En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar el Kyrie de la Missa Pange lingua del compositor francés Josquin des Prés, una de las mayores y más célebres figuras de la música del Renacimiento — se le llegó a llamar el Príncipe de la música. La versión del vídeo corresponde al Ensemble Clément Janequin (HARMONIA MUNDI 501239). Si bien De Prés siempre se ha asociado a la famosa triada de compositores de la escuela franco-flamenca del siglo XV, junto con Dufay y Ockeghem, lo cierto es que Josquin des Prés fue el más joven de los tres y el que, de manera definitiva, deja atrás la Edad Media para introducirse plenamente en el Renacimiento. Al parecer, Des Prés compuso esta Missa Pange lingua alrededor de 1514 para ser interpretada en el Corpus Christi celebrado el jueves posterior a la Santísima Trinidad. La obra presenta un material melódico basado en una serie de variaciones — paráfrasis — del himno (Cantus firmus al lastimero modo frigio) que precisamente se cantaba en el Corpus Christi (Pange linguaCuenta, lengua mía, la historia gloriosa). La obra consta de las cinco secciones habituales — Introito, Kyrie, Gloria, Sanctus y Credo — más el Agnus Dei, cuyo remate final es especialmente sonoro. La interpretación de esta obra en directo requiere de un edificio con resonancia para poder apreciar los distintos efectos sonoros de superposición. Esta misa, pese a no ser incluida en la tercera colección de misas de este compositor en la edición publicada por el impresor veneciano Ottaviano Petrucci en 1514, fue lo bastante popular como para figurar en diversos manuscritos de la época.

 La figura de Josquin des Prés se inscribe en una época en la que era habitual considerar la habilidad artística como un préstamo de Dios al que había de devolver en forma de servicio leal. La propia parábola de Cristo acerca de la sirviente y los talentos estaba muy arraigada en la mente de todo artista creativo. Y Josquin des Prés compartió ese punto de vista. Nacido entre 1450 y 1455 probablemente en Hainaut, actual Bélgica, se trasladó todavía muy joven a Condé-sur-l´Escaut, en el norte de Francia. Sabemos que en 1477 se encontraba al servicio de René d´Anjou en Aix-en-Provence, en lo que supuso su punto de partida como compositor. Después de trabajar para la corte milanesa en la década de 1480 y para el coro papal entre 1489 y 1495, Josquin fue nombrado maestro de capilla por el duque de Ferrara en 1503. No permaneció demasiado tiempo en ese cargo y regresó a Condé-sur-l´Escaut para convertirse en preboste de la iglesia de Nôtre Dame, en donde falleció en 1521. Aunque su vida puede parecernos del todo austera, Des Prés se sentía a gusto entre reyes y cortesanos, disfrutando con todo tipo de placeres mundanos como la cacería, la buena mesa y los mejores caldos de cada región. Al parecer, sintió especial debilidad por la música popular de su tiempo, especialmente por la de las gaitas. Y la leyenda le atribuye también un enorme ingenio: Luis XIII le pidió que compusiera una chanson en la que el monarca, que tenía una voz horrorosa, pudiese cantar. El compositor le correspondió con Guillaume se va chauffer, una pieza cuya parte destinada al rey consta sólo de una nota…

 Pero la fama de Josquin des Prés tuvo tan amplia divulgación que hoy sabemos mucho más sobre su obra que sobre su vida. Las investigaciones recientes han alterado en buena medida los conocimientos que se tenían acerca de su vida y de su obra, ya que se sabe que hubo otro Josquin (Josquin de Kessalia) que trabajó en Milán entre 1459 y 1472 y al que a menudo se le confunde con el gran compositor del que hoy nos estamos ocupando. Es por ello que muchas composiciones atribuidas a Josquin des Prez no son realmente suyas (Aspecto que no tiene nada de extraño y que se ha venido repitiendo con posterioridad: Ya en tiempos de Beethoven, poner su nombre en una pieza era garantía segura de ventas). De entre las obras que consideran genuinas de Josquin des Prés, podemos destacas ocho misas, ochenta motetes para coro a capella y unas cien canciones, entre ellas Mille regrets, la canción favorita del emperador Carlos V, aunque arreglada por Luis de Narváez. También hay que señalar una serie de piezas de danza para voces e instrumentos. Nuestro humilde homenaje a este sensacional músico.