Bruno Walter, hombre sensible y de una extraordinaria cultura
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Para algunos directores de orquesta, la música es un orden de sonidos comprometidos únicamente con sus propias leyes; para otros maestros, la música es la expresión de una verdad metafísica y hasta cierto punto religiosa.
En este caso, el director acomete la obra dispuesto a encontrar un sentido oculto en las notas y la partitura aparece como la copia de un misterioso original sobre el que se cierne un esfuerzo interpretativo incapaz de alcanzar el ideal de la obra; tan sólo, un leve acercamiento.
Bruno Walter perteneció a esa clase de directores que nunca se consideraron meros artesanos de la música, como Karl Böhm, sino más bien como hombres espirituales, casi sacerdotales, en tanto que privilegiados transmisores de las extrañas fuerzas espirituales que, estando encerradas en la partitura, esperan ser despertadas.
Bruno Walter, fue consciente de estos problemas. Precisamente por ser uno de los comprometidos con la belleza de la armonía, la música no sólo fue para él una pasión, sino además un foco de dolor. En efecto, Walter supo comprobar cómo la música y la ética, en ocasiones, no coincidían en sí mismos, en la misma manera que los oficiales de las SS se tomaban un descanso escuchando a Beethoven entre ejecución y ejecución. Al vivir las contradicciones se revela toda la tragedia de la vida del músico impulsado por el «ethos». En este aspecto, Walter se asemejó a Furtwängler, aunque su idealismo, más mental y dialéctico que académico, siempre le impulsó a interpretar la música como un asunto del corazón y del sentimiento. Si Furtwängler era un tipo de director nervioso, roto y que contenía ciertas facetas, llamémoslas, demoníacas, Bruno Walter resultaba más equilibrado cuando transformaba las tensiones musicales en imágenes de dolor y felicidad. Sus intenciones siempre estuvieron dirigidas hacia un entendimiento más profundo de los ideales musicales considerados como válidos. Frente a un Furtwängler que, a regañadientes, no dejó de colaborar con el Tercer Reich en un fracasado intento de salvación del arte para una sociedad políticamente contaminada, Walter evitó pasar esta prueba y conservó los exponentes de la burguesía culta alemana gracias a la emigración. Siempre resultó un extranjero en América.
¿Cuándo nació Bruno?
Bruno Walter Schlesinger nació en Berlín el 3 de diciembre de 1876. Después de sus estudios en el Conservatorio Stern su temprana carrera se desarrolló de forma más que prometedora. Sus años de ópera en Colonia, Hamburgo, Breslau, Pressburg (Bratislava) y Riga le proporcionaron un rico y variado instrumental. En 1900, se encontraba ya sobre el podio de la Ópera Real de Berlín y un año más tarde fue contratado por Gustav Mahler como asistente de la Ópera Imperial de Viena. En esta época de Mahler, cuando la institución vienesa vivió posiblemente su capítulo más destacado, Walter, como mano derecha de Mahler, vivió uno de los episodios más inspirados y felices de su vida, logrando con su talento y comunicatividad que el trato con el siempre difícil Mahler estuviese exento de problemas.
Entre 1913 y 1922, Walter dirigió la Ópera de de Munich y, a partir de esta última fecha, destacó como uno de los mejores directores mozartianos en los Festivales de Salzburgo. A partir de 1924 dirigió como invitado representaciones operísticas alemanas en el Covent Garden de Londres, luego de haber participado en una dilatada gira por los EEUU. En 1925 regresó a Berlín para dirigir la Ópera Municipal (Städtischeoper) y, de este modo, fue el competidor ideal de Erich Kleiber en la Staatsoper, de Otto Klemperer en la Krolloper y de Wilhelm Furtwängler en la Berliner Philharmoniker. Al abandonar Furtwängler en 1929 el puesto de director del Gewandhaus de Leipzig, Bruno Walter, que hasta entonces casi únicamente había dirigido ópera, pasó a ocupar su vacante. En 1933 se le prohibió al judío Walter seguir trabajando en Alemania, por lo que emigró a Austria — tenía nacionalidad austríaca desde 1911 — hasta que Hitler materializó el Anschluss en 1938. Walter aceptó la ciudadanía francesa, aunque desde allí tardó poco en emigrar a los EEUU ante los precipitados acontecimientos derivados de la Segunda Guerra Mundial. Su nombre, ya consolidado internacionalmente por las muchas giras como invitado, era lo bastante eminente como para conseguir el puesto que le correspondía en el mundo musical norteamericano. Trabajó con las orquestas de Chicago, Los Ángeles y Nueva York, aunque su mayor colaboración fue con la Orquesta Sinfónica Columbia, con la que dejó grabada gran parte de su repertorio sinfónico en el entonces novedoso formato estereofónico.
Durante los últimos años de la guerra, y también en la temporada 1956-57, estuvo ligado con el Metropolitan. A partir de 1948, Walter viajó con frecuencia a Europa y dirigió como invitado, con gran éxito, en los Festivales de Salzburgo y Edimburgo, aparte de sus magistrales actuaciones en Viena y Munich. Pero Walter nunca se reinstaló definitivamente en Europa. Murió el 17 de febrero de 1962 en Beverly Hills como consecuencia de un fatal ataque al corazón.
Bruno Walter no se dejó fascinar por las premoniciones y los reflejos artísticos de la catástrofe que dominó el siglo XX. No fue un músico precisamente de la decadencia y el modernismo, pese a sus esfuerzos, apenas ocupó un lugar en su imagen del mundo. Schubert, Bruckner y especialmente Brahms, ocuparon lugares privilegiados en su repertorio (Walter fue, de largo, el mejor intérprete sinfónico de Brahms. Este arranque de la Primera es verdaderamente insuperable, algo prodigioso). De Beethoven le inspiraron menos las fogosas sinfonías impares que las pares, de clara orientación clásica. Asombroso resultó que Mahler fuese un músico predilecto para Walter, quien en sus interpretaciones dejaba de lado cualquier pretensión neurótica o de pura exhibición orquestal. Walter conservaba el dramatismo de cada detalle de tal modo que a través de todas las voces del entramado mahleriano siempre se podía escuchar una individualmente, la del compositor necesitado de expresarse.
Cosmos musical de Bruno Walter
Este se encontró en Mozart. Si en aquellos tiempos se pudo calificar a Furtwängler como «el director de Beethoven», es indudable que entonces Walter fue «el director de Mozart». Walter reflexionó en sus memorias — Tema y variaciones — y en muchos ensayos el hecho de que para un intérprete no puede existir de forma duradera un acceso ingenuo a la música. Tras una inicial facilidad y naturalidad en el trato con las obras, siempre aparecerán períodos de incertidumbre, de crisis. De ellos saldría el músico con una comprensión nueva, más profundizada y madurada, y de este modo la música se convierte en una propiedad que es necesario adquirir una y otra vez. Cuanto más importantes son las composiciones, tanto más cambia en diversos procesos de maduración la postura frente a ellas. Bajo estos signos vio Walter su perpetua dedicación a Mozart, un compositor cercano al ideal que se había marcado Walter durante toda su vida. Pero Walter siempre se consideró como un continuo aprendiz de Mozart y nunca como un músico metódico y experimental. Pese a que en sus interpretaciones mozartianas se pueden encontrar formaciones orquestales «demasiado» grandes, Walter lograba siempre una dirección fluida, cercana a la música de cámara y liberada del rubato exagerado. El relajamiento y la espiritualidad del estilo mozartiano de Walter no resultaba ingrávido, etéreo y relajadamente elegante; más bien, poseía la seriedad y la grandeza de un clasicismo tocado por el dolor de la tragedia. No en vano, dirigió sus preferencias hacia la Sinfonía 40, tan rica en sombras y penumbras.
En la musicalidad de Bruno Walter se desprende la felicidad del impulso de comunicación humano y artístico. Tal vez, esté un poco lejos de nosotros como un fenómeno perteneciente a la historia de la interpretación. Pero, por otra parte, Bruno Walter tuvo algo que nos llega de modo directo e inmediato y que no se pierde con facilidad desde la distancia histórica. Si yo hubiese sido director de orquesta, me habría gustado ser como Bruno Walter, sin duda.
Interesantísimo post, Leiter, donde lo musical se mezcla con lo personal, e incluso con lo filosófico.
Me gusta la comparación que haces entre el director artesano tipo Böhm y el director espiritual tipo Walter.
No conozco a este director, pero escucharé su Mozart porque, por lo que veo, es de los que transmiten.
La batuta de Bruno Walter, absolutamente prodigiosa, goza de un toque mágico inexplicable, que hace que sus interpretaciones sean las más cristalinas de todas. Hay tal claridad en su sonido, que todos los instrumentos de la orquesta sean audibles, aún en fortissimo, pero sin estridencias, ni efectos especiales, aumento del timbre del instrumento, o florituras virtuosas innecesarias. Ese puede ser un punto de referencia para entender porque a Walter le va tan bien cuando interpreta a Brahms, quien odiaba los excesos virtuosísticos que él consideraba inoperantes. Su Beethoven es magistral. Qué poder victorioso hay en su interpretación de la Quinta Sinfonía! Grandilocuencia e introspección a la vez, pero con una fuerza envolvente. Discrepo eso sí, en que le fue mejor en las sinfonías impares: creo que todas ellas, bajo la conducción de Walter, adquirieron un tinte sonoro arrollador, sin timidez en los pasajes suaves, sin extravagancias en los más altos.
Con Mozart pues no hay nada que decir, sólo escucharlo. Me encanta la rendición que Walter hiciera de la Sinfonía n° 25. No en vano, sus ejemplares interpretaciones mozartianas, inspiraron al Doctor Karl Böhm en su interés por este repertorio.
Frente a sus actitudes con el Tercer Reich creo que no se le puede comparar con Furtwängler. Bruno Walter era judío y no se podía esperar otra cosa de él sino que abandonara el Reich, aun cuando nunca se le expulsó. Furtwängler no tenía razones para abandonar territorio germánico, así no fuera del todo afecto al régimen. Y si no se marchó, fue porque no quiso. Si Bruno Walter si lo hizo, fue por convicciones propias, contrarias al Nacionalsocialismo, de la misma forma que Arturo Toscanini, que si bien no era judío, tampoco simpatizaba con el nuevo modelo político. Pero Bruno Walter habría podido permanecer allí y nada le habría pasado, aunque no pudiera dirigir en Bayreuth. Con todo, era más prohibido Herbert von Karajan, netamente germánico, que el propio Walter! Ironías de aquellos tiempos.
Mi reverencia absoluta hacia Bruno Walter. Discreto y prudente en su personalidad, ardiente y titánico como Director de orquesta. Voy a escucharlo dirigiendo a Mahler, debe ser la apoteosis del ser humano. Increible!
Saludos.
Pues apurad en las escuchas: De momento, el enlace a la 40 de Mozart ha sido suprimido… Esta política de YOUTUBE de suprimir vídeos de interés cultural, manteniendo miles de repugnantes barrabasadas, es la que provoca que me esté replanteando ciertas decisiones de cara a un futuro.
Con afirmar que «si yo hubiese llegado a ser director de orquesta me habría gustado ser como Bruno Walter» expreso ya mi criterio sobre este inolvidable director. Insisto: Su Brahms es insuperable e Iván explica muy acertadamente el porqué en el primer párrafo de su comentario. Totalmente de acuerdo, amigo Iván.
Abrazos, Ángel e Iván
PD: Estoy muy dolido con YOUTUBE
LEITER
Efectivamente, lo han suprimido, pero me da la sensación de que es el propio usuario, es decir, el que colgó el video, el que lo ha quitado.
Si fuera Youtube diría «Este video ha sido suprimido».
Creo.
De todas formas, entiendo tu enfado, aunque espero que no te haga cambiar de opinión con respecto a la idea de poner enlaces. A mí al menos me son muy útiles.
Bueno, hagas lo que hagas, no te enfades. Y un abrazo.
Estamos en un mundo de locos Leiter, donde se privilegia la cantidad sobre la calidad; no te enojes ni te desgastes que nada positivo lograrás.
Mas bien escuchemos Brahms… ESO SÍ VALE LA PENA!
Abrazos amigo.
De acuerdo: Escuchemos a Brahms… Antes de que lo supriman.
Un abrazo, Ángel e Iván
LEITER
Pero Leiter, ¿y si vemos alguna alternativa? Ahora mismo no puedo iniciar una búsqueda (estoy en el trabajo) pero usa el comodín «Brahms Walter» en http://www.metacafe.com o en http://video.google.com/ , seguro encuentras algo interesante. Y para cualquier otra eventualidad, también te puede servir: http://www.classicaltv.com/
Con eso nos pasamos por alto a YouTube y sus extraños sucesos.
* * *
Qué decir de Walter que no hayan dicho ya! Es un director al que vine a descubrir hace no mucho tiempo, quiero decir «degustar» y apreciar a fondo. La expresión de Iván «un toque mágico» es lo más adecuado para retratar lo indefinible: ese Arte espiritual y único que vierten algunos elegidos. ¿De dónde salían estos hombres, que tanta falta nos hacen hoy?
Justo hoy que es el cumple de Wolfie! Bueno, pero parece que esta vez el señor YouTube no tuvo nada que ver.
Aunque no está nada mal el ir pensando en otras alternativas a YouTube (hay muchas). También, podrías hacer lo siguiente: cada vez que encuentras uno de esos videos de oro, guardarlo en tu PC y después subirlo a tu cuenta de WordPress, o subirlo a una alternativa a YouTube (Vimeo, Blip, DailyMotion, Metacafe, etc.) o incluso volverlo a subir a YouTube (y para evitar problemas subirlo evitando mencionar de que trata, y sin descripción y sino poner los mínimos detalles: por ejemplo, Bruno Walter-Mozart-nombre de la pieza-la orquesta-fecha -y sin mencionar el sello discográfico).
Bueno, algunas ideas. Pero no dejes de escribir estas entradas que son patrimonio de la blogósfera: aunque no tengan sonido, el texto también vale!
Un abrazo Maestro!
Complicado Frank lo que sugieres. Ya sabes que mis entradas suelen ser extensas y están muy trabajadas (Tanto si resultan buenas, aceptables o mediocres) y aún así me paso muchas madrugadas enteras diseñando las mismas y corrigiendo… No tendría ya tiempo posible (Y a mí me sobra el tiempo, de veras) pero nunca voy a dejar de leer un buen libro o de dar un paseo por mi bici por alimentar este blog. Por circunstancias personales — suelo padecer trastornos de sueño — aún puedo llevar a solas el blog de momento. Pero hasta dónde leeis ahora. Más no puedo, de veras.
Ya he probado con otros portales, Joaquín (De hecho, siempre empiezo la búsqueda por GOOGLE) pero es muy raro encontrar material inédito fuera de YOUTUBE. Una vez, encontré un vídeo de Bernstein en DAILYMOTION que habían retirado en YOUTUBE… Mi sorpresa fue que también lo retiraron de DAILY.
El otro día, leyendo mi antigua entrada del CONCIERTO PARA ORQUESTA DE BARTOK, observé que la versión de Boulez la habían suprimido. Enlacé a otra de Metha. Lo hice por pura casualidad (Y, previamente, había programado otra de Fischer que también voló). En estos casos, se cambia el enlace, se borra una frase y se añade otra y ya está. Pero en VERSIONES COMPARADAS esto es imposible. Habría que cambiar toda la entrada. Y, de verdad, no puedo ya con eso.
Un abrazo, chicos
LEITER
Ok, ok. No creas que te estamos exigiendo cosas; sólo dabamos algunas ideas.
Estoy de acuerdo, los blogs no deben transformarse en algo que no te permita disfrutar de la Señora Bicicleta.
De verdad que la sección de Versiones Comparadas es la más complicada con ésto de los videos que desaparecen.
Un gran abrazo.
Y espero que por mi bien y el de este bar virtual de copas no dejéis de ofrecer vuestras ideas y sugerencias. Aquí, como en todo bar, manda la clientela. Yo soy un simple «camarero» musical.
La Señora Bicicleta os envía sus encadenados saludos en forma de súbito acelerón.
Ya veremos cómo solucionamos lo de VERSIONES COMPARADAS.
Un abrazo, amigo Frank (Hoy, para variar, me he levantado sin pulmones: Tengo una bronquitis de aúpa y no paro de toser. Vamos, que estoy cómo para asistir a un concierto…)
LEITER
Este sitio es genial, no se si el maestro Leiter se conoce con todos, y si asi no lo es, lo logra muy bien. que agradable encontrar estos espacios. hablando del maestro B. Walter, sin palabras quedo, tengo la version de la sinfonia 35 y 39 de mozart dirigidas por el, y cada dia las disfruto mas, como dijo ivan, en su primer comentario, es una batuta fantastica.
descubri a B Walter, gracias a Mahler, pues hay un libro biografico de Gustav escrito por la batuta ya mencionada, y Mahler es uno de mis favoritos.
buen articulo.
Bienvenido a este bar virtual de copas, Camilo.
Coincido contigo en que las versiones de las sinfonías 35 y 39 de Mozart por Walter son sencillamente de ABSOLUTA REFERENCIA.
Mahler y Wagner son dos compositores de amor-odio para mí… Pero cada vez que escucho algo de ellos, tomo partitura y me pongo trascendente. Son dos genios que merecen el mayor de mis respetos.
Salvando a Theniger, no tengo el honor de conocer personalmente a ninguno de los que habitualmente comentan en este blog. Pero me basta el leer sus comentarios para evidenciar la gran categoría humana, cultural y personal de todos/as y cada uno/a de ellos/as. Este bar de copas les pertenece.
Saludos, Camilo, y gracias por todas tus apreciaciones.
LEITER
De nuevo tengo que dar las gracias por su publicación. Como dicen los franceses: Noblesse oblige…y asi es: hay puntos de connexión en los cuales el espiritú de una persona de indentifica y determinadas afinidades cuya expresión tiene verdadero poder. Por mi parte me quedo muy asombrado por haber podido leer sobre Bruno Walter y el dolor….
No puedo hablar de Bruno walter ni tampoco escribir sobre el sin que me salten las lágrimas….y no creo que se trate de sentimentalismo sino mas bien de un nivel de la emoción que uno alcanza con poca frecuencia. Quizás se trate de algo que tengo en común con Walter, que es haber salido del Judaismo para llegar a Cristo, llevando en este viaje tan peculiar las maletas que contienen toda la nostalgia y la melancolía que el judaismo encierra en su seno; Por esto quizás el casi rabino Norman Lebrecht, identificando al traidor, haya podido afirmar: «lo mejor que puedo decir sobre walter es que era un cerdo»… Dios mío de mi alma!!!
Walter sacerdote: Vamos a ver…Bajo el impulso de su amada Delia Reinhardt, un espíritu de mujer algo angelical y en todo caso sublime que fue para el como un alma gemela, Walter se hizo adepto de la Antroposofía.Resulta ciertamente muy dificil hablar de esta escuela debido a que no se trata en absoluto de una escuela de pensamiento sino de una escuela de percepción del mundo y del universo. El pensamiento tiene dos nombres: Goethe y Shiller. El resto es un sentir y una forma de irradiar luz y presencia.Resulta cada vez más dificil leer a Steiner,parece un auténtico caos surgido de los terremotos que sacudieron el esoterismo europeo a finales del XIX.Sin embargo los auténticos antropósofos como canalizadores angelicales de otra dimensión, son gente que viven en este mundo mientras perciben lo inefable, el mundo de las esencias. Están tan «habitados» por la esencia que de forma muy natural y sin empujos intelectuales la pueden expandira a su alrededor. Y así fué con Bruno Walter, en este sentido un auténtico sacerdote de otras dimensiones. Para mi, absolutas pruebas de ello son: los Brahms anteriores al Anshluss,el concierto del adios en viena 1960, la tercera de Beethoven en el memorial a Toscanini y los conciertos de Stockohlm en 1950 con una 39 y una Kleine Nachtmusik alucinantes.
Para cualquier persona que desde su alma o sensibilidad conecta con esta radiación ( rayonnement en francés)la experiencia que cosnsiste en escuchar a Walter simplemente es el no va más y no se puede comparar con ninguna otra. Recuerdo mis largas tertulias hace muchos años con el musicologo francés Andre Tubeuf, escuchabamos cosas de Walter y yo le decía: lo oye, andres, oye..aqui..aqui…detrás de Cherubino, la otra dimensión…? Y me miraba y me decía: Lotte Lehmann me hablaba de lo mismo! Y añadía: lo sé, he escrito sobre ello, reconozco todo el mensaje de la cuarta de Mahler, el tercer movimiento…pero no,esto que vd me está diciendo, yo no lo oigo…
Para llegar hasta allí Walter tuvo que sufrir mucho en su carne y en su alma…
Su extrema sensibilidad y los conflictos que atravesaba de forma consciente en su despertar espiritual lo hacían aún más vulnerable, de allí el miedo terrorifico que sentió frente a la imagen fantasma de Furtwaengler, plasmando sus auténticas ataques de pánico en unas cartas a su amigo Toscanini que nunca las contestó.Había quizas cierto grado de inmadurez emocional en todo esto, y Walter sufrió desequilibrios emociaonales a lo largo de toda su vida, con una grave crisis en su juventud que le hizo perder el control de sus gestos miesntas dirigía y lo llevó a la consulta del dr Freud.
Para terminar sobre este aspecto espiritual tan característico de Walter, hay que decir que en cuanto a interpetación esto era para bien y a veces para mal. No estoy de acuerdo en decir que Karl Böhm no tenía inquietud espiritual, sí que la tenía y mucha pero se situaba en registros determinados: catolicidad ( Requiem Mozart ultra católico, digamos)y visión de lo que se llama «tragico luminoso», expresión clásica de lo trágico donde desde el pricncipio la luz será victoriosa.Pero aún así Böhm, sin entrar en la lucha telúrica del claro oscuro furtwaengleriano, sí que entra de lleno en el conflicto que encierra la partitura de la novena de Beethoven.Hasta que lleguen los primeros compases de liberación el conflicto es total, y Böhm va hasta el fondo. Walter no! Simplemente porque no puede… Böhm hizo bien en proponerle a walter dirigir le Nozze de Figaro en la reapertura de la opera de Viena, pero Walter no quiso una opera y se quedó con la novena. Y la sobrevoló! No entró en los conflictos, simplemente porque el, a estas alturas, ya había escapado de ellos y solo podía ver el sol naciente…fué, desde mi punto de vista, un auténtico fracaso.
El otro tema que quisiera tocar es el de la ruptura que supuso la marcha a America, o sea el exilio. Vamos a ver, estoy convencidisimo que estamos hablando de hombres que podían llegar hasta lo universal pero que tenían al mismo tiempo, una fuerte atadura con una cultura determinada y su entorno. Invitado por karl Böhm en el festival de Salzburg 1980 he podido conocer el hotel Steinlechner, donde Böhm moriría un año más tarde. Yo que sé, todo era como parte de un documental sobre los alpes austriacos, era como un hotel con encanto, sin lujos, pero todo, absolutamente todo formaba parte del entorno cultural. Recuerdo el comedor privado de la familia Böhm,era alucinante verlos tan absolutamente arraigados en su cultura.Increible ! Pues esto mismo le pasaba a Toscanini el cual no podía abrir la boca sin expresar la «italianitá» la más intrínseca, y esto le pasaba, por supuesto, a bruno Walter con Viena. Y una vez cortados de la raiz estos hombres no volvieron a ser lo mismo, nunca. Escuchad la Leonore III de Toscanini en NY cuando volvía de Salzburg, esto era el Toscanini de los años 20 y 30, que nunca volvió a existir. El trabajo de Walter con la orquesta Columbia al final de su camino es absolutamente magistral pero NO es el Bruno Walter anterior al exiio y al tremendo asesinato de su hija.Y lo que quiero decir es que según lo que me transmitió Andre Tubeuf quien tuvo la suerte de ser amigo de Lotte Lehmann, de conocer a Delia Reinhardt y de entrevisarse con grandes voces del mundo germanico de los años 20 y 30 el director unanimamente respetado y considerado como el mas grande, en esta epoca,no era furtwaengler, ni era kleiber, ni era klemperer, era Bruno Walter! También hay que decir que Mozart, en estos tiempos remotos, no podía ser el centro de la actividad de Walter, el luchaba por Mozart, si, como en otro registro luchaba por Mahler, pero el centro de su arte estaba…en Wagner ! Por esto es tan importante el primer acto de Valkiria y los extractos del segundo acto que tenemos. La historia tiene cosas realmente tragicas: si la radio hubiera llegado a Salzburg un año antes tendríamos ni mas ni menos que el Tristan de Walter. Gracias a lo que Bruno Walter me permitió entender de la vida y del arte esperaré con tranquilidad el momento de mi muerte, pero me llevaré la partitura para pedir de inmediato viajar al pasado y escuchar este Tristan absoltamente metafísico que se nos escapó !!
Magistral y extensa exposición, Jean François, y con datos de primerísima mano procedentes incluso de Lotte Lehmann.
Poco puedo yo aportar a tan brillante y documentado comentario. Tan sólo un inciso que me parece importante y con el que estoy del todo de acuerdo: Norman Lebrecht es el tipo más maleducado que ha existido en la crítica musical desde los tiempos ya lejanos de Hanslick. Una cosa es criticar, aspecto legítimo, y otra insultar con total impunidad. Yo ya he desistido de leer más a Lebrecht. Me produce náuseas.
Repito el final del contenido de mi entrada sobre Bruno Walter: «Si yo hubiera sido director de orquesta me habría gustado ser como Bruno Walter». Es toda una declaración de principios.
Muchas gracias por sus sabias reflexiones, Jean François.
LEITER
Gracias, maestro.Imagino que habrá oido la sinfonía inacabada del concierto del adiós en viena en 1960, para mi la cima de la historia de la dirección de orquesta…y sin embargo no se como pudo pasar lo que pasó…el ataque de los violoncellos en el primer movimiento se hace con un sforzando!!! Perdió el equilibrio el anciano Walter? Y los vieneses no se dieron cuenta? O es que todos estaban en una nube y no sabían como quedarse en el suelo…??Hay cosas increibles que ocurren a veces! Y ojo con esto de querer ser como Bruno Walter…Yo estudiaba para ser director, pero vivía en Walter, inmerso en su mundo, por esto conozco sus interpretaciones compas por compas…era como una experiencia cada vez más espiritual y acabé con una crisis mística en un monasterio que me hizo interrumpir mis estudios. No se, tenía que ser así,imagino… pero todo tiene su precio !!!
Admirado y estimado amigo Jean François, comenzaré por enseñar mis tres cartas (Furtwängler, Walter y Szell).
Y solo un mínimo comentario. ¡Cuánto me extraña que se hable de Walter y Böhm y no salgan en la colada sus versiones de la “Pastoral”, las más grandes que han salido de ninguna batuta!
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Tiene razón, pero le diré una cosa: Para mi Bruno Walter y Karl Böhm han firmado las versiones de referencia de la pastoral PERO… si yo hubiera sido director de orquesta hubira buscado sin parar poder repetir la transición que Furtwaengler hacía entre el tercero y el cuarto movimiento ( wiener años 50), y estoy seguro que Walter y Böhm se hubieran asomado por la ventana para decir: Ah, diese clarinette !
Aquél momento de Furt, como tantos otros, fue portentoso…
Otras dos enormes «PASTORALES»
– Erich Kleiber con el Concertgebouw
– Carl Schuricht con el Conservatorio de París
Furtwängler y las transiciones… Ahí es nada. Que aprendan las jóvenes «figuras» de hoy en día.
Un abrazo, amigos
LEITER
Totalmente de acuerdo Leiter.
Por otra parte tengo otra de Scherchen, del 22 de octubre de 1958 en Viena, con la Orquesta de la Ópera de Viena que también está muy bien, y tocada con una naturalidad y una sencillez que pasma. Y tengo entendido que ya había grabado una versión anterior, con la misma orquesta, también estupenda.
Pero sigo pensando que las versiones de la «Pastoral» de Walter y Böhm, y en este orden, son las mejores que he escuchado hasta ahora…
NUEVAS IMAGENES DE BRUNO WALTER DIRIGIENDO…Ya que tenemos pocos documentos resulta muy interesante!! Increible flexibilidad y genial tratamiento de la orquesta…
http://www.youtube.com/watch?v=A8nS3JO-BzQ&feature=fvsr
De sus últimas grabaciones en estudio con la Orquesta Sinfónica Columbia, rescato como referentes de competición a las sinfonías 2 y 3 de Brahms que, casualmente se encuentran en un solo CD:
http://www.amazon.co.uk/Symphonies-Brahms-Walter-Columbia-Symphony/dp/B000002A7Z/ref=sr_1_1?s=music&ie=UTF8&qid=1309716367&sr=1-1
Saludos desde Chile:
Realmente la actitud de Youtube de sacar de circulación videos por meros intereses económicos de las grandes discográficas y también de orquestas ( especialmente cuando se trata de la Berliner Philarmoniker), me parece el colmo.
Pero como decía el lema de la universidad donde estudié un tiempo » Buscad y encontraréis), hallé esto, ojalá les guste. Un saludo Leiter una vez más.
http://www.youtube.com/watch?v=NmCvsQkfZSE&feature=related
Gracias por el vídeo, Juan Gabriel. Walter es un completo especialista en Brahms, uno de sus mejores intérpretes hasta la fecha de hoy (y mira que han pasado años…)
Esta versión que nos ofreces es anterior a sus míticas grabaciones con la Orquesta Sinfónica Columbia aunque no por ello es de menor calidad.
Ya sabemos lo que ocurre con los derechos de autor en YouTube. Luego las compañías se quejan de que no venden discos…
Gracias nuevamente y saludos, Juan Gabriel
LEITER
Esta versión de la primera con los wiener así como la de la cuarta sinfonía que grabó Bruno Walter con la BBC en la mismo época, o sea justo antes de la segund guerra mundial, son para mi referencias inalcanzables, mitos asolutos de la historia de la interpretación. No son interpretaciones modernas ni en el estilo ni en nada, pertenecen a otro tiempo, y no se podrán repetir.
Totalmente de acuerdo, maestro Mounielou.
Ahora no es que no lo repitan… Simplemente, lo destrozan
Mi admirado abrazo
LEITER
Notable versión de 1937 de la Primera de Brahms, una auténtica obra maestra, en la batuta de un gigante. Curiosamente anoche veía yo un un programa en el que el locutor, citado a Brahms, decía que esta música había sido compuesta por el barbón, pero le había sido dictada por una voluntad superior. Totalmente de acuerdo.
Así las cosas, ¿Bruno Walter dirigía por sí mismo o por esa misma voluntad superior?
Sea como fuere, en mi humilde opinión esta es la mejor de las cuatro Sinfonías de Brahms.
Saludos a todos.
No sé si se la dictó alguna divinidad, pero la obra tiene un calibre tremendo y Brahms abordó el modelo sinfónico con cuarenta y pico años a sus espaldas, cuando ya se vio maduro para ello. No sé con cuál sinfonía me quedaría de Brahms porque me apasiona toda su obra. Tal vez la Segunda, al ser la primera que abordé en mis estudios, sea la que llevo en lo más profundo de mi corazón. Porque a Brahms hay que escucharle con el corazón en todo momento. Bruno Walter era un brujo que perseguía alquimias que sólo él sabía dónde encontrar. Por eso se le dio tan estupendamente bién dirigir Brahms.
Mi abrazo, amigo y hermano
LEITER
Tampoco sé con que sinfonía me quedaría pero a mi me resulta muy impactante la monumentalidad de la cuarta con su finale tan apoteósico. Aqui teneis la versión de Walter del 34, el solo de flauto es para mi lo más grande que conozco, y luego todo el trabajo de las maderas dentro del desarrollo que es asolutamente magistral. Walter en lo más alto de su genialidad. Ay Dios mío, así es realmente como me hubiera gustado dirigir !!
http://www.youtube.com/watch?v=LNwLYY0MVL0
El final de esta Cuarta es el puente supremo entre Bach y el Romanticismo, el hilo heredero que Brahms recoge como vínculo a la noble tradición musical alemana. No deja de serme curioso que encuentro ese solo de flauta al que se refiere conectado a algunos fragmentos de alguien tan opuesto como Bruckner en su concepción musical. Creo que existe algún punto de contacto entre este último movimiento de la Cuarta y el sinfonismo bruckneriano. Tal vez sea descabellado lo que digo, no lo dudo, pero me da por pensarlo en lo que a mi juicio podría ser una convergencia musicalmente evolutiva de ambos. En fin, dejemos esa cuestión para los sesudos musicólogos. Y sobre Walter no hay nada más que decir. Su Brahms es difícilmente superable o al menos imposible.
Mi abrazo, maestro Mounielou.
LEITER
Leiter, este puente con Bruckner más que todo en la cuarta creo recordar que fué parte de lo que intentó revelar el Dr Böhm en su versión con los wiener. Ya no tengo esta versión pero corresponde al recuerdo que tengo de ella. Un abrazo
Amigo Jean François, en mi cuenta de FACEBOOK (LEITER BLUES) he agregado ese movimiento dirigido por Böhm con la Wiener. Se requiere bajar el programa SPOTIFY para escucharlo. En España SPOTIFY está disponible incluso en versión gratuita aunque yo dispongo de una de pago sin publicidad. A ver si fuera posible que pudiera usted escucharla. Yo lo estoy haciendo ahora y corrobora todo lo que usted dice al respecto del doctor Böhm y Bruckner. Lamento decir que SPOTIFY no está disponible en casi todos los países hermanos de América. Desconozco si ahora se requiere de invitación para accder a SPOTIFY. Si es así y no la tiene, escríbame por correo privado para ver si puedo mandarle una.
Mi abrazo, amigo y maestro Jean François
LEITER
Saludos contertulios, acá les dejo la versión con la Columbia Symphony Orchestra.
Leiter me daba la impresión que te hubiera gustado dirigir como Celibidache.
Sé que me salgo del tema pero el otro día vi un video de una joven pianista china Yuja Wang, tienes antecedentes de ella estimado Leiter. Un abrazo desde el norte de Chile.
http://www.youtube.com/watch?v=-wzHj0CylLs&feature=related
Gracias de nuevo por el vídeo, amigo Juan Gabriel. Realmente no sabría si decidirme por esta versión o por la del 34 que nos envió nuestro maestro y amigo Jean François. Aprovechando mi perenne insomnio trataré de escuchar con detenimiento ambas versiones durante esta madrugada.
Bueno, me hubiera gustado PENSAR como Celibidache, DIRIGIR como Karajan, con la SABIDURÍA del doctor Böhm, el EMBRUJO de Bruno Walter, el CORAZÓN de Giulini y con la deliciosa excentricidad de Carlos Kleiber. Y al tiempo, mirar hacia el cielo buscando a Furtwängler a un lado y a Toscanini en otro. Pero, claro, eso es mucho pedir… ¿No crees?
Ni idea de la pianista china esa que citas. Trataré de buscar también esta madrugada algo de ella por ahí. Pero ya advierto, tontos prejuicios aparte, que los pianistas chinos (colosos en técnica) me producen cierta desconfianza en lo relativo a su estética concepción musical. A Lang-Lang no le soporto y quité un vídeo de él cuando interpretaba un concierto de Chopin en los Proms. Ese estilo de Maserati no va conmigo de momento. Yo quiero MÚSICA, nada más que eso.
Saludos desde España a la querida y hermana patria chilena, amigo Juan Gabriel.
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Jajaja jajaja, peaso director serías. Yo me apunto a una audición de esas. Vale, la pregunta es:¿Qué obra escogerías para el debut?.
Por cierto, a Lang Lang tampoco lo aguanto y ya estoy pillando esa Cuarta de Brahms dirigida por Bruno Walter, me han abierto el apetito.
¡Joder, qué pregunta! ¡Nunca la había pensado con anterioridad!
Pues… Algo tradicional. Veamos… Abriría tal vez con la obertura de El cazador furtivo de Von Weber (me la estudié de pe a pa y no es tan fácil de dirigir como parece). Luego, quizás, alguna sinfonía de Mozart, la 29, 39 ó 41. La segunda parte iría destinada a la Segunda de Brahms. Vamos, un programa de repertorio facilón para buscar el aplauso fácil. (Dices que sería mi debut, no?). Luego ya iría metiendo a Mahler, Bruckner, Beethoven, Stravinski, Shostakovich, Bartok… Y alguna vez me arriesgaría con Boulez (uno de mis compositores predilectos), Nono, Gerhard, etc… Eso sí, trataría de buscar siempre la claridad tímbrica que caracteriza a la Escuela Francesa de dirección por encima de otros factores. No dirigiría jamás a Sibelius, Liszt, Rachmaninov… Y me quitaría las gafas para dirigir y así no distraerme en contemplar bellas solistas… Y también…
Bueno, que me voy al hospital a que me den un poco de radioterapia en las meninges. (Cierto, tengo cita a las 16.00). Luego vuelvo. Se nota que lo necesito, no? Ja, ja…
Un beso, mi Walkiria
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Increíble que no tuvieras pensado el programa. Y eso no es un programa, es un festival y haz el favor de ponerte las gafas, molan que los ojos están para usarlos.
Así que facilón, nada de riesgos, ummmm…, bueno, vale, pero solo si son obras que además de dominar también amas.
Espero que la radiación haga bien su trabajo y no te sientas demasiado mal.
Sí, sí, vale, vale… ¿Pero dónde está tu programa?
La radiación… Nada, unas cincuenta sesiones más o menos. Descanso sábados, domingos y fiestas de guardar. Hoy me han hecho una máscara que espero que no sea la mortuoria. Me han prohibido salir a solas a la calle y evitar en lo posible la música discotequera y las reuniones con mucha gente. O sea, justo lo que hago desde hace mucho tiempo. Me han advertido también de ligeras pérdidas de memoria y repentinos ataques de amnesia. Llevaré siempre la partitura de la Séptima del feo de Bruckner conmigo no sea que se me olvide. Por cierto, parece que aquello que sufrí hace un mes y medio, esa especie de brote psicótico, fue debido a la penetración de la metástasis por las meninges. Me han dicho que tiene cura y que van a por ello. Lo del hígado y los pulmones es otro tema en el que ya no entran. Pero también me han dicho que han visto a gente mucho peor que yo salir adelante. En fin…
Bueno, como no nos dejas tu programa, yo te dedico el Kaiserwaltzer y propongo bailarlo contigo antes de que empiecen las corrientes. También incluiría en tu programa Ma Mère l´oye de Ravel y quizás algún concierto de Brandemburgo de Bach como inicio. ¿Te gusta?
Un beso, Walkiria.
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A ver, los conciertos de mis sueños:
Eine Kleine Nachtmusik / Egmont / Cuarta de Brahms
Mozart 39 / Bruckner VIII
Beethoven piano IV / Eroica
Tod und Verklärung / Berlioz fantastique
Mozart 34 con el menuet / Beethoven 6
Siempre se puede estar soñando…
A ver, los conciertos de mis sueños:
Eine Kleine Nachtmusik / Egmont / Cuarta de Brahms — ¿Dónde hay que sacar la entrada?
Mozart 39 / Bruckner VIII — ¡Ay, yo pondría la Séptima! Ví a Maazel en Madrid con la Berliner justo con ese programa. Y ese día no estuvo mal del todo.
Beethoven piano IV / Eroica — Perfecto… Pero supongo que con usted también de solista y director. Yo pondría a Arrau.
Tod und Verklärung / Berlioz fantastique — Muy denso pero de delicioso contraste. Me ofrezco ser su asistente
Mozart 34 con el menuet / Beethoven 6 — Intrigante pero tal vez el más difícil de todos.
Siempre se puede estar soñando… — Y que nunca lo dejemos de hacer, amigo y maestro Jean François.
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Si Leiter, sé que vd prefiere la septima pero yo no, en Bruckner soy octaviano y no lo puedo remediar, al Dr Böhm le pasaba esto también, identificación total con cada rincon de la octava. Mire: puede ser que la séptima esté musicalmente más perfecta pero la octava es, al mismo tiempo, clasisimo puro y meditación, es el pensamiento orante más alto del mundo puesto en música…la verdad es que me siento «contento» con estos programas jajjajjjjajjjaaa… el primero es una locura total, para mi el no va más (yo no dejaría nunca de dirigir Eine Kleine Nachtmusik, una y otra vez, en el mundo entero…)pero el último no se queda atrás, soy un loco de la 34 -con el menuet-y esto de pasar luego a la pastoral uyuyuyuuuuy….Y Strauss Berlioz me ha salido un tanto original jejejeje
No crea, maestro Mounielou, que me desmerece tanto la Octava. Al contrario. Tiene un scherzo que considero superior al de la Séptima y el adagio… Pues bueno, el adagio de la Séptima es algo incomparable. Pero… Cuando escucho esa elevación de notas en metales con apoyos de cuerda y toque final de arpegios arpísticos en el adagio de la Octava… Jo, es que eso es la descripción del Paraíso, de lo más conmovedor que nunca he escuchado. Lo que pasa es que yo no me he metido nunca a fondo, partitura en mano, con la Octava por motivos intelectuales. Reconozco que es una obra que requiere de un estudio muy superior del que yo mismo estoy ahora humildemente capacitado. Y me pasó lo mismo con la Novena de Beethoven hasta que en una Semana Santa bajé a una solitaria playa por la mañana armado de la partitura orquestal y un MP3 con Furtwängler y Viena. Bajé a las 7.30 AM y regresé a casa a las 13.45… Pero me la metí en la cabeza nota por nota, compás por compás. Ese día descubrí que tenía muuuuucho que estudiar aún. Pero mucho. Me siento un ignorante para abarcar la Octava en la dimensión que requiere dicha obra. Por eso mismo, ahora mismo, me identifico más con la Séptima, porque la conozco mucho mejor.
Ya le dije yo que eso de la 34 — menuet incluido — con la Pastoral es arriesgado pero interesante a más no poder. Mi apoyo total a ese programa, maestro. Y sobre Strauss-Berlioz, usted me ordena cómo quiere que le asista en los ensayos. Conozco muy bien, creo, ambas piezas. No habrá problemas pero uno debe acabar extenuado al dirigir ese programa. Lo advierto. Y luego encima que le pidan una propina fuera de programa…
¿Eine Kleine Natchmusik? Con esa pieza empecé yo a estudiar solfeo. Sólo le digo eso. Es una golosina que cada día me gusta más y dirigirla debe ser algo tan fantástico como sutil. Por cierto, como Böhm en esa obra, nadie más. Y lo bueno es que la dirigía con mayor frescura según le pasaban los años. Milagros de la música.
Mi abrazo, amigo y maestro Jean François.
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A mí no me pregunteis qué me gustaría dirigir en mi debut sino en mi despedida: cuatro conciertos cuyos programas serían:
-Requiem de Mozart;
-Séptima Sinfonía de Anton Bruckner;
-Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda (Wagner);
-Vier letzte Lieder de Strauss (obligatoriamente el último)
Toda mi existencia debe terminar con esta frase:
«O weiter, stiller Friede;
so tief im Abendrot.
Wie sind wir wandermüde —
ist dies etwa der Tod?»
Y ese plácido susurro de la cuerda alimentado por la flauta que imita al halcón, volando libre por los anchurosos espacios, «tan profundo en el crépúsculo…»
–Requiem de Mozart; — Supremo pero tendrás que combinarlo con algo. Prueba a empezar el concierto con la Incompleta de Schubert
–Séptima Sinfonía de Anton Bruckner; — Igual. Yo empezaría con el Idilio de Sigfrido en la primera parte.
–Preludio y Muerte de Amor de Tristán e Isolda (Wagner); — Falta mucho programa: Incluiría la Segunda de Schumann en primer lugar y abriría la segunda parte con la Obertura de Los Maestros Cantores para luego finalizar con el Preludio.
–Vier letzte Lieder de Strauss (obligatoriamente el último) — Primero te los cantaría yo. Luego resucitaríamos a la Schwarzkopf. Luego los canta de nuevo la Schwarzkopf conmigo al piano y finalmente los cantas tú a solas con ella y sin público. (Bueno, a mí me dejáis veros entre bambalinas…)
¡Jo, con esa elección no pararía de llorar, amigo y hermano Iván! No has podido elegir unas músicas más bellas y emotivas. ¡Chapeau! 4 OBRAS MAESTRAS absolutas.
Mi abrazo, amigo y hermano Iván
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PD: Zarza, cariño, ¡La que has liado en un momento con tu petición! Por cierto, nos falta tu programa…
Excelentes complementos para el progrma de cada concierto. Eso sí, me concederás que la Inconclusa de Schubert la dirijas tú. El Requiem de Wolfgang déjamelo a mí. El Idilio de Wagner junto a la Séptima de Bruckner: paraíso musical absoluto. Y mira que jamás se me habria pasado por la cabeza interpretar Die Meistersinger en este momento junto a Tristán, pero en realidad redondea el sentido de lo pretendido. Y con Strauss, estamos convenidos amigo.
Sí, a veces parece que uno se inspira demasiado…No sería bueno también llamar a Beethoven? No, quizás él aguarda en la eternidad.
Seguid, seguid que esto se pone cada vez mejor!
Después de escuchar a Beethoven por Furtwängler, Toscanini, Karajan, Klemperer, Böhm, Cluytens, Fricsay, Leibowitz… ¿Qué tendría yo más que añadir sino hacer el ridículo?
Dejémosle en paz, pues, que por ahí pululan Norrington, Eliot Gardiner, Pinnock y compañía. Allá ellos con su ceremonia.
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Fantásticos, señores.
Despedida o debut. Desde luego no es lo mismo. Yo que soy de naturaleza alegre prefiero las despedidas en plan fanfarria con mucho trompeteo y jarana así que lo siento Iván, tu concierto me parece maravilloso para el debut.
Respecto a los demás nada que decir, a mi me tienen como la más atenta oyente. Y si, Jiuston, tenemos un probrema. Después de esas grandes direcciones ¿qué se puede esperar?. Es terrible tener que dirigir una Novena después de Furtwängler, por ejemplo.
De programa solo necesito que mi feíllo esté presente con su Octava o la Quinta, Séptima, la que sea, cada una me transmite algo diferente. Deben ser tocadas y dirigidas de la forma adecuada, en caso contrario la magia bruckneriana se pierde sin remedio y es que Bruckner consigue algo muy difícil y es que abra los ojos mientras los cierro.
Tu última frase es pura poesía, querida Walkiria. Me ha encantado y con tu permiso la incorporo a mi catálogo. Preciosa reflexión sobre Bruckner.
Un beso
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Saludos:
Leiter, la versión que vi de la pianista china Yuja Wang, está en youtube, del concierto No 3 de Prokofiev acompañada de la Royal Concertgebouw de Amsterdam. Dura casi 33 minutos.
Tampoco me gusta Lang Lang.
Y, el cuarto concierto para piano de Beethoven es mi favorito, interpretado por Arrau sobre todo, me acuerdo haber visto una entrevista a la gran pianista Martha Argerich que señaló que lo que más le había impactado fue ver a Arrau tocar dicho concierto en el Teatro Colón cuando ella era una niña. Encontré una grabación del concierto para Amnesty International por Arrau junto a Bernstein del año 1976.
Iván he visitado tu blog, me ha gustado mucho, además que tienes un enlace a la Radio Beethoven de Santiago de Chile, la cual no llega donde vivo, pero la escucho online, además que tienen el calendario de la programación del mes.
Me despido desde el Norte Grande de Chile.
http://www.youtube.com/watch?v=5umdkmPqlSY
Bueno, que me reafirmo en lo dicho. Toca con una técnica endemoniada pero… Con Prokofiev no le va mal, pero… No sé. No me fío con repertorios más tradicionales (Mozart, Beethoven, Brahms…). Además, en eso ya está todo dicho y pocos van a sorprenderme a estas alturas. Pero, bueno, demos un punto de confianza a la chica que, repito, tiene una técnica fabulosa. Me parece musicalmente mejor que Lang Lang.
Coincido contigo en lo de Arrau y el Cuarto de Beethoven. Circulan varias versiones por ahí, una con Kemplerer y otra con Davis si mal no recuerdo. La de Klemperer es buenísima a mi humilde entender. A colación con lo que dices de Argerich, me parece una de las pianistas más talentosas que nunca hayan existido pero con una cabeza llena de pajaritos que han mermado y mucho las cotas a las que estaba cualificada para alcanzar. Podría haber llegado mucho más lejos, pienso.
Un abrazo, amigo Juan Gabriel
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Saludos:
Efectivamente no he encontrado a Yuja tocando alguno de los conciertos de Mozart, Beethoven o Brahms.
De Argerich me he dedicado más a ver sus videos tocando, especialmente hay uno que me gusta mucho el tercero de Rachmaninov junto a Riccardo Chailly y también el de Prokofiev. Cuando hablas de su cabeza llena de pajaritos, me gustaría saber más sobre eso, ah en la entrevista dice que no toca el cuarto de Beethoven.
Bueno este es el enlace que dejo. Desde Chile un abrazo.
http://www.youtube.com/watch?v=rvdEjg-EDTk
Por lo que yo sé y me han contado en esos mentideros de Dios, Argerich padecía del llamado síndrome del miedo escénico que provocaba que en ocasiones saliera temblando al escenario. Cuentan que presentaba — ahora mismo ya no lo sé — un carácter muy inestable y variable que dejaba traslucir en sus ejecuciones. Así que, según el día que tenía, así tocaba. Eso les pasa a muchos pero no a los genios. Cuando un músico agarra una batuta o se acerca a un teclado sólo tiene que concentrarse en su trabajo y dejar las basuras personales en casa. Con una excepción: Si estás enamorado deja caer todo lo que sientes por el ó ella en la ejecución… Bueno, y no siempre, no creo que eso sirva de mucho en Schönberg… Pero sí en Brahms.
Un abrazo, mi amigo Juan Gabriel
PD: Por cierto, esta entrada está titulada BRUNO WALTER. No lo digo por nada, vamos, que nadie se ofenda, ja, ja…
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Quisiera daros a compartir mi asombro y mi alegría respecto a lo que acabo de decubrir sobre la tumba de Bruno Walter. Hasta hoy siempre consideré como algo profundamente triste el hecho de que un europeo de la talla del que sigue siendo para mi el gran maestro tenga que descansar en Beverly Hills.Bruno Walter formaba parte de la última generación de grandes espiritus europeos, espiritus libres que tuvieron que marcharse durante la gran noche de la civilisación europea, que también fué su Titanic, ya que no volvió a florecer.Walter, Mann, Sweig y otros forma parte de la misma realidad cultural, de la misma civilización de la cual el Los Angeles Post, que solo dedicó unas lineas al maestro én el día de su muerte, no sabe ni sabrá nunca nada. Pro NO: nada de nada, por allí no lo vais a encontrar ! Y donde descansa Bruno Walter? En el seno del mundo europeo, en el no va más, encima del lago de Lugano, en un pueblecito suizo fronterizo con Italia, llamado La Montagnola, que fué el paraiso en vida de Hermann Hesse. El paisaje es maravilloso, el pueblecito europeo es una monería, y paseando 15 mn se va hasta una maravillosa iglesia barroca, por un extraordinario camino de cipreses. Y en el pequeño cementerio, muy cerca de la tumba de Hesse, está toda la familia, Bruno, Elsa y sus dos hijas. Quien hizo este milagro no lo sé. Seguro que lo quiso así el maestro para reunirse con los suyos en un lugar que se merecía. Seguro que esto lo llevó a cabo la sublime Delia Reinhardt,su alma gemela, que pasó el final de su vida en Suiza. Muchos dirán que esto no importa pero para mi sí que importa,y mucho. Bruno Walter volvió a Europa y descansa donde se merece.
¡Sí que importa! Nunca se ha de mezclar lo sacro con lo profano: Ordo ab Chao, dice una máxima. El que Walter descanse en el referido lugar, es una prueba de esto.
Mis fieles saludos.
Pues no sabía absolutamente nada de ello y me alegro de veras. Ahora más que nunca entiendo que las personas quieran descansar eternamente en sus orígenes. Y Bruno Walter es parte de la historia artística europea. Nos pertenece, pese a todo.
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Querido amigo Leiter, hasta hace más bien poco tiempo yo tampoco tenía muchas gafas para meterme en Mahler…y ahora voy adentrándome paso a paso en esto oceano y tras la primera y la cuarta que ya dominaba desde hace algun tiempo me he metido en la segunda, y vaya pedazo de aventura musical adentrarse en esta inmensidad…es increible, de verdad, me quedo sin voz. Ahora bien; para mi ni klemperer ni nadie, Water, Walter y Walter…que inicio del primer movimiento en las distinctas versiones, que fuerza, que magia, que brujería….es alucinante !!
Es difícil decantarse, lo reconozco. La versión de Walter es admirable, llena de misterio interior, de situaciones que no se escuchan nítidamente en otras versiones. Pero Kemplerer tampoco le va a la zaga. Es una mega-sinfonía que requiere de muchas audiciones para comparar. Existe una versión de Boulez poco conocida que me encanta. Bernstein, en su particular universo mahleriano, tampoco la acomete mal del todo.
¿Sabe, Jean François, que por la década de los ochenta un multimillonario americano, sin estudios musicales profesionales, alquiló la London Symphony para grabar exclusivamente esta sinfonía? Se llamaba Gilbert Kaplan, creo, y la verdad es que la crítica no fue del todo mala. Nunca escuché dicha versión.
Un abrazo, Jean
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Si, he leido que este señor fue tan impactado por la obra que hizo un curso de dirección solo con la idea de dirigirla, y lo consiguió. Es como dices, una mega simfonía, y a nivel personal tardaré en asimilarla, me gusta ir investigando poco a poco. Por supuesto Klemperer es una referencia en esta obra pero las grabaciones en público de B.Walter, en NY y más aún en Viena tienen algo totalmente distincto que tiene que ver con lo judío. Klemperer es un inmenso artista pero en asoluto un patriarca judío. Walter, a pesar de su conversión, sí que lo era, el sentimiento judío chorrea por toda su piel, esto es así, está en la poesía, en las situaciones, en la nostalgía, en los violines, en todo. Y por supuesto no estamos hablando de una religión sino del sentimiento de un pueblo y de una determinada esencia poética. Y es cuando este punto tan judío-patriarcal de Walter conecta con el alma de Mahler que se produce el milagro, creo yo. Esto a Klemperer no le gustaba en absoluto, había algo en esto que él rechazaba o no asimilaba….
Bueno, en ese aspecto que comenta sería preferible la versión de Walter. Pero, aún con todo, conviene imbuirse en varias versiones de esta colosal obra. Bernstein también era judío y tuvo mucho que decir en esta sinfonía. Pero con eso no quiero negar a Walter, por descontado, sino buscarle comparaciones que incluso pueden ayudarnos a apreciar aún mucho más sus versiones. Esta obra de Mahler es muy compleja.
Un abrazo, Jean
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Amigos ya tengo la explicación…Al contrario de lo que muchos piensan, y yo el primero durante muchos años, al salir de Austria en 1938, Bruno Walter nunca se estableció en Paris. Se encontró en un momento determinado con su mujer sin nacionalidad, lo cual podía impedirle viajar, y fué cuando Francia le brindó la nacionalidad. Pero nada que ver con su residencia habitual.Hacía ya mucho tiempo que pasaba sus vacaciones con su familia en Suiza, particularmente en la llamada Alta Engadina, donde se encuentra Saint Moritz. A parte de esto, Suiza también tenía importancia para Toscanni y para él, ya que en el 37 se inauguró el festival- Internationale musik festwochen-de Luzern, el cual iba a ser para los dos directores y amigos el nuevo refugio artístico de verano tras la perdida de Salzburgo. Es por lo tanto de forma natural que Walter, al salir de Viena en unas circustancias muy dramáticas, se dirigió hacia Suiza, y tras un breve tiempo en Zürich eligió establecerse en las colinas encima de Lugano. Esta fué su última residencia en Europa, con toda su familia, el último lugar de felicidad familiar.Cuando su hija Gretel fué asesinada en Zürich, Walter se la lllevó a este pequeño cimenterio de La Montagnola, y a partir de entonces fué para él lugar de peregrinación obligado cada vez que venía a Europa. Trajo también las cenizas de su mujer Elsa en 1947, tras su fallecimiento en Los E.E.U.U. Hay una cosa en todo esto que me llega hasta el alma y es revelador de como eran estos hombres…Walter tenía una agenda increiblemente llena, y durante estos dos años -38 y 39-no paró de viajar con el añadido de que al no poder entrar ni en Alemania ni en Austria tenía que rodear estos paises con interminables viajes en tren. Paris, Londres, Amsterdam, Nueva York etc…Es realmente alucinante estudiar el planning de estos dos años. Entonces como puede ser que un hombre así elija Lugano para establecerse en ver de Zürich, o Luzern, cuando para llegar hasta esta ciudad hay que atravesar los alpes y eventualmente rodearlas ?? Y aqui resuenan las palabras de Toscanini cuando alguien le visitaba en su Villa del Lago Maggiore: Mirate, Mirate, Cuanta Beltá !! Pues sí, la belleza ante todo, el espiritu ante todo, y si hay que atravezar los Alpes o dar la vuelta por Milano o ir a embarcar en Genova, pues nada, que se haga, pero cuanta belleza !!! Es admirable, de verdad !! Esto hoy en día no lo puedo explicar a mis sobrinos. En la pasada Naviad uno de ellos me dijo que el día siguiente tenía que ir a una pequeña ciudad encantadora del centro de Francia y le dije: Ah si, que bien, vaya ruta más hermosa, sabes ya por donde vas a pasar? Mi sobrino me miró como si descubriera un donosaurio en el jardín, llegó incluso a moscearse por tener que responder a una pregunta tan asurda, y dijo simplemente entre dientes : tttsssss…como si yo iba a preocuparme de por donde voy a ir, yo pongo el GPS, y ya está….
Excelente y valiosa aportación, Jean François. Creo que debería enviar este material a la Wiki porque es inédito y presenta una enorme trascendencia.
Mi enhorabuena
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Ignoraba el dato de la muerte de la hija de Walter; pero como siempre sucede, todos los días se aprende algo nuevo.
Me parece de enorme trascendencia el elegir adecuadamente la ruta para llegar a un destino. Y creo que Walter respiraba poesía y ensoñación cuando esto hacia. Contemplar las cumbres nevadas de los Alpes antes de arribar al sito a donde se dirigía tiene algo de espiritualidad y reconciliación con el mundo mismo. La conexión con ciertos emplazamientos resulta una especie de fusión con los planos sublimes del Ser, un suave arrullo para el espíritu y la semilla de una existencia elevada y púlcramente grandiosa. Bruno Walter, mis queridos amigos, demostró haber escalado esa cima.
Esto es creer en el ascenso del espíritu humano: amigo y hermano Leiter, a esto me refería cuando hablaba de grandes hombres y radiantes faros de cultura; no hay otra explicación.
Mis abrazos a todos.
Una de las dos hijas de Walter, Gretel, se había casado con un productor de películas llamado Nappach. Pero cuando su padre contactó con Ezio Pinza para el papel de Don Giovanni en Salzburgo, el maestro, tal como lo solía hacer, lo invitó a ir a visitarlo a su casa para trabajar con él tocando el piano. Pinza como se sabe era guapísimo y muy imponente…así que el nuevo Don Giovanni y la hija del director se enamoraron inmediatamente. Hasta este verano fatídico del 39 cuando Toscanini y Walter trabajaban en Luzern y en pleno ensayo de la segunda de Mahler se le comunicó a Walter que Nappach había asesinado a su hija justo antes de suicidarse. Al entierro solo asistieron las dos familias, los Toscanini y los Walter. Bruno Walter tocó al piano el primer movimiento de la sonata «clair de lune» de Beethoven. Gretel era un angel y la depresión que se abatió sobre Walter y su esposa Elsa fue tremenda, ella nunca se pudo recuperar y murió pocos años después tras 8 meses de coma. Pero las circunstancias eran las que eran, y a los 3 meses de tan funeste acontecimiento la familia tuvo que emigrar por tercera vez y Walter, con 63 años, tuvo afrontar una realidad extremadamente dificil ya que si bien es cierto que había sido siempre muy bien acojido al otro lado del Atlántico no cabe duda de que pisaba un suelo que no tenía nada que ver con la cultura que seguía siendo la suya y que tanto amaba.
Es desgarradora tal experiencia en la vida de Walter, pero intuyo que su espíritu fue siempre tan metafísico que esta desgracia tan sólo contribuyó a llevarle aún más por los laberintos de la inmensidad trascendente. No en vano es uno de los mejores traductores de Mahler, cuyo sentido inmerso en cada nota revela algo de esta psicología. Sin duda allí reside todo un secreto.
Muy buenos datos, excelente.
Mil abrazos.