VERSIONES DE CONCIERTO ó DVD
– Herbert von Karajan con la Filarmónica de Berlín: Empezaré diciendo que esta apasionante versión de Karajan me ofrece muchas dudas. Vamos a ver si me sé explicar: No tengo nada en contra de la ardiente dirección del maestro salzburgués, quien construye la obra con un arrebato indiscutible; sin embargo, la versión me parece algo precipitada, un tanto insolente y muy plana desde un punto de vista del discurso. No aprecio un indispensable y necesario contraste entre los dos temas principales. Además, el segundo tema aparece con una elevada dinámica sonora (Un piano no es un forte) y su desarrollo, para nada escalonado, liga de manera un tanto aséptica con la reexposición, previa a la obligada repetición de todo el primer bloque. De igual modo, se echa un poco en falta una mayor claridad en el desarrollo, ejecutado con poco detallismo, sin paladear la enorme sustancia que encierra la partitura. La orquesta es un cañón, obviamente, pero el venerado y añorado Karajan se ha montado en su Ferrari Testarrosa particular y ha dicho: –«¡Síganme!»– Además, resulta evidente que los efectivos orquestales están por encima de lo que requiere la partitura. Me parece una versión apta para regalar en Navidad y esas cosas… Pero cuyo contenido musical deja mucho que desear. Lo siento, no puedo conceder el aprobado a la versión de Dios. Perdón, quise decir de Karajan.
– Daniel Barenboim con la Orquesta Filarmónica de Berlín: Con un tempo un poco más lento, ya desde los primeros compases se advierte que Barenboim trata de comunicar música. La primera exposición del segundo tema, tras la llamada de las trompas, está mucho más matizada que en la anterior versión, dentro de la línea de interpretación romántica que Barenboim elige para desarrollar el discurso. El desarrollo central resulta exquisito, dentro, no olvidemos, de esa línea de interpretación romántica ya referida. Las distintas atmósferas de la partitura resultan especialmente bien traducidas por el maestro argentino-israelí, particularmente el breve tránsito que precede a la intervención ad libitum del óboe solista. La orquesta es un escándalo — aunque los fagots canturrean en algún momento — y la coda está admirablemente bien resuelta, con detalles de gran musicalidad. Notable alto para Barenboim.
–Karl Böhm con la Orquesta Filarmónica de Viena: Bueno, vamos con el Kapellmeister de todos los Kapellmeisters de la interpretación que haya nunca habido en el mundo, esto es, con un artesano de la dirección, para lo bueno y, desgraciadamente, también para lo malo. El doctor Böhm, heredero de la tradición germánica, nos ofrece una versión de calle, de taller, de ejecución precisa y ya está. Böhm puede resultar especialmente aburrido para una concepción moderna de la dirección, con esas indescriptibles muecas y esos «saltitos» tan peculiares, pero su ejecución es fidedigna a sí mismo y a sus ideales de dirección orquestal. Para Böhm, lo importante no es el director sino la música. Y él tiene sus maneras clásicas, que podrán gustar o no, pero que son indudablemente sinceras con su concepto. La orquesta, la mítica Wiener Philharmoniker, es una bendición divina, aunque esté un tanto desaprovechada en esta versión tan literalista y plana, tan poco emocionante. Aún así, las transiciones están muy bien resueltas y el desarrollo obedece a los estrictos y respetables criterios de Böhm, un director que, por lo que me comentó un profesor, tras esa apariencia de «abuelete» escondía un mal y terrible genio germánico en los ensayos. Versión de aprobado.
– Arturo Toscanini con la Orquesta Sinfónica de la NBC: Histórica versión de uno de los más grandes de todos los tiempos. Para empezar, Toscanini elige un tempo rápido que está en conexión con su percepción absolutamente clásica de la interpretación beethoveniana, más próxima a Mozart que al incipiente romanticismo del propio Beethoven. Para los amantes de Toscanini, esta versión es un reflejo de su perfeccionismo (Aunque se salte la obligada repetición de la partitura), con una dinámica sonora estable que no entiende de matices. Para Celibidache, este director fue el más aburrido de toda la historia… En fin, gustos para todo. Particularmente, la versión me parece sensata y equilibrada, aunque con las lógicas deficiencias de una lectura excesivamente «veraz». Empero, Toscanini da todo un curso de dirección al desarrollar los compases que preceden a la coda, con unos casi imperceptibles cambios de tempi sensacionales. Se quiera ver o no, Toscanini es un mito. Y esta versión es de notable más que alto. (Observad la mano izquierda del maestro, todo un compendio de personalidad y autoridad). La orquesta responde sensacionalmente, pese a alguna inconexión en los acordes finales.
– Myung-Whun Chung con la Orquesta Filarmónica de Seúl: El director coreano, nacido en 1953, es uno de los más afamados intérpretes del panorama musical asiático. Su carrera se ha desarrollado principalmente en Europa y especialmente en Francia, en donde llegó a ser director de la Ópera de París de 1989 a 1994. El trabajo desarrollado por el maestro Chung en París fue encomiable, recibiendo incluso la prestigiosa condecoración de la Legión de Honor por parte de las autoridades francesas por su destacada labor. Actualmente, Chung es el director titular de la Orquesta Filarmónica de Seúl. La versión, un tanto precipitada, adolece de similares defectos de lo ya expuesto en lo relativo a Karajan: Alto volumen sonoro, ampulosidad y poca atención en las transiciones. Chung trata de emocionar, sin duda, pero en base a un discurso acelerado y poco matizado, más pendiente a los grandes tutti orquestales que a la delicadeza de los pasajes más expresivos. La orquesta cumple con encomiable dignidad, aunque resulta particularmente chillona en cuerdas agudas y presenta alguna leve desafinación. La coda está dignamente resuelta, con un extraordinario acento rítmico, aunque también con una cierta falta de pausa, de respiración. Versión de aprobado.
– Carlos Kleiber con la Orquesta Filarmónica de Viena: La toma sonora de este vídeo es bastante deficiente. Además, el auditorio donde tiene lugar la grabación, bien conocido por quien esto escribe, presenta una acústica muy problemática. Todavía así, la versión de Carlos Kleiber resulta del todo excepcional. La ejecución me parece toda una sabia demostración de equilibrio, de saber llevar el tempo preciso y la dinámica sonora más ponderada. El desarrollo es portentoso, manejando Kleiber con una maestría inigualable las distintas secciones orquestales y sus respectivos contrastes. Con Kleiber, uno escucha todas y cada una de las notas de la partitura, así de sencillo (Increíbles las violas, de lujo). La coda es un portento y, como en el ejemplo anterior, el acento rítmico resulta insuperable. En todo momento se distinguen las líneas melódicas en esta versión, algo bastante complejo en esta sinfonía y mucho más en su segundo movimiento. Excepcional y equilibrado Carlos Kleiber en una versión de sobresaliente.
– Leonard Bernstein con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera: Apabullante versión ultrarromántica, diametralmente opuesta por la ya analizada de Toscanini. A Bernstein, flemático como pocos, le encanta dirigir esta sinfonía y pone todo su ardor en ello. La versión es muy particular, con tempi cambiantes y acentos inesperados. El inolvidable maestro Bernstein saca cosas nuevas de donde menos las esperamos, demostrando su incontestable sentido musical. ¿Fidelidad a la obra? Bueno, esto es una cuestión más que discutible, a buen seguro, y no menos para quienes gustan de interpretaciones más clasicistas, como la de Toscanini. Resulta particularmente impactante el cambio radical de atmósfera del desarrollo tras la obligadamente repetida primera exposición temática. Bernstein hace una lectura inigualable de estos compases, con estudiados matices y gradaciones sonoras, en las antípodas de una interpretación clásica. Por eso, esta versión, para mí admirable, puede resultar incongruente para quienes gustan de un Beethoven más en sintonía con el último clasicismo o, mejor dicho, con la transición entre Clasicismo y Romanticismo musical. Pero Bernstein, con esta forma de leer la partitura, nos da un curso de «audición musical», desentrañando cada sección orquestal y abriéndonos puertas que creíamos inexistentes en la obra. La orquesta responde a las mil maravillas y sólo se le puede achacar algún desajuste en la dinámica sonora de los tutti. Bernstein, un grandísimo maestro que goza con la música… Y nos hace gozar a los demás. Versión de sobresaliente alto.
– Leopold Stokowski con la Orquesta Filarmónica de Londres: Toca el turno de un polémico director, Stokowski, un músico tan comprometido y reflexivo que no dudaba en retocar las partituras originales en determinadas ocasiones. Aquí, coloca la disposición orquestal de una manera muy peculiar, desplazando violoncelos y contrabajos hasta el fondo y escorando a vientos y timbales al extremo derecho. En esta versión más que convincente, Stokowski también prescinde de la obligada repetición. La ejecución es equilibrada en conjunto, aunque se echa en falta un poco más de mordiente. Las fluctuaciones de tempo otorgan un carácter romántico a una versión que en principio parecía discurrir por moldes más bien clasicistas. La coda sigue los mismos patrones interpretativos, con unos logrados ritardandi que decoran con muy buen gusto un tono general que, desde mi punto de vista, a veces pierde en intensidad dramática. Pese a ello, Stokowski ofrece una gran claridad en la lectura, manejando con maestría los equilibrios sonoros. La respuesta de la orquesta es excepcional, con una gran sección de metales. Aprobado alto para esta versión.
– Herbert Blomstedt con la Orquesta del Gewandhaus de Leipzig: También aquí el maestro sueco Blomstedt, un director que no suele ensayar los sábados debido a su adhesión a la adventista Iglesia del Séptimo Día, dispone la orquesta de un modo peculiar, colocando a los violoncelos y contrabajos en el sector izquierdo. Lo primero que hay que resaltar de esta magnífica versión es el sensacional nivel técnico de la orquesta, una formación como la Gewandhaus de Leipzig que ofrece una calidad sonora descomunal (La sección de maderas, en particular, es paradisíaca). Blomstedt, un grandísimo maestro, logra acertar con tempo y discurso, en una cuidadísima versión que transmite claridad expositiva a raudales y en donde el único pero que le podemos poner es que se echa en falta una mayor pizca de dramatismo. No importa, Blomstedt maneja con buena mano el conjunto y su versión se ciñe más al modelo clasicista. Extraordinarias transiciones y muy bien resuelta la coda. Insisto de nuevo en la gran claridad orquestal de la versión y en el majestuoso nivel de la formación orquestal… ¡Qué locura de orquesta! Versión de notable raspando el sobresaliente.
– Lorin Maazel con la Orquesta Filarmónica de Viena: Pues si en la anterior versión señalábamos como aspecto más importante la claridad expositiva, en esta versión de Maazel… ¡Ay! Pese a que la toma sonora del vídeo deja mucho que desear, la versión me parece ampulosa y poco cuidada, con vicios muy parecidos a los señalados en la primera versión de Herbert von Karajan. (Da la impresión, dado el tamaño orquestal, que Maazel está dirigiendo más a un Bruckner que al propio Beethoven…) Yo creo que Maazel se pasa pisando el acelerador de la impulsividad, aspecto que puede resultar admirable, según se mire, pero siempre que se logren contrastar todos los elementos del discurso musical. Y no digamos si hablamos de Beethoven, paradigma musical del contraste. Un dato, observad atentamente el intercambio de frases entre metales y cuerda — minutaje 4.16 del vídeo, aproximadamente: Maazel emplea una dinámica sonora tan fuerte que le cuesta disminuir en intensidad, no siguiendo un escalonamiento más moderado que, a mi juicio, requiere este bello pasaje. Y esto, precisamente, es un problema con el que se encuentra el director a lo largo de esta frenética ejecución. (Facilón recurso de retardar para tomar aire — minutaje 6.07 del vídeo). La coda es un pastel sonoro donde apenas se distingue nada y que adolece de un gran desequilibrio entre las distintas masas sonoras. La orquesta no suena mal del todo, pero la Wiener Philharmoniker es capaz de dar mucho más de sí. Al igual que Lorin Maazel, un tipo estupendo que dirige tanto que a veces no tiene su mejor día. Versión de suspenso. (No se enfade conmigo, maestro, que sabe que le tengo mucho aprecio)
– Daniel Harding con la Orquesta de Cámara Mahler: Algo tiene que tener este joven para que maestros de la talla de Abbado y Rattle hayan depositado su total confianza en él. Pese a nacer en Oxford en 1975, Harding realizó sus estudios musicales en Cambridge… Su irrupción en el panorama de la dirección orquestal ha sido fulgurante y en la actualidad es el director titular de la Orquesta Gustav Mahler, conjunto formado por uno de sus padrinos, Claudio Abbado. La versión es estrictamente clasicista, con guiños y acercamientos a una fidelidad interpretativa original — las cuerdas no realizan vibratos — y su tono general es más que convincente. No hay ninguna concesión romántica a lo expresamente indicado en la partitura y la ejecución resulta del todo transparente. La ejecución podrá gustar o no, pero sigue fielmente el criterio interpretativo elegido por Harding. A mí, desde luego, este Beethoven que puede resultar tan «extraño» me encanta, me parece mucho más verídico que el que estamos acostumbrados a escuchar en otras versiones (Y eso no significa que esas versiones sean peores, sino distintas). ¿A que el timbal suena de maravilla? Pues es simplemente porque se toca justo de la misma manera en que se tocaba en tiempos de Beethoven. Así de sencillo. La orquesta cumple con creces. Versión de sobresaliente cum laude.
– Carlo Maria Giulini con la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles: Primeramente señalemos que la toma sonora de este vídeo es pésima y, si a última hora me he decidido por incluir esta versión, es por la gran calidad de ejecución que nos brinda el añorado Giulini, grandioso director de orquesta y mejor persona aún. Giulini, en esta romántica versión, rinde un tributo a Furtwängler, posiblemente el mejor ejecutante de esta obra. Diametralmente opuesta a la anterior versión de Harding, el maestro Giulini nos brinda una versión apasionada, sin complejos, cuidadosa en los contrastes y dirigida, como todo lo que interpretaba Giulini, desde el corazón. La diferencia con la criticada versión de Maazel radica en que el italiano dirige con mayor credibilidad, sin necesidad de pisar el acelerador por conveniencia. La coda es un canto expresivo sin igual, algo portentoso. La orquesta suena — a pesar del tosco vídeo — de manera sensacional. Versión de sobresaliente de uno de los más grandes directores de orquesta de la segunda mitad del siglo XX.
El próximo mes, dedicaremos esta sección a una selección de grabaciones en disco que pueden escucharse en YOUTUBE
Por el contrario, a mi me parece que la interpretación de DIOS, esto es KARAJAN (valga la redundancia), contiene todo el carácter arrollador de la personalidad de BEETHOVEN; sólo KARAJAN ha sabido transmitir la fuerza y la energía del espítitu del compositor mediante una dirección impetuosa; y es que KARAJAN no busca exponer en los diversos temas y variaciones, lo que ya todo mundo ha escuchado, sino que se introduce en lo profundo de la partitura para extraer de ella, sus significados ocultos: igual hace con WAGNER. De manera que, sin desconocer a ningún otro Director (todos los comentados son grandiosos), prefiero las robustas interpretaciones de DIOS…perdón, de KARAJAN.
Saludos.
Bienvenido al blog, Iván.
Para mí el mejor Karajan a la hora de dirigir a Beethoven es el de sus primeras grabaciones con la London Philharmonia y editadas en EMI. También su registro de los años sesenta con la Filarmónica de Berlín es excelente.
De significados ocultos en la partitura no puedo opinar porque de eso no entiendo. De eso parece que sabía algo Bruno Walter y también Furtwängler (Hablaremos de él en la segunda parte de esta entrada, el próximo mes)
Gracias por tu apreciación y por tu comentario, Iván Paixao
LEITER
Me ha llevado su tiempo escucharlas todas, eh. Ayer a la noche escuché algunas y hoy escuché las otras (es que llegó un momento en que estaba escuchando cualquier otra cosa menos la Quinta).
Sobre algunas versiones diré algo.
De Karajan… sobre la Quinta hay que consultar su versión de joven. Esa sí es inigualable. Karajan de viejo no recorrió el mismo camino que otros grandes conductores al llegar a la vejez. Yo creo que lo atacó la senilidad.
De Barenboim, exquisita versión. Una vez dijiste que sus indicaciones en el escenario son un tanto confusas. Vos sos el que sabes de estas cosas, claro, y probablemente no siga el manual muchas veces y no marque bien los compases y esas cosas, pero esa manera que tiene de indicar la intensidad de los pasajes me parece clarísima. Y me encnata como en la coda se agazapa y da el último zarpazo al final.
De Toscanini… no puedo decir nada. Es otra visión del mundo. Si a alguien le gusta, bienvenido sea.
De Carlitos Kleiber: Qué pedazo de versión! Casi casi definitiva. Como se nota que inició su estudios musicales en Buenos Aires (perdón por el comentario, me salió el argentinismo de adentro).
De Bernstein. Vos sabrás que voy a decir, claro. Es la Quinta que más me gusta. Notaste como en la coda, inigualable, por cierto, parece que está jugando al golf? Con Bernstein nos puede haber gustado o no, pero nadie me puede negar que ese tipo sentía la música en el corazón de una manera única. Yo creo que a Ludwig le hubiera gustado; después de todo el no oía… mal chiste, lo sé, ja, ja.
Esta versión de la Quinta es la que puse en la entrada cumpleaños de Bernstein de éste año: no sé si la recuerdas, la que hacía referencia al Bernstein director. Creo que de todos los videos que hay en YouTube, es uno de los Bernstein más genuinos (y probablemente el único en donde sale con barba).
De Stokowski, creo que no te terminó de convencer, Leiter, pero a mí me parece que de todas las versiones que propones es la única donde se distinguen verdaderamente todos lso instrumentos. No sé como lo logró, pero se podían escuchar cada uno de ellos. Quizá me equivoco.
Lorin Maazel… casi no lo reconozco de lo joven que está ahí. Capaz que a los japoneses les gustó su versión.
Harding. Mmm, puede ser que vaya muy rápido? Ay, algo no me terminó de convencer.
Y Guiliani… mil perdones Leiter, pero no llegué a captar esa grandiosidad de director que dices. La verdad es que no es una versión que me haya gustado demasiado.
Una entrada de sobresaliente alto cum laude, Leiter.
Un abrazo.
Frank
Recibir comentarios como el tuyo, Frank, compensa en buena medida el esfuerzo y tiempo empleados en diseñar esta entrada. Si dices que terminaste por reconocer cualquier cosa que no fuese la Quinta, imagina cómo acabé yo al concluir el post, al que dediqué toda una madrugada. Acabé de Beethoven, de la Quinta, de parar los vídeos, de consultar la partitura, de tomar apuntes, de tachar y corregir… Acabé hasta los mismísimos… Terminé por visionar unos vídeos de Made in Japan de Deep Purple, música que a mi juicio tiene un cierto componente beethoveniano…
Sobre Karajan, nada que apuntar a lo ya indicado en el comentario con el que respondí a Iván. Coincidimos tú y yo de pleno.
De Barenboim: Pues sí, esos modos un tanto heterodoxos de indicar — como corresponde a una línea de tradición romántica — a veces producen resultados excepcionales. Frank, en todo esto de la dirección orquestal existe una gran masa teórica que difiere mucho de la realidad en ocasiones. Todo director ensaya las obras a ejecutar; si a eso añadimos una pieza de largo repertorio como la Quinta, conocida casi de memoria por cualquier formación orquestal, el resultado final, en términos de visualización gestual del director, es que éste puede permitirse muchas licencias. Y con esto conectamos con Kleiber, un director «engañoso» en lo relativo a sus aristocráticas y peculiares maneras de indicar a la orquesta. Carlos Kleiber fue uno de los directores más heterodoxos sobre el podio en sus formas, pero el excepcional rendimiento que sacaba de sus orquestas delataba un laborioso y concienzudo trabajo de ensayo.
En lo referente a Stokowski, señalé que la versión destaca por su claridad, que es lo mismo que tú vienes a decir en tu comentario. Sin embargo, encuentro un tanto pesada y sosa la ejecución.
De Bernstein y Maazel, coincidimos mayormente. Como diría nuestro amigo Joaquín, de Maazel se pueden esperar días buenos, días no tan buenos y días desastrosos. Creo que su versión se corresponde con el segundo apartado. De Bernstein en concreto no tengo nada que añadir. Es como es y a mí me gusta así. Pocos directores contaron con el prodigioso sentido musical de Bernstein.
Asunto Toscanini y Harding: Es lógico que estas versiones, dado tu gusto por Bernstein, te resulten un tanto extrañas e incluso ajenas. Corresponden a otros conceptos de abordar la obra, del todo clasicistas y diametralmente opuestos a la escuela de Furtwängler. Me encanta la versión de Harding por su fidelidad y valentía a la hora de adoptar su propio criterio interpretativo. Es otra vía para acceder a Beethoven, tan legítima como las demás. De todas formas, estamos tan acostumbrados a las versiones románticas que cualquier otra iniciativa nos puede parecer distante.
Sobre Giulini: La toma sonora del vídeo es horrible. Sobre este aspecto, me gustaría puntualizar que una versión no es superior a otra por el hecho de que un CD o DVD «suene» mejor, esto es, que tenga una mayor calidad sonora. Eso no significa que la labor de un ingeniero de sonido no sea importante, ni mucho menos. Pero lo importante es el tuétano, lo de «dentro». A lo largo de mi andadura he conocido a no pocas personas que identifican calidad sonora de la grabación con resultado artístico de las ejecución. Los discos y vídeos han de poder escucharse con nitidez, pero mucho más aún lo que genera la música, esto es, la orquesta y el director. Por supuesto, tengo muy claro que ese no es tu caso. No te gusta la versión de Giulini y punto.
Por último, mis comentarios a las versiones de esta y otras entradas similares no tienen ánimo doctrinal ni pretensión alguna vinculante. Son «mis opiniones», nada más. Por eso me encanta que cada cual exprese las suyas propias. Contrastando aprendemos todos, seguro.
Un abrazo, Frank. Comentarios como el tuyo me animan a seguir.
LEITER
Voy a ir escuchando poco a poco. He escogido a Berstein para empezar.
He leido despacito lo que comentas. Intentaré percibir y deiferenciar aunque sea uno de esos matices que comentas.
Besos
Ni que decir tiene que este fin de semana Nico y yo disfrutaremos con calma de esta entrada! Gracias!
Buena elección para empezar, Amalia, buena elección.
Pau, yo hablaba del comentario de nuestro amigo Frank. Pero si Nico consigue disfrutar de esta música me sentiré alguien plenamente feliz. Eso ya justifica esta y otras entradas.
Por favor; no dudéis en preguntar si algo no os ha quedado lo suficientement claro.
Besos, muchos, y beijinhos. Os quiero.
LEITER
Pues creo que Nico y yo estamos con Iván Paixao: no quedamos con el testarrossa de dios, o karajan, o quien quiera que sea que le imprime ese ritmo endiablado. Tb nos gusta bernstein… pero para nuestros oídos poco elaborados, harding es un poco clásico demás, como lineal… lo sentimos nico y yo. Beethoven le fascina, parece pedantería, pero es la purita verdad. Mil gracias por este despliegue.
Qué difícil debe de ser preparar esta entrada, Leiter, acabarás exhausto.
Yo en principio me decanto por las versiones de Barenboim y de Toscanini, sobre todo por el tempo, algo más lento que el de Karajan. Pero la verdad es que es muy complicado quedarse con una versión, cada una tiene su encanto.
Hola, nuevamente me atrevo a escribir, tarea complicada…existen tantas versiones de esta sinfonia, y ese movimiento es un himno completo…igual que la oda a la alegria de la 9a, leiter, muy bien explicado y a detalle el tema…desarollas con claridad la naturaleza de cada una de estas versiones, me parece que lo de karajan es notable pero no convence, quizas algunos no lo entiendan pero Karajan es un actor de la sala, por eso a veces mas que centrarnos en apreciar la musica, es hacerlo en la actuaciòn del director (karajan), sin lugar a dudas uno de los mejores interpretes beethovenianos, pero con el mayor respeto tengo que decir, como a bien lo indicaron, que sus grabaciones tempranas fueron mejores, (con la Philharmonia) o alcanzadas a las de los años 70 y 80, que me parecen repetitivas…
– la versión de Barenboim es buena, un poco exagerada, pero la orquesta es de lo mejor (Berlin Philharmonic)
– la de Bernstein, elaborada, todo el sentimiento del director.
– Kleiber y la vienna philharmonic, muy buena…
-la de Giulini es brillante, de lo mejor que ahí…
Quisiera agregar una grabación personal, y es la de la gewandhaus de leipzig bajo la dirección de mazur…sobre todo por la orquesta, la sonoridad especial de esa orquesta es UNICA.
Muy laboriosa y complicada la tarea de escoger una version, por ello leiter he de resaltar tu trabajo…muy bien…
Gracias por permitirme opinar,
Bueno, queda claro que Harding no acaba de entrar ni a empujones; en fin…
Yo creo que Nico va a ser un extraordinario director de orquesta. Tiempo al tiempo, Pau
Buen apunte en lo de Toscanini, Ángel. Sin embargo yo aprecio que la dinámica sonora de don Arturo es tan plana como los campos de Castilla. No escucho matizaciones de sonido aunque tal vez pueda ser por el antiguo registro sonoro.
Camilo, aquí puedes opinar de música cuando gustes (Sobre fútbol, política y sexo hay otros foros más interesantes que éste…) Y, la verdad, no sabes cuánto he agradecido tu opinión sobre Karajan. Opino exactamente lo mismo que tú y admiro que hayas sido capaz de describirlo con tan pocas y respetuosas palabras. Buenísima tu apreciación al respecto.
No sé si alguna vez he comentado que la integral sinfónica de Beethoven grabada por Kurt Masur con la Gewandhaus de Lepzig, creo que por los años setenta, es de lo MEJOR que se ha realizado. Permitidme que ponga el enlace a Kurt Masur que escribí hace tiempo. Gracias por recordarme a Masur, Camilo, pero no encuentro ningún vídeo al respecto (Existe un vídeo incompleto pero con una posterior versión a cargo de la Orquesta Nacional de Francia)
Por cierto, ¿Nadie habla de la versión del doctor Böhm? Pobrecito, mira que tenéis ninguneado al bueno de don Karl…
Gracias por vuestros comentarios, Pau, Ángel y Camilo
LEITER
Jeje, llevas razón, no le hemos hecho el menor caso al pobre Böhm, cuya versión me parece como «esclerotizada», agarrotada. Todo lo contrario que sus interpretaciones sobre Mozart, en mi opinión, las mejores sin ninguna duda, al menos de lo que he escuchado hasta ahora. Creo que Böhm entendió mejor que nadie al, como él mismo explicaba, nada sentimental genio salzburgués.
Harding, lo siento, me parece acelerado, como Karajan.
Lo que comentas sobre Toscanini, básicamente que la versión es plana, quizá se explique no tanto por la calidad del audio como por la calidad de la propia orquesta. Además, pienso, y en esto me interesa mucho tu opinión, que las orquestas han tenido que evolucionar necesariamente con el tiempo. En ese sentido, y salvo excepciones como las Filarmónicas de Viena, Berlín y alguna otra, creo que una orquesta media actual debe de sonar mejor que una orquesta buena antigua. ¿Es así?.
De todas formas, más allá de los matices, hay que reconocer, o al menos eso me parece a mí, que temperamentos como el de Toscanini, Fürtwangler o Celibidache logran imponerse a la calidad de la orquesta o incluso a la calidad de su propia versión. Son directores que rara vez aburren y casi siempre enganchan. Insisto, es sólo mi opinión.
Me tomo nota de la integral de Kurt Masur.
Sí señor, muy bueno el Mozart de Böhm, aunque a ciertos especialistas no les acabe de gustar.
¡Huy qué pregunta! En lo referente a las orquestas norteamericanas, hemos de tener en cuenta que muchas de ellas son antiquísimas y que además tuvieron el privilegio de ser dirigidas por maestros procedentes del exilio alemán o del de la URSS. A ello, hay que añadir que muchos de sus profesores fueron asimismo músicos que decidieron emigrar a América.
En mi opinión, y pese a la lógica evolución a la que te refieres, no creo que una orquesta antigua «suene» con menos calidad. Lo que ocurre es que las tomas fonográficas eran más rudimentarias antaño. Si vieras como grababa Karajan, hasta una modesta orquestilla de pasodobles hubiera parecido la Wiener Philharmoniker. Karajan no dejaba nada de lado y ponía micrófonos en los sitios más insospechados. Por cierto, de Karajan hablaremos en exclusiva dentro de un par de semanas. Tengo una historia muy interesante que contar de él. Por supuesto, pese a las críticas, cuando Karajan abría los brazos se escuchaba el milagro de la música… Eso es indiscutible.
Salvando las diferencias, podríamos hacer una comparación taurina: Se dice que el buen torero enseña al toro malo y viceversa; pues lo mismo ocurre con directores como Furtwängler o Celi. El rumano gustaba de asociarse con orquestas presumiblemente de segunda fila. Era la mejor forma de poner en práctica su «laboratorio». Y, vive Dios, ¡Cómo lo hacía! En Stuttgart y Munich saben de eso…
Insistimos, gracias a Camilo, en la integral de Kurt Masur. Magistral la Pastoral, para mí, la versión definitiva.
Un abrazo, Kapellmeister
LEITER
Me perdonaras Leiter, no opino frente a la versión de Harding ya que no he tenido la oportunidad de apreciarla, pero seguramente que es una buena grabación, sobre todo porque el director se encuentra en ascenso, tiene mucho para dar, el hombre es bueno, y como dices tú, algo le tuvieron que ver abbado y rattle para apadrinarlo…
-Karl Bohm es un gran maestro, pero no se me hace que sea de los mejores interpretes de beethoven, de mozart se me hace igual, una que otra grabación rescatable, creo que pudo dar mas, sobre todo por la superorquesta que tenia a cargo (filarmonica de viena); de esas respetables y algo rescatables grabaciones (disco laser) esta la del Concierto para piano Nº 23 de mozart, con pollini al piano.
De otro lado ofresco disculpas con relación a lo que dije frente masur y la Gewandhaus de leipzig, pues me referia a la grabación en disco, no en video, (no existe en video que yo sepa), me deje llevar de la emoción, y es que ese integral de las sinfonias de beeethoven es de lo mejor que he escuchado…
Gracias Leiter, me queda claro.
Lo decía porque en el flamenco sí ha habido esa evolución. Pero la verdad es que son mundos completamente distintos.
Me ha parecido muy lúcido, y sobre todo muy aplicable a otros ámbitos, lo que comentas sobre Celi y su gusto por dirigir orquestas secundarias. De esa manera se permitía hacer sus benditas pruebas.
Lamento la derrota del Geta.
Un abrazo.
Nada de disculpas, Camilo, todo lo contrario. Aquí está el enlace (Hasta que nos lo quiten, por desgracia) de esa joya de Concierto nº23 para piano en versión de Pollini y Böhm. Este movimiento es de lo más sublime que compusiera jamás Mozart.
Pues, en efecto, yo también creo que Böhm pudo dar más de sí en lo relativo a Mozart. Pero tengamos en cuenta que sus modos de dirección eran del todo tradicionales. Además, no olvidemos que su célebre integral sinfónica de Mozart fue grabada con la Filarmónica de Berlín. Muchos años después, Böhm acometió de nuevo algunas sinfonías de Mozart con la Filarmónica de Viena y ahí sí que dio en el clavo. Desde mi punto de vista, claro está. Por cierto: Del doctor Böhm hablaremos en febrero…
No me extraña nada que te aborde la emoción, Camilo, al escuchar a Beethoven dirigido por Masur. Ya somos dos.
De cualquier manera, Ángel, lo que he dicho es tan sólo una opinión mía. No tengo realmente argumentos para saber si el nivel orquestal ha mejorado evolutivamente (Lo del flamenco que cuentas, aunque efectivamente sean estilos distintos, me ha dejado en la duda en este tema) Trataré de averiguar algo al respecto.
Mi gran ilusión sería escribir una entrada sobre los orígenes del flamenco. Tal vez, para la próxima y última temporada de BLUES. A ver si este año me documento al respecto. No obstante, te pasaré el texto por correo privado antes… ¡Me tienes que corregir! Pero, vamos, hasta 2010 ó 2011 nada de nada.
Gracias por vuestras valiosas aportaciones, Camilo y Ángel. Un abrazo.
LEITER
Leiter, me has dejado un poco triste cuando has dicho que la próxima será la última temporada del blog. Espero y deseo que no sea así. Es más, estoy convencido de que no será así.
No te puedo corregir porque tampoco estoy muy ducho al respecto. Pero cuenta con mi colaboración para todo lo que necesites.
Un abrazo fuerte, amigo.
Bueno, teniendo en cuenta que la próxima temporada comenzará, Dios mediante, en octubre de 2010 y finalizará en agosto de 2011. Todavía queda mucho que cortar…
Dejemos ese tema de momento (Se me «resbaló» en el anterior comentario). Queda mucho tiempo aún… Pero todo tiene un fin.
Gracias por tu apoyo, Ángel
LEITER
Separando a Kleiber del común de los mortales («su Quinta vienesa» es y será la que más me guste), lo más revelador de esta selección, para mí, ha sido Blomstedt y Harding (cuya versión de las sinfonías 3 y 4 de Brahms vi hace poco en un escaparate, y me dejó tentado pero indeciso).
En cuanto al restante catálogo de monstruos, qué decir:
* Bernstein (me hizo gracia esa ironía de «flemático como pocos») es un manipulador fantástico y convincente, con ese sonido poderoso y brillante, y esos tempi tan… tan… Bernstein.
* Toscanini un «dictador emocional», como un amigo me dijo cierta vez de la música de Mahler. Aquí, el maestro italiano impone una música que no pretende convencer, sino sonar perfecta. Hay algo entrañable en su aspecto severo, sus gestos marciales que indican pero no acompañan (el solo de oboe queda por su cuenta, mientras don Arturo acaricia con impaciencia la punta de la batuta). Mármol italiano, con lo bueno y lo malo.
* El bueno de Chung resulta un poco chungo, con una orquesta que, para ser asiática, uno esperaría más precisa, más concentrada (esos benditos bronces, que por favor se enteren de la presencia del director!). Pero me gusta su sonido y más la acústica del lugar. Eso sí, me ha resultado escuchar a Beethoven en esta formación coreana. Y esa ampulosidad que mencionas, quizá sea el paradigma del gigantismo chino, marcante influencia que domina esa región del mundo.
* A Stokowski le tengo mucho aprecio, especialmente después que Bugs Bunny lo parodiara en una de sus caricaturas (algo así como la aparición de celebridades actuales en Los Simpsons). Su Beethoven me parece bien expuesto pero lento. La orquesta suena muy bien, muy clara. Y el hecho de que Stokowski, a esa edad, todavía tenga la partitura de la obra en su atril y pase las hojas demuestra o muy mala memoria, o mucho respeto por Beethoven. Prefiero la segunda opción.
* Maazel… pues me hace gracia el gesto con los labios justo antes de comenzar a dirigir (parece balbucear unas palabrotas para relajarse, o para maldecir a los nipones, o quién sabe). Los acordes iniciales me recordaron por qué prefiero a la Filarmónica de Viena entre todas las orquestas. El resto de la sinfonía… pues bueno, como dices, era uno de esos días. Seguro el director recordó que estaba en el país de la robótica y se puso a tono. En todo caso, qué claro es para dirigir! Aunque ese día «claramente» faltó algo más.
* Böhm… bueno, la Sexta Sinfonía que dirige con la Filarmónica de Viena me parece sensacional!
* Finalmente, Barenboim nunca me convence del todo como director, pero aquí lo hace muy bien. Le reconozco su autoridad en Beethoven (notar las voces intermedias, o las armonías que se mueven en «piano» debajo de las voces principales). Aunque esa forma atropellada de entrar… yo me pierdo un poco con el protocolo pero, ¿no hay que saludar al concertino? Y en cuanto a Karajan, concuerdo a pie juntillas con eso de que su Beethoven más juvenil era mejor. Por eso, me parece más interesante la interpretación que encuentras en este link:
http://www.youtube.com/watch?v=zhcR1ZS2hVo
Un Beethoven también truculento pero que todavía sabe de matices.
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Bien, al fin pude comentar como Dios manda («No comentarás a leiter a la ligera») este post tuyo, tan lleno de dedicación. Y concuerdo alegremente con tu elección de la Pastoral por Kurt Masur y la Gewandhaus como la versión referencial. Otra cosa: hombre, si te vas a fugar de la virtualidad en un año más, al menos espera el 2012, para darle un tono más apocalíptico. Pero en serio, reconsidera tu decisión, tu espacio es único e importante para mucha gente.
Idea: si vas a hablar del flamenco más adelante, podría abordar también la música klezmer (no es que tenga relación directa, pero me gusta).
Un abrazo
¡Aleluya! ¡Que repiquen las campanas! Por fin alguien dijo algo positivo de Harding…
Bueno, Joaquín, vayamos por partes:
Todavía me estoy riendo con lo de «Chung resulta un poco chungo…» ¡Qué bueno! Sobre esa sección de metales, opino que Chung dirige más para él mismo que para la orquesta, de ahí las entradas a destiempo. Hay directores que se parten de risa, como Bernstein; otros lloran, como Eschenbach (Me acuerdo perfectamente durante una ejecución de la Cuarta de Brahms); otros juran en chino o en japonés para ponerse a tono, como Maazel; algunos tratan de dormir al auditorio como Böhm… Y otros tratan de echarse una siestecilla mientras dirigen. Ocurrió el pasado mes de noviembre durante un concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de RTVE dirigido por Walter Weller. El maestro abordó toda la Segunda de Brahms con cierta somnolencia y casi consiguió dormirse del todo en los compases finales de la coda, tanto que los metales se adelantaron de compás y aquello no acabó en catástrofe de puro milagro. Weller despertó y se puso a dirigir con brío el final de la sinfonía. Podéis contemplar el episodio en el siguiente enlace (Minuto 76.18 del vídeo). Y es que Weller está muy gordito para su edad — como Barenboim — y debería adelgazar un poco. Un concierto a la siete de la tarde, luego de haber merendado un café con pastas, pude significar que durante el mismo uno tenga ganas de cerrar los ojos.
Al concertino se le saluda habitualmente al inicio del concierto, aunque no está demás también hacerlo al comenzar la última pieza del programa. Barenboim sale y …¡Hala, a dirigir! Bueno, a lo mejor llevaba prisa el hombre. Entre tanto recital pianístico y tanto concierto, al bueno de don Daniel no le llega el tiempo. Por cierto, y a ver si Frank Ar sabe algo de esto, me han llegado rumores de que en los últimos recitales y conciertos pianísticos de Barenboim la calidad ha brillado por su ausencia. Al paecer, su actividad como director le resta tiempo para preparar el repertorio pianístico. Insisto en que son rumores, nada más, pero a ver si le va a ocurrir como a Ashkenazy, que ni una cosa ni otra (Otro tipo peculiar el ruso-islandés, quien llegó a clavarse la batuta en la palma de la mano durante un concierto en Japón. Desde luego…)
Has dado en el clavo con lo de Toscanini. Perfección sonora frente a pathos… Te felicito por haberlo explicado de una manera tan certera (Y ese detalle de sostener la batuta mientras el obligado de oboe… «A ver si acaba ya de una vez» seguro que incluso lo pensó en esos momentos.
Doctor Böhm: De verdad, será aburrido, espeso y todas esas cosas… Pero es que a mí este hombre me cae muy bien, ya que me recuerda a mi tío Federico (q.e.p.d.). Böhm dirige como los gatos (Sin abrir la boca) y marca los fortes con un saltito muy peculiar y característico del que hacen los niños cuando aprenden a andar y escuchan algo que les llama la atención. Böhm tiene algo de Harold LLoyd o de Buster Keaton (Dicho con todos los respetos). En este enlace, concretamente en el minuto 4.48, la toma cambia de plano para evitar que veamos a un Böhm pegándose un tremendo tortazo. Y es que a Böhm le ocurrían cosas del todo estrambóticas: Desde un gato (Tiene afinidad por estos felinos) que se coló en el escenario en plena representación de una ópera hasta una ultrarrápida versión que ofreció de la Séptima de Beethoven en la Alemania de tiempos de guerra y que sorprendió a un auditorio anodadado ante tal derroche de viveza interpretativa. El motivo de aquello fue que hizo un frío de mil demonios — no había calefacción debido a las restricciones — y Böhm decidió calentarse el mismo y a la orquesta mediante una desenfrenada versión de la Séptima (Lo cuenta él mismo en su autobiografía). Pese a que su Beethoven resulte plano y caduco, lo cierto es que grabó una Primera de Brahms antológica y su último registro de la Novena de Beethoven es de auténtica referencia. Nada, nada; me parece que voy a crear un club de fans de Karl Böhm en Facebook…
Der Kabinet des Doktor Stokowski: El maestro está ya en edad avanzada y consecuentemente, como hacen la mayoría de directores en esas circunstancias, ralentiza el tempo. Unos directores lo hacen porque no pueden físicamente marcar más rápido y otros — Celibidache — por convencimiento en pos de una exposición rica en detallismos. La claridad resuelta de Stokowski en esta versión parece pensar que va en buen camino; pero la ejecución me parece pesante y carente de chispa. En relación a la partitura, bueno, existen directores que que se sirven de la misma hasta para ejecutar la obertura de Las bodas de Fígaro (Apenas tres minutos). A algunos hemos visto también dirigir con partitura en el tradicional Concierto de Año Nuevo (Jansons), algo que no me resulta en absoluto estético… Pero en fin. De esto trataré en breve en otra sección.
Bernstein es norteamericano y, como tal, le gusta el Show (El Chou, como pronunciaría un cubanito). Baila, se parte de risa, engaña, juega al escondite… Pero su traducción musical suele ser interesante, que es de lo que se trata.
¡Buena la lié yo ayer con ese desliz que se me escapó a propósito de la continuidad de esta página! Insisto en que queda mucho de aquí hasta agosto de 2011 como para pensar en eso. Pero entended que no cuento ni con director asistente, ni con director de coro; ni tan siquiera con repetidor… Y me canso. Tal vez la solución para garantizar la continuidad de esta página más allá de 2011 sea convocar un concurso-oposición para ocupar esas plazas… Se pensará.
Un abrazo, Joaquín. Gran y divertido comentario el tuyo.
LEITER
Me ausento unos días del bar y ya se habla de cerrarlo! Bueno, falta una eternidad para 2012, y comprendo lo que dices («Y me canso»). Pase lo que pase, nosotros, tus lectores, te acompañaremos siempre. Realmente has generado una buena clientela, Leiter.
Y sí que has construído una buena entrada. Cuantos buenos comentarios! Debes reconocer que el público ha sido unánime: Harding no convence ja ja. Salvo para Joaquín (aunque por su blog me doy cuenta que se trata de alquien con una sensibilidad musical más entrenada que la de muchos de los que comentamos).
De Barenboim y su piano no estoy muy al tanto, pero en cuanto a ópera parece que está marcando algún que otro hito (tengo un par de cosas para publicar hoy, veré si lo incluyo).
Un abrazo, Leiter
Frank.
Ya veremos qué ocurre de aquí hasta agosto de 2011… Vamos a aparcar ese tema.
Ya entrará Harding, ya entrara…
Efectivamente, me refiero al Barenboim pianista. Como director, ya sea de ópera o conciertos, su carrera y prestigio van en aumento. Y me alegro mucho de ello.
Luego paso por tu local, Frank. Un abrazo
LEITER
Vengo a remediar un olvido vergonzoso: Giulini. Me explayé en todos los demás de tu nómina pero a Don Carlo María lo omití olímpicamente. Mala cosa. En fin, el único consuelo es ver que existe algo todavía más lamentable, como es la calidad del video, con un sonido que recuerda a una mala cinta de cassette grabada malamente en una radio mala, en un mal día. Pero abstrayendo de todo eso, aparece una versión preciosa de la Quinta Sinfonía. Perfectamente gobernada, abriendo espacio a cada instrumento: notar las apariciones de las maderas, o de los bronces, o las arremetidas del timbal, o el canto libre del oboe en contraste a Toscanini, o la convicción de las cuerdas graves matizadas con dulzura por sus hermanas más agudas… esa orquesta está viva. Además Giulini parece recordarle a Beethoven un refrán: «lo cortés no quita lo valiente». Y dirige entremezclando poesía con firmeza. Equilibrio de los opuestos.
Cierto que ya es un Giulini entrado en años y cuya batuta se vuelve más pausada. Yo todavía prefiero al Giulini previo de, digamos, los años de la Philharmonia, más apasionado. Pero esto es como nuestras críticas de niño a las decisiones de los mayores: quisiéramos verlos correr como nosotros… pero un día, cuando por fin crecemos, nos damos cuenta que ellos tenían razón. Así que un día me daré cuenta que este Giulini «final» nos estaba esperando para decir: «Yo se los dije, pero ustedes…»
Me resultaba extraña tu ausencia de comenatarios sobre Giulini, la verdad. Pero veo que has reaccionado a tiempo… Ja, ja
Ahora en serio: Para mí Giulini fue uno de los más grandes. Su Brahms con la Philharmonia es de lujo. (Caja de CD´s que por cierto «tiene prestada» una amiga mía desde hace mucho tiempo…)
Tu razonamiento sobre los tempi en los directores no es que sólo sea certero… ¡Es que es literario!
Un abrazo, Joaquín.
LEITER