Monseñor camino

 Desde hace bastante tiempo la Iglesia Católica de España nos viene sorprendiendo con sus posicionamientos respecto a cuestiones terrenales que conciernen a los ciudadanos de este país. Con el pretendido slogan de no interferir en las decisiones de gobierno y sólo dirigirse a sus fieles, viene cuestionando las decisiones tomadas en trámite legislativo de aquellos temas con los cuales, nunca mejor usado el vocablo, no comulga. En su momento fueron el divorcio, la fecundación in vitro, cuidados paliativos, homosexualidad, uso del preservativo, matrimonios de parejas del mismo sexo… Y ahora es el turno de la reforma de la ley del aborto.

 En general todas las religiones tienen una línea de pensamiento común sobre estos temas aunque con matices y que responden a cierta lógica de pensamiento pero que sólo discurre en el ámbito de su competencia, lo espiritual, salvo en aquellos países donde no existe separación entre Iglesia y Estado. Mi cuestionamiento no va hacia el pensamiento en sí, sino a lo excluyente de su verdad que no evoluciona (creo que involuciona) y que pretenden instalar como pensamiento único (o están conmigo o son mis enemigos). No puedo desconocer la preeminencia de la fe católica en España pero ello no da derecho a que desde esa perspectiva se pretenda decidir el destino de todos los ciudadanos. Cristo evangelizó con el amor y no con la amenaza.

Así como el paso del tiempo hace necesaria muchas veces adecuación de las leyes que rigen nuestras vidas, se impondría también del seno del catolicismo un aggiornamiento de la doctrina. Pero lo que más indigna es que utiliza la política del doble rasero, minimizando o tergiversando temas como la pederastia de los curas o los castigos corporales a niños tantas veces denunciados y comprobados pero que no merecen a su criterio penas mayores al pedido de perdón. Claro que a lo mejor es que no hay mandamiento que los abarque… Para atacar el tema del aborto invocan el quinto mandamiento – no matarás-  Entonces, cómo debemos interpretar la complicidad histórica de la Iglesia con regímenes totalitarios en todo el mundo, permitiendo masacres y desapariciones de miles de personas, incluidos curas y monjas (Latinoamérica década de los 70), bendiciendo armas y absolviendo de pecado a genocidas asesinos.

¿El quinto mandamiento no se violaba en esos casos?
¿Hay crímenes de primera y otros de segunda? O es una interpretación sui generis.

Así como no se puede cuestionar a un policía que en acto de servicio acaba con la vida de un delincuente, tampoco se puede amenazar con la excomunión a un parlamentario, médico o enfermera cuando dentro del marco de la ley ejerza su profesión. ¿Hasta cuándo seguirán con sus arengas.? Algunos esbozan que su actuación está enmarcada en el derecho de expresarse como institución. Vale. Entonces que asuman el deber de responsabilidad que como tal les compete y no se apropien del pensamiento de los ciudadanos bajo la amenaza de la excomunión.

Basta ya, pues sino volverán también los azotes y la hoguera

Buen fin de semana

THENIGER