Desde siempre, la música ha ocupado un importante lugar en la cultura escocesa. De hecho, muchos instrumentos de música folklórica y popular tienen allí sus orígenes, como la famosa gaita de las Highlands y el Clarsach o arpa celta. A nivel de música culta, Escocia ha sido la cuna de numerosos compositores que van desde los renacentistas John Black y Robert Carver, pasando por los románticos Eugen d´Albert (escocés naturalizado alemán) y William Wallace, hasta llegar a los contemporáneos James Dillon y William Jackson. A nivel interpretativo, destracan los jóvenes solistas de violín Candida Thompson y Nicola Benedetti, el violoncelista Jonathan Manson y el guitarrista David Russell. En referencia a directores de orquesta, Escocia ha dado al concierto musical maestros de la talla de James Loughran, Bryden Thomson, Donald Runnicles y Stewart Robertson. Pero sin duda alguna, Sir Alexander Gibson ha sido el director escocés de mayor relevancia y proyección internacional. Cuando en 1959 renunció a la dirección del Sadler’s Wells Opera Company para convertirse en titular de la Orquesta Nacional de Escocia, Gibson dio un paso que iba a cambiar para siempre la cara de la música en Escocia. Tres años después, Gibson dio una nueva vuelta de tuerca al participar de forma decisiva en la fundación de la Ópera Escocesa. Desde entonces, Glasgow ocupó por derecho propio un espacio en el panorama musical europeo.

Alexander Drummond Gibson nació el 11 de febrero de 1926 en Motherwell, Escocia, y comenzó sus estudios de piano y musicales en la Real Academia Escocesa de Música y en la Universidad de Glasgow. Luego de haber servido en el Ejército Británico entre 1944 y 1948, Gibson consiguió una beca para poder ampliar su formación en el Royal Collage of Music de Londres, institución en donde además inició su formación como director de orquesta bajo la tutela de Richard Austin, para posteriormente asistir a los cursos de dirección impartidos por Markevitch en el Mozarteum de Salzburgo y por Paul van Kempen en Siena. En 1951, Gibson consiguió el segundo premio en el Concurso de Directores de Besançon, circunstancia que posibilitó su ingreso en el Sadler´s Wells Opera Company como repetidor para un año más tarde debutar profesionalmente allí como director. Tras un breve período de dos años como director asistente de la Orquesta Sinfónica de la BBC de Escocia, Gibson regresó de nuevo al Sadler´s Wells como director permanente. Tres años más tarde, en 1957, Gibson debutó en el Covent Garden y fue ascendido a la dirección musical del Sadler´s Wells hasta que en 1959 fue designado director titular de la Orquesta Nacional de Escocia en sustitución de Hans Swarowski, siendo además el primer escocés en ocupar dicho cargo. Durante los cerca de 25 años en los que Gibson se mantuvo al frente de la orquesta realizó numerosas grabaciones discográficas y amplió el repertorio de la misma en base a un permanente compromiso con los compositores contemporáneos a la hora de confeccionar los programas. Estos dos aspectos sirvieron para que la agrupación escocesa trascendiera los límites de su entorno geográfico, convirtiéndose en una formación muy conocida a nivel internacional.

En 1962, Gibson participó decisivamente en la creación de la Ópera Escocesa de Glasgow hasta el punto de ser nombrado su primer director musical, cargo en el que permaneció hasta 1986. Los méritos acumulados a lo largo de su andadura en dicha institución sirvieron para que en 1967 Gibson fuese condecorado con la Orden del Imperio Británico, facultad por la que pudo añadir el título de Sir precediendo a su nombre. En 1970, Gibson acometió una triunfal gira por los EEUU como director invitado de la Orquesta Sinfónica de Detroit que sirvió como punto de arranque para desarrollar una extensa actividad como director invitado a lo largo de todo el mundo. De 1981 a 1983, Gibson ocupó también el cargo de principal director invitado de la Orquesta Sinfónica de Houston para pasar a ser el director honorífico de la Ópera de Escocia en 1986 tras su relevo por parte de John Mauceri. Ya en 1991, Gibson fue designado presidente de la Royal Scottish Academy of Music and Drama, cargo en el que permaneció hasta el mismo día de su fallecimiento, ocurrido el 14 de enero de 1995 en Londres como consecuencia de un infarto de miocardio.

Conocido principalmente por su actividad en el terreno operístico, Sir Alexander Gibson fue un director muy disciplinado que supo extraer un alto grado de su expresividad emocional en todas sus interpretaciones. Dotado de una magnífica técnica de batuta, Gibson se destacó por saber mezclar a la perfección el repertorio operístico tradicional con las nuevas creaciones de los autores contemporáneos, condición que le sirvió para convertir a la recién fundada Ópera Escocesa en una de las instituciones de mayor interés artístico de toda Europa. En su faceta como director sinfónico, Gibson se destacó especialmente por el repertorio escandinavo y llegó a ser uno de los mejores ejecutantes de su tiempo de la música de Sibelius y Nielsen. Su colaboración con el sello discográfico CFP, orientado principalmente al mercado de bajo precio, posibilitó una amplia difusión internacional de su labor al frente de la Orquesta Nacional de Escocia. A día de hoy, Sir Alexander Gibson es unánimemente considerado como la mayor gloria musical surgida nunca en Escocia.

De entre la producción discográfica debida a Sir Alexander Gibson podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Obertura de Tam O´Shanter de Arnold dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 8379); Obertura Waverley de Berlioz dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 8379); La muerte de Cleopatra de Berlioz, junto a Janet Baker y dirigiendo la Sinfónica de Londres (EMI 68583); Concierto para piano nº2 de Brahms, junto a Claudio Arrau y dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (BBC LEGENDS 4125); Capricho italiano de Chaikovski dirigiendo la Sinfónica de Londres (CHESKY 12); Concierto para violoncelo de Dvorak, junto a Christine Walevska y dirigiendo la Filarmónica de Londres (CHESKY 62); Obertura Cockaigne de Elgar dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 6652); Santus o Divine Redeemer de Gounod junto a Jessey Norman y dirigiendo la Royal Philharmonic (PHILIPS 400019); los 5 Conciertos para violín de Mozart, junto a Henryk Szeryng y dirigiendo la New Philharmonia Orchestra (PHILIPS 422508); Tosca de Puccini, junto a Corelli, Guelfi, Milanov y Robinson, y dirigiendo la Orquesta del Covent Garden (OPERA D´ORO 7014); El rey Christian II de Sibelius dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (EMI 85785); Obertura Karelia de Sibelius dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (EMI 85785); Sinfonía nº1 de Stravinski dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (CHANDOS 2408); y, finalmente, Un ballo in maschera de Verdi, junto a Deutekom, Derksen, Hay y Craig, y dirigiendo la Orquesta Nacional de Escocia (PONTO 838544). Nuestro humilde homenaje a este gran director de orquesta.