Jacqueline du Pré nació en Oxford, Inglaterra, el 26 de enero de 1945 en el seno de una familia muy culta en donde la madre enseñaba piano en la Royal Academy of Music de Londres. Tras recibir sus primeras nociones musicales de parte de la misma, Du Pré comienza sus estudios de violoncelo a la edad de cinco años en la Escuela de Violoncelo de Londres bajo la tutela de Alison Dalrympe y posteriormente en la Croydon High School. Más adelante, entre 1955 y 1961, tiene como profesor a William Pleeth en la Guildhall School of Music and Drama. Gracias a una beca, Du Pré viaja hasta París para recibir lecciones de Paul Tortelier y más tarde a Suiza (Pau Casals) y Moscú (Mstislav Rostropovich). Con todo, ya en 1961 Du Pré consigue debutar en el Wigmore Hall de Londres y un año más tarde en el Royal Festival Hall. En 1963 actúa en los Proms bajo la dirección de Sir Malcolm Sargent y desde esa fecha se convierte en una habitual de esta cita londinense. Tras presentarse en Nueva York en 1965 inicia una exitosa gira por la URSS junto a Rostropovich y su nombre adquiere un enorme cartel en los circuitos musicales internacionales. En 1967 Du Pré contrajo matrimonio con el pianista Daniel Barenboim, con quien había actuado a dúo en numerosas ocasiones, y para ello tuvo que convertirse a la religión judía. Sin embargo, la exitosa carrera de Jacqueline du Pré se ve truncada en 1972 cuando, con apenas veintisiete años, contrae una gravísima enfermedad — esclerosis múltiple — que le obliga a abandonar la actividad concertística. Su última aparición pública se produjo en febrero de 1973, cuando ofreció un concierto con la Filarmónica de Nueva York y Leonard Bernstein. Tras un largo período de penosas consecuencias derivadas de su fatal enfermedad, Jacqueline du Pré falleció en Londres el 19 de octubre de 1987 y su cuerpo fue enterrado en el cementerio judío de dicha ciudad.
En 1998 se estrena la película Hilary and Jackie del director Anand Tucker, basada en una novela escrita por dos hermanos de Jacqueline, y se desata una enorme polémica que empaña la figura de la ya fallecida violoncelista al retratarla como una mujer muy desequilibrada e incluso peligrosa. Las reacciones no se hicieron esperar y Daniel Barenboim, muy mal parado en este turbio asunto, trató de impedir la exhibición de la película en Francia. Por otra parte, el violoncelista Andrew Lloyd-Weber también salió en defensa de Jacqueline y declaró que su hermana Hilary era una persona envidiosa y celosa que nunca aguantó el éxito de Jacqueline, incluso cuando ésta ya se encontraba condenada de por vida a una silla de ruedas. Según Lloyd-Weber, Jacqueline du Pré fue una intérprete que sabía transmitir una indescriptible alegría a la hora de tocar el violoncelo y que tuvo una gran habilidad para acercar dicha alegría a la audiencia.
De entre el legado discográfico de Jacqueline du Pré podemos mencionar grabaciones de obras de Bach, Beethoven, Boccherini, Brahms, Bruch, Chaikovski, Chopin, Delius, Dvorak, Elgar, Falla, Fauré, Franck, Granados, Haendel, Haydn, Lalo, Mendelssohn, Saint Saëns, Schumann y Richard Strauss. Recomendamos también este documental — en inglés — dividido en seis vídeos sobre la vida y obra de Jacqueline du Pré. Nuestro humilde homenaje a esta excepcional y prematuramente fallecida violoncelista.
hay una historia infantil sobre du pré:
una señora la ve correr alegremente con su violoncelo a cuestas;
¿terminaste tu clase? le pregunta
no, voy a tomarla responde la niña…
Es curioso que en estos días hemos hablado de aquellas grandes figuras musicales que partieron pronto, dejando el sinsabor de a dónde habrían podido llegar. Por desgracia, du Pré fue en ese grupo, vícitma de una penosa enfermedad. Nada más triste.
Y qué fácil le resulta a algunos enlodar a otras personas, sobretodo cuando estas ya han fallecido! Cobarde y pusilánime. No hay que temerle a los muertos sino a los vivos.
Me tomará tiempo escuchar todos los enlaces pero ya los comentaremos. Sin embargo, brillante Bach!
Saludos Leiter.
Siempre me pareció una violoncelista dotada de una técnica apabullante aunque nunca me llegó a conquistar del todo. Tal vez, su mejor momento de madurez estuvo por llegar, momento que desgraciadamente nunca tuvo lugar por su enfermedad.
Hablar de los muertos es muy fácil. Lo estúpido de esta cuestión es que fuera su propia hermana. Hay gente realmente mala y envidiosa.
Buen detalle el que cuentas, Hugo. A esas edades pocos niños van felices a tomar sus clases musicales (y especialmente cuando son obligados por sus padres, sin atender a las nulas cualidades musicales de sus hijos, por regla muy general).
Un abrazo, Hugo e Iván
LEITER
A despecho de que no he revisado todos los enlaces, me han parecido los más de ellos de una hermosura extrema: hay una limpidez y una precisión en su sonido apabullantes. Cuéntame amigo mío algo acerca del instrumento de Jacqueline du Pré: tengo entendido que alguna vez ese violoncelo perteneció a Rostropovich y que habiendo pasado por los níveos brazos de du Pré, llegó ahora a los de Yo-Yo Ma.
Por otra, nunca ha dejado de estremecerme la idea «metafísica» de la esclerosis múltiple: el propio sistema inmunológico ataca al cuerpo que debe proteger, siendo ésta una metáfora terrible de ciertos procedimientos y de ciertas inclinaciones psíquicas.
Grande abrazo, Leiter, grande abrazo, cofrades
Hasta donde yo sé, Du Pré se sirvió de un Stradivarius de 1712 que perteneció a Karl Davidov y acabó en manos de Yo-Yo Ma. Por cierto, Yo-Yo Ma perdió un Stradivarius — el Petunia— en un taxi de Nueva York aunque poco después lo pudo recuperar intacto.
Un abrazo, Otto
LEITER