Anteriormente me he referido al tema del agua pero bajo otro enfoque; hoy vuelvo sobre ello nuevamente

Impactante el documental del 27/3 /2010 de Documentos TV sobre el agua embotellada:

[DOCUMENTOS TVE]

Hace no más de 30 años el consumo de agua embotellada no pasaba de ser una curiosidad o recomendación para cuando estábamos enfermos como parte de una terapia para recuperarnos. Algo ha pasado durante ese tiempo para que hoy en la mayoría de los hogares encontremos botellas de agua de las más variopintas: Carbonatadas, edulcoradas, vitaminizadas y hasta … Con gusto a agua.

¿Qué es lo que ha pasado? Simplemente, que a fuerza de machacarnos con publicidad y lobby sanitario, se ha convertido en un artículo de primera necesidad y un fastuoso negocio para algunos, cuando no, que no escatiman esfuerzos en tratar de consolidarlo y agrandarlo.

La imagen de una esbelta veinteañera, vestida con ropa deportiva y acarreando su infaltable botella de agua, nos ha  carcomido el cerebro.

Las grandes compañías alimenticias y de gaseosas han desarrollado intensas campañas para fomentar el consumo de esta agua bajo la santa apariencia de una recomendación médica (falsa o por lo menos cuestionable) de la necesidad de consumo de 2 litros diarios. Es real la necesidad de mantener hidratado el cuerpo y más cuando nos exponemos a condiciones extremas, pero como todo, no siempre su ingesta en esas cantidades es saludable cuando también la ingerimos con otros alimentos sólidos o líquidos .

Se trata entonces de un negocio lucrativo que como tantos nos han impuesto para desgracia de nuestros bolsillos.

Para tener idea de lo que hablamos, sólo en EEUU el negocio del agua embotellada mueve anualmente la friolera de 14000 millones de dólares, del que tres compañías (Coca Cola, Pepsico y Nestlé) se llevan más del 70%. ¡Menuda tajada!

Lo terrible del tema es que, salvo un puñado de marcas que embotellan aguas de fuentes naturales, gran parte de las marcas más difundidas se limitan a embotellar el mismo agua que podemos obtener en nuestros hogares abriendo el grifo.

La picaresca (o permisividad de las autoridades) y el poco conocimiento de los usuarios  hace que existan aguas “mineralizadas” o extraídas de fuentes “públicas” que confunden y engañan a la mayoría. Recurriendo a la tipografía resaltan términos en detrimento de otros que nos les interesa mostrar y de esa manera provocan la confusión o timo. Es que hablar de fuente para la mayoría es asociarlo a natural y puro. Pero público quiere decir que cualesquiera puede acceder a ella. ¿Qué pueblo de España no tiene fuentes públicas?

No menos significativo es el hecho de que con el embotellamiento y venta hacen comercio exclusivo  de unos recursos que nos pertenecen a todos y cuyo saneamiento se sostiene con el erario público. Además no es abundante, máxime si tenemos en cuenta que casi un tercio de la población mundial no tiene acceso al agua potable.

El fenómeno está acompañado de estudios que demuestran que al agua embotellada que se vende no es necesariamente ni más limpia ni más sana que la que proviene de las grifos, sino que, en varios casos, hasta es significativamente inferior.

Según una investigación de cuatro años realizada por el Consejo de Defensa de Recursos Naturales (NRDC) en Estados Unidos, una de las más respetadas organizaciones ambientalistas del país que incluyó el análisis de más de 1000 botellas de agua de 103 diferentes marcas, reveló que un tercio de ellas contenían diversos niveles de contaminación incluso químicos orgánicos sintéticos, bacterias y arsénico.

El otro problema son las botellas. La mayor parte de los envases son de tereftalato de polietileno, un producto hecho a base de petróleo crudo. Según un estudio realizado por la Universidad de Louisville, se requieren 17 millones de barriles de petróleo para producir las 30.000 millones de botellas que se venden anualmente en los Estados Unidos.

Más grave aún, el 86% de estos envases no son reciclados, lo que significa que tomará entre 400 y 1000 años degradarlas.

Es mi deseo que más temprano que tarde, como está sucediendo con una conocidísima firma láctea, aclaren los alcances terapéuticos de los productos que venden. En realidad no se trata de un acto de sinceridad sino que están expuestos a fuertes sanciones económicas por parte de los organismos sanitarios.

¿Será el próximo negocio el aire? Seguramente las líneas aéreas, empeñadas en vender todo cuanto sea posible, lo estarán estudiando; y luego podría extenderse a las grandes ciudades, dado el nivel de contaminación ambiental en ascenso. Nadie debería sorprenderse

Un abrazo y buen fin de semana

THENIGER