Herbert von Karajan nació el 5 de abril de 1908 en Salzburgo
Indudablemente, Herbert von Karajan ha sido el más brillante y típico de los directores de orquesta mundiales de la era tecnológica y mediática. Ya en su juventud se apasionaba por la técnica — llegó incluso a matricularse en la Escuela Superior Técnica de Viena — y los deportes de alta competición. Los automóviles ultramodernos, los yates y los aviones fueron durante toda su vida un necesario complemento a sus actividades artísticas. Por eso, resulta natural que Karajan se encontrase siempre abierto en lo musical a las técnicas de reproducción más modernas. Por otro lado, la novedad tecnológica que supuso la grabación digital, el disco compacto y el DVD (En tiempos de Karajan, el conocido como lasser-disc, hoy completamente olvidado) le sirvieron como «renovada» justificación para volver a fijar una vez más su ingente repertorio (Dinero aparte: Se calcula que la fortuna acumulada de Herbert von Karajan al morir fue de las mayores de Europa en su tiempo).
Et ait Deus: «Faciamus hominem ad imaginem et similitudinem nostram…»
Herbert von Karajan nació el 5 de abril de 1908 en Salzburgo — de nacimiento, Heribert Ritter Karajanis, apellido de antecedentes griegos: Su tatarabuelo procedía de Korzani, localidad macedonia que pertenecía al Imperio Otomano — en el seno de una familia de clase alta. Su padre era médico y la familia había llegado a Austria 250 años antes procedente de Grecia. Con la caída del Imperio de los Habsburgo se abolieron en Austria los títulos nobiliarios, reforma a la que se atuvieron nombres de músicos como Anton Webern o Nikolaus Harnoncourt. Sin embargo, Karajan siguió llamándose Herbert von Karajan, lustroso apellido — Von — de connotaciones aristocráticas. Para compensar ese exceso, Heribert perdió la letra «i» para siempre…
Herbert von Karajan recibió a los cuatro años sus primeras clases de piano, ofreciendo sus primeros conciertos en público a los nueve. Al mismo tiempo que iba a la escuela se dedicaba también a estudios de música en el Mozarteum de Salzburgo. Años después, Karajan estudió Ciencias de la Música y Dirección de orquesta en Viena. Entre sus profesores se encontraban Franz Schalk y Bernard Paumgartner, autor de una celebérrima biografía sobre Mozart. En 1927, Karajan debuta en Salzburgo dirigiendo Fidelio, pero en ese mismo año fue al teatro de la ciudad de Ulm donde, en siete años, fue ascendiendo por su trabajo desde repetidor hasta director de ópera.
En 1933, Karajan se afilió al Partido Alemán Nacionalsocialista de los Trabajadores (NSDAP, Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei) y además por partida doble, una vez en Austria y otra en Alemania. Mucho se ha escrito sobre este episodio: La propia actitud del maestro nunca fue del todo aclaratoria al respecto, entre otras cosas, porque nunca gustó hablar de aquellos episodios y menos aún que se le preguntase por los mismos. Pero una cuestión sí que ha quedado clara y fue que Karajan nunca negó su adscripción al partido nazi, si bien siempre trató de justificarla. Por ello, la inicial controversia se centró sobre si Karajan se había afiliado en 1933 en Salzburgo o bien en 1934 en Aachen. Los documentos y archivos sostienen lo primero, mientras que los propios testimonios del director defendían lo segundo. De esta forma, parece del todo demostrado que Karajan se afilió por partida doble. Pero esto tiene también una doble lectura: Si la afiliación se hubiese producido realmente en 1933 en Salzburgo, ello habría implicado que Karajan habría asumido una completa identificación con el ideario nazi (En 1933, el partido nazi estaba en situación de ilegalidad en Austria). Asunto bien distinto hubiera sido que Karajan hubiese llevado a efecto la afiliación en Aachen, un año después. Esta decisión hubiera podido interpretarse como un hecho «oportunista», como una «necesidad» dadas las presiones sufridas a la hora de asumir unas funciones que implicaban una considerable responsabilidad y unos no menores niveles de decisión. En tal caso, esta última opción no hubiera necesariamente implicado compromiso ideológico o político plenamente asumido. Pero los archivos no mienten y, pese a los enmarañamientos, constatan casi con absoluta certeza la adscripción de Karajan en 1933 en Salzburgo, libre y voluntariamente.
Sea como fuere, Karajan marchó en 1934 a Aachen donde un año más tarde sería nombrado Generalmusikdirektor. Su carrera musical no presentaba obstáculos y así, en 1937, Karajan es el director predilecto en Berlín, la capital del Reich. También con Fidelio se presenta en la Ópera del Estado, logrando además apoteósicos éxitos con la orquesta estatal, de tal manera que con motivo de una representación de Tristán en la Ópera del Estado se acuña la frase «el milagro Karajan», que serviría casi treinta años después para el título de una bondadosa biografía escrita por Karl Löbl. A partir de 1938, Karajan mantiene un contrato como invitado con la Ópera del Estado de Berlín que tres años más tarde se convertiría en un compromiso permanente. Ese mismo año, Karajan abandona Aachen para concentrarse en la dirección de la Orquesta Estatal de Berlín. Dentro del juego político y cultural de fuerzas e intrigas del Tercer Reich, a Karajan — como protegido de Goebbels — se le asigna el papel de «contrapunto y antípoda» de Furtwängler, director de la Filarmónica.
Tal vez la carrera de Karajan hubiese resultado brillante de igual manera bajo cualquier circunstancia política. De hecho, en la Alemania nazi, artísticamente desangrada, las condiciones parecían ser especialmente favorables para el despliegue de un joven director de extraordinario y contrastado talento, y Karajan aprovechó esta circunstancia de forma hábil y resuelta. Nunca consideró Karajan, años más tarde, un defecto el haber resuelto su carrera en el contexto de una política musical de corte más que autoritario. Los escrúpulos morales, que tanto hubieron de conmover a un conservador político como Furtwängler, le fueron del todo ajenos.
La plena ascensión del «milagro Karajan», sin embargo, no se consumó hasta después de la guerra. El director, identificado como la eminencia artística nazi, se ve obligado a suspender sus actividades durante unos años pese a sus intentos — nunca corroborados — de demostrar que en 1943 había sido expulsado del NSDAP a raíz de su segundo matrimonio con Anita Gütermann, mujer de sangre judía. Tras permanecer en Italia en 1945 junto a su mujer, regresa a Austria el año siguiente y, a poco de reiniciar su actividad, se le prohíbe formalmente dirigir (Al parecer, por la presión soviética que formaba parte de la comisión cuatripartita que gobernaba Austria). Fue entonces cuando Karajan se auto-exilia en la londinense Orquesta Philharmonia y realiza innumerables grabaciones para el sello EMI, propiedad del mandamás Walter Legge. (Para muchos, este conjunto de grabaciones discográficas de Karajan es el mejor de su carrera). En 1948 Karajan aparece de nuevo en los Festivales de Salzburgo y un año más tarde es nombrado director de orquesta vitalicio por la Sociedad Vienesa de Amigos de la Música. Los teatros de ópera de Milán, Buenos Aires, Londres y los festivales de Lucerna y Edimburgo se pelean por contar con sus servicios. En 1951 y1952, Wieland Wagner le reclama para la reinauguración de los Festivales de Bayreuth, en una clara demostración de que la ruptura de los nietos de Wagner con el pasado había sido, más bien, una quimera.
La muerte de Furtwängler en 1954 aceleró la carrera de Karajan en la posguerra. Tras muchos dimes y diretes en los que Sergiu Celibidache sintió como «le hacían la cama» entre todos, Karajan asciende a director artístico vitalicio de la Filarmónica de Berlín, con lo que ostenta uno de los puestos más poderosos y de renombre en la actividad musical europea (¿Os imagináis a la Filarmónica de Berlín sin grabar un puñetero disco, en consonancia con la filosofía de quien pudo haber sido su titular, el rumano Celibidache?). Al mismo tiempo, Karajan se convierte en el número uno entre los directores de ópera internacionales. Estuvo ligado a La Scala entre 1949 y 1955 y fue director artístico y principal de la Ópera de Viena entre 1957 y 1964. Su modo de llevar el cargo, ambicioso y disponiendo generosamente de medios económicos, sobrepasó las posibilidades reales y conllevó a una dura ruptura, causa por la que Karajan esquivó Viena durante muchos años. (Apuntemos en su descargo que, tradicionalmente, todos los directores de la Ópera de Viena suelen renunciar en medio de fuertes polémicas. Karajan, a fin de cuentas, fue uno de los que más tiempo aguantó…). Tampoco su participación responsable en la dirección de los Festivales de Salzburgo transcurrió sin problemas; en 1960, Karajan se apartó luego de tres años en este comité, aunque en 1964 volvió a tomar esa responsabilidad, consciente de que sus paisanos no merecían tal desprecio.
Karajan, a sus cincuenta años y merced a su actividad operística, a su titularidad con la Berliner y a su intensísima actividad viajera como director invitado, se había convertido en un director descollante y omnipresente. Sus actividades no sólo le reportaron la asombrada admiración del mundo de la música, sino también las críticas. El deseo de poder de Karajan se ramificaba crecientemente hacia la valoración de la labor directiva — y escénica — apoyada por los medios técnicos modernos. Con empresas de producción y sociedades de inversión propias, Karajan aseguró a sus interpretaciones un valor duradero con conservas sonoras y de imagen. En 1968, se puso en marcha la Fundación Karajan con la iniciativa de investigar científicamente la objetividad de los «secretos interpretativos». Desde entonces, dicha Fundación financia concursos de dirección y de orquestas, así como una academia de canto internacional en Salzburgo.
En otoño de 1982 se perfila un serio conflicto entre la Orquesta Filarmónica de Berlín y su vitalicio jefe: La razón fue la implicación personal de Karajan para que la orquesta aceptase incorporar a su plantilla a la clarinetista Sabine Meyer. La formación, que tradicionalmente gozaba de autonomía artística, era una orquesta «exclusiva» de hombres y, consecuentemente, se rebelaron contra la entrada de una mujer en sus filas. La cosa pasó a mayores cuando el intendente de la orquesta, Peter Girth, fue fulminantemente despedido por haberse colocado de parte de Karajan. El conflicto terminó en 1984 con la mediación del anterior intendente de la orquesta, el anciano Wolfgang Stresemann, quien actuó como comisario: Sabine Meyer quedó fuera y Karajan, de manera un tanto insólita dado su particular ego, da su brazo a torcer. Sin embargo, la explicación de esto no admite dudas: Karajan vio como sus tentativas para asegurarse el concurso de la Filarmónica de Viena y de la Staatskapelle de Dresde de cara a una serie de proyectos resultaron del todo frustradas. El maestro se sintió acorralado en un callejón sin salida y no tuvo más remedio que dar marcha atrás. Sin embargo, el binomio Karajan-Berlín ya nunca volvió a ser igual que antes. El matrimonio se había roto y la herida jamás se cerraría.
El capítulo final de ese desamor se representó en abril de 1989: Karajan, anciano y exhausto, cada vez más encerrado en su residencia salzburguesa de La Torre de Marfil, manifiesta que no está en condiciones de cumplir con las obligaciones que su cargo implica con la ciudad de Berlín y, consecuentemente, dimite como director de la Filarmónica. (El carácter vitalicio de su cargo sólo permitía la ruptura en esa dirección y no en la contraria). Los argumentos parecieron insuficientes — pese a que el maestro ya sólo podía dirigir sentado — y se pensó que no quería prolongar más una relación que estaba viciada desde hacía tiempo. El 16 de julio de 1989, cuando los ecos y consecuencias de su reciente dimisión aún no se habían apagado, Karajan dejó de existir en su ya citada residencia de Salzburgo. Quizás fue el último paso para que su figura entrase de lleno en el mundo de la leyenda y el mito.
Las facultades interpretativas de Karajan son indudables. Su repertorio debe ser uno de los más extensos que jamás un director de orquesta haya podido abarcar. Tanto en ópera como en concierto, Karajan dominó de memoria todo lo habitual entre Bach y Richard Strauss. Siempre insistió en que consiguió su íntimo conocimiento de las partituras por medio de un tenaz e incansable trabajo, una aplicación que en su juventud debió rayar en la obsesión. Pero esa férrea disciplina y fanática voluntad de trabajo no se hubo de moderar con el paso del tiempo; nunca canceló un concierto a no ser por una forzosa razón de salud. Tampoco Karajan fue uno de esos directores que cambian la batuta por un confortable retiro. Precisamente la vejez y la enfermedad parecieron aumentar en él el impulso por la dirección de orquesta hasta convertirlo en una pasión en el sentido más amplio de la palabra. Por ello, algunas de sus interpretaciones más tardías adquirieron una perfección más emotiva que muchas de sus piezas maestras tempranas. Su actuación — por primera vez en su dilatada carrera — en el tradicional Concierto de Año Nuevo en Viena en 1987 resultó del todo emotiva: «Paz, paz y aún más paz para todo el mundo» — fueron las palabras dirigidas a un emocionado auditorio durante el discurso previo a la interpretación de El Danubio Azul.
Desde luego, el horizonte musical de Karajan no fue ilimitado. Con referencia al modernismo se mostraba esquivo y así, dirigió las obras de la escuela de Schoenberg más por obligación que por entusiasmo (Al igual que Furtwängler). Con el sinfonismo de Mahler no se relacionó hasta el momento en que, en cierto modo, Mahler fue «redescubierto» en los años sesenta del siglo XX. No existió una tendencia musical, ni siquiera una única obra fuera del repertorio estándar internacional por la que Karajan hubiera abogado apartándose de los caminos habituales de la cultura musical. En la ópera y en los conciertos se interesaba generalmente por aquello que de cualquier modo pertenece a la galería de las «obras maestras» renombradas y con éxito. Un ejemplo: Poco después de la Guerra, realizó unas grabaciones modélicas de algunas sinfonías de Sibelius con la London Philharmonia; sin embargo, posteriormente, nunca volvió a molestarse mucho por otorgar mayor resonancia en Centroeuropa al menospreciado compositor finlandés. Pero Karajan logró nuevos puntos de referencia en una época en que la perfección de la técnica de ejecución y la meticulosa sensibilidad detallista se habían convertido en objetivo común. Siempre siendo las mismas obras las que ejecutaba (Aunque fuese en gran número), en cada ocasión procuraba aportar perspectivas renovadoras por medio de la colaboración de jóvenes talentos que no dudaba en apadrinar. Para sus producciones wagnerianas en Salzburgo renunció a la tradicional guardia de los cantantes wagnerianos de fama internacional; los cantantes y solistas instrumentales que descubrió, desde Josep Carreras a Anne-Sophie Mutter, forman hoy una auténtica legión.
El hábito directivo de Karajan se apartó definitivamente del director conservador-autoritario. Ante el atril, Karajan gustaba de la alternancia entre enérgicas iniciativas y un vibrar al unísono en apariencia sonámbulo, aunque en realidad despierto y atento a los sonidos procedentes de la orquesta. Sus movimientos no se enzarzaban en innumerables entradas o directrices, sino que reflejaban los grandes trazos de la música con elegancia y energía. Paulatinamente, sus gestos fueron disminuyendo o escaseando aunque, como siempre, estuvieron dotados de una inmensa tensión de voluntad. Gracias a los medios técnicos el público de Herbert von Karajan se cuenta por millones a lo largo y ancho del mundo. A fin de cuentas, y salvando las peculiaridades interpretativas y sus «retoques» en la orquesta, Karajan consiguió que el nombre de Beethoven fuese tan conocido como el suyo mismo, como irónicamente escribió Bernd Plagemann en un ensayo en 1983. En Salzburgo — y, en menor medida, también en Berlín — Herbert von Karajan reunió una especie de «comunidad» en torno suyo, una comunidad claramente diferenciada de la burguesía culta a la que pertenecieron los antaño seguidores de Furtwängler, esto es, una «comunidad» de aristocracia de dinero internacional, de establishment muy conservador, jet-set con capacidad de deleite cultural. Vivir a Karajan «en persona» era caro; pero como estrella discográfica penetró, y a un precio asequible, hasta en el último pueblo.
Herbert von Karajan fue uno de los directores más controvertidos de su tiempo y su capacidad como director sólo se puede comparar a su capacidad comercial. Sus detractores criticaron tanto su colaboración con la Alemania nazi como su desmesurado afán comercial. Sin embargo, no se puede negar que muchas de sus interpretaciones, sobre todo las del primer período de su carrera, siguen siendo de referencia en nuestros días. En la evolución de su carrera se hizo cada vez más fanático de las sonoridades hedonistas, pero ello no significa que sus versiones más modernas tengan el mismo nivel que las interpretaciones del primer período. El número de discos grabados por Herbert von Karajan sobrepasa la cifra de 300, algo realmente excepcional, y abarca casi todo el repertorio desde Bach hasta Schoenberg. Resumirlo aquí sería materia de un blog específico al respecto. De cualquier manera, voy a intentar resaltar las grabaciones que considero más destacadas del maestro. Los enlaces al vídeo no corresponden necesariamente con la versión a la que nos referimos, pero sí a la obra ejecutada.
Karajan llegó a grabar hasta cuatro veces el ciclo sinfónico de Beethoven — que a mi me conste — tres con la Filarmónica de Berlín y uno, el mejor, con la Philharmonia de Londres. Por curioso que pueda parecer, a mayor lejanía en el tiempo, mejores son las versiones. De esta manera, señalamos la integral de las 9 Sinfonías de Beethoven, dirigiendo a la Orquesta Philharmonia (EMI) aunque también son muy buenas las versiones realizadas en 1963 con la Berliner Philharmoniker (DG) y las de mediados de los años setenta (DG); La última integral, grabada a mediados de los ochenta, parece la más floja; existe además una quinta versión grabada exclusivamente para vídeo y antiguo lasser-disc, hoy transferida a DVD; el Triple concierto de Beethoven, dirigiendo a la Filarmónica de Berlín y acompañado por Oistrakh, Rostropovich y Richter (EMI); el Concierto para violín y orquesta de Beethoven, interpretado por Anne-Sophie Mutter y la Filarmónica de Berlín (DG); Fidelio de Beethoven, interpretado por Dernesch, Donath, Kélémen y Van Damm. Orquesta Filarmónica de Berlín (EMI); las 4 Sinfonías de Brahms, dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG, versión de mediados de los años setenta); el Doble Concierto de Brahms, interpretado por Meneses y Mutter, y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG); el Te Deum de Bruckner, interpretado por Muller, Molinari, Perry y Wimberg y dirigiendo a la Filarmónica de Viena y el Coro de la Sociedad Amigos de la Música de Viena (DG); Lucia di Lammermoor de Donizetti, interpretado por Callas, Di Stefano, Panerai y Zaccaria y dirigiendo a la Orquesta RIAS de Berlín (EMI); la Sinfonía nº8 de Dvorak, dirigiendo a la Filarmónica de Viena (DG); el Concierto para piano de Grieg, interpretado por Zimerman y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG); Cavalleria Rusticana de Mascagni, interpretado por Bergonzi, Cossotto, Martino y Allegri, y dirigiendo a la Orquesta y Coro de La Scala (DG); el Concierto para violín de Mendelssohn, interpretado por Anne-Sophie Mutter y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG); La bohème de Puccini, interpretada por Freni, Pavarotti, Panerai y Ghiaurov, y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DECCA); Madama Butterfly de Puccini, interpretada por Callas, Gedda, Danielli y Borriello, y dirigiendo a la Orquesta y Coro del Teatro de La Scala (EMI); la Sinfonía nº8 de Schubert dirigiendo a la Filarmónica de Viena (DG); las 4 Sinfonías de Schumann, dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG); el Concierto para piano de Schumann, interpretado por Dinu Lipatti y dirigiendo a la Orquesta Philharmonia (EMI); Muerte y transfiguración de Richard Strauss, dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DG); El caballero de la rosa de Richard Strauss, interpretado por Schwarzkopf, Ludwig, Stich-Randall y Edelmann, y dirigiendo a la Orquesta Philharmonia (EMI); el Requiem de Verdi, interpretado por Freni, Baltsa, Carreras y Raimondi, y dirigiendo a la Filarmónica de Berlín (DECCA); y, finalmente, Los maestros cantores de Nuremberg de Richard Wagner, interpretado por Edelmann, Schwarzkopf, Hopf, Kunz, Dalberg, Unger y Malaniuk, y dirigiendo a la Orquesta del Festival de Bayreuth (EMI).
Abril de 1987: Un joven estudiante se encontraba encargando una tarta Sacher en un emblemático local situado junto a la Ópera de Viena para satisfacer los deseos de un glotón amigo de España. Mientras la dependienta estaba envolviendo con sumo cuidado el pedido en una caja de madera, observé un extraño revuelo en el interior del local. Aparecieron numerosos hombres con walkie-talkies en sus manos y la dependienta que me estaba atendiendo, junto con el resto de sus compañeras, salieron del mostrador y se pusieron en una improvisada fila india. Al ver llegar a aquel anciano, sostenido por dos ayudantes, no pude evitar mi deseo y extendí mi mano con escasas esperanzas: –«Maestro…»- Tan sólo acerté a murmurar, en español. Durante menos de un segundo, Karajan no sólo estrechó mi mano sino que me miró fijamente a los ojos… Y sonrió. Horas después, en la soledad de una habitación, pensé que esa mano que se había tocado con la mía, tal vez tocó la de Furtwängler en algún momento; y la de Furtwängler hubo de tocar la de Arthur Nikisch; la de Nikisch tocó en alguna ocasión la de Bruckner, quien a su vez tocó la de Wagner y éste la de Liszt; todo el mundo sabe que Beethoven besó al niño Liszt en la frente luego de terminar un recital pianístico; aquella mano de Beethoven llegó a tocar la de Mozart en el encuentro más trascendente de la historia de la música… Aquella mañana sentí que había estrechado mi mano con todos los dioses de la música.
Leyendo esta maravillosa entrada me llama inmediatamente la atención un hecho, y es que siendo Karajan de origen salzburgués hayas destacado sin embargo más interpretaciones suyas de Beethoven que de su propio paisano Mozart.
El otro día comentó Joaquín que también para él la mejor versión del ciclo sinfónico de Beethoven de Karajan es la que grabó con la Philarmonia de Londres. Me tomo nota.
Me ha encantado el detalle del apellido (Von), lo curioso del nombre de su residencia (la torre de marfil), y por supuesto la anécdota final, que debió de ser muy especial para ti.
Pues sí, Leiter, se puede decir que has estrechado la mano de los dioses de la música!
Fíjate, cuando te encuentras con él en abril del 87, él había hecho el Concierto de Año nuevo sólo cuatro meses antes. Y en la mismísima Viena, donde debía estar considerado poco menos que como un mito viviente.
No conocía la adscripción de Karajan al partido nazi.
La verdad es que a mí estas cosas no me llaman demasiado la atención. Me quedo con la obra antes que con la vida de los artistas.
En fin, es indudable que, egos aparte, nos encontramos ante uno de los más grandes directores de todos los tiempos. Ahí están las grabaciones para corroborarlo.
Un abrazo, Leiter, qué lujo de entrada, para volver a visitarla una y otra vez.
Lo primero: Aclarar que la denominación «Torre de Marfil» de la residencia salzburguesa de Karajan pertenece a la leyenda. En ningún documento se afirma que dicha residencia se denominara de tan ingeniosa forma, pero… En alemán, los sustantivos se escriben con mayúscula siempre. Cuando los períodicos de habla germana empezaron a comentar la vida de Karajan aludían a La Torre de Marfil en sentido figurado. Pero algunos medios de lengua inglesa tradujeron esa denominación de forma literal, esto es, nominativa. Entonces se armó toda una leyenda al respecto en la que se decía que su residencia se denominaba «La Torre de Marfil»… Yo no me lo creí hasta que un curioso personaje — violinista de la Filarmónica de Viena para más señas — me juró y perjuró que así era en realidad. Obviamente, cabe la duda de que aquel profesor decidiera gastarme una broma atendiendo a mi inconfundible «cara de Isidro» por aquellos años (Y, al parecer, también en los presentes)
Tema político: BLUES no es un blog político (Comentarios de THENIGER aparte) como bien sabes. Intento tratar los temas con rigor histórico y creo que la cuestión de la afiliación de Karajan al partido nazi era más que interesante debido a las innumerables páginas que se han vertido. Simplemente quiero constatar unos hechos que me parecen importantes en el desarrollo de la figura que estamos tratando. Al igual que tú, a mí lo único que me importa es el artista. Pero a veces, ese artista, arrastra unas circunstancias que considero del todo imprescindibles de narrar. De ninguna manera ello significa una pretensión política por mi parte. Todo lo más histórica. Ha habido y hay músicos comunistas, filonazis, de izquierdas, de derechas, más comprometidos, menos comprometidos… Pero aquí sólo nos interesa el músico, aunque en ocasiones sea del todo imprescindible (Karajan, Shostakovich, Rostropovich, Pau Casals, etc.) aludir a las circunstancias políticas del entorno que les tocó vivir.
Coincido contigo: Karajan fue uno de los más grandes (Después de Furtwängler, de Celibidache, de Bruno Walter, de Szell, de…) Pero ¡Ojo!: Para mi su versión de la 38 de Mozart es de absoluta referencia… Le tiraba más Beethoven, efectivamente.
Por lo que yo pude apreciar, Karajan no era un mito en Viena. Era Dios. (Y mira que se las tuvo con ellos en ocasiones)
Un abrazo, Kapellmeister.
LEITER
Leiter, cuando dije que la adscripción al partido nazi de Karajan no me llamaba la atención me refería, no a que ese hecho no fuera interesante y del todo oportuno en un post sobre su figura, sino a que ello, siempre en mi opinión, no empequeñece en nada su figura como artista.
No conocía el dato y enseguida me acordé del gran Fürtwangler. Y en otro ámbito, y por citar casos recientes, de Günter Grass o del mismo Milan Kundera.
En fin, espero haber aclarado mi comentario y en cualquier caso pido disculpas por el equívoco.
Lo de la Torre de Marfil, realidad o leyenda, me sigue encantando. Es literario y aristocrático como el propio personaje.
Un abrazo.
Nada de disculpas, hombre. Si te he entendido perfectamente. Sólo era un simple deseo mío de aclarar esa cuestión para esta y futuras entradas, nada más, y para ello aproveché tu comentario (Soy yo quien debe pedirte disculpas a ti)
Tema Torre de Marfil: No te puedes imaginar hasta qué punto he investigado esa cuestión… Nada de nada. Se confirma que aquel fotogénico violinista me tomó el pelo. Por favor, si alguien sabe algo sobre este tema le agradecería que nos lo contara… Ya es tarde para rectificar el post.
Al hilo de lo que comentabas ayer, Ángel, en febrero tendremos la oportunidad de escuchar unas versiones comparadas de un fragmento sinfónico de Mozart. Ya adelanto que la versión de Karajan (¡Ojo, de 1942!) es de categoría especial. Magistral.
Un abrazo, querido y admirado Kapellmeister.
LEITER
Ayer estaba redactando un comentario y debí dejarlo por la mitad, perdido, porque otra cosa reclamó mi atención y bueno, en el trabajo hay que trabajar (dicen). Ahora vuelvo a la arremetida: diré primero que me hizo gracia que la entrada siguiente a la de Karajan fuera sobre las pirámides de Egipto, porque al gran director de Salzburgo le faltaba poco para llegar a faraón y, con sus últimas grabaciones sobre todo, edificar sus propias pirámides sonoras. Pero ironías aparte, es un hecho innegable que Karajan tiene y tendrá un lugar preeminente en la historia de la música, al menos en ese capítulo que se abrió en el siglo XX: el de la música grabada.
Ahora bien, si Furtwängler jamás perdió la inspiración y hasta el final fue capaz de recrear las obras que dirigió, Karajan fue disminuyendo su originalidad con el paso de los años. Al mismo tiempo que su concepción del sonido se fue refinando hasta el asombro, sus enfoques interpretativos se hicieron menos aventurados. Pero por supuesto, y como Carlos Kleiber demostró con exageración, cada director tiene algo así como un «nicho» propio, un domicilio expresivo donde está mejor capacitado para volcar su talento. Karajan fue muy bueno en el repertorio germano, y ocasionalmente, también en otros, por ejemplo su admirable Tchaikovsky.
Pero que no se entienda mi observación como un reproche. Sería mezquino. Karajan fue uno de los grandes directores del siglo pasado, y ese sonido lustroso, uno de sus mayores aportes estéticos. Además, un descubridor de talentos.
¿Sabías lo del chasco que sufrió en los años nazis, cuando perdió el hilo de Los Maestros Cantores en plena función, debió suspender el acto y empezar de nuevo? Desde ahí se fue de visita a Holanda, donde anduvo grabando entre 1943-44…
No era mi intención relacionar las pirámides con Karajan pero… Has estado del todo lúcido y perspicaz, amigo Joaquín (¡Qué buena apreciación, ja ja!)
Totalmente de acuerdo: Karajan es extraordinario para el repertorio germano y para Chaikovski (El ruso es una de sus grandes especialidades. Ese clase de estilo le viene como anillo al dedo a Karajan). Pero cuando aborda otras cosas… En fin. Y no digamos nada si es por puro artificio comercial (¿No sé si habrás escuchado el Adagio de Albinoni versión Karajan?)
Eso sí: No todo es ficticio en Karajan. Ha sido uno de los más grandes y sus primeras grabaciones son de auténtica referencia por lo general. También coincido en lo relativo a su inmenso olfato para descubrir talentos (Mutter, Ferras, etc.)
No tenía ni idea sobre el «short circuit» que le ocurrió dirigiendo Los Maestros Cantrores. De 1942 a 1945, la vida de Karajan es un hervidero de rumores y leyendas. Una pregunta, Joaquín: Cuando ocurrió ese percance ¿Sabes si estaba Hitler entre los asistentes? Lo digo porque a Hitler no le gustaba un pelo Karajan (Según cuentan los diarios de Goebbels) y es posible que se pusiese nervioso. El Führer, que no tenía ni puñetera idea de música, admiraba a Furtwängler por algo extraño: «Su técnica» (Precisamente, la técnica de dirección — técnica en sentido estricto — fue algo que se desarrolló fundamentalmente después de Furtwängler. No sé si sabes que había una leyenda que decía que los filarmónicos de Berlín contaban 40 compases desde que Furt entraba en la sala para atacar la primera nota… Al parecer, las indicaciones de entrada no eran demasiado precisas en Furtwängler). De esta manera, Hitler demostraba pocas luces en esto: Mira que había motivos para alabar a Furtwängler y el Führer eligió precisamente el menos acertado.
Karajan era un Dios, gustase o no, y su influencia en los ambientes no sólo musicales era total y absoluta. Anne-Sophie Mutter se quiso comprar un Porsche (Siguiendo las indicaciones de Karajan, claro) y en el concesionario le dijeron que tendría que esperar un año para adquirir el modelo solicitado por ella. La Mutter le fue con la historia a Karajan y éste, enfadado, descolgó el teléfono y llamó a la casa Porsche: En quince días, Mutter ya tenía su vehículo… Karajan fanfarroneaba diciendo que «no había que ser alguien especialmente importante para conseguir un favor… A mí siempre me los hacen…»
La imagen que tengo grabada para siempre en mi memoria es, no ya el episodio relatado de mi encuentro con Dios en el Sinaí… (Perdón, perdón, quería decir de mi fugaz encuentro con Karajan en Viena) sino más bien como todo el personal de esa pastelería, clientes incluidos, se puso de pie y casi en posición marcial al paso del maestro. Parecía una figura regia, como los antiguos emperadores austríacos. Fue algo emocionante. Cuando me miró a los ojos (Ese hombre tenía fuego en unos ojos azules impresionantes) pensé: «¡Tierra trágame!» Creí que me iba a fulminar con la mirada y temblé como un niño por mi osadía en extender mi mano. Sin embargo, me sonrió y me agarró la mano (Helada) sin ejercer presión y sólo a la altura de los dedos… Juro por mi honor que, sólo pasadas unas horas, se me estabilizó la frecuencia cardíaca. Ese tío no era humano… Era de otro planeta… Y la gente haciendo reverencias a su paso: «Herr Meister…» Impresionante el poder que transmitía Karajan. De veras, no lo sé explicar.
Grandísimo tu comentario, Joaquín. No se puede resumir mejor y más acertadamente lo que fue Karajan para la música. Coincido al 100% contigo.
Un abrazo, buen amigo
LEITER
Cuentan las cróncias que el episodio ocurrió en pleno Bayreuth, en 1939, con Hitler presente. Karajan dirigía sin partitura “Los Maestros Cantores” y por un momento volvió a la condición humana: olvidó unos compases, se perdió, se armó el jaleo, coros p’allá, orquesta p’acá… Listo, parar y volver a empezar. Si esto es un bochorno para cualquier, imagínate cuando Hitler está unos metros más atrás de ti. Le admiro a Karajan haber reunido entereza para seguir dirigiendo. El caso es que el petiso psicópata ordenó a Winifred Wagner vetar de por vida a Karajan, quien solamente pudo regresar a la verde colina de Bayreuth cuando el dictador nazi había desaparecido (ya no diré muerto, porque desde que descubrieron que los restos de Hitler no eran de él, la Historia necesita reescribirse).
Me imaginé cada detalle que me cuentas sobre esa “sobrehumanidad” proyectada por Karajan. Creo que esos artistas son personalidades al margen del promedio, y muchos juicios críticos padecen el defecto de tomarlos como si fueran simples paisanos de a pie por la calle… Hay que admitir, no que esa clase de artistas son marcianos, pero sí que su personalidad es descollante, y rompen con la medianía que uno espera de un hombre común. Para bien o para mal, son unos privilegiados. Supongo que Miguel Ángel o Da Vinci debieron ser así. O Furtwängler, o Beethoven, etc.
Imagino que en esa pleitesía espontánea de la gente en la pastelería había, además, una especie de orgullo colectivo, algo como «reconocerse» en ese hombre al que celebran. Si aceptamos que un artista debe identificar a su comunidad para expresarla, creo que Karajan lo logró con creces. «Nos guste o no», como tú dices. ¿Te imaginas lo que debió ser, por dar un ejemplo, vivir en los días finales de la república de Weimar, cuando podías encontrar a un Furtwängler aquí, a un Erich Kleiber allá, a un Karajan, a un Knappertsbusch, etc. etc.? Imagínate dándole la mano a todos ellos… Sencillamente no te la lavas más!
Mi queridísimo Leiter!!!! Hoy has alabado al Supremo Dios de mi panteón particular de divinidades y lo reivindico como algo mío, tanto que a veces en las noches Él se aparece en mis sueños.
Hombre amigo Leiter, no imaginas la sensación que me produjo saber que estrechaste la mano de HERBERT VON KARAJAN….yo habría caído como fulminado por un rayo, pero en fin; me gustó muchísimo la cadena que imaginaste en tu breve saludo al MAESTRO.
KARAJAN sin duda es alguien muy especial. Un ser cuyo magnetismo personal en descollante, dueño de un carisma soberbio, una magia que atrapa desde el primer momento sin que nunca te puedas apartar de ella. A los seis años inició mi pasión por KARAJAN. Hoy día se mantiene intacta y crece cada vez más.
Respecto a la anécdota de Los Maestros Cantores, debo decir que es absolutamente cierto que HITLER se hallaba presente en la función, en el marco del Festival de Bayreuth (otro de mis Dioses, WAGNER). Pasada la inmensa interpretación que KARAJAN hiciera de TRISTAN UND ISOLDE, que le valiera el calificativo de DAS WUNDER KARAJAN, nadie dudó que Él era el indicado para dirigir DIE MEISTERSINGER, en concierto ofrecido para los reyes de Yugoslavia (si no me equivoco) y a instancias del propio HITLER. Sin embargo HITLER dudaba de las condiciones de KARAJAN, en tanto consideraba que el joven director carecía de la fuerza necesaria para dirgir el repertorio germano. Lo ocurrido en esa desafortunada función sin duda le dio más motivos al FUHRER para odiarlo.
Su afiliación al Partido Nazi…un tema de nunca acabar y jamás se conocerán los verdaderos motivos que llevaron a KARAJAN a vincularse dos veces. Pero lo que sí es muy cierto es que ningún músico sufrió tanta persecución después de la guerra por ese hecho. Ni Karl Bohm, ni Elizabeth Schwarzkopf…ninguno fue tan atacado ni reprochado como KARAJAN. Eso siempre me ha parecido excesivamente extraño.
Y ahora a lo más importante: LA MÚSICA. DIscrepo cuando se dice que KARAJAN era el mejor…después de todos. ERA EL MEJOR, EL MÁS GRANDE, EL SUPREMO. Nadie se puede comparar a Él…talvez BEETHOVEN y WAGNER, pero eso ya es en otro plano.
Coincido en que las grabaciones que hizo en los años cincuenta son de absoluta referencia gracias a su innegable calidad (ese ciclo de Sinfonías de BEETHOVEN con la London Philharmonia es hermosísimo), pero no estoy muy de acuerdo cuando se afirma que su última etapa fue débil y que su ultimo ciclo de Sinfonías Beethovenianas es floja. Me parece que es difícil decir cuál es la mejor, pues cada una tiene una bondad que la pone por encima de las otras, de manera que nunca habrá una respuesta en términos de mejor o peor…es algo así como una partitura cargada de atonalidad que no se resuelve nunca pero que apesar de ello, llena al oyente…me es difícil explicarlo.
Ahora bien: cómo negar la majestuosidad de EINE ALPENSINFONIE de RICHARD STRAUSS dirigida justamente en esos últimos años? Cómo ignorar la Sinfonía Patética de CHAIKOVSKY con la Filármonica de Viena en 1985, cargada de filosofía? Cómo pasar por alto el REQUIEM de VERDI, interpretado en 1986, mezcla de misticismo y fuerza arrolladora? Como olvidar el DON GIOVANNI de MOZART en Salburgo, donde KARAJAN experimenta una absoluta visión de la eternidad? Y con WAGNER? TANNHAUSER, IDILIO DE SIEGFRIED y PRELUDIO Y MUERTE DE AMOR de TRISTÁN E ISOLDA (1988), en donde KARAJAN alcanzó un grado de perección absoluta? Y por supuesto, Sinfonías Séptima y Octava de ANTON BRUCKNER, llenas de profundidad. como si se sintiera en el PARAISO…ERA DIOS PARA ENTONCES.
Y por supuesto BEETHOVEN, TODO BEETHOVEN…
Alguna vez soñé que yo le decía a una de sus hijas «sabes como quiero yo a tu padre?» y ella me respondió: «CRÉEME QUE ÉL LO SABE». Nunca he podido olvidar ese sueño.
Hombre amigo Leiter, perdóname por excederme en esta respuesta, pero me es difícil evitar hablar de KARAJAN. Es una experiencia onírica sentarse a escuchar una orquesta dirigida por Él.
Miles y miles de abrazos a ti y a todos los amigos que aquí escriben, gracias por esta oportunidad y estad seguros que algún día nos hallaremos en el Paraiso, escuchando la Música de los Grandes y a la Diestra de DIOS…HERBERT VON KARAJAN.
SALUDOS.
P.D. Lo de la «Torre de Marfil» es ficción, pero una ficción hermosa. Creo que si algún día tengo una casa alpina, se llamrá así…
Magníficos y apasionados comentarios, Joaquín e Iván.
Bueno, queda entonces confirmado que Hitler sí que estaba en aquel concierto donde Dios (Como genialmente dice Joaquín) se olvidó por un día de su condición divina. Si uno alguna vez tiene lapsus de memoria en las circunstancias más cotidianas, imaginaos dirigir una obra de cuatro horas de duración de memoria… Eso sólo está al alcance de los privilegiados.
También parece ser que ese filarmónico de Viena que sale en todas las retransmisiones televisivas, ahora ya no tan jovencito y usando lentes, me tomó el pelo, según nos cuenta Iván. Esa mansión de Salzburgo nunca se denominó La Torre de Marfil… ¡Como agarre yo por el pescuezo al violinista ese se va a enterar!
Aunque tengamos nuestras obvias y lógicas discrepancias sobre Karajan (Aunque nunca pondremos en duda su condición de MAGISTRAL director de orquesta) me gustaría plantearos una cuestión que dejó un tanto en el aire nuestro querido Kapellmeister, Ángel. ¿Qué opináis del Mozart de Karajan? Esta cuestión ha sido objeto de muchos y largos debates. Adelanto que a mí me parece estupendo, mucho mejor que el de Böhm (A mí el Mozart que más me tira — y Mozart es mi Dios particular — es el de Josep Krips y, modernamente, el de Hogwood. Aunque claro, hay versiones sueltas de antología: Beecham, Celi, Bruno Walter, Szell, Kubelik…). No me gusta NADA DE NADA la integral sinfónica de Marriner, aunque reconozco que es «facilona» y para oídos poco exigentes.
Iván, tu comentario se me hizo incluso corto. Escribe todo lo que quieras, que estás en tu casa.
Un fuerte abrazo, amigos
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Qué genial entrada, clarificadora en muchos aspectos. Y la última anécdota… bueno cuando visite España obligatoriamente tendré que darte la mano, mi estimado Leiter ja ja.
Y que buenos comentarios! Quedo muy pequeño junto a Ustedes. Así que solo me queda felicitarlos a todos.
Un abrazo.
De pequeño NADA, mi gran y estimado Franky, el crítico musical más genial de Argentina.
Yo sí que tendré el gusto de darte la mano.
Un fuerte abrazo
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Felices pascuas, navidad, nochebuena, para todos….
Karajan aunque no goza de mi favoritismo musical, sin dudas es un MAESTRO en todo el sentido de la palabra…gracias a él la musica culta renacio en las personas, sobre todo en las nuevas generaciones…un renacimiento musical de fama mundial, entras a una tienda de musica y encuentras a jovenes que preguntan por los discos de un señor karajan, se saben las obras de los grandes musicos y todo este cuento, algo no antes visto.. karajan, junto a los germanos klemperer, furtwangler, walter, kleiber, bohm y el italiano toscanini, son los grandes directores del siglo pasado, pero quizas el mas famoso fue karajan ademas de estar acompañado de la mas famosa orquesta de elite mundial….
Recomiendo una colección de discos del sello Emi, (88 CDs) bastante costosa pero una joya para coleccionistas, con las mejores grabaciones discograficas de karajan: «The complete Emi recordings (1946 – 1984)», allì se encuentra el integral de las 9 sinfonias de beethoven con la Philharmonia considerada por los expertos la mejor del director, (personalmente me gustan mas las grabaciones de 1961 y 1962 con la Filarmonica de Berlin), tambien estan las sinfonias de mozart (35, 36, 38, 40 y 41 entre otras.), personalmente me parece de lo mejor realizado por el maestro Karajan…de lo mejor en el mercado del disco encontraras a Karajan interpretando a los grandes maestros…tambien se encuentra una grabación de la 5 sinfonia de beethoven con la filarmonica de viena, bastante dificil de consegir y pieza obligada para coleccionistas…los invito a disfrutar esta magnifica obra de Emi.
Saludos Leiter, cada vez mas me agrada compartir en este blog, estupendos tus comentarios sobre Karajan…Felicitaciones….
Felices Fiestas, Camilo Andrés. Es todo un honor para nosotros que pases por este bar virtual de copas.
No sabes cómo me alegra tu cita sobre «The complete EMI recordings Karajan». Es un bloque, costoso, como muy bien afirmas, pero imprescindible ya no sólo por la figura de Karajan, sino por la propia industria fonográfica en sí. Esa QUINTA de Beethoven con la Wiener es absolutamente inencontrable fuera de esa edición. Seguro que nuestro amigo Iván sabe algo de eso.
Coincido contigo en que las grabaciones de los años sesenta de Karajan-Beethoven no tienen mucho que envidiar a su ya mítica serie con la Philharmonia. A mi humilde opinión, la SÉPTIMA de esa serie es, sencillamente, inigualable.
Gracias por pasarte por esta casa, Camilo Andrés, y por dejarnos tus valiosas aportaciones en forma de comentario.
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En tiempos míticos, una formidable tormenta se dibujó en el ancho cielo. Sobre las nubes, el Símbolo del Poder proveniente del Rhin cabalgaba furioso sobre su brioso corcel de ocho patas, para castigar a la Walkiria que osó desobedecerle: WOTAN, el más alto en el panteón divino, blandía su reluciente Lanza, el Eje del Mundo que sellaba los pactos mediante las Runas Sagradas. La intrépida Guerrera no pudo resistírsele.
Los años pasaron y el Glorioso Dios, en el Götterdämmerung, se retiró silencioso a la espera del elegido. Todos ceyeron que había sucumbido a la catástrofe. Pero su CONCIENCIA le llevó por sendas místicas. También allí blandió la Lanza Sagrada, para re-unirla en la individuación alquímica, junto a la Divina Púrpura del Grial. Él fue entonces «El Puro Loco».
Y he aquí que la Lanza se convirtió en una Batuta…y la Batuta fue empuñada por su ancestral dueño frente a la Berliner Philharmoniker, para rememorar los acontecimientos de un pasado Glorioso en la partitura escrita en una de sus vidas anteriores.
Era la CONCIENCIA que cruzaba los Océanos del tiempo, para reescribir la Sinfonía Inconclusa, una y otra vez, como un ritual de añoranza de la Época Dorada.
La CONCIENCIA…alguien mencionó la palabra. Pero no vale mencionarla. Hay que vivirla luna tras luna…y la Lanza convertida en Batuta únicamente dirige al Elegido en los Templos del Grial.
Por lo tanto no es Él, no soy Yo…SOMOS NOSOTROS, los varios en UNO, en una misma e inefable CONCIENCIA como experiencia mística traducida en partituras.
Son los ecos provenientes de las montañas de Salzburg, que como dones del Arquetipo del UNO, «hablaron» a través de la Berliner Philharmoniker, la Wiener Philharmoniker, la Bayreuther Festspiele Orchester…
Un Templo erigimos…un Altar es su centro y una robusta campana anuncia la llegada de la Era del más Grande y su elevada CONCIENCIA.
¡SUBLIME!
Cada día te superas, Iván
Un entrañable abrazo, campeón
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Permita Alteza que hoy, una vez más, me eleve yo hacia las cumbres de este Olimpo musical, donde generosamente me aceptó Usted cuando apenas era yo un pequeño. Nunca olvidaré cuando le vi por vez primera: Ludwig van Beethoven fue testigo de ese momento y nos dio su aprobación. Había nacido en mí la admiración, el respeto, la reverencia y el cariño más profundo que un súbdito puede profesar hacia su Rey.
Y que grande fue su generosidad! Fui admitido de inmediato en el Dorado Salón de una Élite por Usted escogida para ser custodia de su legado, su nombre, su Arte. Sólo a nosotros nos fue dado conocer el secreto de la Música Órfica, ya no proveniente de la Lira tañida por el Bardo helénico o por la dulce Flauta del travieso de los bosques, sino por Su batuta, dominante y poderosa, empuñada ante la Gran Orquesta. Así lo quiso Apolo.
Desde entonces me convertí en uno de sus más fieles escuderos. Hoy, con orgullo, me reafirmo en la Misión para la cual fui escogido, cuando la magia de Su Dirección señaló hacia mí, para defender el Faraónico Imperio Musical, en donde su esencia gobierna con firmeza, cual lo hiciera Zeus sobre los demás Dioses de su Divino Panteón.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos: a la Torre de Marfil de este descollante Palacio Imperial, donde se ocultan Sus más íntimos pensamientos y la Voluntad Diamantina que ha de triunfar, sólo hemos entrado unos cuantos elegidos. Por ello doy las gracias.
Es así que Hoy, una vez más dominado por una emoción profunda, desde el Bayreuth de los Sonidos Mágicos rindo a Usted un sincero homenaje, encendiendo las 112 antorchas del Wotánico Fuego, pera recordar que un 5 de Abril de 1908, los más excelsos Dioses de la Música le eligieron para venir a este mundo, en medio de la inspiradora poesía a la Belleza de Salzburgo, desde donde Su Luz dominó el Firmamento Musical y la Púrpura Griálica invadió el corazón de legiones enteras, como lo profetizara Richard Wagner unos pocos años antes de convertirse Él también en uno de los más Grandes en el Panteón Musical.
Esa es la inmortalidad.
Feliz Cumpleaños MAESTRO HERBERT VON KARAJAN.
Por supuesto, Iván, y gracias por recordarlo, hoy el maestro Herbert von Karajan habría cumplido 102 años… Aunque hablamos de términos cronológicos terrenales, ya que su legado es inmortal.
Qué mejor que un brillante comentario salido de la siempre inspirada pluma de nuestro Consultor para Asuntos Relacionados con Herbert von Karajan, el Caballero de la Orden Teutónica, nuestro querido Iván.
Este bar virtual de copas se suma a la celebración de la fecha del aniversario del maestro. Gracias Iván.
Un abrazo, amigo
LEITER
Con permiso de mi amigo Frank Ar, nuestro querido CABALLERO ALBICELESTE de BLUES (Laureado con tres estrellas) reproduzco el contenido de una entrada publicada en su blog. Advierto que Frank ha sido la PRIMERA PERSONA en toda la red que ha traducido y hecho público en español el contenido de unas declaraciones hasta ahora inéditas sobre la especial relación que mantuvieron Karajan y Bernstein. Dos monstruos de la dirección… Aunque con algunos malos consejeros.
Con permiso de Frank Ar reproduzco su texto y os conmino a una OBLIGADA VISITA a su bar, en donde encontraréis el origen de todo este comentario acompañado de unas excelentes ilustraciones.
¿Por qué Karajan le tenía tal aversión a Bernstein?
“En poco tiempo Bernstein se convirtió en el ídolo de los vieneses. Era encantador, afectuoso y generoso, y sabía cómo tratar a su público. Pronto los tuvo comiendo de su mano. […]
Bernstein sudaba, abrazaba, besaba, y saltaba como un tigre cuando dirigía. Los saltos tendían a ser más y más altos conforme avanzaba la ejecución de la pieza, y cuando las cámaras de televisión estaban presentes, se volvía salvaje. Una vez se dejo caer (sin intención, supongo) sobre la espalda del concertino. (En comparación con el inaccesible Karajan,) Bernstein fue un disparo en el brazo. Lenny abrazaba a todo el mundo y había un fuego que ardía en su alma; es una lástima que encendiera la vela por los dos extremos.
¿Por qué Karajan tenía tal aversión a Bernstein? […] Tal vez algo de verdad se puede encontrar en lo que Bernstein en secreto me reveló. Un hermoso día, después de una actuación, tomé un avión desde Munich a Viena. Como sucedió, Lenny Bernstein también iba a bordo. […]
[…] Hubo una armonía tácita entre nosotros y pronto nos encontramos sobre el tema de Karajan —un tema muy cercano a su corazón. Cuando le pregunté por qué los dos no se soportaban el uno al otro, comenzó a contarme sin rodeos sobre su primer encuentro hace muchos años. Karajan se encontraba realizando una función de Carmen en La Scala y Lenny Bernstein estaba en el auditorio. Lenny encontró, sin embargo, que la versión de Karajan estaba por debajo de la crítica y no quería ir tras bambalinas después del espectáculo para felicitarlo. (Aquí tengo que decir que nunca he oído a Bernstein decir nada positivo sobre la conducción de nadie, sólo su sarcasmo fue efusivo.) De todos modos, en vez de ir detrás del escenario se fue directamente a la Biffi-Scala, un lugar agradable a poca distancia de la ópera donde se podía obtener una comida a altas horas de la noche. Más tarde, Karajan entró con su mano derecha, von Mattoni. Karajan fue directamente a Bernstein quien había sido descubierto —por así decirlo— “in fraganti”, y se presentó. Bernstein le felicitó debidamente por el desempeño de la noche y lo animó a unirse a él en su mesa.
Para evitar hablar de la miserable Carmen, Bernstein preguntó a Karajan cómo pasaba su tiempo libre en Milán. Él dijo que iba a esquiar a los Alpes. Bernstein no mostró interés y dijo que no podía ir a esquiar ya que no tenía el equipo con él.
A las tres de la mañana alguien llamó a la puerta de Bernstein en el Hotel Duomo, donde tanto él como Karajan tenían su domicilio. Allí estaba Karajan con los brazos cargados con un equipo de esquí, que se ofreció a prestar a Bernstein. Lenny fue tocado en el corazón por la amistosa oferta y dejó a un lado su odio judío para con los nazis. Los dos se sentaron juntos y hablaron toda la noche como si se tratara de viejos amigos.
Bernstein le preguntó a Karajan porqué no se había presentado aún en los Estados Unidos y Karajan respondió con toda franqueza que, debido a su pasado político, no era solicitado en Estados Unidos. Bernstein dijo que Karajan tenía muchos admiradores en su país y que ya que la guerra había terminado hacía mucho tiempo que era posible que su pasado haya sido olvidado. Estuvieron de acuerdo en que Bernstein se ocuparía de todas las posibilidades y trataría de hacer los contactos adecuados para Karajan.
Gracias a esta gestión, se programó un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. Las entradas al concierto se agotaron, pero terminó con abucheos frenéticos contra Karajan. Tras la función, Bernstein se apresuró inmediatamente a la habitación de Karajan para darle un poco de consuelo. Ya había una multitud de solicitantes de autógrafos y esperó cortésmente su “turno” para hablar con Karajan. Cuando llegó a la puerta, von Mattoni con frialdad cerró la puerta, con la explicación que el maestro estaba demasiado cansado como para recibir a más admiradores.
Bernstein más tarde trató de ponerse en contacto con Karajan en Salzburgo y Viena, pero fue en vano. Karajan no pudo atenderlo o simplemente le dió la espalda. Bernstein estaba convencido de que Karajan creía que él (Bernstein) fue el responsable de la manifestación en su contra en Nueva York. Y lamentó que no tenía medios para rectificar este gran malentendido.”
Un abrazo, Frank, y gracias por traducirnos un documento ciertamente histórico. Excelente trabajo, amigo. Mi felicitación y la de todos los clientes de este bar.
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Eso no es un secreto.
Desde que Karajan descendió a la pista del aeropuerto en los EUA, la comunidad judía inició un boicot contra él. La pancarta más decente decía «NO CONFRATERNIZAR CON NAZIS»
Ningún Músico relacionado con el Partido, fue tan duramente atacado en la posguerra como Karajan. Ninguno. A todos los «perdonaron». Sólo contra Él se ha venido medio mundo (y quizás más). Y hoy VEINTIÚN AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE, no cesan los ataques. Y yo se de dónde provienen.
Yo no se si Bernstein era el artífice oculto de los ataques hacia Karajan. No lo creo. Pero si el vínculo de Karajan con el Nacional Socialismo ha quedado en la ambiguedad y su pensamiento real sea desconocido de TODOS, no es menos cierto que Bernstein en su condición de judío también expresaba ambiguedades. Eso lo prueba una frase muy extraña pronunciada por Él en 1970 que me rehuso a reproducir aquí.
Y sólo Karajan sabía qué había detrás de todo eso. Y Bernstein también.
Al final ambos limaron asperezas e hicieron planes. Hubo una especie de reconciliación. Luego de la muerte del Emperador, Bernstein le dedicó un concierto. Nada más que decir. Punto.
Yo también he sabido perdonar a Lenny y Él lo sabe. Apesar de muchas cosas.
En efecto, el boicot a Karajan en los Estados Unidos es conocido.
Lo revelador en el relato de Nilsson es la aproximación que tuvieron los dos directores en Milán y la gestión de Lenny para que Herbie dirigiera su New York Philharmonic. Algo que aparentemente pocos sabían. Me he pasado un par de días buscando en Google y nadie ha tenido en cuenta hasta ahora el comentario de Nilsson.
Con Leiter coincidimos en que de ser cierto el hecho tal y como lo cuenta Birgit, Karajan se habría enojado con Lenny debido a un malentendido.
La autobiografía de Nilsson se publicó en sueco en 1977 y la traducción al inglés y alemán se hizo en 2005 y aún no tiene traducción española.
Nilsson no tiene problemas en criticar aspectos de ambos directores en otras partes del libro, lo cual suma credibilidad a su relato. Por otra parte, es sabido que un pecado de Lenny era su ego (mal de muchos directores del cual Herbie no estaba exento) pero que organizara un boicot, cuando él mismo lo había invitado a New York, es inverosímil. ¿Lenny obvió algún detalle en lo que le contó secretamente a Nilsson? Podría ser. Pero si no tenemos pruebas de que haya mentido, nada podemos decir.
Investigué en los archivos de la New York Philharmonic y encontré que Karajan dió tres conciertos con la entidad en el Carnegie Hall los días 13, 15 y 20 de noviembre de 1958. Y Karajan celosamente nunca le devolvió el favor a Lenny con su Berliner –todo indicaría que debido al mencionado malentendido–. El único concierto que Lenny ofreció con la Berliner, recién en 1979 no fue por iniciativa de la orquesta ni de su director, sino por iniciativa del Festival de Berlín, y se llevó a cabo por ser un evento cuyos fondos estaban destinados a caridad. Allí Lenny hizo que la «mascota» de Herbie interpretara una «amanerada» Novena de Mahler fiel al Mahler judío (Me imagino a Karajan agarrándose los pelos). Se dice que Herbie intentó impedir que Lenny tocara su orquesta… pero no he encontrado una fuente fiable que lo acredite, así que debo sepultar el dato en el infame Cementerio de los Rumores.
Pero por favor Iván no dejés de hacernos saber de dónde provienen los ataques a Karajan, cuáles eran las ambiguedades de Bernstein como judío, qué le perdonaste a él, y detalles sobre las asperezas que limaron y sobre ese concierto homenaje a Karajan, hechos de los cuales nunca he oído hablar.
Sería genial compartirlo. Y yo creo que nadie se va a ofender si lo hacés público en este blog. Nadie debería ofenderse por cosas del pasado ni dedicarse a criticar muertos; eso sólo lo hacen los estúpidos, y no debés prestarle atención a esa gente, Iván.
Un abrazo.
Y muchas gracias Leiter por difundir el interesante relato de Nilsson.
HERBERT VON KARAJAN, ORQUESTA FILARMÓNICA DE BERLÍN, año 1957; primer tour de la monumental Orquesta Alemana por el Japón, dirigida por su recién elegido Director vitalicio.
La obra?
LUDWIG VAN BEETHOVEN, SINFONÍA N° 5 EN DO MENOR, OP. 67, CUARTO MOVIMIENTO.
http://www.youtube.com/watch?v=h29UKNALvsA
Me cuentan sus impresiones.
CUANDO ESCUCHO ALGUNA INTERPRETACIÓN DEL «EMPERADOR» CONTENGO EL ALIENTO.
Quisiera contar un sueño que tuve hoy. Estaba ante las puertas del Teatro Colón; si bien en mi sueño la arquitectura era distinta sabía que era el Colón. Antes de entrar respiré hondo; al entrar vi a seis grandes sentados, pensé que iba a recordar sus nombres pero sólo puedo recordar a Bruno Walter y a George Szell. Di los buenos días y los seis respondieron mi saludo. Me anuncié en una suerte de mesa de entradas y me indicaron dónde ir. Entonces ahí estaba: me presenté ante Herbert von Karajan, respondió en español a mi saludo, y le informé que estaba a su disposición. En el sueño mi deber era velar por el bienestar del Maestro mientras durara su estadía en Buenos Aires.
Gracias por relatarnos tu sueño, Mario, aunque nos has dejado con la duda sobre la hipotética identidad de los tres directores restantes.
Estoy convencido de que a un habitual de esta casa, nuestro amigo Iván Paixao, le habrá llamado la atención el contenido de dicho sueño.
Saludos
LEITER
Mario, de qué manera vestía Karajan y de que manera lo hacías tú?
Saludos.
Gracias por sus respuestas, Leiter e Iván, voy a tratar de responderles.
Leiter: si bien quería recordar la identidad de los tres directores restantes y no pude hacerlo, sí puedo decir que entre ellos no estaban ni Mstislav Rostropovich ni Leonard Bernstein.
Iván: Karajan (al igual que los demás presentes) estaba vestido de smoking con moño blanco, listo para salir a escena. Al ser yo un asistente no vestía tan formal, creo que un pulover y jeans. Lo primero que me encargaba el Maestro eran dos copas de vino blanco; no una botella, sólo dos copas, poco después volví ante él para decirle que ya estaban a su disposición. También puedo decir que era el Karajan de la madurez, tal como figura en la foto que acompaña tu firma, Iván.
Y la sensación que más perduró fue el deseo de que ese sueño durara un poco más, hubiera querido no despertar tan pronto como lo hice.
Saludos desde Don Orione
Pongamos orden en este precioso sueño. JAJAJA
Cuando Mario entró en el Colón vio a seis grandes, pero parece que Karajan no estaba entre ellos. Si no podría haberse acercado directamente a él para presentarse, sin tener que acercarse a la mesa del conserje para preguntar por él.
Y entre los seis grandes recuerda a Walter y a Szell. Tratemos de ayudarle a recordar.
Mario por favor, vuelve a cerrar los ojos, trata de reconstruir la escena situando a los dos que recuerdas, y ahora mira mentalmente a los lados. ¿Quizá los otros cuatro podrían ser Toscanini, Klemperer, Furtwängler y Erich Kleiber? Esto me parece lo más lógico, todos ellos eran de los más grandes.
Cuando vuelvas a verlos, que seguro que podrás hacerlo otra vez si así lo deseas, dales a todos recuerdos de mi parte. JAJAJA Y esto va en serio, muy en serio.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para todos.
Elgatosierra
La verdad es que el relato onírico de Mario nos está dando para mucho en este puente de la Hispanidad tan lluvioso, al menos en Madrid… En fin.
LEITER
Como te atrape gato…No, mas bien ese placer se lo dejo a tu bienamado Toscanini jajaja…
Es muy curioso Mario lo que relatas. Y lo digo porque a lo largo de vida he tenido ese tipo de experiencias infinidad de veces y el protagonista siempre es Karajan octogenario.
Pero sucede que en mi caso, la mayoría de las veces Él viste no el frac, sino el jersey negro que adoptó para los conciertos en los últimos doce años de su vida, casi desplazando por completo el acostumbrado frac. En otras ocasiones (muy pocas) su atuendo es el de siempre: saco de cuello alto, su pantalón de paño y talvez un chaleco. Y más curioso aún es que yo siempre visto igual a Él.
Pero dices que Él se dirigió a Tí. A mí nunca me habla: me sonríe, me toma del brazo pero no habla. Y sin embargo le escucho, como si nos comunicaramos por telepatía.
Eso es algo que jamás voy a poder entender satisfactoriamente. A qué se deberá todo esto?
Y te comprendo perfectamente: uno desea no despertar.
Conprenderán todos la sensación que experimenté recientemente en Salzburgo, cuando estuve en la Casa Natal de Karajan.
Y ahora de vuelta a mi querido felino…que voy a hacer contigo? Déjame contarte una historia, aunque probablemente todos la conozcan:
Los tres directores reunidos tomando un café y hablando de sus cosas: Georg Solti, Leonard Bernstein y Herbert von Karajan. Solti se dirige a los otros para comunicarles que ha soñado que Dios le decía que él es el mejor director del mundo. Bernstein le contesta que él no lo ha soñado: directamente se le ha aparecido Dios para otorgarle esa categoría. A lo que Karajan replica: «Yo no he dicho nada a nadie».
Mi querido Leiter, como puedes ver ya me siento un poco mejor. Me he cuidado bastante y por eso hoy me he atrevido a sentarme y escribir más exténsamente. Espero estar perfectamente restablecido mañana.
Un saludo a todos.
PD. Voy a comprarme un perro cazador de gatos…JAJAJA un abrazo.
Aquí estoy de nuevo, veo que mi sueño ha dado pie a varios comentarios. Voy a tratar de sumar poco más.
Elgatosierra: ante todo gracias por responder, me gustan mucho tus comentarios a las entradas. Al entrar al Colón los seis directores estaban sentados en sillas, formando una medialuna y Karajan estaba entre ellos, estaba sentado en el extremo más alejado a la puerta y más cerca de la mesa de entradas. Por un detalle formal fui a anunciarme en la mesa de entradas, tenía una sensación particular de gran responsabilidad en el sueño y no quería no estar a la altura de las circunstancias. Y a pesar de que lo intenté, no pude recuperar la identidad de los tres directores restantes. Si vuelvo a soñarlos, les daré saludos de tu parte.
Iván: una vez que en la mesa de entradas me autorizaron me presenté ante Karajan y lo saludé con una reverencia (no me animé a darle la mano), y me respondió de palabra. He leído tu comentario en otra entrada en donde contás la primera vez que soñaste con Él, que te sonríe, y he vuelto a releer un comentario anterior donde su hija te dijo que Él sabe cuánto lo querés, y no tengo palabras, sólo una gran sonrisa de admiración. No, no podría decir nada.
Gracias a todos ustedes por hacer este bar virtual de copas, por unas entradas sublimes y unos comentarios deliciosos. Hace ya unos meses los sigo y recién ahora me animo a escribir, gracias a todos por dejarme compartir unas palabras.
Saludos desde Don Orione, en esta noche de primavera en el Sur
Gracias siempre a ti, Mario, por compartir tus experiencias. Este bar se enriquece y congratula con tus comentarios.
Algún día contaré cuando yo soñé con Mozart… Me dijo que… Bueno, algún día lo contaré.
Un abrazo, Mario.
LEITER
Estimado amigo Iván, si hubieras visto la sonrisa de buena mañana que se ha dibujado en mi cara al leer tu comentario ya estarías totalmente recuperado. ¡Bien ha valido por todo el día, y espero que eso sea lo peor que me pase hoy! JAJAJA
Tengo un amigo psicoanalista que te ayudaría a entender todo eso de tus aventuras oníricas, aunque a veces pienso que es mejor que no entres por aquí, no vaya a ser que ya no salgas nunca. JAJAJA
Ya conocía ese chiste de Solti, Bernstein y Karajan. Lo que más me sorprende es el comentario de Solti, no sé cómo se le puede haber ocurrido nunca tal cosa. JAJAJA De los otros dos no digo nada, porque todo el mundo sabe que estaban locos de remate. JAJAJA
Iván, no tengas pena, ya te he dicho siempre que tengo en gran estima a Karajan y que no dudo nunca que fuera una de los grandes. Que no estuviera entre los seis primeros no quiere decir que no fuera uno de ellos, y fíjate que siempre pensé que los otros seis estaban allí para escuchar un concierto dirigido por él.
Por cierto, los perros no me dan miedo, son todos más tontos que yo, que ya es decir. JAJAJA
Estimado Mario, y cómo es posible que estando allí Walter y Szell te pongas a pensar en Karajan. JAJAJA Jamás lo entenderé, pero como dicen en mi pueblo “hay gente pa to”. JAJAJA
Aquí seguiremos, estimado amigo, esperan do tus sabrosos comentarios.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
No viene mucho a cuento, pero estoy DESOLADO al comprobar que la mayor parte de los enlaces de esta entrada sobre Karajan han sido suprimidos por diversas razones.
¡VIVA LA DIFUSIÓN CULTURAL!
¡Qué pena! ¿Merece la pena poner tanto enlace para que luego unos gilipollas los supriman? ¿Quién me devuelve a mí el trabajo de búsqueda y colocación de enlaces?
¡PATÉTICO!
Disculpad el tono de mi comentario, pero es que estoy muy enfadado con este tema.
LEITER
Sabes Leiter, estuve revisando esta entrada y algunos de tus comentarios, especialmente tu inquietud sobre las interpretaciones de las Sinfonías de Mozart y aunque mi criterio era que el Doktor Böhm constituía referencia en cuanto a Mozart se refiere, al hacer la comparación entre Él y el Emperador, inevitablemente llega uno a la conclusión que Karajan era infinitamente superior que Böhm dirigiendo Mozart. No es que Herr Doktor lo hiciera mal de ninguna manera, pero el Kaiser tenía la batuta mágica. Nada que hacer.
Y otro comentario: la Quinta Sinfonía que aparece en la colección de EMI efectivamente es una joya, de esas que si caen al océano, no vuelves a ver NUNCA. Creo que Poseidón es algo envidioso.
Un abrazo.
Delicado el tema que planteas, amigo Iván. Pues bien, si yo tuviera que elegir entre el Mozart de Böhm y el de Karajan me quedaría con el que Karajan grabó con la Philharmonia. Karajan tiene una Sinfonía nº38 verdaderamente apoteósica en donde traza unas líneas melódicas que son un cántico al buen gusto, dentro de una tradición interpretativa de Mozart muy diferente a la de nuestros días. Pero esta opinión no significa que el doctor Böhm no me guste. Ambos directores son magníficos mozartianos.
Un abrazo, Iván
LEITER
Iván, ya veo que te has empeñado en terminar mal el año. En fin, qué le vamos a hacer. JAJAJA
Y menos mal que has dado con Leiter que es muy comedido y educado, y no como otros. Si llegar a dar conmigo, sin ir más lejos, hubieras visto lo que es bueno. JAJAJA
No sé si te he dicho alguna vez que en Mozart los campeones son Bruno Walter y George Szell. ¿¡Te suena esto!? JAJAJA
Es cierto que durante la primera época de Karajan para EMI hizo cosas buenas, sobre todo aquellas tres de óperas, muy buenas, pero de las sinfonías creo que es mejor olvidarse. Y no es que sean malas, sino que las hay mucho mejores. JAJAJA
Para llegar a Karajan hay que pasar antes por una legión de directores. Además de los ya citados Walter y Szell, Krips, Harnoncourt, Jacobs, Pinnock, Linden, Mckerras, Bernstein, Barenboim, Britten, Klemperer, Kehr,…, y no sigo para no aburrir a los amigos. JAJAJA
También es verdad que por detrás de Karajan hay muchos más, pero es que las sinfonías de Mozart se han grabado hasta la saciedad. Mozart es mucho Mozart. JAJAJA
De la última época las sinfonías de Böhm son mejores que las de Karajan, de verdad, créeme. Y eso que la OFB era su orquesta, pero no le venía la inspiración. JAJAJA
Y de la “Quinta” de Beet no diré nada que luego todo se sabe. Esas son palabras mayores. Y no me tires de la lengua o te vas a llevar lo tuyo y lo de tu caballo. JAJAJA
Si vas a contestar piénsatelo muy bien antes, pedazo de barbián. JAJAJA
Salud, PAZ, sonrisas y muy cordiales saludos para toda la parroquia, incluido Iván. JAJAJA
Elgatosierra
De toda esa lista que has dejado, Gato, no aparecen dos de los mejores mozartianos: Beecham y Hogwood, cada uno en su época.
La integral de Böhm con la Berliner es muy irregular. Mucho mejores me parecen las últimas sinfonías grabadas con la Wiener.
Karajan me parece un gran lector de Mozart, de veras. Muy superior a Bernstein y no digamos a Solti.
¿Y el peor? Difícil cuestión, porque versiones malas las hay también y no son pocas. Sólo citaré las iniciales: H.G… Me da apuro poner hasta su nombre.
Un abrazo, Gato
LEITER
De acuerdo Leiter, pero no te tomes las cosas al pie de la letra. JAJAJA
El comentario lo he hecho a vuelapluma, y era sólo para alegrarle el día al amigo Iván. JAJAJA
Si me pongo a buscar detenidamente seguro que salen muchos más, pero tampoco era para hacer sangre. JAJAJA
Sí, Beecham hizo muy buen Mozart. Su “Rapto…” y su “Flauta…” son antológicas. Lástima que no nos dejara más sinfonías grabadas. También es verdad que Tomasín lo hacia casi todo bastante bien. JAJAJA
Y he de recocer que de Hogwood me he olvidado totalmente.
Estaba intentando colocar en paralelo a Böhm y a Karajan, y a ambos con la OFB, pero estoy de acuerdo que con la OFV Böhm lo hizo bastante mejor. Es más, siempre pensé que aquella integral la debería haber hecho con la segunda en lugar que con la primera. La OFV siempre fue más mozartiana que la OFB.
Y no caigo en lo del acertijo, tengo varios candidatos pero son tan poco conocidos que no creo que te refieras a ellos. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y muy cordiales saludos para toda la parroquia, incluido Iván. JAJAJA
Elgatosierra
Yo se que me quieres bien Gato, y no puedes vivir ya sin mí, JAJAJA.
A mí me simpatizan mucho los gatos, sobretodo cuando escucho a Mozart o a Brahms dirigido por Bruno Walter (pero más por Karajan)…
Y ni creas que me engañas: cuando das tus saludos a toda la parroquia, se que lo haces privilegiándome a mí, por encima incluso del propio Leiter, JAJAJA
Porque el día que no lo hagas, no te dedico más la Fantasía para un Gentilhombre y mas bien preparo esa deliciosa sopa de Gentilgato que me enseñara a preparar Karajan en su casa de Anif bei Salzburg, una bella tarde de primavera, JAJAJA
Fuertes abrazos, mis dos buenos camaradas Gato y Leiter.
JAJAJA Amigo Iván, sabía que más temprano que tarde vendrías. JAJAJA
Además has estado comedido e inteligente, yo creía que ibas a entrar más al trapo. JAJAJA
Ya te he dicho otras veces que no malgastes tu precioso tiempo con Mozart y Karajan, sería mucho más gozoso con Walter. JAJAJA
Y de sobra sabes tú que Karajan solo sabía hacer sopa de piedra del Salzach. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saluditos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Piedra sin duda salada, que da ese sabor tan particular a la sopa que te menciono, JAJAJA.
Y no te preocupes que no malgasto el tiempo con la pandilla…la receta es de Rossini, JAJAJA.
Qué andará haciendo Leiter que no ha venido a disciplinar a sus gamberros amigos?
Abrazos mi felino.
Iván, no te preocupes por Leiter, y no te quepa la menor duda que disfruta bien a su sabor viéndonos como jugamos en su bar. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saluditos para toda la parroquia.
Elgatosierra
Yo soy uno más de la Mesa Redonda de BLUES. No puedo tomar partido ni por el Caballero de la Orden Teutónica y Consultor Principal de Asuntos Relacionados con Herbert von Karajan, ni por el Asesor Filosófico-Musical. Pero me da, queridos maestres, que le habéis dado un poco a la botella de anís… Yo no puedo este año… De momento.
Leiter ha estado ocupado toda la tarde porque a una vecina del edificio en donde vivo le dio por tomarse otras cosas más fuertes que anís y se dejó la muy boba el gas dado. He tenido que llamar a Emergencias y esos sitios y la cosa parece que se ha solucionado. La puerta estaba abierta, el conserje de vacaciones en el bar y muchos vecinos, al ser yo el más joven de la finca, estaban ahí como tontitos mirando. Dije: –Joder, que huele a gas que apesta. ¡Fuera de aquí! y una señora me dice: Señor Leiter, entre usted a ver si cortando la llave del gas… Si entro no salgo. Saqué el teléfono móvil — objeto desconocido para mis ancianos vecinos — y llamé a Emergencias. La vieja está bien y el gas cortado. Bueno, pues es..zzzz… que os decí…zzz… el gas… zzz
¡PLOF!
Yo prometo que hoy solamente he bebido agua y zumo de naranja natural. JAJAJA
Solo empino el codo, una copa nada más, cuando voy a bailar. Mi religión, es decir mi oíslo, no me permite más. JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
No deja de ser curioso — no lo digo por ti, Gato — que la primera expresión de un borracho es la negación de la propia evidencia: «¿Borracho yo?»
Bueno, lo de la adivinanza de H.G nada de nada. Venga, os dejo otra pista: Realizó la integral sinfónica de Mozart con el Mozarteum… ¡Y ni por esas!
Un abrazo, Gato
LEITER
Ummm, HpuntoGpunto es de Österreich y dirigió el Mozarteum durante una década?.
ejem
Perdona Leiter, nunca tuve en cuenta a Hans Graf. Y creo que la inversión de CAPRICCIO fue nefasta a todos los niveles.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
¡BINGO!
¿Ves cómo no era tan difícil, Gato?
¿A quién te creías que me estaba refiriendo, Zarza?
LEITER
Pues salvo que haya otro que cumpla las condiciones que he escrito, a Hans Graf, lo que pasa es que no yo quería parecer marisabionda, de hecho no lo soy, solo hay que saber buscar. 😛
Alles gutes zum Geburtstag, unsterblich Meister!
http://www.youtube.com/watch?v=WZks5fvL1wY
Und
http://www.youtube.com/watch?v=WPUT-LDo_nY
Danke Schön.
Aqui hay terreno delicado, no quiero pisar una de estas bombas…
Estoy de acuerdo con Leiter en una cosa: el Karajan del Philarmonia. Vamos a ver: el «Young Karajan» era ni más ni menos que el elegido del olimpo y lo tenía abolutemente todo, y tenía más que Böhm, por supuesto. Tenía tradición, genialidad y magia. Otra cosa es: lo que hizo con esto.Fue la historia de lo que en francés llamamos un «croc en jambes»..una forma de patada para hacer caer al otro.El legado era para karajan, pero de verdad lo supo sostener o pasó mucho tiempo luciendose a si mismo ??? Total, que el pequeño Herr profesor Böhm, personaje aparentemente aburridísimo, que no tenía en absoluto la genialidad de Karajan,y que hacia grabaciones pulcras y correctas de las sinfonias de Mozart, fue tan fiel a sus ideales de servicio que una vez alcanzada la cuarta edad, empezó a subir…hasta dejarnos cosas que ni karajan ni ninguno…porque las 38 y 39 de bohm con viena en 1978 solo se pueden comparar con quien fue su maestro, bruno Walter.
En fin, son cosas de la historia y del olimpo que al final es quien elige…y sabeis quien era el unico colega amigo de Böhm?? Bernstein !! En Enero de 1981 los dos se encuentran en Munich. Böhm está al final de su recorrido por este mundo, recuerdo perfectamente como se tambaleaba, casi no podía andar. Sin embargo en este mes dirigía el rapto en Munich, li Nozze en Berlin y un concierto con la Staadskapelle de Dresden en Paris!!! Bernstein dirigía su tristan para el disco y fue a visitar a su amigo Böhm en la opera. Nada más entrar en el camerino oye a Böhm: Bernstein, que es lo que he oido, Vd está grabando tristan? Todo esto con media sonrisa y una mirada profundamente incrédula….El americano, que conocía la identificación del viejo Doctor con la obra, intentó ser lo más discreto posible. El día siguiente por la mañana, Lenny acaba de grabar el preludio. Y de repente se da la vuelta y ve allí sentado al Herr profesor que había salido expresamente de su casa de la Himmelstrasse para ir a escuchar a su colega.Y Böhm: Enhorabuena, Bernstein, os habeis atrevido con la lentitud, yo tardé 60 años para hacerlo. Desde luego, el aburridisimo herr profesor de los años 60 se había convertido, Dios sabe como, en un personaje apasionante…
¡Feliz Aniversario de Karajan!
Hoy hubiera cumplido 103 primaveras terrenales…
Una cosa es cierta, amigo Jean François, y es que Böhm tardó mucho tiempo en ser un director reconocido. Afortunadamente, su figura se revaloriza día a día.
¿Y Karajan? Pues no quisiera ofender a nuestro buen amigo Iván, pero le ocurre casi lo contrario que a Böhm. Fue un gran director, nadie lo duda, pero pudo ser el mejor de no haberse pasado al «lado oscuro» de la comercialización. En fin, para gustos, colores hay en el Universo.
Mis abrazos, Iván y Jean François.
LEITER
Es que yo creo que realmente fue el Kaizer y por esto no me gusta en absoluto atacar a karajan… Todo lo del Philarmonia, incluyendo los Mozart,todo el primer karajan es algo mágico, y creo también que al final del camino volvió a volar a alturas muy dificiles de alcanzar. No me gusta el típico karajan de los años 60,el de yate y del avion privado, el de Saint Tropez al lado de brigitte Bardot…ah esto si, su barco era increible, yo navegaba en esta epoca por la costa azul con el barco de mi padre y de vez en cuando veiamos el famoso velero cuyo nombre ahora se me escapa…
HELISARA.
Pues acabo de ver una foto de Helisara en un website de Brasil con la siguiente frase:Permeneció a Herman Von Karion !!! Y esto es, digo yo, que nosotros podemos pelear para saber si la 38 de von Karajan es mejor o peor que la del Dr Böhm mientras el mundo, fuera, sigue su espiral de incultuta y degeneración. Hace poco una chiquilla de Sevilla me envió un regalo…una referencia de Youtube con la quinta de beethoven en plan music laser, le dije que esto no era Beethoven, y se me enfadó,y no es en absoluto capaz de entender la diferencia…y esto que tiene bachillerato. Asi vamos, asi vemos. Asi que enhorabuena por todas nuestras diferencias de criterio, que por lo menos tenemos criterios !
Hace muchos años, un bobo que ejercía como dependiente de una tienda de música de la calle Alcalá de Madrid se empeñó en decirme que Liszt había sido alumno personal de Bach y que por eso tocaba tan bien el piano (sic). Le seguí la cuerda y le contesté que Wagner había trabajado estrechamente con Palestrina… Me miró con cara de sobresalto y me dijo: –«¡Ah, pues yo creía que el Pininfarina ese era un diseñador de carrocerías. No sabía que también era músico…!»— Obvio decir que la tienda de música no duró ni tres meses abierta. ¡Esos son emprendedores y lo demás zarandajas!
Mis saludos, Jean François.
LEITER
¡Von Karion, ese si que era un buen director, verdad Iván! JAJAJA
Jean François, gracias por la munición.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquía.
Elgatosierra
Si no tienen idea de quién es Herbert von Karajan…qué esperanza me queda que sepan quién es ELGATOSIERRA?
Gracias por la munición!
Iván, acabo de ver detenidamente el video de Tokio y fui a ver justo después el mismo movimiento en el documento de 1966…Tokio ES el Karajan de los años 40 y 50, para mi es EL HEREDERO.Me encanta,a pesar del agunos desequilibrios esto tiene una fuerza y una magia muy grandes ! El otro documento, de verdad, es para incondicionales del señor Von Ká, como decía Furtwaengler.Pero se puede analizar más a fondo…la manera de llevar la pulsación ( me faltan palabras en castellano)y la respiración en Tokyo son autenticamente tradicionales, es decir conformes a la tradición. Yo soy un arcáico de la dirección, no he pasado de lo jurásico, y bueno me toca asumirlo. Todavía dirijo coros y me toman por alguien muy respectable pero algo loco, más bien loco por mis tempis y por mis gestos….pero yo tengo las raices más profundas en Nikish y en karl Mück y me temo de que esto no va a cambiar debido a la edad.Lo que me fascina en este Karajan del 57 es que me parece un ejemplo extraodinario de lo que debería ser la creación en el sentido tradicional: inovar con raices. Admiro esto mucho! Y sin embargo en 66 veo el tsunami americano invadiendo la escuela europea, veo coches cadillac en medio de la orquesta y esto no me gusta.Este movimiento debe nacer de un impulso interno, no de un efecto de «empuje»…La quinta del Dr.Böhm en Tokio es muy desequilibrada-tenía 83 años-pero la transición hacia el ultimo movimiento es toda una leccíón magistral de dirección, desde mi punto de vista. Retomo contacto con Karajan ya al final, con los ultimos leider de Strauss con Janowitz, el Requiem de verdi, etc…son interpretaciones muy personales pero son de una inmensa verdad en el lenguaje de un grandísimo artista.
El sentir de un grupo de aficionados a la música, coincide en que la etapa final de Karajan no es la que más emociona, no así para mí, a quien todo Karajan emociona. Leiter es un ejemplo de ello cuando manifiesta en su apreciación sobre los ciclos sinfónicos beethovenianos, que su interpretación predilecta es aquella grabada en los años cincuenta con la Philharmonia. Por contra, indica que la integral grabada a mediados de los ochenta luce como la más floja.
Criterios individuales, por supuesto. Una característica fundamental de Karajan es una constante búsqueda de perfección en el sonido extraído a las orquestas, aunado al impecable equilibrio de las líneas sonoras de la partitura, lo que para muchos le resta espontaneidad a la interpretación y más bien produce un sonido plano, demasiado técnico, sedoso y empalagoso. Incluso hay quien diga (y atención a esto) que el famoso «sonido Karajan» es una mera artificialidad obtenida merced a los ingenieros de grabación, más que a las virtudes del maestro como director. Y una vez más, el ejemplo predilecto son las sinfonías de Beethoven que Karajan grabó a lo largo de toda su dilatada carrera.
El oído no entrenado pasa pasa por alto las diferencias entre un ciclo y otro; los acostumbrados sí percibimos los cambios en la interpretación (independiente si nos gusta o no). Es indudable que no resulta igual la manera como Karajan dirigió y grabó la Séptima de Beethoven en septiembre de 1941, a como lo hizo en diciembre de 1983; el estilo, si bien el mismo, presenta muchas diferencias.
¿Por qué he traído esto el día de hoy? Porque algo que muy a menudo se pasa por alto en las críticas es que el Karajan de los discos, es muy distinto al Karajan en vivo.
En el día de ayer estuve escuchando dos interpretaciones de la Tercera de Beethoven, ambas en interpretación de Karajan y ambas en vídeo (Sony – His Legacy for Home Video). Una de ellas fue la registrada en enero de 1984 (grabación en estudio) y que forma parte de la última integral del maestro -curiosamente esa grabación no sólo forma parte del ciclo en CD, sino que también fue filmada e incluída en el ciclo para el vídeo disco que fue uno de los que vi -; la otra es la filmación de un concierto realizado el 30 de abril de 1982 para festejar el centésimo jubileo de la Filarmónica de Berlín: esta última, sólo figura en vídeo, no hace parte de ninguna integral y -repito- es una grabación en vivo.
Pues bien: es allí que me apoyo para manifestar que el Karajan del disco es diferente al Karajan en vivo. La interpretación hecha en estudio, lleva un sonido muy estudiado, planeado y pulido hasta el último de los detalles. Aunque me complace del todo, es uno de esos ejemplos de lo que he mencionado sobre la opinión que despierta el estilo último de Karajan, sedoso y edulcorado.Pero lo que deseo hacer ver, es que tal estilo no es la regla del maestro en todas sus interpretaciones, pues la diferencia de esta grabación en estudio y la hecha en vivo, sólo tiene una diferencia de un año y medio -muy poco para que un director cambie tanto: en esa interperetación de abril de 1982 -repito, en vivo- el sonido es diametralmente opuesto. Resulta espontáneo, inspirado, profundo, y como dice Jean-François, sube y domina todo el recinto. Este fue el efecto que en los profesores de la orquesta produjo el propio Karajan, quien lejos de su perfeccionismo técnico muy estudiado y pre-meditado, adoptó una actitud sincera y libre en sus movimientos. ¿El resultado? Una Sinfonía Eroica (o Heroica) repleta de vida, napoléonica en su primer movimiento, llena de triunfo en su parte final y de suma gravedad en su Marcha Fúnebre; el scherzo es para escucharlo mil veces. Tan espontánea resultó esta interpretación, que incluso tras el sonido propio de las cuerdas, subyace ese extraño chisporroteo que produce el tensar las cuerdas con el arco. Y al final, el público berlinés rompió en sincera ovación, comprobando además, como un emocionado Karajan abandonaba su frialdad característica para abrazar agadecido a su primer violín.
¿El sonido? Impecable, mejor que el obtenido en cualquier estudio de grabación: esto prueba que «el sonido Karajan» sí es real y es producto auténtico de la batuta de su inigualable maestro, no el favor de un ingeniero de sonido.
Es una lástima que no haya ejemplos en la red: este concierto que refiero alguna vez estuvo en Youtube, pero como suele suceder, fue erradicado por reclamaciones de copyright.
Algo semejante ocurre con la Novena. El público prefiere los registros de los años cincuenta y sesenta, no convencidos por los dos últimos de septiembre de 1983 para el CD y el vídeo (esas sí, dos grabaciones distintas); sucede que en 1987, también en concierto, Karajan interpretó la que muchos han considerado la versión suprema de la Novena jamás salida de batuta alguna. No existe empero, ni vídeo ni CD de este concierto. Una lástima.
Este dilatado comentario en el que he abusado de las palabras, tiene como único objeto reivindicar un poco la última etapa de Karajan, tan criticada a menudo. Y esto porque sigo convencido que pese a su afán comercial y narcisismo, el maestro Herbert von Karajan ES el director, ES el emperador, pero por sobre todo, ES el artista sumo. Y esto vale más que todas la críticas.
Mis fuertes abrazos.
Extraordinaria aportación de un contenido más que interesante, para nada dilatado, y que agradezco mucho que hayas incluido.
Vamos a ver: es del todo cierto que los últimos registros de Karajan adolecen de ese edulcoramiento tan criticado y al que hemos aludido. No es eso el sonido Karajan, que siempre ha existido y sólo un ignorante puede negar, sino el sonido Karajan helenístico, esto es, llevado ya a una exageración barroquizante que tira un poco para atrás por su escasa espontaneidad. Sí resulta evidente que en los conciertos que el maestro realizó en vivo en sus últimos años se escuchaban de otra forma más abierta, más natural, pero, cuidado, no en todos. Una grabación visual también es susceptible de apaño. Aunque, como muy bien dices, es lamentable que muchos de esos conciertos en vivo ya no estén disponibles en YouTube por los motivos ya sabidos. Ahí sí que se podría establecer una comparación. De todas formas, a mí siempre me ha gustado más ver a Karajan que escuchar a Karajan. A ver si me explico: cuando en el canal de UNITEL ofrecen una grabación suya creo que todo, efectivamente, suena mucho mejor que en el disco (y, obviamente, me refiero a grabaciones ya de los últimos 70 y 80). Además, con la estética de Karajan, la música entra mejor. Empero, he de confesar que tu comentario me ha abierto mucho los ojos en este aspecto y que a partir de ahora trataré, cuando pongan algo de Karajan, de cotejarlo luego en CD.
Ya sabemos que Karajan controlaba absolutamente todo en lo relativo a su trabajo. A mi modesto entender, mi opinión es que el anciano Karajan ya delegó ciertos aspectos en personas de confianza y por eso el resultado de algunos de sus últimos registros en CD no resultan del todo satisfactorios, no tanto por el concepto, sino por el arreglo. Es sólo una opinión y seguramente esté equivocado. Karajan grababa una cosa y luego esa cosa salía con una capa de merengue encima… No lo sé realmente. De todas formas, su última integral de las sinfonías de Beethoven tampoco me convence en el aspecto conceptual (ojo, y no quiero decir con eso que sean malas). Pero las comparaciones — de concepto, no de sonido — son inevitables. Segunda, Quinta, Sexta, y Séptima no acaban de superar a las versiones de la Philharmonia o posteriores. Eso no sólo le ocurre a Karajan, por cierto. Hay directores que son tan geniales que graban muy jóvenes una versión tan descomunal que luego, a lo largo de su trayectoria, no logran ni igualar ni superar aunque ellos hayan alcanzado un lógico plus de madurez artística. Se me vienen a la cabeza ahora algunos registros de Toscanini y Bruno Walter, aunque ya sabemos de sus circunstancias por América.
Por cierto, la última Novena en CD es, a mi modesto entender, estupenda. Pero tiene un problema: la actuación de los solistas, sobre todo los masculinos, es patética. Todavía no acierto a entender cómo Karajan consistió lo que en algunos pasajes se puede escuchar (y con esto conecto con lo de la presumible delegación de aspectos durante su última etapa). Tal vez, Karajan grabó primero y sobre esa grabación se añadieron las voces. Esto fue moneda común en los ochenta: no se grababa de tirón sino por secciones. Pero no lo sé con certeza, es una mera conjetura mía carente de fundamento. La versión en vídeo no recuerdo ahora haberla escuchado.
Amigo Iván, seguramente esa versión de 1987 de concierto fue legendaria e inolvidable. Pero me sigo quedando, a efectos de esa obra, con la del doctor Böhm de 1980… y con Furtwängler y Bayreuth, claro. Es que ahí el listón está realmente alto.
Buenísima y esclarecedora tu aportación sobre este tema. Gran comentario.
Un abrazo, amigoy hermano Iván
LEITER
Para decir la verdad no es esta la visión «lineal» que tengo personalmente de la evolución del maestro Karajan a lo largo d esu carrera.Ya he dico en repetidas ocasiones cuanto me gusta el joven Karajan-bueno, en realidad estamos hablando d elos años 40 y 50, o sea de unos 20 años que no son pocos y van mucho mas lejos que un fenómeno de juventud. No me gusta el típico Karajan de los años 60, y sin embargo el «last» karajan me llena de respecto y de admiración, más allá de los criterios interpretativos en sí. Nada que ver con el fenómeno «last Böhm» ni con lo que llamaron al otro lado el «indian summer» de Bruno Walter. Lo del sonido Karajan es una realidad y no solo de laboratorio. Este hombre buscó y buscó «su» sonido, era para el una meta fundamental,y lo encontró tal un verdadero brujo mediante una técnica la cual, simplemente, no me explico. En el primer movimiento de la sinfonía del nuevo mundo se oye perfectamente en el fraseo de los primeros violines y no sé absolutamente nada de como lo consigue, pero lo consigue. Y bueno en la etapa final de su vida el maestro Karajan, con su sonido ya dominado, dejó unas interpretaciones que a nivel del criterio estético en sí y para quien ama de forma casi incondicional el punto rústico del Dr Böhm pueden parecer muy alejadas del modelo que se tiene pero que no dejan de ser una pueba de magstralidad pura, de una inmensa coherencia interpretativa. Es la época del Requiem de Verdi y del disco de Strauss con Janowitz, de Egmont etc…Si no me equivoco esto aún pertenecía a los años 70 y se prolongó hasta finales de los 80. De Beethoven no puedo hablar, Admiro muchísimo el Beethoven del primer Karajan-incomparable el concierto de Tokyo en el 56-pero después pierdo el hilo y esto se debe a corcunstancias digamos que muy personales, es que no soporto escuchar las sinfonías de Beethoven más que en unas ediciones muy reducidas. Sin embargo una noche estaba cenando en un restaurante con el primer movimiento de la novena como Hilo Musical y yo pensando: el tempo no me parece realmente el ideal pero esto es uno de los grandes, muy grandes, maestro maestrisimo! Hasta el punto que me levanté para preguntar quien era el director. Y se trataba de la última versión del maestro Karajan.
Un abrazo, Jean François