Si alguien no es capaz de conmoverse ante la belleza de la música, poesía e interpretación de Elisabeth Schwarzkopf de ESTE LIED de Richard Strauss, MORGEN, Op. 27 Nº4, decididamente no tiene sensibilidad.
Si alguien no es capaz de imaginar un mundo ideal de felicidad escuchando esta breve pieza de apenas tres minutos, decididamente no tiene esperanza.
Si alguien no es capaz de soñar con una persona amada paladeando las notas de esta inolvidable conjunción de música y poesía, decididamente no podrá nunca enamorarse.
Si alguien no es capaz de anhelar una paz global en este mundo en el que vivimos ante la audición de esta pieza musical, decididamente carece de humanidad.
Disfrutadlo. Os dejo el texto del poeta John Henry Mackay y su traducción al español. La lectura y audición de la grabación os hará sentiros mejores personas en vuestro interior. Estoy seguro de ello.
Und morgen wird die Sonne wieder scheinen
und auf dem Wege, den ich gehen werde,
wird uns Glücklichen, sie wieder einen
inmitten dieser sonnenatmenden Erde…
Um zu dem Strand, dem weiten, wogenblauen,
werden will still und lagsam niedersteigen,
stumm werden wir uns in die Augen schauen,
und auf uns sinkt des Glückes stummes Schweigen…
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Y mañana el sol volverá a brillar;
y por el camino que yo recorreré,
nosotros nos reuniremos otra vez, los bienaventurados,
en el seno de esta tierra que respira la luz del sol.
Y a la inmensa playa, bañada por olas azules,
bajaremos despacio y silenciosamente,
calladamente nos miraremos a los ojos,
y sobre nosotros descenderá el mudo silencio de la felicidad.
Qué maravilla.
No conocía este lied de Richard Strauss (ya ves que me queda todo por aprender)
Pero a quien sí había escuchado es a Elisabeth Swarzkopf. En La Viuda Alegre y La Traviata. Me gusta mucho más que María Callas.
Por cierto, la semana pasada asistí a un interesante concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. Gustavo Dudamel dirigía a la Filarmónica de Israel (el concierto era en homenaje a la población judía de esa ciudad) y se interpretaron obras de Bach (Concierto para Dos Violines), Bruch y Brahms (Cuarta Sinfonía). Zuckerman interpretó, junto a una joven violinista israelí, las dos primeras.
Creo que te hubiera gustado Dudamel, lleno de garra y expresividad, pero también de colores y matices. Sacó lo mejor de la Orquesta en la Cuarta de Brahms. Y se ve que el público de Nueva York lo adora.
Pinché en LA CARRETERA la referencia que ponías del concierto (Creo que era de THE TIMES) y la crítica puso por las nubes a Dudamel, sin duda uno de los grandes directores que parece estar pasando sin complejos la prueba de dirigir otras orquestas que no sean de la Juventud Bolivariana. Le he visto en vídeos y tiene fuerza y garra, además de transmitir, que en dirección es aspecto básico y fundamental. No creo que le vea nunca en directo ya que, por motivos muy personales, dejé de asistir a los auditorios hace algún tiempo y simplemente me limito con acudir a algún recital muy de vez en cuando. De todas formas, tanto por el programa como por los intérpretes, el concierto tuvo que ser sensacional. La Cuarta de Brahms es una obra que me trae muchos recuerdos. El cuarto movimiento fue siempre materia de examen final de análisis en muchos conservatorios. Es una partitura compleja que requiere de un absoluto dominio para salir airoso de la misma. En Youtube hay un vídeo con un ensayo de este movimiento por Furtwängler que es una delicia. Ya lo pondré en su momento.
Me alegra mucho que te haya gustado el lied de Strauss y la interpretación de Schwarzkopf, de quién observo que tienes muy buenas referencias. ¿Mejor que la Callas? La verdad es que nunca antes me lo había planteado pero así, de primeras, me inclino por tu opinión.
Gracias por tu comentario, Ángel. Te hemos echado de menos en esa semana tuya neoyorquina. Espero que nos cuentes muchas más historias de ese viaje en LA CARRETERA, el mejor blog de actualidad de la red.
Un abrazo
LEITER
Llevo todo el fin de semana volviendo al blog para escuchar el lied. Debo haberlo escuchado unas diez o quince veces. Millones de gracias por este pequeño gran descubrimiento.
No funciona el enlace. POrque yo también vuelvo a escucharlo. Tanto es así que acabo de poner una referencia a tu entrada en el olivo.
Besos
Ya está solucionado y además con la misma e inolvidable versión de Elisabeth Schwarzkopf.
Hasta que lo vuelvan a suprimir, claro… ¡Cretinos!
Gracias por el apunte, madrina
Besos, muchos besos
LEITER
Gracias a ti, Leiter.
Besos
Estoy enamorado.
Por ello soy un bienaventurado.
Y merezco esta tierra que respira la luz del sol.
La melodía inicial del violín me sugiere la suave brisa que cimbrea con mimo los juncos de la ribera al atardecer.
No hay lied más bello. Ni Schubert llegó a tanto.
Un abrazo, Iván (y que sigas enamorado por los restos. Sólo las mentes enamoradas son capaces de ver la vida con esperanza e ilusión)
¡Jo, qué poético me he puesto!
LEITER
Que belleza, llevo escuchándola un buen rato por diferentes cantantes. Al final me quedo sin dudarlo un segundo con Elisabeth Schwarzkopf y con Cheryl Studer de la que pongo abajo el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=6rWQvW_YZjc&feature=related
Dedicado a Iván.
🙂
Los sentimientos son el don más elevado del Ser Humano en cualquier tiempo y en toda Edad. Poco importa cuánto te amen las personas que te rodean: mientras en tu pecho aniden bellos sentimientos, la delicada luz de la Mañana hará de Tí alguien cada día mejor. Esa será tu merecida recompensa.
Y entenderás que incluso en la muerte, vive el Amor infinito.
No hay Amor más grande.
A Ángel Guirao: Me exrtraña mucho que la Schwarzkopf haya cantado en su vida La traviata (si es así dime donde lo puedo encontrar), del mismo modo que la Callas no cantó nunca La viuda alegre. La comparación está bastante fuera de lugar. Buenísimas las dos en cualquier caso. Te recomiendo que escuches a Astrid Varnay cantando Wagner, es otra experiencia religiosa.
* Ya que Ángel Guirao no interviene en este blog desde hace más de un año y es más posible que ya no lo siga con regularidad por sus obligaciones laborales, me permito la licencia de contestar
Puede que nuestro amigo Ángel Guirao se haya referido a algún disco con fragmentos de La traviata interpretados por Elisabeth Schwarzkopf. Concretamente, en IDI (ref 6563 del catálogo internacional ARKIVMUSIC) nos encontramos con uno de estos fragmentos. Tambien en TESTAMENT (ref 2172) podemos encontrar otro fragmento de La traviata cantado por la Schwarzkopf. Lo que sí es cierto, acorde con algunas biografías consultadas, es que la Schwarzkopf cantó La traviata en Viena en 1946. Eso sí, dudo que exista una grabación completa de esta obra por Schwarzkopf. De todas formas, dejo el siguiente enlace a continuación de Schwarzkopf cantando un fragmento de La traviata… ¡En inglés!
http://www.youtube.com/watch?v=gCJCUhFGnUs
Ciertamente, resulta difícil establecer una comparación entre la Callas y la Schwarzkopf por la diferencia de estilo y repertorio de ambas. Pero yo creo que lo que hizo Ángel Guirao en su comentario, desde su reconocida humildad para temas musicales, fue expresar una simple opinión personal más que una comparación en sí. Ángel afirma que «a quien sí había escuchado es a Elisabeth Swarzkopf. En La Viuda Alegre y La Traviata. Me gusta mucho más que María Callas» frase que no presupone necesariamente que Callas haya interpretado la obra de Lehar. Reitero que a mí me parece una simple opinión personal y del todo respetable.
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No hay nada más bello en el mundo que la música escrita con el corazón, y este lied está compuesto con el alma y notas de sentimientos.¡Sublime!
Esta mañana (nunca mejor dicho) han puesto en Radio Clásica «Morgen», en una versión fabulosamente dirigida por Christian Thielemann, y con una soprano cuyo nombre no he coseguido retener. La versión ha hecho algo que yo consideraba imposible: superar al tándem Schwarzkopf / Szell, que desde hace muchísimos años ha sido mi referencia para este extraordinario lied.
Alguien ha nombrado en otros comentarios a Maria Callas. En mi opinión, el mito más injustificado de toda la historia de la Ópera y de la lírica en general. Cantaba todo exactamente igual (de mal), con ése insoportable y permanente vibrato (más bien «tremolo») del que no se desprendía ni durante los silencios, y que convertia a cada personaje en un mismo y único personaje.
Schwarzkopf a años luz por delante de Callas. Algunas comparaciones no son odiosas, sino innecesarias.