Damos a conocer una nueva entrega de esta serie encargada de seleccionar las diez pinturas más representativas de las principales pinacotecas del mundo. Hoy viajamos de nuevo a las Islas Británicas y nos centramos en el Museo Ashmolean de Oxford, un complejo que no sólo alberga una extraordinaria colección de pinturas, sino que además contiene estatuaria egipcia y cretense aparte de guardar uno de los mejores ejemplares de violín Stradivarius, el denominado Mesías. Inaugurado en 1683, el Museo Ashmolean fue el primer museo universitario del mundo y su  actual edificio data de 1845. Con esta entrada ya atesoramos 230 obras de los mejores museos del mundo… Y las que nos quedan. Así, hasta ahora, hemos visitado El Prado, El Louvre, La Galería de los Uffizi, La National Gallery londinense, El Rijksmuseum de Amsterdam, El Orsay parisino, el Metropolitan de Nueva York, la Alte Pinakothek de Munich , el Museo Thyssen-Bornemisza, el Kunsthistorisches de Viena , el Hermitage de San Petersburgo , el Reina Sofía, la Pinacoteca di Brera en Milán, el MOMA neoyorquino, el Chicago Art Institute, el Museum of Fine Arts de Boston, la Tate Britain,  la Galería Borghese de Roma, la Galería de la Academia de Venecia, la Galería Tretyakov de Moscú, el Museo Kunsthalle de Hamburgo y la Galería Nacional de Washington. Como siempre, esta selección de obras pictóricas está dedicada a la madrina de este blog, Amalia, de quien recibimos en su día la bendición para dar paso a esta aventura. A ver qué os parece mi selección. Espero que sea de vuestro agrado.

1- LA CAZA EN EL BOSQUE de Paolo Uccello: Uccello fue el gran pionero de los cuadros realizados en matriz y esta es una de sus mejores obras al respecto. Al parecer, la escena refleja a Lorenzo de Médicis a las afueras de Pisa aunque otras teorías sugieren que se trata de una ilustración para una novela corta. Una vez que el espectador se ha acostumbrado a la oscuridad global del panorama comienza a vislumbrar todo tipo de personajes y adornos. Fue la primera vez que Uccello se sirvió del color rojo para adoptar su peculiar lenguaje visual de líneas ortogonales. Los cuatro árboles del primer plano dividen la escena en tres espacios equidistantes mientras que el punto de fuga resulta ciertamente indefinido. Grandiosa obra.

2- INCENDIO EN EL BOSQUE de Piero di Cosimo: Este pintor florentino fue famoso, además de por su arte, por sus peculiares extravagancias: Vivía como un ermitaño y sólo se alimentaba de huevos duros. Sus obras en ocasiones rozan lo caricaturesco. En esta tabla, el humo alerta del peligro de un incendio y los animales huyen despavoridos mientras que un pastor trata de escaparse con todo su rebaño. La imaginación del artista hace que algunos de estos animales coexistan entre sí en su estado más salvaje. La obra, realmente curiosa, obedece a las características de un pintor que disfrutaba con la vitalidad y la plasmación de episodios inesperados. Cuadro para observar con mucho detenimiento.

3- NATURALEZA MUERTA CON FRUTA de David de Heem: Nieto de uno de los más grandes pintores holandeses de naturalezas muertas — Jan Davidsz de Heem — este óleo ha estado rodeado de una gran polémica porque desde siempre se ha atribuido al propio abuelo. Las últimas investigaciones parecen confirmar que fue David de Heem quien concluyó este pequeñísimo cuadro. Sobre un alféizar de piedra y delante de una hornacina aparece un grupo de diversas frutas al lado de una mariposa blanca y de un abejorro. Siguiendo la tradición de los maestros holandeses, el lienzo combina una plasmación minuciosa de los objetos con una elegante armonía cromática. Prácticamente, toda la obra de De Heem son naturalezas muertas de flores y frutas.

4- ASCANIO CAZANDO EL CIERVO DE SILVIA de Claudio de Lorena: Es difícil no sustraerse a la melancólica belleza de los bucólicos escenarios realizados por este sensacional pintor francés. Este lienzo está catalogado como la última obra de Claudio de Lorena y es un perfecto epitafio de su producción. El cuadro representa la famosa escena mitológica en la que Juno dirige la flecha lanzada por Ascanio hacia el ciervo de Silvia, circunstancia que desencadena la guerra. Impresiona ver como los árboles, combados por el viento, preludian una inminente tormenta. Lorena sabe captar el efecto de una luz determinada sobre las formas sólidas, provocando que éstas parezcan borrosas y etéreas. La escena es del todo serena pese a que el episodio no tiene nada de pacífico. Obra maestra absoluta que con vuestro permiso me llevo directamente a mi casa.

5- RETRATO DE UNA JOVEN CON UN LORO de Giovanni Battista Tiepolo: Admirado en toda Europa por sus trabajos de decoración al fresco, Tiepolo siempre trabajó para una clientela muy rica e influyente. Si bien sus retratos no son muy conocidos en la actualidad, en sus tiempos gozaron de una demanda muy similar. El óleo pone de manifiesto el gran dominio del dibujo del autor y una paleta muy rica en colorido y vivacidad. Las imágenes de mujeres con loros o papagayos fueron muy habituales durante todo el siglo XVIII y tenían un ineludible componente de indiscreción sexual. No se tiene constancia de la identidad de la modelo aunque se piensa que podría ser la propia hija de Tiepolo. El lienzo estuvo destinado a Isabel Petrovna, emperatriz de Rusia.

6- PAISAJE CON LA SAGRADA FAMILIA DESCANSANDO de Samuel Palmer: Palmer perteneció al grupo de los denominados Antiguos que quisieron revitalizar el arte religioso durante el Romanticismo. La temática de este óleo y témpera sobre papel es muy recurrente en el arte occidental, la Huida a Egipto, y este cuadro en particular recoge un episodio narrado en los apócrifos y que no es otro que un descanso durante dicha huida bajo una palmera. Con excepción de la palmera, el artista no muestra deseos de plasmar un paisaje de Oriente Próximo, sino que la obra muestra un campo de Kent. El óleo presenta un gran sentido visionario y un fuerte misticismo poético, acorde con los postulados de los Antiguos. Obra de juventud, al parecer fue un encargo del primo del artista y en ella imita un tanto las técnicas arcaicas.

7- FAMILIA INGLESA DE CONVERSOS PROTEGIENDO A UN SACERDOTE de William Holman Hunt: Cuadro de enorme detallismo pintado por uno de los miembros de los Prerrafaelitas, William Holman Hunt, dentro de las limitaciones de formato impuestas por la Royal Academy. Este lienzo al final fue adquirido por Thomas Combe, uno de los grandes clientes de los prerrafaelitas, y en el mismo se muestran muchas referencias simbólicas a las ideas reformistas anglicanas, como la postura del misionero y la esponja que porta una de las mujeres. Al fondo de la choza hay un altar rudimentario compuesto por una cruz pintada y una lámpara colgante. Las vestiduras eclesiásticas del sacerdote son de una impecable factura y todo el cuadro rebosa de un minucioso detallismo compositivo.

8- JARDINES DE LAS TULLERÍAS EN DÍA DE LLUVIA de Camille Pissarro: Este sensacional óleo pertenece a una serie de estudios del tiempo pintados desde la ventana del apartamento del artista, en consonancia con el objetivo de los impresionistas de pintar aquello que veían en un momento determinado. El cuadro es una verdadera joya por su extraordinaria gama cromática y la consecuente combinación de grises y blancos para capturar la atmósfera de un día lluvioso. Resulta curioso que Pissarro, en un principio, era renuente a sacar escenas urbanas de París, prefiriendo los paisajes rurales. Sin embargo, se vio obligado a alquilar un apartamento debido a su paulatina pérdida de visión. Obra de reducidas dimensiones que me llevo directamente a mi casa. Sensacional lienzo.

9- TEJADOS AZULES de Pablo Ruiz Picasso: Cuadro datado de 1901, representa la vista de París desde el estudio en donde vivía Picasso situado en el bulevar de Clichy. El azul penetrante de los tejados parisinos de pizarra, bañados por una luz pálida, se refleja un tanto en el cielo cubierto de nubes pintadas en amarillos y verdes. La carga impresionista de esta obra es evidente en las pinceladas breves y enérgicas, aunque la escena resulta del todo serena y apacible. El cuadro pertenece al llamado período azul del artista, un paradigma creativo caracterizado por las evocaciones melancólicas que desarrollará del todo al regreso a Barcelona en 1902. Este óleo sobre cartón evoca en silencio un fugaz momento de serena contemplación. Como el cuadro es muy pequeño también me lo llevo a mi casa.

10- PEQUEÑO RETRATO DESNUDO de Lucian Freud: El alemán Lucian Freud fue un pintor posteriormente nacionalizado británico que empezó creando un tipo de obra surrealista para más tarde especializarse en los retratos realistas. Sus cuadros, desde mediados de la década de los sesenta del siglo XX, emplean una técnica de empaste con mucho cuerpo y suelen tomar como modelos a amigos, amantes y familiares. En este óleo sobre tela, Freud presenta a una joven con el pelo negro y corto que yace desnuda sobre un colchón blanco. La retratada acapara todo el protagonismo y por ello no aparece ningún otro elemento externo. La iluminación es del todo artificial mientras que la inusual actitud de la figura logra que el espectador arrastre sus ojos hacia el seno izquierdo de la misma, en el centro de la imagen, que aparece como un ojo adicional y conformando casi un nuevo rostro surrealista.