A finales de 1933, unos meses después de que Hitler accediera al poder en Alemania, la mayor parte del aparato cultural se encontraba ya bajo el control del Ministerio de Propaganda de Goebbels aunque la música no pasó a ser un instrumento del Estado. La vida musical alemana no se nazificó simplemente desde arriba, sino en gran medida a sí misma. Mediante la Reichsmusikkammer, cuyo primer presidente fue Richard Strauss, se dejó que los burócratas culturales decidieran qué artistas carecían de fiabilidad y aptitud para la actividad musical. Obviamente, todos los músicos judíos fueron declarados ineptos y aquello tuvo un impacto devastador en la interpretación musical, comenzando entonces los viajes sin billete de vuelta de muchos grandes directores. Klemperer, tras su exitoso período en la Krolloper, se largó a EEUU en 1933. Ese mismo año, Bruno Walter huyó a Austria hasta que en 1938, debido al Anschluss, se vio obligado a partir de nuevo, esta vez hacia los EEUU. Erich Kleiber abandonó la dirección de la Berliner Staatsoper en 1934 y acabó marchándose a Buenos Aires. Por su parte, Arturo Toscanini se negó a dirigir de nuevo en Bayreuth rechazando incluso la expresa solicitud del Führer. Esta circunstancia fue aprovechada por un modesto Kapellmeister, Karl Elmendorff, para ocupar su puesto. Sin embargo, la gloria de Elmendorff resultó tan efímera que en la actualidad pocos son los aficionados que conocen su nombre.
Karl Eduard Maria Elmendorff nació el 25 de enero de 1891 en Düsseldorf, Alemania, en el seno de una familia en donde el padre era comerciante. Luego de haber estudiado filología en Friburgo y Munich, en 1913 Elmendorff accedió al Conservatorio de Colonia para estudiar dirección orquestal con Fritz Steinbach y Hermann Abendroth. Tras tres años de formación en dicha institución, Elmendorff debutó como director en 1916 en Düsseldorf para ejercer durante el lustro siguiente en Mainz, Hagen y Aachen. En 1925, Elmendorff fue nombrado Kapellmeister y asistente de Hans Knappertsbusch en la Ópera Estatal de Munich, cargo que le posibilitó debutar un par de años más tarde en Bayreuth. Allí dirigió durante las temporadas siguientes y sus actuaciones quedaron registradas para el sello discográfico COLUMBIA, toda vez que el inicial compromiso de dicho sello con Toscanini no pudo llevarse finalmente a cabo. De 1932 a 1935, Elmendorff ejerció como director principal en Kassel y Wiesbaden para pasar posteriormente a Mannheim. Todo este largo y tortuoso periplo por los centros operísticos alemanes culminó en 1938, año en el que Elmendorff fue designado director de la Ópera Estatal de Berlín luego de haberse afiliado, tal vez de forma coyuntural, al Partido Nazi. En 1942, y como consecuencia del nombramiento del doctor Böhm como director de la Ópera de Viena, Elmendorff aprovechó para ocupar su puesto en la Staatskapelle Dresden. Los dos años en los que Elmendorff se mantuvo en Sajonia representaron el punto más alto de su carrera artística y algunas de sus representaciones fueron grabadas por el Reichs Rundfunk y posteriormente distribuidas en otros sellos discográficos.
Miembro activo del Partido Nazi, llegando incluso a ser incluido en la selecta Gottbegnadeten Liste por Adolf Hitler, a finales de 1944 Elmendorff se vio obligado a renunciar a su puesto en Dresde debido a la destrucción del edificio como consecuencia de los bombardeos aliados. Finalizada la guerra, Elmendorff tuvo que pasar un par de años inactivo como consecuencia del proceso de desnazificación al que fue sometido. Fue entonces cuando no le quedó más remedio que reconducir su carrera por los modestos teatros provinciales que había dirigido antaño. Así, de 1948 a 1951, Elmendorff ejerció como director musical del Teatro Estatal de Kassel para ocupar luego el mismo cargo en el Teatro Nacional de Wiesbaden en Hesse hasta 1956, año en que se vio obligado a retirarse debido a sus problemas de salud. Antes de esa fecha, Elmendorff también actuó como director invitado en algunos importantes centros operísticos europeos como Florencia, La Scala y el Liceu de Barcelona, aunque su figura había pasado ya a un segundo plano de la dirección operística. Asesor de música del Consejo Municipal de Wiesbaden, Elmendorff falleció el 21 de octubre de 1962 en Hofheim am Taunus, Estado Federal de Hesse, como consecuencia de una afección cardíaca.
Director casi exclusivamente dedicado al mundo de la ópera, Karl Elmendorff tuvo al mismo tiempo la suerte y la desgracia de coincidir cronológicamente con otros monstruos sagrados de la dirección como Kleiber, Furtwängler, Klemperer, Toscanini y Walter. Suerte, en el sentido de que supo aprovechar la ausencia de aquéllos como consecuencia del ascenso nazi para ocupar cargos de relevancia musical a los que posiblemente hubiera tardado mucho más en llegar atendiendo a sus propios méritos. Y desgracia, en el sentido de que precisamente esos monstruos de la dirección anteriormente citados terminaron por dejar el nombre de Elmendorff en un oscuro segundo plano. De hecho, muchas de las grabaciones disponibles de Elmendorff están recogidas en unas series que son atribuidas a otros nombres de la dirección orquestal, circunstancia que ha acabado por devaluar sus propios méritos como director. Experimentado maestro del repertorio alemán, Elmendorff se muestra como un incisivo traductor de la obra de Wagner y sus registros son cada día más apreciados por los aficionados más exigentes. Su mejor momento coincidió con los dos años en que se mantuvo como director de la Ópera Sajona de Dresde hasta que la institución fue destruida por los bombardeos aliados. De hecho, algunos de sus registros de esa época nos muestran a un director que mantiene un admirable equilibrio entre la virilidad y la delicadeza, especialmente en su grabación del Don Giovanni mozartiano. Para ciertos especialistas, su versión registrada en 1942 de El ocaso de los dioses en Bayreuth es una de las mejores lecturas de esta obra que se hayan realizado jamás.
De entre la producción discográfica debida a Karl Elmendorff podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): El oro del Rhin de Wagner, junto a Erich Zimmermann y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (grabación de referencia desconocida); La walkiria de Wagner, junto a Teschemacher, Lorenz y Böhme, y dirigiendo la Staatskapelle Dresden (PROFIL 7048); El ocaso de los dioses de Wagner, junto a Kallab, Jachnow, Fischer y Siebert, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (MUSIC & ARTS 1058); Tristán e Isolda de Wagner, junto a Hem, Graarud, Bockelmann y Helm, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (PREISER 90383); Tannhäuser de Wagner, junto a Müller, Janssen, Arden y Berger, y dirigiendo la Orquesta del Festival de Bayreuth (PEARL 9941); y, finalmente, El cazador furtivo de Von Weber, junto a Trötschel, Böhme, Teschemacher y Schellenberg, y dirigiendo la Staatskapelle Dresden (PROFIL 7060). Nuestro humilde homenaje a este gran director de ópera.
El tema es : Elmendorff era un simple kappelmeister, digamos que un nº 2, siempre había alguien mejor que él. Pues yo mataría para poder gozar de unos cuantos elmendorffes hoy en día…desde luego era un muy buen director para Wagner, quizás no trascendental pero admirable y con un saber hacer que ya no existe.
Karl Elmendorff, Franz Konwitschny, Herbert von Karajan y otros directores más tuvieron que afiliarse al partido nazi, no por convicción, sino para poder trabajar y escalar posiciones dentro de la vida musical alemana. Seguramente, hubiese ocurrido lo mismo con éstos directores si, en 1933, ganaban los marxistas.
Además, no olvidemos que Karajan contrae matrimonio, en 1942, con la «Mischlinge» Anita Gütermann. Por tanto, a éstos grandes directores sólo les interesaba poder desarrollar su carrera, sin importar bajo que régimen.
Es verdad que Furtwängler, más sensible, odiaba lo que veía (tanto en la época nazi como en la anterior de Weimar). Pero Furtwängler, a diferencia de éstos directores, tenía la ventaja de estar consagrado internacionalmente desde 1922. En cambio, a dichos directores, no les quedaba otra que afiliarse al régimen de turno.
¡¡¡SIN DUDA, LA VERDADERA CONVICCIÓN DE ESTOS DIRECTORES FUE LA MUSICA!!!
Karl Elmendorff resultó ser un hombre muy afortunado pues aprovechó los momentos precisos para adquirir la relevancia que no habría logrado de no ser por las circunstancias. Fue todo un Maestro del Ajedrez y capitalizó tal virtud para hacerse notable como Director wagneriano, más aún en el templo sagrado de Bayreuth. No cualquiera dirige en el foso.
Al respecto del enlace de Tannhäuser que acompaña la entrada, hay una historia que me viene a la mente y que refleja al pie de la letra este fenómeno: en 1930, Siegfried Wagner se embarcó en el proyecto de un nuevo y costoso montaje de dicha obra para el Festival de ese año. Planeó todo con suma minuciosidad, eligiendo a Arturo Toscanini para dirigir la Trovadoresca Ópera del Maestro. Sin embargo, por razones que en este preciso instante no recuerdo, Toscanini no dirigió, hecho que fue aprovechado por Elmendorff para ponerse en la mira de los Wagner quienes le eligieron para suceder al Director parmesano.
El resultado: Elmendorff no sólo dirigió esta pieza sublime -símbolo de los valores más elevados- sino que la grabó; si no me equivoco, dicha grabación ocupaba una cantidad muy considerable de los antiguos discos de 78 rmpm. La contraportada de la remasterización en CD dice textualmente: «Recorded by Columbia in the Wagner Theatre Bayreuth on 36 sides».
Es una magnífica grabación pese a algunos recortes en la partitura y una que otra salida en falso del tenor que interpreta a Tannhäuser, Sigismund Pilinszky. Hay momentos en que su pronunciación de la lengua alemana no es buena, lo cual desdibuja un poco el fraseo y le resta fuerza a los momentos en que esto ocurre, cosa muy poco aceptable en Wagner. Pero en términos generales es una gran versión, joya histórica indispensable y de la cual destaco especialmente el Einzug der Gäste de la mitad del segundo acto: cuánto poder y expresividad la de los coros! Allí se percibe la excelente batuta de Elmendorff.
Y como bien te decía en otro escenario, la grabación del Götterdämmerung está enre mi listado de discos para conseguir en breve. Ya inicié la gestión. Realmente es una grabación antológica, que expone la majestuosidad de Elmendorff ante las partituras wagnerianas. El final de dicha obra, que constituye además el cierre de todo el el monumental ciclo de la Tetralogía, exige ciertamente una ejecución poderosa y soberbia, que reúna en sí misma toda la fuerza que dicho desenlace trae, así como lo que Wagner intentó transmitir en cuanto a su filosofía y visión del mundo. Es el inevitable triunfo de la Verdad y la Luz, acompañadas de una sublime Redención que da paso a una nueva realidad, a una floreciente Edad de Oro que retorna a las mentes y los corazones de los hombres; es el Ave Fénix que anuncia la llegada de un nuevo Orden, representado en lo que los antiguos hindúes llamaban Avatara: este no es otro que Parsifal, el loco puro que oficiará la Boda Alquímica del Grial y la Lanza, instaurando en definitiva, el Imperio de los Señores en la Tierra.
Parsifal: el Hombre que Vendrá.
Tal Leitmotiv del pensamiento wagneriano está muy bien expresado en la Dirección de Elmendorff; aunque como bien dice el Maestro Monielou, si bien no es del todo trascendente, sí es admirable y recoge muy bien la intencionalidad de la Obra.
Mi grato reconocimiento a Karl Elmendorff.
Saludos y abrazos.
Lo del tema nazi no se puede barrer de un plumazo. Me considero como muy abierto respecto a este tema, a pesar de ser judío de sangre. Por ejemplo a mi me hubiera encantado conocer a esta gran dama que fue Winifried Wagner, y por supuesto a Elly Ney y a otros que en asoluto intento enjuiciar. Pero vamos a ver:
1-Alemaña no es España y no hubo guerra civil en el 33 con esta posibilidad de que «ganaran los marxistas». Esto vale para España ya que efectivamente existen indicios de que si en el 39 hubieran ganado los marxistas puros y duros no hubiera quedado ni tuétano en los huesos de nadie…
2-No hubo NINGUNA obligación de pertenecer al partido nazi para asegurarse una carrera, esto es rotundamente falso. El ejemplo lo tenemos con el doctor Böhm, nacionalista convencido pero no nazi y que a pesar de ocupar un puesto tan alto como la dirección de la staadskapelle y de la opera en Dresden no necesitó entrar en el partido.
No busco condenar a nadie. A mi si hablara me tacharían hasta de revisionista… Pero también hay que decir que los que se apuntaron lo hicieron como una decisión libre y consciente. Y lo que menos entiendo es lo que lo hicieron tarde porque el 33 es el 33 pero ya el los 40 las cosas olían a podrido por todas partes y muchos sueños se habían esfumado, se veia perfectamente la decadencia del regimen totalitario. Enfín, el ser humano es asi, tiene capacidad de ser dios y puede al mismo tiempo abarcar la plenitud de la mediocridad en su comportamiento… incluso a veces pienso en Furtwaengler y en Böhm llegando a Salzburg en el 38: No les habrá causado algún quebradero de cabeza llegar a la ciudad donde hasta unos meses antes habían trabajado conjuntamente Toscanini y Bruno Walter y tomar el lugar dentro de lo que llamaron «el nuevo Salzburg…» ??? Todo esto callando la boca a Lotte Lehmann ?????
Sr. Mounielou,
Usted dice: «1-Alemaña no es España y no hubo guerra civil en el 33 con esta posibilidad de que “ganaran los marxistas”.»
Respuesta: ¿Quién dijo que había guerra civil en el 33? Sí habían luchas callejeras entre nazis y rojos, principalmente. Yo simplemente me referí a la hipótesis de una victoria del marxismo en las urnas.
Luego, usted afirma: «2-No hubo NINGUNA obligación de pertenecer al partido nazi para asegurarse una carrera, esto es rotundamente falso. El ejemplo lo tenemos con el doctor Böhm, nacionalista convencido pero no nazi y que a pesar de ocupar un puesto tan alto como la dirección de la staadskapelle y de la opera en Dresden no necesitó entrar en el partido.
No busco condenar a nadie.»
Respuesta: ¿Quién dijo que el Nacionalsocialismo obligaba a los músicos a pertenecer al partido? Simplemente dije que, afiliándose a este, se podía escalar de forma más rápida y segura. Es verdad que Karl Böhm no era nazi, pero, no tuvo ningún problema en reemplazar a su colega Fritz Busch en la Ópera de Dresde; aún a sabiendas de que Busch fue amenazado y echado de su puesto por ser antinazi. Dicho sea de paso: en sus memorias, Böhm no se acuerda bien como de otras cosas de las circunstancias relacionadas con la toma de su cargo en Dresde. Tanto Busch como Kleiber no eran judíos. Por tanto, eso de «No busco condenar a nadie», es incorrecto. Böhm dejó los escrúpulos de lado (prefería escalar alto), no así Furtwängler que siempre «reñia» con el régimen y, en varias ocasiones puso en peligro su vida.
Fantástica la grabación de Elmendorff (1928) de «Tristan und Isolde»; he escuchado otro enlace del Primer Acto de dicha obra. Está casi completo, tan sólo suprimieron algunas partes, pero en general puede apreciarse la mayor parte del mismo.
Hay cosas que resulta cruel decirlas, pero de no ser por la partida o negativa de dirigir por parte de muchos de los más afamados Directores, Elmendorff habría quedado siempre en segundo plano y su valía se habría perdido lamentablemente para la posteridad, por lo que los hechos que le llevaron a apoderarse de la batuta en el foso de Bayreuth, resultaron afortunados (para Él y para nosotros)…es algo análogo a la sordera de Beethoven: mientras más perdía la audición, más Genio se convertía.
UN GRAN MÚSICO, el Maestro Elmendorff, excelente wagneriano; como también UN GRAN MÚSICO Y UN AUTÉNTICO CABALLERO mi Doctor Böhm, otro asíduo incondicional de Bayreuth. Siempre he creído que para destacar su capacidad como Director, hay que escucharlo dirigiendo a Wagner más que a cualquier otro Compositor. Sus grabaciones completas de la Tetralogía y de Tristán en 1967 y 1966 respectivamente, las conservo como referencias indispensables.
¿Qué te parece todo esto, amigo Leiter?
Mi abrazo.
¿Has visto que ya han suprimido algunos de los enlaces a YouTube?
Un abrazo, mi buen amigo Iván.
AVISO A TODOS LOS CONTERTULIOS: Por favor, absténganse de enviar comentarios en negrita (algunos exploradores no los pueden leer).
LEITER
Estimado Oliver, de verdad no he querido polemizar en exeso sobre esta cuestión, como lo dije en mi entrada creo que, por lo menos en el contexto muy anti alemán en el que fui educado debido a la guerra y al tema judío, soy bastante abierto de mente pero lo que me pareció sentir en su publicación anterior fue algo quizás en exeso simplificador del tema…por mi parte lo que creo es que los que entraron en el partido lo hicieron con total libertad, esto es todo.
Iván, tengo que reconocer que todo lo que tenemos ahora de Wagner en los años 20 me apasiona, es realmente interesantísimo, y sí, este Tristan es para escucharlo muy detenidamente…Respecto al doctor Böhm tengo una teoría y no se lo que le parecerá..a ver si me explico: si escogemos los momentos más líricos -por ejemplo el adiós de Wotan que cierra la segunda jornada-es cierto que karl Böhm tiene grandes competidores y solo hablaría del immenso HANS…pero hay algo que hizo Böhm que para mi es algo realmente muy importante. Böhm era un hombre de los Alpes del Sur, un «latino» dentro del mundo germánico ( lo cual no significa en absoluto que fuera un latino…). Tenía el discurso dramático en la sangre, y este «instincto» ( el cual desaparecía en los estudios de grabación) se veia resforzado por su visión fundamentalmente clásica. En Wagner de forma particular Karl Böhm revela algo que ningun otro director ha llevado al nivel en que lo llevó él: el sentido inato del discurso épico. El ejemplo más impactante el cual desafortunadamente ha pasado como desapercibido es el siguiente: considero salvo error de mi parte que el «discurso» de Waltraute con Martha Mödl y karl Böhm no solo es el punto culminante de su Anillo sino también una de las cumbres más altas alcanzadas en la historia de la interpretación wagneriana.
Un saludo a todos desde Jerez de la Frontera
Creo que el Dr. Böhm en realidad imprime una notabilísima grandilocuencia en sus interpretaciones wagnerianas, dado que Él concebía la Música de Wagner precisamente desde el punto de vista épico -lo cual es del todo acertado, pues en mi sentir no existe compositor más épico que Él. Y es sin duda muy posible también que muchos pasajes del Anillo, como ese adiós de Wotan a Brünhilde, el cual debe ser más pausado y «sentimental» se vea afectado por un criterio muy heróico; créame, lo voy a revisar nuevamente para hacerme a una idea más profunda, pero lo que usted dice es del todo razonable.
Pero insisto: no es que esté mal de parte del Dr. Böhm dirigir a Wagner bajo una concepción dramático-épica, pues Wagner es justamente eso. Pero también es preciso comprender la cara más lírica del Mago de Bayreuth para no desajustar la coherencia general de su mensaje. Knappertsbusch entiende ese fenómeno de una manera muy interesante y desde luego, Herr von Karajan también; con todo, Herr Knappertsbusch fue el primero en reconocer que la grabación que Karajan hizo de Die Walküre constituía la auténtica forma de dirigir a Wagner…Tremendo reconocimiento!
Y por otra parte, las grabaciones antiguas de Wagner resultan ser las mejores. Hoy en día, no tienen NI IDEA de cómo se dirige y se canta la Música de mi compositor predilecto.
Es un placer debatir y conversar con Usted Maestro Monielou: se lo dice un germánico furibundo. Si hubiésemos conocido juntos a Frau Winifred Wagner, seguro le habría encantado la personalidad de esta notable Mujer.
Abrazos a Usted y a mi fidelísimo Leiter.
Karl Elmendorff, Joseph Keilberth, Franz Konwitschny, Bruno Seidler-Winkler y Franz von Hoesslin se ocuparon durante los finales del 30′ y parte de los 40′ de las relevantes representaciones wagnerianas del Liceo de Barcelona, que tuvieron especial auge.
Coincido que Frau Winifred Wagner fue una gran mujer. Ella preservó la tradición, contrariamente a sus hijos que convirtieron a los festivales y al gran templo en un «espectáculo circense» ultra vanguardista, psicodélico, amorfo, antinatural y negador de la belleza germánica. Las escenografías son horripilantes, y de tendencias neuróticas. No importa que todavía haya cantantes wagnerianos extraordinarios, todo queda desvirtuado por las decadentes y bochornosas puestas de escenas que los «regisseurs» (junto a Wolfgang) elaboran en Bayreuth.
Bueno, yo por lo menos nunca metería en el mismo saco a Wieland y a Wolfgang. Wieland Wagner ha podido ser exesivo en algunas cosas, pero nunca ha sido un imbecil, lo cual, con perdón, ha sido su hermano, imbecil y gravemente destructor. No olividemos como éste hizo quemar lo que quedaba de los decorados del fabuloso Ring del 65. Un ring que celebró desde la denudez la riqueza arquetipal y mitológica que hay en la obra de wagner. Con esto recuerdo que cuando fuí a visitar el acrópolis en Atenas pasé al lado del antiguo teatro y pregunté a la guía lo que se solía representar en tan increible marco, y me contestó: pues anoche direon Elektra de Strauss en la escenografía de Wieland Wagner bajo la dirección de karl Böhm ! Dios mío…era , creo, en el 77, cuando el doctor Böhm se llevó todo su equipo de cantantes al museo e hizo de guía de todo el siglo IV antes de cristo, la gran etapaa del clasiscismo, dejándoles a todos boca abierta…
Sobre los años 20, Iván…hay una cosa creo que importante. A ver: el Wagner de Kna y de Furt, es decir el Wagner de los años 40/50, por así decirlo, era inmenso, pero al mismo tiempo reflejaba, lo cual era muy normal, la angustia de una época, y más allá de la angustia, el contenido cosmo telúrico encerrado en muchas manifestaciones culturales alemanas de mitad del siglo XX. Mengelberg también, por supuesto, en toda su grandeza, o por lo menos el último Mengelberg, en su repertorio, participaba de esta tendencia. Con esto lo que quiero decir es que el maestro karajan y el doctor Böhm, cada uno desde perspectivas diferenciadas, hicieron un trabajo en paralelo: devolver a la interpretación wagneriana un «algo» que existía en la época anterior, es decir en los años 20. Musicalmente hablando podríamos decir una transparencia…pero va más allá, se trata de volver a introducir lo humano, el drama humano, dentro de la mitología. En lo que se refiere al doctor Böhm, él había conocido muy bien el Wagner de Bruno Walter, el cual era de primerísima importancia en los años 20, y más aún: creo que la idea fija de Böhm en sus años en Bayreuth era volver a introducir lo que hoy llamaríamos el «link» perdido con quien habíaa sido su maestro en esta música, karl Mück.
Respecto a Muck: no se si sereis de acuerdo conmigo pero considero que el link ( Preludio Acto III Lohengrín) que pongo a continuación es asolutamente modélico…y esta forma de hacer las cosas es RADICALMENTE imposible hoy en día. Primero porque esto es muy pero muy difícil de hacer, más que entrando como una bomba machacando el primer tiempo para despues sobrevolar la parte intermedia…La transición, señores, la transición….aqui hay que estar en perfecta harmonía con la orquesta, respirar y anticipar con total perfección. La parte intermedia del preludio es sublime, con esta clarinette que surge de la nada y sube, sube y sube,,,,maravilla asoluta !!!
http://www.youtube.com/watch?v=BUKD5mLKxMQ
No olvidemos que el mítico Hans Knappertsbusch, en los finales del 50′, ya tenía serias disidencias con los hermanos Wieland y Wolfgang. La prematura muerte de Wieland, en 1966, aceleró el proceso de descomposición.
Impresionante la entrada del segundo tema, realmente magistral. Al hilo de lo que comenta no acabo de entender, maestro Mounielou, por qué diablos se ha perdido el sentido de las transiciones intertemáticas (o incluso de variabilidad armónica y rítmica) en las generaciones más jóvenes ¡Claro que tiene que ver con la respiración! Pero es que ahora no se explican estas singularidades en los cursos de dirección, más enrevesados en técnicas de batuta e incluso en formalidades escénicas, asuntos que si bien no dejan de tener su importancia no merecen la trascendencia que ciertos tratados de dirección pretender otorgar. El otro día estuve repasando un tratado de dirección que me sirvió de texto teórico — y que eludiré mencionar por mera cortesía — y, por más que busqué y rebusqué, no se hacía referencia alguna al modo de respirar con la orquesta. Ahora, los jóvenes directores en su mayoría dirigen en paralelo (no sé si me entiende esta expresión, maestro Mounielou) y sin anticipar. Y si no se sabe anticipar, la coordinación de las transiciones nunca se puede llevar a buen puerto.
Un abrazo, amigo Jean François
LEITER
Queridísimo Leiter,
A ver si estamos de acuerdo y nos reimos un poco:
Berlioz, marche Hongroise.
1-Ejemplo nº 1
http://www.youtube.com/watch?v=GBHLur7zcCE
Inmenso director aunque parezca algo loco: Mengelberg. Sin duda totalmente visionario, incluso en esta pieza que se vuelve de repente totalmente faustiana.El control es asoluto, y no pierde ni un milímetro ni se deja arrastrar ni mijita, terminando y cerrando de forma fabulosa. Y como anticipa !!!
2-Ejemplo nº 2
http://www.youtube.com/watch?v=41-f2o-1W4A
Zubin Mehta. Entramos de lleno en la paralelidad, el imperio del paralelismo. Ya ni hay faustianidad, no berliozidad, solo Mehtianidad. Ni anticipa, ni respira, placa, como los malos futbolistas dando con la pierna o con la cabeza en el terreno de juego: toma ya, que asi no te moverás más…
3-Ejemplo nº 3, resultado de la evolución ya mencionada
http://www.youtube.com/watch?v=LFz33GC4x-Y
Michel Plasson, la gran patata nacional francesa.
Aqui asistimos, a partir de la mitad de la obra,a un salto cuántico. Parece que seguimos en Versailles, pero no, señores , nos hemos ido de repente a Disneylandia. La ola de la obra, como aqui en la playas de cadiz, arrastra a la orquesta hacia dentro, y la patata se va hundiendo. Hay un momento en que se le ve cerrando los ojos como gritando: SALVASE QUIEN PUEDAAAAAAAAA…y el cierre, el cierre es,,,ay ay ay ………
¡Ja, ja, ja! ¡Qué bueno, Jean François!
Pues sí, la verdad es que al amigo Plasson parece que se le va un poquillo la orquesta… (discúlpeme, maestro Mounielou, pero ahora mismo me estoy partiendo de risa con su definición de la gran patata nacional francesa… Me cuesta hasta escribir).
Un entrañable abrazo, amigo Jean François
LEITER
Zubin Mehta siempre ha dejado muchas dudas en mí. Nadie dice que no sepa leer una partitura; sin embargo le falta saber leer a los compositores, así Barenboim diga que Mehta es perfectamente capaz de dirigir a Bruckner, en nombre la «mundialización de la música»…No y no.
Me creerían ustedes que alguna vez alguien vino a decirme que Zubin Mehta era mejor director…que Karajan?!?!?! Decirme eso a mí!!!
Y siempre me ha causado mucha risa ver a Terminator intentando dirigir en este vídeo.
Por otra parte mi gran crítica esos espectáculos multitudinarios donde se presente «masificar» la Música, es que se le termina desnaturalizando. Mezclar trozos operáticos con canciones populares y presentar piezas como la Marche Hongroise para animar los intermedios, es un experimento que termina en decadencia musical. Se pone a las grandes obras ante el pelotón de fusilamiento.
Fijáos que es casi imposible incluir una pieza wagneriana en estos shows sin Luz de Dioses, pues la Música de Wagner -por sus mismas características- no se presta para eso; está escrita en un tono tan hermético que ningún comerciante puede ponerse a payasear con Él. Ben Heffner lo intentó y fue horrible.
Respecto al tercer ejemplo…QUÉ BELLO ES EL PALACIO DE VERSALLES! Es un edificio que me encanta, pese a sus crudas historias del pasado…lo que no sabía, era que allí sirvieran patatas francesas tan mal condimentadas…Gracias por el aviso Jean- François. Sin duda es mejor cenar en París o hasta en Rennes-le Château…Allí sirven unas patatas a la Saunière…JAJAJA…no lo creen amigos?
Mengelberg es Mengelberg, de ello no hay duda. Los enlaces que nos deja Jean-François me confirman una cosa: todo tiempo pasado fue mejor. Ningún director de la actualidad tiene el nivel de nuestros admirados Directores del pasado.
Abrazos.
Estamos en lo de siempre: A mí Mehta tampoco me ha llamado nunca la atención como director pero es indudable que ha llegado muy alto en su trayectoria.
LEITER
Tengo que reconocer que a mi tampoco me ha llamado nunca la atención. En el 72 hubo críticas en Viena hacia el Dr Böhm cuanto esto intervino al más alto nivel para dirigir él mismo la nueva producción de Salome dezplazando a Mehta. El resultado fué histórico, la primera Salome de Rysanek es algo imborrable que gracias a Dios podemos escuchar hoy en día. Y al Dr cuando se le preguntó como había ido todo contestó: Que pena que no haya podido estar Richard Strauss, le hubiera encantado esta funcción ! Para mi Mehta no tiene nada que ver con el espíritu alemán en el buen sentido de la palabra. Es de los directores que me provocan dolor…
Sin embargo acabo de encontrar esto y me quedo boca abierta: Zubin Mehta fue el director que Karl Böhm élegió en 1981 para dejarle a su muerte el anillo de Nikish !!
http://www.elpais.com/articulo/cultura/MEHTA/_ZUBIN_/DIRECTOR_DE_ORQUESTA/ultimo/deseo/Karl/Bohm/elpepicul/19811124elpepicul_5/Tes
La verdad es que no entiendo nada de nada…
Pues si le digo la verdad, maestro Mounielou, yo tampoco lo entiendo. Creo que Iván ya hizo mención a este tema en una ocasión. En cuanto a Mehta, la próxima temporada tendrá su entrada correspondiente. Allí contaré el triste episodio que me sucedió con él, un feo gesto que le hice entre movimiento y movimiento durante un concierto en el Auditorio y del cual me he sentido avergonzado durante toda mi vida… En fin, yo era más joven e irresponsable.
Mañana publicaremos una entrada sobre un director de orquesta francés — de los de antes — que creo será de su interés, amigo Jean François.
Mi abrazo
LEITER