En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la célebre toccata inicial de La favola D´Orfeo del compositor cremonés Claudio Monteverdi. La versión corre a cargo de Jordi Savall y La Capella Reial de Catalunya y Le Concerts des Nations y una grabación de la misma se encuentra disponible en el sello KULTUR VIDEO (Ref 843). La breve pieza introductoria está basada en una solemne fanfarria inicial la que posteriormente se añaden los instrumentos de cuerda. No deja de resultar curiosa la impactante y teatral puesta en escena con la que el maestro Savall da paso a una de las óperas más importantes en el desarrollo de la historia del género.
Cuando Claudio Monteverdi se decidió a escribir L´Orfeo sólo tenía tras de sí la polifonía del último Renacimiento (Palestrina), las indagaciones expresivas y cromáticas de Carlo Gesualdo y apenas unos esquemáticos bosquejos de un nuevo género musical que había visto la luz en Florencia y cuyos máximos exponentes eran Iacopo Peri y Giulio Caccini. Con estos simples mimbres ni el propio Monteverdi llegó a imaginar que con la creación de L´Orfeo iba a dar paso a una de las más poderosas y definitivas revoluciones de la historia de la música, abriendo los caminos por donde luego habrían de transitar los operistas venideros. La obra se estrenó con enorme éxito en el Palacio Ducal de Mantua el 24 de febrero de 1607 y a su lado los primitivos experimentos operísticos de Peri y Caccini parecían sólo una valiente pero arcaica creación. Monteverdi fue el primer artista de la historia en unir con perfección e inspiración elementos tan dispares como el drama, la poesía y el canto. Es por ello que L´Orfeo es unánimemente considerada como la primera ópera en su forma definitiva. Basada en un libreto de Alessandro Striggio, la ópera muestra la genial habilidad de Monteverdi para manejar armonías, melodías y disonancias, iluminando cada verso del escritor y otorgando al mismo una nueva vida.
La ópera nació en torno a un selecto grupo de intelectuales y artistas formado en torno a la figura de Giovanni Bardi (1534-1612), conde de Vernio y artífice del nuevo invento. En 1580 fundó la Camerata Fiorentina en su propio palacio y allí se reunían los más ilustres cantantes, poetas, escritores y laudistas de la ciudad. Fruto de aquellas reuniones es la creación de la ópera Dafne, de Iacopo Peri, considerada por los historiadores como la primera creación del nuevo género. Desgraciadamente, esta ópera — estrenada en 1594 en Florencia — se perdió. No ocurrió lo mismo con una nueva favola drammatica formada por un prólogo y seis escenas que fue estrenada en el Palacio Pitti el 6 de octubre de 1600 como parte de los festejos preparados para la celebración del matrimonio entre el rey Enrique IV y la princesa María de Médicis. Compuesta por Peri y texto debido a Ottavio Rinuccini, Euridice es el primer ejemplo conservado de ópera del que hoy disponemos. Dos años más tarde, en 1602, Caccini utiliza el mismo texto de Rinuccini para crear su propia Euridice, estrenada igualmente en el Palacio Pitti, y que constituye junto con la obra homónima de Peri un magnífico ejemplo de ópera en su forma más arcaica. Ambas óperas fueron diseñadas con numerosos recitativos y acordes instrumentales que apoyaban a los mismos. Con todo, los efectos dramáticos carecían de unidad estructural y los acontecimientos de la trama resultaban más aparentes que reales. Sin embargo, sin los arcaicos experimentos de Peri y Caccini no se puede comprender la evolución que sufrió el género con el primer compositor que logró dotar al mismo de una indudable definición dramática y unidad estructural. Ese compositor no fue otro que Claudio Monteverdi.
Hijo de un cirujano, Claudio Monteverdi nació el 15 de mayo de 1567 en Cremona — en realidad ésta es la fecha de su bautismo — y desde muy joven se interesa por la música. Alumno de la Escuela de la Catedral de Cremona, estudia composición, canto y práctica instrumental con Ingegneri y consigue un primer empleo como violinista gracias a su talento. Entre 1590 y 1591 probablemente entró al servicio del duque Vicente de Gonzaga, en un grupo de seis violas de la corte de Mantua, cuyas manifestaciones musicales de todo género tuvieron un nivel excepcional. Por estas fechas Monteverdi publica su primer libro de madrigales, unas composiciones ciertamente de juventud pero dotadas de una gran elegancia y de interesantes innovaciones armónicas. Poco después de ver la luz el segundo y tercer cuaderno de madrigales, Monteverdi viajó hasta Hungría con su señor y al parecer tomó parte en la guerra contra los turcos. Cuatro años después también acompaña al duque a los baños de Spa y allí toma contacto con las obras de las escuelas extranjeras. Ese mismo año contrae matrimonio con Claudia Cattaneo, hija de un violista de la corte, y pese a las numerosas obligaciones que conlleva su cargo Monteverdi no deja de lado la composición. En 1602, y luego de haberse hecho ciudadano de Mantua, Monteverdi es nombrado maestro de capilla del duque y a partir de entonces adquiere la responsabilidad de todas las manifestaciones musicales de la corte.
A pesar de que no existe constancia documental, es muy probable que Monteverdi asistiera a los primeros ensayos florentinos de la ópera en música. Las relaciones y rivalidades que existían entre las cortes de Mantua y Florencia eran tales que sin duda Monteverdi se unió al grupo que viajó hasta Florencia para asistir a las representaciones de los Euridice de Peri y Caccini. Fue entonces cuando el músico cremonés inmortalizó su nombre con la creación de L´Orfeo, estrenada en Mantua el 24 de febrero de 1607. Por desgracia, ese mismo año fallece su esposa y Monteverdi compone en su homenaje la ópera Arianna, de la que únicamente se conserva su bellísimo y célebre Lamento. Desde entonces Monteverdi pasó a ser considerado como el más grande músico de su tiempo y sus madrigales eran interpretados incluso en Copenhague. En 1612 falleció el duque Vicente de Gonzaga y Monteverdi buscó nuevos aires en Milán, aunque su destino final al año siguiente fue el de maestro de capilla de San Marcos de Venecia (Durante el viaje hasta Venecia, la diligencia que transportaba a Monteverdi fue asaltada por unos bandoleros y el compositor fue privado de todos sus ahorros). Allí comenzó el último y más brillante período de su vida. Admirado y solicitado incluso por las embajadas extranjeras, Monteverdi escribe una gran producción musical de la que por desgracia sólo se conserva un número muy restringido. Ordenado sacerdote en 1632, Monteverdi deja de componer música para el teatro y se centra nuevamente en la música sacra y los madrigales. Con todo, un hecho importante se produce con la apertura del Teatro de San Cassiano de Venecia, el primer coliseo dedicado exclusivamente a la representación operística. Monteverdi compone para la ocasión L´Incoronazione di Poppea, una obra con la que triunfa plenamente en 1642 y que le confirma como el gran operista del momento. Dos años antes había presentado Il ritorno d´Ulisse in Patria, la tercera ópera salida de su pluma que se conserva junto a las ya mencionadas. Rodeado de éxito, Monteverdi pasó su último año de vida componiendo y revisando obras anteriores. El músico falleció el 29 de noviembre de 1643 en Venecia. Más que ningún otro compositor, Monteverdi definió la transición del estilo renacentista al barroco. Aunque sus primeros madrigales aún reflejan el suntuoso estilo renacentista, supo adoptar paulatinamente una nueva y más simplificada vía, siendo además su defensor más acérrimo. Con su ópera L´Orfeo, que exploraba las posibilidades musicales y dramáticas de un nuevo género, Monteverdi marcó el comienzo de una nueva era. Nuestro humilde homenaje a su excelsa figura.
Gracias por este artículo sobre Monteverdi.
Supongo que ustedes están al día de la historia de la música, yo en pañales y ha sido una delicia leer esto, más escucharlo y verlo. Esto de «intesné» es un invento. :-).
Después de ver algunos de los videos si esto se representase aquí en Málaga correría a sacar entradas. Me temo que no, en toda la «temporada» hay dos óperas, cuando miré la programación del Teatro Cervantes creí que estaba viendo visiones, me tuve que rendir, solo dos, así no hay manera.
Esto de intesné es la leche, querida Zarza.
De cualquier forma, tienes en YouTube muchas óperas disponibles en su totalidad aunque, claro, no es ni remotamente parecido a una representación en vivo. A la última que yo asistí me quedé literalmente dormido… Prefiero verlas en la tele, en el sofá, tranquilo y sin restricciones. Pero esto te lo dice una persona que se está volviendo mayor antes de tiempo.
Prueba a pinchar el apartado UNA NOCHE EN LA ÓPERA de este bar de copas. Ahí tienes algunos ejemplos explicados de óperas con enlaces. A no tardar mucho incluiremos alguna nueva entrada en esta categoría.
Besos, Zarza
LEITER
Zarza, ¿me permites plagiar tus dos primeros párrafos letra por letra?
fantástico guiño, leiter. ya ves que yo sigo escuchándolos en domingo con algo más de tiempo.
Besos
Mejor así, ¿no?
Besos, muchos besos
LEITER
Apesar que el tema de la Ópera de Monteverdi es lúgubre (Orfeo y Eurídice, el Hades, la Muerte…) me parece que la Fanfarria inicial no desentona en absoluto. Pieza introductoria corta, de mucha vivacidad, expresa la magnificencia de la Antiguedad Clásica, con sus mitos cargados de simbolismo, mitos que -no debemos olvidar- tienen un sustrato de realidad, así como sus personajes.
Reciéntemente escuché L´Orfeo después de mucho tiempo. Confieso que me había olvidado de esa gran carga simbólica que entraña el desarrollo del mito original. Hay una suerte de «Boda Alquímica Inconclusa» truncada por la muerte y que obliga al protagonista a transmutar en Héroe por medio de la Resurrección, dominándose a sí mismo y doblegando sus pasiones. La Iniciación en los Antiguos Templos Egipcios buscaba justamente eso, y no es extraño que los Griegos hayan abrevado de esa fuente, cuando formaron y legaron para la posteridad, mitos como el de Orfeo.
Gran ejecución la de Savall, aunque un poco histriónica.
Mil abrazos, querido Leiter.
Pues no deja de ser curioso que yo también volví a escuchar Orfeo enterita este verano.
Bueno, Savall está en su línea pero no deja de ser un extraordinario intérprete. Durante esta temporada le dedicaremos nuestro particular homenaje en otra sección de este bar.
Estoy completamente de acuerdo sobre los orígenes egipcios de muchos mitos griegos.
Un abrazo, amigo Iván
LEITER
Resulta siempre curioso pensar que la tragedia emocional del cantor Orfeo, la pérdida de la mujer amada, se repite en el devenir vital de Claudio Monteverdi que también pierde a su esposa, y su homenaje postmortem es precisamente, lo señalas querido Leiter, el hermosísimo Lamento de Arianna.
Leí hace no mucho tiempo un breve ensayo histórico del gran Aby Warburg, sobra decirlo, de un rigor exacerbado acerca de los «Intermedi» de las celebraciones y los festines renacentistas.
Estos espectáculos de danzas moriscas, de ingenios mecánicos, de cantos y malabares, como antecedentes directos del «Dramma per musica» anunciaban su comienzo con una fanfarria, así los convidados al banquete sabían que era tiempo de tomar sus respectivos asientos o por lo menos, sabían que debían reducir el volúmen de sus conversaciones para apreciar el espectáculo. ¿Será posible, amigo mío, que la Tocatta de L’Orfeo sea una especie de anuncio heredado de los «intermedi» de que el espectáculo está apunto de comenzar? Téngase en cuenta que inmediatamente después de la Tocatta inicial comienza el incomparablemente hermoso prólogo de La Música: «Io la musica son ch’ai dolci accenti…» es decir, Yo la música soy, que con dulces acentos sé tranquilizar al corazón turbado.
Te abrazo amigo mío…
Pues estoy convencido de que ese y no otro es el motivo de la fanfarria, querido maestro Otto.
Un fuerte abrazo
LEITER
Es curioso como suena esta interpretación, ejecutada con instrumentos originales:
http://www.youtube.com/watch?v=yv7TRfsdCiQ
Me encanta pero prefiero a Savall.
Saludos Amigo Leiter (en breve comentaremos sobre los manuscritos del Mar Muerto -como para chuparse los dedos).
¡Me encanta esa versión! Parece de juguete, ¿verdad?
Gracias, amigo Iván
LEITER