Pero que cansino este Theniger. Vuelta la burra al trigo.
El gobierno ha instalado el debate sobre la sostenibilidad del sistema previsional anticipando la intención de modificar la edad de 65 llevándola a los 67 para acceder al beneficio. Ha trascendido que también planteará modificar la base de cotización para el cálculo y los años de aporte para acceder a las prestaciones del sistema ( lo llevaría de 15 a 17 años).
La rebelión es total, los medios de comunicación se regodean pues tienen para armar la de “San Quintín” con encuestas en la calle, foros de expertos, tertulias y lo que se les ocurra. Otro tanto están haciendo UGT y CCOO.
Por supuesto, el amplio abanico de nuestra clase política descarga sus “pensamientos” sobre los sufridos habitantes que no saben a que atenerse.
No hace muchos meses, esos mismos que ahora se oponen pregonaban que el sistema no se sostenía y estaba en riesgos el pago a los actuales pensionistas, pero ahora manifiestan que no es momento para ello.
No me llamaría la atención si en lugar de criticar plantearan alternativas a la propuesta, pero claro eso sería pedirles demasiado a nuestros próceres.
La realidad es que cualquiera que se detenga a pensar un poco concluirá que el actual sistema no es viable en el mediano – largo plazo.
Los factores muchos: esperanza de vida, crecimiento demográfico, concurrencia de distintos regímenes, prejubilaciones, privilegios, pensiones no contributivas, viudedad, evasión, etcétera, etcétera.
Lo primero que hay que apuntar es que el gobierno ha hecho lo correcto ( Theniger salió del armario… !!No!!) pues está haciendo una propuesta que deberá analizarse cuando el Pacto de Toledo se reúna, quien evaluará la propuesta, su conveniencia, su necesidad y en última instancia si se impone proponer lo más conveniente.
Lo segundo es que cualquiera sea el camino a adoptar, desde lo propuesto hasta volcarnos a un sistema de cuentas nocionales, su aplicación será gradual hasta su pleno funcionamiento.
Lo tercero es que como todo régimen general tendrá sus excepciones, ya sea por actividades, lo penoso de la tarea o área geográfica para asegurar al máximo la ecuanimidad.
Por supuesto, lo que pueda surgir será perfectible, revisable en el tiempo (por definición, un sistema de reparto debe contemplarlo para ajustarse a la dinámica social) y generará alguna inequidad (donde se pone el límite se genera la injusticia) pero ante el desafío de quedarnos sin sistema será el mal menor.
Sería fácil decir todo esto desde una posición excluyente pero aclaro que cualesquiera sea la modificación (edad, tiempo de cotización, base regulatoria) estaré afectado por los cambios, no obstante estoy convencido de la necesidad de su modificación.
La única condición es que involucre a todos sin privilegios de ninguna índole, ya sean funcionarios, políticos, dirigentes o ciudadanos de a pie.
Y es aquí donde todos los partidos tienen que hacer su aportación, desprendiéndose del oportunismo caza votos y aportar ideas y soluciones pues más temprano que tarde el electorado les pasará factura.
Al contrario de lo que puedan pensar, esta es una oportunidad única para la oposición pues el gasto político de dar la mala noticia es del actual gobierno y si los aportes de ideas y propuestas son sinceros, realistas y positivos los frutos serán de ellos, pero sobretodo se lo agradecerán el conjunto de los españoles que quizás – de su aportación al debate dependerá – lo premien con su voto en las próximas generales.
Un abrazo
THENIGER
Efectivamente, Theniger, todo el mundo sabe que esta reforma es necesaria porque el actual sistema es insostenible a medio plazo.
El problema es que el Gobierno retiró la propuesta sólo media hora después de lanzarla, transmitiendo, una vez más, una sensación de inseguridad que los mercados internacionales castigaron duramente.
Corbacho rozó el ridículo cuando dijo que la medida, incluida en el documento enviado a Bruselas, a la Comisión Europea, era sólo un ejemplo, cuando en realidad era una de las propuestas estrella para reducir el déficit al 3% antes de 2.013.
En fin, me parece una falta absoluta de seriedad y de rigor en un momento especialmente dramático.
En cualquier caso, la reforma del sistema de pensiones es sólo una de las reformas, y no precisamente la más urgente, que necesita este país.
Un abrazo