Retrato de Mozart realizado — sin terminar — hacia 1790 por Joseph Lange: Según Kostanze Mozart, fue el dibujo más fidedigno de todos
Ya antes de aquella fatídica entrevista del 9 de mayo, Wolfgang había abandonado la residencia del arzobispo, habiéndose instalado a vivir con los Weber en Viena, ciudad en la que Aloysia había conseguido otro estupendo contrato con la ópera de Viena. Como ella seguía ignorando al pobre Mozart, a éste no le quedó otro remedio que fijarse en su hermana Kostanze. Pronto los inevitables rumores llegaron a oídos de Leopold, quien escribió a su hijo para informarse. Wolfgang, genio y figura, negó todas aquellas habladurías y en prueba de ello anunció que en breve abandonaría la residencia de los Weber. (Lo que eludió comentar fue que, a pesar de esta promesa, continuaba con su relación con Kostanze, cada vez más íntima). A poco le da un soponcio al padre cuando a fines de año recibió una carta de Wolfgang anunciando su intención de casarse con Kostanze. Este episodio da buena prueba de que Wolfgang estaba decidido a realizar su propia vida con independencia de que a su padre le gustase o no. El 4 de agosto de 1782, Wolfgang y una veinteañera Kostanze contraían matrimonio en la catedral de San Esteban de Viena. El consentimiento de Leopold llegó un día más tarde.
Una nueva vida se inició en Viena para un joven de 26 años que con el tiempo se habría de convertir en el compositor más admirado de todos los tiempos. Mozart había logrado ganarse una merecida reputación como profesor, obteniendo rentas suficientes como para ir tirando sin mayores excesos. En lo referente a su proceso compositivo, es en esta época donde se inicia el período más extraordinario del compositor en lo referente a su madurez creativa y ello arranca con la ópera El rapto del serrallo, que fue estrenada el 16 de julio de 1782 con asistencia del mismísimo emperador. La frase ha pasado a la historia: Al finalizar la exitosa velada, el emperador exclamó: –«¡Bravo, Herr Mozart! Demasiado hermosa… Aunque también, demasiadas notas»– A lo que Mozart contestó: –«Las justas, Señor. Pero si usted no lo cree así, dígame cuántas notas se han de quitar…»-– Un año después, Mozart tuvo su primer hijo, Raimund Leopold, que apenas sobrevivió un par de meses. Con el infortunado bebé, Mozart y Kostanze viajaron a Salzburgo y de esta forma el padre pudo conocer por fin a su nuera y a su nieto. Tras pasar allí tres meses, la pareja regresó a Viena, en donde Mozart continuó con las clases y la celebración de algunos conciertos. De esta época son las Sonatas para violín y piano, la Sinfonía en re menor, K. 385, los cuatro Conciertos para trompa y algunos de los mejores conciertos para piano.
A finales de septiembre de 1784 nació Karl Thomas, uno de los dos hijos de Mozart que llegarían a vivir plenamente. Un mes más tarde, Mozart fue admitido como miembro de la logia masónica Zur Wohltätigkeit. Mozart ganaba suficiente dinero como para ser feliz con su familia, pero su mala cabeza hacía que viviese muy por encima de sus posibilidades, con lo que siempre se vio envuelto en dolorosas deudas. En 1785, la fama de Mozart se había extendido por toda Alemania, ofreciendo numerosos conciertos y publicando muchas de sus obras. De ese año es su bellísimo Concierto nº20 para piano, y también el Cuarteto en sol menor, K. 478 y la Sonata para violín, K. 481. Pero la ópera le seguía atrayendo irresistiblemente. Tras componer la música escénica de una obra sin grandes pretensiones, El director de escena, a finales de octubre de 1785 Mozart abordó la composición de una de las más geniales óperas de todos los tiempos, Las bodas de Fígaro, que con libreto de Lorenzo da Ponte fue estrenada en el Burgtheater de Viena el 1 de mayo de 1786 con un éxito de los que hacen época aunque, sin embargo, no tuvo mucha continuidad. A finales de ese mismo año, Mozart viajó a Praga — para la ocasión compuso la Sinfonía nº38 — en donde se le encargó una nueva ópera. Ya de vuelta en Salzburgo, mientras estaba metido de lleno en dicha composición, recibió la luctuosa noticia del fallecimiento de su padre Leopold el 28 de mayo de 1787. Al parecer, Mozart se sintió muy afectado por esta circunstancia y algunos críticos afirman que la ópera que estaba por entonces desarrollando, Don Giovanni — que fue estrenada en Praga el 29 de octubre — encierra algunos pasajes que parecen representar la turbulenta relación que envolvió a ambos en los últimos años. El caso fue que los praguenses alucinaron con Don Giovanni y le propusieron a Mozart quedarse en Praga para escribir una nueva ópera. Mozart no aceptó, ya que Gluck, el compositor de la corte de Viena, se estaba muriendo y Mozart parecía muy bien colocado para sucederle. Efectivamente, el 2 de diciembre Mozart fue nombrado compositor de la corte, pero con un sueldo de 800 gulden frente a los 2.000 que cobraba su antecesor.
Pese a este nuevo cargo, a los conciertos, los encargos y las clases, las dificultades económicas de Mozart eran cada vez más acuciantes, viéndose obligado a mudarse dos veces de casa en poco tiempo. Entre diciembre de 1788 y junio de 1789, Mozart compuso algunas de sus mejores obras, como las tres últimas Sinfonías y el Concierto para piano de la Coronación. (En este intervalo de tiempo nació Therese, la única niña de Mozart que por desgracia falleció en ese mismo mes de junio). Sus alumnos disminuyeron considerablemente pero es muy posible que entre los mismos se encontrase un tal Beethoven, un chaval de Bonn que prometía. Tras un viaje a Prusia en la primavera de 1789, Mozart regresó a Viena y se topó con que Konstanze se encontraba muy enferma, no teniendo más remedio que ingresarla en un costoso balneario de Baviera, situación por la que se agravaron aún más los eternos problemas económicos del compositor. Aún así, antes de acabar el año, Mozart tuvo fuerzas como para componer el magistral Quinteto para clarinete y la no menos extraordinaria ópera Così fan tutte, que fue estrenada en el Burgtheater el 26 de enero de 1790 con gran éxito. En ese mismo año, Mozart compuso los cuartetos K. 589 y 590, luego de ver rechazada su solicitud de kapellmeister de San Esteban por el nuevo emperador Leopoldo II. (Realmente, fue nombrado «ayudante», pero sin sueldo). Durante la primera mitad de 1791 Mozart parecía del todo desalentado y abatido — Konstanze tuvo que volver a ser ingresada — y sus composiciones no parecían ser muy relevantes. Pero una vez más sacó fuerzas de flaqueza y en muy poco tiempo compuso una de sus mejores óperas, el singspiel La flauta mágica, que fue estrenada el 30 de septiembre con gran éxito en el teatro An der Wien. Ahí no acabó la cosa, porque también recibió el encargo de la ópera de Praga de componer una nueva ópera (Mozart tenía que aceptar ahora el encargo debido a que estaba sin un céntimo) y esta se tituló La clemenza di Tito, estrenada el día 6 del mismo mes de septiembre con un discreto éxito que, sin embargo, fue poco a poco remontando. (Parece increíble como bajo esas circunstancias y con evidentes síntomas de fatiga mental, Mozart fuera capaz de componer dos fabulosas óperas de forma simultánea). En octubre, para descansar un poco, se dedicó a la composición de su Concierto para clarinete, dedicado a su amigo Stadler, y que constituye una de sus mejores obras.
Durante el mes de noviembre, Mozart acometió la composición de su última obra, el famoso Requiem, cuyas circunstancias han dado pie a todo tipo de infundadas conjeturas, muy conocidas en tiempos recientes gracias al éxito de la extraordinaria — pero con escasa veracidad histórica — película Amadeus (1985) del director Milos Forman. Lo realmente cierto fue que el conde Franz von Walsegg-Stuppach, gran aficionado a la música, encargó a Mozart una composición de estas características para homenajear a su joven esposa, fallecida en febrero de ese mismo año. Enfrascado en dicha tarea, Mozart cayó enfermo y su estado empeoraba día a día, llegando Mozart a ser consciente de que su fin estaba muy próximo (De hecho, a sus amigos les confesó — con cierta dosis de irónico humor — que estaba componiendo en realidad la música de sus propios funerales). El 4 de diciembre, aprovechando una leve mejoría en su estado, a su casa acudieron unos amigos para visitarle y, de paso, ensayaron las diversas partes del Requiem para finalizar en el Lacrimosa, la última música que salió del cerebro — o de sabe Dios dónde — de Mozart. Esa misma noche, tras la velada, el compositor empeoró rápidamente y a la una de la madrugada del ya día 5 de diciembre expiró. El diagnóstico médico estableció que la causa fue una fiebre reumática aguda. Dos días después fue enterrado en el cementerio de San Marcos de Viena. Todas las leyendas que se han tejido en torno al funeral y posterior entierro de Mozart son absolutamente falsas, aunque delatan el carácter de personaje ya legendario que tuvo Mozart desde poco tiempo después de morir: Ni su comitiva fúnebre estuvo formada exclusivamente por la solitaria figura de un perro, ni hubo una terrible tormenta de rayos y viento durante su entierro, ni Salieri se escondió tras unos árboles durante unos días para verificar que Mozart no habría de resucitar, ni fue sepultado como un pordiosero en una fosa común y posteriormente cubierto de cal, ni bobadas por el estilo. A los funerales asistieron muchos amigos, entre ellos el propio Salieri (Ambos músicos se apreciaban mutuamente); la tarde de su entierro fue soleada y apacible en Viena, como así se indica en los archivos meteorológicos de la ciudad; Y en absoluto fue sepultado en una fosa común. Lo que ocurrió fue que al sepulturero — que al parecer iba un poco pasado de copas — se le olvidó apuntar el número de tumba y el dato pasó desapercibido en ese momento (Los acompañantes sólo llegaban hasta una parte del cementerio. El entierro en sí tenía lugar con la sola presencia del sepulturero y de un cura). Posteriormente, fue imposible averiguar la ubicación exacta de su tumba. Tampoco fue cierto que su gloria se esfumase en los años posteriores. Su mujer y los dos hijos que le sobrevivieron pudieron vivir con relativa comodidad gracias a los derechos de autor generados y desde entonces fue considerado como uno de los más grandes compositores de la historia. Se quedaron cortos: Para quien esto escribe, Wolfgang Amadeus Mozart ha sido el músico más genial que jamás haya pisado este planeta, este sistema solar, esta galaxia y este universo…
Una de las causas por las que la música de Mozart es tan prodigiosa es consecuencia de los numerosos viajes y giras que desde bien niño efectuó por toda Europa y que le familiarizaron con los distintos estilos musicales de los países y ciudades que visitaba. Supo fusionar con inigualable maestría la lírica italiana y la brillantez francesa con los procedimientos compositivos centroeuropeos, diseñando un sentido natural de la simetría que acabó por perfeccionar el refinamiento clásico. Pese a lo que se pueda pensar en un principio, su música no fue especialmente revolucionaria sino que, por el contrario, pulió las formas clásicas ya consolidadas. Aún así, abre las puertas a un inminente Romanticismo mediante sus asombrosos contrastes y sus armonías cada vez más complejas. El proceso creativo de Mozart era realmente inexplicable: Proyectaba las obras en su mente hasta el más mínimo detalle (Al mismo tiempo que daba clases, comía o jugaba al billar) y, tan pronto como podía sentarse junto a la partitura, transmitía todas esas ideas en el pentagrama a la misma velocidad con la que una persona cualquiera escribe una carta. La música parecía fluir en él sin interrupción, algo que resulta del todo comprobable si tenemos en cuenta que en sus 17 años de madurez creativa (Desde los 18 a los 35 años de edad) produjo una media de cuatro composiciones al mes de las que, al menos, una de ellas puede ser considerada como obra maestra. Otro de los rasgos que caracterizaron a Mozart fue que prefirió la variedad y la libertad, con todos los riesgos económicos que ello conllevaba, al puesto fijo y seguro. Si Mozart hubiese trabajado para una sola persona tal vez hubiera adaptado su inspiración a dicho empleo, con lo que habría sido muy probable que muchas de sus geniales obras jamás hubiesen visto la luz. Como comentamos anteriormente, Mozart fue respetado tras muerte, considerándosele como un gran genio de la música. Sin embargo, en un principio su obra no gozó de similar aceptación, ya que — aunque bella y elegante — era vista como simple precursora del Romanticismo. Afortunadamente, la modernidad de fines del siglo XIX y principios del XX se sintió cautivada — como reacción contrarromántica — ante la absoluta perfección musical desarrollada por Mozart. En la actualidad, un gran número de compositores, de directores de orquesta, de solistas, de cantantes líricos, de profesores de música, etc… Consideran a Mozart como el mayor referente musical de todos los tiempos.
OBRAS
– 41 Sinfonías, destacando la 25, 29, 31, 33, 34, 35, 36, 38, 39, 40 y 41
– 27 Conciertos para piano, destacando el 9, 17, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26 y 27
– 5 Conciertos para violín, destacando el 3, 4 y 5
– 4 Conciertos para trompa
– Concierto para flauta
– Concierto para oboe
– Concierto para clarinete
– Concierto para fagot
– Sinfonía concertante para violín, viola y orquesta
– Concierto para dos pianos
– Sinfonía concertante para cuatro instrumentos de viento y orquesta
– Concierto para tres pianos
– Concierto para flauta y arpa
– Concertone para dos violines
– 17 Divertimentos
– 13 Serenatas, destacando Eine kleine Nachtmusik
– 100 Minuetos
– Otras piezas como Gavotas, Marchas, Música masónica…
– 19 Misas, destacando la Misa de la Coronación y el Requiem
– 4 Cantatas, destacando Exultate Iubilate
– Vísperas
– 12 Obras corales breves, destacando el Ave Verum
– 24 Óperas, destacando Idomeneo, rè di Creta, El rapto en el serrallo, Las Bodas de Fígaro, Don Giovanni, Così fan tutte y La flauta mágica
– 40 Arias de concierto
– Docenas de piezas breves para voz y orquesta
– 50 Canciones para voz y piano
– 17 Sonatas para piano, destacando la 10, 11 y 16
– 13 Series de Variaciones para piano
– 4 Fantasías y otras piezas breves para piano, destacando la Fantasía en do menor, K. 475
– Diversas piezas para dos pianos y piano a dúo, destacando la Sonata K. 448 para dos pianos y la Sonata a cuatro manos, K. 521
– 23 Cuartetos de cuerda, destacando el 19
– 6 Quintetos de cuerda, destacando el 3, 4, 5 y 6
– Quinteto para clarinete
– Quinteto para piano y trompa
– Quinteto para piano y viento
– Cuarteto para óboe
– 6 Cuartetos para flauta
– 2 Cuartetos para dos pianos
– 6 Tríos para piano
– Trío para clarinete, viola y piano
– Divertimento para violín, viola y violoncelo
– Sonata para fagot y violoncelo
– Trío de cuerda
– 2 Duetos para violín y viola
– 35 Sonatas para violín
– Minuetos, Adagios y otras obras breves para cámara
Para mi también fue el mejor, absolutamente, pero si tú lo dices además seguro que lo fue :-))
Si tuvieras que escoger a un filósofo, a un poeta, a un escritor, a un científico…Podemos hacer un meme con esto.
besos
Pero no es que sólo lo afirme yo — mi opinión es del todo intrascendente — es que lo dicen todos los más grandes profesionales de la música, salvo mínimas excepciones.
Sócrates, García Lorca, Cervantes, Einstein… (Por citar a algunos). Pero no sé qué es un meme. No he escuchado esa palabra en mi vida.
Besos, muchos besos (Y nunca dejes de escuchar a Mozart)
LEITER
Un meme es una de esas cadenas que estuvieron de moda entre bloggeros: yo le paso a cinco blogs que digan sus favoritos, esos cinco a otros cinco y así….
Una bobada de moda hace un par de años.
Besos y no dejaré de escucharlo.
Leiter, últimamente ando muy liado con el trabajo y apenas tengo tiempo para pasarme por el blog, sobre todo para leer y comentar con la tranquilidad que me gustaría. A ver si dentro de un par de semanas, cuando empiece las vacaciones, me pongo al día con las últimas entradas.
Por cierto, un apunte para la polémica, seguro que Mozart es el más grande, pero también creo que algunas, pocas, de sus creaciones dejan un poco que desear. Esta mañana venía eschando en el coche algunas sinfonías (24-30) y me siguen pareciendo repetitivas y flojas.
Un abrazo a todos, Theniger incluído.
Nada de polémica, Ángel, al revés: Tu apreciación es muy jugosa y me sirve para hacer el siguiente comentario: Lo primero que te preguntaría es: ¿En qué versión escuchaste dichas sinfonías? Hemos de diferenciar si se trata de una versión aislada o pertenece a una integral (Böhm, Marriner, Hogwood, Levine, Graf…) En caso de ser este último el caso, hay que ser prudentes. Grabar una integral de 41 sinfonías presupone muchos e indeseados altibajos, sobre todo en la ejecución de las obras menos conocidas. En la integral de Karl Böhm este aspecto resulta más que evidente. Muchos de quienes se jactan de comprar o tener una de esas integrales jamás han escuchado las primeras sinfonías. Se van a las «conocidas» y punto.
En cualquier caso, una producción de 41 sinfonías ha de tener consecuentemente sus puntos débiles, aunque hablemos de Mozart. El desarrollo sinfónico de su obra presenta, con es lógico, una creciente madurez que se ve reflejada de forma magistral en sus diez últimas sinfonías, verdaderos prodigios compositivos.
Karl Böhm fue un gran mozartiano, aunque sus versiones nos puedan parecer hoy en día algo pesantes y quizá anticuadas. Es cuestión de gustos. Pero nadie duda de que en su tiempo fue un especialista consumado de Mozart, músico al que amaba con apasionamiento. Fíjate en lo que dice en esta entrevista. No tiene desperdicio.
Ya sé que soy un pesado, Ángel y Amalia: Pero no dejéis de escuchar a Mozart, no dejéis de escuchar la música más perfecta jamás compuesta. (Parece que estoy dando un sermón, joer)
Un abrazo, Ángel
Besos, muchos besos, Amalia
LEITER
Muchas gracias, Leiter, por regalarnos estas invalorables entradas. A mi me pasa un poco como Ángel (que aprovecho para enviarle un cordial saludo), tus entradas requieren de un momento especial del día, en que no seamos molestados y podamos mientras leemos, pausar un rato para pensar lor que estamos leyendo. Eso a mi me encanta (por eso tardo mucho en leer jaja).
Concuerdo también con lo de las versiones integrales: con Shostakovich, por ejemplo, yo tengo una versión de todas sus sinfonias de Kondrashin, y la verdad que por momentos suenan todas iguales.
Por otro lado, quizá me puedas ilustrar un poco con el tema de singspiel, nunca habia escuchado hablar al respecto.
Me quedo un poco de curiosidad: que paso con su antes amada cuñada? calculo que debe haber sido dificultoso para él afrontar una reunion familiar en Navidad jaja.
He aprendido mucho sobre Mozart, y gracias por aclarar lo de su muerte. Uno por lo gral sobre algunos aspectos de personajes historicos tiene una especie de nebulosa donde se mezcla la leyenda, la verdad, y hoy en dia… lo que digan las peliculas (los historiadores tenemos ciertos problemitas con las peliculas historicas jeje).
Sobre Mozart y su música… ay que decir que no resulte obvio! Sin embargo, yo creo que (opinion de lego) nadie puede citar a Mozart como su compositor favorito… porque sencillamente, Mozart y Bach forman un binomio del cual todo lo demás deriva. Ellos «hicieron» la musica. Son digamos… el sujeto tácito de la oración. De Bethoven (incluido) para abajo (o en adelante) ahi si podemos hablar de nuestros compositores favoritos.
Y ahora una critica que pretende ser absolutamente constructiva… sabes que te falto? algun videito para deleitarnos un poco jaja.
Gracias de nuevo, Leiter!
Y muy pronto regreso a tu bar para leer a Antonio (quiza esta tarde) y sus monologos, que suena más que interesante.
Efectivamente, la versión que llevo en el coche pertenece a una integral de la Filarmónica de Amsterdam, el nombre de cuyo director no recuerdo ahora mismo, aunque lo miraré y te lo diré. La compré a buen precio en El Corte Inglés hace un par de años. En cualquier caso, no me parece mala esta versión. Y no creo que lo que digo sea un problema de Orquesta. De hecho, en las primeras sinfonías (nº 2, 4º, 8º) hay algunos segundos movimientos absolutamente maravillosos. Increíbles.
Me parece muy lúcida la observación de Böhm en el sentido de que si algo no fue Mozart fue precisamente un sentimental. Pero creo que exagera cuando afirma que nació espiritualmente hecho. Aquí le puede la pasión.
De todas formas, no te preocupes, no pienso dejar de escuchar a Mozart, cuya música también a mí me parece la más elevada y perfecta que jamás se haya escrito.
El sentimental soy yo, por eso a veces prefiero escuchar a Shubert o a Beethoven, pero siempre vuelvo a Mozart, al que, en todo caso, apenas siento que estoy empezando a descubrir.
Tengo pensado iniciarme en el género operístico a partir del próximo otoño. Espero y deseo que mi aprendizaje coincida con la nueva sección del blog.
Gracias como siempre y un fuerte abrazo, gran Leiter.
Un saludo, Frank, acababa de publicar mi comentario justo cuando veo el tuyo
Pues eso, que a partir de ahora nos vemos por aquí.
Hasta pronto.
Un singspiel, que en cierto modo podría traducirse como opereta, es la forma dramática-musical más genuinamente alemana y se caracteriza principalmente por combinar lo hablado con lo cantado. El género penetró en Alemania por mediación de Adam Hiller y se manifestó sobre todo en obras de carácter popular. Del singspiel alemán deriva el vienés, el empleado mayormente por Mozart, que tiene la característica propia de ser más operístico. Como singspiels de Mozart podemos clasificar los siguientes:
– Bastien und Bastienne
– Tamos, rey de Egipto
– Zaide (Un anticipo de El Rapto del Serrallo)
– El director de escena
– El rapto del serrallo
– La flauta mágica (El mejor y más conocido)
Sobre Shostakovich: Creo que es mejor ir de sinfonía en sinfonía y obviar la integral de Kondrashin en lo posible (No fue, ni de largo, el mejor documento sonoro del gran director ruso). Para versiones, las que puedas encontrar, como no, de Mravinski.
No tengo información sobre qué ocurrió posteriormente entre Wolfgang y su cuñada, aunque, me lo puedo imaginar… Es un decir. De todas formas, Aloysia pasó olímpicamente de Mozart.
Acepto y asumo tu crítica (No eres el primero). Sirva en mi descargo que completar una entrada de ese tipo con enlaces me supondría un trabajo considerable. Prefiero hacerlo en otras secciones — guiños musicales y análisis — pero, aún así, prometo revisar tu proposición este verano e iré paulatinamente introducciendo enlaces a vídeo en todas las biografías ya publicadas. Lo haré a ratos. En vacaciones, prescindo casi al 100% del ordenador… (Tengo que leer y aprender cosas para luego poder contarlas en el bar)
Todos somos sentimentales, Ángel, y por eso nunca renunciamos a Schubert, Beethoven o Brahms. De cualquier forma, esa apreciación tuya me ha parecido estupenda y con una gran dosis de ironía, je, je.
Tranquilo: Lo prometido es deuda. Entre las nuevas secciones, habrá una dedicada a la ópera. Ya tengo dos entradas redactadas. (Y con enlaces, Frank). Espero que os gusten cuando sean publicadas en su momento. Aunque sólo sea por el minucioso y farragoso trabajo que me dieron. (Tengo que escuchar la ópera entera para poder redactar la entrada, para deseperación de Celia). Ya tengo dos y habrá una por mes. Así que me quedan nueve. Estais a tiempo de solicitarme alguna, si así lo deseais, pero no os paséis de dificultad… Cosas sencillitas y que puedan tener algún enlace a vídeo. HISTORIA DE LA ÓPERA Y DE SU INTERPRETACIÓN fue de las asignaturas que suspendí durante mi formación musical, lo confieso.
Un abrazo a los dos, Frank y Ángel
LEITER
«Mozart es el más bello, Rossini el más brillante, pero Bach es el más completo: ha dicho todo lo que hay que decir. Si toda la música escrita desde Bach se perdiera, podría ser reconstruída sobre los cimientos que puso.»
Charles Gounod
«Si se preguntase por un músico que haya llegado más cerca de la composición sin los defectos humanos, supongo que el consenso general elegiría a Johann Sebastian Bach.»
Aaron Copland
«Cualquier músico, hasta el más dotado, está en un segundo lugar tras Bach, a la cabeza.»
Paul Hindemith
«No tenía idea de la evolución histórica de la música del mundo civilizado y no me había percatado que toda la música moderna debe todo a Bach.»
Nikolái Rimski-Korsakov
«La figura de Bach es central en la historia de la música, o dicho de otro modo, Bach es el epicentro de la música occidental.»
Antoni Ros-Marbá
«Solamente hay uno de quien los demás podríamos sacar algo nuevo: Johann Sebastian Bach»
Robert Schumann
«Es imposible describir la inmensa riqueza de su música, su naturaleza sublime y su valor universal, comparándola con cualquier otra cosa en el mundo.»
Richard Wagner
«Nicht Bach, sondern Meer sein!
(¡No un Arroyo, sino un Mar es!)»
Ludwig van Beethoven
«Estudiad a Bach; ahí encontraréis todas las cosas.»
Johannes Brahms
«Felices hijos del norte que os habéis criado en el seno de Bach, cuánto os envidio.»
Giuseppe Verdi
«Todo ocurre en Bach.»
Anton Webern
«Bach es el supremo genio de la música.»
Pablo Casals
«A pesar de todo mi amor para muchos otros -y Beethoven y Mozart no son lo menos-, puedo solamente estar de acuerdo con Casals: Bach los domina a todos.»
Paul Tortelier
¿Y qué opinaba el divino (y lleno de clichés -cierto que también era algo propio del Clasicismo- reconozcámoslo) Mozart?
«El barón van Swieten, a cuya casa voy todos los domingos, me prestó todas las obras de Johann Sebastian Bach… Cuando Constanze oyó las fugas de enamoro de ellas… Como me escuchaba a menudo improvisar fugas me preguntó si no había anotado ninguna, y como le dije que no, me regañó por no atender la música más hermosa que hay en el mundo.»
W. A. Mozart, carta a su hermana Nanerl.
Por cierto, ¿de dónde sacas ese probable encuentro, incluso relación académica entre Beethoven y Mozart? ¿Podrías pasarme la referencia?, me interesaría mucho. Gracias, saludos, y enhorabuena por el blog, 🙂
Existe una biografía de Mozart debida a Otto Jahn en la que se dice que Beethoven estaba tocando el piano frente a un Mozart que parecía no hacerle mucho caso. Siempre según dicho relato, Mozart tuvo incluso la descortesía de irse a otra habitación. De pronto, y ante una improvisación de Beethoven, Mozart apareció de nuevo en la estancia y gritó: –«¡Escuchad a este! ¡El mundo hablará de él»–
Existe otro testimonio debido a Ferdinand Ries en donde se cuenta la misma historia con menos halo romántico. Al parecer, Beethoven fue presentado a Mozart y si bien es cierto que la consideración sobre Beethoven fue muy aceptable, Mozart no pareció muy interesado en retenerle como alumno. Tampoco parece extraño si pensamos que dicho encuentro tuvo lugar entre abril y junio de 1787, fechas en las que Mozart estaba enfrascado en la composición de Don Giovanni. No estaba Mozart para muchas historias en ese momento, aunque una de ellas fuese la de conocer a un chico de Bonn que prometía…
Existe otro testimonio de Schindler en donde se afirma que Beethoven recibió alguna clase particular de Mozart, aunque dichos encuentros no resultaron en absoluto decisivos. Incluso Schindler dice que Beethoven nunca tocó el piano para Mozart.
Todos estos datos pueden leerse en la biografía sobre Beethoven de Jean y Brigitte Masin, Editorial Turner, pág 34 y 35.
Por cierto, leyendo tu anterior comentario intuyo que te gusta mucho Bach. Estupendo. A mí también.
Gracias por dejarnos tus impresiones, Pablo.
LEITER
Gracias por las referencias.
Lo de «el mundo hablará de él» lo había leído también en el contexto de un supuesto recital de Beethoven al que Mozart asistió, cosa que parece que jamás acurrió. Las biografías que he leído daban más por mito romántico, como dices, ese hipotético encuentro (creo recordar, auqnue ahora no tengo el libro a mano, que Giorgio Pestelli en su «Época de Mozart y Beethoven», también en Turner, era bastante escéptico, pero no me hagas mucho caso sobre la referencia, que mi memoria puede estar mezclando libros). Parece ser que Beethoven nunca mencionó tal encuentro, raro para un admirador no?. En fin ese será uno de los secretos de la musicografía con los que seguramente moriremos. Mejor así, sería un poco decepcionante saber que dos genios como han visto pocos los días se conocieron y el universo no se convulsionó, jeje, y también que en un mundo musical tan estrecho como el germánico de fines del XVIII nunca coincidieron.
Por cierto, que a mí, según el día, Mozart también me parece el más grande; claro, que otros días me lo parecen Beethoven, Monteverdi, Stravinski o incluso Debussy, jeje, aunque luego suelo volver a Bach. Supongo que después de todo eso de «el mejor» puede servir para un atleta pero en el arte las cosas son más complejas; aunque si Mozart hubiese vivido 20 años más, si hubiese desarrollado todo ese prerromanticismo que sobre todo en sus canciones (para mí, «Das Veilchen» podría ser de un joven Schubert) empezaba a anunciar, no sé, no sé…
Saludos.
En efecto, Pablo, existen muchas versiones sobre ese famoso encuentro e incluso algunos autores niegan el mismo. Hoy en día parece del todo consensuado que sí llegaron a encontrarse pero que Mozart no le hizo mucho caso al «joven provinciano» de Bonn. Lo que ocurre es que toda esa historia se ha venido ataviando con un velo romántico que ha dado lugar a exageraciones y bulos. Pero, bueno, no deja de ser excitante el pensar que ambos llegaron a conocerse. Como dices, quizás nunca lleguemos a saber cómo fue en realidad dicho encuentro.
Para mí, todos los compositores son los mejores en el momento en que escucho algunas de sus obras. Yo también me contagio de ese manido recurso romántico-literario al decir que Mozart fue el más grande. Es sólo una expresión de mi devoción por su genio. Bach, Haydn, Beethoven, Brahms, Bruckner, Wagner… Todos también son los mejores en determinados momentos y circunstancias aunque siempre volvamos a Mozart, en mi caso, y a Bach en el tuyo. Es del todo lógico ya que cada uno tiene su ojito derecho.
¿Mozart de haber vivido 20 ó 25 años más? Sólo de pensarlo me da vértigo…
Saludos y gracias por el comentario, Pablo
LEITER