Poemas y poesía, siluetas enmascaradas XVIII
Quizás la ardiente madrugada generó una precoz ilusión
al contemplar tu silueta en generoso escorzo,
dulce elixir que inconsciente exhibes
al brillo de los celosos rayos selenitas,
con tu sonrisa acortando las distancias
y el reflejo de tu pasión abrazado a mis pensamientos.
Caminas orgullosa por las galerías
en la búsqueda de un dorado pedestal de ambiciones.
Te enfureces y gritas,
animada por la desventura de mis remedios,
motivada por mis desnudos arrebatos
que se inclinan al aire de tus trayectos;
y gozas en la intimidad
al percibir la vibración de mi deseo.
Mas, te conmueve la visión de nuevas presencias
al descubrir mi nuevo rostro en las veredas de tu inquietud.
Desfilas en la ausencia de antiguas vanidades
y sientes mis caricias en tu nube de terciopelo;
¿Dónde queda la soberbia? ¿Hacia dónde lleva el desencuentro?
Te reclinas en la impotencia de un cruel desengaño,
suplicando los alivios de mi firme posesión.
Me ahogo en tu perfume de seducción,
hundiéndome bajo las olas rizadas de tu vivo mar;
buceo por los rincones de tu belleza
confirmando mi dicha en el juego de las voluntades.
Vislumbras lejanos horizontes de melancolía
mientras reflexionas sobre el amor ideal,
simplemente,
sobre el amor ideal de tu existencia.