Ciertamente, incluso para el aficionado más entendido, la mera citación de las principales orquestas de París a lo largo de todo el siglo XX puede suponer un complejo entramado difícil de comprender debido a la proliferación de conjuntos que, bien se fusionaban con otros, bien desaparecían, o bien, se refundaban con otro nombre. Vamos a intentar aclararlo en unas breves líneas. Las principales orquestas sinfónicas existentes en París a principios del siglo XX eran: La Orquesta de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio (fundada en 1827 por François-Antoine Habeneck y formada por profesores y alumnos del conservatorio. En 1967 fue absorbida casi en su totalidad por la recién creada Orquesta de París); la Orquesta Pasdeloup (fundada en 1861 por Jules Pasdeloup y basada en el Teatro Châtelet. Desde 1990 carece de director titular y se rige mediante un comité); la Orquesta de Conciertos Colonne (fundada en 1873 por Edouard Colonne y basada en el Teatro Châtelet. Su actual director titular desde 2005 es Laurent Petitgirard); la Orquesta de los Conciertos Lamoureux (fundada por Charles Lamoureux en 1881 y basada en el Teatro de los Campos Elíseos. Su actual director titular desde 1993 es Yutaka Sado); la Orquesta Filarmónica de Radio de Francia (fundada en 1937 por Eugène Bigot con el nombre de Orquesta Sinfónica de la Radio y también conocida en sus orígenes como Orquesta Sinfónica de París, actualmente está basada en la Sala Pleyel y su actual director titular es Myung-Whun Chung desde 2000. Esta formación ha presentado diversas denominaciones a lo largo de su trayectoria: Orquesta Filarmónica de la Radiodifusión Francesa entre 1960 y 1964; Orquesta Filarmónica de la ORTF entre 1964 y 1975; y Orquesta Filarmónica de la Radio de Francia desde 1976); y, por último, la Orquesta Nacional de Francia (fundada en 1934 por Jean Mistler bajo la denominación de Orquesta Nacional de la Radiodifusión Francesa. En 1964 cambió su denominación por la de Orquesta Nacional de la ORTF hasta que en 1974 adquirió su actual denominación de Orquesta Nacional de Francia. Basada en el Teatro Châtelet, también ofrece conciertos en el Teatro de los Campos Elíseos. Su actual director titular es Daniele Gatti desde 2008). Tras este maremágnum de orquestas y denominaciones, tal vez ahora sea más fácil leer la biografía de un maestro que dirigió a muchas de ellas a lo largo de su trayectoria, el francés Roger Désormière.
Roger Désormière nació el 13 de septiembre de 1898 en Vichy y ya desde niño demostró unas cualidades casi innatas para la práctica musical. De esta manera, pronto accedió al Conservatorio de París para estudiar flauta con Philippe Gaubert, armonía con Xavier Leroux, orquestación con Vincent D´Indy y fuga con Charles Koechlin. Ya antes de graduarse. Désormière trabajó como flautista en varias orquestas de París hasta realizar su debut como director en 1921 en los Conciertos Pleyel. Desde 1923 en adelante, Désormière colaboró con el Grupo de la Seis y llegó a formar parte de la Escuela de Arcueil fundada por Satie, dirigiendo las primeras representaciones de ballets de Milhaud y Satie en París. En 1925, Désormière se integró en la compañía de los Ballets Rusos de Diaghilev por un período de cuatro años en los que dirigió algunas de las obras más emblemáticas de Stravinski, Poulenc y Prokofiev. A partir de 1930, Désormière dio un giro radical a su carrera y se especializó en el repertorio de los siglos XVII y XVIII mediante su nombramiento como director de la Sociedad Musical de Autrefois, institución en donde llevó a cabo sus primeras grabaciones discográficas. De forma paralela a esta actividad, Désormière trabajó como compositor de música para cine hasta que en 1934 fue nombrado director de la Orquesta Nacional de la Radio Francesa, cargo que mantendría hasta el final de sus días, y que se sumó un par de años más tarde a la dirección de la Orquesta Sinfónica de París y del Teatro de la Ópera Cómica.
Durante la ocupación alemana de París, Désormière dirigió la primera grabación completa del Pelleas y Melisande de Debussy al tiempo que se adhirió al Frente Nacional de Músicos como miembro activo de la Resistencia Francesa. De forma ejemplar, Désormière se hizo cargo de las posesiones personales de Milhaud una vez que el compositor fue expulsado de Francia por los nazis y también se encargó de seguir pagando la renta del apartamento que el músico galo había ocupado en París. Una vez finalizada la guerra, Désormière fue designado director asociado de la Ópera de París durante la temporada de 1946-1946 al tiempo que empezó a desarrollar una actividad internacional como director invitado de numerosas orquestas europeas, siendo particularmente estrecha su vinculación con la Orquesta Sinfónica de la BBC de Londres y con la Orquesta Filarmónica Checa. Director muy comprometido políticamente, Désormière fundó en 1949 junto con otros músicos la Asociación Francesa de Músicos Progresistas, una institución encargada de dar a conocer las nuevas creaciones de los compositores franceses del momento. Desgraciadamente, en 1950 Désormière sufrió un colapso mientras dirigía su vehículo en Roma que le provocó una severa parálisis y un proceso de afasia que puso fin a todas sus actividades musicales. Completamente retirado de la vida pública, Désormière falleció en París el 25 de octubre de 1963 como consecuencia de un cáncer de pulmón.
Considerado como uno de los directores más completos de su generación, Roger Désormière tuvo la desgracia de ver cortada de raíz su carrera en su momento de mayor madurez personal y artística como consecuencia de la parálisis sufrida en Roma en 1950. Esta triste circunstancia también provocó que su nombre fuera paulatinamente olvidándose justo en una época en donde empezaron a brotar los directores de orquesta más significativos del panorama musical internacional tras el paréntesis de la Segunda Guerra Mundial. Director muy comprometido con la música de su tiempo, no obstante Désormière también se destacó como uno de los mayores especialistas en la música francesa del Barroco y el Rococó, encargándose de sacar a la luz obras de Couperin, Rameau y Delalande que estaban prácticamente olvidadas. Fue también uno de los mejores directores de obras para ballet de su época y llevó a cabo numerosa representaciones de dicho género con un repertorio que abarcó desde Delibes hasta Prokofiev pasando por Poulenc. Figura alabada por todos los compositores franceses de su generación, su memoria fue cayendo en un injustificable olvido aunque desde tiempos relativamente recientes su nombre ha recibido un nuevo y necesario impulso como consecuencia, en buena medida, de la reedición de algunas de sus grabaciones discográficas en las que se aprecia a un director obsesionado por la claridad y la transparencia orquestal.
De entre la producción discográfica debida a Roger Désormière podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para violín de Brahms, junto a Ginette Neveu y dirigiendo la Orquesta Filarmónica de la ORTF de Francia (grabación de referencia desconocida); Danzas de La Europa Galante de Campra dirigiendo el Ensemble L´Oiseau-Lyre (grabación de referencia desconocida); L´étoile de Chabrier, junto a Révoil, Thelin, Hérent y Balbon, y dirigiendo la Orquesta de la Ópera Cómica de París (REGIS 2062); Las sílfides de Chopin dirigiendo la Orquesta de la Sociedad del Conservatorio de París (RICHMOND 199028); El mar de Debussy dirigiendo la Orquesta Filarmónica Checa (grabación de referencia desconocida); Pelleas y Melisande de Debussy, junto a Jansen, Rousseau, Narçon y Ben Sedira, y dirigiendo la Orquesta del Conservatorio de París (EMI 45782); Obertura de La Chasse de Mehul dirigiendo la Orquesta del Conservatorio de París (grabación de referencia desconocida); Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, junto a Janine Micheau y dirigiendo la Orquesta del Conservatorio de París (TESTAMENT 1347); Hipólito y Aricia de Rameau, junto a Moizan, Verneuil y Amade, y dirigiendo la Orquesta del Conservatorio de París (grabación de referencia desconocida); y, finalmente, Bolero de Ravel dirigiendo la Filarmónica Checa (grabación de referencia desconocida). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.
Formidable resumen de la situación de las orquestas en Paris a lo largo del sigloXX, gran trabajo que no habrá sido facil !! Una vez más enhorabueno por este meticuloso estudio…
Hablar de un auténtico espiritú francés en los grandes intérpretes no es una tarea facil.Entre otras cosas porque el estado actual de esta tradición se encuentra en muy mal estado, desde que surgió la generación Plasson.No es que le quiera tener manía a este hombre, pero la verdad es que durante 25 años mi amada cuidad de Toulouse fué su cortijo musical privado y la verdad es que lo pasamos mal. Luego se especializó en música francesa, trabajó mucho, lo que nunca había hecho antes, y consiguió algunas cosas… en Sevilla he podido hasta emocionarme con un tercer acto de Werther muy bien llevado. Pero el espíritu francés es otra cosa,y no es facil de encontrar. El músico más característico del espiritú francés en el siglo XX es Pierre Fournier. Es, simplemente, para quitarse el sombrero. Una elegancia aristocrática verdaderamente sin par, un toque en el cual no se va directamente al sentimiento ( tradición latina) ni se revela de forma prioritaria la gran arquitectura de la obra ( tradición germana) sino más bien en la que se busca una transparencia fundamental cubierta por un divino pudor dentro del cual los sentimientos rizan sobre las olas de un colorido a la vez discreto e intenso…. A lo mejor lo que acabo de decir no vale nada, pero yo lo definiría así. Entonces pasa lo siguiente: Que para conseguir conectar con este espiritú francés es imprescindible conectar con la música gala anterior a la revolución. Es, simplemente, la raiz…Y por esto Desormière, gran especialista del siglo XX francés y gran francés en su estilo de interrpetación, conectaba con Rameau. Abolutamente lógico.
Definir el estilo francés en la dirección orquestral es aún más dificil. Hay que escuchar el bolero dirigido por Desormière para entenderlo, y comparar con otros tipos de interpretación. Discreción, finura, análisis de los distinctos planos, el espiritú francés es, siempre y ante todo, analítico hasta no poder más. Es más…en cuanto a dinámica el francés trabaja como en el pueblo de Asterix, resulta insoportable trabajar así por quien no está acostumbrado, es un caos dentro del caos, un individualismo bochornoso, exactamente como los gallos al amanecer, pero al mismo tiempo genial por lo que permite expresar, y luego….media hora antes, 5 minutos antes, todo se pone en su sitio y los franceses se ponen a analizar conjuntamente y se vuelven extremadamente detallistas. El pais funcciona asi en todo…una orquesta francesa es una tortura, un horror y una pesadilla para quien no está acostumbrado. Pero luego, son capaces de llegar a un nivel muy alto de osmosis y de hacer surgir unos sonidos increibles…Hay que escuchar lo que el Dr Böhm consiguió en el Tristan de Orange, tras un mes de guerra, de crisis de nervios, de hospitales, de amenzas, bueno algo indescriptible, pero luego las maderas, muy individualizadas dentro del conjunto, sacaban unos sonidos asolutamente mágicos. Pues esto, más o menos…El general de Gaulle hablaba de «la chienlit», que sería como decir «el carnaval francés», pero también sabía lo que eran capaces de hacer…
Siempre he sido un declarado admirador del analítico sentido estético francés a la hora de interpretar la música. Directores como Munch, Monteux y Ansermet (suizo aunque asimilable a la Escuela Francesa) han tenido esa peculiaridad de lograr que todo se escuche en su lugar. No hay cosa que me resulte más impactante que descubrir, a falta de partitura en mano, que algunos pasajes existen aunque otros directores los ignoren o no los resalten como es debido. Un ejemplo de eso puede apreciarse en la Sinfonía Fantástica. Por regla general, los directores franceses consiguen que todo se escuche mientras que otras figuras de la dirección establecen lecturas más planas. Luego, acudes a la partitura y… ¡Voilá! Resulta que lo que hace Munch está ahí escrito y sólo hay que fijarse. Entonces, surge la pregunta: ¿Porqué otros directores no advierten esos detalles? En mi modesta opinión, escuchar a Debussy por Ansermet es una experiencia que te hace descubrir al verdadero compositor francés frente a otras versiones más modernas que pasan como un Fórmula 1 por ciertos pasajes. Y hablando del Bolero de Ravel, mis versiones predilectas de las miles que pueden existir son las de Monteux, Ansermet, Cluytens y Munch. Parece otra obra.
En cuanto a las formaciones orquestales, he visto en directo varias veces a la Orquesta de París y a la Nacional Francesa. Recuerdo a esta última formación siendo dirigida por Maazel en Madrid allá por los ochenta. El director franco-americano es muy dado al espectáculo y a pisar el acelerador cuando se calienta. Sin embargo, aquella tarde ofrecieron una versión de los Nocturnos de Debussy que nos dejó a todos con la boca abierta por la claridad de las texturas y la diferenciación de los planos sonoros. Luego supimos que Maazel había tomado la orquesta en Madrid luego de una gira anterior con otro director francés cuyo nombre ahora no recuerdo (no era Plasson… Ja, ja). Por cierto, a Plasson le dedicaremos su espacio en esta sección a partir de la próxima temporada.
Mi abrazo, Jean François
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No hay nadie más autorizado en este Bar Virtual de Copas para hablar de los Músicos franceses que Jean-François. Yo me limito a observar y a leer, especialmente porque Désormière es uno más en esa lista oscura de Directores fallecidos en forma prematura sin haber podido llegar a lo más alto de su madurez artística.
Cuando hablas de su caída en un lamentable estado de olvido, para luego verse reivindicado, no puedo dejar de recordar a Hans Pfitzner quien sin embargo, aún no logra hacerse a un nombre tan reconocido como sus contemporáneos Carl Orff o Richard Strauss, pese a ser un Músico de talla.
Anhelo mucho leer todos los comentarios que sobrevendrán en la próxima temporada sobre Michel Plasson.
Abrazos a todos.
Te noto cierta ironía en lo respectivo a la pata… Perdón, al maestro Michel Plasson, ja, ja…
Hombre, Pfitzner me parece un buen compositor — muchísimo mejor que Orff a mi gusto– pero Richard Strauss le queda muy lejos. Poco a poco va entrando su música. Eel otro día escuché Palestrina en UNITEL y me pareció una obra completa aunque un tanto irregular en ciertos episodios. Creo que, a mi modesto entender, ese es uno de los problemas de Pfitzner. Tuvo muchos y excelentes músicos a su alrededor y su obra se resiente en comparación con aquellos. A Désormière le ocurrió años más tarde algo parecido. Cuando sufrió la parálisis, comenzó la afirmación de los grandes maestros de la batuta que alcanzaron su cénit en la década de los sesenta. En vista de ello, su inactividad provocó que su nombre cayera en el olvido paulatinamente. Con todo, ambos músicos se van revalorizando cada uno en su faceta aunque a Pfitzner se le estimó siempre también como director.
Mi abrazo, amigo Iván
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Claro Leiter: Richard Strauss es Richard Strauss y está muy lejos de sus contemporáneos. Sería necio discutir algo como eso.
Strauss representa el último de una gran generación; los otros serán mangníficos, pero no hacen parte del grupo de los más grandes.
Mi abrazo.