Concierto para violín de Felix Mendelssohn
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Tras una primera y muy incipiente aproximación a este género musical en 1822, cuando el compositor apenas contaba con trece años, que se plasmó en un Primer Concierto para violín muy en la factura de Johann Sebastian Bach y que hoy apenas es conocido, Mendelssohn abordó la composición de un Segundo Concierto para violín durante el verano de 1838. Por ello, esta partitura «oficialmente» es conocida como el Concierto para violín nº2, en mi menor, Op. 64. Sin embargo, la universal fama adquirida por esta obra ha eclipsado por completo la primera composición de juventud, por lo que este concierto suele ser conocido como el Concierto para violín de Mendelssohn, dando a entender equivocadamente que ésta es la única obra del género compuesta por el autor.
Partitura autógrafa con el inicio del concierto
* Escrita en 1838 – primer esbozo – y 1844
* Estrenada el 13 de marzo de 1845 en Leipzig por el violinista Ferdinand David
* EFECTIVOS ORQUESTALES: 2 flautas, 2 óboes, 2 clarinetes, 2 fagots, 2 trompas, 2 trompetas, timbales y cuerda.
* Duración aproximada de la ejecución: Alrededor de 25 minutos
Durante el verano de 1838, Mendelssohn escribió a su amigo violinista Ferdinand David una misiva en la que confesaba su firme deseo de escribir un concierto para violín en la tonalidad de mi menor cuyo comienzo «me da vueltas en la cabeza y no me deja en paz». David, director además de la Orquesta del Gewandhaus de Leipzig, le prometió que una vez terminada la composición la tocaría con tal entusiasmo que «hasta los ángeles del cielo se sentirían dichosos».
Pese a estas celestiales promesas, Mendelssohn no abordó en serio la composición de esta obra hasta pasados seis años. Fue entonces en las inmediaciones de Frankfurt, donde se encontraba el compositor veraneando con su familia, el lugar en el que concibió finalmente esta obra ayudado por unas condiciones que eran del todo idílicas. A finales de septiembre, el compositor regresó a Berlín y allí se dedicó algunas semanas a perfeccionar la partitura.
Aquejado de una enfermedad, Mendelssohn no pudo asistir al estreno por prescripción médica y la orquesta tuvo entonces que ser dirigida por Niels Gade. Pese a todo, el compositor pudo escuchar más tarde su concierto soberbiamente interpretado por Joachim el 3 de octubre de 1847 también en Leipzig, unos meses antes de fallecer el autor como consecuencia de un derrame cerebral.
Una característica de este concierto es la manera en cómo se unen los tres movimientos evitando las interrupciones musicales que tanto disgustaban a Mendelssohn. La escritura del concierto es densa y presenta fragmentos líricos que alternan con otros pasajes de tipo dramático. Otra particularidad de este concierto es que por primera vez la cadenza del solista alcanza un total desarrollo por escrito y no se deja a la libre improvisación.
La obra, extraordinaria desde el punto de vista compositivo, pronto se convirtió en una de sus creaciones más conocidas e interpretadas. Ferdinand David, a quien le está dedicada la obra, ayudó al compositor a resolver las dificultades técnicas de la parte solista. Es uno de los conciertos más significativos del género, con dos elegantes movimientos extremos y uno lento de gran delicadeza sentimental. Con esta obra, que requiere una interpretación llena de sobriedad, el autor pareció recobrar los magistrales impulsos creativos de su mejor época de adolescencia.
La versión que hemos seleccionado para seguir la audición mediante los distintos enlaces corresponde con la ejecutada por la joven violinista Sara Chang acompañada por la Orquesta Filarmónica de Nueva York dirigida por Kurt Masur en un concierto ofrecido en 2005 en el Avery Fischer Hall.
El primer movimiento de la obra se encuentra solapado en dos vídeos, correspondiendo el segundo al final del movimiento. Como versiones alternativas, dejamos los enlaces al primer movimiento de las lecturas ofrecidas por Janine Jansen acompañada por la Orquesta Sinfónica dela BBC dirigida por Sir Roger Norrington y por Henryk Szeryng acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Antal Dorati. En estas dos últimas versiones, de igual manera, basta con pinchar con la siguiente numeración de los vídeos para poder escuchar la audición completa de la obra.
DESARROLLO DE LA OBRA
– PRIMER MOVIMIENTO – Allegro molto appassionato: A partir del segundo compás, el solista expone el tema principal con un matiz suave — piano — de notable ductilidad. La orquesta lo repite y deja guiarse por una idea adyacente antes de la exposición del segundo tema sobre un bello y tranquilo motivo coral en el que las maderas presentan al violín. El desarrollo es un perfecto acoplamiento de engranajes en el que orquesta y violín juegan a encontrarse y complementarse mutuamente. Tras la cadenza, el violín se apoya en unas notas ligeramente arpegiadas en la curva melódica para dar paso a la delicada reexposición orquestal, en lo que supone uno de los más memorables fragmentos jamás escritos por Mendelssohn (Primoroso). Una brillante y poderosa coda acaba con la nota sostenida en Si del primer fagot que permite hacer de puente hacia el siguiente movimiento.
– SEGUNDO MOVIMIENTO – Andante: Con forma y estructura de lied a tres partes, ofrece la posibilidad de que el violín desarrolle largas y delicadas ondulaciones con gracia ensoñadora, aunque en ocasiones se observa un cierto derroche de componente sentimentaloide. Lo curioso de este movimiento se produce en sus compases finales, en donde una especie de inédito recitativo sirve de enlace para encadenar el último movimiento. Musicalmente, es el movimiento más flojo de los tres que integran la obra.
– TERCER MOVIMIENTO – Allegretto non troppo – Allegro molto vivace: En forma de rondó, tras un breve diálogo entre las llamadas de los metales y la contestación del solista. este último expone un alegre motivo rítmico lleno de fuerza. Los diálogos se van sucediendo con una escritura violinística cada vez más virtuosa. Un nuevo tema es presentado por el tutti orquestal, conectado con el motivo precedente a modo de variación. En pleno desarrollo central, surge la magia al exponer la cuerda un motivo muy elegante sobre la base rítmica del tema principal que dibuja el violín por medio de diferentes escalas. El desarrollo final derrocha una fantasía completamente espontánea y exige por parte del violinista una ejecución perfectamente controlada tanto en la expresión como en los efectos de brillo que requiere la partitura. Pieza de obligado cumplimiento para cualquier violinista que pretenda abrirse hueco en el complicado mundo de la interpretación solista.
VERSIONES RECOMENDADAS
– Yehudi Menuhin acompañado por la Philharmonia Orchestra dirigida por Wilhelm Furtwängler. EMI (Pese a los años, aún resulta insuperable. De absoluta referencia)
– Nathan Milstein acompañado de la Filarmónica de Viena dirigida por Claudio Abbado. DG (Un registro fundamental de esta obra. De las mejores grabaciones de Milstein)
– Viktoria Mullova acompañada de la Academy of St Martin-in-the-Fields dirigida por Sir Neville Marriner. PHILIPS (Interpretación tan veloz como ligera cuando la partitura lo requiere. Buenísima)
– Joseph Szigeti acompañado de la Filarmónica de Londres dirigida por Sir Thomas Beecham. NAXOS (Histórica grabación que suena como si se hubiese registrado ayer mismo. De lujo)
– Isaac Stern acompañado de la Orquesta de Filadelfia dirigida por Eugen Ormandy. CBS (Posiblemente, la obra mejor interpretada por Stern. Magnífico acompañamiento orquestal)
– Itzhak Perlman acompañado por la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Bernard Haitink. EMI (Buena lectura aunque un tanto amanerada por momentos)
Por contra, no acaban de satisfacerme las versiones debidas a Anne-Sophie Mutter acompañada por la Filarmónica de Berlín dirigida por Herbert von Karajan. DG (No parece una lectura espontánea, sino más bien forzada) y a Maxim Vengerov acompañado por la Orquesta del Gewandhaus de Leipzig dirigida por Kurt Masur. TELDEC (Los mismos defectos apuntados en la anterior versión). Por supuesto, estas no son sino meras apreciaciones subjetivas sin ninguna pretensión vinculante.
no me gusta el violín leiter -si hubiera tenido algún talento musical, que no poseo para nada, mi instrumento habría sido el cello- y por ende no frecuento los conciertos para el instrumento, a excepción de este, que para mi, además de ser maravilloso, presenta acabadamente a mendelssohn como lo que fue: un aristócrata de la música…
mi versión es por isaac stern acompañado de ozawa y la sinfónica de boston…
Estimado amigo, es un placer leer tu detallada presentación de éste, uno de mis conciertos favoritos. Mendelssohn fue un genio y esta obra lo demuestra cabalmente. La introducción es especialmente magnífica, con esa orquesta murmurante, rica en timbres pero muy cuidadosa con la voz del violín (equilibrio no siempre fácil ni bien conseguido en otros conciertos para el instrumento). Completamente de acuerdo con las versiones que has propuesto. ¿Conoces la de Viktoria Mullova con Gardiner y la Orquesta Revolucionaria y Romántica (vaya nombre…)? También merece una audición, creo yo. Un fuerte abrazo!
Pues es curioso, Hugo, que a mí me ocurrió algo parecido. Traté de aprender violín de manera casi obligada y lo dejé a los dos años con nulos progresos. Yo también habría preferido el violoncello… ¡Pero era más caro y ocupaba mucho sitio! Muy certera tu definición sobre el aspecto aristocrático de Mendelssohn.
Joaquín, la versión de Mullova que conozco es la que cité más arriba con Marriner. La que tú mencionas no la he encontrado en enlaces. Por cierto, para nombres grandilocuentes los de las antiguas orquestas soviéticas… También coincido contigo en que es una obra muy cuidada desde el primer compás.
Un abrazo, amigos Hugo y Joaquín
LEITER
Me dejas de piedra Leiter! No tenía ni la más remota idea que este fuera oficialmente el «Concierto n° 2 para Violín» de Mendelssohn, ni que exitiera uno anterior! Siempre pensé que era su ÚNICO Concierto para el instrumento.
Vaya ignorante. Pero cada día aprendo algo nuevo.
Auténtica joya musical esta obra, en la cual Mendelssohn exhibe un primer tema (en el primer tiempo)muy de mi gusto: sobrio, melancólico y muy erudito. Lo destaco porque siemrpe me produce una impresión muy positiva cuando escucho esos primeros acordes del Concierto.
Sin embargo, en todo su conjunto habría muchas cosas por destacar y muy bien lo has hecho en la entrada. Al fin de cuentas, tú eres el Profesor de Música.
Me llama mucho la atención cuando indicas que aquel Primer Concierto para Violín tiene una factura muy de Johann Sebastian Bach. No es para menos: Mendelssohn siempre fue su admirador incondicional y justamente al amigo hebreo le debemos que el genio de Bach no haya sido olvidado por la posteridad. Lo prueba la Pasión Según San Mateo.
Qué difícil sería escoger la mejor obra de Mendelssohn! Lo he estado pensando y es una labor muy complicada, incluso injusta.
A escuchar Mendelssohn!
Nuevamente te abrazo, amigo.
Tranquilo, yo sí sabía que Mendelssohn tenía otro concierto; pero ese dato lo supe durante mi formación musical. Te garantizo que mucha gente aún lo ignora y es del todo normal, dada la popularidad de la obra que hoy comentamos.
A Mendelssohn le debemos la resurrección de La Pasión según san Mateo — ¡Vaya sortilegio retórico! — aunque no debemos ignorar que también Ludwig Spohr fue un gran descubridor de obras de Bach.
Venga, yo me mojo: Para mí la mejor obra de Mendelssohn es su juvenil obertura de El sueño de una noche de verano. Me cayó en un examen de análisis y me enamoré de su frescura y chisporroteante gracia. Es difícil componer esa pieza tan antológica con apenas 17 años.
Un abrazo, amigo Iván… ¡Y a escuchar Mendelssohn!
LEITER
me quedé pensando leiter en tu observación sobre la versión de stern y la filadelfia con ormandy. tal vez el «magnífico acompañamiento orquestal» se haya debido a que ormandy era un virtuoso del violín, -con cinco años y medio fue el alumno más jóven admitido en el conservatorio de budapest- devenido luego en director de orquesta…
Tiene muchísimo que ver, amigo Hugo. En esa obra el acompañamiento orquestal es importantísimo ya que dota al conjunto de preciso equilibrio y elegancia. Los directores-violinistas tienen una gran sensibilidad para captar los matices de la sección orquestal de cuerda. Y Ormandy, de quien hablaremos a lo largo de esta temporada en ESCUELA DE DIRECCIÓN ORQUESTAL, se destacó como un gran acompañante de obras concertantes.
Un abrazo, Hugo
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Y qué les parece Kondrashin con Oistrakh y la Sinfónica del Estado de la URSS (25-10-1949). ¡Es la que más me gusta a mí! JAJAJA
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para toda la parroquia.
Elgatosierra
¡Esa versión sí que es buena, Gato! No sé cómo no la puse entre las mejores.
Un abrazo, Gato
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