Imagen de George Brecht ejecutando la famosa pieza Solo para violín de Maciunas en 1964
He aquí el famoso Concierto ensemble saxophones del compositor neoyorquino George Brecht, recientemente fallecido en diciembre de 2008, y miembro clave del conocido movimiento artístico FLUXUS. Si nos fijamos bien en el vídeo del enlace, la interpretación de dicho concierto consiste en que el solista llega al escenario con una escalera portátil y derrama un líquido a través de una regadera sobre un recipiente que parece un cubo metálico. Finalizada dicha acción, el intérprete recoge la escalera y se larga con viento fresco del auditorio. La respuesta del público ante la ejecución es magnífica aunque yo reconozco que no estoy musicalmente capacitado para juzgar si dicha interpretación es del todo ortodoxa. Tendría que ver más versiones para ello…
George Brecht fue un compositor muy comprometido con cualquier corriente artística conceptual y vanguardista, como el mencionado movimiento FLUXUS, y alternó su carrera de músico con la labor de consultor farmacéutico para importantes empresas norteamericanas, como Johnson & Johnson y Mobil Oil. Su propio nombre — en realidad se llamaba George MacDiarmid — lo cambió por el de Brecht pero no como homenaje al gran poeta germano, como pudiera en principio pensarse, sino porque «le encantaba el sonido de ese nombre». Estudió química en Filadelfia y llegó a patentar hasta cuatro modelos distintos de tampones. Su gusto por la creatividad y la vanguardia le llevó a estudiar junto a John Cage en los últimos años de la década de los cincuenta, donde inventó la llamada puntuación del evento, elemento fundamental que caracterizaría al grupo FLUXUS, y que no son sino simples instrucciones para completar las tareas diarias que se pueden realizar — o no — tanto en público como en privado. Su música se implica en una clara intención de explorar el azar como elemento prioritario de la misma. Su prestigio dentro de las vanguardias musicales fue al alza, llegando a impartir clases en la Universidad de Rutgers y participando en cualquier evento relacionado con FLUXUS. Su principal composición es Goteo Evento (1962), una creación donde se dan instrucciones para que una fuente de agua golpee el casco de un barco vacío, organizando la forma en que ese agua cae en el buque. Tras viajar por numerosas ciudades europeas, se instaló definitivamente en Alemania, donde llegó a conquistar el prestigioso Berlin Kunstpreis en 2006. Su obra está incluida en cualquier retrospectiva o muestra de FLUXUS, siendo hoy en día considerado uno de sus mayores exponentes.
Aunque en ocasiones ha interferido con la estética «cagiana», el movimiento FLUXUS debe considerarse como independiente de los postulados de John Cage y ha de circunscribirse a la raíz europea por sus características, muy cercanas a la intención creativa de una especie de nuevo dadaísmo. FLUXUS fue un movimiento «estructurado» en 1962 por el lituano George Maciunas que pretendía fundir el arte con lo cotidiano a través del empleo inmediato de elementos de la realidad. Aparte de George Brecht, muchos artistas de relieve — y no precisamente músicos — se acercaron a FLUXUS, como los pintores alemanes Joseph Beuys y Wolf Vostell, quienes realizaron collages y happenings en un intento de denunciar la brutalidad del entorno. A nivel literario, destacó el escritor norteamericano Dick Higgins, gran difusor de las ideas del movimiento a través de su editorial Something Else Press. Aunque la mayoría de los artistas de FLUXUS no eran músicos, bien es cierto que se les acercaron compositores de otras trayectorias, como Georg Ligeti, autor de la famosa obra conocida como Poema sinfónico para cien metrónomos, una composición cuya dificultad radica principalmente en reunir los cien metrónomos antiguos que requiere la interpretación, habida cuenta de que Ligeti especifica claramente en la partitura que la obra ha de interpretarse con «instrumentos originales», esto es, con antiguos metrónomos que ya no se usan por obsoletos… De cualquier manera, casi todos los artistas que se acercaron musicalmente a FLUXUS lo hicieron desde una concepción particularmente deconstructiva. Beuys llegó a producir obras sonoras y a Vostell le fascinaban los ruidos estruendosos, como así se percibe en su famosa Sinfonía para 40 aspiradoras, de 1963. Maciunas demostró su concepción musical en obras como Solo para violín (1962), con detalladas instrucciones para la destrucción del violín; las Doce composiciones para piano (1962), en la que destaca la nº5, en la que se ha de colocar un perro y/o un gato dentro del piano e interpretar posteriormente cualquier composición de Chopin, y la no menos célebre nº13, en la que se clavetea concienzudamente todo el teclado de un piano para posteriormente desguazarlo. Por su parte, Higgins compuso El ruido de los animales muriendo (1964), donde ya os podéis imaginar lo que sucede durante la ejecución de la pieza. De particular interés es la obra del coreano Nam June Park, uno de los primeros videoartistas y acuñador del término «autopistas de la información», que desarrolló una serie de conciertos inusuales basados en la electrónica y el vídeo con fuerte carga erótica, para los que colaboró la violoncelista Charlotte Moorman, y que por desgracia solían acabar en escándalos, detenciones, multas y posteriores juicios.
Según el músico y erudito español Tomás Marco, en numerosas ocasiones se ha relacionado a FLUXUS con el arte conceptual que se desarrolla en los mismos años, corriente en la que la idea artística prevalece sobre el objeto en sí. Otras veces se ha dicho que es lo contrario porque a FLUXUS lo que realmente le interesa es el objeto sin más. Aunque, según Marco, las cosas no son tan claras y ambas corrientes están interrelacionadas. Entre los primeros conceptuales se ha solido incluir al pintor Sol Lewitt quien, sin embargo, destacó más en el minimalismo. Al conceptualismo se ha adscrito mucha obra FLUXUS o el llamado Arte Povera italiano, así como artistas del carácter de Joseph Kossuth, quien llegó a creer que cualquier obra realizada se convertía en ornamental y por lo tanto rechazable; también Walter de María, quien es mucho más conocido en movimientos posteriores como el minimalismo o el Land-art.
Una variante, por así llamarlo, de FLUXUS en España fue el llamado movimiento zaj, una corriente que partió de la interpretación personal de Juan Hidalgo sobre ciertas ideas de John Cage. Pero ello ya será motivo de otra entrada en esta sección.
Pues como no me lo podía creer, he visto el enlace y además he dado un paseo por la red con otros vídeos sugeridos… uf! Uf! y además… UFFF!
Tal vez me falte sentido del humor… o me sobre mucho.
Beijinhos.
Tranquila Pau. Esta entrada, que me costó Dios y ayuda componer, sólo pretende reflejar un movimiento musical… Y yo digo lo mismo que tú: UFFF¡¡¡
Beijinhos
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A guisa de comentario, dos recuerdos de años pasados (de paso, soy fan de la música contemporánea clásica).
Más o menos en 1968, asistí a una conferencia dictada por el pianista canadiense Malcolm Troup, quien entre otras piezas ya tradicionales por entonces de Messiaen y Stockhausen, presentó «Water music» de John Cage y otras piezas de autores norteamericanos. Una de ellas (cuyo compositor no he podido recordar) debía ser ejecutada «emitiendo la menor cantidad posible de sonido», posiblemente sea uno de los orígenes del minimalismo y del new age.
Después, circa 1973, pude leer un reportaje sobre una obra de Maurizio Kagel para guitarra eléctrica en la cual se pretendía acercarse al umbral del dolor (sic!). He buscado referencias en la internet pero sin resultados… Obviamente esta pieza no puede ser grabada, y si pudiera serlo no podría ser reproducida en casa…
Tal vez todo esto sean ramificaciones de lo que se denominó «teatro musical» y que según parece, no tuvo mayor desarrollo.
Desgraciadamente en las tendencias artísticas de ultrasúpervanguardia es muy posible que se confunda la genialidad máxima con la burla o la esquizofrenia. Por ejemplo, hace un par de años un «artistillo» iba a pintar la cima del Mont Blanc en color rosado, una probable interpretación es que esta pretendida «acción de arte» podría servir únicamente para publicidad de algún jarabe medicinal…
Gracias por su comentario, JUVENAL CERDA C. y bienvenido al blog.
Maurizio Kagel, dentro de su etapa como serialista integral, presenta dos obras complejas como MÚSICA PARA INSTRUMENTOS DEL RENACIMIENTO y EXÓTICA, esta última muy en consonancia con lo que afirma (Aunque desconozco si se trata de la obra a que se refiere). Efectivamente, el llamado «teatro musical», muy alejado de la ópera, no tuvo mayor continuidad fuera de la figura de Kagel, aunque es cierto que el serielismo integral se extendió con rapidez por toda la música occidental y se interconectó con toda la vanguardia internacional no ya a base de escuelas propias sino de músicos independientes en cada país.
Estoy, por lo general, bastante de acuerdo sobre lo que afirma en el último párrafo de su comentario. La ultravanguardia tiende a mistificar ciertos conceptos hasta el límite de lo asumible, artísticamente hablando, con lo que puede dar lugar a una insólita confusión de términos. Particularmente, me interesa saber sobre dichas corrientes pero no profundizo demasiado en algo que, ante todo, no considero arte musical. Simplemente me limito a reflejar lo que existe por ahí y exponerlo en modo neutralmente narrativo.
¿Lo del Mont Blanc? Me parece algo realmente frívolo y sin sentido. Por descontado en que también coincido en la supuesta motivación publicitaria que se esconde tras dicha «acción artística».
Saludos
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