
Fotografía tomada de: THE RIGHT PROFILE, blog de TONINO KURATTI
El Doríforo representa a un joven en marcha acompasada
Junto a Fidias y Mirón, el tercer gran maestro de la escultura clásica del siglo V a. C. es Policleto, de quien aún no sabemos con certeza si era originario de Sicione — al igual que Lisipo — o de Argos, enclave en el que desarrolló la mayor parte de su carrera artística. Tampoco sabemos si Policleto fue discípulo de Ageladas — lo que cronológicamente resulta más bien improbable — como desde siempre se ha venido afirmando. Lo que sí es del todo cierto es que Policleto produjo en su totalidad obras destinadas a ser fundidas en bronce y que, por otra parte, fue un gran teórico de la escultura. Según Policleto, el cuerpo humano no es exclusivamente el modelado, sino número y proporción (Canon). Cada una de las partes del cuerpo debe tener unas dimensiones adecuadas para componer el conjunto armónico ideal. De esta manera, Policleto formula un canon de proporciones perfectas que, aún habiéndose perdido, se creen que están comprendidas en El Doríforo (Portador de la lanza) del Museo Vaticano.
El Doríforo representa a un joven en marcha acompasada y con movimiento armonioso cuya altura total cuenta con siete cabezas — medida desde el mentón al arranque del cabello — en una relación armónica que es conocida como Symmetria. Hay mucha reflexión en la estatua pese a su aparente naturalismo. Policleto se mantiene firme en la división de los planos corporales, de suerte que brazos, piernas, tórax y abdomen guardan su autonomía. Las grandes líneas obedecen a trazados geométricos generalmente curvos, como los pectorales, y la misma cabeza propende a lo esférico. Todo ello patentiza el afán de definir abstractamente la figura. Pero también resulta novedoso el modo de mover la figura, conforme a la fórmula del contraposto o contrabalanceo. Ello supone la réplica definitiva a la ley de la frontalidad y el uso del bronce facilita el sostenimiento de la misma apoyada sobre un sólo pie. El brazo izquierdo, el que porta la lanza, está doblado de suerte que se dispone un escorzo y la figura gana en profundidad. Por contra, el brazo derecho cae, por oposición, verticalmente y exonerado. Por lo que respecta a las extremidades inferiores, las cosas se suceden al revés: La pierna derecha es la que recibe toda la carga mientras que la izquierda, liberada del todo, es la que avanza. En una especie de movimiento en doble diagonal — en x — la cabeza se desvía hacia la parte izquierda del espectador. Pese a que la rigidez arcaica ha desaparecido en tanto que el cuerpo se arquea y toma dirección oblicua, la estatua conserva aún ciertos rasgos antiguos al estar tallado con cierta rudeza y mediante unas líneas de demarcación que aparecen fuertemente marcadas. Pero, con todo, Policleto respeta el principio de la existencia de un punto de vista principal que se encuentra precisamente delante, con lo que la contemplación sigue siendo frontal. La belleza de esta obra no reside en la expresión, sino en la medida de la proporción. Aparte de la copia existente en el Museo Vaticano, existe otra descubierta en Pompeya y que se encuentra en el Museo de Nápoles. Por lo que parece, la estatua tuvo una gran reputación en la Antigüedad como modelo de las justas proporciones del cuerpo humano.
Me permito transcribir aquí, Maese Leiter, un parrafito de la «Historia Natural»(XXXIV, 55)de Plinio el Viejo:
«…hizo también la figura que los artistas llaman el Canon y a la que acuden los artistas en busca de las reglas del arte, como el que se remite a una ley.
Y es considerado el único hombre que ha encarnado en una obra de arte el arte mismo».
Resulta siempre deslumbrante seguir con cierto espíritu cronológico, cómo el canon de Policleto se convirtió ,o mejor dicho se hizo a un lado en la Edad Media para convertirse en el Cuerpo Humoral -canon médico y estético a un tiempo.
Espléndida breve entrada, querido amigo
Me pregunto si Policleto pretendía hacer arte o representar el ideal masculino como una cuestión filosófica. ¿qué tenían en mente cuando esculpían? Cuando estudiaba la historia occidental del arte este era un ejemplo claro de evolución hacia el naturalismo y el ideal de la forma humana. Personalmente me encanta, es algo básico en los humanos reconocer la perfección estética del cuerpo, estaba viendo ahora unos cuadros de Kranach al hilo del comentario de Otto y puedo decir que siendo deliciosos se alejan mucho del físico ideal actual donde encaja mejor el Doriforo. Como cambian los gustos!.
Si tuviera un jardín o una casa con amplios salones más de un doríforo habría.
La belleza reside única y exclusivamente en el sentido de las proporciones; creo que eso fue lo que realmente quiso representar Policleto.
Y en eso reside el encanto de esta composición, una obra que presenta cierta rudeza en sus líneas y contornos. A Policleto lo que le intereaba era precisamente el sentido de la proporción por encima de la belleza formal del modelo, aunque también es cierto que la estatua hereda un cierto componente arcaico que tal vez el autor no pudo eludir del todo.
Zarza, con todos los repetos de alguien que te admira y quiere: Las estatuas en jardines y amplios salones me recuerdan a la Operación Malaya…
Besos y abrazos, Walkiria y Comendador.
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Estaría Policleto imbuido de las teorías sobre el Número Áureo o Razón Áurea que tanto perseguían los antiguos, como manifestación de la Armonía que rige el Universo?
Porque cuando se observan estas Antiguedades tan bien logradas, se verifica de inmediato una clara intencionalidad de los autores: la de representar un Ideal, que no se limita a una simple belleza física sino a un conjunto en el que el Hombre es un componente más dentro de la Eterna Armonía. Esto implica que el Hombre no es lo que exclusivamente se representa en la escultura; ES una manifestación de todo el entorno y la naturaleza, como Creación de lo inefable.
Leonardo hizo tal representación en el Hombre de Vitrubio, insertando allí ese Número Aúreo como proporción perfecta de lo Humano, que es lo Universal mismo.
Áureos saludos.
Algo tosco en la definición del rostro por lo demás me parece perfecto y me has hecho reir, me he visto enjoyá, melena rubia, morritos de caucho y bolsito Guchi del pijimercaillo de Banús, ya sabes.
Nada más lejos de eso, estaba pensando en dos lugares por los que me gusta pasear cuando voy a Sevilla, el Museo Arqueológico en pleno Parque de María Luisa y la Casa de Pilatos, también pensaba en Bolonia (Cádiz)al atardecer y en Itálica un día de tormenta en Septiembre.
🙂
Gran comentario, Iván. Cuando estás inspirado — la verdad es que siempre — es una delicia leer tus impresiones, al menos un par de veces para imbuirse bien de las mismas.
Zarza, me gustaría comprarme una casita en Sevilla pero los números de la Euromillonaria no parecen estar muy de acuerdo con mi pretensión. Lo de la tormenta para otra ocasión. Me producen fobia, sobre todo las nocturnas.
Besos y abrazos
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Genial Iván, ahí está, el hombre en si mismo contiene al Universo, está hecho a su imagen y es representación del mismo. Que bien lo ha explicado, precioso.
Siento lo de las tormentas, son todo un espectáculo maravilloso, ¿una aurora mejor entonces? y eso de Sevilla no será para ir en verano, ¿verdad?, claro que no, el veranito mejor en Bolonia, salvo los fines de semana sigue siendo un paraiso.
Prefiero una aurora boreal, decididamente.
Sevilla siempre y sólo en primavera. Un hermano vivió allí durante muchos años y aquello fue la excusa para mis numerosos desplazamientos hacia dicha ciudad en tiempos pasados. Es una ciudad que me cautivó como muy pocas.
Besos, Zarza
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En Sevilla te enamoraste de una bella gitana que cantaba alguna Habanera?
No, precisamente.
Me enamoré de Alina, una chica de mi edad con unos preciosos ojos color miel. Pero esto no es nada novedoso, amigo Iván. A lo largo del día — y eso que ahora casi no salgo de casa por el tema de la bomba esa que me inyecto cada dos días — me puedo enamorar unas quince o veinte veces… De cualquier mujer que me sonría me enamoro.
Celia ya lo sabe y no le da importancia (bueno, eso creo. Lo que pasa es que eso del enamoramiento artístico ya no cuela mucho. Tendré que buscar otra excusa o definición).
Un abrazo, Iván
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PD: ¡No veas qué guapa era Alina!
Hugo nos envía este enlace:
http://www.infobae.com/notas/571754-El-Doriforo-llego-al-Museo-de-Bellas-Artes.html
Gracias, amigo
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