Sin ser tan grande como la Catedral de San Pablo ni tan artística como la Abadía de Westminster, la iglesia de St. Martin-in-the-Fields es una de las más conocidas y populares de Londres. En sus orígenes, la iglesia fue célebre por ofrecer cobijo a necesitados e indigentes de todo tipo hasta que el rey Jorge I, gran aficionado a la música, mandó sustituir el viejo edificio en 1710 por una nueva iglesia que contaba con excelentes condiciones acústicas. Más de dos siglos después, el nombre de St. Martin-in-the-Fields se convirtió en sinónimo de buena música gracias al grupo musical que nació en su seno allá por los años cincuenta de la pasada centuria. La Academy of St. Martin-in-the-Fields se convirtió en uno de los conjuntos de cámara más célebres de todo el mundo y su nombre va asociado a la mejor tradición musical británica de siempre. El creador de todo aquello fue Sir Neville Marriner, un violinista que empezó a reclutar miembros de manera casi anecdótica en un pub cercano a Trafalgar Square con la intención de formar una pequeña orquesta de cuerda sin mayores pretensiones iniciales. Marriner nunca pudo imaginar que, apenas un par de décadas después, aquel grupo de amigos de convertiría en una de las formaciones de cámara más relevantes de todo el planeta.
Neville Marriner nació el 15 de abril de 1924 en Lincoln, Gran Bretaña, en el seno de una familia en donde el padre ejercía de violinista aficionado. De él tomó Marriner sus primeras lecciones antes de ingresar en el Royal College of Music a la edad de trece años. Con el advenimiento de la Segunda Guerra Mundial, Marriner fue reclutado por la Royal Navy y sirvió en dicho cuerpo como timonel de lanchas en desembarco, participando en alguna avanzadilla sobre costas francesas antes del famoso Día D. Más tarde, Marriner fue apartado del ejército por una dolencia renal y mientras se encontraba en el hospital conoció a Thurston Dart, músico con el que colaboraría estrechamente a lo largo de muchos años. Ya finalizada la guerra, Marriner ingresó de nuevo en el Royal Collage para poco después partir hacia París e ingresar en el Conservatorio de la capital gala para ampliar formación bajo la tutela de René Benedetti. Luego de ejercer como docente durante la temporada de 1947-1948 en el Eton Collage, Marriner llegó a ser profesor titular en la Royal Academy of Music a partir de 1949, alternando dicha labor con su pertenencia al Martin String Quartet y al Jacobean Ensemble, conjunto este último especializado en la música de los siglos XVII y XVIII. En 1952, Marriner ingresó como violinista en la Philharmonia Orchestra para cuatro años después hacerse con el puesto de principal violín segundo en la Orquesta Sinfónica de Londres, cargo en el que se mantuvo hasta 1968. En 1959, y luego de haber sido requerido para organizar una serie de conciertos ofrecidos en la londinense iglesia de St. Martin-in-the-Fields, Marriner formó un pequeño conjunto orquestal bautizado con el mismo nombre y cuyos miembros pertenecían a distintas orquestas de Londres.
A partir de 1958, la orquesta empezó a ofrecer sus primeros conciertos — de forma gratuita — hasta que la BBC se fijó en ellos y les ofreció realizar su primera grabación. En 1960, Marriner lideró a la formación en su primera gira de conciertos por Irlanda y un año más tarde empezó a colaborar con jóvenes artistas de la futura talla de Colin Davis, Joan Sutherland o Janet Baker. Durante la década de los años sesenta, Marriner consiguió transformar una pequeña agrupación de amigos en una de las orquestas más requeridas a nivel mundial, tanto en giras internacionales como en los estudios de grabación. En 1969, Marriner fue designado director musical de la Orquesta de Cámara de Los Ángeles — grupo formado a semejanza de la Academy — e inició una exitosa actividad como director invitado por parte de las más prestigiosas agrupaciones norteamericanas. Al mismo tiempo, Marriner sirvió en Inglaterra como director de la Northern Sinfonia de Newcastle entre 1971 a 1973, llegando a ser director del Festival de Música de Londres a partir de 1975. Ya en 1978, Marriner abandonó la dirección de la Orquesta de Cámara de Los Ángeles para hacerse cargo de la titularidad de la Orquesta Sinfónica de Minneapolis (Orquesta de Minnesota), puesto que mantuvo hasta 1986, fecha en la que regresó a Europa para ponerse al frente durante tres temporadas de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart. Nombrado Comandante del Imperio Británico en 1985, la carrera de Marriner siempre se mantuvo vinculada a la Academy y en la actualidad aún dirige conciertos como invitado pese a contar con cerca de 88 años de edad. Desde 1992, Sir Neville Marriner es además principal director invitado de la gerundense Orquestra de Cadaqués.
Sir Neville Marriner ha sido una de las figuras más importantes del siglo XX a la hora de revitalizar la música barroca y la del temprano clasicismo por medio de sus interpretaciones al frente de la Academy. Sus lecturas siempre han estado caracterizadas por el brío, el fraseo elegante y una gran cualidad técnica. Su técnica de dirección es del todo clara sobre el podio, tendiendo a la economía de gestos y a los matices puramente expresivos. Uno de los aspectos más destacados de su modo de dirección es la maravillosa claridad que sabe obtener de los distintos planos orquestales, permitiendo que el oyente escuche todas y cada una de las notas escritas en la partitura. Dialogante y ameno, Marriner siempre entendió la dirección orquestal como un acto solidario y compartido con los profesores-colegas de su orquesta y, de esta forma, nunca se ha mostrado autoritario o inflexible sobre el podio. Su inmenso repertorio ha abarcado la música de compositores como Bach hasta las más modernas piezas del siglo XX. Con el tiempo, la Academy fue ampliando efectivos según sus necesidades y pasó a ser un instrumento capaz de tocar obras del sinfonismo romántico que requieren un número mayor de instrumentistas. Marriner además se ha destacado como un solvente director de ópera y de música coral, siendo muy requeridas sus actuaciones en distintos coliseos europeos, como la Ópera de Lyon. Su labor discográfica, especialmente con la Academy, ha sido del todo compleja y fructífera, superando la cifra de 300 registros efectuados que tienen como denominador común una gran calidad tanto técnica como artística. En la actualidad, resulta unánime el consenso de la crítica en considerar a Sir Neville Marriner como una de las figuras musicales más destacadas y relevantes de la segunda mitad del siglo XX.
De entre la extensa producción discográfica debida a Sir Neville Marriner podemos mencionar las siguientes grabaciones (advertimos que los distintos enlaces que vienen a continuación no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada pero sí con la obra mencionada): Adagio de Albinoni dirigiendo la ASMF (EMI 47391); los 6 Conciertos de Brandemburgo y las 4 Suites para orquesta de Bach dirigiendo la ASMF (EMI 00955); selección de Conciertos para distintas combinaciones orquestales de Bach dirigiendo la ASMF (DECCA 440037); selección de oratorios y cantatas de Bach dirigiendo la ASMF (DECCa 430260); los 5 Conciertos para piano y orquesta de Beethoven, junto a Murray Perahia y dirigiendo la ASMF (EUROARTS 3085298); Concierto para óboe de Bellini, junto a Roger Lord y dirigiendo la ASMF (DECCA 443838); Cuarteto para cuerdas nº2 de Borodin dirigiendo la ASMF (EMI 85624); Sinfonía para violoncelo y orquesta de Britten, junto a Julian Lloyd Weber y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 454442); Hombres de buena voluntad de Britten dirigiendo la Orquesta de Minnesota (EMI 49300); Serenata para tenor, trompa y cuerdas de Britten, junto a Alan Civil y Robert Tear, y dirigiendo la Northern Sinfonia (EMI 69522); las 4 Suites de Chaikovski dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart (PHOENIX 412); Te Deum de Charpentier, junto a Murray, Moll, Aler y Robinson, y dirigiendo la ASMF (EMI 54284); Poema para violín y orquesta de Chausson, junto a Leila Josefowicz y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 454440); Rondó para piano y orquesta de Chopin, junto a Bella Davidovich y dirigiendo la Sinfónica de Londres (BRILLIANT CLASSICS 93528); Rapsodia para saxofón de Debussy, junto a John Harle y dirigiendo la ASMF (EMI 54301); Capricho y Elegía para violoncelo y orquesta de Delius, junto con Julian Lloyd Weber y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 442530); Serenata para cuerdas de Dvorak dirigiendo la ASMF (DECCA 470262); Romance para violoncelo y orquesta de Elgar, junto con Julian Lloyd Weber y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 442530); Pavana de Fauré dirigiendo la ASMF (DECCA 410552); Concierto para saxofón de Glazunov, junto a John Harle y dirigiendo la ASMF (EMI 54301); Danza de los espíritus de Gluck dirigiendo la ASMF (EMI 85624); Suites de Peer Gynt de Grieg dirigiendo la ASMF (HÄNSSLER 98995); El Mesías de Haendel, junto a McNair, Constable, Watson y Von Otter, y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 470044); Concierto para trompeta de Haydn, junto a Hakan Hardenberger y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 420203); los 2 Conciertos para violoncelo de Haydn, junto a Lynn Harrell y dirigiendo la ASMF (EMI 69009); Invocación para violoncelo de Holst, junto a Julian Lloyd Weber y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 442530); Concierto para trompeta de Hummel, junto a Hakan Hardenberger y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 420203); El sueño de una noche de verano de Mendelssohn, junto a Arleen Auger y Ann Murray, y dirigiendo la Philharmonia Orchestra (PHILIPS 411106); la integral sinfónica de Mozart dirigiendo la ASMF (PHILIPS 568602 — caja con 12 CD´s); la integral de Conciertos para piano de Mozart, junto a Alfred Brendel y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 442269 y 442521); Misa de la Coronación de Mozart, junto a Langridge, Palmer, Cable y Roberts, y dirigiendo la ASMF (DECCA 470166); Requiem de Mozart, junto a Watts, Tear, Shirley-Quirk y Cotrubas, y dirigiendo la ASMF (DECCA 417746); los Conciertos para flauta — y flauta y arpa — de Mozart, junto a James Galway y dirigiendo la ASMF (TCA 59409); selección de Oberturas de Mozart dirigiendo la ASMF (EMI 85060); Obertura de La vie parisienne de Offenbach dirigiendo la Philharmonia Orchestra (PHILIPS 411476); Canon de Pachelbel dirigiendo la ASMF (EMI 88576); Tzigane de Ravel, junto a Leila Josefowicz y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 454440); Concierto de Aranjuez de Rodrigo, junto a Pepe Romero y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 943502); selección de Oberturas de Rossini dirigiendo la ASMF (PHILIPS 88002); Gimnopedias para piano de Satie orquestadas por Debussy dirigiendo la ASMF (PHILIPS 420155); la integral sinfónica de Schubert dirigiendo la ASMF (DECCA 470886); la integral sinfónica de Schumann dirigiendo la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart (CAPRICCIO 49483); los 2 Conciertos para trompeta de Johann Wenzel Stamitz, junto a Hakan Hardenberger y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 464028); Yeomen of the guard de Sullivan, junto a Rigby, Streit, Allen y Lloyd, y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 462508); selección de Oberturas de Von Suppé dirigiendo la ASMF (EMI 09029); Concierto para doble orquesta de cuerda de Tippett dirigiendo la ASMF (DECCa 4767960); selección de obras orquestales de Vaughan-Williams dirigiendo la ASMF (DECCA 460357); Bachiana brasileira nº5 de Villa-Lobos, junto a Karita Mattila y dirigiendo la ASMF (PHILIPS 420155); Concierto-Fantasía para saxofón de Villa-Lobos, junto a John Harle y dirigiendo la ASMF (EMI 54301); selección de Conciertos de Vivaldi dirigiendo la ASMF (DECCA 662702); Gloria en Re mayor de Vivaldi, junto a Murray, Hendricks, Rigby y Hynninen, y dirigiendo la ASMF (EMI 54283); y, finalmente, Concierto para violoncelo de Walton, junto a Julian Lloyd Weber y dirigiendo la ASMF (PHILIPs 454442). Nuestro humilde homenaje a este portentoso director de orquesta.
So boring, so absolutely boring Sir Neville…no puedo. Será mi problema con los directores ingleses, normalmente me enfurecen, este simplemente me aburre.l..
Bueno, algo es algo. Que no le enfurezca es ya un gran paso adelante. Sólo aburre… Ja, ja. Para mí, Marriner es un tipo solvente y no me desagrada escucharle. Ha sabido mantener su impronta frente a los historicistas y sus versiones chisporrotean mucha alegría cuando así se requiere. Ejecuta al gusto corriente y no se mete en otras aventuras, con lo que suele conseguir un discurso fluido y exento de discusiones bizantinas. Ocurre, maestro Mounielou, que uno a veces quiere escuchar Los Conciertos de Brandemburgo junto a la chimenea, así, a lo relax, después de una jornada dura. Y en esos momentos no te pide el cuerpo meterte en las cuevas mágicas de Walter o Böhm. Es algo así como cuando te sientes un poco hinchado y, en vez de saborear un gin-tonic de Bombay Shapire (se nota que me apetece, eh) te sirves un vino peleón con gaseosa y unas papas fritas de Santa Teresa. El cuerpo te lo pide a veces y uno lo disfruta. Y ahí Marriner no te va a fallar. En su línea, es un tipo muy solvente. Otros días vas de analítico y, claro, ya eliges etiqueta bouquet con Böhm y compañía.
Por cierto, en mi humilde opinión, de la integral mozartiana que grabó Marriner hay números muy bien ejecutados: la 25, por ejemplo, me parece una extraordinaria lectura. Y el Requiem lo cincela de manera harto efectista pero sin perder los estribos. Creo que es una más que buena versión también. Creo que de los británicos, Marriner es de los poquitos que dan la talla dentro de lo suyo. Cuando ya se mete en Brahms y similares ya no gusta tanto. Y la historia de cómo fundó su grupo de The Academy es realmente entrañable. Nada, Jean François, yo le doy mi voto de confianza a Marriner… Aunque sea so boring! Ja, ja
Un abrazo, mi maestro y buen amigo Jean François
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Estoy de acuerdo, maestro. Con un tinto de verano ( a mi me gusta con casera de limón…) y unas papas fritas al aceite de girasol en el sillón relax, y si puede ser unas pipas de Matutano. Entonces sí, Marriner !! jajjajjjajajjjaaaaaaaaaaaaa…..seriamente: sí que es un tío «solvente». Lo que no entiendo es lo que c—- hace con los primeros compases de la 25, es que no tengo la partitura pero me parece que el «forte» debe ser global, no cada nota forte como si tuvieran un «zf» no se si me entiendes, no estoy seguro que esta manera de hacerlo sea conforme con la partitura…En cuanto al requiem de Mozart ultimamente ando totalmente perdido…quizás sea actualmente la obra que más me gustaría dirigir pero me gustaría ponerle lo que le ponía Walter en Paris en el 37 sin los portamenti y todos los efectos post románticos. Pero la misma densidad en cada una de las palabras…Böhm genial pero hyper mega católico para mi…Karajan genial pero solo música…nada, tengo que procurarme de nuevo la partitura y leer, leer, hasta encontrar como quisiera hacerlo. Y me temo que Marriner no me va a ser de mucha ayuda Un abrazo !
Amigo Jean, concédame un poco de tiempo. Voy a buscar la partitura y vamos a ver qué pasa en la 25. Luego nos metemos con los Requiems por FACEBOOK, Ok? Un poquito de tiempo me hace falta ahora (me fatigo y sigo con sordera total, tengo que servirme de auriculares) y enseguida nos ponemos manos a la obra.
Un abrazo
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Bueno, ya tengo la partitura, Jean. Vamos a ver, lleva usted toda la razón. La única indicación dinámica es f global y en ningún momento Sf que es, precisamente, lo que parece marcar Marriner. Bravo, maestro. Con toda humildad, yo veo otro motivo digamos oculto que parece coadyuvar esa sensación de Sf no escrita. Y es precisamente el ataque de arcos. Comentaba Scherchen en su tratado de dirección la manía de ciertas orquestas de atacar al revés. A ver si logro explicarme, Jean. Pongo el ejemplo del tema principal del primer movimiento del Concierto para violín de Beethoven. Es una melodía ascendente. Si atacas arco abajo (como generalmente se hace) se desvirtúa un poco ya que el sonido tiende a perderse. Pero si atacas arco arriba, el sonido aumenta en agudos y la sensación parece más homogénea. Y reitero que esto lo dice Scherchen. Podría ser, y lo dejo a tu juicio, que Marriner ordena arco abajo y entonces ocurre un efecto de Sf inconsciente al seguir con notas repetidas. La verdad es que es un tema muy complejo pero que podría aclarar ese misterio. Me gustaría conocer tu opinión, Jean, al respecto. ¡A lo mejor me envías directamente al psiquiátrico! Ja, ja…
Ahora mismo me pongo con los Requiems
Un abrazo, mi amigo y maestro Mounielou
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Amigo Leiter, en lo que se refiere a lo que hace Marriner con estos Fz mi juicio es extremadamente duro. No tiene ningun derecho de hacer tal cosa. Es que vamos a ver leiter, lo que llamamos tradición es un cumul de pequeñas cosas que se han ido desarrollando a lo largo de mucho tiempo y no es para que un tío se lo cargue en un juego de ego, así que VERGOÑA…. Y lo digo muy en serio, no lo admito en absoluto y menos en Mozart. Lo haga como lo haga…el tema del arco es complejo,y puede variar según las situaciones. Es un tema sobre el cual me gustaría trabajar de forma detenida debido a una cosa importante para mi que es lo siguiente: si bien es cierto que la tradición que más me gusta en Mozart es la del dr Böhm, heredero de Bruno Walter,no obstante si tuviera la oportunidad de dirigir haría todo un trabajo más que todo en los movimientos lentos para volver a introducir el sotto voce y toda la gama de la intensidad del sonido. Un ejemplo: el segundo mov de la 34. Lo que hace el dr Böhm es una maravilla, pero no está escrito así…está escrito «sotto voce» y luego se ve perfectamente como Mozart juega con los contrastes P / F mucho más allá de lo que la tradición ha respetado. Quizás lo hayan recuperado algunos «modernos» pero entonces lo hicieron fué perdiendo la intensidad expresiva y de esto se trata: de mantener la intensidad expresiva volviendo a introducir el soto voce. Entonces este tema del arco me gustaría trabajarlo con los maestros de una buena orquesta hasta lograr estas intensidades de sonido que siempre busco y pocas veces encuentro. Un abrazo!
Puede ser que al Maestro Marriner le falte un «algo», quizás un poco de chispa en algunas lecturas -un poco a la manera de las críticas que hicimos hace poco más de un año, a propósito de Franz Welser-Möst en el Neujahrskonzert in Wien, que resultó más soso que una paella sin frutos del mar (y va a dirigirlo otra vez!!!- pero a mí no me desagrada del todo su estilo. Me parece sobrio y muy interesante en Mozart.
No lo digo desde un punto de vista estrictamente técnico; más bien lo hago desde el ángulo de las sensaciones. Su Mozart, por momentos, llega a cautivarme. Tal vez sea yo el que deba ser urgéntemente remitido al psiquiátrico, pero no importa. Mis impresiones sobre Marriner son del todo emocionales, no intelectuales.
No quiero decir que me arrolle emocionalmente. Para eso hace falta Karajan, Böhm, Knappertsbusch…Pero Marriner no desafina del todo, aunque esté lejos de pisar el umbral del Olimpo.
Mi abrazo caros amigos y hermanos.
PD: Otto Cázares hace mucha falta SIEMPRE.
Ya he comentado que Marriner me parece un director consecuente y que no me suele desagradar en su línea. Y reitero que mucho de su Mozart es realmente bueno y, por supuesto y dentro de mi modesta opinión, muy superior al del cacareado Mackerras. Claro que si nos metemos en otras dimensiones Marriner se difumina… Pero mucho antes que él ya se hubieron de difuminar otros reconocidos mozartianos como Solti, Bernstein, Levine… De ahí el mérito de Marriner.
Si la Wiener ha decidido que repita Welser-Möst para 2012… Recuerda que Möst es el actual director de la Staastoper. Obligación debida. Y te voy a dar una primicia: según un contacto que tengo en la propia Wiener y que me suele escribir cuando se aburre (no más de una vez al año), en la edición de 2013 pugnarán Dudamel, Rattle y otro de corte más tradicionalista (Mehta, Barenboim, Maazel…). Las posibilidades de que salgan Dudamel ó Rattle son muy altas. Ya veremos si aquel tipo me dijo la verdad o quiso tirarse el pisto conmigo.
Otto Cáceres está muy liado el hombre con sus cápsulas radiofónicas. La verdad es que son muy divertidas. Ya se pasará por aquí. Estamos en permanente contacto.
Un abrazo, amigo y hermano Iván
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Dale mi Olímpico saludo, cuando con Él hables.
Eso está hecho, Iván.
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