Varias veces en este bar hemos tratado el tema de la privacidad en la red y los peligros que nos acechan al volcar datos personales en la misma, pero no por ser reiterativos (típico de las conversaciones de amigos en la barra ) no deja de ser importante cargar una vez más sobre el tema.
Las últimas noticias hablan de los “descuidos” de Google y Facebook para con sus usuarios donde “sin querer” datos personales se han filtrado ha empresas que se han apropiado de ellos, esperemos que con fines lícitos, aunque no por ello muy molestos.
Cuantas veces recibimos correos de lo más variopintos y nos preguntamos como saben tanto de nosotros. No solamente en la red sino vía escrita por el correo tradicional.
Por caso hace tres semanas recibí una carta de una empresa que comercializa audífonos donde me ofrecían su producto y una revisión gratuita . Claro coincidía con la fecha de mi onomástica y entraba en la franja de mercado consumidor, ja ja.
No soy afín a dar mis datos fácilmente por lo que colegí que, dado que varios vecinos coetáneos también la recibieron la “fuente”, no podría ser otra que algún organismo del Estado.
En el caso de la Red concurren dos aspectos que hacen que lo privado haya pasado a segundo plano: el auge de las redes sociales y el afán de protagonismo/narcisismo que nos afecta a la mayoría de los humanos. Consecuencia de ello vamos volcando datos personales, gustos, fotos, opiniones de todo tipo que circulan libremente y lo más peligroso sin ningún tipo de control por parte de nosotros.
Aunque las voces de alerta son cada día más no sólo de organismos públicos sino también de asociaciones de usuarios, a la gran mayoría de nosotros poco parece importarnos.
«La edad de la privacidad ha terminado», dijo Mark Zuckerberg, creador de Facebook. La cantidad de gente conectada le ha dado la razón.
Subir fotos a Flickr, compartir videos en YouTube, contar las experiencias personales en un blog, presumir de amistades en Facebook y detallar en 140 caracteres lo que se está viviendo a través de Twitter son parte de la rutina de muchos de nosostros.
Hemos pasado en pocos años de la moda virtual de segmentar el yo para diferenciarse y despersonalizarse (diferentes Nicks, varios e-mails) a tratar de mostrarnos como únicos y gritarlo a los cuatro vientos en la red
Queremos comunicar instantáneamente opiniones, sentimientos y preferencias al resto del mundo. El miedo que era ser reconocido ha pasado a ser el quedar aislado de los otros. La membrana entre el yo público y el privado se ha disuelto, “gracias“ a la tecnología. Nuestra soledad se hace pública diría Mark Dery
Lo peligroso es que ya no sólo es un tema de adolescentes sino que los adultos no se quedan a la zaga, la esfera de privacidad se ha reducido a la mínima expresión; se puede mostrar casi todo.
Algunos estudiosos expresan que este boom comenzó con las revistas de famosos que exponían sus posesiones y vidas privadas con desparpajo a las miradas de los otros. Siguió con los reality shows, en los que se podía observar la vida ajena durante 24 horas. Y ahora bajo el argumento de ¿ y porque no yo también? explotó con las redes sociales, donde todos comparten lo que son o lo que quieren ser.
El cotilleo entonces, antes reservado a la intimidad de la familia, las fiestas o las marujas del bloque, hoy se exhibe orondo en Internet.
Ahora cada uno puede aspirar a la celebridad publicando en la Red toda clase de intimidades, desde el colegio al que van los hijos hasta las canciones que silba en la ducha, pasando por fotos de la última borrachera, declaraciones de amistad para toda la vida o infidencias sobre relaciones casuales.
No es que la red nos ha desinhibido sino que nos da una oportunidad única de potenciar nuestra personalidad .
«¿Qué estás pensando?», inquiere Facebook . «¿Dónde estás ahora? ¿Qué estás haciendo?», hurga Twitter sin vergüenza. Estas preguntas, que pueden resultar incómodas al entrar por primera vez a una red social, se transforman pronto en una tentadora provocación al narcisismo.
Lo que nadie contaría a la persona de al lado en el bus o el metro porque no sabe quién es, muchas veces lo informa alegremente en Facebook o Twitter a todo el que lo quiera leer.
Se tiene la percepción de que las redes sociales en Internet poseen menos riesgos que otras operaciones on line, como las transacciones bancarias, pero no es así; cuando volcamos algo en la red no sabemos quien tendrá acceso a la información
El brazo del Gran Hermano en las redes sociales es mucho más largo de lo que se cree.
Con el cruce de los datos obtenidos de las más diversas fuentes-historias clínicas, cuentas bancarias, resúmenes de tarjetas de crédito, padrones electorales, agencias recaudadoras de impuestos, guías de teléfono y, obviamente, las redes sociales-, pronto las empresas sabrán más de las personas que ellas mismas.
Quizás entonces el anonimato será el bien más preciado del que nos tengamos que orgullecer.
Un abrazo y buen fin de semana
THENIGER
Humildemente creo que el problema de la red social no es el compartir información en sí, más bien el problema es el número incalculable de gente que escucha esa información, lo rápido que se propaga.
Digo esto porque cuántas veces hemos hablado de algo en una mesa de amigos dónde a veces había un amigo de un amigo, persona con la que no tengo un trato tan directo pero que al fin y al cabo terminó escuchando algo que capaz al pensarlo dos veces no hubiera querido que él escuchara. Lo malo de la red social es el número desmedido de «amigos de tus amigos» que escuchan.
Y además la velocidad: es común que al contar algo a alguien, esa persona se lo cuente a otor, y ese otro a otro, etc., y al cabo de una semana mucha gente sepa esa información. Pero en la red social no es necesario esperar una semana: bastan unos minutos.
un abrazo
hola Frank , es cierto lo que dices, muchas veces no son tan «amigos» pero por el afán de ser el centro los incorporas sin saber quienes son . No solo los servicios de seguridad de todos los países, agencias , empresas , headhunters y todo el que se te ocurra filtran permanentemente datos sobre ti. Los casos son innumerables , pierdes de acceder a un empleo , una promoción , una visa, por un comentario o una foto que al gran hermano de turno le disgusta ( y no hablo de teorías conspiratorias, espías y demás yerbas que es otro universo).
un abrazo
Supongo que por una parte es usar el sentido común y por otra está la falta de control que tenemos sobre datos nuestros que desconocemos pueden ser usados por otros.
Del primero es sencillo, cuenta en la red las cosas que son públicas o que carácter inócuo, no des datos personales salvo por los medios habituales (correos personales, teléfono, etc.), publica solo lo que te afecte a ti y no terceras personas (aisss, esas fotos indiscretas).
En cuanto al segundo caso poco puede hacer el usuario medio no ya de internet si no de la vida en general, ni idea de a donde van a parar los datos cada vez que rellenamos algo aunque sea en papel, luego puede ser procesado y no vale con que nos den el papelito ese de «si quiere usted que sus datos no…etc), debería ser al revés, deberíamos dar permiso para usarlos no para que retirarlos y aún así…
hola zarza , gracias por tu comentario. El principal problema es que nos cuesta entender que la red es PÚBLICA con todos los significados y particularidades que ellos implican. Fíjate que tú mismo en el comentario , como la mayoría creemos, refieres a la privacidad de «correos personales y teléfono». Nunca más acertado el dicho » un secreto entre 2 ya no es secreto»
Es cierto lo que señalas respecto al «derecho» sobre la privacidad de los datos y pocas son las empresas que han entendido el tema y expresan que su uso será exclusivo para los fines que se solicitan.El resto bajo la trampa del ejercicio del derecho por nuestra parte hacen uso y abuso . autoriza .
No obstante todo lo dicho los beneficios de la red superan ampliamente las molestias , pero debemos ser precavidos.
un saludo
Ya lo dijo el Rey de La Caja Brillo -el ungido del condado de Campebells- Andy Warhol, «en el futuro todos contarán con quince minutos de fama», pero ni un minutos más… ni un minutos menos.
Lo que ponen en evidencia las redes sociales es la compulsión de las existencias vacías por comunicar su vacuedad… y en su intento por comunicarlo hallan en el lenguaje la posibilidad de significar el vacío.
«Fama», etimológicamente viene de «lo que se dice»… Fama, infamia no importan para el individuo contemporáneo con tal de que se hable de él…
Saludos, Thenigger
hola Otto, demasiado profundo lo vuestro para este humilde parroquiano jejejeje. Lo has reflejado breve pero de forma muy clara.
un abrazo
¿tiene que ver estas ganas de ser «famoso» con aquello de haber perdido el cotilleo casero?, me refiero a que cada vez nuestras vidas públicas están más llenas de información sobre personas que no conocemos personalmente y muy poca de la de las personas más cercanas por lo que tal vez necesitemos «compartir» como hacían nuestros padres y abuelos, necesitamos saber que los otros son tan iguales y diferentes como nos sentimos nosotros.
Además nuestras vidas son tan rutinarias, faltas de objetivos y por ello grises que quizás nos falta emoción que buscamos en pelis, objetos y desgracias ajenas.
No se, son ideas sobre la marcha. ¿qué piensan ustedes?.
Zarza ,lo tuyo da para otro post. ¿Tiene sentido lo que estamos haciendo de nuestras vidas ? Personalmente creo que el fenómeno es fruto de una alienación colectiva en la que consciente o no, nos van metiendo/vamos entrando. No reemplaza al llamado telefónico, el café, la charla en la calle que tienen un sabor y calidez irremplazable.
Cada uno hace de su vida lo rutinaria y gris que quiere. La ausencia de objetivos es producto del medio que te condiciona. Los americanos utilizan el vocablo milestone (pequeñas metas,hitos o pasos) para marcarse el día a día , y creo que ahí está el verdadero sentido de la vida , disfrutando de su logro con su entorno familiar más próximo
un saludo
Hola Theniger, es bueno volver a saludarte. Y a todos los Cofrades de Blues.
El problema de la privacidad en el ciberespacio es un tema bastante espinoso, como sacado de una novela de Dan Brown. Lo digo porque todo el asunto adquiere tintes de «conspiración a escala global», en donde la globalización hace su entrada triunfal, como arma más eficaz para el control de las masas en un mundo «democrático» y «respetuoso de las libertades individuales».
Diversos son los artículos y textos que he leído, en donde se pone de presente cómo por medio de las telecomunicaciones y demás adelantos de la época moderna, se logra invadir hasta el más mínimo detalle de la vida de cada ser humano sobre el planeta Tierra y controlar su mente hasta el punto de moldear su comportamiento. Así las cosas, incluso cuando se enciende el televisor, «alguien te está observando y registrando hasta tu más insignificante movimiento.
El problema en la red no se limita a lo que en ella hacemos o con quien entramos en contacto, dejándole saber muchas cosas sobre nosotros. Es que -y esto me lo tomarán como absurdo- nos vigilan por la red y otros medios, aunque nuestro comportamiento sea el más discreto posible. Es el Gran Hermano de la novela 1984. Buen texto que ilustra esta idea.
Carezco de tiempo en este momento para explayarme más en mi comentario y explicar mejor lo expuesto. Los problemas que he tenido con estos aparatos son increibles. Es la maldición de Blues.
El debate está abierto amigos.
Mil abrazos a todos.
Mirad hacia arriba. Nos observan.
hola Ivan , WELCOME AGAIN. Breve , conciso pero veraz, todos estamos observados y controlados. Me preocupa lo de la maldición , más sería un vicio (que espero no nos censuren).
un abrazo