Ahogado en la fragancia de tu expresión radiante,
ligas con belleza inmaculada la bruma de mi espíritu;
inquietud de no volver a soñar con tus ojos de miel que antaño imaginé celestes,
corazón embrujado al recibir tu sonrisa de líricas resonancias,
imagen que acaricia mi alma como sol de sobremesa
amiga de mi última ilusión que compartes el aire de tus trayectos.
Rocío de alborada que calma mi sed interior de amor eterno;
odisea de un destino caprichoso que pinta de acuarelas mis desvelos.
Gracia de inspiración divina que imprime felicidad a las nebulosas perdidas de mi soledad.
Eco de amor presente que arpegia las frágiles cuerdas de mi añorada nostalgia.
Remanso de paz en las turbulencias del vaivén existencial,
orbitando por los vericuetos que la pasión me concede.
Gozando al despertar con tu mirada de ensueño poético,
olvido tu mágica estampa sólo en mi inconsciencia,
navegando entre los mares que bañan tu acogedora ribera.
Zafiro que engalana el ocaso de los atardeceres,
abrazo tu recuerdo en la intimidad de la noche cerrada,
leyendo versos de amor en millones de cartas ilusionadas.
Elegía de soplo divino que cubre de luz celestial el pórtico de las impresiones.
Zenit de mi última inspiración.