Grandes interpretes de lírica, Elisabeth Schwarzkopf
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En el mundo de la lírica, hablar de ciertos artistas consagrados supone en ocasiones un verdadero ejercicio de saber destilar la esencia de una serie de cualidades que a menudo se ven impregnadas de un componente mediático cuya repercusión es mucho mayor de cara a la opinión pública.
Elisabeth Schwarzkopf no fue una diva en el sentido más estricto de la palabra pese a que así fue catalogada durante los procesos de desnazificación surgidos tras la derrota alemana en la II Guerra Mundial. Sin embargo, Elisabeth Schwarzkopf fue un ejemplo de perfeccionismo conseguido a base de estudio y severa autocrítica, cualidades que le otorgaron un dominio absoluto de la técnica vocal.
Casada en segundas nupcias con el célebre productor discográfico Walter Legge, su trayectoria artística no puede ser estudiada prescindiendo de su colosal legado fonográfico, una de las páginas más brillantes de la interpretación musical de todo el siglo XX.
▶ Biografía
Elisabeth Schwarzkopf nació el 9 de diciembre de 1915 en Jarocin, antigua localidad prusiana que hoy en día se conoce como Poznan y que también se encuentra bajo administración polaca. No es de extrañar que siendo hija de unos padres prusianos, la rigidez impuesta en su educación fue tal que con apenas diez años sabía leer perfectamente una partitura al mismo tiempo que se acompañaba del piano.
Gracias a la pasión que supo transmitirle su padre por el idioma alemán, Elisabeth orienta su formación musical hacia el canto y consigue debutar en 1928 en Magdeburgo, con sólo trece años, durante una representación operística realizada por los alumnos de un colegio. En 1935, con apenas veinte años cumplidos, Elisabeth inicia sus estudios profesionales de canto en la Hochschule für Musik de Berlín bajo la tutela de la profesora Lula Mysz-Gmeimer, una mujer especializada en lied que no dudó en catalogar a Elisabeth como contralto.
El fuerte autoritarismo desprendido por aquella profesora significó que la joven Elisabeth pasara dos más que angustiosos años, situación que afortunadamente se resolvió cuando, sabiamente aconsejada por el doctor Egenov, decide cantar como la soprano que realmente era. Su primera experiencia profesional le llega en 1938, en la Ópera de Berlín, cuando canta uno de los roles de las muchachas-flor de Parsifal, papel que tuvo que aprenderse en sólo un día y medio.
Poco después, canta de paje en Tannhäuser y firma un contrato por el que cobra unos 200 marcos al mes por cantar cuatro veces cada semana… Pese a todo, la experiencia adquirida por Elisabeth durante el primer año de su contrato con la Ópera de Berlín fue decisiva, llegando a memorizar una veintena de papeles de distintas óperas. Antes de finalizar 1938, Elisabeth es seleccionada como miembro de un coro que participaba en una producción de La flauta mágica dirigida por Sir Thomas Beecham y registrada para el sello EMI.
El productor de aquella grabación era Walter Legge, un hombre que resultó decisivo en la carrera de la artista alemana y con quien años más tarde se acabaría casando.
Los primeros éxitos profesionales de Elisabeth Schwarzkopf se produjeron en la temporada de 1941, cantando papeles operísticos de Verdi y Puccini. Es en esa época cuando Elisabeth conoce a la soprano Maria Ivogün, quien intenta reorientar su carrera como soprano lírico-ligera.
De esta forma, es contratada en 1942 por Karl Böhm para la Ópera de Viena como «cantante habitual» de la compañía. Los comienzos fueron espectaculares, aunque Elisabeth cayó enferma y hubo de suspender su carrera durante año y medio. A la vuelta, y pese a sonados éxitos, el ambiente en Viena era desolador, culminando aquel negro período con el bombardeo de la mítica institución por los aliados en 1945. Superados los problemas derivados del proceso de desnazificación — aunque en Norteamérica nunca logró desprenderse de su etiqueta de diva nazi — la artista interviene con un emergente Herbert von Karajan, colaboración que sería extraordinariamente fructífera por la mutua admiración que ambos sentían.
Pero el verdadero giro en la trayectoria artística de Elisabeth se produce en enero de 1946 cuando, ante la presencia de Karajan, la soprano cantó en privado ante el productor Walter Legge. El resultado de aquel encuentro no sólo conllevó un contrato para grabar su primer disco — una grabación de lieder de Schubert que logró un fabuloso número de ventas — sino que fue el comienzo de una exitosa relación comercial que acabó incluso en matrimonio. En 1947, Elisabeth canta Las bodas de Fígaro en el Festival de Salzburgo bajo las órdenes de Karajan, quien vuelve a dirigirla para una grabación de EMI en 1950.
Elisabeth Schwarzkopf fue a partir de ese momento una estrella consagrada. Sus éxitos se suceden en Bayreuth, cantando Los maestros cantores y El oro del Rin, y formando parte del elenco de cantantes de la histórica versión ofrecida por Wilhelm Furtwängler en 1951. Ese mismo año también triunfa de forma arrolladora en La Scala de Milán.
Paralelamente a su carrera como cantante de ópera, Elisabeth Schwarzkopf desarrolló una intensa labor como intérprete de lied, alcanzando una perfección y maestría en ese terreno que aún hoy sus grabaciones producen la máxima admiración.
El mundo del lied debe mucha de su actual aceptación y popularidad a Elisabeth, cuyas regulares citas en Londres y Nueva York, amén de sus registros discográficos, generaban unas expectativas sin precedentes en este género. En 1964 debutó en el Metropolitan de Nueva York con Der Rosenkavalier, aunque esta relación no llegó a ser del todo fructífera (Elisabeth sólo cantó allí en 10 funciones a lo largo de su carrera).
El 20 de febrero de 1967, interviene en el Royal Festival Hall de Londres, y junto con Victoria de los Ángeles y Dietrich Fischer-Dieskau, en la gala de despedida del pianista Gerald Moore. Aquel encuentro quedó registrado en uno de los mejores discos editados por el sello EMI a lo largo de toda su historia. Schwarzkopf se retiró de los escenarios operísticos el 31 de diciembre de 1971 en Bruselas interpretando Der Rosenkavalier, posiblemente su ópera más representativa.
Continuó empero sus recitales hasta el mismo día en que falleció su marido, Walter Legge, el 22 de marzo de 1971, fecha en la que decidió poner el punto final a su carrera tras un recital ofrecido cinco días antes en Zurich.
Desde entonces se consagró a la enseñanza e impartió clases magistrales por todo el mundo, pese a que adquirió fama de ser tan exigente como ruda en sus formas. Tras pasar una buena temporada en Suiza, Elisabeth se retiró a la región austríaca de Vorlberg, en donde murió mientras dormía en su casa de Schruns durante la noche del 2 al 3 de agosto de 2006. Con su fallecimiento, se cerró una de las épocas más gloriosas en el mundo de la interpretación vocal femenina y que tuvo sus comienzos allá por la década de los años cincuenta del siglo XX, cuando surgieron artistas de la talla de la propia Elisabeth Schwarzkopf, Maria Callas, Victoria de los Ángeles y Renata Tebaldi.
Si bien en sus primeros años Elisabeth Schwarzkopf abordó un repertorio de agilidad, con el tiempo se fue reorientando a uno más lírico. Su voz se volvió mucho más consistente aunque a fuerza de perder algo en el registro agudo. Sin embargo, la emisión fue siempre de una asombrosa perfección técnica.
Como cualidades más destacables de esa perfección podemos señalar la de un fraseo realmente exquisito, de impecable dicción, y un extraordinario color al servicio de la estética expresiva. Siempre buscó una interpretación mejor que la inmediatamente preferente, aspecto que la situó como una de las mejores intérpretes vocales del siglo XX. Ciertamente, su voz fue perdiendo plenitud y redondez con el paso de los años, al igual que la emisión y la riqueza tímbrica.
Tal vez por ello, se la acusó de un artificioso amaneramiento en su última época en comparación con esa brillante naturalidad que antaño había producido. Mozart y Richard Strauss fueron sus compositores predilectos, aunque tampoco podemos olvidar el repertorio liederístico alemán y las obras sinfónico-corales de los grandes maestros centroeuropeos. También probó con Mahler y con las operetas de Johann Strauss y Lehar.
▶ Discografía de Elisabeth Schwarzkopf
Dentro de la inmensa e imprescindible discografía de Elisabeth Schwarzkopf, destacamos (Como suele ser habitual, los enlaces a los vídeos no tienen porqué corresponderse necesariamente con la versión citada, aunque sí con la obra señalada):
- Canciones de Thomas Augustine Arne (AUDITE 95633);
- Cantata BWV 51 de Bach, acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Peter Gellhorn (EMI 567206);
- Misa en si menor de Bach, acompañada de la Sinfónica de Viena dirigida por Karajan (ARCHIPEL 31);
- Sinfonía nº9 de Beethoven, junto a Höngen, Edelmann y Hopf, y acompañada por la Orquesta del Festival de Bayreuth dirigida por Wilhelm Furtwängler (EMI 66953);
- Fidelio de Beethoven, junto a Flagstad, Dermota y Schoeffler, y acompañada por la Filarmónica de Viena dirigida por Furtwängler (OPERA D´ORO 1281);
- Réquiem de Brahms, acompañada de la Filarmónica de Viena dirigida por Karajan (EMI 562811);
- Lieder y Canciones de Brahms, acompañada por Gerald Moore (TESTAMENT 1206);
- Louise de Charpentier, orquesta y director desconocido (IDI 6563);
- Mandoline de Debussy, acompañada por Gerald Moore (EMI 80273);
- Zigeunermelodien de Dvorak, acompañada por Gerald Moore (EMI 56529);
- Einem Bach der Fliesst de Gluck, acompañada de Gerald Moore (MUSIC & ARTS 1195);
- Mélodies de Reynaldo Hahn, acompañada por Gerald Moore (EMI 56529);
- El Mesías de Haendel, junto a Hines, Gedda y Hoffman, y acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Otto Klemperer (EMI 63621);
- Der Opernball de Richard Heuberger, acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Otto Ackermann (EMI 67004);
- Hansel und Gretel de Engelbert Humperdinck, junto a Panerai, Jurinac y Ronchini, y acompañada por la Orquesta Sinfónica de la RAI de Milán dirigida por Herbert von Karajan (URANIA 266);
- La viuda alegre de Franz Léhar, junto a Gedda y Wächter, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Lovro von Matacic (EMI 67367);
- selección de Lieder de Carl Loewe, acompañada al piano de Michael Raucheisen (HAFG 40010);
- Des Knaben Wunderhorn de Mahler, junto a Dietrich Fischer-Dieskau, y acompañada de la Sinfónica de Londres dirigida por George Szell (EMI 747277);
- Sinfonía nº4 de Mahler, acompañado de la Orquesta del Concertgebouw dirigida por Bruno Walter (MUSIC & ARTS 1090);
- Plaisir d´amour de Johann Paul Martini, acompañada de Gerald Moore (EMI 56529);
- The muse de Nikolai Medtner, acompañada al piano por Nikolai Medtner (EMI 54839);
- Die Dubarry de Karl Millöcker, acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Otto Ackermann (EMI 67004);
- Don Giovanni de Mozart, junto a Cappuccilli, Alva y Frick, y acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 67873);
- Las bodas de Fígaro de Mozart, junto a Fischer-Dieskau, Seefried y Kunz, y acompañada por la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm (ORFEO D´OR 296923);
- La flauta mágica de Mozart, junto a Janowitz, Giebel y Pütz, y acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Otto Klemperer (EMI 66793);
- Così fan tutte de Mozart, junto a Merriman, Otto y Bruscantini, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Herbert von Karajan (EMI 67138);
- El rapto del Serrallo de Mozart, junto a Dermota, Loose y Klein, y acompañada por la Orquesta Sinfónica de la ORT dirigida por Rudolf Moralt (URANIA 134);
- selección de Arias y Lieder de Mozart, acompañada por Gerald Moore (TESTAMENT 1206);
- Los cuentos de Hoffman de Jacques Offenbach, junto a Gedda y De los Ángeles, y acompañada de la Orquesta de la Sociedad de Conciertos de París dirigida por André Cluytens (EMI 63222);
- Se tu m´ami de Alessandro Parisotti, acompañada al piano por Gerald Moore (ARCHIPEL 390);
- Turandot de Puccini, junto a Callas, Mauri y Zaccaria, y acompañada de la Orquesta de La Scala dirigida por Tullio Serafin (EMI 09682);
- Gianni Schicchi de Puccini, acompañada de la Filarmónica de Viena dirigida por Herbert von Karajan (PROFIL 6068);
- Madama Butterfly de Puccini, acompañada de la Sinfónica de la NDR de Hamburgo dirigida por Wilhelm Schüchter ( MELODRAM 70000);
- Dúo de los gatos de Rossini, junto a Victoria de los Ángeles y acompañada por Gerald Moore (EMI 67994);
- selección de Lieder de Schubert, acompañada por Edwin Fischer (EMI 62773);
- selección de Lieder de Schumann, acompañada de Gerald Moore (TESTAMENT 1206);
- Bartered Bride de Bedrich Smetana,
- acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Heinrich Schmitz (EMI 69501);
- Die Fledermaus de Johann Strauss, junto a Krebs, Kunz y Streich, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Herbert von Karajan (EMI 66844);
- Der Rosenkavalier de Richard Strauss, junto a Felbermayer, Gedda y Kuen, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Herbert von Karajan (EMI 67609);
- Ariadne auf Naxos de Richard Strauss, junto a Hoffman, Streich y Prey, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Herbert von Karajan (EMI 67156);
- Cuatro últimas canciones de Richard Strauss, acompañada de la Orquesta del Concertgebouw dirigida por George Szell (AUDIOPHILE CLASSICS 548);
- selección de Lieder de Richard Strauss, acompañada de la Sinfónica de Londres dirigida por George Szell (EMI 66960);
- El progreso del libertino de Stravinski, junto a Rounseville, Arié y Cuénod, y acompañada de la Orquesta de la Scala dirigida por Igor Stravinski (GALA 567);
- La traviata de Verdi, acompañada por orquesta y director desconocido (IDI 6563);
- Requiem de Verdi, junto a Ludwig y Gedda, y acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Carlo Maria Giulini (EMI 567560);
- Lohengrin de Wagner, acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Heinz Wallberg (EMI 69501);
- Tannhäuser de Wagner, acompañada por la Philharmonia Orchestra dirigida por Walter Susskind (EMI 69501);
- El cazador furtivo de Von Weber, acompañada de orquesta y director desconocido (EMI 65577);
- la integral de Lieder de Hugo Wolf , acompañada de Gerald Moore (DG 457726);
- y, finalmente, Der Obersteiger de Carl Zeller, acompañada de la Philharmonia Orchestra dirigida por Otto Ackermann (EMI 566989).
Nuestro humilde homenaje a esta excepcional cantante.
«estudio y severa autocrítica»: tan era así leiter, que ella misma comentaba que cuando consideraba que victoria de los angeles cantaba un rol que para ella era imposible de superar, lo retiraba de su repertorio. si eso era divismo…
el video de «el caballero de la rosa» dirigido por karajan en salzburgo y su mariscala -con jurinac, rothenberger, edelmann- es considerado por mi catálogo como la mejor versión que se haya grabado jamás…
gran y merecida evocación!!!
Es la mejor soprano de la historia. Su voz es sencillamente perfecta, sumado a un carsma personal innegable, una belleza física más que evidente, una formación prusiana diamantina…cómo ha de haberse sentido al ver que Prusia desapareció del mapa!
Alguna vez que con Leiter hablabamos de Elisabeth, Él me decía que para su gusto, la voz de Schwarzkopf era «sensual». Yo no estoy totalmente de acuerdo. La sensación que en mí produce es la de ser una voz mayestática, más que sensual. Y de la majestuosidad puede pasar a la dulzura sumisa, como lo prueba el enlace en que interpreta a Elsa en Lohengrin, un papel que requiere una voz potente (como todo Wagner) pero teñido de humildad y delicadeza (Hay algo más hermoso que esa escena? Ah sí Elisabeth Schwarzkopf hubiese cantado así para mí, sin duda yo habría aparecido como El Caballero Lohengrin en mi barca tirada por un cisne, sí señores).
Pero en fín, quiero hacer énfasis en eso: de la majestuosidad su voz pasa a la delicadeza virtuosa y viceversa. Así las cosas, su tesitura se acomodaba a la perfección a Elsa von Brabant (Lohengrin), Elisabeth (Tannhäuser), Eva (Die Meistersinger) y quizás Isolda. No la imagino de ninguna manera como Kundry en Parsifal o como Salomé de Strauss, aunque no es imposible que interpretara un papel de voz sensual con absoluta naturalidad. Al fin y al cabo no tiene esto que ser un concepto absoluto.
No se si leí bien en la entrada, pero existe una joya discográfica de la EMI en la que Elisabeth interpreta diversos Lieder de Richard Strauss, además de Vier Letzte Lieder. Me parece de absoluta referencia. Al escuchar eso sale uno enamorado!
Y respecto de los enlaces quiero destacar especialmente la Misa en si menor de Bach junto a Ferrier y Karajan (esa unión es un orgasmo musical), Ein Deutsches Requiem de Brahms, Lohengrin de Wagner (el el enlace de Tannhäuser lo suprimieron HORROR) y por supuesto la Novena Sinfonía de Beethoven dirgida por Furtwängler en el Festival de Bayreuth de 1951. El que no conozca esa grabación no sabe lo que se pierde!
Los norteamericanos que se metieron con Elisabeth son unos ignorantes. Cómo me hubiera gustado abofetearlos!
Tres Hurras por Elisabeth Schwarzkopf, la soprano más hermosa de la historia!
Abrazos.
¿Qué se puede agragar a lo prolijo de tus comentarios Leiter y a la construcción de sentidos del Caballero del Graal Iván sin olvidar a Hugo y sus certeros comentarios? Nada. Agradezco, Leiert, esta entrada: la he disfrutado muchísimo. Me he quedado horas oyendo el ciclo de Canciones de Hugo Wolf acerca del Wilhelm Meister goethiano interpretada por la hermosísima ELISABETH SCHWARZKOPF.
¿Grabó alguna vez Kundry? A diferencia del Caballero Iván y anexándome a Sarastro-Leiter yo sí me imagino perfectamente a SCHWARZKOPF en el papel de Kundry. Su voz es sensualísima, morbosamente reprimida, lo necesario para encarnar a la diablesa materna /par femenino del judío errante /sensual-castradora que cada vez que viene a su memoria la Pasión se le dibuja en el hermoso una involuntaria sonrisa.
Uno se vuelve el «Loco puro» cuando oye a ELISABETH SCHWARZKOPF.
Un abrazo, cofrades.
«Loco impuro» quise decir…
Nada que decir, salvo agradecer a Leiter esta entrada y a los cofrades, sus brillantes comentarios. Yo sólo acierto a subrayar: ¡qué linda era Schwarzkopf! Creo que lo de mayestática versus sensual, que son como los dos polos entre los cuales oscilan las impresiones vertidas, tiene que ver con una mezcla radiante en ella: belleza y perfección. Dicho así parece fácil, pero es complejo asimilar ambos atributos en una sola mujer. Quien ha disfrutado el arte de Schwarzkopf, nunca podrá dejar de volver a ella.
Totalmente de acuerdo, Hugo, en tu apreciación sobre esa versión de Der Rosenkavalier (Con permiso de don Carlitos Kleiber, claro está).
Iván, por mí ha respondido Joaquín: Son los dos polos de algo verdaderamente sublime. Que me parezca sensual — que me lo parece y mucho — no significa que no sea mayestática. Lo que pasa es que esta mujer era tan germánicamente guapa que uno adivina sensualidad incluso cantando a Stravinski…
No me consta ninguna grabación de Parsifal de Elisabeth Schwarzkopf, Otto. Para mí la referencia de ese rol de Kundry es Waltraud Meier. Por cierto, Otto, vamos a tener que editar un libro de prosa poética con tus comentarios. ¡Qué exhibición, mi buen amigo!
Si es que el propio nombre de SCHWARZKOPF ya denota sonora musicalidad (Aunque su traducción literal sea más bien poco poética: Cabeza negra…)
Un fuerte abrazo, cofrades.
LEITER
Por cierto, querido Leiter, refuerzo ese tributo que incluyes a Schwarzkopf como intérprete de Lieder. Es un escándalo de intérprete, y las versiones junto Fischer-Dieskau lo dejan a uno abismado, sobre todo en esa capacidad para matizar el sonido de la voz potenciando la expresividad de las palabras. Alguna vez Schwarzkopf deslizó una suave queja por la pronunciación enfática de F-D, sobre todo en la letra R… lo cual es gracioso, viniendo de una prrrrrusiana… pero lo cierto es que ambos lograron un nivel interpretativo y vocal que posiblemente no se repita en iguales términos. Se me vienen a la cabeza los Wunderhorn lieder de Mahler, que cantaron dirigidos por Szell. Asombrosos, simplemente.
Un abrazo Leiter, un cálido saludo a los cofrades
Joaquín
PD. ¿Cómo van esas «raras botellas» que te han diagnosticado como tratamiento…? ¿Te sientes mejor?
Ja, ja, cantando a Stravinsky..es cierto Leiter y me has arrancado una sonora carcajada cuando lo leí…
Oberven cómo todos señalamos diversas características de la voz de esta Diosa. Eso no hace más que reforzar el hecho de ser la soprano más perfecta que existe. Y si tomamos como referencia la idea de nuestro buen amigo Joaquín, acerca de los polos, sin duda ampliamos el campo de acción -y nuestro gusto personal- por Schwarzkopf.
Kundry es exactamente eso: la representación de una dualidad que gravita y coexiste en ella misma, mixtura de virtud y pecado. Este personaje no puede librarase de su propia maldición por lo que busca hacer el bien, aliviando a Amfortas con brebajes traídos de Arabia, sin olvidarse que ella fue el vehículo por el que el Rey sucumbió a la carnalidad y por lo que perdió la Lanza Sagrada. Qué tormento el que vive esta mujer. Y bien se lo dice Parsifal: la Salvación no está en cometer un nuevo pecado. Así las cosas es un símbolo del mundo y de la propia condición humana: La Lanza apartada del Graal; sólo cuando ambos se reúnan nuevamente, de la mano del Hombre que Vendrá, resurgirá el Hombre Nuevo y la Edad Áurea.
Es posible entonces que Elisabeth nos ofrezca esa visión, aunque a mí no me consta que haya grabado Kundry. Creo que no lo hizo. Pero las ideas expuestas sirven como radiografía de lo que su Voz puede lograr.
Leiter, qué vamos a hacer con este Gigante que es Otto Cazares? Un verdadero fenómeno de conocimientos! Blues cada día que pasa, se convierte en una especie de Academia de Platón…
Menos mal el apellido de Elisabeth era SCHWARZKOPF y no TOTENKOPF…
Un fierte abrazo a todos.
PD. Podeis todos caer en brazos de Kundry: yo me quedo con Elsa von Brabant…
Es un placer leeros, caballeros.No solo al maese leiter sino a todos los que entran. Vaya pedazo de foro !
Hablando de Elisabeth, voy a situarme en un nivel un tanto distincto. Bueno, lo intantaré. Su muerte era inevitable,pero yo temía este momento en que iba a leer «ha muerto Elisabeth…».Hay otras muertes que me han causado una profunda tristeza, la de Leonie Rysanek y la de Astrid Varnay para mi han sido tremendas. Aqui en Jerez de la Frontera se habla taurino, y han sido tantas tardes de gloria…Pero Elisabeth: El ocaso de los Dioses, el fin de algo que nuestro mundo intenta con todas sus fuerzas destruir, el ser humano de auténtica cultura.Como cantante que fué podemos recordar estos instantes de gloria, estos quites de gloria que nos hicieron subir al cielo. Para mi la cima asoluta está en el aria de Doña Elvira del segundo acto de Don Giovanni con Furtwaengler, y más aún en el recitativo. «El Baratro mortal» …estas tres palabras son algo que ni se puede describir, es algo que hay que volver a escuchar mil veces, como desemboca en esta tres palabras…Dios mío!! El otro momento milagroso es durante el aria de la condesa en Le Nozze di Figaro con Böhm en Salzburg 57…Pasó algo totalmente mágico cuando böhm le entregó el oboe. Es como si les hubiera dicho a los dos: ahora esto es vuestro. Y Elisabeth y el oboe hacen algo que tampoco se puede explicar, es absolutamente tremendo. Para hombres como Böhm la enseñanza no existía, o el cantante era capaz de subir por si mismo al nivel de entendimiento requerido o se le trataba como a un imbecil y con muy malas formas. Pero Elisabeth era también director de orquesta, es decir: en un nivel tan alto de intuición artística y de cultura plenamente asimilada no hay fronteras, es un nivel ya universal y un Böhm es entonces capaz de entregarle el oboe….Hay que disecar la master class con el aria de Pamina para entender en que nivel de cultura absoluta se situaba este ser humano de otro tiempo. No se si se me entiende, pero para mi cuando Elisabeth se fue se cerró una puerta y esto me da miedo.Que mundo estamos preparando para las futuras generaciones, cuando se rompen los puentes de transmisión cultural y cuando desaparecen los criterios que la civilisación desarrolló durante miles de años ? Es concevible hoy en día el esfuerzo de Elisabeth para llegar a tanto nivel, tiene aún sentido ésto? Bueno, yo me quedo con la imagen de una encantadora vieja dama que nos ofeció su último recital en el theatre des Champs Elysées en 1976. La fuimos a buscar en su camerino y fuimos andando hasta la puerta del hotel Plazza. Era bella,elegantísima,con porte soberano.Me quedo con esta imagen que para mi es ideal de mujer, no se si sensual o germánica,pero simplemente grande e inconfundible.
Este foro se enriquece gracias a comentarios como los suyos, señor Mounielou. Estamos muy contentos de poder contar en este bar musical con sus apreciaciones tan valiosas, amenas e interesantes.
Con Elisabeth Schwarzkopf desapareció posiblemente la última de las grandes de una gran generación pese a las críticas sobre un presunto amaneramiento interpretativo en sus últimos años. Para mí, fue la mejor. Así de simple.
En este bar musical contamos con un inestimable admirador de la Schwarzkopf en la figura de nuestro querido amigo Iván Paixao. Supongo que disfrutará leyendo el comentario. Me ha encantado su explicación sobre Böhm en Las Bodas de Fígaro. Así es cómo se han de ceder los trastos de matar. Le envidio, señor Mounielou, por haber conocido personalmente a la Schwarzkopf en París. Yo me habría enamorado de ella.
Saludos
LEITER
Gracias maese Leiter..hay dos artistas de las cuales, en su debido momento, me gustaría hablar. Son dos gigantes absolutos que cometieron pecado y sobre las cuales el peso del juicio más cruel cayó hasta romper su fulgurante ascensión…pero es muy delicado! La primera: Elly Ney,y esto está saliendo de la mano de un judío de sangre.La segunda: Germaine Lubin. Es como querer hablar de Celine en Francia! Algun dia habrá que hacer justicia porque ni el bombardeo de Dreden hubiera podido acabar con la verdad de estos dos seres que, aunque se hayan podido equivocar,permenecen en toda su grandeza en la historia musical del siglo XX.
Dejamos dos enlaces con información relativa a ELLY NEY y a GERMAINE LUBIN.
Saludos, amigo Jean François.
LEITER
Elisabeth Schwarzkopf es un ejemplo de Ser Humano perfecto, que se supera sí mismo y se eleva a la condición de un semi-dios.
Su personalidad es un monumento enhiesto a la grandeza, la elevación, el honor y el respeto por la naturaleza y la belleza que de ella emana.
Su voz es la expresión de la firmeza en la convicción en un Mundo diamantino, recio y fuerte, pero sensible a la belleza solar que impregna toda la Creación y se expresa en el valor más alto: el Arte.
Ella y su Voz son perfección suma.
He dicho.