* Nacido el 25 de octubre de 1906 en San Petersburgo
* Fallecido el 9 de agosto de 1975 en Moscú
Hijo de un químico y de una pianista, recibe sus primeras clases de música a los nueve años de manos de su hermana María. Esto resultó del todo milagroso, descubriéndose el joven Dmitri como un notable intérprete. Su madre decide tomar cartas en el asunto, ante la increíble precocidad y capacidad de aprendizaje del chaval, y le inscribe en las clases de Ignaz Glasser, uno de los más reputados profesores de San Petersburgo. Pero surgió un inesperado problema: El joven Dmitri daba muestras de una inspirada creatividad compositiva que resultó incompatible con los métodos de Glasser. De resultas, su madre le pone en manos, durante cuatro años, de su antigua profesora Rozanova, quién instruye de manera muy eficiente al chico en las artes pianísticas, dejándole además margen para la composición. Por estas mismas fechas se produce un hecho que le marcará profundamente a lo largo de toda su vida: Contempla, con apenas trece años, como un niño es violentamente asesinado a manos de la policía política del zar. Esto le hizo comprometerse, desde muy joven, con los principios de la Revolución Rusa y, fruto de esta relación, escribe una serie de loas y poemas que ensalzan las virtudes revolucionarias.
En 1919, Dmitri toca el piano en presencia de Glazunov, por aquel entonces director del Conservatorio de San Petersburgo, y éste se queda tan asombrado que le inscribe directamente en el departamento de composición, pasando por alto los previos y obligatorios cursos de Teoría Musical. Shostakovich demuestra unas facultades musicales innatas, propias de un privilegiado de la música: Poseía el llamado oído absoluto (Identificaba cualquier nota musical sin la ayuda referida de una escala tonal) y también el interno (Era capaz de interpretar una obra orquestal al piano haciendo, simultáneamente y a primera vista, la reducción). En 1922, al fallecer su padre, Dmitri está a punto de abandonar sus estudios al verse en la obligación de encargarse de la manutención de su familia. Afortunadamente, el mismo Glazunov le consigue una beca de la Fundación Borodin y, gracias también a un empleo como pianista de un cine, con ello puede proseguir sus estudios. A estas alturas, parecía que su futuro en la música pasaba por convertirse en un concertista de piano.
En 1925 finalizó sus estudios en el Conservatorio (Con tan solo 19 años) y, para celebrarlo, compuso su Primera Sinfonía, estrenada el 12 de mayo. El éxito fue apoteósico y la nueva partitura traspasó las fronteras rusas, llegando incluso a ser dirigida en el resto de Europa y América por las principales batutas del momento. Shostakovich se consagra así como el compositor oficial de la «Nueva Rusia Revolucionaria». En 1927, tras participar en el primer certamen del prestigioso Concurso Chopin de Varsovia, compone su Segunda Sinfonía, «Octubre» y traba amistad con Ivan Sollertinski, un personaje de vasta cultura de quién aprenderá mucho y bueno. Un año después se instala en Moscú y esboza la mayor parte de su extraña ópera La Nariz. Su vena compositiva parece no tener límite y en 1929, ya de vuelta en la antigua Leningrado, redacta su Tercera Sinfonía y dos ballets, La Edad de Oro y El Perno. Por si esto no fuera suficiente, al año siguiente comienza su nueva y muy polémica ópera, Lady Macbeth. Aprovechando el renacer artístico de la Rusia de los años veinte, Shostakovich toca todas las teclas de las vanguardias musicales del momento (Atonalismo, serialismo…). Pero la nueva década de los treinta supone la dictadura también artística de un Stalin cuyos principios estéticos eran un tanto caducos y donde la creación musical sólo tenía sentido si servía para alabar la Revolución y, por consiguiente, a él mismo (Extraña enfermedad que se contagia entre todos los dictadores). En 1934 se estrena Lady Macbeth en Leningrado con un éxito clamoroso, manteniéndose en cartel durante dos años. Pero a finales de diciembre de 1935 sobreviene la desgracia: Stalin acude a una representación de la misma en el Bolshoi y abandona el teatro manifiestamente enojado, calificando la pieza de «pornofonía». El titular de Pravda del día siguiente fue más allá (Dicen que lo redactó el propio Stalin): Caos, bestialismo musical, concierto de aullidos… Y otras lindezas por el estilo. La obra fue retirada y el compositor cayó en desgracia, teniendo que aplazar el estreno de su Cuarta Sinfonía, que ya tenía escrita, hasta 1962. Tras dos tensos y amargos años, Shostakovich fue rehabilitado en 1937 al estrenar en Leningrado su Quinta Sinfonía bajo el epígrafe «Respuesta de un artista soviético a unas críticas justas» (Algunos políticos, cuando se proponen humillar desde su lerda ignorancia, lo acaban consiguiendo con creces). Es precisamente en este instante cuando Shostakovich manifiesta una doble tendencia como compositor: Una, la oficial, como autor «conciliado» con el régimen soviético (Música efectista y grandilocuente) y otra, como compositor íntimo y profundo, tendencia que arranca con el primero de sus cuartetos. Ya rehabilitado del todo, ese mismo año de 1937 Shostakovich es nombrado profesor de composición en el Conservatorio de Leningrado, púlpito desde donde ejerció una magnífica y extraordinaria labor. En 1939 estrena su Sexta Sinfonía, de marcado carácter híbrido.
Cuando las tropas de Hitler se encontraban asediando Leningrado, Shostakovich trató de alistarse como miembro del comité para la defensa civil de la ciudad aunque, finalmente, sólo fue aceptado a colaborar como bombero. Pero pronto fue evacuado hacia Kuibishev, donde en 1941 termina una de sus mejores y más trascendentales obras, la Séptima Sinfonía, «Leningrado», estrenada en dicha ciudad al año siguiente. La obra se convirtió en el estandarte musical de una nación invadida y ello fue posible también debido a la retransmisión que llevó a cabo la Radio Soviética de aquel concierto, pudiéndose oír en toda Rusia, EEUU y Gran Bretaña. La historia de cómo logró salir la partitura de la URSS para ser interpretada en EEUU es propia de una película de la saga de Indiana Jones. Un microfilm conteniendo la partitura partió de Rusia rumbo a Teherán. De allí a El Cairo para luego llegar a las Islas Canarias. Y, finalmente, desde las Islas en barco hasta Nueva York. En América esperaban ansiosamente tres directores dispuestos a dirigir la premiére norteamericana de la obra: Stokowski, Rodzinski y Toscanini. Este último fue quién finalmente se llevó el gato al agua, dirigiendo el estreno de la obra en Nueva York en julio de 1942. Al año siguiente, consigue estrenar Shostakovich su conmovedora Octava Sinfonía. Un año más tarde, el Trío nº2, dedicado a su amigo Sollertinski, fallecido en el frente.
En 1945, ya casi finalizada la guerra, Shostakovich presenta su Novena Sinfonía, irónica y de acentos cómicos, que muy pocos supieron entender. Al año siguiente es nombrado presidente de la Unión de Compositores Soviéticos y en 1947 diputado por Leningrado. Todo parecía ir de de cine cuando sobreviene la famosa purga de Zhdanov en la que Shostakovich se convierte en el blanco de todos los ataques, llegándosele a prohibir el estreno de obras orquestales. La disculpa llega con la composición de El Canto de los Bosques, delirante oratorio escrito en homenaje a la Tercera Ley Agraria. En su vertiente más personal e íntima crea, sin posibilidad de audición, su Concierto para violín en la menor y los Cuartetos nº4 y 5. En 1949, obligado por Stalin, viaja a los EEUU en calidad de embajador artístico soviético. Por fin, en 1953 Shostakovich — y la gran mayoría del pueblo soviético — se liberan para siempre del yugo estalinista y por ello se apresura a estrenar, a fines de ese año, su Décima Sinfonía. Al año siguiente murió su esposa Nina, al parecer en más que extrañas circunstancias.
A partir de 1956 su ritmo creativo se acentúa al abandonar definitivamente su carrera como concertista de piano. En 1957 estrena su Undécima Sinfonía y al año siguiente hace lo propio con su primera opereta, Moscú, Barrio Cheremuvski. Son, estos, años de reconocimiento a nivel internacional y de viajes al extranjero, aunque ya se empiezan a manifestar los primeros síntomas de su enfermedad y ha de ser hospitalizado en alguna que otra ocasión. Al regreso de un viaje a Dresde es readmitido oficialmente en el Partido Comunista… Y así, en 1962, reestrena también su antaño polémica Lady Macbeth, aunque ahora escondida bajo el título de Katerina Ismailova, y de paso estrena su Decimotercera Sinfonía, obra que le vuelve a enfrentar con la jerarquía rusa (¡Qué tíos más pesados esos del Politburó!). La obra fue prohibida hasta los años setenta pero a Shostakovich le daba ya igual todo, sabedor de que era el músico más popular de la URSS y que por ello mantenía una inmunidad plena. Los del Partido Comunista se quedaron con un palmo de narices al contemplar que nadie hizo el más mínimo caso a las perversas acusaciones vertidas contra Shostakovich.
En 1965 sufrió un fuerte ataque al corazón del que se libró por bien poco. Fue entonces cuando el compositor cayó en un estado de pesimismo y angustia vital, reflejándose todo ello en su Decimocuarta Sinfonía y en sus últimos cuartetos. Desgraciadamente, los últimos años de Shostakovich fueron un tanto tristes: Sufrió un segundo infarto en 1971, nada más concluir su Decimoquinta Sinfonía y, lo más grave, vio como poco a poco sus mejores amigos le iban abandonando: Rostropovich abandonó definitivamente la URSS en 1974 y, en ese mismo año, falleció David Oistrakh durante una gira por Holanda. En mayo de 1975 compone su última obra, la Sonata para viola y piano. En junio tuvo que ser hospitalizado y finalmente, el 9 de agosto, fallece en un hospital de Moscú.
La música de Shostakovich oscila entre la inspiración y la trivialidad, a modo de dos distintas caras según sea obra generada para él mismo o para la Nomenklatura. Por eso, se ha afirmado que Shostakovich fue uno de los compositores que más «música mercenaria» escribió, de muy poca calidad, por cierto. Pero al mismo tiempo, es capaz de crear obras musicales que se encuentran entre lo más sublime de todo lo compuesto en el siglo XX, en absoluto «música moderna» sino de lo más accesible para el gran público. Utiliza un estilo francamente directo para transmitir cosas complejas, misteriosas y profundas. Shostakovich ha sido uno de los compositores más prolíficos de toda la historia de la música.
OBRAS
– 15 Sinfonías, destacando las números 1, 5, 7 y 10
– 11 Suites (Generalmente, para bandas sonoras)
– 12 Obras orquestales más breves
– 2 Conciertos para piano
– 2 Conciertos para violín
– 2 Conciertos para violoncelo, destacando el Nº2
– 3 Operas
– 4 Ballets
– 8 Cantatas
– 12 ciclos de Canciones con orquesta
– 36 Canciones para voz sola
– 15 Cuartetos de cuerda
– 2 Tríos con piano
– Quinteto con piano
– Otras obras de cámara
– Diversa obra para piano solo
– Música incidental para unas treinta películas
Una historia apasionante Leiter. Un relato en el que se nota la admiración por el personaje y repleto de información. Muchas gracias, he disfrutado mucho al leerla. Saludos.
Gracias a ti, Maikel; tu comentario es un acicate que me anima a seguir y mucho más a la hora de elaborar esta biografía que, por otra parte, fue sugerida por Ángel semanas atrás. Aprovecho para contar que tuve que documentarme especialmente ya que sobre Shostakovich se ha escrito mucho y, a veces, poco fiable. Como fuente, me basé en un polémico libro del musicólogo ruso Salomon Volkov publicado en 1979 en Nueva York que si bien tiene en su contra al propio hijo del compositor, Maxim, no es menos cierto que está avalado por personalidades tan contrastadas como Rozhdestvenski, Kondrashin, Rostropovich y Ahronovich. Bajo mi criterio, el libro es la aproximación biográfica más plausible del autor. Creo, además, que es de justicia aludir en este caso a la fuente por mi parte.
Me alegra sobremanera que hayas pasado un buen rato al leerla. Esa es mi única y humilde pretensión.
Un abrazo, Maikel
LEITER
Excelente biografía, Leiter.
Lo poco que he escuchado de Shostakovich me desconcierta. Algunas cosas me parecen maravillosas, como el segundo movimiento del Concierto para Piano nº 2. Otras me parece que tienen un cierto halo romántico que recuerda a Mahler (y que a mí me encanta). Pero hay veces, la mayoría diría yo, que no lo entiendo. No sé, es como si la música no tuviera armonía. Debe ser cosa de la atonalidad, que no sé muy bien en qué consiste pero me imagino que tiene algo que ver con eso.
De todas formas éste es uno de los músicos que tengo en el punto de mira de cara a los próximos meses. A ver si se me aclara un poco el panorama y saco tiempo para escuchar algo de música.
Un abrazo.
Debes tener en cuenta que Shostakovich probó con todo y compuso con múltiples vertientes, algunas de ellas explicadas en el post, como la estrictamente política. El Concierto Nº2 para piano en Fa mayor se aproxima mucho a la técnica compositiva de Prokofiev y el movimiento central al que te refieres es, como muy bien dices, agradable de escuchar por la tan trabajada y fina melodía del piano.
Tendrías que especificarme en qué obra te ha podido parecer mahleriano (Alguna sinfonía, quizás). Es posible que cuando no logres conectar sea debido a que estás escuchando algo compuesto bajo la premisa dodecafónica o serial. Es del todo comprensible, no te preocupes por eso.
Mi consejo para Shostakovich: Empieza por lo sencillo (sinfonías 1, 5 y, sobre todo, 7 — una verdadera joya — e intenta sus cuartetos, de lo mejor de su producción sin duda alguna)
Un abrazo, Ángel
LEITER
Gracias Leiter, así lo haré, empezaré por las sinfonías y los cuartetos recomendados. ¡No hay como tener alguien que te oriente un poco! Muchas gracias.
Gracias a ti siempre, Ángel
Un abrazo
LEITER
QUE TAL SOY VENANZ , ME INTERESA QUE TE HAYAS INTERESADO EL LA VIDA Y LA MUSICA DE ESTE GRAN PATRIOTA , HEROE DE LA URSS . SIN EMBARGO NO ENTIENDO POR QUE LA SINFONIA NRO. 11 NO ES MENCIONADA TAMBIEN COMO UNA GRAN OBRA . VALERI GERGYEV LA INTERPRETA EN UNA FORMA ESPECTACULAR . A PESAR DE LOS STALIN , LOS BERIA Y LAS MENTES CHATAS DE LOS QUE FINALMENTE SON SOLO POLITICOS , LA SINFONIA ME REMONTA A LOS GRANDES LOGROS DE LA URSS , A LA LUCHA INTERMINABLE ENTRE LOS ALTOS IDEALES Y LA POLITICA MISERABLE , QUE NO SOLO ES CAPITALISTA.
Bienvenido al blog, Venanz.
En ningún momento hemos dicho que la Sinfonía nº11 no sea una gran obra; simplemente, y a la hora de realizar una selección, hemos preferido decantarnos por otras sinfonías que consideramos técnicamente superiores, o bien, que presentan mayor importancia dentro del extenso legado sinfónico de Shostakovich, susceptible de poder ser dividido en ciclos.
De cualquier forma, tomamos nota de tu petición y aquí volvemos a enlazar la Sinfonía nº11 dirigida por el maestro Gergiev.
Gracias por tu comentario, Venanz. Спасибо!
LEITER
Oh, Leiter… creo que has abierto un extraño portal interdimensional por el que se ha escabullido un habitante del pasado.
Y pensar que el otro día háblabamos de una famosa caída…
Por cierto, se me había escapado esta entrada sobre Dmitri.
veo que pico , yo insisto con la #11 ( año 1905)
lo que cayo , es solo propaganda
el partido no supo interpretar lo que queria la gente ,
-apertura cultural-
unos cuantos se arrepintieron de festejar cuando empezaron a pintar los vicios de occidente
ademas , lo dijo vladimir putin
la verdadera tragedia es la caida de la union sovietica
v.b.
no se olviden de visitar mi blog , amigos !!!
Не забудьте посетить мой блог
Привет товарищи !!!
saludos
lamentablemente , la presion politica fue el detonante de la cretividad de shostakovich , la necesidad de burlar un sistema cultural ajeno a la esencia del socialismo , shostakovich era un verdadero socialista que no podia comprender como el sistema no se humanizaba , como su alrededor se convertia al autismo .
como en todos los sistemas , la politica es ejecutada por supinos ignorantes , que solo pretenden una miserable riqueza , para saciar la mediocridad de sus mentes vacias – los politicos .
como asi furtwangler inmerso en la necesidad demagoga y megalomana de un partido vio manchada de sangre la musica que dirigio , traicionado el como su pueblo por alguien que pretendio la perfeccion , sin darse cuenta , que por su mentalidad la unica perfeccion alcanzable era a traves de su propia muerte.
la vida sobre la tierra no puede estas en manos de los politicos
Venanz, lo que rescato de la #11 es la coda del último movimiento, probablemente uno de los dos finales más originales del repertorio sinfónico shostakoviano (el otro sería el final de su sexta). Pero por lo demás, creo que es una obra dónde se copia así mismo: hay pasajes que nos remiten a su quinta, séptima, e incluso su octava. Creo, que incluso su 12, 13 y 15 (no nombré la 14 que va aparte, digamos) que frecuentemente son llamadas «más de lo mismo» son súmamente más originales. Aunque no es más que una simple opinión.
Y Gergiev, un genio en cuanto a Dmitri se refiere.
Lo que no entiendo es, y espero no te ofendas, tus comentarios acerca de la URSS. Es acaso una reinvindicación? No es que moleste para nada. Pero me resultan curiosos. Es que no entiendo a dónde querés llegar.
Saludos!
Ahh bueno, meintras se publicaba mi comentario, vos escribistes éste último. Bueno ahora entiendo lo que querés decir. Y coincido en que «la presion politica fue el detonante de la cretividad de shostakovich».
Saludos de nuevo.
leiter, te felicito, es muy hermoso y ameno el resúmen biográfico que escribiste sobre ese gran genio ruso (y digo «ese» y no «él» porque Rusio legó muchos grandes en todas las artes). Recuerdo que la primera obra que escuché de Shostakovich fue un cuarteto de cuerdas que me puso la piel de gallina. No sé qué cuarteto era, pero era maravilloso, oscuro, lleno de misterio y ritmos obsesivos. Sus sinfonías son tambien geniales, y quiero mencionar también esa obra maestra que son sus preludios y fugas Op 87 para piano, especie de homenaje a Bach.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario, Julián, y bienvenido a este bar de copas virtual.
Los cuartetos de Shostakovich, junto con los de Bartok, son una de las cumbres de este género musical. Muy buena la audición… Como también muy buenos los poemas que se pueden leer en tu página, que ya mismo queda vinculada en el Blogroll de esta casa.
Gracias de nuevo y saludos.
LEITER
Leiter. Me gustaría comprender en que te basas para decir que otras sinfonías son superiores técnicamente a la número 11. Es junto con la octava una de mis favoritas y no acabo de ver cuales son sus carencias técnicas. ¿Tiene algo que ver con la moda antiprogramática en la que vivimos?
Pues me baso en una pura cuestión de analítica musical, materia que se brinda a cierta subjetividad según quien sea el encargado de impartir dicha enseñanza. Así me lo enseñaron en su día y así lo he asumido, luego de contrastar y valorar dichas explicaciones. Ello no significa que sea una mala sinfonía, como ya dejé claro en otro comentario. Y, sobre gustos, pues personalmente prefiero otras sinfonías de la misma forma en que a otras personas les pueda gustar esa. Yo de modas sé realmente poco. Hace unos 15 años que no asisto a ningún concierto sinfónico.
LEITER