De fumar a perder seis dientes
Ya sabíamos que el hábito de fumar puede acarrear perjudiciales consecuencias para nuestra salud, ya sea en forma de afecciones pulmonares o incluso cardiovasculares que en casos extremos pueden derivar en un enfisema o en un temido ataque el corazón, con el añadido de contraer además un maléfico cáncer de pulmón.
También sabíamos que el uso continuado del tabaco acelera el proceso degenerativo de nuestras células y, de esta forma, el fumador es una persona susceptible de envejecer más prematuramente que otra liberada de humos.
Pero lo que desconocíamos del todo es el riesgo de que el piadoso cigarrillo que pone lazo final a una opípara comida pueda convertirse en una bomba de relojería que haga saltar por los aires nuestra dentadura, ya sea original o simulada.
Pues eso precisamente es lo que le ocurrió a este ciudadano indonesio cuando circulaba tranquilamente con su moto, suceso que hemos seleccionado como NOTICIA CURIOSA DEL MES en este bar virtual de copas.
Este buen hombre, de nombre Andi Susanto, decidió chuparse un cigarrillo marca Clas Mild mientras conducía su motocicleta por las calles de Yakarta, acción que consideramos doblemente reprochable por la inseguridad que conlleva el hecho de fumar mientras se conduce, por una parte, y por la dudosa estética — más propia de un chulomerendero — que dicho acto sugiere a bordo de una moto.
En consecuencia, el pobre Susanto llegó a su casa con seis dientes menos, pero no como producto de una fatal caída de su motocicleta (Como buenamente se podría pensar) sino porque dicho cigarrillo resultó ser especialmente inflamable hasta el punto que reventó, provocando que la dentadura del protagonista sufriera graves lesiones.
La empresa encargada de la elaboración del pitillo ha manifestado su voluntad de correr con todos los gastos de odontología derivados de este insólito percance, aunque ha eludido manifestarse sobre la reparación del casco del infortunado, también seriamente dañado como consecuencia de la inexplicable explosión. El dato positivo de todo este truculento episodio es que el protagonista, Andi Susanto, ha decidido dejar de fumar.
En consecuencia, y conscientes de las pérdidas económicas que generan los constantes stop to smoke del personal adscrito, numerosos gabinetes de psicología de las más prestigiosas empresas han sopesado la posibilidad de incorporar este tratamiento de choque, nunca mejor definido, para estimular aún más la fuerza de voluntad necesaria en todo aquel trabajador que pretenda eliminar su tabáquica adicción, pese a que en un principio puedan dispararse los gastos derivados de asistencia dental.
Se rumorea que ciertas marcas de tabaco lleguen a emplear en un futuro uno de estos explosivos cigarrillos, aleatoriamente seleccionados bajo presencia notarial, en todas las remesas de sus futuros pedidos. De esta forma, y mediante la firma de convenios con las respectivas autoridades sanitarias de cada país, las propias compañías tabaqueras aportarán su granito de arena en pos de la lucha contra la adicción a la nicotina, recibiendo a cambio una serie de ventajosas rebajas fiscales.
Sea como fuere, pensadlo mucho a la hora de aceptar un cigarrillo de la marca Clas Mild que algún desenfadado y anónimo ciudadano nos quiera ofrecer como pretendido símbolo de buena y solidaria amistad.
Oh Leiter! Qué es un chulomerendero??
Y si mejor todos los cigarrillos son explosivos?
Me hizo acordar a ese caso de un chico al que le explotó un desodorante en el rostro… después de eso prefiere tener olor en las axilas a volver a usar un producto similar.
Un abrazo.
Es una expresión un tanto arcaica, en desuso, que viene a representar a un hortera en un merendero… Díficil de definir, la verdad. Es una expresión muy propia de los años setenta en España.
Bueno, yo fumaba un par de paquetes diarios hasta hace más de un año. Ahora, me fumo tres o cuatro mini-puritos y me sobra.
¿Desodorante? Que utilicen crema, que es más eficaz y no «abandona».
Un abrazo, Frank
LEITER
Esto parece una nueva forma de hacer terrorismo. Hoy son los dientes; mãnana te vuelan toda la cabeza, sin necesidad de bombas ni kamikazes chiflados. Por lo visto ya no hará falta estar en Irak para sufrir un «bombazo».
Me hace recordar hace diez años, a un individuo que entró a un Mc Donalds y al morder su no muy pequeña hamburguesa, dejó tres dientes en el mordisco.
Leiter, amigo mío, esto es un mensaje divino para que dejes el hábito de fumar.
Abrazos.