En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la Sinfonía nº3 en Fa mayor, H.665 Xq.183 del compositor alemán Carl Philipp Emanuel Bach, hijo de Johann Sebastian y también conocido como el «Bach de Hamburgo». La interpretación corre a cargo del English Concert dirigido por Andrew Manze y dicha grabación se encuentra disponible en el sello HARMONIA MUNDI (ref 807403). La Sinfonía se abre con un Allegro di molto agitado por unos primeros compases al unísono para dar paso a una sucesión de semicorcheas impetuosas. La transición hacia el segundo movimiento, Larghetto, resulta ciertamente interesante por los distintos pasos armónicos: aparición repentina de mi bemol (que por enarmonía pasa más tarde a re sostenido mayor) seguido de si bemol menor, sol menor y dominante de re menor, tonalidad principal de este movimiento que comprende dos secciones: una de ellas enunciada por violas y repetida por violoncelos y la otra por flautas y fagots, con complementos de contrabajos y con una orquestación del todo atractiva. El Presto final opone hábilmente fórmulas de dosillos y tresillos. Esta Sinfonía pertenece al grupo de las 4 Sinfonías para orquesta a doce voces obligadas, H.663/666, que fueron dadas a conocer en Hamburgo el 16 de agosto de 1776 interpretadas por 40 músicos. Carl Philipp Emanuel Bach compuso un total de 18 sinfonías (8 en Berlín y 10 en Hamburgo) que suelen estar basadas en tres movimientos encadenados y cuya duración no suele ser mayor a los doce minutos. En estas obras nos encontramos con los desarrollos continuos del Barroco si bien se intentan evitar las simetrías en los fraseos. El discurso suele ser muy contrastado y ninguna sinfonía comienza con acordes que afirmen una tonalidad, sino que más bien el sentido tonal parece más borroso.
La música de la Ilustración conllevó, aparte de la ya famosa reforma teatral, el ascenso del concierto público que marcó el paso al estilo galante. Pero no fue hasta bien entrado el siglo XVIII cuando las series regulares de conciertos públicos se hicieron realidad gracias a los antecedentes parisinos de los Concert Spirituel de Philidor (1725), los Collegium Musicum de Telemann que luego continuarían con Bach en Alemania, y los Conciertos Bach-Abel, fundados por Johann Christian Bach en Londres y que tendrían su prolongación en los famosos Conciertos Solomon que llevarían a Haydn hasta la capital británica. Todo ello favoreció un paulatino cambio en la situación social del compositor que empieza a vislumbrar la posibilidad de ejercer su profesión de manera libre y no adscrito al servicio de un príncipe o de una iglesia. Haydn lo pudo vivir al final de su carrera (gracias a esos conciertos públicos su fama se había extendido por toda Europa estando él recluido en Esterháza) pero Mozart lo intentó también al final con escaso éxito. Puede afirmarse que Beethoven ya vivió más o menos como un compositor independiente. El estilo galante de la Ilustración tuvo su mayor reflejo en el desarrollo de la música instrumental aunque no por ello se dejaron atrás los conjuntos instrumentales herederos del concerto barroco que ahora van a adquirir protagonismo en el desarrollo de la Sinfonía, inicialmente un entretenimiento orquestal en estilo operístico y pauta de tres movimientos de breve duración. La nueva forma tuvo una amplia aceptación, especialmente en los centros en donde se contaba con una orquesta amplia y experta (Mannheim, Esterháza, París…), y los compositores empezaron a alargar el primer movimiento merced al desarrollo de la forma sonata. Ya hacia 1768, este estilo galante dio paso al Sturm und Drang y la sinfonía se convirtió en la forma más adecuada para expresar otro tipo de sentimientos que no fueran sólo el encanto formal. Con todo, la transición entre el Rococó y la Ilustración coincidió de lleno con el desarrollo artístico de los cuatro hijos de Bach que llegaron a ser músicos profesionales. Entre éstos, Carl Philipp Emanuel Bach representó el estilo galante de la Empfindsamkeit (sensibilidad) alemana que no deja de ser ilustrado aunque paradójicamente se erija contra el racionalismo ilustrado.
Carl Philipp Emanuel Bach nació el 8 de marzo de 1714 en Weimar y fue el quinto hijo (segundo vivo) del matrimonio entre Bach y Maria Barbara. Tras recibir una primera formación musical por parte de su padre, Carl siguió los cursos en Santo Tomás para ya en 1731 comenzar a estudiar leyes en Leipzig y posteriormente en Frankfurt. A pesar de ello, Carl ya se distinguía en 1734 como instrumentista, compositor y profesor, con lo que cuatro años más tarde entra al servicio del príncipe heredero de Prusia como instrumentista de orquesta y allí traba amistad con otros músicos como Graun y Quantz. De esta forma, Carl sigue a Friedrich II hasta Postdam una vez que éste accede al trono y ya en 1741 ostenta el título de maestro cembalista. Pero la competencia con otros compositores y teóricos en Berlín fue aumentando, con lo que Carl trató de dejar su empleo en la corte. Luego de unos frustrados intentos para obtener el puesto de cantor en Braunschweig y Zittau, en 1767 obtiene el jugoso cargo de director musical en Hamburgo sucediendo nada menos que a Telemann. Ello fue posible gracias a que presentó un Magnificat compuesto en sus tiempos berlineses que revelaba una mezcla de estilos bastante curiosa. A partir de entonces y hasta su muerte, Carl se ocupó del colegio latino de Santo Tomás, de la cantoría del Johanneum y de las cinco principales iglesias de Hamburgo, una tarea ciertamente agotadora si tenemos en cuenta que en un sólo año estas iglesias llegaban a ofrecer cerca de 200 actos musicales y unas 10 Pasiones. Carl dio un gran impulso a la vida musical de Hamburgo no sólo por su abundante producción musical, sino también por presentar obras de otros autores como su propio padre (Misa en Si menor), Haendel y Haydn. Muchos datos acerca de la vida de Carl los sabemos gracias a la visita que recibió en 1770 por parte del historiador de la música Charles Burney, a quien debemos indicaciones preciosas sobre su vida, sus obras y su manera de tocar el clavicordio. Finalmente, Carl falleció el 14 de diciembre de 1788 en Hamburgo y con el prestigio de ser uno de los más respetados e influyentes intérpretes de su época.
Carl Philipp Emanuel Bach sirvió de puente entre el estilo barroco de su padre y el estilo clásico de Haydn y Mozart. Autor del Ensayo sobre el verdadero arte de tocar los instrumentos de tecla, este libro, aún vigente, reglamentó el estilo musical del momento y estableció normas técnicas de digitación que apuntalaron la mayor parte de la interpretación posterior encarnada en autores como Mozart, Czerny y Beethoven. Su música instrumental, de cámara y orquestal muestra un elevado grado de ingenio y destreza compositiva, siendo tan solo las obras sacras — largas y sin inspiración — las que carecen de cualquier atractivo. A Carl también le debemos, en buena medida, que conservó la mayor parte de la obra escrita por su padre. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a su figura.
Saludos mi buen Leiter! Hoy asciendo desde las profundidades de un oscuro abismo que me consumió durante varios días, y del cual quizá tome inspiración para escribir mi propia versión del «Elogio de la Locura». Así, como en un oceano furibundo en medio de la tormenta que anuncia el Erebo y el Tártaro, mis actividades se apoderaron de mí como los espíritus de las profundidades, y sojuzgaron mi tiempo de mortal sometiéndome desde el Alba hasta entrada la silenciosa noche. Creí que Hades deseaba jugar ajedrez conmigo, mas no fue así. Sólo fueron detalles mundanos, laboralmente mundanos.
C. P. E. Bach soporta sobre su espalda -cual Atlas que carga el Firmamento- la para Él infortunada comparación con su padre Johann Sebastian Bach. Después de un Genio tan alto, cualquier músico que deseara ascender merced a su recuerdo, la tendría muy difícil. Bach hijo ha vivido a la sombra de su progenitor y ya nada habrá de cambiar eso.
Sin embargo la Historia de la Música le ha reservado su lugar. Si bien su faceta como compositor es muy interesante (lo prueba el enlace), su verdadera virtud está en su lado como profesor. Sabido es que que C. P. E. Bach era un aventajado Maestro, como le recuerdas en el texto y de ello dan fe sus propios tratados sobre el arte de tocar el piano, que si bien beben de la fuente primaria que supuso «El Clave bien Temperado» de Bach padre, también es cierto que hacen sus propios juicios y elevan sus teorías en forma original, aunque siempre respetuosa de su predeceror. Es muy conocida la anécdota que cuenta que Bach hijo borró radicalmente un movimiento de la mano sobre el teclado que hacía su padre, pues en sus palabras «es imposible para alguién que no sea Él, repetir tan difícil movimiento». Hay allí todo un reconocimiento a la figura de su progenitor.
Destaco mucho esta entrada Leiter. No la has limitado a exponer sobre una de las obras de Carl Philip, sino que nos llevas en un fascinante viaje a una época que marca la transición de un modo de pensamiento a otro, en lo que ha pasado a la Historia como «El Siglo de las Luces», denominación salida de ciertos círculos con secretos. Aunque difiero de ellos en michos aspectos, no es menos cierto que «Post tenebras spero Lucem», como dirían algunos conocidos míos. Y por supuesto, tu disertación sobre el entorno musical de aquellas épocas es sumamente enriquecedor y notable.
Afectuoso abrazo amigo y hermano. Deseo que te encuentres mejorando.