Diez pinturas inolvidables XXII

Tras la escala que realizamos en Europa coincidiendo con las últimas entregas de esta serie, volvemos hoy a cruzar el charco y nos adentramos en la National Gallery of Art de Washington, un museo extraordinario que cuenta con una variadísima colección de pintura que abarca desde el período medieval hasta las más innovadoras tendencias del siglo XX. Fundado en 1937, el museo se compone de dos edificios unidos por un pasadizo subterráneo: El Edificio Oeste, obra de John Rusell Pope, y el Edificio Este, diseñado por Leoh Ming Pei, y centrado en el arte moderno y contemporáneo. Dado el gran fondo pictórico del museo, con abundancia de numerosas obras maestras, la selección ha resultado ciertamente complicada. Con esta entrada ya atesoramos 220 obras de los mejores museos del mundo… Y las que nos quedan. Así, hasta ahora, hemos visitado El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich , el Museo Thyssen-Bornemisza, el Kunsthistorisches de Viena , el Hermitage de San Petersburgo , el Reina Sofía, la Pinacoteca di Brera en Milán, el MOMA neoyorquino, el Chicago Art Institute, el Museum of Fine Arts de Boston, la Tate Britain,  la Galería Borghese de Roma, la Galería de la Academia de Venecia, la Galería Tretyakov de Moscú y el Museo Kunsthalle de Hamburgo. Como siempre, esta selección de obras pictóricas está dedicada a la madrina de este blog, Amalia, de quien recibimos en su día la bendición para dar paso a esta aventura. A ver qué os parece mi selección. Espero que sea de vuestro agrado.

1- SAN JUAN EN EL DESIERTO de Domenico Veneziano: Uno de los máximos exponentes de los albores del Renacimiento italiano, Domenico Veneziano trató de fundir el estilo medieval y el emergente renacentista con una nueva apreciación del color, la luz y el espacio. Esta tabla forma parte de un retablo pintado para la iglesia de Santa Lucía dei Magnoli en Florencia y en ella el autor representa a Juan con un áspero abrigo de piel de camello, alejándose de la costumbre medieval de hacerlo con una caracterización barbuda y ermitaña. Veneziano se sirve de una iluminación revolucionaria y colores frescos para reforzar la perspectiva, campo en el que fue todo un pionero.

2- GINEBRA DE BENCI de Leonardo da Vinci: La retratada era, al parecer, hija de un amigo de Leonardo pese a que desde siempre han existido algunas dudas sobre la atribución de esta pintura. Con todo, la pose de la muchacha marca un tipo que Leonardo suele utilizar en la mayoría de sus retratos femeninos. Este retrato es una clara anticipación de la Gioconda al poseer la modelo una expresividad poco frecuente, con rostro serio y penetrante, que impone su presencia psicológica hacia el espectador. Los árboles del fondo son enebros, cuyo nombre en italiano es similar al de Ginebra, y ello ha dado la pista para la identificación de la retratada. La belleza y el poder del retrato están fuera de toda duda y la modelo aparece levemente estilizada en vista de medio plano. Extraordinario retrato.

3- LA ADORACIÓN DE LOS PASTORES de Giorgione: Esta tabla, también conocida con el nombre de Natividad Allendale — por el nombre de sus propietarios ingleses del siglo XIX — es una de las mejores representaciones de la Natividad del Alto Renacimiento y su atribución a Giorgione está del todo demostrada. La obra se caracteriza por los tonos claros del cielo, típicamente venecianos, y por el bucolismo del ambiente. La iluminación del interior de la cueva es artificial y responde al concepto de la luz que trajo el Mesías al mundo. La Virgen María aparece envuelta en luminosos ropajes azules y rojos, siguiendo la tradición que identifica el color azul con lo divino y el rojo con su humanidad.

4- DESCANSO EN LA HUIDA A EGIPTO de Gérard David: Pintor afincado en la ciudad de Brujas durante casi toda su vida, Gérard David fue un artista que supo explotar con éxito la venta de pinturas a las cortes española e inglesa. Su obra destaca por el cuidado y detalle que suele imprimir a sus cuadros. Esta tabla muestra un tema muy recurrente en la producción del artista y delata una cierta influencia del Renacimiento italiano en la pintura flamenca. En efecto, el brumoso paisaje del fondo es una característica de los pintores italianos, especialmente de Leonardo. Toda la escena está impregnada de la típica espontaneidad flamenca que parece sacar los temas de la vida cotidiana. La obra transmite un estado del todo apacible.

5- VIRGEN DE ALBA de Rafael: Esta pintura en formato circular fue originariamente realizada sobre tabla y posteriormente se pasó a lienzo. Encargada por Paolo Giovio, la obra adquirió su actual denominación al pertenecer desde el siglo XVIII a la casa de Alba. La representación de las tres figuras sobre un fondo típicamente italiano obedece a los esquemas clásicos siempre llevados a cabo por Rafael. Las figuras parecen agruparse más hacia el lado izquierdo de la imagen, circunstancia que Rafael consigue equilibrar de forma magistral mediante el brazo de la Virgen y el material flotante de su capa. Los rostros de los personajes son pura dulzura y el tratamiento cromático presenta una exquisita armonía de tonos. Obra maestra que me llevo directamente a mi casa. Rafael es una de mis debilidades como pintor.

6- LA JOVEN CON SOMBRERO ROJO de Jan Vermeer: Esta tabla de reducidísimas dimensiones posee, sin embargo, un enorme atrevimiento e impacto visual. Una mujer vestida de manera más o menos exótica, con los labios sensualmente entreabiertos, mira por encima del hombro al espectador mientras que los reflejos atmosféricos lanzan destellos sobre su cara. El extravagante sombrero rojo y el chal azul son muy llamativos para tratarse de una obra de Vermeer, aunque la intensidad de esos colores brillantes, en contraste con el fondo más apagado, sirve para aumentar la teatralidad de la retratada. La técnica utilizada para realizar este óleo es absolutamente meticulosa y ayuda a explicar la escasez en la producción de Vermeer. Obra maestra absoluta que también me llevo a mi casa. Genial Vermeer.

7- EL PATINADOR de Gilbert Stuart: Gilbert Stuart fue uno de los mejores retratistas americanos de la segunda mitad del siglo XVIII y sus obras compitieron en popularidad en Inglaterra con las de Joshua Reynolds. Perseguido por numerosas deudas, empero, Stuart se vio obligado a regresar a los EEUU en 1790 y allí se consagró como el mejor retratista del país. En este cuadro, Stuart combina con absoluta maestría los colores fríos con una técnica impecable del retrato. Partiendo de una masa oscura, el pintor planta al modelo con cierta socarronería, con los brazos cruzados y con un traje oscuro que contrasta con los tonos blancos y grises del fondo. Este sensacional retrato es una verdadera rareza en su producción, ya que sólo solía pintar la cabeza y hombros de sus modelos.

8- LA SEÑORA BRINSLEY SHERIDAN de Thomas Gainsborough: Este lienzo es, sin lugar a dudas, uno de los retratos más cautivadores de Gainsborough. El pintor utiliza magistralmente todo su catálogo de recursos para elaborar una atractiva semblanza de la modelo y a la vez evocar una atmósfera de ensoñadora melancolía. La retratada era la mujer del actor Richard Sheridan, un conocido dramaturgo de vida personal un tanto licenciosa que le fue infiel a su mujer en repetidas ocasiones. Gainsborough parece haber captado el aspecto nostálgico y un tanto desamparado de la mujer en este formidable retrato en donde consigue además plasmar el viento que balancea las ramas del fondo. De lo mejor del gran retratista inglés.

9- LA CONDICIÓN HUMANA de René Magritte: Consolidado como artista después de su primera exposición en Nueva York en 1936, Magritte fue uno de los exponentes más significativos del surrealismo pictórico. Este cuadro es una de las muchas versiones que Magritte pintó sobre el mismo tema y en donde lleva a cabo una especie de ilusión óptica. Plasma un cuadro de un paisaje que se exhibe ante una ventana abierta, consiguiendo que la imagen del cuadro pintado coincida a la perfección con el paisaje verdadero del exterior. Con ello, Magritte propone una imagen única en la relación entre la naturaleza y su representación. El óleo demuestra la ambigüedad existente entre el exterior y el interior, entre la realidad y la imaginación.

10- NÚMERO 1, 1950 de Jackson Pollock: Verdadero icono cultural del siglo XX, Jackson Pollock se vio muy influido por la obra de los muralistas del realismo social mexicano y posteriormente aplicó la técnica del esmalte para obtener una mayor fluidez en sus obras. Este cuadro está realizado según la técnica del drip and splash, es decir, mediante goteos y salpicaduras de pintura utilizando palos, cuchillos y otras herramientas para derramar la pintura del lienzo desde todos los ángulos. Presenta una mezcla de grandes trazos y arcos en blanco y negro, con breves salpicaduras y pegotes de esmalte, que combinan la acción física con un tono suave y etéreo. Este lienzo también es conocido con el nombre de Bruna lavanda.