Sonata de La Anunciación
En el enlace al vídeo que hoy os dejo podemos escuchar la conocida como Sonata de La Anunciación o Sonata nº1 del grupo de Sonatas del Santo Rosario (Rosenkranzsonaten) del compositor Heinrich Ignaz Franz von Biber. La interpretación de esta pieza corre a cargo de Alice Pièrot al violín acompañada por el grupo instrumental Les Veilleurs de Nuit y dicha grabación se encuentra disponible en el sello ALPHA PRODUCTIONS (Ref 38).
En esta grabación, la parte del continuo ha sido adaptada a un conjunto instrumental compuesto por claviórgano — instrumento que conecta el sonido de un clave y un órgano mediante un particular mecanismo –, viola da gamba y tiorba — un instrumento similar a laúd pero de mayores dimensiones — siendo todos ellos de construcción original de la época. Compuestas hacia 1674, las Sonatas del Santo Rosario de Von Biber están agrupadas en tres grupos de cinco y una pasacalle final. Sin ser en absoluto música programática, todas las sonatas aluden a distintos episodios evangélicos con un gran protagonismo en la figura de la Virgen María.
Elaboradas con un alto grado de virtuosismo, estas sonatas presentan la peculiaridad técnica de la llamada scordatura, esto es, se somete al violín a distintas afinaciones logrando ingeniosos efectos sonoros.
A lo largo del siglo XVII se fueron desarrollando en paralelo tanto el aria italiana da capo como la música instrumental del violín. Y ello fue consecuencia lógica, ya que el violín desempeñaba en la música instrumental el mismo papel que las voces agudas tenían en la ópera y el oratorio. Con su versatilidad y continua mejora técnica, el violín se convirtió en el instrumento primordial de la naciente orquesta. Italia, al ser sede de los principales constructores de la época, se convirtió en el epicentro del desarrollo de la escuela violinista de Europa cristalizando la forma concertante. Sin embargo, también en Alemania se desarrolló una importante escuela cuyos impulsores fueron Heinrich Schmeltzer (1630-1680) y Georg Pisendel (1687-1755). Pero la figura más importante de aquella región en materia de violín no fue otro que Heinrich Ignaz Franz von Biber.
Biografía
Heinrich Ignaz Franz von Biber nació probablemente el 12 de agosto de 1644 en Wartenberg, localidad de Bohemia conocida en la actualidad como Straz pod Ralskem, y no se conocen muchos datos sobre su juventud aunque se sabe que estudió en Graz y posteriormente con Schmeltzer en Viena antes de entrar como violinista en la corte del príncipe Karl II de Olomuc hasta 1670. Ese mismo año, Von Biber fue enviado por su patrón a Bohemia para negociar la compra de unos violines pero no volvió más y aceptó un trabajo con el arzobispo de Salzburgo. Nueve años más tarde accedió al puesto de vicemaestro de capilla y ya en 1684 consiguió ser nombrado maestro único. En 1690, el emperador concedió a Von Biber un título nobiliario, lo cual confirma la excelente reputación que tenía entre sus contemporáneos. Casado desde 1672 y con once hijos, cuatro de ellos le sobrevivieron y llegaron a ser músicos que desempeñaron su labor en distintas cortes. Von Biber desarrolló toda su actividad en Salzburgo hasta el mismo día de su muerte, acontecida el 3 de mayo de 1704 en dicha ciudad.
Conocido sobre todo por sus obras para violín, Heinrich Ignaz Franz von Biber fue un virtuoso en cuyas obras aplicaba distintas técnicas como la scordatura y las dobles cuerdas. Siendo uno de los grandes representantes de la música católica del sur de Alemania, Von Biber supo desligarse en su medida de la escuela italiana y su obra muestra los rasgos característicos de un arte musical nuevo. A lo largo de su vida, la música de Von Biber fue conocida e imitada por toda Europa, llegando a ser nombrado como el mejor violinista-compositor del siglo XVIII por el historiador Charles Burney. Su obra disfrutó de un merecido renacimiento a lo largo del siglo XX. Sirva desde aquí nuestro humilde homenaje a su figura.
¡Bravissimo! Von Biber es un compositor que me embruja hasta en la última fibra de mi ser. Su lenguaje musical es tan particular y repleto de sentido, que habla a mi espíritu nutriéndolo con un mensaje que trasciende las palabras y los sonidos humanos. Poco importa su estricta sujeción al pensamiento judeo-cristiano y su sentir, del cual me aparto salvo en su base más mística y hermética (aquella que no se enseña).
Me interesa el Sentido, esa verdad que subyace en los diversos pensamientos religiosos, como una fuerza motriz que pone en movimiento la vida misma sobre la Tierra, diseminándose hacia el Universo y conteniendo los Misterios de la Creación. En ellos reside ese luminoso relámpago de poder irresistible que es el Hombre Nuevo, el Hombre Superior, el Übermensch.
Von Biber, así como años después Bach, pertenecen a ese selecto grupo de músicos que habiéndose expresado musicalmente bajo la égida del Cristianismo, fueron objeto de un Poder Superior que les utilizó para comunicar al Hombre sus verdades imperecederas.
Por ello las Sonatas del Santo Rosario son también llamadas «Sonatas Místicas», porque tocan con el aspecto más trascendente de los cuadros neotestamentarios de la Vía Crucis. No es fe ciega, ni vana repetición de fórmulas o flagelaciones intrascendentes: es abrir una ventana hacia un estado más sutil de entendimiento y de sabiduría, un espacio de reflexión y recogimiento que eleva la vista hacia lo más lejano de los ámbitos etéreos, allí donde el Motor Inmóvil que nos eseñara El Estagirita, pone en movimiento el admirable ciclo de la vida.
Lo más brillante de Von Biber es su reconocida scordatura: hace uso de ella en infinidad de obras y es precisamente ese aspecto de su técnica y estilo musical, lo que le hace inevitable autor de muchas obras cuya autoría ha sido puesta en duda, entiéndase la monumental Missa Salisburgensis: esta obra es de Von Biber y no, como se ha dicho, de Orazio Benevolio, ni de Andreas Hofer y menos aún del Gatosierra!
Me uno con cánticos hacia lo alto a este reconocimiento al gran Heinrich Ignaz Franz von Biber. Gran post.
Abrazos amigo y hermano Leiter.
Hermoso guiño nos obsequias este domingo, querido y admirado Leiter. Ah! Bello más allá de toda medida. Bello más allá de toda retórica. Ya he apretado una cincuentena de veces play al enlace durante este frío domingo. En efecto, hace un frío de los mil demonios en la Ciudad de México que solo se hace llevadero con ese violín y su ‘scordatura’, esa tiorba y ese ¿continuo? de viola da gamba.
Sí. Insisto en el punto que ha estado rondando mi mente durante esta gélida jornada. Esta Sonata es hermosa más allá de toda retórica. Hay, en efecto, una retórica de la Belleza: la aprendían los músicos con sus Maestros, la aprendían los pintores en el taller del veterano pintor del que extraían sus conocimientos. La Retórica de la Belleza es la Belleza de la escuadra, del compás… es la belleza de la forma sonata, del ‘da capo’.
La mitad de los cuadros de Rafael son fríamente bellos en su retórica. Sólo unas cuantas Vírgenes (menos de diez, en realidad) trascienden esa bella retórica aprendida, bellamente convencional. Sin estas Vírgenes Rafael no sería acaso más que un olvidado pintor de Peruggia y Roma, un Sebastiano del Piombo más en las riberas de la perdida Historia de la Pintura. En estas 5 o 6 Vírgenes se trasciende una retórica porque Rafael habla, ¡por fin! en Primera Persona. Solamente cuando un artista puede hablar en Primera Persona (pues no siempre lo hace: habla o bien en tercera o en la primera del plural) es que su arte desdibuja la belleza aprendida de la belleza expresada. En esta breve Sonata de Biber, al igual que en las círgenes de Rafael, me ha parecido encontrar el desdibujamiento de esa frontera…
En eso he pensado toda esta fría jornada, mi grande amigo
Gracias por este Guiño que recibo con suma reverancia
Sin lugar a dudas, uno de los aspectos más interesantes de la figura de Von Biber (un tipo rodeado de un halo romántico: Eso de que le encargaran la compra de unos violines y que no regresara jamás…) es su condición de violinista en un territorio más marcado, tal vez, por el teclado como eje del desarrollo instrumental.
Von Biber, al igual que Schütz, es un compositor que ha subido muchos enteros en el reconocimiento global de su obra, ya no sólo por sus aportaciones técnicas, sino también por la fuente de su inspiración intrínseca. Un gran autor sobre el que considero obligatorio detenerse en el estudio y apreciación de su obra.
Enormes vuestros comentarios, amigos y hermanos iván y Otto. Suponen un complemento perfecto al contenido de la entrada.
Mi abrazo, amigos
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