Días pasados leí un artículo donde opinaban especialistas sobre una nueva patología vinculada al trabajo, la llamada «gripe del fin de semana».
Se trata de personas que durante la semana trabajan sometidas a una fuerte presión y durante los fines de semana, cual un síndrome de abstinencia, sus defensas bajan considerablemente y son propensos en ese período a procesos gripales, fuertes congestiones nasales, dolores musculares y jaquecas. Según los especialistas, se trata de una disfunción del organismo que cuando cambia su ritmo provoca este tipo de trastornos.
Sabíamos de muchos efectos vinculados al trabajo: adictos, stress laboral, stress post-vacacional, síndrome del domingo por la tarde y otros por el estilo.
La alarma se ha disparado, pues el número de consultas que originalmente no se relacionaban con el trabajo ahora diversos estudios empiezan a vincularla y es tema de debate y análisis por los especialistas (médicos, psicólogos y psiquiatras).
Para algunos más allá de la relación causa y efecto contribuyen al cuadro algunos aspectos de la sociedad en la que vivimos y basan su tesis en que la casuística se inclina mayoritariamente hacia los trabajadores que viven en grandes ciudades sometidas a la sociedad del consumo y jornadas intensas, mientras que es menor la de aquellos que pueden durante la jornada pueden tomar contacto con su familia (vía por ejemplo: comida con la pareja, recogida de niños, cena en familia)
Para otros, el trastorno se origina en que mientra trabaja a un ritmo intenso el individuo se evade de las situaciones de familia y es en el fin de semana cuando asume las mismas produciendo ese debilitamiento excesivo de su organismo. La relación de pareja lo agobia (está comprobado que la mayoría de las rupturas y peleas se producen en períodos de descanso estival), la tolerancia se resquebraja (especialmente hacia la descendencia), los cuestionamientos aumentan, las situaciones del quiero y no puedo (distancia entre deseo y posibilidad) se exacerban y se proyectan en otros miembros y muchos etcéteras .
El agotamiento no es novedoso pues cualesquiera de nosotros ha llegado más de una vez al final de su jornada con el único deseo de tomar una ducha reparadora e irse a dormir; pero lo patológico es cuando esa conducta responde a una forma de evasión para no afrontar las situaciones del hogar como una tortura .
No tan lejos están los días en que nuestro padres, sacando fuerzas de quién sabe donde, (amén de conocimiento) compartían su tiempo por las noches con nosotros para que nos fuera más digerible la regla de tres o la cadena de carbonos.
La sociedad moderna indudablemente ha traído innumerables ventajas haciéndonos en muchos aspectos la vida más fácil pero ha generado un grado de insatisfacción también mayúsculo para quienes no se «conforman» con lo que son o tienen.
Una forma fácil de poder sobrellevar este tipo de situaciones pasa por:
– asumir que el trabajo es un medio para y no un fin en si mismo
– valorar y disfrutar los pequeños logros en todas las situaciones de la vida. Los que los americanos (del norte) llaman festejar las milestones como partes de un objetivo mayor
– aprender a desconectar del trabajo una vez traspuesta la puerta
– priorizar las tareas del hogar no cayendo en manías, ni en obsesiones.
– incrementar la comunicación familiar como deseo de compartir y no como descarga emotiva
– ser positivo enfatizando los avances más que la meta
– ser práctico, más que perfecto
– establecer rutinas para liberar carga semanal en pro de incrementar el tiempo libre de fin de semana
– relajarse después de cenar, no llevándose problemas para compartir con la almohada y poder dormir bien
– improvisar siempre que se pueda; se sorprenderá por lo gratificante y además aumentará su autoestima
– darse un respiro cada vez que se sienta agobiado (cinco minutos no cambian la vida de nadie)
Para terminar, si como dicen el trabajo es salud, saquemos el pie del acelerador para no enfermar
Buen fin de semana, ¡DISTINTO!
THENIGER
Theniger, creo que tengo todos los síndromes que mencionas en el tercer párrafo, incluida esa nueva «gripe del fin de semana» que lleva de cabeza a médicos y psicólogos.
Seguiré, por tanto, tus sabios consejos.
Un abrazo
Oye, Theniger, lo del síndrome del domingo por la tarde no lo habrás dicho por mí, supongo…
Un abrazo
LEITER
No me cansaré de insistir en que el hombre, especialmente en nuestros días, es un cascarón hueco, sin vida. Somos víctimas de un modelo de vida que hemos aceptado ciegamente, convencidos que debemos adaptarnos a los «lógicos cambios» que conlleva el mundo en su evolución; así las cosas, todo lo toleramos y adoptamos, sea bueno o malo, sin cuestionamos sobre el impacto que ciertas cosas tienen en nuestra naturaleza como seres humanos. Por ejemplo, vivimos rindiendo culto a los avances tecnológicos que nos hacen la vida más fácil, pero somos incapaces de pensar en el exceso de tecnología y en cómo influye eso en nosotros o en el medio ambiente. Resultado: el hombre se ha inferiorizado física y mentalmente, y el Planeta agoniza en el camino de su destrucción.
Se perdieron los ideales.
Es triste ver cómo en las familias modernas, los padres aceptan ciertos comportamientos de sus hijos que en otras épocas resultarían inaceptables. Más aún: los padres no sólo toleran sino que alientan a sus hijos para que transiten por caminos errados y hasta los acompañan a deseducarse en la decadencia. Es muy comun ver que una madre o un padre, en lugar de enseñarles buenos modales a sus hijos, dejan pasar hechos desagradables sin una reprimenda. Es indignante que en lugar de inculcar a sus hijos el amor por la buena lectura, el interés por el Arte o el gusto por la Música culta, los padres prefieren que aquellos se vayan a una discoteca, o vean basura televisiva, o se dediquen a holgazanear con sus amigotes en un parque, donde por supuesto, no falte una bebida alcohólica.
Y si alguien levanta su voz contra ese sistema degradante, es tildado de anticuado y fuera de este mundo.
Buen análisis Theniger, muy acertado. Gran visión.
Abrazos.
gracias Angel , Leiter e Ivan por vuestros comentarios.
Angel el reconocer los síntomas es más del 50 % de la solución asi que lo tienes chupado
Leiter, tranquilo el síndrome del domingo es algo muy común en muchas personas que se manifiesta de distintas formas: malhumor, nerviosismo, tristeza, abulia, etcétera, pero por sobre todas las cosas está asociado con el trabajo jejejejeje.
Ivan de acuerdo contigo pero seamos optímistas no todo está perdido
un abrazo
Hola Theniger, porfi podrías apuntar la referencia del articulo que mencionas, me encantaría leerlo. Gracias!
hola Irina, habitualmente guardo el origen de mis comentarios, en esta oportunidad no lo hice pero te comento que lo leí en un par de periódicos la semana pasada posiblemente el país y el confidencial ( internet) pero no los encuentro en los archivos. De cualquier manera te paso un link donde hacen un resumen de la patología . Lo siento
http://www.cuatro.com/noticias/videos/estresado-cuidado-gripe/20100222ctoultpro_24/
Bien recordado Theniger.
Un abrazo.