Queremos celebrar los reencuentros
con el ímpetu de acometidas marginales,
en la penumbra de infinitas soledades,
murmullos de excitante intimidad,
sobre lecho en barniz de sentimientos
y entre esferas de goloso paladar.
Y la lluvia te acaricia el pensamiento
con gotas de almibarado azahar
mientras esquivas los correosos recuerdos
que subyacen en tu mente de cristal.
Yo dibujo siluetas vanidosas,
lujuriosas sonrisas de obsesión;
me aferro a los pliegues de tu esencia
como fiera devorando la emoción.
Yo dibujo nubes enamoradas
trenzadas entre hilos de algodón
que al son de mis deseos recorren
los vientos de tu morena inspiración.
Queremos celebrar lo reencuentros
con los ecos de sintonías desgastadas,
en el vacío de las noches más eternas,
vorágine de la angustia en la alborada,
sobre losas que ocultan los lamentos
y entre mundos resueltos de ignorancia.
Y te arrimas al filo de mis altares
con pasos de cadencia silenciosa,
embrujada por los ritos de hermandades
que cautivan a tu estirpe de amazona.
Yo me adentro en palacios de elegancia,
inmensas las estancias de tu mansión,
con esquinas tapizadas en diamante
y espejos reflejando excitación.
Yo me adentro en tus velos sin rostro
al ritmo en los bailes de salón,
con curvas que aceleran los latidos,
filigranas acariciando el corazón.