.com/watch?v=jQkLCh–gOw&feature=feedrec_grec_index
Lloremos juntos Maestro Monielou, porque yo tampoco tengo palabras: qué poder vocal el de Lotte Lehmann! Apesar de los años, se le sigue escuchando una voz poderosa y absoluta.
Cada día canta mejor.