Klaus Tennstedt nació el 6 de junio de 1926
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El factor de la suerte es un complemento nada desdeñable a la hora de desarrollar cualquier actividad profesional, incluida la de los directores de orquesta. Son innumerables las ocasiones en las que muchos maestros tuvieron su puntual y determinante golpe de fortuna a la hora de sustituir por enfermedad a algún director en ciernes, aprovechando dicha oportunidad para darse a conocer y para comenzar una trayectoria artística jalonada por los éxitos. Sin embargo, otros maestros tuvieron que luchar contra las adversidades de la vida como una especie de reiterada maldición. Klaus Tennstedt ha sido, probablemente, uno de los directores con más mala fortuna de la historia. Cuando en su juventud se destacaba como un virtuoso del violín, una estúpida herida mal desinfectada le obligó a abandonar la práctica de dicho instrumento. Años más tarde, se vio rebajado de sus cargos musicales en la antigua RDA por su negativa a afiliarse al Partido Comunista Alemán. Cuando se encontraba en la cima del éxito en Londres, se le detectó un cáncer de garganta que frenó en seco su actividad. De vuelta a los escenarios, sufrió problemas de visión y de columna que mermaron sobremanera sus capacidades físicas. Y cuando parecía haber salido de todas estas tristes circunstancias, un nuevo episodio de cáncer de garganta le retiró definitivamente de los escenarios y de la propia vida cuatro años más tarde. Su rápido ascenso a la fama a partir de su salida de la RDA tuvo, no obstante, su contrapartida en forma de auténtica mala suerte.
¿Cuándo nació Klaus Tennstedt?
Klaus Tennstedt nació el 6 de junio de 1926 en Merseburg, una pequeña localidad sajona a caballo entre los centros de Leipzig y Halle, y en el seno de una familia en donde el padre ejercía como principal violín segundo en la Orquesta de la Ópera de Halle. Habiendo recibido sus primeras nociones musicales por parte de su progenitor, Tennstedt ingresó en el Conservatorio de Leipzig para estudiar piano y violín bajo la tutela de los profesores Rhoden y Davinson. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, Tennstedt formó parte como violinista de un pequeño conjunto de cámara y poco a poco fue haciéndose un nombre como excepcional solista de violín, llegando a ocupar el puesto de concertino en la Orquesta del Teatro Municipal de Halle en 1948. Sin embargo, una pequeña herida aparecida entre los dedos de su mano izquierda y que no fue bien curada, le causó tal merma física que se vio obligado a renunciar a su carrera como virtuoso del violín. Tras unos meses de inactividad por causa de la depresión, Tennstedt se reincorporó de nuevo al Teatro de Halle, esta vez en calidad de repetidor. Allí permaneció por un espacio de cuatro años hasta que en 1952 debutó como director en dicho teatro tras hacerse cargo de una sustitución de última hora (su padre, que aún ejercía como segundo violín y que no había sido advertido sobre la sustitución, se quedó de piedra al ver a su hijo sobre el foso…). Su probada solvencia como director le sirvió para hacerse cargo de la Ópera de Karl-Marx-Stadt hasta 1957 para un año después encargarse de la Ópera de Dresde, institución en donde permaneció hasta 1962. Ese mismo año fue nombrado director de la Ópera de Schwerin. Allí Tennstedt mantuvo fuertes disputas con las autoridades comunistas de la antigua DDR y, en cierto modo, fue discriminado a la hora de acceder a cargos de mayor relevancia. En 1971 dio por finalizada su vinculación con la Ópera de Schwerin y se le concedió permiso para realizar una gira por Escandinavia en calidad de director invitado. Klaus Tennstedt no regresó a la Alemania comunista y se instaló en el sector occidental de Berlín.
Director de Ópera
En 1972, Klaus Tennstedt fue nombrado director de la Ópera de Kiel en la costa báltica, a cientos de kilómetros de los tradicionales centros musicales alemanes de mayor relevancia. Con todo, dos años más tarde aceptó una invitación para dirigir a la Orquesta Sinfónica de Toronto y aprovechó aquella gira para hacer también su debut en los EEUU al frente de la Orquesta Sinfónica de Boston en un concierto que resultó memorable. Su fama creció como la espuma en tierras americanas hasta el punto de que en 1975 fue designado director invitado del Festival de Tanglewood. Ya de vuelta a Europa, Tennstedt debutó con la Orquesta Sinfónica de Londres en 1976 y empezó a colaborar con la vecina London Philharmonic hasta el punto de ser nombrado principal director de dicha formación en 1980. Un año antes, Tennstedt se había comprometido por tres temporadas con la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo. Aclamado como uno de los mejores intérpretes de la música de Bruckner y Mahler, en 1983 accedió a la titularidad de la London Philharmonic sucediendo a Sir Georg Solti. Ese mismo año fue requerida su presencia en el Metropolitan de Nueva York y como director eventualmente invitado por las mejores orquestas norteamericanas. Estando en la cúspide de su carrera, en 1987 Tennstedt se vio obligado a renunciar a la titularidad de la Filarmónica de Londres debido a un cáncer de garganta que le llevó a ser intervenido quirúrgicamente a vida o muerte un año después. Afortunadamente, Tennstedt superó la operación y, por increíble que pueda parecer, siguió fumando de una manera más que compulsiva. Ya recuperado, en 1991 volvió a ocuparse de la Orquesta Filarmónica de Londres en calidad de Director Laureado y con dicha formación realizó una serie de conciertos basados en las sinfonías de Mahler que pasaron a la historia por su enorme calidad técnica y musical. Sin embargo, Tennstedt tuvo que renunciar definitivamente a la dirección orquestal en octubre de 1994 al reproducírsele el cáncer de garganta. Tras una dura y larga batalla, Tennstedt finalmente falleció en Kiel el 11 de enero de 1998 a la edad de 71 años.
Klaus Tennstedt fue un director que probó las mieles del triunfo a partir de su salida de Alemania Oriental tras haber permanecido allí muchos años a la sombra de otros maestros más conocidos en Occidente. Sin llegar nunca a ser una estrella mediática, Tennstedt se destacó como uno de los mejores intérpretes del sinfonismo tardo romántico y llegó a ser incluso comparado con Klemperer por la sobriedad y equilibrio de sus lecturas. Director poco considerado en ambas Alemanias, la reputación de Klaus Tennstedt se afirmó en América y, especialmente, en Londres, ciudad en donde se convirtió en un verdadero ídolo tras su paso por la Orquesta Filarmónica de Londres, una formación a la que Tennstedt situó en el puesto más alto de las orquestas londinenses. Sin llegar a poseer una gran técnica de batuta y adoleciendo de ademanes del todo inseguros, no obstante Tennstedt se mostró como un director de exquisita musicalidad y de una honestidad del todo transparente. De carácter afable aunque muy reservado, Tennstedt no sólo tuvo que luchar contra una serie de periódicas contingencias físicas que maltrataron su cuerpo, sino también con una personalidad psicológica muy inestable que tal vez no supo asumir el rápido éxito que le supuso pasar en apenas un par de años de ser un oscuro director provincial de la RDA a convertirse en uno de los maestros más solicitados en América y Europa. Su repertorio fue más bien estrecho y estuvo centralizado en la música de Mozart, Beethoven, Brahms, Wagner, Bruckner y, especialmente, de Mahler, de quien está considerado como uno de sus mejores intérpretes.
Legado discográfico de Klaus Tennstedt
De entre el legado podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Concierto para violín de Beethoven, junto a Kyung-Wha Chung y dirigiendo la Orquesta del Concertgebouw (EMI 54072); Sinfonía nº1 de Brahms dirigiendo la Filarmónica de Londres (BBC LEGENDS 4251); Requiem Alemán de Brahms, junto a Norman y Hynninen, y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 69518); Concierto nº1 para violín de Bruch, junto a Kyung-Wha Chung y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 54072); Sinfonías nº1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, y 8 de Mahler dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 72941 — integral sinfónica en 11 CD´s); Sinfonía nº4 de Mendelssohn dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 64085); Muerte y transfiguración de Richard Strauss dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 64290); Cuatro últimos lieder de Richard Strauss, junto a Lucia Popp y dirigiendo la Filarmónica de Londres (EMI 64290); y, finalmente, Oberturas de Rienzi, Tannhäuser y Los Maestros Cantores, Marcha fúnebre de Sigfrido y Cabalgata de las Walkirias de Richard Wagner dirigiendo la Filarmónica de Berlín (EMI 68616). Nuestro humilde homenaje a este fabuloso director de orquesta.
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