Pensar que de algo tan triste como la muerte se puede hacer negocio es algo que no cabe en la cabeza de todos, entre los que me incluyo, pero en un mundo como el que nos toca vivir (o sufrir) no es un tema baladí. Para tener idea de lo que puede significar este mercado cabe decir que solamente en España tenemos que hablar de alrededor de 400.000 defunciones al año. La crisis, como no podía ser de otra manera, también ha tocado este mercado y las empresas del rubro extreman sus estrategias para sobrevivir.

En primer lugar citemos que en nuestro país está muy difundido el llamado seguro de sepelio. Se calcula que más del 50% de las familias lo poseen para todos sus integrantes. Para los que no lo conocen, sucintamente consiste en tomar una póliza de seguro que se paga durante toda la vida del beneficiario y que a su muerte el asegurador se hace cargo de los gastos que depare el servicio de sepelio. Amén que las compañías prestan tal servicio con restricciones ( no se puede elegir tanatorio y el servicio como tal está estandarizado) significa un pingüe negocio pues durante la época de cotización se paga varias veces el servicio (además los pagos se van incrementando en la medida que el beneficiario envejece).

No obstante lo señalado, las aseguradoras (tres compañías manejan más del 80 % del mercado) están extremando sus estrategias y fruto de la globalización están trayendo cajas mortuorias de China donde las compran a un 20% de lo que cuestan en España y a decir de los proveedores locales la calidad no difiere de las que ellos fabrican. Esta decisión está impactando fuertemente en Galicia, donde localidades como Piñor de Cea dependen de esta industria para su subsistencia. No obstante el ahorro el costo final del servicio para los usuarios no se ha visto alterado y ronda en promedio los 3500 euros. La vieja estrategia de trasladar los mayores costes pero no los ahorros. La diferencia de precios entre el entierro tradicional y la cremación es notable pero aún si se opta por ésta última estamos cercanos a los 2000 euros.

La otra cara de la crisis está en buscar otros “servicios” creando “nuevas necesidades” que rayan con lo superfluo, esnobismo u hortera. Algunos ejemplos que se van instalando en nuestra sociedad y otros que lamentablemente no tardarán en llegar les aclararán sobre que estoy hablando:

-Una empresa de pompas fúnebres de Valladolid, celebrando su 75 aniversario, ha decidido ayudar a los afectados por la crisis y hasta fin de año se hará cargo de todos los gastos de sepelio y la incineración de aquellos fallecidos que en el momento del deceso se encontraren en paro. ¿Estamos en presencia de una empresa solidaria o es una estrategia de marketing para fidelizar a las familias?
-Un ejemplo curioso es la inclusión de la moda y el diseño al mundo de los ataúdes. El modisto Catalán Antonio Miró, en colaboración con la empresa Marcs Urnas Bach, comercializa actualmente ataúdes con el lema ‘Toda una Vida’. Lo que se pretende es incursionar en el mercado de ataúdes con cajas de diseño. En boca de los impulsores se trata de una propuesta “ innovadora y rompedora”. SIN PALABRAS .
-El concepto “ecológico” no podía estar ausente y hablamos entonces de cajas biodegradables, urnas de arena y lo último, coches eléctricos no contaminantes para los traslados.

Pero si nos vamos de España encontramos lo siguiente

-En EEUU ya se comercializa un servicio para ser sepultado en el espacio (cenizas)
-La firma Vic Fearn (Gran Bretaña) comercializa una línea de cajas mortuorias llamadas Crazy Coffin con formas de coche, guitarra, zapato o lo que se le ocurra al solicitante. Como lo que mostraba el gracioso spot de Aquarius.
– Desde Rusia nos llega el servicio asociado a las nuevas tecnologías con lápidas interactivas (¿ ?) con pantalla integrada, cámara web y micrófono.

Alguien dijo que una buena acción de marketing pasa por crear la necesidad de un producto y luego inventarlo. Será por eso que algunos dicen que hay vida después de la muerte.

Un abrazo para todos

THENIGER