Miércoles, 4 de enero de 1995, 08.15 hora local mexicana. Una avioneta Piper Aerostar 601P con matrícula N720EM despega de la pista 20 del Aeropuerto General Mariano Matamoros de Cuernavaca, Estado de Morelos, con destino Monterrey. Conforme a un plan de vuelo VFR, las condiciones atmosféricas son óptimas para el vuelo, pilotado por un varón de 52 años de edad, propietario de la aeronave, y acompañado sólo de su mujer en la cabina de mandos. Son los únicos pasajeros. Tres minutos después del despegue, el piloto establece contacto con el ATC mediante la frecuencia de emergencia, 121.5 MHz, y reporta una pérdida de potencia en el motor izquierdo. Instantes después, el piloto notifica su intención de realizar un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto de Toluca. El avión, con rumbo de 350 grados, es observado por numerosos testigos en tierra que declaran haber visto la hélice izquierda muerta, esto es, parada. A las 8.19 minutos, la aeronave describe un brusco giro sobre sí misma, entrando en situación de stall — pérdida — para posteriormente iniciar un súbito descenso fuera de control. A las 8.20, el aparato se estrella en las inmediaciones de Toluca y se incendia. Sus dos únicos ocupantes fallecen en el acto. Acaba de producirse la mayor tragedia en la historia de la interpretación musical culta mexicana. Las víctimas del percance son Eduardo Mata, piloto del avión e insigne director de orquesta mexicano, y su mujer, Marina Anaya. La noticia causa una verdadera conmoción en todo México. Treinta y nueve años después del fatal accidente sufrido por Guido Cantelli, la aviación se cobró una nueva víctima de la dirección orquestal.
Eduardo Mata Asiaín nació el 5 de septiembre de 1942 en Ciudad de México
Comenzó su formación musical cuando apenas tenía ocho años de edad, decantándose por la guitarra. En 1953 logró acceder al Conservatorio Nacional de México para estudiar bajo las órdenes de José Moncayo y Rodolfo Halffter durante siete temporadas, pasando a continuación a ser alumno de Carlos Chávez y Julián Orbón de 1960 a 1963. Un año después, Mata fue becado por la Fundación Koussevitzki para asistir en Tanglewood a los cursos de composición impartidos por Gunther Schuller y a los de dirección orquestal tutelados por Erich Leinsdorf y Max Rudolf. Ya en 1965, Mata fue nombrado director permanente de la Orquesta Sinfónica de Guadalajara (actual Orquesta Filarmónica de Jalisco) al tiempo que también fue designado director del departamento musical de la Universidad de México y, en consecuencia, de la orquesta de dicha facultad, la actual Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, posición que mantuvo hasta 1975. Durante este período, Mata se resolvió también como un excelente compositor autor de tres sinfonías y de una notable producción en el género camerístico. En 1972, Mata dio un importante salto internacional en su carrera al tomar las riendas de la Orquesta Sinfónica de Phoenix en sustitución de Philip Spurgeon y permanecer en el puesto hasta 1977, fecha en la que accedió a la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Dallas tras un período en el que la formación de Texas se encontraba sin director luego de la renuncia de Max Rudolf por problemas financieros. Ciertamente, la formación de Dallas había sido desmantelada tiempo atrás y el mérito de Mata consistió en devolver el prestigio de la misma mediante una serie de exitosas giras internacionales y de relevantes grabaciones discográficas.
Mata participó en la planificación de la sala de conciertos del Centro Sinfónico Meyerson de Dallas, de excelente acústica, y llevó a cabo los primeros conciertos en dicha sala. Si bien en un principio su labor en Dallas se vio empañada por una serie de críticas que aludían a su presunta inmadurez como director de orquesta, lo cierto fue que paulatinamente Mata fue dotando a la formación de un sonido propio y muy transparente, como así se atestigua en algunos registros discográficos. De forma paralela a su trabajo en Dallas, Mata inició una brillante carrera internacional como director invitado por las más prestigiosas orquestas de Europa (Filarmónica de Berlín, Filarmónica de Estocolmo, Sinfónica de Londres…) y América (Filadelfia, Chicago, Cleveland…). Mata también ejerció como principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda y como director técnico del Festival Pau Casals de México. En 1993, Mata fue nombrado Ciudadano Distinguido de la ciudad de Dallas tras abandonar la dirección titular de la orquesta en beneficio de Andrew Litton. Desde ese momento, la actividad de Mata se centró en la música de los autores latinoamericanos (Ginastera, Villa-Lobos, Estévez, Revueltas…) mediante una fructífera colaboración artística con la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela. Esta serie de conciertos se vio trágicamente interrumpida como consecuencia del accidente aéreo ocurrido el 4 de enero de 1995 en Cuernavaca y que le costó la vida. El Estado de Oaxaca estableció un Festival de Otoño en su honor mientras que una de las principales escuelas musicales de Dallas adoptó su nombre como homenaje.
Director de orquesta mexicano de fama internacional, Eduardo Mata se destacó como uno de los grandes valedores de la música latinoamericana del siglo XX. Director de gesto impulsivo y potente, sus lecturas presentaban por regla general una libre elección de tempi conforme a un modo del todo subjetivo a la hora de traducir las partituras. Cuidadoso y elegante en las formas, Mata solía girar su cuerpo hacia las distintas secciones orquestales para obtener una mayor relevancia en los discursos melódicos. En ocasiones, sus ya comentadas fluctaciones de tempi provocaban tal vez un cierto amaneramiento en las secuencias musicales, aspecto por el que llegó ser muy criticado, aunque siempre trató de compensar esta peculiaridad en base a un logrado equilibrio de las dinámicas sonoras y a una claridad expositiva del todo convincente. Si bien supo abordar con garantías el repertorio clásico y romántico, la mayor virtud de Mata fue la de popularizar la obra de los creadores latinoamericanos, terreno en el que se destacó como uno de los más grandes especialistas de su época. Junto con Carlos Chávez — tal vez más conocido en su faceta como compositor — y Enrique Bátiz, Eduardo Mata ha sido la mayor figura internacional de la dirección de orquesta mexicana.
De entre la producción discográfica debida a Eduardo Mata podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Chacona en mi menor de Buxtehude — orquestada por Chávez — dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA 30985); la integral sinfónica de Chávez dirigiendo la Sinfónica de Londres (VOX BOX 5061 — integral sinfónica en 2 CD´s); selección de piezas orquestales de Chávez dirigiendo la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (DORIAN 90914); Melodía en el llano de Estévez dirigiendo la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (DORIAN 90179); Sinfonietta de Moncayo dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la UNAM (RCA 30987); Concierto para flauta y arpa de Mozart, junto a James Galway y Marisa Robles, y dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA 30977); Versiones sinfónicas de Orbón dirigiendo la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (DORIAN 90914); Carmina Burana de Orff dirigiendo la Sinfónica de Londres (RCA 68085); selección de piezas orquestales de Revueltas dirigiendo la New Philharmonia Orchestra (CATALYST 62672); Fantasía para un gentilhombre de Rodrigo, junto a James Galway y dirigiendo la Philharmonia Orchestra (RCA 68428); y, finalmente, Bachiana brasileira nº2 de Villa-Lobos dirigiendo la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar (DORIAN 90179). Nuestro humilde homenaje a este gran y malogrado director de orquesta.